Reacciones Quimicas Covid 19

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Desde la llegada del COVID-19 la ciencia está siendo nuestra mejor aliada para encontrar

medidas que frenen la propagación del coronavirus y tratamientos y vacunas que curen o
prevengan la enfermedad. El conocimiento es clave y para ello es necesario comprender y
analizar los datos que tenemos sobre la COVID-19 y el virus que la provoca: el SARS-CoV-2.

Con tal de contribuir a la divulgación de información científica y contrastada, en este artículo


os resumimos los datos ofrecidos hasta ahora por la Organización Mundial de la Salud, el
Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

¿QUÉ ES EL CORONAVIRUS SARS-COV-2 Y CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA COVID-19?

Cuando en diciembre de 2019 la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (China)


informó de un brote de neumonía de causa desconocida, se identificó el agente causante de
esta neumonía como un nuevo virus, denominado posteriormente como SARS-CoV-2. Este
virus pertenece a la familia Coronaviridae y, concretamente, a la subfamilia
Orthocoronavirinae.

El nuevo coronavirus puede producir cuadros clínicos que van desde el resfriado común hasta
otros más graves. Por término medio, los síntomas tardan en remitir alrededor de 5 o 6 días,
aunque pueden llegar a ser incluso a 14

Según la OMS, los síntomas más frecuentes son fiebre, tos seca y cansancio, seguidos de
síntomas menos comunes como: pérdida del olfato o gusto, dolor de garganta y de cabeza,
diarrea, erupción en la piel o decoloración de los dedos de las manos o pies o ojos rojos o
irritados.

Síntomas más graves del COVID-19

Cuando la respuesta inmune no es capaz de controlar el virus, como ocurre sobre todo en
personas mayores con un sistema inmune debilitado o personas que padecen enfermedades
subyacentes, el virus produce síntomas más graves como dificultad para respirar o falta de
aire, dolor de pecho y pérdida de habla o movilidad. En caso de padecer estos síntomas la OMS
recomienda buscar atención médica, mientras que en caso de sufrir síntomas más leves
pueden de ser controlados en casa.

VARIANTES DE LA COVID-19

La COVID-19 ha experimentado diversas mutaciones a lo largo de estos últimos años. Con el


objetivo de que el público y los medios se pudieran referir a estos, en mayo de 2021, la OMS
empezó a utilizar el alfabeto griego y así dejar de vincularlas al lugar donde han sido
detectadas por primera vez. Las variantes del coronavirus se han dividido en dos grupos según
su nivel de riesgo a nivel mundial.

Por un lado, encontramos las variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés), las cuales
presentan cambios en el genoma haciendo que afecte a su transmisibilidad, la gravedad de los
síntomas, su capacidad de detección con las pruebas de diagnóstico, así como su capacidad
para ser atacado.

Y, por otro lado, las variantes preocupantes (VOC, por sus siglas en inglés) que cumplen los
criterios anteriores, pero de forma que puedan resultar un riesgo significativo para la salud
pública mundial. Un ejemplo de este tipo de variante es ómicron (B.1.1.529).
¿CÓMO SE TRANSMITE EL CORONAVIRUS?

Todas las personas al hablar o respirar emiten emisiones respiratorias que se pueden clasificar
en gotas y aerosoles. Estos últimos consisten en partículas que al ser tan pequeñas se quedan
suspendidas en el aire durante un tiempo elevado y en caso de estar cerca de otra persona,
pueden impactar en sus ojos, boca o nariz y causar una infección.

Por lo tanto, para reducir el riesgo de infección es vital mantener la distancia social, además de
que podemos apoyarnos en elementos como las mascarillas y la ventilación, es decir, la
renovación del aire interior con el aire exterior. Esta ventilación puede realizarse de forma
natural, por ejemplo, con la abertura de puertas y ventanas o de forma mecánica o
combinando ambos sistemas. En caso de ser por ventilación natural, la mejor opción es con
una ventilación cruzada, que consiste en abrir puertas y/o ventanas situadas en los lados
diferentes de la sala.

VACUNA PARA LA COVID-19

Pero si hay un elemento clave en la lucha contra el coronavirus, sin duda las vacunas contra la
COVID-19 se merecen este puesto. Gracias a la colaboración de toda la comunidad científica y
junto con el apoyo de los Estados, se ha logrado reducir la media del desarrollo de una vacuna,
de entre cuatro a siete años a menos de un año, garantizando los mismos niveles de calidad,
seguridad y eficacia.

