Artículo. El Lugar de La Teologia en La Universidad
Artículo. El Lugar de La Teologia en La Universidad
Artículo. El Lugar de La Teologia en La Universidad
UNIVERSIDAD DE NAVARRA
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3. Teología y Ciencia, 7
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la Universidad promovido a lo largo del siglo XIX por las fuerzas en los seminarios que los candidatos a los puestos docentes y de
políticas que demolieron el edificio del Antiguo Régimen en nuestro gobierno cuenten con el beneplácito del ministerio, como ya se venía
país. haciendo en las Universidades. Un nuevo paso en la misma dirección
se da en 1842, cuando Espartero dicta una orden por la que se
Como fecha inicial de ese proceso cabe señalar el año de 1807, suprimen las Facultades de Cánones, que pasan a fundirse con las de
en el que el plan de estudios del ministro Caballero impone para las Derecho Civil.
Facultades de Teología textos de inspiración marcadamente galicana
y jansenista2. Las autoridades eclesiásticas asisten con honda Un simple balance numérico bastará para formarnos una idea
preocupación a estos hechos, pero su pérdida de poder en la del efecto surtido por la entrada en vigor de todas estas medidas: si a
Universidad les impide toda intervención eficaz. comienzos del XIX se estudiaba Teología, cánones o filosofía
escolástica en veinticuatro Facultades españolas, a mediados del
En la década siguiente las Cortes crean varias comisiones mismo siglo se enseña Teología únicamente en Madrid, Oviedo,
encargadas de estudiar la situación de la enseñanza religiosa con Sevilla, Valladolid y Zaragoza, pudiéndose obtener el grado de
vistas a imponer «la uniformidad de enseñanza en toda la doctor sólo en una de esas Universidades, la de Madrid. Además, las
Monarquía»3. En 1821 se instituye la Dirección General de tendencias doctrinales preponderantes en estas cinco Facultades
Instrucción Pública, subordinada al Ministerio de Gracia y Justicia. vienen impuestas desde el ministerio, que no se recata de prescribir a
De la mencionada Dirección dependen no sólo las Facultades de los teólogos el estudio de libros catalogados en el índice.
Teología, sino también los seminarios. Esta tendencia de creciente
centralización se prolonga durante todo el reinado de Fernando VII. Pero esto no es todo. Suprimidas la mayor parte de las
Tampoco faltan indicios muy claros de secularización, como la Facultades de Teología y controladas ideológicamente las cinco
supresión del cargo de cancelario en las Universidades (que solía restantes, los seminarios se convierten en el siguiente objetivo a
ocupar el obispo de la diócesis correspondiente), la derogación del conquistar. En 1850 se da el golpe de gracia a los seminarios al
fuero universitario y la eliminación del traje talar en las aulas. retirarles el gobierno la capacidad para otorgar títulos a sus
estudiantes externos, que se ven forzados a acudir a las
Las cosas no cambian durante el período de las regencias Universidades4.
(1833-43), sino que el intervencionismo estatal en la designación de
profesores y responsables académicos se agudiza al exigirse también La situación creada resultaba de todo punto inaceptable para la
Iglesia, que se veía lesionada en su derecho a decidir en materias que
consideraba de su sola incumbencia. De ahí que las autoridades
2. En lo que sigue me atengo a MARTÍN HERNÁNDEZ, F., “Supresión de las
Facultades Eclesiásticas”, en: GARCÍA Y GARCÍA, A. (coord.), La Universidad de
Salamanca, Salamanca 1989. 4. La medida suponía, además, un gran quebranto económico para los
3. Los términos entrecomillados proceden de un dictamen dado a conocer en seminarios, pues los estudiantes externos solían ser precisamente los más
1814 por una de esas comisiones. acaudalados.
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eclesiásticas opten por el mal menor: el Concordato de 1851, por el varios ministros de Educación. Sin embargo, el paso nunca llegó a
que la Iglesia consiente en la supresión de las Facultades de Teología darse.
existentes en las Universidades españolas a cambio del derecho a
organizar con libertad la enseñanza en los seminarios.
