Bitácora de La Conquista de México

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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

ESCUELA SUPERIOR DE TURISMO

EQUIPO: 2
CORREA IÑIGUEZ GLORIA GUADALUPE
ESCAMILLA CELIS JESSICA TANIA
GÓMEZ TREJO CATHERINNE IVONNE
HERNÁNDEZ GARCÍA ALEIDA
KUSHELEVICH NIETO ISABEL
PEDRAZA TEJEDA ANDREA GRUPO: 2TM4
PROFESOR: IVAN GERARDO MORENO
DÍAZ
SOCIEDAD Y CULTURA DE MÉXICO
MODERNO
Evangelización y manuscritos
indígenas
Consumada la conquista de los pueblos indígenas por la Corona Española,
esta tuvo la preocupación por la evangelización de los pueblos indígenas, ya
que la religión católica era una manera de consolidar su domino.

En 1524 llegaron los primeros misioneros franciscanos, mejor conocidos como


"Los 12", los cuales al tratar de evangelizar a los pueblos indígenas tuvieron
multiples dificultades, la principal y más importante fue que la gran mayoría
no hablaba castellano.

Luego de diversos intentos fallidos por enseñar el evangelio, finalmente con


la creación de un librillo para enseñar el cristianismo lograron parcialmente
su objetivo, esto debido a que aquel librillo contenía textos traducidos al
nahúatl y dibujos alucivos a lo que se explicaba en el texto. Actualmente
dichos librillos son conocidos con el nombre de "Catesismos Testerianos".
Crónicas de las Indias
Las crónicas de Indias son testimonios de ancianos indígenas que
permiten recoger una visión de la vida cotidiana en el México anterior a
la conquista, además de relatos relacionados con Tenochtitlan y algunos
mitos fundacionales. Son de igual manera fuentes para conocer el
descubrimiento y conquista de América, además de costumbres de las
culturas prehispánicas y el desarrollo de las instituciones novohispanas
en ese tiempo.

A los autores se les llamó cronistas y tenían como objetivo principal


recopilar e interpretar los datos de la naturaleza, culturas de América,
colonización y evangelización. Algunos de estos fueron soldados,
religiosos y funcionarios que escribían sus experiencias y observaciones
personales (incluidos indígenas y mestizos) o que reunían noticias de
otros.
Crónicas de las Indias
Algunos autores destacados fueron:
Pedro Mártir de Angleria. Décadas de Orbe Novo.
Fray Bartolomé de las Casas, fue el más controversial ya que
tuvo traducción de sus trabajos a casi todas las lenguas.
Fray Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas
de la nueva España.
Fray Toribio de Benavente o Motolinia. Memoriales o el libro
de las cosas de la nueva España y de los naturales de ella.
Francisco López de Gómara. Historia de las indias y la
conquista de México.
Diego de Landa. Relación de las cosas de Yucatán.
Hernando Alvarado Tezozomoc. Interprete de náhuatl en la
audiencia de la nueva España y autor de Crónica Mexicana
y Crónica Mexicayotl escrita en náhuatl.
Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Historia chichimeca.
El sincretismo en la Nueva España
El término viene de la antropología e historia de las religiones y
se define como el proceso de interacción (transculturación)
entre culturas mediate el cual asimilan rasgos religiosos y
culturales unas de otras.
El sincretismo forma una nueva estructura social. Deidades
prehispánicas son sustituidas por imágenes religiosas como
instrumentos para la evangelización y poco después son
apropiadas por los propios indígenas y convertidas en la
expresión de su nueva fe (aunque es importante destacar que
ninguna religión traída a la Nueva España era pura, todo
estaba lleno de mestizajes).
El sincretismo en la Nueva España
Algunos elementos iconográficos autóctonos se integraron a ciertos estilos arquitectónicos
europeos. Los colonizadores adoptan costumbres de los colonizados.
Gracias a la fuerza del conquistador y condición de sometidos de los conquistados, los
pueblos indígenas americanos se dejan cubrir bajo el manto del cristianismo, no obstante,
no abandonan totalmente sus antiguos ritos.

Los pueblos compaginan sus creencias y les dan nuevas


interpretaciones a las cosas lo que termina en un culto a los
santos y realización de fiestas religiosas.

El sincretismo es visto como la única salida a una situación


impuesta y es entendido como rasgo de identidad mexicana.
Una forma de resistencia ante a colonización.
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Comenzó con la llegada de 12 franciscanos en

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1524 a México desde Barrameda, España, su
llegada dio inicio a la evangelización de
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México y a que el evangelio estuviera en el

e
"nuevo mundo". Además los indios que ya se

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habían acostumbrado a los malos tratos de los

a
españoles terminaron por honrar a los

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franciscanos, haciendo incluso reverencias,

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debido a su humildad y sencillos. El proceso de

e
evangelización se desarrollo a medida que

es
aprendían las lenguas indígenas. co

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Fray Bernardino de Sahagún fue el encargado P
de estudiar y conocer a profundidad la cultura
y costumbres del pueblo índigena. Fray Bernardino de Sahagún
DOMINICOS EN MÉXICO
Llegaron a México en el año 1526 con líder llamado Fray
Tomás de Ortiz, debido a la muerte de varios Religiosos
tuvieron que regresar a Europa, quedando como líder Fray
Domingo de Betanzos (fundador de los Dominicos en
México). Dirigió la provincia de Santiago de México en 1532 .
Los Dominicos se dedicaban a predicar, aprender lenguas
indígenas, escribían gramática y catesismo y eran Cristianos.
Dejaron muestras arquitectonicas importantes en México,
Oaxaca, Veracruz, Querétaro, Zacatecas, Puebla,
Guadalajara, San Juan del Río y Azcapotzalco.
Se destacaron en diferentes áreas, publicaron libros
indígenas en la época Novohispána. Actualmente siguen
realizando grandes obras de Apostolado en México y el
Mundo.
TURISMO CULTURAL RUTA DE LOS
CONVENTOS AGUSTINOS
Salir de la Ciudad de México y tomar rumbo a Meca Meca
donde se apreciará una vista de la Sierra Nevada, los
Franciscanos, Agustinos y Dominicos comenzaron su viaje
tomando la carretera a cuautla con un desvío a Yecapixtla
sitio donde se yergue el majestuoso convento Agustino,
después hacia Ocuituco, sitio de confluencia de varios
grupos étnicos, luego iremos hacia Tetela del Volcán
ascendiendo a las faldas del Popocatépetl donde se
encuentra el convento Dominico, dentro encontraremos
pinturas recientemente restauradas de Evangelistas y
Dominicos que habitaron este convento.
ESPLENDOR DE LOS JESUITAS
ÁNTES DE LA EXPULSIÓN
Los jesuitas eran conscientes del acoso que venían sufriendo,
pero no tuvieron noticia alguna de la medida que Carlos III
se disponía a tomar hasta el momento mismo de su
aplicación. Aunque a lo largo del año el gobierno realizó
una Pesquisa reservada entre gran parte de los obispos
españoles, no hubo filtraciones sobre su contenido.
Los jesuitas españoles, sobre todo los más cultos, al dejar de
existir la Compañía, se trasladaron a Roma y en la Ciudad
Eterna encontraron trabajo como empleados de los obispos
o como preceptores de los hijos de los miembros de la
nobleza. Su aportación a la cultura italiana fue muy
importante y los italianos se beneficiaron de sus altísimos
conocimientos.
Jesuitas en México
Tras el descubrimiento de América en 1492 llegaron diversos sacerdotes de diferentes
congregaciones con la misión evangelizadora de incorporar a los pueblos autoctonos a la
religión católica con el fin de "salvar sus almas".

La primer evangelización de Nueva España fue iniciada por los franciscanos, agustinos y
dominicanos, dicha evangelización durante los primeros 50 años tuvo una rápida expansión.

En 1572 llegarón los primeros Jesuitas a México por el Puerto


de Veracruz encofandose sólo en la educación hasta 1588, un
año después iniciaron su aventura misionera por lugares que
no habían sido evangelizados aún. Lograrón llegar a San
Luis Potosí, Guanajuato y Coahuila, más tarde a Sonora,
Baja California, Sinaloa, Chihuahua y Durango.
El hábito de los agustinos recoletos
El hábito consta de 3 partes:
La capilla o capucha. Representa el voto de
obediencia.
Túnica. Tiene mangas estrechas y no tan largas,
representan el voto de pobreza.
Correa o cinturón de cuero. Representa la castidad.
Su vestimenta es de color negro porque en 1256 el Papa
así lo decidió para que no se les confundiera con las
demás ordenes, y cedió una iglesia donde se formó la
familia agustiniana. A partir del siglo XIX, solo cuando
acuden de misioneros a países con altas temperaturas o
tropicales pueden usar el hábito en blanco.
Su diferencia con el hábito agustino se
encuentra en el largo de la manga y la
capilla que es más larga en los agustinos.
Su existencia se remonta al movimiento
de reforma que hubieron dentro de la
orden agustiniana y su mayor símbolo
representativo es la pieza artistica de
Benozzo Gozzoli hecha a mediados del
siglo XV El hábito de los
agustinos recoletos
La vida y obra de Fray Bernardino de
Sahagún.
Fray Bernardino de Sahagún nació en la Villa de
Sahagún, en el Reyno del león.
Se desconoce su segundo apellido pero se cree
que era Rivera.
Estudio en la universidad de Salamanca, a la
edad de 15 años, ahi aprendió sobre gramática,
latinidad, canto, astronomía, derecho, historia
clásica, a hablar latín y griego e ingreso a la
orden franciscana, se hizo fraile y se ordeno
sacerdote.
En el año de 1528, salió en una barcada hacia
México, el nuevo mundo, junto con otros 19 frailes.
Se vio muy interesado en la cultura náhuatl desde
un inicio. Sahagún llego al congreso de San
Francisco en Xochimilco, en el convento de San
Bernardino.

Fundo el colegio de Santa Cruz de Tlatelolco


para indígenas, ahí enseñaban gramática,
filosofía, códices, latín, medicina indígena,
así como descifrar jeroglíficos.
En 1546 hubo una gran pestilencia que mato a
mas de 10 mil personas,. Al no saber que mas
hacer, pidió a los indígenas las oraciones que
rezaban a sus dioses para así poder salvarse,
asi fue como se introdujo a la cultura, escribió
una minuta e hizo mas grande su investigación.

