Cuadernillo Filosofía2.1
Cuadernillo Filosofía2.1
Cuadernillo Filosofía2.1
NUEVA EXTREMADURA
CUADERNILLO DE
TRABAJO
Filosofía
Índice.
1 Er Parcial
1 Pensamiento Pre-Filosófico
Por ejemplo, los griegos creían que el sol era un dios transportado por un carro jalado por caballos
voladores que emprendían su galope cada mañana. También pensaban que el fuego, del que al igual
que nosotros dependían para sobrevivir, les había sido regalado por Prometeo, quien lo había
robado a los dioses, sus inventores originales.
Al ser sagrado, cada mito cuenta una historia, pero también dicta a los hombres los actos que deben
realizar para agradar a los dioses y garantizar la continuidad del orden del Universo. Estos actos son
los rituales o ritos, y son inseparables de los mitos. No hay mito sin rito, ni rito sin mito. Podemos
decir que son dos aspectos de una misma realidad: los mitos son las creencias, los ritos los actos a
que esas creencias obligan.
Otra característica importante de los mitos es que son necesariamente pensamientos compartidos
por un grupo humano. Son ideas comunes, compartidas por todos. Es decir, no hay mitos
personales, individuales. Para poder ser considerado como tal, un mito requiere estar presente
simultáneamente en la mente de muchas personas.
El mito vive sólo en la medida en que una comunidad lo cree. A su vez, compartir las creencias
míticas es uno de los más importantes factores de cohesión social en las sociedades tradicionales.
Es decir, son aprendidos desde la más tierna infancia, y en poco tiempo, quién ha vivido en contacto
con ellos siente su realidad tan sólida como la de las rocas, tan cierta como la del paisaje que se
tiene enfrente, como el sol que calienta la cara y deslumbra a quien intenta verlo de frente, o como
los objetos que hay en la habitación en que estás sentado leyendo este libro. El pensamiento mítico
no admite dudas, mucho menos preguntas.
Los primeros filósofos descubrieron la idea de naturaleza. La llamaron physis (de ahí viene nuestra
palabra: Física).
El estudio de la naturaleza se ha prolongado por siglos, la humanidad ha ido revelando sus secretos,
en un proceso a veces algo lento, a veces sensacionalmente acelerado, en el que sin embargo a
veces hay retrocesos. Actualmente vivimos sin duda en una época de esplendor de la ciencia. Cada
día se modifica nuestra visión del mundo gracias a un nuevo descubrimiento científico.
Ejemplos de Mitos
Mito #1
Atenas. Siglo VI a. C.
Decenas de mujeres están reunidas en los campos de cultivo cercanos. Desde donde están se pueden
ver los muros que por décadas han protegido a la ciudad de los ataques de persas y espartanos, y
resguardan el camino que une Atenas con su puerto. Para los atenienses perder acceso al mar es tan
letal como sufrir una invasión. Pero lo que hoy preocupa a las mujeres atenienses no es la guerra.
Están aquí para sacar de las zanjas sagradas los restos de los lechones que depositaron ahí hace
cuatro meses. Son sagradas porque por ellas regresa a la superficie de la tierra cada año Perséfone,
tras su estancia de tres meses en el submundo, al lado de su esposo Hades, dios de los muertos. Y
como cada año, el paisaje se llenará a su paso de plantas, flores y árboles repletos de frutos. En
realidad, eso ocurre porque la madre de Perséfone, Deméter, la diosa de la vegetación, se desborda
de alegría por el reencuentro con su querida hija. Literalmente, florece. Nunca ha estado conforme
La inevitable tristeza de Deméter es el invierno, el viento agresivo y helado, la tierra seca del Ática.
Invierno que, además, si se prolonga más de lo habitual, puede ser también, para la ciudad, el
agotamiento de las reservas de comida; es decir, el hambre, la enfermedad y la muerte. Así, el que
cada año regrese Perséfone a la superficie, y alegre a su madre con su presencia, es asunto de vida o
muerte. Las zanjas por las que sale son sagradas; cuando Perséfone pasa por ellas se vuelven
increíblemente, milagrosamente, fértiles. Los restos de los lechones que permanecieron ahí cuatro
meses, una vez mezclados con semillas y hierbas, y esparcidos por los surcos, aseguran la fertilidad
de la tierra, que todo lo que se siembre en ella crezca robusta y rápidamente. Para eso están ahí estas
mujeres, las llaman las extractoras.
Según los sacerdotes, sólo ellas están autorizadas para llevar a cabo el ritual; si un hombre se
presenta mientras se está ejecutando, no será eficaz, y significaría el desastre. Las extractoras
comprenden el dolor de Démeter, muchas saben lo que es perder a una hija o a un hijo por hambre,
en un año de sequía. Llevan días ayunando y purificándose para el ritual de hoy. Esparcen la mágica
fertilidad por los campos de los que depende su vida y la de sus hijos. Dentro de unos meses,
aliviadas por las buenas cosechas obtenidas, en agradecimiento a Démeter y Perséfone, les
ofrecerán en sacrificio los primeros granos y frutos cosechados, junto con algunos lechones.
Glosario
Atenas: la más famosa de las antiguas ciudades-estado griegas. Capital de la actual Grecia. Célebre
por su arquitectura y arte. Es considerada como la cuna de la democracia y la Filosofía.
Persas: habitantes del imperio Persa, con el que Atenas y otras ciudades griegas sostuvieron las dos
denominadas Guerras Médicas, en el siglo V. a.C.
Espartanos: habitantes de Esparta, ciudad estado griega, famosa por el poderío de su ejército; rival
de Atenas, a la que derrotó en la guerra del Peloponeso, en el siglo V a.C.
Orfebre: persona que labra objetos artísticos de oro, plata y otros metales preciosos, o aleaciones
de ellos.
Ocelopipiltin: entre los antiguos aztecas, caballeros jaguar, que junto con los caballeros águila
(cuauhpipiltin) eran los guerreros más valientes, hábiles y fuertes del ejército azteca.
Cuauhpipiltin: véase ocelopipiltin.
Teopixque: entre los aztecas, sacerdote responsable de las prácticas adivinatorias.
Chinampa: parcelas construidas por los aztecas con fines agrícolas. Las chinampas eran producidas
con ramas, hojas, lodo y piedras. Han sido descritas como “jardines flotantes”. En la actualidad,
aún existen abundantes chinampas en Xochimilco, en el sureste de la Ciudad de México.
Teotecuhtli: sumo sacerdote.
Axolotl: batracio característico de la zona de Mesoamérica, mejor conocido actualidad como
ajolote.
La Filosofía es ante todo pensamiento, y es innegable que las primeras formas del pensamiento
fueron los mitos. Esto significa que en algún momento y de algún modo alguien, quizás sin darse
muy bien cuenta de lo que hacía, tomó algunos elementos básicos de los mitos, y construyó con
ellos la Filosofía.
Según ellos, el mundo ordenado y regular que habitamos fue creado por los dioses a partir del caos.
El caos, un concepto central para la mentalidad antigua, era imaginado como un estado en el que
todo estaba mezclado con todo. Y según los mitos, los dioses habían procedido a separar los
elementos, creando un mundo habitable para los seres humanos.
En el caso de la mitología griega, Zeus logró separar definitivamente los elementos. Otorgó a
Poseidón uno de sus hermanos el dominio del mar.
A su otro hermano, Hades al que ya conocimos en el mito de Démeter y Perséfone le concedió el
reinado del subsuelo (inframundo) y reservó para sí el gobierno del cielo, la lluvia, el relámpago y
los vientos.
También hay que insistir en que la Filosofía nunca desplazó definitivamente a los mitos en la mente
de la gran mayoría de las personas. Nunca lo hizo, y no fue ese el propósito de los primeros
filósofos.
El gran logro de los primeros filósofos fue abrir paso a las genuinas preguntas y des pertar en el
hombre, por primera vez, el hambre de verdaderas explicaciones. Porque los mitos en realidad no
son explicaciones. Una explicación es una respuesta a una pregunta, y los mitos más bien son una
descripción básica del mundo. El pensamiento mítico no admite dudas, mucho menos preguntas.