Esta contrapartida obtenida por la Iglesia pareció excesiva a los 2. Estado moderno y religión
liberales, que al volver al poder en 1854 reanudan su ofensiva por el
total control de la enseñanza religiosa restaurando las Facultades de Hasta ahora nos hemos limitado a recordar brevemente
Teología en Madrid, Santiago, Sevilla y Zaragoza y suprimiendo la algunos acontecimientos de la historia reciente de nuestro país
admisión de externos en los seminarios. La situación no podía ser responsables de que hoy la Teología esté ausente de las
más paradójica: mientras las autoridades eclesiásticas deseaban, en Universidades estatales. Pero lo verdaderamente interesante de la
aras de la ortodoxia, el cierre de las Facultades de Teología de pregunta por el lugar de la Teología en la Universidad no es la
conformidad con lo previsto en el Concordato, el liberalismo quaestio facti, sino la quaestio iuris; lo más interesante no es si la
anticlerical decimonónico pugnaba por mantenerlas abiertas. Con Teología ocupa de hecho algún lugar, sino si merece ocuparlo. Ahora
todo, esta anómala situación no habría de prolongarse demasiado: si bien, sobre esta segunda cuestión la historia no puede ilustrarnos,
en 1857 la Ley Moyano revocaba las restricciones impuestas a los por lo que es necesario que iniciemos reflexiones de otro orden que
seminarios, la revolución de 1868 venía a expulsar, esta vez de nos llevarán, como ya anunciamos, por el camino de la teoría política
manera definitiva, a la Teología de las Universidades españolas. y de la teoría de la ciencia.
La dura y prolongada experiencia del enfrentamiento entre Pero para que nuestra reflexión resulte verdaderamente
Iglesia y Estado por causa de la enseñanza de la Teología dejó provechosa, creo que debemos evitar la seducción de dos actitudes
heridas abiertas, qué duda cabe, en la memoria histórica de las que parecería natural adoptar, pero que son en el fondo engañosas.
autoridades eclesiásticas. Buena prueba de ello la constituye el La primera consiste en invocar presuntos derechos históricos cuyo
destino de la Universidad Pontificia de Salamanca, erigida mucho fundamento sería el hecho indiscutible, de que las grandes
después de los acontecimientos narrados (1940) con la intención de Universidades medievales tuvieron su matriz original en las escuelas
recuperar la antigua tradición teológica y canonística salmantina. catedralicias y monacales y crecieron al calor de la Iglesia, la cual las
Consta que desde 1943, año en que monseñor Barbado Viejo es regentó durante siglos. Puesto que las Universidades nacieron en el
nombrado Gran Canciller, hasta 1969, se consideró en diversas seno de la Iglesia, parece lógico que los saberes eclesiásticos
ocasiones y al más alto nivel la posibilidad de integrar a las renacidas conserven su presencia en ellas.
disciplinas eclesiásticas en el seno de la Universidad civil. Consta
asimismo que la idea, que hubiera supuesto el regreso de la teología a En mi opinión, éste es un argumento insuficiente, por la
la Universidad secularizada un siglo atrás, contó con el apoyo de sencilla razón de que las Universidades medievales, consideradas
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ahora como instituciones con personalidad jurídica, están tan condiciones para que cada cual desarrolle libremente su personalidad
extinguidas como los dinosaurios. Los cambios operados en ellas han y busque la felicidad por su propio camino.
sido tan profundos que las instituciones que hoy llevan el nombre de
Universidad tienen en realidad muy poco que ver con sus Presupuesta la neutralidad cosmovisiva del Estado, el lugar que
antecesoras. En sociedades secularizadas como la nuestra las haya de ocupar la teología en la Universidad estatal se torna
nostalgias restauracionistas están fuera de lugar. Podrá haber buenas problemático, pues en tanto que reflexión racional sobre el
razones para el regreso de la Teología a las aulas universitarias, pero contenido de la verdad revelada, la Teología presupone justamente
no creo que entre ellas se cuente el que la Teología estuviera presente toda una cosmovisión. Al favorecer el despliegue teórico de una de
en la Universidad en épocas distantes y, sobre todo, distintas. las concepciones de la realidad presentes en la sociedad, el Estado
estaría asumiendo tareas que corresponden, si acaso, a la sociedad
Pero si peligrosa es la nostalgia, no lo es menos el victimismo, civil.
