La Alucinacion Poetica de Jose Hierro 1049898

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LA ALUCINACION POETICA DE JOSE HIERRO

En el «.fuólogo» qlJ!e escr1bió para la edición re, pues no da cuenta sino de 1a apariencia del
de sus Poesías completas en 1962, 1explicaba José texto, dejando inexplioado su sentido.
H~erro los dos modos básiJcos de 1 su poeti:nar; haga- A mi ent1endeir, la alucinación viene definida,
mos honor 'ª 1a 1oostium1bre r,epitiendo esas palabras ante itodo, por .su potenda imaginativa; iSi la poesía
tan ,citadas: El lector advertirá que mi poesía sigue es, entre otras lillucihas cosas, una manera es1pedal-
dos caminos. A un lado, lo que podemos calificar mentie eficaz de c11ear, a través de la palabra, una
de «reportajes». Al otro, las «alucinaciones». En realidad imaginaria más r1oa y honda que eso que
el primer caso trato de manera directa, narrativa, oonvencionalmenne aioeptamos como lo real, Hierro
un tema [ .. . ] En el segundo de los casos, todo apa- nos demuies'llra aqu~ cómo la palabra poétiiaa en
rece como envuelto en niebla. Se habla vagamente !Ibertad, 1sueltos los vínculos que la atan ial t'acio-
de emociones; y el lector se ve arrojado a un nalirsmo má,s estrecho, puede configuria r esipacios,
ámbito incomprensible en el que le es imposible situaciones, tiempos, mundos poéticos en defini1tiva
distinguir los hechos que provocan esas emociones. que, precisamente por desobedeoer los prece¡ptos
Prescindkmdo ahora de lo disicutible que pueda de la lógica, dan sentido 'Y cohe11enda a esa reali-
s1er tan raidtoal distinción, fijémonos en la explica- dad esencial que ·el poeta quisiie11a e~p1011ar, inter-
ción qrue d poeta oflJ'.1ece de lo que entiende por pretar y eJQplicar. k sí, ,graioias a 1a viisión alucinada
alucinación: estaremos oonfol'mes en su insuficien- de estos poeimais, se illliminan aquellas pranoelas de
óa; sea pm la iaagaz iprudenda del c11eador que es- la iiealidrad que tenemos por más confusas, incohe-
conde ilos reisortes ocultos de su trabajo, o porque, rentes u oocuras [Y o sólo, aquí entre ellos, el más
sinoeramente, no •es capaz 1de dar 1cuenta de 'ello de viejo de todos, / oigo música y mar al mismo
manera más diáfiana, lo de11to es que exipresiones tiempo. Es la armonía / de quien nació y ha muer-
como todo aparece como envue.zto en niebla, se to muchas veces. / No es frecuente que sea así,
habla vagamente, un ámbito incomprensible, es pero sucede, como ahora: / de súbito se encienden
imposible distinguir, ise asemejan mucho a las que mar y música; / estallan tiempo, espacio, fuera y
el 1nüsmo poeta utiliZJa para configurar el clima alu- dentro; / giran deslumbradores vida de ayer y
ónado de esta dase de textos. carne fresca: / es como un huracán irresistible;
Hn cambio, en ocasión reciente, durante una de «IEl héroe»] .
lectJma exiplicada de sus poeimas '(en la que prefe- En cuanto a los meoanismos poéticos mediante
rentemente recitó alucinaciones), oí a Hierro una rlos cuaiks Hiierro rot'ea 1su mundo alucinado, ha sido
intet'esante comparación: el texto ,alucinado no es Aurora de Albornoz qu1i,en ha estll!diiado con finura
un poema ya heaho, 1sino que se v1a configurando y r.igor los «:prooediJmientos alucinado11es» más nota-
ante el aector, como ~i esite espiase a es¡pa1das del blies: ,supet1p0siciones, ymctaposiciones y confusio-
poeta y le sonprend iesre en el acto <le escri'bir. Esta nes espaoiotemporales; desdoblamientos y pro~ec­
idea me parece especialmente ilustradora para en- ciones del yo líúco; antmaoión de objetos inanima-
-tender poemas cOimo «El pasaporte» [No sé por dos; simbolización de corte irraciolllal.. . En defini-
qué se me ha ocurrido / esto de las estrellas, ni tiva, lo que el poeta llaima alucinación no es sino
qué quiere decir. / (Habré de recordarlo mañana, un t~po de imagen visionaria prolongada, una mani-
cuando sea de día.) Y otra idea / que viene y va: fostaición más del irracionailismo poétiioo :propio de
es un símbolo, / más bien un argumento para un La poesía poscontemporánea.
cuento vulgar / [ ... ] No sé por qué se me ha ,Pues bkn, como 'l:~s sabido, la rieleivancia que en
ocurrido / este estúpido ejemplo. (¿y qué era la lí6ca de nuestro tiempo ha adquirido el empleo
aquello otro / de las estrellas en la frente?)]. de iprocedimientos i:maginativos de carácter irracio-
Aihora bien, no todas lais alucinaciones pueden nal o'bedeoe, muy primoridiallillente, 'ª lias dificulta-
considei11arse 1oamo poemas ouyo dis1eño y des1arrollo des que entraña conocer, e~pHcar y comunicar el
constructivo están 1a fa vista; e incluso en aquellos sentido de la exiperiend a humana; (bien es verdad
en que así ,sucede, la explicación resulta insuficien- que ésta siempre ha sido radicalmente compleja e