El códice florentino fue el producto final de


esta, que es como una biblia de la cultura
náhuatl, ahí plasmo las cultura prehispánica, la
creencia de sus dioses, calendarios, educación,
cantos, etc.
Falleció el 05 de febrero de 1590 y sus
restos descansan en el centro de la
CDMX.
LA CONQUISTA DE MÉXICO

ETAPA MUNDO ÍNDIGENA


ANTERIOR A LA CONQUISTA
LA CONQUISTA ESPAÑOLA
EL VIRREINATO COLONIAL
ETAPA DE LA
INDEPENDENCIA
LA REVOLUCIÓN MEXICANA
LA ERA MODERNA
En 1519, Hernán Cortés desembarco en Veracruz al frente
de 500 hombres y 11 navíos y emprendiese la marcha hacía
Tenochtitlán, averiguo su arribo a México de una manera
increíble que su llegada coincidiera con la profecía de la
llegada del retorno del dios blanco, Quetzalcóatl y que
Moctezuma creía que Cortés era el dios que regresaba,
Cortés no era un dios era un pequeño Hidalgo de Medellín
hijo de molineros, pero dotado de una suprema voluntad de
poder y de una capacidad maquiavélica para emplear a los
enemigos de su enemigo, arribo a la esplendorosa capital
azteca, Tenochtitlán.
El encuentro de Cortés y Moctezuma en la
calzada del lago es uno de los encuentros
más asombrosos de la historia, fue el
encuentro de dos mundos, el encuentro de la
Europa renacentista expansiva y del aislado
mundo indígena, Cortés finalmente derroto
a Moctezuma y al joven emperador
Cuauhtémoc el único héroe a la altura del
arte entonces el poeta náhuatl pudo cantar
lamentándose, “hemos perdido la nación
azteca”.
La conquista de México fue una de las
mayores hazañas en la historia de la
humanidad, sin disculpar la violencia, fue
una epopeya creada por cada uno de los
grupos contendientes.
Guerra entre indios y españoles, pero
también más duradera de indios contra
indios y españoles contra españoles surgió
un intercambio de culturas que incluyo la
aparición de un nuevo pueblo, los códices
son la prueba de la indiscutible presencia del
mundo indígena en el periodo virreinal.
La resistencia del mensaje cultural indígena
abarco desde lo cotidiano y lo artístico hasta lo
religioso y lo político que sobrevive en nuestros
días con la fortaleza de su antigua sabiduría y
verdad. El surgimiento de ese pueblo mestizo
que con el paso de los años se convirtió en el
pueblo mexicano es la simbiosis cultural que
supuso la transformación de los modos de ser
de los contendientes asimilando los españoles
las formas culturales de los conquistados e
induciendo el ingreso de las culturas indígenas
a la tradición occidental.
Se inició también el proceso de adaptación de
los europeos una de las climatizaciones más
importantes que se han dado en la historia de
la humanidad.
Hubo aún una conquista diferente
en la península de Yucatán fue
sometida por los Montejo y es el
único lugar en el país en la
actualidad que se les da un trato
diferente a los conquistadores
cuyo nombre lleva la avenida
principal de la ciudad de Mérida.
Se encontró el tiempo perfecto para la creación
artística todavía se puede apreciar la fachada
de los conquistadores Montejo, obra maestra de
esa modalidad del renacimiento español en la
que la simbología pesa aún más que el estilo, en
la fachada se refleja la voluntad de imitar a los
héroes antiguos y nos lleva a entender un poco
más de lo que significaba a los conquistadores
la hazaña de la conquista. La guerra entre esas
dos maneras de crear el pensamiento lejos de
ser ganada al 100% por alguna de las partes dio
origen a un mestizaje cultural profundo
reflejado especialmente en el lenguaje.
CONQUISTA ESPIRITUAL
Se acostumbraron a consumir
lo que se producía en la tierra
de esta manera se mezclaron
las ideas y los estilos recién
traídos de los modos del pueblo
conquistado al mismo tiempo
cambiarán las costumbres
gastronómicas de los
pobladores que pronto harán
de la cocina un horno al
químico.
México al mundo por igual divide, y
como a un sol la tierra se le inclina y
en toda ella parece que preside.
INSTITUTO POLITÉCNICO
NACIONAL

Escuela Superior de Turismo.


Licenciatura en Turismo.

Bitácora de la Conquista de México

Resúmenes de libros

Unidad de aprendizaje: Sociedad y Cultura de México Moderno.

Profesor: Iván Gerardo Morales

Integrantes:

➔ Correa Iñiguez Gloria Guadalupe


➔ Escamilla Celis Jessica Tania
➔ Gómez Trejo Catherinne Ivonne
➔ Hernández García Aleida
➔ Kushelevich Nieto Isabel
➔ Pedraza Tejeda Andrea

Grupo: 2TM4

Semestre 2022/2
Resumen del libro “Verdaderas Historias
del Descubrimiento de la Nueva España”

El libro inicia dándonos el contexto de cuando los españoles se encontraban en


Cuba, en esa época llamada Fernandina y a los trabajadores/esclavos los tenían
haciendo diversas actividades de campo, minería, etc. El principal objetivo de la
minería en esa época era la expropiación del oro, sin embargo, también estaban
interesados en la parte de la agricultura ya que buscaban la flor de añil, dicha flor
producía el color azul para diversos textiles y era de alta demanda en esa época.

Debido a la sobreexplotación de los trabajadores la gran mayoría comenzó a morir,


en ese momento desconocían la causa y el estar quedándose sin esclavos era algo
que los alarmaba ya que no tendrían quién hiciera todos esos trabajos de minería y
granjería. Al mismo tiempo que estaban quedándose sin esclavos también estaban
acabando con el añil en Cuba y no tenían cómo producir más tinte azul.

Ante dichas problemáticas Diego Velázquez propuso comenzar a ir a saquear otras


islas vecinas, con la excusa de que querían evangelizar, y así lo hicieron,
comenzaron los viajes a otras islas blasfemando el nombre de Cristo.

Todos los cronistas de ese momento coincidían en mencionar a tres emprendedores


los cuales eran Francisco Hernández de Córdoba, Lope Ochoa de Caicedo y
Cristóbal Morante; conquistadores, ciudadanos y antiguos vecinos ya de la isla de
Cuba, donde tenían granjerías que requerían mano de obra fresca, esto debido a la
problemática mencionada anteriormente. Incluso se cree que cada uno de ellos
pagó su propio barco, que fueron dos carabelas y un bergantín.

Hablando del rumbo de la expedición existen también varias teorías: el primero que
estableció una hipótesis fue Santa Cruz, quien decía que: “...para que descubriese
cierta parte de la tierra firme que D. Bartolomé Colón, Almirante de las Indias,
primeramente había comenzado a descubrir, el cual como fuese, descubrió cierta
tierra que llamaron Yucatán...”.26 Esta noticia se trató más tarde, y si bien dudo que
el nombre de Yucatán ya se usara, es posible que los hermanos Colón hayan oído
de la tierra de los mayas, o el Mayab.

López de Gómara estableció: “...que para traer esclavos de las islas Guanajos a sus
minas y granjerías, como se aplicaban los naturales de aquella isla, y porque se los
vendían echar en minas y otros duros trabajos. Están las Guanajas cerca de
Honduras y son hombres mansos, simples y pescadores, que ni usan armas ni
tienen guerras...”.

Las Casas retomó la declaración de Santa Cruz, al rememorar las palabras de Her
nández de Córdoba ante Velázquez, cuando éste pide: “...que les diese licencia para
ir a saltear indios donde quiera que los hallaren, o en las islas de los Lucayos,
aunque ya estaban, como arriba hubo aparecido, destruidas; pero todavía creían
poder topar, re buscándola, algunos escondidos, o de otras partes de las
descubiertas...”.

Por último, Cervantes de Salazar, fue más allá, primero estableció que la expedición
iba rumbo a las Guanajas, en la costa cercana de Honduras, pero que: “...de esta
manera salió Francisco Hernández del puerto de Santiago de Cuba, el cual, estando
ya en alta mar, declarando su pensamiento, que era otro del que parecía, dijo al
piloto: “no voy a buscar lucayos (lucayos son indios de rescate) sino en demanda de
una buena isla, para poblar y ser gobernador de ella; porque si la descubrimos, soy
cierto que sí por mis servicios como por el favor que tengo en Corte con mis deudos,
que el rey me hará merced de la gobernación de ella; por eso buscadla con cuidado,
que yo os gratificare muy bien y os haré en todo ventajas entre todos los demás de
nuestra compañía.”

Las dudas en torno a cuál fue la primera parte del actual territorio mexicano visitado
por Hernández de Córdoba han sido también abundantes. Todo parece inclinarse a
la actual Isla Mujeres, en las cercanías de Cancún.

Algunos historiadores del siglo xx, como Wagner, se mostraron dubitativos en torno
así fue Isla Mujeres el primer lugar tocado por la expedición. Así, declara que fue:
“...posiblemente descubierta por Hernández de Córdoba, y llamada así porque
probablemente los hombres se habían ido a la tierra firme, o por los ídolos de
mujeres que fueron encontrados en ella...”.
En las crónicas de Las Casas y Bernal Díaz del Castillo hay una fuerte división entre
la descripción de las actitudes de los mayas durante la visita a esta población. Así,
según el primero, fueron tratados amistosamente y despedidos por la fuerza. Y, en
sus palabras, los visitantes continuaron su recorrido: “...pasaron los españoles por el
pueblo, más adelante, que tenía más de 1,000 casas, y como los indios veían que
sin acometer ni tomarles las fortalezas, que creían que eran, se pasaban, vinieron
por ellos sin armas, los rostros alegres y benévolos, y haciéndoles señales de
paces, y todos juntos se volvieron, como si fueran de mucho tiempo conocidos y
amigos, al principio del pueblo, por donde habían entrado, y fuera se asentaron
todos debajo de un grande árbol. Allí, un hijo del señor y una mujer trajeron al
capitán de los españoles una gallina cocida, de las grandes como pavos, y ciertas
carátulas de oro fino, y vieron muchos indios con granos de oro por fundir, como de
la tierra lo sacan, que traían colgados de las orejas; vieron muchas colmenas de
nuestros bateles de los navíos, y en el navío de los más pequeños, y en las doce
canoas saliéramos a tierra todos juntos de una vez; porque vimos la costa llena de
Indios que habían venido de aquella población: y salimos todos en la primera
barcada. Y cuando el cacique nos vio en tierra, y que no íbamos a su pueblo, dijo
otra vez al capitán por señas, que fuésemos con él a sus casas, y tantas muestras
de paz hacía, que tomando el capitán nuestro parecer, para sí iríamos, o no;
acordarse por todos los mas soldados, que con el mejor recaudo de armas que
pudiésemos llevar, y con buen concierto fuésemos. Llevamos quince ballestas, y
diez escopetas (que así se llamaban escopetas y espingardas en aquel tiempo) y
comenzamos a caminar por un camino por donde el cacique iba por guía con otros
muchos Indios que le acompañaban. E yendo de la manera que he dicho, cerca de
unos montes breñas,135 comenzó a dar voces, y apellidar el cacique para que
salieran a nosotros escuadrones de gente de guerra que tenían en celada 136 para
nos matar:137 y a las voces que dio el cacique, los escuadrones vinieron con gran
furia, y comenzaron a nos flechar de arte, que á la primera rociada de flechas nos
hirieron quince soldados, y traían armas de algodón, y lanzas, y rodelas, arcos, y
flechas, y hondas, y mucha piedra, y sus penachos puestos,138 y luego tras las
flechas vinieron á se juntar con nosotros pie con pie, y con las lanzas á manteniendo
139 nos hacían mucho mal. Mas luego les hicimos huir como conocieron el buen
cortar de nuestras espadas, y de las ballestas, y escopetas, el daño que les hacían,
por manera que quedaron muertos quince de ellos...140”.
El primero en citar las supuestas profecías de la llegada española al Mayab es
Diego de Landa, pero no en nombre de Kukulcán, sino con otra deidad más oscura,
Vamos Ché: “...que como la gente mexicana tuvo señales y profecías de la venida
de los españoles y de la cesación de su mando y religión, también las tuvieron los
de Yucatán algunos años antes de que el adelantado Montejo los conquistase; y que
en las sierras de Maní, que en la provincia de Tutul Xiu, un indio llamado Ah
Cambal, de oficio Chilám, que es el que tiene a su cargo dar las respuestas del
demonio, les dijo públicamente que pronto serían señoreados por gente extranjera,
y que les predicaron un Dios y la virtud de un palo que en su lengua llaman Vamos
Ché, qué quiere decir palo enhiesto de gran virtud contra los demonios...”