La explicación racional de la realidad. La humanidad comenzó a buscar las causas de las cosas en
otras cosas, no ya en seres imaginarios que nunca nadie había escuchado o visto directamente.
Conclusión
La Filosofía empieza cuando se abandona el MITO como explicación de la realidad y se opta por el
LÓGOS o explicación racional de la misma: Esta nueva explicación lógica de las cosas afirma la
idea de necesidad natural, es decir, afirma que en la naturaleza todo sucede según ciertas leyes
constantes, las cuales son la causa de lo que ocurre en el Universo y cuyo conocimiento nos
proporciona ciencia (epistéme). Además, los primeros filósofos van a sostener que hay un primer
principio (arjé) de todo lo real o una sustancia invariable (ousía) para todas las cosas.
Actividad de Aprendizaje
Indica si las siguientes afirmaciones expresan una perspectiva mítica, o una racional, afín a la
Filosofía y la ciencia. Escribe en el paréntesis que sigue a cada enunciado una M (de mítica) o una
R (de racional), según consideres que se trata de una u otra.
b) Me enfermé de gripa porque metí los pies a un charco, y me quedé todo el día con los ( )
calcetines y los zapatos mojados.
c) A un amigo le ha ido muy mal en la escuela porque una vez juró por la cruz y no ( )
cumplió.
f) Esos que parecen aullidos de coyote, en realidad son los espíritus de mujeres que han ( )
muerto en un parto.
g) Si una persona amarra muchos globos a una silla en la que esté sentada, se elevará por ( )
el aire.
i) Hay que recibir el año nuevo con ropa interior roja, para tener buena suerte. ( )
La filosofía es una ciencia que de forma cuidadosa y detallada, busca dar respuesta a una variedad
de interrogantes como por ejemplo, la existencia, la mente, la moral, la belleza, el conocimiento, la
verdad y el lenguaje. Al tratar estas incógnitas, la filosofía trata de alejarse de lo espiritual, del
esoterismo, y de la mitología al enfocarse en pruebas racionales más que en argumentos de
autoridad.
El origen histórico de la filosofía señala, que ésta surge en el siglo VI a.C. en Grecia, como
resultado de los diferentes cuestionamientos que el hombre comenzó a hacerse sobre las cosas que
La palabra filosofía tuvo su origen en la Antigua Grecia y significa “amor por el conocimiento”. Por
tal razón, los griegos consideraban que el término filosofía aludía a la búsqueda constante del
conocimiento en sí mismo, incluyendo todas las áreas de pensamiento especulativo, como lo son la
religión, el arte y la ciencia.
El objeto que se asigna a la filosofía nunca fue el mismo a lo largo de las etapas de la historia de la
filosofía. Las diversas corrientes filosóficas han generado toda una discusión interminable sobre el
objeto de la filosofía. Según la corriente filosófica que profesa el filósofo tal es el tipo de objeto que
asigna a la filosofía.
Dichos objetos de estudio de la filosofía pueden ser de diversas clases: objetos reales, objetos
ideales, objetos metafísicos, objetos cuy ser consiste en el valor. Todo lo que existe, todo lo que no
existe realmente y todo lo que puede existir es objeto de la filosofía.
La filosofía tiene su objeto propio de análisis y estudio: el hombre, Dios, el alma, el mundo, el
espacio, el tiempo, el conocimiento, el pensamiento, la conducta moral del hombre, los valores, la
estética, la vida, la muerte, el Ser, el universo, la realidad, los hechos científicos, etc.
La filosofía estudia al conocimiento en todas sus formas. De esta manera, trata problemas
fundamentales relacionados con la existencia, el pensamiento, los valores, la mente y el lenguaje.
La filosofía piensa sobre la manera en la que pensamos.
En conclusión filosofía es amor por la sabiduría.
1.3.2 Epistemología
La epistemología, la segunda de las disciplinas filosóficas que estamos viendo, estudia el propio
conocimiento. Su nombre tiene su origen en el término “Episteme”, que significa conocimiento.
Esta disciplina filosófica se encarga de estudiar todos aquellos hechos (tanto psicológicos, sociales,
históricos…) que han conducido a la obtención del conocimiento científico.
Otros términos que se han usado para hablar de epistemología son la “Filosofía de la Ciencia”, ya
que su objeto de estudio es el conocimiento, y además se ocupa de estudiar por qué algunas fuentes
de conocimiento científico son “válidas” y otras no.
Así, la epistemología es la encargada de estudiar el conocimiento en sí, pero también su tipología
(contenido, significado…) y grado de veracidad. Ahonda en el propio conocimiento humano
buscando sus fundamentos, principios y métodos que permiten obtenerlo, así como las limitaciones
de aquello que podemos llegar a conocer de manera consistente.
1.3.4 Axiología
El objeto de estudio de la axiología son los valores. Es decir, estudia el valor que tienen las cosas,
qué se entiende por valor, cuál es su naturaleza, etc. Ahonda en sus fundamentos y en su esencia, y
en cómo se relacionan con el ser humano. Es por ello que muchas veces la axiología también se
hace llamar la “Filosofía de los valores”.
Etimológicamente, la palabra axiología proviene de “Axis” (valor) y de “Logia” (estudio, ciencia).
Esta palabra fue utilizada por primera vez en 1902 por Paul Lapie, y posteriormente por Eduard
Von Hartmann, en 1908. Este último autor fue el que la consolidó como una disciplina filosófica, y
el que la utilizó para fundamentar sus estudios de filosofía.
Además, la axiología está muy relacionada con otra de las disciplinas filosóficas que veremos en
este artículo: la ética. Esta última se centra en los conceptos del bien y del mal.
1.3.5 Ontología
1.3.7 Ética
La ética es otra de las disciplinas filosóficas “por excelencia”. Se encarga de estudiar “el bien y el
mal” según unos principios fundamentales, en relación al comportamiento humano.
Etimológicamente proviene del término “Ethos”, que significa costumbre.
La ética estudia también las relaciones entre los actos o comportamientos del ser humano (bueno o
malo) y la propia moral. Así, se trata de la disciplina filosófica que regularía las normas sociales y
las costumbres dentro de una comunidad, permitiendo que valorásemos los comportamientos dentro
de unos parámetros “éticos” o morales, calificándolos como correctos o incorrectos, buenos o
malos, etc.
Se trata de una de las disciplinas filosóficas con más uso práctico, porque se fundamenta en
situaciones cotidianas, muchas de las cuales pueden ser experimentadas por la mayoría de personas,
y nos habla acerca de nuestra manera de conceptualizar el bien y el mal, la distinción entre el valor
moral de las intenciones y de los efectos, etc.
1.3.9 Gnoseología
La última de las disciplinas filosóficas, la gnoseología, proviene de los términos “Gnosis”
(conocimiento) y “logia” (estudio, ciencia). La gnoseología también es denominada “Teoría del
Conocimiento”, y tiene como objeto de estudio la esencia, fundamentos, alcances, limitaciones,
elementos, origen y evolución del conocimiento.
Esta disciplina filosófica permite analizar la experiencia humana y los fenómenos que
percibimos y experimentamos de la realidad, a través de diferentes modalidades: percepción,
recuerdo, imaginación, pensamiento, etc.
Por otro lado, la gnoseología presenta tres premisas fundamentales que pretende resolver: el “saber
qué”, el “conocer” y el “saber cómo” de toda experiencia y conocimiento.
1.4 Distinción entre filosofía, ciencia y religión
La relación de la Filosofía con la ciencia ha tomado distintas formas a lo largo de la historia. La
Filosofía y la ciencia nacieron juntas, que fueron dos vertientes de un mismo impulso por usar la
razón que hace dos mil quinientos años se apoderó de las mentes de un grupo de hombres brillantes.
Esa Filosofía primigenia, a la que tanto debemos, ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. Cada
vez se ha hecho más sutil y sofisticada. Pero no ha cambiado tanto como la ciencia.