En la actualidad podemos encontrar cinco vacunas autorizadas por la Agencia Europea de


Medicamentos: BioNTech/Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Novavax y Janssen. Además de Sanofi
Pasteur y Valneva que están siendo revisadas por la misma agencia para su posterior
autorización.

Su adquisición se coordina desde la Unión Europea y ya se han negociado acuerdos de compra


anticipada con presupuesto europeo. A España, concretamente, le corresponde el 10 % de las
dosis negociadas.

Prevención ante la COVID-19

Sin embargo, estar vacunados contra la COVID-19 no significa que podamos dejar de lado las
medidas de precaución. Por ello se aconseja, para mantenerse y mantener a los demás a salvo,
seguir las siguientes dos medidas: guardar como mínimo 1 metro de distancia, sobre todo en
espacios interiores, y usar mascarilla a la hora de interactuar con otras personas. Además de
no olvidarnos de las normas básicas como el lavado periódico de las manos, la desinfección de
superficies y evitar tocarnos los ojos, nariz y boca.

TIPOS DE TEST DE DIAGNÓSTICO DE COVID-19

Podemos encontrar diferentes tipos de test de diagnóstico en función de su objetivo:

Prueba PCR

La prueba PCR sirve para detectar una posible infección activa pero no detecta si has superado
el COVID-19 ni presencia de anticuerpos. Su uso es exclusivo para profesionales y las muestras
se recogen a través del exudado nasofaríngeo, pero también con muestras de saliva. Este
último es menos sensible a cargas virales bajas y por ello menos fiable. Ambos métodos se
analizan en el laboratorio para tener los resultados en varias horas.
Test de antígenos

Al igual que la prueba PCR, el test de antígenos detecta la presencia del virus. Sin embargo,
esta prueba es más rápida: los resultados se obtienen en tan solo unos minutos. Además,
existen test de autodiagnóstico que, aunque útiles, entrañan el riesgo de cometer errores
durante la prueba y que los resultados sean menos fiables.

Test de anticuerpos

Las pruebas de anticuerpos o, también conocidas como serológicas, detectan la presencia de


anticuerpos (IgM y/o IgG) frente al COVID-19. Es decir, este test no detecta la presencia del
coronavirus, sino la respuesta del sistema inmunitario por lo que gracias a él el paciente puede
saber si ha sufrido una infección. La prueba se realiza con muestras de sangre y pueden
hacerse con un profesional, a través de una extracción, o si es una prueba de autodiagnóstico
con una punción con una lanceta.

AVANCES QUÍMICOS CONTRA LA COVID-19

La industria química es uno de los principales soportes de la medicina ya que permite el


desarrollo tanto de fármacos como de los materiales que requieren los sanitarios.

A lo largo de la historia, los medicamentos, los antibióticos y las vacunas han logrado disminuir
drásticamente los índices de mortalidad al mitigar los síntomas o incluso eliminar por
completo enfermedades. Las vacunas son las más importantes para activar los mecanismos de
inmunización y facilitar la prevención de la enfermedad. Por esta razón, como hemos
comentado anteriormente, se volcaron todos los esfuerzos y recursos científicos para realizar
las 5 fases necesarias para poder administrar las dosis de la vacuna del COVID-19 a la
población, logrando resultados en un tiempo récord sin perder su eficacia y seguridad.

En el caso de una enfermedad respiratoria como la COVID-19, el oxígeno que se utiliza para
asistir a la respiración y tratar la hipoxia es más importante que nunca. La industria química,
además de oxígeno, desarrolla otros gases medicinales con múltiples aplicaciones.

Pero, además, la química también contribuye a facilitar el trabajo de los sanitarios y mejorar la
atención hospitalaria. Por ejemplo, mediante los productos antisépticos y desinfectantes,
gracias a los cuales las intervenciones quirúrgicas se pueden realizar asegurando la ausencia de
gérmenes. O, por otro lado, las materias plásticas y las fibras sintéticas que por su capacidad
de adaptación, asepsia y alta compatibilidad son muy utilizados para diseñar material
hospitalario.

Por último, la química no solo está presente en el entorno hospitalario sino también en
nuestro hogar y en nuestra propia piel. Es gracias a los jabones y el resto de tensioactivos que
eliminamos agentes infecciosos de nuestra piel, siendo especialmente eficaces contra los
coronavirus. Lo mismo ocurre con la limpieza del hogar mediante diferentes productos
químicos de limpieza, detergentes y desinfectantes.

¿Por qué es tan importante lavarse las manos?