El mismo fraile franciscano y cronista añade otra supuesta profecía: “...que el


sucesor de los Cocomes, llamado don Juan Cocom, después de bautizado, fue
hombre de gran reputación y muy sabio en sus cosas y bien sagaz y entendido en
los naturales; y fue muy familiar del autor de este libro, fray Diego de Landa y le
contó muchas antigüedades y le mostró un libro que fue de su abuelo, hijo del
Cocom que mataron en Mayapán, y en él estaba pintado un venado; y que aquel su
abuelo le había dicho que cuando en aquella tierra entrasen venados grandes, que
así llamaban a las vacas, cesaría el culto a los dioses; y que se habían cumplido
porque los españoles trajeron vacas grandes...”

Los daños en la tripulación tras una retirada tan catastrófica y poco ordenada fueron
mayúsculos, a tal punto que todos salvo uno, de apellido Berrio, recibieron heridas,
incluidos los pilotos y los marineros. Los cronistas ejemplifican su diversidad con
Hernández de Córdoba, quien, por ejemplo, según la carta “De la justicia y
regimiento de la rica villa de la Veracruz a la reina doña Juana y al emperador
Carlos V, su hijo. 10 de julio de 1519”: recibió: “...treinta y tantas heridas y que
estaba casi muerto qué pensaría escaparse”.

En tanto, Mártir y López de Gómara dan una cifra que se acerca a un número de
mala suerte: el de la edad de Cristo al momento de su muerte, treinta y tres.
Cantidad que no es lejana a la que establece Las Casas con el propio testimonio de
Hernández de Córdoba, quien en ese momento no tendría mayor razón para mentir:
“...creo que el capitán quedó con treinta y tantas heridas, muy lastimado, según él
me lo escribió a mí, estando yo en la corte que a la sazón estaba en Zaragoza de
Aragón, entre otras cosas...”. Landa retoma esa información y afirma: “...Francisco
Hernández salió con treinta y tres heridas...”.

Mientras que Cervantes de Salazar nos dice en su versión que: “...el piloto salió con
dieciséis flechazos y el capitán con más de veinte...”.

...¿Qué olor de paz, de bondad, de caridad, de justicia, y de doméstica y amable y


deseable vecindad dejó Francisco Hernández en esa nueva provincia de Yucatán?
¿Qué fama, qué opinión, qué estima pudieron aquellas gentes concebir de la
religión cristiana, entendiendo que los que se llamaban cristianos, porque no les
consentía estar en su tierra, como a gente sospechosa y peligrosa y de quien
razonablemente podían temer que su estada les viniese gran daño, como siempre
vino a donde quiera que españoles llegaron, pudiéndose retraer hicieron en ellos tan
grande estrago? Finalmente, con esta inocencia, como otros muchos, murió nuestro
amigo Francisco Hernández...”

Contrario a lo que se esperaría, después del éxito y la fama alcanzados en el viaje,


los supervivientes no tuvieron casi ninguna recompensa en términos materiales,
Díaz del Castillo se queja al respecto.

Después del fracaso de esa exploración, los viajeros volvieron sobre sus pasos. La
Carta enviada desde la isla de Cuba, indica: “finalmente llegamos a una isla llamada
Cozumel, como habíamos terminado el agua y no encontrábamos persona alguna.
Tomamos agua de algunos pozos, algunos gruesos higos y carne...”. En este
sentido, Landa sólo menciona: “...y que dieron la vuelta a toda costa hasta llegar
otra vez a Champotón...”.

En la Carta enviada desde la isla de Cuba de India..., se menciona: “...Avanzamos


hasta otra torre, pero los indios dijeron que regresáramos y tomáramos agua en otra
pequeña fuente que habíamos dejado atrás de nosotros, pero el agua era tan poca
que no la podíamos tomar. Nos dirigimos entonces hacia ellos, en escuadrón... Los
indios, entonces, se detuvieron frente a nosotros a uno o dos pasos de nuestro
capitán. Habían traído agua, una gallina cruda y muchas otras vivas. El capitán les
pidió oro y los indios le trajeron una máscara de madera dorada, dos pedazos de
oro de poco valor y nos pidieron que nos fuéramos porque no querían que
bebiéramos agua…”
Los indios respondieron que darían la comida que pedían y que señor tenían y que
siendo tan recién llegados y sin conocerlos ¿que por qué causa les querían dar
señor? Que mirasen no les hiciesen guerra como habían hecho en Potonchan,
porque contra ellos tenían apercibidos obre tres xiquipiles de gente (que cada
xi-quipil ocho mil hombres) y que sabían herido y muerto más de doscientos en
Potonchán y que ellos no eran tan desanimados y de tan pocas fuerzas como los
otros que habían ido a ellos para saber su voluntad, que irían a referir lo que les
decían a muchos señores que estaban juntos para tratar guerra o paz. Dioles Juan
de Grijalva sartales de cuentas, espejos y otros rescates y dijo que no faltasen de
volver con la respuesta, porque no volviendo, por fuerza habían de entrar en el
pueblo, aunque no para hacerles mal.

La gente de este sitio nos pareció la más educada que habíamos visto en las Indias,
se acercaron en unas canoas con unos guerreros, con sus armas, flechas y rodelas
y a señas nos preguntaron lo que entendimos eran las preguntas de quiénes
éramos y qué queríamos, al tiempo que nos daban unos calabazos de agua, como
sabiendo que los que navegan, siempre, lo primero que quieren es agua y nos
dieron también de comer su harina, que luego supimos era el maíz para preparar en
una especie de atoles, muy sabrosos y miel, la dulzura de España vuelta a
transportar por arte de encantamiento a estas tierras. No cabe duda que eran muy
buenas señales, habíamos encontrado la isla Rica o el camino al mundo dorado que
todos habíamos soñado, lástima que el tiempo se fue demasiado rápido y no
pudimos luego ponernos de acuerdo sobre nuestras impresiones. No cabe duda que
los sueños duran poco por ser materia divina o los divinos somos nosotros y la
verdadera materia es una ensoñación eterna.
Resumen del libro “Las Mujeres en la
América Colonial”

Tan solo leer el título de este libro es muy interesante y llamativo.. Escribir sobre las
mujeres, todas las mujeres, a lo largo y ancho de América Latina y en toda la época
colonial es una tarea difícil. Lo es incluso para una historiadora seria, competente y
brillante como Susan Socolow, cuya experiencia como investigadora está fuera de
duda. Una vez aceptado el reto diría que lo de menos es reducir la exposición a 180
páginas de texto; aunque fueran muchas más seguiría habiendo serios problemas
para referirse a la variedad geográfica, a la evolución cronológica, a la diversidad
temática y a la complejidad de los sujetos de estudio. Se antoja pensar que estamos
ante un trabajo de divulgación y hasta cierto punto es cierto; pero no totalmente. Se
trata más bien de una síntesis de cuanto los especialistas en cada región han
aportado en las últimas décadas. Una síntesis que incluye, cuando es pertinente,
referencias documentales originales y reflexiones de la autora. Y para superar la
enorme dificultad de la empresa, Susan Socolow ha encontrado una fórmula que le
permite profundizar en algunas cuestiones sin marginar por completo otras. Para
ello ha distribuido sus capítulos de modo que la primera parte tiene la función de
proporcionar antecedentes y dar un panorama de la evolución del mundo colonial en
los primeros momentos, y a partir del capítulo 5 se inicia una exposición temática: la
familia, el trabajo, la vida en el convento, las mujeres de la élite, las esclavas, las
que incurrieron en delitos o participaron en actos de violencia; finalmente se cierra la
exposición con unas cuantas páginas sobre la influencia de la Ilustración en la vida
de las mujeres americanas.

El resultado es un panorama general muy bien logrado, que al mismo tiempo da


información a quienes no conocen el tema y proporciona a los especialistas un
resumen de cuestiones de interés y no pocos motivos de discusión o de inquietud. A
través del libro se ponen de relieve coyunturas que fueron cruciales y situaciones en
las que las mujeres debieron encontrar el modo de sobrevivir y de abrir sus propios
espacios en una sociedad que sistemáticamente pretendía relegarlas. Sin llegar a
extremos de beligerancia feminista, la selección de testimonios y los comentarios
entresacados de la bibliografía llevan a Susan Socolow a destacar la discriminación
hacia las mujeres en la vida pública y privada de la América colonial. Nada nuevo,
sin duda, pero expuesto en forma ordenada y académica. Según declara en las
primeras páginas, el objetivo del libro es examinar los papeles que les tocó
desempeñar a las mujeres de la América Latina colonial y las reglas que rigieron su
comportamiento, de modo que se alcance a comprender la variedad y las
limitaciones de las experiencias femeninas.

Las inevitables generalizaciones impiden subrayar algunos aspectos que nos


gustaría ver en el texto, y definir circunstancias que no se ajustan estrictamente al
modelo previsto como norma. Así lo entiende la autora, que repetidamente advierte:
“por lo general”, “en gran parte de los casos”, “frecuentemente”… e incluso se
detiene a señalar ciertas excepciones. Con esta salvedad hay que aplaudir la
capacidad de síntesis que permite subrayar cuestiones medulares, aplicables sin
reparos a casi todas las sociedades que se generaron en los virreinatos de la
corona de Castilla. Algo diferente es lo relativo a Brasil, con su interesante
complejidad étnica y social, que no se destaca adecuadamente. El número de notas
se ha reducido para agilizar la lectura, pero a veces nos gustaría encontrar
referencias precisas acerca de algún punto; sin embargo, es obvio que si se buscan
las semejanzas no hay por qué destacar las diferencias. Entre las apreciaciones
aplicables a la mayoría, advierte que las mujeres se definían en primer lugar por el
sexo y después por su raza o clase social. Con el mismo acierto señala que la
economía regional, así como la demografía y las tradiciones locales influían también
sobre la posición de las mujeres y su poder relativo en la vida familiar o en el
espacio público. Y recuerda la importancia del código social, más exigente que las
leyes civiles y las normas eclesiásticas para juzgar el comportamiento aceptable o
inadmisible de una mujer, según su condición.

Añade que la creciente importancia del requisito de pureza de sangre influyó en la


presión social sobre la conducta sexual femenina. Sin discutir esta observación, que
puede ser válida en algunos casos, hay que advertir que se echa de menos alguna
precisión en cuanto al momento y la forma en que tal exigencia pudo afectar a la
minoría con pretensiones de señorío, mientras que dejó totalmente indiferentes a
todos los demás. Y hablando de minorías y mayorías, es importante advertir la
escasa presencia de las indígenas. Ocasionalmente se mencionan algunas
personalidades destacadas y en otros momentos se generaliza sobre costumbres
rurales (y por tanto indígenas) o de las indias cercanas a los colonizadores, que
residían en las ciudades y trabajaban a su servicio. Los primeros capítulos refieren
cómo antes de la llegada de los españoles ellas desempeñaban diversas
actividades, si bien el poder político y las funciones religiosas siempre estuvieron en
manos de los hombres. Una breve ojeada a la vida de las mujeres africanas antes
de caer en la esclavitud confirma la aseveración de que en ambos lados del océano,
aun antes de la conquista, la ideología de género asumía la inferioridad de la mujer.
Al leer algunas anécdotas y párrafos textuales de distintos fondos documentales, se
valoran los ejemplos de mujeres que se vieron sojuzgadas y se disfrutan los de
aquellas que se enfrentaron en defensa de su libertad o simplemente del trato justo
que la ley les concedía. Pero una vez más nos queda la duda de si en verdad
podrán generalizarse esas actitudes a las diferentes culturas, pueblos y regiones
que no se analizan porque apenas hay espacio para mencionarlos.