La ciencia se fue separando gradualmente de la Filosofía a lo largo de los siglos. Al igual que ésta,
fue postergada frente a la religión durante la Edad Media. Tuvo un rebrote espectacular durante el
Renacimiento, que se prolongó durante los siglos. La ciencia de este periodo, que podemos
La principal diferencia es quizás la forma de conocer: tras todo ese tiempo, la ciencia ha construido
su propio método, el método científico. Los científicos de distintas disciplinas han transitado una y
otra vez por las etapas de este método: observación, formulación de hipótesis, experimentación y
conclusión, y cada vez que concluyen el recorrido generan más conocimiento científico. De manera
que el la cantidad de conocimientos acumulados es ya impresionante… y cada vez más difícil de
manejar y comprender.
La Filosofía puede hacer afirmaciones impecables desde el punto de vista lógico, pero no tiene la
necesidad ni la posibilidad de someterlas a experimentación. Por ejemplo, la famosa afirmación
“Pienso, luego (por lo tanto) existo”, uno de los más famosos enunciados filosóficos de todos los
tiempos, es lógicamente sólida. Pero no es un enunciado científico, precisamente porque no puede
expresarse de modo que sea comparado con una realidad determinada, y a partir de esa comparación
definir si es verdadero o falso. “Pienso, luego existo” es una proposición que, como todas las
proposiciones filosóficas, es debatible. Se puede preguntar, y de hecho los filósofos no han dejado
de hacerlo desde que fue enunciado, ¿Qué es pensar? ¿Qué es existir? ¿Qué es el yo?
Las afirmaciones de la religión, decir, por ejemplo, que en algún momento habrá un juicio final en
que los pecadores serán condenados y los justos salvados, nos enfrenta con un enunciado ajeno a la
lógica de la ciencia, absurdo desde la perspectiva de ésta, dado que no puede concluirse nada acerca
de su verdad como hecho. Lo que no impide, como veíamos, que mucha gente lo tenga por cierto.
Lo que sí es imposible es considerarlo como un enunciado científico. Por su forma es un artículo
de fe: es impreciso, y lo más importante, no puede ser deducido a partir de ninguna ley de la
naturaleza conocida. Además de diferir de la Filosofía y la religión por el método, la ciencia se
distingue por su objeto de estudio y su lenguaje.
En cuanto a su objeto, simplificando un poco, podemos decir que la ciencia se ocupa de todo lo que
podemos percibir a través de nuestros sentidos. Todo lo que percibimos es materia que cambia y se
mueve en el tiempo y el espacio, y además presenta una característica importantísima que es la que
en la mayoría de los casos le permite a la ciencia estudiarlo: se puede medir.
Nos dicen qué tanto varía una cantidad dependiendo cuánto varíe otra con la que de alguna manera
está en relación. Y la experimentación invariablemente se diseña y presenta sus conclusiones
mediante símbolos matemáticos. Esta descripción es válida para las ciencias que estudian el
comportamiento de los cuerpos y la consistencia de la materia: la Física y la Química,
respectivamente. Las consideraciones anteriores nos permiten establecer otra de las características
que distinguen a la ciencia de la Filosofía: se expresa en un lenguaje compuesto principalmente de
números y conceptos altamente especializados. En la actualidad no es posible participar en la
ciencia sin un dominio importante de las matemáticas.
Hay otra región de la realidad cuya comprensión requiere de los esfuerzos coordinados de la ciencia
y la Filosofía: el ser humano. Sin duda, hay aspectos de las realidades humanas que pueden ser
medidos, como la edad o el número de personas que votaron por un partido en unas elecciones, por
ejemplo. Pero hay otros, como los deseos o los sentimientos, que no sólo son más complicados de
medir, sino aun de definir, y será siempre más productivo debatirlos y reflexionar sobre ellos desde
distintas perspectivas.
Guía para las personas Explica fenómenos que afecte Acepta la razón divina
a la gente
Aunque existan nuevos Las teorías son sustituidas por Es afirmativa, dogmática
razonamientos, estos no otras cuando ocurren nuevos
necesariamente sustituyen a descubrimientos
los iniciales
Emplea argumentos lógicos y Utiliza pruebas e hipótesis Creencia del común de las
dialécticos personas.
Filosofía
Similitudes
Diferencias
Entre los métodos que se incluirán en este portafolio de Filosofía tenemos los siguientes:
Método mayéutico
Método cartesiano
Método dialéctico
Método fenomenológico
Método hermenéutico
Método analítico
Esta filosofía tiene una hipótesis, que es la hipótesis del genio maligno que consiste en la existencia
de una ente maligno que nos va a hacer dudar que se está mal el conocimiento que tenemos.
usarlo.
Sociología
que lo emplean
El docente dará la información acerca de los temas Disciplinas y Métodos filosóficos con el cual
los alumnos elaborarán un cuadro comparativo de los diferentes métodos filosóficos.
Disciplinas y método filosófico
Disciplinas y/o métodos filosóficos.
Características
Filósofos
Asociados
Disciplinas
filosóficas que lo
emplean
Características
Disciplinas filosóficas
que lo emplean
La Filosofía griega es tan rica, abarca tantos pensadores y teorías, que se acostumbra dividirla en
etapas para estudiarla. La primera, en la que unos cuantos individuos comenzaron a pensar el
mundo de manera diferente, es llamada la era de los filósofos presocráticos. Es decir, es la era de
Los primeros filósofos griegos, los primeros presocráticos: los filósofos milesios. (Milesio es el
gentilicio correspondiente a la ciudad de Mileto.
Según lo que sabemos, Tales se interesaba por la Astronomía y las Matemáticas. También por el
comercio, la política y la navegación. La ciudad de Mileto era un importantísimo puerto comercial,
que recibía sin cesar barcos procedentes de Egipto, Persia, Palestina, y también de otras ciudades
griegas.
Se dice que Tales sorprendió a sus conciudadanos al predecir con precisión un eclipse (aunque hay
historiadores de la Filosofía que han puesto en duda que esto haya ocurrido).
Lo que más debió haber sorprendido a los demás habitantes de Mileto fue que éste no pretendió
haber logrado su predicción más que a partir de la observación sistemática del cielo, y del esfuerzo
por entender las regularidades que rigen el movimiento de los astros. Es decir, sin recurrir más que
a su capacidad para observar y pensar. Lo que se conocía hasta entonces era sólo la adivinación, es
decir la supuesta capacidad para conocer lo que los dioses pensaban hacer que ocurriera en un
futuro. El cambio de perspectiva fue revolucionario.
Quizás lo que más se recuerda de la obra intelectual de Tales fue su búsqueda del principio de todas
las cosas. Es decir, Tales se preguntó si había alguna clase de material del que estuvieran hechas
todas las cosas. Ese material, además, también tendría que servir para animar las cosas (es decir,
Tales le pareció una buena solución, porque como buen observador que era se dio cuenta de que el
agua era indispensable para la vida. Adicionalmente, como estudioso del paisaje, se dio cuenta de
que en algunos puertos, con el paso del tiempo se formaban nuevos espacios de tierra firme en la
costa, de modo que el mar quedaba cada vez más tiempo. Así que debió pensar que bajo ciertas
circunstancias el agua se convertía en tierra - y aun en piedra.
Aunque, insistamos, no conocemos los detalles de su teoría.
Por supuesto, hoy sabemos que eso ocurre debido a dos fenómenos conocidos como erosión y
sedimentación.
Las ideas de Parménides enfrentaron a los filósofos con un problema. Porque si de acuerdo con su
teoría los sentidos nos engañan, y nada de lo que percibimos a través de ellos es, ¿entonces cómo
debemos considerar todo lo que existe a nuestro alrededor? ¿No podemos conocer ni decir nada
sobre ello?
