Texto Semiotica
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Es una fresca noche en el Estadio Monumental David Arellano de Colo Colo, hay miles de
aficionados chilenos y peruanos que se han juntado para presenciar el enfrentamiento de
fútbol entre sus países en la fecha 3 de las Eliminatorias 2026. Desde niños hasta ancianos,
muchos de ellos vestían con camisetas de sus respectivos países, también tenían sombreros
divertidos e incluso algunos tenían la cara pintada. Me parece haber visto a un bebé, ¿Qué
entienden los bebés de fútbol? No lo sé, pero recuerdo que cuando fui uno mis padres
también me llevaron al Estadio Nacional de Lima para apoyar a la bicolor. Ahora estoy solo, en
realidad no, yo había ido solo, el lugar estaba repleto, pero estaba seguro de que faltaba llegar
más gente antes de que empiece el partido.
—Hoy les ganamos a esos peruanos cholos —Murmuró uno de ellos hacia sus amigos.
—Obviamente ganaremos —Respondió otro de ellos—. Sin ese mono Gallese no son
nada.
Hablaron más, pero el ruido de la multitud no me dejaba escuchar. Supongo que debo
ignorarlos y disfrutar el partido.
El tiempo se pasó rápido, ya nos encontrábamos en el segundo tiempo, sin duda Gallese
es un capo atajando tiros, el partido se mantenía cero a cero, ya que él nos había salvado de
posibles goles de los rivales.
—Gallese negro de mierda —Gritó un señor desesperado por adelante, mucho más
cerca al arco—. Eres un inútil —Continuó, lanzando un objeto, que no logré ver bien, hacia el
arquero de la bicolor.
El objeto le cayó en el hombro de Gallese, al parecer se trataba de una piedra ¿de dónde
la habrá sacado?, empezó a sangran un poco, se tumbó al suelo agarrando su hombro y
quejándose de dolor. El estadio se llenó de caos, con enfrentamientos entre hinchas y
disturbios. Los médicos entraron corriendo para atender a Gallese, mientras los jugadores de
ambos equipos se unieron para calmar a la multitud. Por otro lado, la policía ya estaba
invadiendo las gradas buscando al sujeto que se encontraba tres filas delante de donde estaba
yo, que al parecer se trataba de un peruano maniático del fútbol.
—¿Viste quién fue? —Me preguntó el chico que estaba a mi costado junto a sus amigos.
Sin decir más, nos dirigimos al señor y les señalé quien era. Estando ahí y teniéndolo a
un par de metros de mí, noto que es un hombre un poco obeso, de alrededor de 40 años, un
chato que se está quedando calvo, hay una señora a su lado, debe ser su esposa, a ambos se
les nota extremadamente nerviosos, pero obviamente mucho más al que causó el problema,
está sudando demasiado, incluso creo que su sudoración podría llenar una botella de 500 ml
fácilmente.
—¿Por qué hiciste eso? —Preguntó exaltado el chico con el que estaba, que obviamente
no sabía su nombre—. Pudiste haberlo matado —exageró.
Parpadeé y vi como el chico le pegaba con un puñete al calvo. Se armó una pelea entre
ellos dos. Yo entré en pánico, pero no hice nada más que asombrarme, por alguna razón estoy
sintiendo culpa de que le hayan golpeado, ya que fui yo quien le mostró quien era, por otro
lado, siento que se lo merece. Tal vez sea un poco cruel pensar eso, ahora mismo no sé que
hacer y tampoco sé por qué la policía no llega aún.
Gallese desde la cancha miró hacia donde nos encontrábamos haciendo todo el
merequetengue, con preocupación y rapidez se acercó para detener la pelea. Pero el alboroto
no solo era de ellos dos, sino de distintas zonas del estadio. Aún así sujetó al señor calvo para
detenerlo.
La policía por fin había llegado para llevarse a los involucrados del disturbio, Gallese los
detuvo con una cara de molestia, creo que va a decir algo.
La policía puso fin a todo el caos llevándose a las personas que formaron parte de las
peleas. El partido no había terminado, pero se perdió demasiado tiempo. Gallese regresó a la
cancha decidió seguir jugando a pesar de tener el hombro lastimado. Tal vez no fue lo correcto
ya que finalmente ganó Chile con dos goles a cero, aun así, el acto que hizo fue mucho más
grande que el resultado en el campo, haciéndolo ver como un verdadero héroe y un ejemplo a
seguir, al menos para mí.