Reacciones Quimicas Covid 19
Reacciones Quimicas Covid 19
Reacciones Quimicas Covid 19
medidas que frenen la propagación del coronavirus y tratamientos y vacunas que curen o
prevengan la enfermedad. El conocimiento es clave y para ello es necesario comprender y
analizar los datos que tenemos sobre la COVID-19 y el virus que la provoca: el SARS-CoV-2.
El nuevo coronavirus puede producir cuadros clínicos que van desde el resfriado común hasta
otros más graves. Por término medio, los síntomas tardan en remitir alrededor de 5 o 6 días,
aunque pueden llegar a ser incluso a 14
Según la OMS, los síntomas más frecuentes son fiebre, tos seca y cansancio, seguidos de
síntomas menos comunes como: pérdida del olfato o gusto, dolor de garganta y de cabeza,
diarrea, erupción en la piel o decoloración de los dedos de las manos o pies o ojos rojos o
irritados.
Cuando la respuesta inmune no es capaz de controlar el virus, como ocurre sobre todo en
personas mayores con un sistema inmune debilitado o personas que padecen enfermedades
subyacentes, el virus produce síntomas más graves como dificultad para respirar o falta de
aire, dolor de pecho y pérdida de habla o movilidad. En caso de padecer estos síntomas la OMS
recomienda buscar atención médica, mientras que en caso de sufrir síntomas más leves
pueden de ser controlados en casa.
VARIANTES DE LA COVID-19
Por un lado, encontramos las variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés), las cuales
presentan cambios en el genoma haciendo que afecte a su transmisibilidad, la gravedad de los
síntomas, su capacidad de detección con las pruebas de diagnóstico, así como su capacidad
para ser atacado.
Y, por otro lado, las variantes preocupantes (VOC, por sus siglas en inglés) que cumplen los
criterios anteriores, pero de forma que puedan resultar un riesgo significativo para la salud
pública mundial. Un ejemplo de este tipo de variante es ómicron (B.1.1.529).
¿CÓMO SE TRANSMITE EL CORONAVIRUS?
Todas las personas al hablar o respirar emiten emisiones respiratorias que se pueden clasificar
en gotas y aerosoles. Estos últimos consisten en partículas que al ser tan pequeñas se quedan
suspendidas en el aire durante un tiempo elevado y en caso de estar cerca de otra persona,
pueden impactar en sus ojos, boca o nariz y causar una infección.
Por lo tanto, para reducir el riesgo de infección es vital mantener la distancia social, además de
que podemos apoyarnos en elementos como las mascarillas y la ventilación, es decir, la
renovación del aire interior con el aire exterior. Esta ventilación puede realizarse de forma
natural, por ejemplo, con la abertura de puertas y ventanas o de forma mecánica o
combinando ambos sistemas. En caso de ser por ventilación natural, la mejor opción es con
una ventilación cruzada, que consiste en abrir puertas y/o ventanas situadas en los lados
diferentes de la sala.
Pero si hay un elemento clave en la lucha contra el coronavirus, sin duda las vacunas contra la
COVID-19 se merecen este puesto. Gracias a la colaboración de toda la comunidad científica y
junto con el apoyo de los Estados, se ha logrado reducir la media del desarrollo de una vacuna,
de entre cuatro a siete años a menos de un año, garantizando los mismos niveles de calidad,
seguridad y eficacia.
Sin embargo, estar vacunados contra la COVID-19 no significa que podamos dejar de lado las
medidas de precaución. Por ello se aconseja, para mantenerse y mantener a los demás a salvo,
seguir las siguientes dos medidas: guardar como mínimo 1 metro de distancia, sobre todo en
espacios interiores, y usar mascarilla a la hora de interactuar con otras personas. Además de
no olvidarnos de las normas básicas como el lavado periódico de las manos, la desinfección de
superficies y evitar tocarnos los ojos, nariz y boca.
Prueba PCR
La prueba PCR sirve para detectar una posible infección activa pero no detecta si has superado
el COVID-19 ni presencia de anticuerpos. Su uso es exclusivo para profesionales y las muestras
se recogen a través del exudado nasofaríngeo, pero también con muestras de saliva. Este
último es menos sensible a cargas virales bajas y por ello menos fiable. Ambos métodos se
analizan en el laboratorio para tener los resultados en varias horas.