Y es que la gran mayoría de los ejemplos y referencias documentales proceden de


las zonas centrales de la Nueva España y de Perú, y aún más de los espacios
urbanos. Sin duda hay razones para ello: la fundamental es la importancia relativa
de las respectivas sedes de los virreinatos, pero también, quiero suponer, que en la
actualidad son las áreas más estudiadas y por lo tanto accesibles para un estudio
de este tipo. No hay desprecio hacia otros pueblos, ni siquiera se sugiere que se
trate de culturas más o menos apreciables; simplemente es una cuestión práctica
referirse a lo mejor estudiado, lo más representativo y lo que corresponde a las
zonas que tuvieron mayor densidad de población. Al referirse al matrimonio, las
edades al contraer nupcias, los enlaces mixtos y las relaciones irregulares, con la
prole ilegítima, se echa de menos alguna referencia a las cifras ya conocidas de
parroquias céntricas de la ciudad de México y de Guadalajara.1 También sería
interesante incluir algunos datos de ciudades de Brasil, en las que las diferencias de
estatus de las mujeres fueron mucho más profundas que en la América española.2
En cuanto al divorcio, es aceptable su afirmación de que la disolución del vínculo
conyugal era imposible, y también es cierto que la mayoría de las demandas fueron
puestas por las esposas. Conocemos hoy peculiaridades de los divorcios y
anulaciones en el arzobispado de Lima y en el de México que podrían enriquecer
esta visión; pero se trata de aportaciones prescindibles, puesto que las conclusiones
no variarán aun incluyendo estos nuevos datos.3 Con razón le sorprende la baja
fecundidad de las mujeres negras (esclavas o libres) que se observa igualmente en
México y Perú; ya me he referido a este enigma y a sus posibles explicaciones en la
Nueva España.4 También es importante la afirmación de que en ambos lugares fue
muy diferente la condición de los esclavos rurales y urbanos. Por otra parte, los
ejemplos que menciona confirman la posibilidad, que estaba al alcance de muchas
esclavas, de ganar con su trabajo o de recibir algún préstamo que les permitiera
comprar su libertad y la de sus hijos y marido. Tampoco hay grandes diferencias en
las dos grandes capitales hispanoamericanas en cuanto a las oportunidades para
que las mujeres desempeñaban un oficio remunerado y el menosprecio con que se
veía el trabajo femenino.
La violencia contra las mujeres, la frecuencia de los raptos y violaciones y los malos
tratos en el hogar fueron igualmente comunes en todo el continente.

Aunque cita en la bibliografía las obras de Thomas Calvo y de Juan Javier


Pescador, no aprovecha los excelentes estudios sobre la parroquia del Sagrario de
Guadalajara y la de Santa Catarina, publicados por ambos respectivamente, ni las
del Sagrario y Santa Veracruz de la ciudad de México, en Pilar GONZALBO: Familia
y orden colonial. México: El Colegio de México, 1998. Las publicaciones de Beatriz
Nizza han aclarado muchos aspectos. Beatriz Nizza da Silva: Sistema de
casamento no Brasil colonial, Vida privada e cotidiano no Brasil na época de María I
e D Joao VI, e História da família no Brasil colonial. Para Lima son de gran interés
los trabajos de Bernard Lavallé. En la Nueva España hay que considerar la tesis de
Dora Teresa DÁVILA MENDOZA: “Hasta que la muerte nos separe.
El divorcio eclesiástico en el arzobispado de México, 1702-1800”. Tesis de
doctorado en historia. México: El Colegio de México, 1998.

El capítulo sobre la Ilustración trata de los cambios que se intentaron y de los que
efectivamente se impusieron. La educación femenina recibió un impulso que
permitió la lenta, pero inevitable transformación de actitudes que facilitarian a las
mujeres el acceso a la modernidad. Y la referencia a la Real Pragmática de
Matrimonios subraya el carácter elitista de las nuevas disposiciones, que tendían a
mantener unas jerarquías ya muy deterioradas. Las conclusiones son,
efectivamente, el resultado de las propuestas contenidas en los capítulos
precedentes y logran en pocas páginas resumir los caracteres esenciales de la
sociedad y de la condición femenina en la Iberoamérica colonial. Finalmente, Susan
Socolow logró su objetivo y el libro es igualmente interesante para el lector profano y
para el especialista.

La relación entre cristeros y agraristas, con la especificidad y gravedad con que se


produjo en los hechos, comenzó a ser expuesta por los historiadores, a veces como
una sospecha o intuición; o formando parte menor en un relato. Luego de las
historias generales sobre la Cristiada, la de Alicia Olivera y la de Jean Meyer, a
finales de los años sesenta y principios de los setenta, pongamos por caso, se cayó
en la cuenta de que la Cristiada como objeto de estudio daba para mucho. Comenzó
a ser abordada desde distintas disciplinas: la sociología, la antropología, la historia
de las ideas; en estudios jurídicos, diplomáticos y políticos. Tomando a grupos
sociales o contingentes, por regiones, estados y poblados. Así sea de mujeres en
las brigadas femeninas de Santa Juana de Arco, la mística del martirio, o la
inclinación hacia el martirio, asuntos en que se han ocupado investigadores
copartícipes en esta presentación. O la relación entre masones y cristeros en
Jalisco, estudio reciente, del año 2000, de don Moisés González Navarro, que nos
entregó, él mismo lo dice allí, en calidad de adelanto de una obra mayor, Cristeros y
agraristas en Jalisco, que hoy sabemos culminó.

Respecto a las familias pertenecientes a las élites del México colonial cabe
mencionar aquellas obras que comenzaron a fijarse en los cambios que operaban
en las estructuras familiares, el grado de cohesión existente en las redes familiares,
o el poder de influencia y de decisión de las familias en su seno y hacia la sociedad
en general. Las contribuciones de Brading, Harris, Ladd, Tutino, Serrera, de la Peña,
Kicza y Linley son algunas de las más significativas en este campo de los años 70 y
807 . Sin embargo, el núcleo básico de estas investigaciones seguía siendo el
estudio de las clases oligárquicas, sus bases patrimoniales familiares y las
implicaciones políticas y sociales. Con una óptica diferente en la década de los
noventa comienzan a aparecer publicados otros trabajos que se detienen en un
examen detallado del entramado familiar, las redes internas, las relaciones de poder
y las estrategias conjuntas o individuales desarrolladas en el interior de las familias.
En tales estudios el papel de las mujeres se haría especialmente visible aportando
nuevos enfoques al análisis. En torno a las redes de parentesco el debate se sitúa
sobre todo en averiguar si existen un reforzamiento o una debilidad de los lazos
familiares según de qué grupo social se trate.
En las publicaciones sobre la familia desde el punto de vista demográfico, además
de los enfoques clásicos sobre la edad de acceso al matrimonio, o los índices de
nupcialidad, fertilidad o ilegitimidad, las investigaciones de los últimos años apuntan
hacia el análisis de los tipos de grupos domésticos u hogares hallados en los
medios urbanos y rurales. Interesan las contribuciones de Robert McCaa y Cecilia
Rabel sobre la estructura familiar o de los grupos domésticos en algunas urbes
coloniales donde se advierte un predominio generalizado de la familia nuclear sobre
la extendida, y una alta proporción de hogares encabezados por mujeres. Respecto
a las poblaciones rurales, también se ha observado, a modo de tendencia, un
predominio de la unidad familiar nuclear, mayor número de personas casadas y una
edad temprana de acceso al matrimonio. Pero como señala Nancy Farris esa
temprana edad de acceso al matrimonio entre los mayas del Yucatán no se debió a
sus costumbres y tradiciones, sino a la presión del sistema colonial español para
incrementar el pago del tributo entre los hombres casados.
“Diferencias de sexo no menos que diferencias de raza son construidas
ideológicamente como “hechos” biológicos significativos en la sociedad de clases,
naturalizando y reproduciendo así las desigualdades de clase. Es decir, se
construyen y legitiman las desigualdades sociales y de género atribuyéndose a los
supuestos “hechos” biológicos de las diferencias de raza y sexo. El rasgo decisivo
de la sociedad de clases a este respecto es la tendencia general a naturalizar la
desigualdad social”.
En conclusión de mi reflexión historiográfica el presente trabajo analiza las
principales aportaciones y corrientes de estudio mexicanistas sobre la historia de la
familia y la historia de las mujeres del período colonial novohispano.
Tomando como punto de partida ambos ejes temáticos profundizamos en algunas
de las contribuciones que se han realizado en los últimos años sobre las
resistencias femeninas al patriarcado, la sexualidad y la ilegitimidad, y por último, la
etnicidad y el género. Palabras clave: Historia de las mujeres, Historia de la familia,
México Colonial, Género, Historiografía.
Resumen del libro “La Malinche: de
la Historia al Mito”

El libro nos presenta una pequeña introducción, explicando supuestamente quién


fue la “malinche”, Una mujer conocida como doña Marina, mujer e indígena, madre y
puta, traidora y útero simbólico de la nación mexicana, personaje ambiguo y
desconocido, así es como se nos presenta a la Malinche.

Explica que no se sabe a ciencia cierta ni su nombre, ni su origen, ni su vida, a


excepción de los momentos en que sirve al conquistador, macho y fecundador de la
Nueva España; mujer de muchas caras, pero jamás la suya. Como india y como
mujer, la Malinche aparece en el discurso de la historia inmersa solamente en el
discurso masculino, blanco, dominante.

Como mujer, resume a todas las mujeres, ofreciendo así un modelo de pasión, de
fidelidad, de entrega total al hombre; abnegada, sufrida, rechazada, sometida,
regresa a la nada sin que se sepa ni cuándo, ni cómo termina su vida.

En los textos de los cronistas se presenta con la ambigüedad de la mujer de los


cuentos de caballería: su inteligencia es única y en esto se parece a los sujetos que
hacen la historia, a los conquistadores. No es negra ni “fea” como sus hermanos de
raza. No puede ser negra porque la piel negra es la del villano, del trabajador, del
esclavo, del siervo o del campesino. En este primer discurso sobre la Malinche
encontramos, como en todo e l siglo XVI, el viejo fondo mítico que llevan consigo las
primeras generaciones de colonizadores españoles. Es interesante comprender
cómo los españoles veían a los indios, cómo creían entenderlos, e incluso cómo se
inventaron un indio fantástico que correspondía a la lógica histórica de ese
momento. En resumen, el retrato de la Malinche está cargado con la lógica
discursiva que impregna las primeras fuentes histórico antropológicas de la
Conquista, dándonos un punto de vista parcial sobre los eventos y los hombres de
aquella época, pero también intentando explicar a su manera el mundo
precolombino que se derrumba ante sus atónitos ojos.
En la época populista de Lázaro Cárdenas, el retrato de la Malinche alcanzó una
altura nacional, tanto en su aspecto positivo, de héroe nacional, de madre de la
patria, de mestiza mexicana, como en el negativo, dando origen al “malinchismo”, y
reemplazando el antiguo discurso sobre sí la Malinche había o no traicionado a su
pueblo. Y es que a través de los campos semánticos que describen al personaje,
sus acciones y su vida se manifiesta un conjunto de discursos que nos permitirá
entender cómo son tratados algunos problemas antropo históricos. a través de los
campos.