Lavarse las manos es esencial para mantener los gérmenes a raya pero, como hemos
comentado, esta acción es especialmente efectiva contra los virus como el SARS-Cov-2. La
razón reside en la estructura del coronavirus, que básicamente tiene tres elementos: el
material genético (ARN), las proteínas (responsables de que se introduzca en las células y las
infecte) y la envoltura vírica, que rodea y protege al virus. Esta membrana está formada por
lípidos que, además de ser muy sensibles a los cambios en la humedad y temperatura, tienen
un gran enemigo: el jabón. Los tensioactivos disuelven la grasa, dejando al coronavirus sin su
envoltura vírica y, por lo tanto, desprotegido.

Esto lo logran gracias a su estructura química. Las moléculas de un tensioactivo cuentan con
dos partes: un extremo hidrofílico, que atrae el agua, y otro hidrófobo, que atrae las grasas.
Por esta razón, pueden encapsular la suciedad de la piel y solubilizarla en el agua.

En conclusión, la química contribuye en gran medida al cuidado de nuestra salud y al


incremento de la esperanza de vida. Es por ello que consideramos necesario dedicar recursos a
la investigación científica, de modo que, ante cualquier emergencia sanitaria, estemos
preparados.

El síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) es responsable de la


enfermedad denominada COVID-19 (acrónimo del inglés Coronavirus Disease-2019). Esta
enfermedad fue detectada inicialmente en la ciudad de Wuhan, China en diciembre de 2019.
Las personas contagiadas con COVID-19 presentan síntomas variados, dependiendo de su
estado de salud y edad. Los síntomas más comunes son fiebre, tos, mialgia, fatiga, odinofagia y
disnea. También se ha observado que en algunos pacientes, la infección es asintomática. Los
adultos mayores de 60 años infectados son el grupo de pacientes más susceptibles a
desarrollar estados severos de COVID-19 y se presenta comorbilidad en presencia de
enfermedades crónicas. Por otra parte, también es importante disponer de pruebas que
permitan detectar al SARS-COV-2 y seguir la evolución de COVID-19 de forma rápida, confiable
y barata. Para lograr esto, existen pruebas de reacción en cadena de la polimerasa de
transcripción inversa en tiempo real (RT-PCR), de amplificación isotérmica de ácido nucleico y
de inmunoestimulación enzimática. Actualmente, no existen tratamientos para la prevención
del contagio y combatir los efectos del virus en la salud humana. Sin embargo, en el mundo
hay grupos de investigación que están realizando pruebas in vitro, in vivo e in silico para
encontrar fármacos que sean capaces de prevenir y/o controlar la infección en humanos con
SARS-CoV-2. La cloroquina, hidroxicloroquina, remdesivir, interferon-2b y oseltamivir son
algunas de las opciones farmacológicas que están siendo evaluadas en pruebas clínicas para la
profilaxis de COVID-19. El objetivo de la presente revisión consiste en establecer un marco de
referencia de la clasificación taxonómica del SARS-CoV-2 y la relación que guardan con otros
coronavirus, así como su estructura y forma de propagarse en el ser humano. También se
presentan las características y síntomas de pacientes con COVID-19, los métodos de detección
y potenciales tratamientos.

Las infecciones por SARS-CoV-2 en el mundo siguen siendo frecuentes. El dióxido de cloro no
es útil en la infección por SARS-CoV-2 en ningún contexto ya que no existe evidencia científica
que sustente su uso o derivados como agentes preventivos o terapéuticos frente a la COVID-
19. Las complicaciones derivadas de su ingesta son frecuentes y potencialmente mortales.
Presentamos el caso de una esofagitis química en un paciente COVID-19 con ingestión de
dióxido de cloro evaluado por gammagrafía gastroesofágica.

Hemos demostrado que las nanopartículas de óxido de hierro (NPOH) recubiertas con ácido
dimercaptosuccínico (DMSA) se acumulan preferentemente en el pulmón y que in vivo son
sistemas eficientes de liberación localizada de citoquinas, modulando localmente la respuesta
inmune. La sobreexpresión de interleucina 10 (IL-10) provoca la disminución de células
inflamatorias y citoquinas proinflamatorias causada por la infección con un coronavirus
múrido. Además, las NPOH por sí mismas son capaces de inhibir la replicación del virus de la
gripe. Por ello, proponemos evaluar: (1) el beneficio de usar NPOH para reducir la replicación
viral en la infección por SARS-CoV-2 y el virus de la gripe y (2) el empleo de NPOH recubiertas
de DMSA para liberar IL-10 en el pulmón y reducir la tormenta de citoquinas, principal causa
de la neumonía en pacientes con CoVid19 y en pacientes que sufren una infección severa por
el virus de la gripe.

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