segunda actitud de la que debemos guardarnos si queremos ver claro
en estas cuestiones. El victimismo consiste en este caso en hacer al El alcance real de la dificultad se apreciará mejor si tenemos en
anticlericalismo decimonónico (y por extensión al de hoy en día) cuenta la peculiaridad del saber teológico. A diferencia de otras
responsable único de la expulsión de la Teología de las disciplinas, la Teología no se puede cultivar de manera
Universidades. Por supuesto que fueron los gobiernos liberales, descomprometida y aséptica, pues presupone la inserción del
algunos de ellos francamente anticlericales, quienes tomaron la individuo en una comunidad viva de fe, de la que recibe, además de
medida. Pero, más allá de la simple constatación de este hecho, contenidos revelados, criterios normativos para interpretar esos
nuestra obligación es examinar con toda seriedad las razones teóricas contenidos adecuadamente. Es la pertenencia a una tradición de fe la
que inspiraron —o debieron haber inspirado— la política de que brinda el objeto de la investigación y organiza los múltiples
secularización. instrumentos históricos, filológicos o antropológicos que ha de
manejar el teólogo. Y aquí viene la arista más cortante del problema:
Partamos de la caracterización de las modernas sociedades ¿quién selecciona al profesorado y confecciona los planes de estudio?
pluralistas como aquellas en las que conviven en pie de igualdad Si lo hacen autoridades civiles, no hay ninguna garantía de que se
individuos con distintos credos ideológicos o religiosos, o dicho más atengan a los criterios vigentes en las comunidades sobre cuya
llanamente, con distintas maneras de entender la vida. El Estado experiencia de fe se reflexiona; no hay garantía, por ejemplo, de que
liberal moderno se caracteriza por su neutralidad ideológica: lejos de lo que se presenta como Teología católica o luterana o judía lo sea
adherirse a una u otra de las cosmovisiones presentes en la sociedad, efectivamente. Y si lo hacen las comunidades de fe, ¿dónde quedan
su misión es garantizar la coexistencia pacífica de todas ellas. El principios tan importantes como el de autonomía universitaria o el
Estado no dice a sus ciudadanos cómo han de ser felices, cosa que de libertad de cátedra? Visto a esta luz, empieza a cobrar fuerza la
hoy se juzgaría de un intolerable paternalismo, sino que crea las hipótesis de que son las propias comunidades de fe las que han de
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organizar, si lo estiman oportuno y son capaces de ello, las estatal en la vida política o económica está, por principio, necesitada
Facultades de Teología al margen de la Universidad pública. de justificación. El «Estado mínimo» es el ideal del liberalismo
consecuente.
Como se ve, detrás de las polémicas entre liberales y
conservadores del siglo pasado laten difíciles cuestiones teóricas que Pero todo esto se funda en una concepción individualista o
no deben ser escamoteadas. Con todo, no es mi intención sugerir atomista del ser humano, según la cual el individuo y sus intereses
que el problema sea irresoluble. Prueba de ello es que en otros países estarían dados con anterioridad a la sociedad. Dicha concepción
sí que existen Facultades de Teología en las Universidades públicas, antropológica hunde sus raíces, en una larga tradición de
como en el caso de Alemania y Austria. Digamos que los pensamiento filosófico que se remonta a los orígenes de la
centroeuropeos, debido a los rasgos peculiares de su cultura y de su modernidad y que tiene en Locke a su más ilustre antepasado. Lejos,
historia, han heredado una solución, mientras que nosotros hemos por tanto, de ser un modelo político ideológicamente neutro, el
heredado un problema. moderno Estado liberal cuenta con supuestos antropológicos
fácilmente identificables.
Hasta ahora me he referido preferentemente a las razones que
cabe esgrimir en contra del retorno de la teología a la Universidad Frente a la tradición individualista liberal, los autores
pública. A última hora el problema estriba en que el Estado liberal comunitaristas han reivindicado la tesis clásica aristotélica del
moderno es laico y la Teología, por definición, no puede serlo. ¿Ha carácter social del ser humano. Esta tesis no significa tan sólo que el
de ser ésta la última palabra? Numerosas investigaciones realizadas individuo de la especie humana tienda a convivir con otros
durante los últimos decenios en el marco de la filosofía política individuos semejantes, cosa que también hacen las abejas, sino algo
sugieren lo contrario. Autores como A. MacIntyre, M. Sandel o Ch. mucho más profundo: que el individuo se humaniza en sociedad y
Taylor, a los que se suele denominar «comunitaristas», han mostrado nunca existe al margen de ella. La personalidad individual no se
de manera eficaz que el Estado liberal vive de ficciones teóricas, forma de manera espontánea, como la vista y el oído, sino que está
entre ellas la de la neutralidad cosmovisiva. El liberalismo hunde sus mediada por complejos procesos de socialización que van
raíces en una concreta comprensión del hombre y de la realidad, familiarizando al individuo con el lenguaje, las costumbres y los
cuyo rasgo más sobresaliente es el individualismo antropológico. El valores propios de su cultura. La sociedad no es, por tanto, una
moderno Estado liberal se concibe como una asociación voluntaria constelación artificial de individuos que persiguen la satisfacción de
de individuos libres y autónomos movidos por la esperanza de intereses previos, sino que los individuos nacen de medios sociales
satisfacer mejor sus intereses particulares, cualesquiera que sean. cuyos valores y normas configuran en gran medida los intereses
Dado que el Estado, tal como lo entiende este modelo teórico, es individuales.