Se espera que también haya contribuido a mostrar cómo cada época histórica ve al
indio, quién es, qué debe ser, cuál es su lugar, cuál debe ser la política a seguir
respecto a él. Así como haber dado ciertas indicaciones sobre el estatus de la mujer
en la sociedad durante la Conquista, y mostrado las fantasías, el miedo y la
ambigüedad que la sociedad ha tenido frente al “problema” de la mujer.

La autora del libro comparte que una parte del libro fue su tesis de licenciatura en
antropología social en 1982. La idea de trabajar acerca de héroes nacionales surgió
en el Taller de Investigación Indios, indígenas, indigenismo, impartido por el doctor
Guy Rozat durante muchos años en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
(ENAH).

La Malinche en las fuentes históricas cuando se redactan las primeras grandes


síntesis históricas sobre la Conquista de México» ya han pasado años, decenas de
años desde ese acontecimiento. Muchos de los testigos y autores materiales de
estas hazañas han muerto, y los que no, redactan o cuentan sus testimonios al final
de su vida, manifestándose así por última vez. Si las Cartas de relación de Hernán
Cortés y algunos otros testimonios y documentos de la época nos dan una primera
información, parcial y fragmentaria sobre esta "gran hazaña”, debemos considerar
que la mayoría de las crónicas sobre la Conquista fueron redactadas durante la
segunda mitad del siglo XVI: cuando ya están muertos Cortés, la Malinche y
Alvarado, y cuando muchos otros se han ido, ya sea porque regresaron a España o
porque se fueron a otras partes de América en busca de fama y fortuna.

Así, el cronista, testigo o no de la Conquista, tiene como únicas fuentes de


información los testimonios orales de pocos contemporáneos de los hechos, y
algunas relaciones, cartas o documentos oficiales, aunque estos últimos serán
estudiados sistemáticamente sólo hasta siglos posteriores.

Al morir un personaje, los mitos alrededor de su persona podrían desencadenarse,


lo cual no quiere decir que durante su vida no hubiera tejido él mismo, o dejado tejer
por sus amigos y allegados, elementos de un posible mito sobre sí mismo, de la
misma manera que sus enemigos urdían contra él un conjunto de calumnias y
chismes complementarios que podrían aparecer en los documentos de la época y
que sobrevivieron hasta nuestros días. Por lo que respecta a esta investigación,
encontramos muchas ambigüedades, contradicciones y lagunas referentes a la vida
y hechos de nuestra Malinche, Pero estas contradicciones y los “defectos” de
nuestra información se aclaran en parte si los insertamos en el conjunto de esa
cultura oral, casi desaparecida.

Por lo tanto, ya había dos opiniones: la una, es que era de la tierra de México, hija
de padres esclavos y comprada por cientos mercaderes, fue vendida en aquella
tierra; la otra y más verdadera es que fue hija de un principal que era señor de un
pueblo que se decía Totiquipaque y de una esclava suya, y que siendo niña, de casa
de su padre la habían hurtado y llevado de mano en mano a aquella tierra donde
Cortés la halló. Vemos cómo ya desde estos años las versiones sobre los orígenes
de la Malinche eran múltiples y contradictorias como nos lo confirmó Muñoz
Camargo. Pero qué pensar de Suárez de Peralta en su Tratado del descubrimiento
de las Indias {1590), cuando afirma que los indios dijeron a los españoles: que ellos
conocían a una india que había venido de México, que era natural de aquella tierra
la cual había traído un capitán que había enviado Moctezuma a hacer justicia del
señor de aquella provincia... pidiéndoles que cómo podía haber aquella india, ellos
dijeron que la traerían otro día... y trajeron la india, la cual era mexicana y había
venido de allá con aquel capitán a esta tierra donde estaban que dicen era Yucatán.
Preguntándole muchas cosas del rey y su gente y poder y de la riqueza de la tierra y
por dónde se podía ir y la india respondió a todo lo que lo sabía.

¿Es posible sacar ya de estas fuentes históricas algunas primeras conclusiones? La


primera y no la menos importante, es que ciertos autores, sobre todo clericales, ni
siquiera mencionan a la Malinche o, si lo hacen, será sólo de paso, aludiendo sólo
su papel técnico: “Marina la lengua.”
El origen del mito: la “verdadera” historia de la Malinche Bernal reporta así el
encuentro de los españoles con doña Marina: vinieron muchos caciques del pueblo
de Tabasco... trajeron presentes de oro... Y no dio nada esté presente en
comparación de veinte mujeres, y entre ellas una muy excelente mujer que se dijo
doña Marina, que así se llamó después de la vuelta cristiana... Cortés recibió aquel
presente con alegría y se apartó... Al otro día se bautizaron y se puso por nombre
doña Marina a aquella india y señora que allí nos dieron, y verdaderamente era gran
hija de grandes caciques y señora de vasallos y bien se le parecía en su persona...
Las otras mujeres no me acuerdo bien de todos sus nombres... y Cortés las repartió
a cada capitán, y a esta doña Marina como era de buen parecer y desenvuelta. Esta
crónica-testimonio se inscribe en una dimensión épica que es la de los libros de
caballería. Uno de los más oscuros actores de la Conquista —y Bernal se da cuenta
de este olvido—, es la Malinche. Su propósito es el de oponer a un Cortés
todopoderoso, las obras de los demás soldados y capitanes, y para lograr este
objetivo construye frente a un “súper Cortés” elaborado por IxSpez de Gomara, el
retrato de un personaje del cual, de hecho, dependerá totalmente Cortés.

De aquí la emergencia en su discurso de un personaje que se sitúa en el punto


crítico que permite transformar el deseo de conquista de los españoles, en la
posibilidad de conquista. Es por eso que Marina no sólo es valiente

y dada a defender a toda costa a los españoles, sino que no parará de tomar
iniciativas que traerán a los españoles suerte y éxito. Bernal parece querer decirnos:
sin Malinche no hay Conquista. La importancia de Marina y el lujo de detalles acerca
de sus orígenes y su acción, nos obliga a investigar más las bases de este discurso
y el porqué de esta historia.

Hemos dicho que Bernal quería hacer una gesta, una epopeya, por eso la
descripción que nos ofrece de la Malinche se inscribe en la lógica de los libros de
caballería, tan en boga importantes para entender la cultura de la época. Y como en
aquella literatura, Bernal tenía la necesidad de una representación femenina que
compartiera la gloria del caballero, no hay caballero sin su dama que le corresponda
en valor y honor, y esta heroína será la Malinche. La necesidad del personaje le
hará inventar, si es necesario, ciertos detalles. Así, intentar penetrar en la lógica del
retrato de la Malinche es hacerlo en la de un género literario cuyas reglas están bien
definidas. Sólo así podremos entender cómo el relato de Bernal magnífica tanto a la
Malinche y por qué Cortés parece haberse olvidado de ella provocando el escándalo
de los historiadores posteriores. Este escándalo proviene de que no se entendió el
espacio de discurso de Bernal. Uno de los argumentos más constantes en la
literatura caballeresca es el de que el héroe, un hombre (casi minea es una mujer)
vive su infancia en un sector marginal, o fuera de la vida en sociedad (con pastores
o con gente de los bosques) en donde es educado y amado como hijo. Estos
personajes marginales y nómadas no pertenecen a la trifuncionalidad medieval. El
supuesto hijo tiene, por tanto, un estatus social suspendido, al margen de la
sociedad, hasta que de pronto sucede algo. Como consecuencia de algún
acontecimiento, o de la manifestación de alguna extraña inquietud o del deseo de
algo indecible, se modifica el estatus y el destino del héroe. Éste siente un ímpetu
que lo empuja, y ese algo todavía desconocido, no es más que la fuerza de la
sangre, de la raza, la fuerza de un alma superior. A partir de ese momento se revela
que este no es hijo de su padre adoptivo, sino que es hijo de un rey, su sangre es
noble entre los nobles, y su alma de la misma calidad que la de sus antepasados.
Pero la condición de la sangre se debe demostrar con la nobleza de la acción y del
devenir. No sirve de nada haber nacido de sangre noble si las acciones no
confirman esta nobleza. Al que tuvo la desgracia de ver disminuido su nacimiento, le
queda la posibilidad de reconquistar su casta después de haber triunfado sobre
todas las trampas que el mal le hubiera puesto, el héroe rencuentra su rango natural
que una suerte injusta le había despojado. La multiplicidad de las ediciones
contemporáneas tiende a probar que este texto juega hoy un papel que tiene poco
que ver con un conocimiento histórico, y sí, más bien, como un arma para el
sometimiento doméstico de la mujer. Si las indígenas no aparecen como
protagonistas de la historia, la razón es muy clara: porque simple y sencillamente,
además de ser india (de raza), es mujer (de sexo). Dos inferioridades fundamentales
por redimir es mucho. No olvidemos en esta época de posfeminismo, que hace
apenas algunas décadas las feministas aún eran vistas como personas muy
anormales física y moralmente. Quién nos puede ayudar a aclarar “científicamente
“esta doble ausencia, porque fue antropólogo, indigenista y un gran mexicano, es el
doctor Gamio.
El lugar en el que Gamio coloca a la mujer mexicana debe ser analizado, porque
nos permite entender la ausencia de la mujer en el discurso histórico nacional, así
como en el discurso indigenista. Escogemos a Gamio no sólo por su notoria
misoginia sino porque al ser el padre fundador de la antropología mexicana, será el
que proponga las bases intelectuales en donde se fundamentan las prácticas
políticas hacia los y las indígenas.

En 1916, Gamio dedica un capítulo entero, “Nuestras mujeres”, para analizar las
causas naturales que hacen de “nuestra mujer” mexicana uno de los tipos morales
más apreciables y apreciados del mundo femenino contemporáneo. Eleva a la mujer
mexicana a una abstracción inalcanzable, somos casi perfectas, nos dice, porque no
somos: “Ni siervas, que es la que nace y vive para la labor material, el placer o la
maternidad y cuya esfera de acción casi zoológica, es impuesta por las
circunstancias y el medio”; ni feministas (ihorrorí) “para las cuales el placer es
deportivo, más que pasional... la maternidad actividad accesoria, no fundamental;
sus tendencias y manifestaciones masculinas”, sino que somos, más bien,

femeninas, es decir “la mujer intermedia''. la mujer ideal, la preferida generalmente


porque constituye el factor primordial para producir el desarrollo armónico y el
bienestar material e intelectual del individuo y de la especie”.

En México, dice Gamio, existen menos mujeres siervas y feministas que mujeres
femeninas, y que esto se debe a que, “la herencia social de la mujer mexicana [la
mestiza de la actualidad, deriva de las dos mujeres de quienes desciende: la
española y la indígena”.

La española que vino a México “cuando había ya salido de la Edad Media y cuando
amanecía los gloriosos días del Renacimiento, cuando la mujer después de Dios iba
a ser el supremo símbolo de lo adorable, de lo bueno, de lo bello”, nos recuerda que
la mujer española nunca ha sido sierva y que es la mujer más femenina de Europa.
Lo importante fue la combinación, el mestizaje. Porque también descendemos de la
mujer azteca. No de cualquier indígena salvaje y chichimeca para quienes la mujer
“era de escasa significación social”, sino de la mujer de naciones civilizadas como
los tarascos o mayas o aztecas que “dignifican a sus mujeres concediéndo un
importante papel en la organización social”. Gamio nos dice que la vida de la mujer
azteca era “pintoresca” e “interesante” y nos describe sus folclóricas costumbres.