so
cierto, pavece indudable que nuestro poeta encon-
JOSE HIERRO
tró en la alucinación el procedimiento más eficaz
JI
para hacer 1explfcito su mundo. Hallazgo que no
ha sido inspiración gratuita, sino fruto de un es-
LIBRO
DE LAS fuerzo del que Los libros anteriores a este de 1964
ALUCINACIONES ofrecen abundantes muestms.
Algunos de los más lúcidos análisi1s de la poesía
de Hierro (los de Aurora de Albornoz o José Olivio
Jiménez) han estudiado cómo lo alucinado no era
algo t0'1alment,e nuevo en el libro de 1964, ,sino que
hay una serie de textos en entregas anterioves que
1 DITO ll:\ N.'1.C ION"'L dan cuenta de cómo ,el poeta ensayó la vía del ina-
.U•" . .,. _,
. .. ,....' ·'•''""'" cionalismo visionario para poetizar su inte11pretación
de la inefable experiencia humana. R:enunciamos a
transcribir el extenso acopio de versos que podrían
aducirse y que cualquier lector puede descubrir re-
pasando poemas oomo «Caballero de otoño» o
«Tierra sin nosotros», del libro de ese ,título; en
Alegría el titulado «Alucinación» --el primero de
inefable; pero '1al vez nunca hasta ahora la poesía
lo mostró '1an agudamente). Por ,ahí ,está, me parece, los muchos que en 1su obra llevan tal título- o
el 1sentido último de las alucinaciones de Hierro. los que integran la serie «Variaciones sobre el ins-
tante eterno»; 1en Con las piedras, con el viento
Para proseguir nuestro razonamiento es preciso
el poema que comienza «No puede s,er posible ... »
un brevísimo e:x;curso en tomo al concepto que
o el titt11lado «La mañana»; en Quinta del 42 la
nuestro autor tiene del oficio poético. «El poeta
serie «Alucinaciones» y los ,titulados «Una tarde
es,cribe para entenderse 1a ,sí miSlllo», ha afirmado;
cualquiera», «Segoivia», «Plaza 1sola» o «Tiempo
y también: «dla 0mi poesía) me ha ido enseñando
mío ,sin mí»; el larigo, magnífico poema que cons-
cuanto sé de mí»; de ahí podemos "Concluir que si
tituyie Estatuas yacentes; y en Cuanto sé de mí
para muchos la 'poesía es una fo11ma de desvela-
(1957) los dos poemas dedioados a Beethoven y
miento de la !'ealidad, para Hierro lo es de auto-
explicación de su mundo propio; en definitiva, de Haendel, o los titulados «El poema sin música» y
autoconocimiento. Lo cual no supone ninguna for- «Mambo».
ma de solipsi,smo, y1a que w:mo ,también ha adver-
1
Por ,todo ello ha podido afirmarse, y no sin
tido, «cuando el poeta habla de 1sí mi1smo está razón, que el Libro de las alucinaciones supone la
hablando de los demás aunque no quiera». Y, a su culminación de la poesfa de José Hierro: desde el
lugar de llegaida que ,signifioa ese título, su luz
vez, iel 1ector 1aocederá a una forma s1emejante de 1

autoconocimiento a trarvés del 1texto poét1co: «Oui,en alucinada ilumina el proceso de desarrollo de la
obra de 1su autor. Y las 1escas,as ,oomposidones que
lee a un poeta descubre mucho de éste, al tiempo
que des,oubve mucho de 1SÍ». desde 1964 ha dado a conocer no haoen sino con-
Piartiendo, pues, de ,tales plant,eamientos cobra fümarlo: te~tos como los «Fuegos de artificio en
honor de don Pedro Calderón de '1a Barca», «Verdi
sentido eil acceso de Hierro al 1enguaje alucinado
1874» o los de la serie «Agenda», son e)Qcelentes
como vehículo idóneo para ese ejercicio de inda-
muestras de ese ámbito incomprensible, envuelto
gación que pretende; la conclusión a que parece
haber llegado es que todo es demasiado confuso, en niebla, en que, según palabms del poeta, se ve
contradktovio o engañoso en la iiealidad humana, arrojado el lector de sus alucinaciones. Desde ese
así que 1a únioa manera de desvelar, interpretar y ámbito Hierro da 'testimonio de cuanto es capaz de
saber de sí mismo y de nosotros, porque tal vez
explicar esa realidad para que pueda ser conocida
es a través de la alucinación. Sue1e decirse que no haya otro conocimiento posible para el alu-
para cualquier poeta el esfuerzo más notable es el cinado.
de La búsqueda de una manera peculiar de crear
y e:x;presar un mundo poético propio. Si ello es José Manuel GONZALEZ BERRAN.

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