Una de las tradiciones más arraigadas entre los historiadores de la Filosofía es considerar a
Heráclito como el rival intelectual de Parménides. Y es que, en efecto, mientras que Parménides
decía: “Nada de lo que es puede cambiar”, Heráclito se hizo famoso por decir “todo, absolutamente
todo, cambia”. De él es también la célebre observación de que, estrictamente hablando, nadie puede
bañarse en el mismo río dos veces, porque en cada baño, tanto uno mismo como el río ya son
distintos a lo que eran cuando tuvo lugar el baño anterior…
Ahora, según Heráclito ninguna de las cosas particulares que podemos percibir, esta pared, este
libro, esta silla, esta nube, este árbol, nos revelan lo que es la naturaleza, esa realidad primordial,
que en su pensamiento corresponde a ese ser inmóvil e inalterable, incapaz de cambiar, propuesto
por Parménides. De hecho, la otra frase por la que Heráclito es famoso, algo más poética, es: a la
naturaleza le gusta esconderse, ocultarse tras un velo. Y de manera similar a Parménides, nos dice
que sólo podremos “develar” la naturaleza, es decir, quitarle el velo con el que se cubre, y descubrir
su verdad, utilizando nuestra razón. Quizás a nosotros nos parezca algo extraña esta idea de que la
verdad profunda de las cosas de la naturaleza sea una especie de “misterio” que debemos resolver.
Otro filósofo que tuvo una idea sorprendente, que se adelantó en más de dos mil años a la ciencia
moderna, fue Demócrito. No se sabe con precisión dónde nació; algunos dicen que en la ciudad
griega de Abdera, mientras que otros le dan a Mileto por patria. Pero sin duda, su horizonte cultural
fue la Filosofía presocrática; la etapa definida por las ideas de Parménides, más específicamente.
Porque Demócrito aplicó todo su talento a la búsqueda de una solución al problema del cambio,
planteado por Parménides. Y esta búsqueda lo orilló a concebir una idea que mucho tiempo después
revolucionaría la ciencia y la tecnología de manera contundente e irreversible: el átomo.
En efecto, suponer un mundo en el que todo lo que podemos percibir con los sentidos está formado
por átomos es una solución ingeniosa al problema del cambio. Porque entonces se puede afirmar
que hay algo en el mundo que nunca cambia, es decir, los átomos, y otra cosa que cambia
constantemente, la forma en que esos átomos se combinan. En lengua griega la palabra “átomo”
significa algo así como “indivisible”. Es decir, el átomo fue pensado por Demócrito como la unidad
mínima de realidad, que al agruparse con otros átomos “compone” o constituye todo lo que hay a
nuestro alrededor: ese árbol, esta silla, el techo, un caballo, etcétera. Estas formas eventualmente se
ven deshechas, se fusionan entre sí, o se transforman en otras.
En esto consistió el atractivo que tuvo la idea, los átomos que integran cualquier ser particular (una
planta, un libro, etcétera) son los mismos que los que integraban los objetos que los precedieron.
Así, según la visión de Demócrito, los átomos que componen el cuerpo de una persona son los
mismos que los que constituían los alimentos que consumió, por ejemplo. Otra característica del
átomo según Demócrito, es su carácter microscópico, invisible para el ojo humano.
La Física moderna construyó a partir de esta idea de espacio su noción de distancia, que, como
hemos estudiado en la clase de Física, es una de las variables más utilizadas en las fórmulas de la
mecánica (notablemente, está inserta en la fórmula de una de las variables más importantes: la de la
velocidad [v=d/t]).
La Física moderna también ha validado otra de las ideas implícitas en el atomismo de Demócrito,
expresada en la ley de la conservación de la materia, que afirma que la materia no se crea ni se
destruye, sólo se transforma. Por cierto, Demócrito es considerado también como el primer
materialista, porque según él no hay en el mundo más que materia.
Consideraba que hasta las ideas y las almas estaban hechas de materia, con átomos muy pequeños,
quizás transparentes.
Para que nos vayamos familiarizando con el lenguaje de la Filosofía, materialismo es el nombre que
corresponde a toda teoría que afirma que lo único que existe en el Universo es materia, mientras que
idealismo, es la postura que sostiene que todo lo que hay son ideas.
Actividad #1 Segundo Parcial (Secuencia)
Resuelve el siguiente crucigrama
Horizontales
1. Fundador de la primera escuela de Filosofía, por tanto, es considerado el primer filósofo
occidental y el padre de la misma.
2. Afirma la existencia de cuatro elementos con las características de permanencia e
inmutabilidad del ser, estos elementos son fuego, aire, agua y tierra, regidos por la
intervención de dos fuerzas ordenadoras: el amor y el odio, que actúan como principio del
cosmos provocando la combinación y disociación de estos elementos.
3. Sostenían que el número era el arjé, el principio de todas las cosas, pues afirmaban que la
realidad tenía un orden, puesto que podía ser expresada numéricamente.
Verticales
1. Propone que el origen de la realidad física tendrá que ser algo de natura leza distinta a dicha
realidad, pues las cosas materiales son finitas, limitadas, definidas y, por tanto, accesibles al
ser humano de forma particular, por lo tanto, el arjé tendrá que ser necesariamente algo
distinto, infinito, ilimitado y universal.
2. Sostenía que el cambio era racionalmente imposible, pues no puede una cosa ser y no ser en
sí misma, como consecuencia de esta afirmación concluye que el arjé no puede ser el
movimiento, entonces tendrá que ser inmóvil y único.
3. Afirma que en la naturaleza nada es estable, todo cambia, nada permanece; el universo en
su totalidad está regido eternamente por el cambio, de ahí que afirma que en el mundo
“todo fluye”.
4. Maestro de Demócrito, fue el primero en hablar de átomos.
Hacia el siglo IV a.C., el interés de los filósofos se va desplazando gradualmente, del ser al hombre.
De concentrar los esfuerzos en saber qué son las cosas, poco apoco van interesándose más y más no
sólo en lo que el hombre es, sino también en lo que puede y debe ser.
Y naturalmente, una vez que la educación apareció como idea y como proyecto, aparecieron los
primeros educadores, los primeros maestros. Eso fueron precisamente los sofistas. La palabra
“sofista” se forma a partir del sustantivo griego “sophía”, que significa sabiduría. El sofista es el
que posee sophía, es decir, el sabio. Seguramente nos llama la atención que esta palabra también
aparezca en el nombre de la disciplina que estamos estudiando: Filosofía. En este caso, tenemos una
palabra compuesta: el vocablo sophía es precedido por la palabra, también griega, filo, que significa
amor. Así, filosofía significa amor a la sabiduría; filósofo sería el amante de la sabiduría.
Los sofistas no fueron, estrictamente hablando, filósofos. No fueron considerados como tales, lo
veremos un poco más adelante.
Sin embargo, tuvieron un impacto profundo en la cultura y la Filosofía griegas, además de que
concibieron y difundieron algunas ideas que terminaron por integrarse al inventario de problemas
filosóficos importantes. Los sofistas eran algo así como maestros viajeros, que iban de una ciudad a
Protágoras se hizo famoso por afirmar que el hombre es la medida de todas las cosas. Sus
contemporáneos vieron en esa postura una declaración, algo irresponsable, de relativismo. El
relativismo es la convicción de que ni las cosas ni los valores existen de forma objetiva, es decir,
independientemente del individuo que los percibe o aprecia. Por ejemplo, una persona puede
afirmar que el día es caluroso, otra que es sólo tibio, otra más incluso podría decir que lo siente frío.
¿Quién tendría razón? Un relativista pensaría que cuestiones de este tipo son muy difíciles de
determinar, así que quizás lo más conveniente y práctico sea concluir que cada quien tiene su
verdad, y no detenerse mucho en esta clase de asuntos.
Protágoras era considerado como un sofista, y los sofistas, aunque eran reconocidos como maestros,
también tenían fama de profesar el relativismo, que ya examinamos brevemente. Fama justificada,
pues, por ejemplo, solían alardear de sus habilidades para convencer, diciendo que podían dar a una
idea falsa o incierta la apariencia de una verdadera, y viceversa. Pensadores como Sócrates, y sobre
todo Platón, se exasperaron ante esta actitud, que vieron como una carencia de compromiso con la
verdad, y por lo tanto, indigna de los verdaderos filósofos. En buena medida, su Filosofía será una
respuesta crítica a las ideas y los métodos de los sofistas.
Actividad #2 Segundo Parcial (Secuencia)
Responde lo siguiente utilizando falso o verdadero.
1. El desarrollo de la democracia es en parte responsable de este reajuste de las prioridades de
la inteligencia. ____________________________.