Incluso menciona las “estrictas enseñanzas morales” y los más amplios


conocimientos domésticos “que toda madre que se preciara transmitía a su joya
preciosa”. La más alta virtud de una mujer indígena, dice Gamio, era la honestidad,
aunque como en todas partes, también había “mujeres de placer”, y la monogamia
era Manuel Camio. “Nuestras mujeres”, en Forjando patria, el valor más apreciado, y
la que no cumplía con ese precepto sagrado era lapidada a la vista de todos,
exactamente igual que en la Biblia, puesto que, en todos los países, en todas las
épocas, religiones e incluso en todas las razas, la mujer sigue siendo igual... muy
propensa al pecado. Pero la mujer azteca de Gamio, tenía todavía más cualidades:
se asombra ante su increíble limpieza y su aptitud culinaria: cocina platos exquisitos
como: quesadillas* guacamole, nopalitos navegantes, chilaquiles, mole, etcétera.
Nuestro personaje también sabía bordar, tejer, hilar. Estas artes femeninas las
aprendían en sus magníficos colegios, donde “aunque no aprendían lenguas
extranjeras como el maya, tarasco u otro, acudían al ‘Cuico-yan\ nobilísima
institución oficial, donde aprendían artes y buenas maneras”.

También allí aprendían danzas y cantos y era el mejor lugar para que ambos sexos
comenzaran a tratarse en público, originándose amistosos y castos amores que más
tarde habían de consagrarse. Siguiendo su lógica, nuestros institutos de belleza,
nuestras modernas escuelas de corte y confección, de alta cocina y repostería... y
hasta las de personalidad, se las debemos a nuestras antepasadas precolombinas.
Pero... ¿y las siervas? Gamio nos contesta: “son las descendientes de las que ya
antes de la Conquista lo eran, por pertenecer a las tribus primitivas”. La servidumbre
de la mujer en México, nos dice: “depende directamente del grado de inmoralidad de
sus familiares y relaciones masculinas, más que de su alfabetismo, raza y clase
social... Hay siervas por amor, hay siervas por fanatismo, hay siervas por necesidad
y hay siervas por... tontería, con perdón sea dicho de su majestad la mujer”.

Su visión de las feministas es también digna de ser citada: para él las mujeres que
trabajan y que son además femeninas, no deben ser vistas como feministas, no la
mujer que siempre con una sonrisa en la boca y sin un reproche, además de ser
cocinera, sirvienta, madre, buena esposa, amante fiel, decide “procurarse bienestar
por sí misma y de manera honesta", no debe ser mal vista. Nuestro respeto para las
mujeres de alma tan grande... “El feminismo no está en la ocupación, ni en la
profesión, sino en el carácter; debería denominarse ‘masculinismo' porque es la
tendencia que tienen algunas mujeres de masculinizar en hábitos, en ideas, en
aspecto, en alma... y hasta físicamente, si estuviese a su alcance.”

La mujer femenina de Gamio, es la que contribuirá a la futura grandeza de la


nación... “Es la esperanza de la raza.” La mujer femenina vive a la vez cerca de la
tierra y cerca del cielo, en lo natural y en lo artificial, con la materia y con el alma”. Si
las masas escolares y las cohortes familiares siguen yendo hoy a los museos,
solemnes mausoleos de un nacionalismo anacrónico, es con un sentimiento de
extrañeza. La “misa” que allí se sigue oficiando, en esos templos nacionales, ya no
la entienden, la sienten como en exterioridad, y la reciben con pasividad como una
película. Convertidos en turistas de su propio pasado, la angustia de los mexicanos
crece con la pérdida de la identidad”.Finalmente nos explica que, al lado de los
aparatos de la cultura oficial, de sus misas y sus pontífices, en otros lugares más
inmediatos y cotidianos de las grandes urbes, una nueva cultura urbana, más cruda
y más violenta, se está gestando, enfrentando los desafíos de la vida cotidiana. En
este mundo ya pos modernizado, el indio no folclorizado no tiene espacio.
Resumen del libro
“La Visión de los Vencidos”
Antes de que llegasen a esta tierra, hubo señales que se tomaron como malos
presagios. Apareció en el cielo una columna de fuego, tan brillante que parecía que
brotaban centellas de ella.

Apareció de medio dia y media noche durante un año, Tiempo después ardió en
llamas el templo de Huitzilopochtli, llamaradas tan grandes salían de sus puertas y
no pudo apagarse; así mismo fue herido por un rayo el templo de Xiuhtecuhtli, que
solo de paja era. “Del cielo cayó fuego cuando aún había sol”, hubo un gran
alboroto y el agua de la laguna ardió, muchas veces se oía a una mujer llorando y
gritando por la noche “Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos”. Muchas
veces se atrapó a un pájaro como grulla que llevaba consigo un espejo sobre su
cabeza. Ahí se veían en el cielo las estrellas.

Cuando Motecuhzoma la vio por segunda vez, vio personas que venían de prisa,
bien formadas, montadas sobre animales parecidos a venados, al momento llamó a
sus magos para que le dieran una respuesta pero todo desapareció y nada vieron.

Apareció gente monstruosa deforme, de cuerpos con dos cabezas; luego de que
Motecuhzoma los vio, desaparecieron. Distintas veces aparecían remolinos de polvo
tan altos que parecían tocar el cielo. Motecuhzoma llamó a Petlacalcatl para que
llamara a los nigrománticos, quería una respuesta a todo lo antes visto, pero
ninguno pudo aclarar qué era aquello. Días después apareció un macehual que se
dirigió a Motecuhzoma, le contó que en la costa vio algo como cerros flotantes en el
mar, inmediatamente Motecuhzoma mandó a verificar lo que el macehual había
dicho.

Se dirigieron a la costa para cumplir con la orden de Motecuhzoma, y tal como lo


había dicho e macehual, era verdad lo que él decía, habían visto hombres de pieles
blancas y gran barba, pescando por la orilla, así que Motecuhzoma mandó a vigilar
las costas. Asi ordenó juntar dones para dar a aquellos seres a quienes creía
podrían ser dioses, fueron entonces 5 de sus hombres a ser recibidos en la orilla del
mar, fueron transportados en canoas a los barcos, donde le entregaron los tesoros a
los españoles, luego fueron encadenados y se difundió el terror con un disparo.,
fueron liberados así que fueron a dar la noticia a Motecuhzoma. Al llegar relataron
todo aquello que habían visto; la comida, los animales, las armas. Motecuhzoma
mandó a sus magos para ver que lograban.

Los sacrificios humanos, al ser vistos por los españoles, les repugnaron. Se dio la
noticia a Motecuhzoma del fracaso,quedó angustiado y lleno de terror. Se le hizo
saber que una de los suyos, Malintzin, acompañaba a los españoles traduciendo
para ellos. Se especulaba de Motecuhzoma que los dioses querían verle la cara,
que quería huir pero no pudo hacer nada.

Los españoles llegaron a Tlaxcala, muchos se unieron a ellos y los honraban , les
entregaron a sus hijas , entonces preguntaron por México. Hubo una guerra en
Cholula,españoles y tlaxcaltecas estaban unidos. Motecuzoma decidió enviar
presentes nuevamente, los españoles codiciaban mucho el oro.

A algunos de los hechiceros mandados por Motecuhzoma se les apareció


Tezcatlipoca en medio del camino, los hechiceros contaron a Motecuhzoma y este
quedó abatido. Los españoles llegaron a Tezcoco y fueron recibidos como dioses,
fue entonces cuando impusieron a más de 20 mil personas al cristianismo. En poco
tiempo llegaron a México, Tenochtitlan, Cortés fue recibido por Motecuhzoma y su
interés extranjero por el oro los lleva a saquear poco a poco el tesoro de la ciudad y
del propio Motecuhzoma.

Llegó la fiesta de Tóxcatl y se celebró mientras los españoles observaban. Los


mexicanos fueron traicionados y asesinados durante el festejo, aunque se
defendieron del enojo causado por las acciones españolas. Los españoles se
refugiaron dentro del templo y finalmente huyeron con todos los tesoros.

Motecuhzoma es asesinado por sus seguidores furioso ante su rendición. Los


mexicanos son encontrados en el canal de los toltecos, muchos enemigos son
asesinados, se creía que los españoles no iban a regresar.
La peste azotó México, una peste muy destructiva que mató a muchos mexicanos,
los españoles regresaron y atacaron con más tropas la ciudad, la ciudad quedó
sitiada, hay demasiada escasez y sufrimiento entre su gente.

Los españoles entraron a la ciudad e incendiaron el templo mayor. Un último


presagio surgió, mientras llovía se mostró un aro de fuego en el cielo.

Cuauhtémoc, el nuevo tlatoani, es entregado a los españoles y con toda la matanza


de mexicanos comienza la huida de la ciudad y los españoles se vuelven dueños de
todo. Cortes exige el oro perdido en el canal de los toltecas. Cuauhtémoc se rinde
ante los españoles y los pies de este y otros príncipes son quemados.
Resumen del libro “Tlamatiliztli. La
sabiduría del pueblo nahua.”
El libro comienza diciéndonos que “...La sabiduría tiene muchos rostros, no existe
una sola forma de concebirla, interpretarla o aplicarla…” y se menciona que la
aparición de grupos nahuas en el Centro del país se relaciona con la cultura tolteca
y la ciudad de Tula, sin embargo esta sabiduría no se desarrolló en una sola época
si no en varios periodos.

En la visión del mundo nahua se distinguen algunos procesos cognitivos en el


lenguaje como difrasismos y metáforas ontológicas. El difrasismo no es una forma
lingüística exclusiva del náhuatl y también se le conoce como binomios o pares
léxicos, estos se encuentran frecuentemente en el lenguaje ritual que utilizaban y se
expresaban usando esas figuras lingüísticas para compartir la idea de la dualidad y
de la complementariedad de los opuestos. El uso de difrasismos como in tlil (la tinta
negra), in tlapal (la sabiduría de los antiguos) e inamox in tlacuilol (libros y escritura
pintada de los antepasados) tiene relación con la producción de códices, aunque
cada uno tiene matices específicos sobre la creación de los mismos.

Se menciona como ejemplo la manera en que el fuego era un elemento natural


presente en la vida cotidiana y considerado un dios. Además, como principio
cósmico participa como dualidad aunque en general se ha estudiado su
personificación como de forma masculina, también se menciona su carácter
femenino en el pensamiento cosmológico nahua. Según el códice Florentino la
dualidad se entendía en casi todos sus aspectos religiosos de manera que “Es la
madre, el padre de los dioses, quien vive en el ombligo de la tierra, en el santuario
de turquesas, ha puesto su rostro en el agua de color del pájaro de turquesa, el
antiguo dios, ayamictlan, señor de la turquesa.”

Mientras que socialmente el concepto de la “pareja primordial” se encontraba


personificado en los abuelos de cada comunidad, ya que son quienes aconsejan y
guian el futuro de los miembros de la familia porque saben las palabras antiguas, las
palabras de respeto y han cumplido con todos los cargos, tanto civiles como
religiosos; son gente grande, sabios, y la comunidad los llama tiachca que significa
“hermano mayor”.

El respeto y el reconocimiento de las costumbres es un rasgo importante de la visión


del mundo nahua, y se fundamenta en que las costumbres se relacionan con algún
tipo de sabiduría práctica. También se menciona que el símbolo de Quetzalcóatl ha
sido relacionado con la sabiduría desde tiempos precoloniales, y que se puede
apreciar como los nahua lo relacionaban con la combinación de la tinta negra y roja
los atributos de la deidad, principalmente en un sombrero de forma cónica que porta
a manera de tocado, la pintura facial y en el pico de ave que lo identifica como
Ehecatl-Quetzalcóatl.