una creación artificial al servicio de los intereses individuales, nunca
podrá volverse legítimamente contra esos intereses. Todo recorte de La intención de los autores comunitaristas al recordar la
los derechos y libertades individuales y en general toda intervención socialidad del ser humano no es, ni mucho menos, colectivista. No se
trata de postular el sometimiento del individuo a la comunidad,
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como si ésta pudiera disponer libremente de sus miembros. Se trata que somos. Debería cundir la idea de que al favorecer el estudio de la
únicamente de recordar que el ser humano no se reduce a libertad Teología, Occidente indaga en su propia racionalidad.
abstracta, sino que es también historia, tradición y cultura,
dimensiones que el Estado moderno ha de tener en cuenta.
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profesionales el ingreso de sus disciplinas respectivas en la su tesis de que la ética es un saber práctico diciendo que estudiamos
Universidad fue el símbolo de un reconocimiento social al que ética, no para saber más, sino para ser mejores. Pues bien, yo creo
habían aspirado largo tiempo y que estimaban merecido. No quiero que lo que Aristóteles decía de la ética vale en realidad para todo
entrar aquí en valoraciones de este proceso. Me interesa únicamente saber en la medida en que toda vocación intelectual nace del
dejar sentado este punto: que la presencia de una disciplina sentimiento de responsabilidad por nuestro propio ser y obrar en el
determinada en la Universidad española hace ya varios decenios que mundo. Estudiamos porque queremos saber a qué atenernos en la
no tiene que ver con el status epistemológico de esa disciplina, sino vida. Al hombre responsable no le puede ser indiferente si la historia
únicamente con la capacidad de reivindicación de los gremios de la humanidad es un sucederse caótico de acontecimientos o si, por
profesionales afectados. La Universidad española otorga hoy a sus el contrario, cabe pensar en una dirección, tal vez en un futuro
estudiantes cientos de titulaciones distintas. Pregunto: habiéndose absoluto; si la naturaleza se reduce a ciega necesidad o, por el
convertido la Universidad en el cajón de sastre donde han ido a parar contrario, posee un orden inteligible y acaso un origen amoroso; si el
todos los saberes sin distinción, ¿habrá de ser la teología el único que hombre es únicamente el fruto azaroso de la evolución de la materia
no obtenga ese mínimo de reconocimiento social? ¿Cómo no ver en o, por el contrario, posee una dignidad infinita; si la convivencia se
estos hechos una discriminación flagrante? rige necesariamente por la ley del más fuerte o si acaso cabe
encontrar un orden político que por ser racional sea justo; si nuestros
afanes y nuestras vidas tienen alguna trascendencia o si más bien se
4. La Teología como exigencia del pensamiento van disolviendo sin dejar rastro, al igual que las ondas que forma una
piedra al caer en la superficie de una charca.
Mis últimas consideraciones iban encaminadas a apartar Digo que al hombre responsable no le es indiferente nada de
algunas objeciones que podrían alegarse en contra del regreso de la esto por la sencilla razón de que lo que está en juego es el sentido de
Teología a la Universidad. Pero creo que no debo terminar mi su existencia individual e incluso de la existencia de la humanidad en
exposición sin presentar algunas razones positivas (no simplemente su conjunto.