4. Los griegos tenían una palabra para esa excelencia: areté. ________________________.
5. Esta areté se manifestaba como salud, fortaleza y belleza del cuerpo, y también como
justicia y valentía del alma, y agudeza de la mente. _________________________.
6. Una vez que la educación apareció como idea y como proyecto, aparecieron los primeros
educadores, los primeros maestros. ________________________.
7. La palabra “sofista” se forma a partir del sustantivo griego “sophía”, que significa
sabiduría. _______________________.
10. Quizás entre los sofistas el más importante, el mejor recordado, sea Protágoras.
__________________.
2.3 Sócrates, Platón y Aristóteles
2.3.1 Sócrates
El interés por la educación que apareció en las ciudades Estado griegas, de manera especial en
Atenas, no encontró en los sofistas una respuesta realmente satisfactoria, sino en la obra vital de
Sócrates.
Con Sócrates ocurre algo curioso: aunque es uno de los filósofos más famosos que haya existido,
nunca escribió ni una sola página. Sólo conocemos su persona, sus ideas y su forma de ser a través
de lo que escribieron tres sobresalientes conciudadanos suyos: Jenofonte, un destacado militar e
historiador: Aristófanes, quizás el principal dramaturgo cómico de la antigüedad, y sobre todo
Fue una figura que, por su forma de vivir y relacionarse con los demás, suscitó un gran entusiasmo
entre muchos de quienes lo conocieron. Aunque también, por otro lado, despertó sospechas en otras
tantas personas, quienes se sentían incómodas ante sus preguntas incisivas y sus ideas novedosas, y
lo veían como una amenaza para el orden social. De hecho, a la edad de 70 años, Sócrates fue
acusado de impiedad (es decir, de no honrar a los dioses como se debe), de promover esa impiedad
entre los jóvenes, y por lo tanto, de corromperlos. Fue juzgado, encontrado culpable, y condenado a
muerte. Se le obligó a beber veneno (uno preparado con una planta llamada cicuta).
Por la serenidad con la que enfrentó la muerte, Sócrates ha sido considerado durante dos mil
quinientos años como el máximo ejemplo de pensador valiente, comprometido con sus ideas hasta
las últimas consecuencias.
Por su forma de morir Sócrates ha ejercido una influencia imborrable en el pensamiento y la cultura
occidental, nos merecería una estimación aun mayor la forma en que vivió. Porque, como ya
decíamos, Sócrates no escribió nada, y sin embargo fue quizás el más grande de los filósofos.
¿Cómo lo logró? Pues viviendo sus ideas, encarnándolas. Es un caso muy especial en la historia de
la Filosofía: en él no puede separarse la obra de la vida, porque fueron una y la misma cosa.
En efecto, en Sócrates lo más importante no son las ideas, las conclusiones a las que llegó, sino el
método que practicó y recomendó, así como la forma en que vivió.
Sócrates nunca se presentó a sí mismo como un maestro, aunque era común encontrarlo vestido con
mucha sencillez, recorriendo las calles de Atenas, caminando de modo extraño, con ayuda de un
bastón, acercándose a platicar con quien pudiera y quisiera escucharlo.
Afirmaba contundentemente que no tenía nada que enseñar, ningún conocimiento qué transmitir. Su
actitud era muy distinta a la de los sofistas, que pretendían saber muchas cosas, ser capaces de
instruir a otros y cobrar por ello.
Porque Sócrates no pensaba que la verdad, el conocimiento, fuera algo que una persona pudiera
depositar, o verter, en otra. Para él, la verdad se encuentra en el fondo del alma de cada hombre, y
entonces lo que hay que hacer es extraerla, sacarla a la luz. Sócrates decía, un poco en serio, un
poco en broma, que él era más bien como una partera, no un maestro (por cierto, su madre era en
La mayéutica no es otra cosa que el diálogo el diálogo consiste en tomar una idea, una creencia o
una hipótesis, y cuestionarla, tratando de revelar sus inconsistencias, omisiones y contradicciones.
Sus defectos, en una palabra, de manera que la idea original pueda ser mejorado, y se formule una
nueva versión de ella que ya no sea vulnerable a las críticas formuladas. Con la nueva idea
reformada se emprende de nuevo el proceso crítico, y así sucesivamente. A diferencia de los
filósofos que lo precedieron, Sócrates no estaba muy preocupado por encontrar la verdad y
enseñarla a los demás.
Lo que le importaba más que nada era motivar y ayudar a las personas a descubrir la verdad por sí
mismas. Hay que notar que estamos ante uno de los momentos más emocionantes de la historia del
pensamiento, ante una revolución dentro de la revolución que ya de por sí fue la Filosofía griega.
Porque al concebir su misión de esta manera renovada, además de revitalizar la Filosofía, Sócrates
puede ser considerado como el verdadero fundador de la educación, en su sentido más riguroso y
noble.
Para Sócrates, la misión de la Filosofía era ayudar a los hombres a descubrir la verdad por sí
mismos. Con ello renovó no nada más la idea predominante de Filosofía, sino también el concepto
de educación. Porque para él la finalidad de la educación (que los griegos llamaban paideia) ya no
será el aprendizaje de unas técnicas manuales o de convencimiento, sino nada más y nada menos
que el perfeccionamiento del hombre.
En efecto, Sócrates proclama que la educación (la paideia) es el proceso, el esfuerzo, por el que el
hombre puede y debe perfeccionarse a sí mismo. Y como tal, es una tarea para toda la vida.
Ese esfuerzo por perfeccionarse necesariamente requiere que se conozca la verdad; y la Filosofía, al
ser la actividad por la cual la verdad puede ser descubierta, es entonces parte fundamental de toda
educación. Es más, podríamos decir sin exagerar que en Sócrates Filosofía y educación son una y la
misma cosa. Ambas responden a la misma consigna, misión, y mandato: “Conócete a ti mismo”. La
actitud de Sócrates es también uno de los más cautivadores ejemplos de lo que llamamos hoy
Porque, y esta es una de las ideas más importantes de Sócrates, al hombre le basta con conocer
verdaderamente el bien para actuar conforme a él. El conocimiento del bien, y la práctica del bien,
son para Sócrates la misma cosa. “Nadie hace el mal a
sabiendas”, es otra de sus frases más expresivas e
interesantes. El mal es ignorancia.
2.3.2 Platón
Uno de los más resultados más importantes de la acción filosófica de Sócrates, y quizás el que
mayor impacto tuvo en la historia del pensamiento, fue la formación intelectual de Platón.
Platón nació y se desarrolló como filósofo en Atenas. Procedía de una familia acomodada, y parecía
destinado a una importante carrera política, pero siendo muy joven conoció a Sócrates y decidió
dedicar su vida a la Filosofía. Fue uno de sus discípulos más fieles y entusiastas y, por supuesto, el
más talentoso. Apoyó con firmeza a Sócrates durante el juicio por impiedad que terminó costándole
la vida; al parecer fue uno de los que más se esforzaron por salvar la vida del maestro. En las
representaciones artísticas de la muerte de Sócrates es habitual que aparezca Platón como uno de los
más apesadumbrados espectadores de la escena.
Con Platón la Filosofía alcanza un rigor intelectual sin precedentes. Platón escribió una extensa
obra, que por su gran calidad artística pertenece no sólo a la historia de la Filosofía, sino también a
la de la literatura. Aunque hubo otros filósofos anteriores a él que escribieron con profusión, las
obras de Platón son las más antiguas que se conservaron casi íntegras. La gran propuesta de Platón
es la existencia de un mundo de las ideas, que existe por sí mismo, separado del mundo sensible (es
decir, el mundo que podemos ver, escuchar, tocar, oler y saborear). Y como te imaginarás, para
Platón, este mundo de las ideas, al estar separado del mundo de las cosas que podemos percibir con
los sentidos, sólo puede ser conocido mediante la razón.