Al igual cabe mencionar que los libros de pinturas que elaboraban se consideraban
como un símbolo de las leyes y las costumbres, o de la sabiduría proveniente de los
ancestros que no estaba limitada al ámbito jurídico y económico, sino que también
incluía saberes como el calendario civil y religioso, los fenómenos astronómicos, la
genealogía de los gobernantes, entre otros temas, se depositaba la sabiduría y la
tradición de los antiguos nahuas, así como la técnica para su elaboración.

En las escuelas precolombinas, los libros de pinturas se extendían sobre un petate


en el piso y los alumnos se situaban alrededor del manuscrito, mientras los sabios o
tlamatinimeh explicaban su contenido. Obviamente, los alumnos de las escuelas
(Calmecac y Telpochcalli) estaban familiarizados con su estudio.

Es importante mencionar que cada libro de pinturas se consideraba como una obra
de arte única, debido a la calidad de su trazo, la vivacidad de sus colores y el
material del que estaban hechos, pues algunos estaban pintados sobre papel y
otros sobre piel de venado, etc. Así como los elementos necesarios para su lectura,
eran enseñados y aprendidos en los Calmecac, que podían considerarse como las
instituciones de educación superior de los nahuas era posible conocer la historia, las
tradiciones y los símbolos religiosos que le daban cohesión a la cultura.

Además de tener una formación técnica para ser un escriba de estos libros también
era necesario tener una educación en otras ramas como la religión, la astronomía o
la economía y de esto dependía el tema abordado pues existieron diferentes
temáticas y por supuesto diferentes estilos.
En la visión del mundo nahua, el aire, la tierra, el fuego, el agua, las montañas o las
estrellas, se consideraban como entidades animadas, es decir, que gozaban de vida
propia, que nos da a entender que existe una relación recíproca entre la vida
humana y los cambios de la naturaleza. En consecuencia llegaron a presuponer que
existía una forma de comunicación con la naturaleza.

Sin embargo, el uso de la prosopopeya y la personificación también es muy


importante pues ambas nos ayudan a entender uno de los rasgos fundamentales de
la “visión del mundo nahua”. Ahora bien, la personificación nos permite comprender
que su utilidad era tratar un aspecto de la realidad que no puede ser comprendido
de otra forma y cada personificación es distinta según los aspectos de la gente que
se eligen, si no prestamos la atención suficiente no significan mucho, pero si lo
hacemos cada una hace referencia a un dominio de la naturaleza, ya sea de
carácter celeste o de carácter telúrico.

Todo lo mencionado anteriormente hacen referencia a las ceremonias religiosas de


la veintena de tepeilhuitl, “el tiempo de los montes”, en donde los nahuas realizaban
ofrendas, rituales, cantos y danzas en honor de aquellas montañas consideradas
sagradas o dotadas de vida donde se les llamaba e invocaba, ya que no sólo era un
rasgo decorativo, sino que sirvió de base para el desarrollo de saberes y técnicas
especializadas que se relacionaban con otras actividades como: la agricultura, la
cura de enfermedades, la adivinación, el control de los fenómenos naturales, etc.

La verdad o nelitiliztli tiene un camino por recorrer a través del difrasismo “in xochitl
in cuicatl”, que ha sido traducido como la “flor y el canto”, es decir, del arte y la
poesía. También desde un horizonte metafísico puede entenderse como
“enraizamiento”, ya sea frente a los cambios y transformaciones producidos por el
movimiento “ollin”, o por aquello que se encuentra enraizado en teotl, “lo divino”, “lo
sagrado”, por lo que su planteamiento es el ser genuino o auténtico como un
atributo principal de la noción de neltiliztli.

Para la creación y desarrollo del sistema calendárico, se estudia desde la


perspectiva de la filosofía del tiempo, se logró a través de la relación con la cuenta y
registro de fenómenos astronómicos y estacionales,ya que era constante la
preocupación por pronosticar el tiempo, especialmente por la llegada de las lluvias
que afectaban el ciclo del maíz debido a su importancia para los pueblos originarios,
pues el cultivo de temporal marcaba el ritmo de la producción. Además, para el
calendario claramente el tiempo tenía un carácter sagrado donde cada fecha
señalaba la presencia de las fuerzas divinas en el mundo y formaba parte de un
sistema o modo de contar, que marcaban la sucesión de la estación seca a la
estación de lluvias como se ya se mencionaba.

Cada fecha se formaba con un numeral y un signo que lo relacionaba con los
elementos naturales, colores, animales, plantas y símbolos del paisaje sagrado
donde el año solar y el ciclo agrícola se encontraban estrechamente vinculados,
pues ambos son componentes que permitían explicar la categoría cosmológica del
tiempo. En primer lugar se encontraba el sistema vigesimal que se deriva de la
cuenta de los dedos de los pies y de las manos, donde se destaca que la
multiplicación de 20 x 13=260 se acerca al periodo de gestación del ser humano, y
por último se tomaba en cuenta la duración promedio del ciclo del planeta Venus, y
en segundo lugar se encuentra el calendario solar que regía el ciclo agrícola y
estaba estructurado en 18 periodos de 20 días cada uno, conocidos como
veintenas, lo cual nos da un total de 360 días, más un periodo de cinco días
conocido como “nemontemi”, estaba basado fundamentalmente en la observación
de la naturaleza, en el movimiento del Sol, y en la llegada de la estación de lluvias,
debido a ello servía para regular las actividades agrícolas, rituales y militares.

Finalmente también trata temas interesantes de la cultura como la propiedad


comunal, la ciudadanía, el derecho a la tierra, su historia a mayores rasgos, las
personas sabias e intelectuales nahuas, las mujeres sabias y especialistas rituales.
Resumen del libro “Calibán y la bruja;
Mujeres, cuerpo y acumulación
originaria”
Calibán y las brujas es un libro que recorre la historia del sistema feudal y su
transición al capitalismo; de igual manera nos hace tener un panorama general
sobre la realidad en esa época visto desde una perspectiva de género más amplia,
en la que se puede comprender el papel que jugaron las mujeres en la crisis del
feudalismo y los motivos por los que su poder debía ser destruido a fin de que se
desarrollara el capitalismo (desarrollado sólo si evocamos estas luchas, con su rica
carga de demandas, aspiraciones sociales y políticas y prácticas antagónicas).

Respecto al nombre, es curioso comentar cómo Calibán es una representación del


enemigo en común que se debe combatir mientras que la bruja es la representación
de la mujer.

El mundo entero necesita una sacudida. Los movimientos sociales y la crisis


política en la Europa medieval

El modo en que la historia de las mujeres se entrecruza con la del desarrollo


capitalista no puede comprenderse si sólo nos preocupamos por los terrenos
clásicos de la lucha de clases –servicios laborales, índices salariales, rentas y
diezmos– e ignoramos las nuevas visiones de la vida social y la transformación de
las relaciones de género que produjeron estos conflictos, pues no fueron nada
insignificantes.

En la lucha anti-feudal es justo donde se da el primer indicio de la existencia de un


movimiento de base de mujeres opuesto al orden establecido, lo que contribuye a la
construcción de modelos alternativos de vida comunal en la historia europea.

Desde la perspectiva estratégica de esta lucha, se puede observar que el


capitalismo no fue el producto de un desarrollo evolutivo que sacaba a la luz fuerzas
que estaban madurando en el vientre del antiguo orden. El capitalismo fue la
respuesta de los señores feudales, los mercaderes patricios, los obispos y los papas
a un conflicto social secular que había llegado a hacer temblar su poder y que
realmente produjo “una gran sacudida mundial”.

Como primer punto en la lectura, está la servidumbre, la cual se desarrolla en


Europa entre los siglos V y VII, en respuesta al desmoronamiento del sistema
esclavista sobre el cual se había edificado la economía de la Roma imperial.

Se mejoran las condiciones de vida de los siervos, pues básicamente se les da un


estilo de vida más decente, se marca el fin del trabajo con grilletes y supone una
disminución de los castigos atroces de las que la esclavitud había dependido. Sin
embargo, es preciso mencionar que la esclavitud nunca fue completamente abolida,
se desarrolló una nueva relación de clase que homogeneizó las condiciones de los
antiguos esclavos y de los trabajadores agrícolas libres, relegando a todo el
campesinado en una relación de subordinación. Conforme fue avanzando la
autonomía de los campesinos, se llegó a un punto donde ya hasta existían
diferencias sociales entre los campesinos, ya fueran libres o con un estatuto servil,
entre ricos y pobres, aquéllos que tenían seguridad en la tenencia de la tierra y los
jornaleros sin tierra que trabajaban por un salario en la demesne del señor, así como
también entre mujeres y hombres.

Hacia finales del siglo XIV, la revuelta del campesinado contra los terratenientes
llegó a ser constante, masiva y, con frecuencia, armada. Los sirvientes se vuelven
insubordinados a modo de lucha para que no se les explote más pero poco después
se crean nuevos impuestos feudales (que, por su puesto, se tratan de evadir y
combatir a toda costa, aunque sin éxito).

En términos políticos, la primera consecuencia de las luchas serviles fue la


concesión de “privilegios” y “fueros” que fijaban las cargas y aseguraban “un
elemento de autonomía en la administración de la comunidad aldeana”,
garantizando, en ciertos momentos, para muchas aldeas verdaderas formas de
autogobierno local. Sin embargo, la resolución más importante del conflicto entre
amos y siervos fue la sustitución de los servicios laborales por pagos en dinero
(arrendamientos en dinero, impuestos en dinero) que ubicaba la relación feudal
sobre una base más contractual. La monetización de la vida económica no benefició
a todos. El dinero y el mercado comenzaron a dividir al campesinado al transformar
las diferencias de ingresos en diferencias de clase y al producir una masa de pobres
que sólo podían sobrevivir gracias a donaciones periódicas.

Las mujeres, en todas las clases, también se vieron afectadas, de un modo muy
negativo. La creciente comercialización de la vida redujo aún más su acceso a la
propiedad y el ingreso. A medida que las mujeres ganaron más autonomía, su
presencia en la vida social comenzó a ser más constante, no obstante, no pasó
mucho tiempo en respuesta a la nueva independencia femenina por parte de los
hombres, pues comienza una reacción misógina violenta, más evidente en las
sátiras de los fabliaux, donde encontramos las primeras huellas de lo que los
historiadores han definido como “la lucha por los pantalones”.

Pasado un tiempo, surgen las herejías, las cuales constituían tanto una crítica de las
jerarquías sociales y de la explotación económica como una denuncia de la
corrupción clerical. Hoy poco se sabe sobre las diversas sectas herejes (cátaros,
valdenses, los “pobres de Lyon”, espirituales, apostólicos). Esto se debe,
fundamentalmente, a la ferocidad con la que fueron perseguidos por la Iglesia, que
no escatimó esfuerzos para borrar toda huella de sus doctrinas. No obstante, los
cátaros, una secta hereje altamente influenciada por otras sectas orientales, se
hacen muy presentes por un tiempo particular puesto que tienen una idea de la
sexualidad si bien, no estricta, bastante buena para que la iglesia lo viera como una
oportunidad de controlar masivamente a las comunidades. Aquí cobra protagonismo
por un momento la sexualidad puesto que instituciones como la iglesia comienzan a
politizar la sexualidad, existe una supervisión sexual intensa e incluso prohibiciones
y condenas a personas que no los siguen (llamados herejes). En esta etapa se ve
un porcentaje más elevado de mujeres siendo parte de sectas herejes puesto que
ahí podían ser más libres y tenían mayor igualdad de condiciones en su vida.