Test de antígenos
Al igual que la prueba PCR, el test de antígenos detecta la presencia del virus. Sin embargo,
esta prueba es más rápida: los resultados se obtienen en tan solo unos minutos. Además,
existen test de autodiagnóstico que, aunque útiles, entrañan el riesgo de cometer errores
durante la prueba y que los resultados sean menos fiables.
Test de anticuerpos
A lo largo de la historia, los medicamentos, los antibióticos y las vacunas han logrado disminuir
drásticamente los índices de mortalidad al mitigar los síntomas o incluso eliminar por
completo enfermedades. Las vacunas son las más importantes para activar los mecanismos de
inmunización y facilitar la prevención de la enfermedad. Por esta razón, como hemos
comentado anteriormente, se volcaron todos los esfuerzos y recursos científicos para realizar
las 5 fases necesarias para poder administrar las dosis de la vacuna del COVID-19 a la
población, logrando resultados en un tiempo récord sin perder su eficacia y seguridad.
En el caso de una enfermedad respiratoria como la COVID-19, el oxígeno que se utiliza para
asistir a la respiración y tratar la hipoxia es más importante que nunca. La industria química,
además de oxígeno, desarrolla otros gases medicinales con múltiples aplicaciones.
Pero, además, la química también contribuye a facilitar el trabajo de los sanitarios y mejorar la
atención hospitalaria. Por ejemplo, mediante los productos antisépticos y desinfectantes,
gracias a los cuales las intervenciones quirúrgicas se pueden realizar asegurando la ausencia de
gérmenes. O, por otro lado, las materias plásticas y las fibras sintéticas que por su capacidad
de adaptación, asepsia y alta compatibilidad son muy utilizados para diseñar material
hospitalario.
Por último, la química no solo está presente en el entorno hospitalario sino también en
nuestro hogar y en nuestra propia piel. Es gracias a los jabones y el resto de tensioactivos que
eliminamos agentes infecciosos de nuestra piel, siendo especialmente eficaces contra los
coronavirus. Lo mismo ocurre con la limpieza del hogar mediante diferentes productos
químicos de limpieza, detergentes y desinfectantes.
Lavarse las manos es esencial para mantener los gérmenes a raya pero, como hemos
comentado, esta acción es especialmente efectiva contra los virus como el SARS-Cov-2. La
razón reside en la estructura del coronavirus, que básicamente tiene tres elementos: el
material genético (ARN), las proteínas (responsables de que se introduzca en las células y las
infecte) y la envoltura vírica, que rodea y protege al virus. Esta membrana está formada por
lípidos que, además de ser muy sensibles a los cambios en la humedad y temperatura, tienen
un gran enemigo: el jabón. Los tensioactivos disuelven la grasa, dejando al coronavirus sin su
envoltura vírica y, por lo tanto, desprotegido.
Esto lo logran gracias a su estructura química. Las moléculas de un tensioactivo cuentan con
dos partes: un extremo hidrofílico, que atrae el agua, y otro hidrófobo, que atrae las grasas.
Por esta razón, pueden encapsular la suciedad de la piel y solubilizarla en el agua.
Las infecciones por SARS-CoV-2 en el mundo siguen siendo frecuentes. El dióxido de cloro no
es útil en la infección por SARS-CoV-2 en ningún contexto ya que no existe evidencia científica
que sustente su uso o derivados como agentes preventivos o terapéuticos frente a la COVID-
19. Las complicaciones derivadas de su ingesta son frecuentes y potencialmente mortales.
Presentamos el caso de una esofagitis química en un paciente COVID-19 con ingestión de
dióxido de cloro evaluado por gammagrafía gastroesofágica.
Hemos demostrado que las nanopartículas de óxido de hierro (NPOH) recubiertas con ácido
dimercaptosuccínico (DMSA) se acumulan preferentemente en el pulmón y que in vivo son
sistemas eficientes de liberación localizada de citoquinas, modulando localmente la respuesta
inmune. La sobreexpresión de interleucina 10 (IL-10) provoca la disminución de células
inflamatorias y citoquinas proinflamatorias causada por la infección con un coronavirus
múrido. Además, las NPOH por sí mismas son capaces de inhibir la replicación del virus de la
gripe. Por ello, proponemos evaluar: (1) el beneficio de usar NPOH para reducir la replicación
viral en la infección por SARS-CoV-2 y el virus de la gripe y (2) el empleo de NPOH recubiertas
de DMSA para liberar IL-10 en el pulmón y reducir la tormenta de citoquinas, principal causa
de la neumonía en pacientes con CoVid19 y en pacientes que sufren una infección severa por
el virus de la gripe.