En efecto, el alma del hombre, al ser inmaterial, pertenece al mundo de las ideas, y como éstas, es
eterna. Para Platón las ideas no cambian, permanecen idénticas, no las afecta el paso del tiempo: 2 +
2 = 4: esto es verdad hoy, como lo fue hace dos mil años, como lo fue antes de la aparición del
hombre en la tierra, como lo seguirá siendo siempre. Nunca habrá un momento en que dos más dos
den un resultado diferente de cuatro. Por cierto, no hemos tomado este ejemplo por casualidad:
Platón sostenía que las Matemáticas nos ofrecían los modelos más claros de ideas verdaderas y
eternas. Por eso las Matemáticas eran la primera materia que tenían que estudiar quienes querían
entrar a su escuela (la famosa Academia de Platón) y convertirse en sus alumnos.
En el mundo de los sentidos están las cosas que percibimos todos los días, cosas que surgen, duran
un tiempo y desaparecen. En cambio, como ya dijimos, las ideas son eternas, y sólo pueden ser
conocidas por la razón, no por los sentidos. Literalmente, las ideas no son de este mundo, tienen
uno propio, diría un platónico. E iría más allá: al ser lo permanente, lo que perdura en el tiempo, las
ideas son el verdadero ser de las cosas, su realidad fundamental, que está más allá de las
apariencias, a salvo del efecto desintegrador del tiempo y la imperfección del mundo sensible.
Esto significa que sólo podemos entender las cosas que percibimos con los sentidos en la medida
que conocemos su idea: así, si vemos un animal de cuatro patas con determinadas características y
entendemos que se trata de un caballo, eso ocurre debido a que nuestra alma, nuestra inteligencia,
conoce la idea de “caballeidad”, por llamarla de alguna manera. De hecho, para Platón, las cosas del
Platón también nos dice, por fin, lo que es este mundo, el de los sentidos.
Es un mundo que sí es, sí existe, pero en un grado menor que el mundo de las ideas. Hay grados,
por así decir, del ser. El ser absoluto, perfecto, es el de las ideas; en cambio, las cosas del mundo
sensible sólo existen como copia de las ideas que les corresponden en el otro mundo. Su ser es
efímero, de menor categoría, podríamos decir.
Porque depende, para poder ser, del mundo de las ideas, que sí goza plenamente del ser, tal como la
copia depende del original.
Platón dice que el mundo de los sentidos participa en el mundo de las ideas, y sólo en esa medida
goza del ser.
2.3.3 Aristóteles
Aristóteles construyó su Filosofía criticando las principales ideas de su maestro, Platón. Al parecer,
consideraba que era una exageración de su parte pensar que las cosas de este mundo, el mundo de
los sentidos, sólo existían “a medias”, y que el mundo verdadero sólo podía conocerse con la mente.
De igual modo, encontraba muy vaga y poco sólida esa idea de que las cosas del mundo sensible
“participan” de las cosas del mundo de las ideas. ¿Qué significaba eso exactamente?
Aristóteles tomó de la Filosofía platónica los ingredientes básicos (ideas, cosas, etcétera) para
pensar la realidad, pero los mezcló de un modo muy distinto, y produjo una visión diferente y en
cierto modo invertida de la que recibió de su maestro. Una visión, que en cierta forma continúa
vigente en nuestros días. En efecto, Aristóteles mostró una inteligencia impresionante. Se calcula
que escribió aproximadamente 200 tratados, sobre todas las materias. Sólo conservamos 31, pero la
variedad de temas que se estudian en ellos nos da una muy buena idea del tamaño de su capacidad y
curiosidad. Física, Del alma, Historia de los animales, Retórica, Poética, La Gran Ética, Política,
son algunos de sus más conocidos títulos.
Aristóteles invirtió los términos de la Filosofía de Platón: para él, la realidad fundamental no eran
las ideas, sino las cosas individuales, las que percibimos con los sentidos: ese hombre, ese caballo,
esa mesa, esa piedra, etcétera.
Aristóteles reconoce la realidad de las ideas, sólo que no como realidad fundamental, sino como
creaciones de la mente humana, productos que la inteligencia genera a partir de la observación de
las sustancias individuales, que son, como decíamos, las cosas que percibimos a nuestro alrededor.
Así, por ejemplo, tras ver muchas gallinas, nuestra mente produce la idea de gallina (la idea de la
especie gallina, para ser más precisos). A este proceso mental, que consiste en producir ideas
generales a partir de observaciones individuales, se le llama inducción.
Al describir de esta manera el fenómeno del conocimiento, Aristóteles se aleja también de Platón en
un punto fundamental: si las ideas son producidas por la mente, y no son simplemente
“encontradas” por el alma gracias al ejercicio del diálogo, entonces no tienen una existencia
independiente, es decir, no hay “mundo de las ideas”.
En otras palabras: para Aristóteles no hay ideas innatas. Lo único innato, nos dice, es nuestra
capacidad para producirlas (no descubrirlas); esa capacidad sí es parte de nuestra esencia humana.
En resumen, las sustancias son la realidad básica, la que existe por sí misma, y las ideas son
derivadas por la mente a partir de ellas.
Con ello Aristóteles sienta las bases de su teoría del ser, que es desarrollada en el que quizás es el
más estudiado de sus libros: la Metafísica.
Aristóteles define a esta área del saber cómo la que estudia al ser en tanto que es. Es decir, la
Metafísica estudia al ser en sí, a diferencia de todas las demás ciencias, que tratan de entender sólo
un tipo de seres, una región de la realidad, cada una.
Por ejemplo, la Botánica estudia las plantas, la Zoología los animales, la Geología las rocas y los
suelos, etcétera O hay ramas del conocimiento que estudian sólo un aspecto de la realidad: por
ejemplo, las Matemáticas, que aunque son aplicables en prácticamente todas las disciplinas
científicas, tienen por objeto de estudio, concretamente, las cantidades.
En cambio, la Metafísica estudia al ser en sí.
Aristóteles nos responde que podemos estudiar al ser desde cuatro puntos de vista:
Lo mismo ocurre con los otros dos accidentes: el color de piel y el gusto por ir al cine siempre son
el color de piel y el gusto por el cine de alguien; por sí mismos no existen, no son.
Otra perspectiva desde la que se puede estudiar el ser es la de la potencia y el acto. Esta es una de
las distinciones fundamentales de la Filosofía de Aristóteles, porque reconoce la existencia de cosas
que no podemos percibir con los sentidos.
Podemos aclarar la diferencia entre ser en potencia y ser en acto con un ejemplo sencillo y muy
utilizado. Podemos decir que un huevo existe en acto, pero en él, existe también un pollo en
potencia. El huevo existe en el presente (es decir, en acto). Lo podemos ver, tocar y hasta
comérnoslo. Por cierto, si hacemos esto, no estaremos únicamente acabando con el huevo como tal,
sino también con el pollo que existía en él potencialmente. Esto nos revela algo importante sobre la
relación entre lo que existe en potencia y lo que existe en acto: lo potencial siempre requiere, para
existir, “alojarse” en algo que exista en acto. Así, en el ejemplo, el pollo potencial necesita, para
existir, del ser actual del huevo, como lo demuestra el que si desaparece éste (por ejemplo, porque
nos lo comimos), también desaparece aquél.
Veamos un sencillo ejemplo. Supongamos que estamos frente a una silla. Podemos, siguiendo a
Aristóteles, preguntarnos por las causas de esa silla.
Su causa material es la madera y el cuero de que está hecha.
Su causa formal es la idea de silla, que estaba en la mente del carpintero que la elaboró. Por cierto,
la acción del carpintero, que primero imaginó la silla y luego trabajó sobre los materiales para
hacerla realidad, es la causa eficiente. Por último, la causa final es el propósito para el que fue
hecha la silla (típicamente, para sentarse en ella.) Hemos presentado un ejemplo en el que
intervienen los cuatro tipos de causa, pero no en todo lo que existe ocurre así.
Tercer Parcial
La concepción de Dios ha existido desde el inicio de la historia del hombre. En los primeros siglos
se le consideraba una entidad infinita, ilimitada, inmutable, mística y eterna, es decir, como un ser
supremo. Por otro lado, se concebía a la humanidad como sus inferiores. En la antigüedad se creía
que vivir en la fe significaba obtener una vida satisfactoria, alegre y llena de felicidad.