Pasamos a otra etapa de la historia y nos situamos en la peste negra, donde se ve


un claro aprovechamiento de las clases bajas ante la situación gracias a la escasez
de mano de obra causada por la epidemia. En el año 1476 comenzó en Alemania un
ciclo de “guerras campesinas”. Estos procesos se propagaron en forma de cuatro
rebeliones sangrientas conducidas por el Bundschuch (“sindicato campesino”) que
tuvieron lugar entre 1493 y 1517, y que culminaron en una guerra abierta que se
extendió desde 1522 hasta 1525 en más de cuatro países. En ninguno de estos
casos, los rebeldes se conformaron con exigir sólo algunas restricciones del
régimen feudal, su objetivo fue poner fin al poder de los señores.

Al terminar el siglo XIV la atadura de los siervos a la tierra prácticamente había


desaparecido. En todas partes, los siervos eran reemplazados por campesinos
libres –titulares de tenencias consuetudinarias o enfitéusis– que aceptaban trabajar
sólo a cambio de una recompensa sustancial.

La acumulación de trabajo y la degradación de las mujeres. Construyendo la


“diferencia” en la “transición al capitalismo”

El desarrollo del capitalismo, que condena a crecientes masas campesinas en la


Europa moderna a la dependencia salarial, afecta especialmente al rol de las
mujeres, que se ve degradado y reducido fundamentalmente al trabajo gratuito en la
esfera de la reproducción, el trabajo doméstico. El trabajo doméstico gratuito de la
mujer facilita la hiper explotación laboral masculina. Luego, sobre este fenómeno, se
da la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, pero manteniendo su rol en el
hogar. Es el surgimiento de la doble opresión, la opresión de género como una
palanca más de la explotación capitalista.

La acumulación originaria no fue, entonces, simplemente una acumulación y


concentración de trabajadores explotables y capital. Fue también una acumulación
de diferencias y divisiones dentro de la clase trabajadora, en la cual las jerarquías
construidas a partir del género, así como las de “raza” y edad, se hicieron
constitutivas de la dominación de clase y de la formación del proletariado moderno.
La violencia fue el principal medio, el poder económico más importante en el
proceso de acumulación originaria.

En este sentido, el destino de las mujeres europeas, en el periodo de acumulación


originaria, fue similar al de las esclavas en las plantaciones coloniales americanas
que, especialmente después del fin de la trata de esclavos en 1807, fueron forzadas
por sus amos a convertirse en criadoras de nuevos trabajadores. La comparación
tiene obviamente serias limitaciones. Pero a pesar de las diferencias, en ambos
casos, el cuerpo femenino fue transformado en instrumento para la reproducción del
trabajo y la expansión de la fuerza de trabajo, tratado como una máquina natural de
crianza, que funcionaba según unos ritmos que estaban fuera del control de las
mujeres.

La criminalización del control de las mujeres sobre la procreación es un fenómeno


cuya importancia no puede dejar de enfatizarse, tanto desde el punto de vista de
sus efectos sobre las mujeres como de sus consecuencias en la organización
capitalista del trabajo. Complemento del mercado, instrumento para la privatización
de las relaciones sociales y, sobre todo, para la propagación de la disciplina
capitalista y la dominación patriarcal, la familia surgió también en el periodo de
acumulación originaria como la institución más importante para la apropiación y el
ocultamiento del trabajo de las mujeres.

Cuando se considera esta devaluación del trabajo y la condición social de las


mujeres, no hay que sorprenderse, entonces, de que la insubordinación de las
mujeres y los métodos por los cuales pudieron ser “domesticadas” se encontraran
entre los principales temas de la literatura y de la política social de la “transición” ser
totalmente devaluadas como trabajadoras, privadas de toda autonomía con respecto
a los hombres, de no haber sido sometidas a un intenso proceso de degradación
social; y efectivamente, a lo largo de los siglos XVI y XVII, las mujeres perdieron
terreno en todas las áreas de la vida social.

La división sexual del trabajo no sólo afectó en ámbitos sociales la manera en la que
la mujer era percibida sino también se vio reflejado en los nuevos cánones
culturales que maximizaban las diferencias entre las mujeres y los hombres,
creando prototipos más femeninos y más masculinos donde se perpetuaba el hecho
de que la mujer era inferior al hombre –excesivamente emocionales y lujuriosas,
incapaces de manejarse por sí mismas– y tenían que ser puestas bajo control
masculino.

Estas experiencias políticas, en general, terminaron, en América Latina, en la


integración a los gobiernos nacionalistas o pequeños burgueses de la década del
2000. Se pasó, así, de la utopía romántica a la colaboración de clases, en un
período en el cual, más que nunca, la crisis mundial y la barbarie capitalista ponen a
la orden del día la lucha por el socialismo.
Tenemos de ejemplo rápido a México y Perú, donde la disminución de la población
aconsejaba incentivar el trabajo doméstico femenino, y por ello las autoridades
españolas introdujeron una nueva jerarquía sexual que privó a las mujeres
indígenas de su autonomía y le otorgó a sus parientes de sexo masculino más
poder sobre ellas.

No es exagerado decir que las mujeres fueron tratadas con la misma hostilidad y
sentido de distanciamiento que se concedía a los “salvajes indios” en la literatura
que se produjo después de la conquista. En el caso de las mujeres europeas, la
caza de brujas jugó el papel principal en la construcción de su nueva función social
y en la degradación de su identidad social.

En el desarrollo de una economía capitalista, el trabajador se convierte (aunque sólo


sea formalmente) en “libre dueño” de “su” fuerza de trabajo, que (a diferencia del
esclavo) puede poner a disposición del comprador por un periodo limitado de
tiempo. Esto implica que “ha de poder disponer libremente de su fuerza de trabajo”
(sus energías, sus facultades) “como de su propia mercancía”. Esto también
conduce a un sentido de disociación con respecto al cuerpo, que viene redefinido y
reducido a un objeto con el cual la persona deja de estar inmediatamente
identificada. En este tiempo, la gran curiosidad que comienzan a tener por el cuerpo
humano, les permite descubrir más acerca de él, no obstante, cuando, por ejemplo,
Hobbes declara que “el corazón (no es) sino un resorte [...] y las articulaciones sino
varias ruedas”, percibimos en sus palabras un espíritu burgués, en el que no sólo el
trabajo es la condición y motivo de existencia del cuerpo, sino que también siente la
necesidad de transformar todos los poderes corporales en fuerzas de trabajo.

La gran caza de brujas en Europa

En el pasado, la persecución de mujeres y hombres bajo el cargo de brujería era un


fenómeno que normalmente los historiadores consideraban como algo limitado a
Europa. La única excepción a esta regla eran los juicios de las brujas de Salem, que
constituyen todavía el principal tema de estudio de los académicos que investigan la
caza de brujas en el Nuevo Mundo. La caza de brujas rara vez aparece en la
historia del proletariado. Hasta hoy, continúa siendo uno de los fenómenos menos
estudiados en la historia de Europa.
A diferencia de las feministas, los historiadores marxistas incluso cuando se dedican
al estudio de la “transición al capitalismo”, salvo muy pocas excepciones, se han
olvidado de la caza de brujas, como si careciera de relevancia para la historia de la
lucha de clases. Las dimensiones de la masacre deberían, no obstante, haber
levantado algunas sospechas: en menos de dos siglos cientos de miles de mujeres
fueron quemadas, colgadas y torturadas.

La caza de brujas ahondó las divisiones entre mujeres y hombres, inculcó a los
hombres el miedo al poder de las mujeres y destruyó un universo de prácticas,
creencias y sujetos sociales cuya existencia era incompatible con la disciplina del
trabajo capitalista, redefiniendo así los principales elementos de la reproducción
social.

La diferencia más importante entre la herejía y la brujería es que esta última era
considerada un crimen femenino. El hecho de que la bruja fuera mujer también era
destacado por los demonólogos, a quienes regocijaba que Dios hubiera perdonado
a los hombres de semejante azote. Otra diferencia entre las persecuciones de los
herejes y de las brujas es que las acusaciones de perversión sexual e infanticidio
contra las brujas tenían un papel central y estaban acompañadas por la virtual
demonización de las prácticas anticonceptivas.

La asociación entre anticoncepción, aborto y brujería apareció por primera vez en la


Bula de Inocencio VIII y a partir de ese momento, los crímenes reproductivos
ocuparon un lugar prominente en los juicios.

Tratar de entender lo que las mujeres cazadas como brujas y las demás mujeres de
sus comunidades debían pensar, sentir y decidir a partir de este horrendo ataque en
su contra –en otras palabras, arrojar una mirada a la persecución “desde dentro”,
como Anne L. Barstow ha hecho en su Witchcraze (1994)– nos permite evitar
también la especulación sobre las intenciones de los perseguidores y
concentrarnos, en cambio, en los efectos de la caza de brujas sobre la posición
social de las mujeres. Desde este punto de vista, no puede haber duda de que la
caza de brujas destruyó los métodos que las mujeres habían utilizado para controlar
la procreación, al señalarlas como instrumentos diabólicos, e institucionalizar el
control del estado sobre el cuerpo femenino, la precondición para su subordinación
a la reproducción de la fuerza de trabajo.

Si consideramos el contexto social en el que se produjo la caza de brujas, el género


y la clase de los acusados y los efectos de la persecución, podemos concluir que la
caza de brujas en Europa fue un ataque a la resistencia que las mujeres opusieron a
la difusión de las relaciones capitalistas y al poder que habían obtenido en virtud de
su sexualidad, su control sobre la reproducción y su capacidad de curar. Fue
también instrumental a la construcción de un orden patriarcal en el que los cuerpos
de las mujeres, su trabajo, sus poderes sexuales y reproductivos fueron colocados
bajo el control del estado y transformados en recursos económicos.

La caza de brujas fue, por lo tanto, una guerra contra las mujeres; fue un intento
coordinado de degradarlas, demonizarlas y destruir su poder social.

Colonización y cristianización. Calibán y las brujas en el Nuevo Mundo

Este último capítulo se basa en dos fuentes bibliográficas importantes, El primero es


Moon, Sun and Witches (1987) [La luna, el sol y las brujas] de Irene Silverblatt, y
Streghe e Potere (1998) [Brujas y poder] de Luciano Parinetto. Ambos trabajos
demuestran que, también en el Nuevo Mundo, la caza de brujas constituyó una
estrategia deliberada, utilizada por las autoridades con el objetivo de infundir terror,
destruir la resistencia colectiva, silenciar a comunidades enteras y enfrentar a sus
miembros entre sí.

También fue una estrategia de cercamiento que, según el contexto, podía consistir
en cercamientos de tierra, de cuerpos o relaciones sociales. Al igual que en Europa,
la caza de brujas fue, sobre todo, un medio de deshumanización y, como tal, la
forma paradigmática de represión que servía para justificar la esclavitud y el
genocidio; Así mismo, no olvidar que también indicaría un nuevo proceso de
“acumulación originaria”, lo que significa que la privatización de la tierra y de otros
recursos comunales, el masivo empobrecimiento, el saqueo y el fomento de las
divisiones de comunidades que antes estaban cohesionadas formarían parte una
vez más de la historia de ese lugar.

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