Subsidio Marzo PA
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Presentación
Estamos viviendo este tiempo de gracia de la Cuaresma, un momento
propicio para la conversión como reflexionamos en el retiro de Cuaresma.
Esperamos que las herramientas de la oración, el ayuno y la limosna les
estén ayudando en su camino a la santidad.
Sigamos viviendo este tiempo con gran intensidad, para juntos vivir una
Semana Santa fructífera y así celebrar la pascua de resurrección siendo
adolescentes nuevos.
Objetivo:
Suscitar en los adolescentes momentos de reconciliación como una gracia
de Dios para vivir en fraternidad comunitaria y social para salir de esas
actitudes de autorreferencialidad.
ORACIÓN INICIAL:
Padre bueno, que has creado al ser humano a tu imagen y semejanza, y lo
has creado por amor y para el amor: abre nuestros ojos para que
descubramos el mal que hemos cometido; mueve nuestro corazón para que
con sinceridad volvamos a ti; que tu amor reúna a tus hijos dispersos por el
pecado; que tu misericordia sane y robustezca a quienes debilitó su
fragilidad; para que restaurados por tu amor, resplandezca en nosotros la
imagen de tu Hijo, Jesucristo que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Situar
DINÁMICA: “Juguemos a las atrapadas”
MATERIALES:
- Mochila
- Objetos pesados
1. El animador invita a los participantes a llenar una mochila con objetos
pesados.
2. Que uno o varios (dependiendo del número de participantes) carguen la
mochila e intente atrapar a los demás.
3. Cuando el que tiene la mochila atrape a alguno, éste debe dejar la
mochila y el atrapado debe tomar la mochila y atrapar a otro.
4. Cuando el animador considere el tiempo necesario, se les pide que sigan
jugando, pero sin la mochila durante 5 o 10 minutos o los que crea
necesarios
ILUMINAR
Cita Bíblica: Lc 1, 39-40
La invitación el día de hoy es liberarnos del pecado, para como María ser
plenos, felices y así buscar a Dios y a los hermanos, porque cuando estamos
bien, también estamos bien con los demás.
El Hijo pródigo
https://www.youtube.com/watch?v=FTIJYQxFVjk
Dios Padre nos anuncia siempre que está dispuesto a ofrecernos su perdón
y su misericordia, Jesús contó esta parábola: un padre esperaba que su hijo,
que se había alejado de él y había malgastado su herencia, volviera a su lado.
Si Jesús perdona siempre, ¿por qué no acudimos a Él cuando nos damos
cuenta de que hemos pecado?
INDICACIONES:
- Invitamos a los jóvenes a tomar el papel del padre, del hijo mayor y del hijo
menor:
- Soy el hijo mayor, ¿cómo me sentiría al ver la fiesta que mi padre le
prepara a mi hermano por su regreso?
- Soy el hijo menor, ¿cómo me sentiría al regresar a casa?
- Soy el padre, ¿cómo reaccionaría al ver que mi hijo regresaba a casa?
- Con esta parábola Jesús nos muestra el amor inmenso que Dios Padre
tiene a sus hijos, a quienes siempre perdona y recibe con los brazos
abiertos.
En nuestra vida, quizás en algún momento fuimos como el hijo menor, que
decide pecar, pero en la tristeza del pecado se abre de nuevo y redescubre
la alegría del perdón y del amor; como el hijo mayor, poseído de sí mismo,
que se cree puro, perfecto, exigiendo ser reconocido, que vive
ensimismado en sí, sin enterarse del amor de su padre.
Reflexionamos:
¿Cuándo nos comportamos como el hijo menor?
¿Y cómo el hijo mayor?
Nos detenemos ahora en la figura del padre. Esta parábola la conocemos
como “Parábola del hijo pródigo”, pero, también se le conoce como
“Parábola del padre misericordioso”.
¿Qué nombre te gusta más?, ¿Por qué?
¿Crees ver reflejadas en tus padres las actitudes de este padre de la
parábola?
El padre le perdonó y lo recibió independientemente de su pecado. El
pecado es una herida muy fuerte en nuestro interior, que nos va
consumiendo por dentro y en la confesión Dios se acerca a nosotros y nos
libera de la carga de nuestro pecado, curando nuestras heridas.
¿Cómo valoras el sacramento de la reconciliación?
¿Tienes un momento de encuentro con Dios?
¿Somos conscientes de cómo este sacramento me compromete a caminar
aún más decididamente hacia Cristo y me otorga la fuerza para realizarlo?