Santo Tomás de Aquino proporciona cinco vías para demostrar que Dios existe:
o Existencia del movimiento
o Causa eficiente
o Contingencia de los seres
o Los grados del ser
o Argumento de la finalidad
El hablar de las ideologías espirituales siempre ha sido un tema muy complejo, pues cada ser
humano tiene sus creencias y deben de ser respetadas, ¡Me imagino que tú tienes tu religión y la
profesas de acuerdo a tu fe! ¿Para qué te sirve en la vida tener una religión? o ¿Qué piensas de la
diversidad religiosa?
Las religiones tienen elementos que les son comunes, por ejemplo, todas ofrecen una explicación
acerca del surgimiento y creación de lo que existe, de la naturaleza del hombre y los preceptos
morales, así como su propia filosofía de vida. El conocimiento acerca de las diversas religiones
amplia nuestro acervo cultural y por supuesto, nos permite ser más abiertos y tolerantes ante la
multiplicidad de credos y pensamientos.
Con el propósito de explicar los inicios de la religión cristiana y el surgimiento de nuevas ideas
religiosas se hará un resumen de estas de forma ordenada.
3.1.1 La Patrística
(Primera etapa de la filosofía medieval).
Siglo: IV - VIII
Fin del cristianismo primitivo, comienzo del neotestamento; la verdad está en Cristo, única posible.
La Iglesia se manifiesta como poseedora del don último de la verdad y está por encima del Estado,
es decir, tiene más poder.
San Agustín decía que la felicidad estará completa en Dios, a quien se puede llegar únicamente con
el conocimiento de la verdad, por lo tanto el ser humano en esta vida terrenal no podrá ser feliz.
Para él el Dios supremo, es aquel que colma al corazón de sus deseos. Además pensaba que sólo
Dios puede hacer que el hombre llegue a la tranquilidad de todas sus insatisfacciones. El hombre
que vive en la tierra (amor a si mismo) debe desear el mundo celestial (amor a Dios). Lo anterior se
alcanza con la fe y la razón.
3.1.2 La religión en la Edad Media
Periodo 476 d.C, Hasta siglo XV
En esta época la religión es el cristianismo (busca la verdad en la Biblia) enfocada en sus dos
corrientes; la patrística y la Escolástica.
3.1.3 La Escolástica
Segunda etapa de la filosofía medieval (Siglo XI- XV)
Movimiento teológico y filosófico que intentó comprender la revelación religiosa del cristianismo,
la coordinación razón-fe, y el estudio de la Biblia.
Representante
Santo Tomas de Aquino
“No puede haber falsedad alguna en el sentido literal de las Sagradas Escrituras”. Dios es evidente
en todo lo que es, hace y predica el hombre. Dios es el principio de todas las cosas y mientras el ser
humano respete esta filosofía de la naturaleza y la cumpla estará construyendo su felicidad.
Representantes
Martin Lutero (Alemania).
Juan Calvino (Francia).
Ulrico Zuinglio (Suiza).
Enrique III (Inglaterra).
En lo anterior se muestra el inicio del cristianismo y el surgimiento de una nueva interpretación
religiosa denominada protestante, que cuestionaba ciertas prácticas de la iglesia católica y el clero.
Los filósofos griegos pensaban que Dios no era el creador de las cosas, sino era un ser
supremo.
Los filósofos de la época medieval lo conciben como el creador, en específico del hombre,
pues su alma fue creada a su imagen y semejanza.
Los teólogos de la Reforma Protestante creen que Dios es la salvación del hombre a través
de su fe y no por sus buenas obras.
La diversidad religiosa debe entenderse desde un punto de vista amplio, abierto y tolerante, pues
muchas personas encuentran en sus preceptos apoyo y salida para problemas que aquejan a la
humanidad.
Además, no podemos negar que estamos viviendo momentos de crisis social, de pérdida de valores
humanos, donde el respeto por algunos de ellos, como la vida y la dignidad humana, están siendo
rebasados por intereses económicos y de poder. Tal vez valga la pena preguntarnos: ¿Hasta dónde
tenemos que llegar para que retomemos nuevamente valores que hemos perdido? y ¿Los valores
morales y humanos, concebidos en las bases religiosas, nos pueden ayudar a ser mejores y vivir más
felices?
Tener fe en Dios sirve para sentirnos amados y protegidos de manera incondicional. Asimismo, para
poner límites de las actitudes y acciones que realizamos con nuestros semejantes.
La idea genial de Descartes fue usar la propia estrategia de los escépticos en su contra: fue así como
propuso la duda metódica. Pensó que si podía dudar de todo lo que ya dudaban los escépticos (de lo
que nos han enseñado, que podría ser todo falso; de si nuestros sentidos son fiables, si no será todo
el mundo más que un sueño…) e incluso exagerar aún más la duda (por eso le llama duda
hiperbólica, es decir, exagerada), podría topar finalmente con algo indudable por completo. Si
hallaba ese algo indudable, he ahí el principio, la piedra de toque, sobre el cual construir el sistema
del conocimiento.
¿Pero qué podría ser ese algo que resiste a toda duda? Descartes creyó encontrarlo de esta manera:
si dudo, es que pienso, y si pienso, luego existo. En cambio, si “pienso que la pared es blanca”, la
pared podrá no existir, pero es un hecho que pienso, pues incluso para estar equivocado hay que
pensar. Ahora, si pienso, existo como una cosa que piensa. Eso, sostiene Descartes, es indudable.
He ahí el principio de su propuesta y de toda la filosofía moderna.
René Descartes
(1596 - 1650)
Esta propuesta de Descartes es muy distinta a la filosofía anterior. Como puedes notar, la filosofía
griega, por ejemplo, partía en general de la experiencia. Descartes, y siguiéndole, buena parte del
pensamiento moderno, partirá más bien de este principio del cogito y procederá de modo deductivo
a partir de él. Ello le generará algunos problemas; por ejemplo, el problema de cómo explicar que el
alma y el cuerpo se comuniquen entre sí, pues partiendo de sus definiciones la primera es una “cosa
que piensa” y el segundo es sólo algo que ocupa un lugar en el espacio y no es claro cómo el
pensamiento podría afectar a una cosa extensa y material, o viceversa.
Los racionalistas ofrecieron respuestas diversas. Por ejemplo, el sacerdote N. Malebranche (1638-
1715) propuso que, en realidad, alma y cuerpo no se relacionan entre sí, sino que ambos son
movidos por Dios de modo sincronizado. Esta teoría fue llamada “ocasionalismo”. El gran
matemático, científico, diplomático y filósofo G. W. Leibniz (1646-1716), por su parte, afirmó que
Dios no necesita estar sincronizando constantemente al alma y al cuerpo, pues como un buen
relojero, puede “programarlos” desde un inicio para que actúen siempre al unísono. A esta teoría se
le llamó “armonía preestablecida”. La solución más extrema la propuso el pensador judío Baruch
Spinoza (1632-1677), que, por varios motivos teóricos, sostuvo una postura panteísta (es decir, una
Como imaginarás, además de los problemas y persecuciones religiosas que esto le atrajo a Spinoza,
se trata de una teoría en la que temas como la libertad humana resultan muy difíciles de articular.
También es problemático el punto de partida mismo del racionalismo: las ideas innatas. ¿En
realidad las tenemos? ¿No decía más bien la escuela aristotélica que todo nuestro conocimiento pasa
necesariamente por los sentidos? Con esta inquietud surgió otra gran corriente de pensamiento
postcartesiano, que creció sobre todo en Gran Bretaña: el empirismo. La palabra empeiria en griego
significa experiencia: y es que lo común a todos los empiristas es negar la existencia de las ideas
innatas y sostener que todas nuestras ideas se construyen a partir de las sensaciones. Como ya
puedes inferir, la influencia de Ockham y de Bacon está presente también en este modo de filosofar.
Las principales figuras del empirismo fueron Thomas Hobbes, John Locke (1632-
1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776). Entre ellos hay diferencias
relevantes. Thomas Hobbes fue un filósofo inglés que inaugura la filosofía política moderna. Tuvo
la mala suerte de vivir en carne propia la discordia de la sociedad de su tiempo. Imagínate que dice
que el miedo nació con él. Así las cosas, Hobbes pensó que lo peor que le podía ocurrir a una
sociedad era vivir en la anarquía.