polémicas) por las que creo que la Teología posee una importancia Ahora bien, tamaño sentimiento de responsabilidad, tamaña
singularísima en el orden de los saberes y que, en consecuencia, su necesidad de saber, no se apacigua fácilmente, antes bien exige un
ausencia de los ámbitos universitarios es síntoma de penuria cambio radical en la propia vida, precisamente el cambio con el que
intelectual. se inicia la vocación intelectual. Ésta se define por la firme voluntad
Inevitablemente, esta reflexión debe comenzar muy atrás, de no prestar nuestro asentimiento a ninguna afirmación cuyo
remontándose a los orígenes de la vida intelectual, pero no en el fundamento ignoremos. Se trata, como decían los antiguos, de vivir
orden histórico, sino en el orden de la vocación personal. ¿Cuál es el de la ciencia (epistêmê) y no de la mera opinión (doxa). La diferencia
motor último de la vida dedicada al estudio? Aristóteles solía explicar entre estos dos grados de conocimiento la ha expuesto plásticamente
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Platón con ayuda de su imagen de las estatuas de Dédalo. Se dice que la ideología del progreso ilimitado, la mayoría de los hombres de
las obras de este escultor mítico eran de tan asombrosa perfección ciencia de hoy se creen dispensados de toda tarea que no sea
que se hizo costumbre encadenarlas, no fuera que echaran a andar estrictamente técnica, es decir, encaminada a aumentar el
por la noche y escaparan. La doxa es, a juicio de Platón, comparable a sometimiento de la realidad al hombre.
esas estatuas: siempre está a pique de abandonarnos. Por eso
conviene que atemos nuestras opiniones convirtiéndolas en Las consecuencias de esta penuria del pensamiento están a la
verdadera ciencia, y esto sólo cabe hacerlo mediante lo que Platón vista de todos. La técnica, olvidada de su origen y privada de sus
llama la «consideración del fundamento». raíces, termina volviéndose contra quien la ejerce. Si en un principio
trataba de dominar la realidad y ponerla al servicio del hombre, ha
Con esto llegamos a un estadio decisivo de nuestro argumento. terminado por hacer presa del mismo hombre, objetivándolo y
La ciencia es saber fundado, esto es, saber cuyo fundamento nos reduciéndolo a materia susceptible de manipulación ilimitada. La
resulta conocido. Ahora bien, para que este fundamento pueda prueba extrema de ello la aporta en nuestro siglo la
considerarse científico necesita, a su vez, tener fundamento, es decir, «industrialización» de los dos instantes más decisivos de la vida del
ser un fundamento fundado, y así sucesivamente. Con esto se hombre: su concepción (pensemos en la gestación in vitro) y su
muestra que la idea misma de la ciencia remite a la idea de un muerte (pensemos en Auschwitz).
fundamento infundado de todo cuanto hay.
A la técnica le debemos beneficios impagables. Pero no
Y es ahora cuando entra en juego la Teología, que se presenta podemos perder de vista que la técnica, abandonada a su propia
precisamente como saber acerca del Fundamento infundado, como dinámica imparable, supone el fin de la dignidad de la persona. No
saber que al tiempo que nos ilustra sobre el origen primero de la en vano el concepto de «persona» tiene su origen en los debates
realidad, arroja luz sobre el sentido último de nuestra existencia. Sin teológicos que, en los primeros siglos de nuestra era condujeron a la
necesidad de prejuzgar nada sobre el valor de verdad de la Teología, formulación conceptual del dogma cristiano. Sin una recuperación de
podemos afirmar confiadamente que ella es una exigencia del la Teología, del saber sobre el Fundamento, se hace muy difícil
pensamiento. pensar en la rehumanización de la técnica, reclamada por todos los
grandes pensadores de nuestro siglo.
Pero una cosa es que exista una necesidad real y plenamente
objetiva, y otra que esa necesidad sea reconocida como tal. La Una última consideración. El saber del fundamento que se nos
nuestra es la época del olvido de la cuestión del fundamento. En ha revelado necesario no tiene por qué ser fruto exclusivo de la
algunas ocasiones se rechaza explícitamente la necesidad de razón humana. Por descontado que la Teología racional tiene un
fundamentar los saberes (como en el caso de R. Rorty o, en otro enorme valor. Pero hay razones para pensar que un Fundamento
sentido, en el de N. Bobbio), pero lo más frecuente es que la último que se dejara apresar sin resto en la red de nuestros conceptos
cuestión ni siquiera llegue a plantearse. Deslumbrados por el poder no pasaría de ser una pieza más en una construcción teórica a
siempre creciente de los saberes científico-técnicos y embebidos en nuestro servicio.
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