Solo Dios puede perdonar los pecados. «Tus pecados son perdonados» (Mc
2, 5) solo lo pudo decir Jesús porque él es el Hijo de Dios. Y solo porque
Jesús les ha conferido este poder pueden los presbíteros (sacerdotes)
perdonar los pecados en nombre de Jesús.
El Sacramento de la Reconciliación, también se le llama penitencia o
Confesión, es uno de los regalos más valiosos que Dios ofrece a sus hijos,
para reconciliarnos con nosotros mismos y devolvernos la gracia que
hemos perdido. En el sacramento de la reconciliación, los sacerdotes se
transforman en un reflejo privilegiado de la misericordia de Dios.
En nuestra vida, quizás en algún momento fuimos como el hijo menor, que
decide pecar, pero en la tristeza del pecado se abre de nuevo y redescubre
la alegría del perdón y del amor; como el hijo mayor, poseído de sí mismo,
que se cree puro, perfecto, exigiendo ser reconocido, que vive
ensimismado en sí, sin enterarse del amor de su padre.
Reflexionamos:
¿Cuándo nos comportamos como el hijo menor?
¿Y cómo el hijo mayor?
Nos detenemos ahora en la figura del padre. Esta parábola la conocemos
como “Parábola del hijo pródigo”, pero, también se le conoce como
“Parábola del padre misericordioso”.
¿Qué nombre te gusta más?, ¿Por qué?
¿Crees ver reflejadas en tus padres las actitudes de este padre de la
parábola?
El padre le perdonó y lo recibió independientemente de su pecado. El
pecado es una herida muy fuerte en nuestro interior, que nos va
consumiendo por dentro y en la confesión Dios se acerca a nosotros y nos
libera de la carga de nuestro pecado, curando nuestras heridas.
¿Cómo valoras el sacramento de la reconciliación?
¿Tienes un momento de encuentro con Dios?
¿Somos conscientes de cómo este sacramento me compromete a caminar
aún más decididamente hacia Cristo y me otorga la fuerza para realizarlo?
Solo Dios puede perdonar los pecados. «Tus pecados son perdonados» (Mc
2, 5) solo lo pudo decir Jesús porque él es el Hijo de Dios. Y solo porque
Jesús les ha conferido este poder pueden los presbíteros (sacerdotes)
perdonar los pecados en nombre de Jesús.
El Sacramento de la Reconciliación, también se le llama penitencia o
Confesión, es uno de los regalos más valiosos que Dios ofrece a sus hijos,
para reconciliarnos con nosotros mismos y devolvernos la gracia que
hemos perdido. En el sacramento de la reconciliación, los sacerdotes se
transforman en un reflejo privilegiado de la misericordia de Dios. A través
de ellos recibimos el regalo del perdón y de la comunión con Dios. La
confesión es un regalo para todos. Confiésate y además del perdón de
Dios, recibirás la fuerza de Dios y la amistad con Jesús.
RETROALIMENTAR
El fruto de este tema debe ser que nos queramos acercar al sacramento de
la reconciliación, mejor conocido como la confesión. Recuerda, para hacer
una adecuada confesión hay que prepararla y seguir unos pasos, aquí de los
recordamos:
Challenge
En nuestra arquidiócesis durante este tiempo de Cuaresma se tienen lo que
conocemos como confesiones decanatales, averigua qué día le toca a tu
parroquia o comunidad; o pregunta en la oficina parroquia los días que el
sacerdote da confesiones.
Atrévete a experimentar el amor de Dios, serás un nuevo adolescente. No
se te olvide llevar el papelito que fue fruto del examen de conciencia que
hiciste. Terminada la confesión, ten un gesto de agradecimiento con el
sacerdote.
Recuerda, amor con amor se paga, ten un gesto de caridad con tu familia.
ORACIÓN FINAL
Señor, reconcíliame conmigo.
¿Cómo podría encontrar y amar a los demás,
si ya no me encuentro ni me amo a mí mismo?
¡Señor, qué alegría!
El sacerdote nos acoge, nos escucha, y
nos perdona en tu nombre.
¡Qué cerca estás de nosotros cuando
deseamos volver a Ti!
¡Gracias, porque la Iglesia nos ofrece tu
perdón!
Concédeme el arrepentimiento de Pedro,
reencontrándose en el silencio de su mirada,
llena de ternura y piedad. Amén.