Resumiendo, podemos decir que Hobbes imagina el estado “de naturaleza”, es decir, previo al
establecimiento de un contrato, o una comunidad civil, como un estado de egoísmo y caos. Por eso,
abandonando el discurso clásico de los ideales morales, Hobbes apuesta por un Estado autoritario,
fuerte, que modere el comportamiento humano y evite que los hombres se involucren en conflictos
constantes, pues él cree que “el hombre es el lobo del hombre”.
Mucho más optimista que Hobbes, es Locke. Conocido como el padre del liberalismo, Locke
considera que las personas no tienen por qué estar en conflicto todo el tiempo e imagina un estado
de naturaleza en el que las personas se encuentran en paz normalmente, así el Estado debe
intervenir solamente en caso de conflicto para garantizar la existencia de un árbitro imparcial, pero
no es necesario que se convierta en un Estado absolutista al modo del Estado hobbesiano.
Para Locke, no se vale tener cualquier gobierno, sino sólo aquel legítimo y deseable para el bien de
los gobernados, es decir, se busca un gobierno legítimo para que la sociedad funcione mejor de lo
que podría funcionar sin éste, pero no como único recurso para que pueda hacerlo.
Locke es un autor muy moderado, importante en la historia del liberalismo anglosajón, que
defendió la libertad de opinión y de creencias (en su famosa Carta sobre la tolerancia) y que, en su
teoría de las ideas, sugirió que las sensaciones se asocian unas con otras para generar ideas (“ideas
de sensación”) sobre las cuales se puede reflexionar para generar otras más (“ideas de reflexión”).
Con estas últimas, Locke no se aleja tan radicalmente de las propuestas metafísicas de filosofías
anteriores.
John Locke
(1632-1704)
Dejemos ahora la política por un momento, para explicar otras cuestiones relevantes provenientes
del empirismo, ya no en Hobbes y Locke, sino en otro autor muy relevante por ser el empirista que
lleva hasta los extremos esta postura. Después de David Hume, es imposible ser más relativista. Ya
no cuenta con los supuestos corporeístas presentes en Hobbes, ni con el componente racionalista
cartesiano que conservaba Locke. Hay que decir pues, que, entre los empiristas británicos, Hume es
el más radical y destructor.
Tampoco ideas como la de sustancia o la de identidad tienen un correlato firme. Hume sugiere, por
ejemplo, que si todo cambia en un ser humano (su cuerpo, sus ideas, sus relaciones), decir que esa
persona tiene un “yo” que es siempre el mismo a través de los cambios no es sino una costumbre
infundada. El empirismo radical lo lleva a ser, en última instancia, una suerte de escéptico.
Muy distinto al empirismo de Hume es el empirismo del obispo Berkeley.
3.2.1 La Ilustración
Los siglos XVII y XVIII presenciaron un gran movimiento cultural que implicó grandes cambios en
toda Europa, y por extensión, después en otros continentes. Se derrumbó lo que se conocía como
“antiguo régimen” (el orden social medieval, fundado sobre los dos pilares de la Iglesia y un Estado
monárquico hereditario, muy estratificado y en el que muy pocos tenían acceso a la ciencia y a la
participación política), en nombre de un nuevo orden de cosas.
La filosofía de Kant (llamada “idealismo crítico”, primer paso de la gran corriente de pensamiento
del idealismo alemán) es parte de ese espíritu ilustrado. En la madurez de la razón, pensaba el
profesor prusiano, existe una tarea crítica: la propia razón debe establecer sus alcances y sus
límites, debe juzgarse a sí misma. Por eso las tres grandes obras de Kant son proyectos críticos,
como más adelante veremos con detalle.
Sus libros principales son las tres célebres “críticas”: la Crítica de la razón pura (con dos ediciones:
1781 y 1787), la Crítica de la razón práctica (1788) y la Crítica del juicio (1790).
Para Kant, la filosofía puede resumirse en tres preguntas: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y, si
hago lo que debo hacer, ¿qué me es lícito esperar? Estas tres preguntas, dice el mismo pensador, se
pueden resumir en una sola: ¿qué es el hombre?
¿Cómo puede ser que todo conocimiento empiece con la experiencia, pero no provenga de ella?
Kant explica que, en realidad, la experiencia ofrece el material del saber, pero no su forma: la forma
la pone el sujeto que conoce. Esta idea es lo que él mismo denominará una “revolución
copernicana”, pues así como antes de Copérnico se pensaba que el sol giraba alrededor de la Tierra,
siendo al revés, antes de Kant se pensaba que el conocimiento giraba alrededor del objeto conocido;
con Kant, ahora girará en torno del sujeto cognoscente.
¿Cómo pone el sujeto la “forma” al conocimiento? Kant empieza con lo más básico del
conocimiento sensible. Para percibir un objeto, debemos hacerlo en el tiempo y en el espacio. ¿Eso
significa que las cosas son espacio-temporales? No, dirá Kant, sólo significa que así es nuestro
modo de percibirlas. Como puedes ver, espacio y tiempo son moldes en los que el sujeto ordena su
experiencia, y, por lo tanto, no son parte de la misma. Kant les llama “formas puras de la intuición”.
Ahora, a nivel intelectual, también es nuestra mente la que pone forma a los conocimientos;
también hay “moldes” a los cuales se ajusta lo que proviene de la experiencia, estructuras puras que
orientan toda la actividad cognoscitiva del sujeto, a las cuales Kant les llama (usando un término
que proviene de Aristóteles, pero que evidentemente tiene otro sentido) “categorías del
entendimiento”.
Así, eso que Hume criticaba como inexistente o como mera costumbre, Kant lo reubica como
condiciones irrebasables del conocimiento intelectual: la de causalidad es una categoría, la de
Hay, sin embargo, dos costos claros en la solución kantiana. Uno de ellos es que, si el sujeto pone la
forma del conocimiento, ésta no será nunca la de la cosa en sí misma. Es decir, no conocemos lo
que las cosas son en sí (lo que Kant llama “noúmeno”), sino lo que son para nosotros, los seres
racionales, dotados de una estructura común y fija de formas de la sensibilidad y categorías del
entendimiento, estructura que es del sujeto y no de la realidad en sí. A esto que conocemos
habiéndolo construido nosotros mismos con las condiciones de nuestra subjetividad se le llama
“fenómenos”. En Kant, en última instancia, conocemos teóricamente las cosas sólo como
fenómenos, nunca como noúmenos.
El segundo costo es que, sin en el planteamiento de Kant, conocer es siempre sintetizar lo que
ofrece la experiencia con las formas de nuestras mentes, entonces no podemos conocer aquellas
cosas que (como Dios, el alma o la libertad), no ofrecen ninguna experiencia sensible alguna.
Por eso, para Kant, la Metafísica que estudia dichas realidades trascendentes no es posible como
ciencia. Notemos sin embargo, que Kant no está afirmando que no haya Dios o que la libertad sea
una ilusión; lo que sostiene es que de esas realidades no se puede hacer ciencia teórica como se hace
de los objetos de la Física o la Matemática. ¿Cómo puede entonces accederse a temas como Dios o
la inmortalidad? Kant propondrá que ello es posible en el segundo uso de la razón (y tema de la
segunda Crítica): en el ámbito práctico.
Justamente al darse cuenta de los límites para conocer, el hombre se puede asomar a dichas
realidades trascendentes.
En la crítica de la razón práctica, la razón se piensa a sí misma como libre en un mundo inteligible,
no traspasa los límites que ella misma se ha impuesto en el mundo sensible. Como lo afirma Kant:
“El mundo inteligible no es más que un punto de vista que la razón se ve forzada a tomar fuera de
los fenómenos”. Podemos decir que la razón en lo práctico se ocupa del sujeto, ese es el modo en
que conociendo lo más inmanente, nos encontramos con lo trascendente.
El conocimiento del ser humano es, pues, fundamental para Kant. Y el hombre es considerado como
libre y autónomo.
Pero, ¿cómo se puede ser libre para Kant?, ¿en qué consiste ser libre? El filósofo alemán piensa
que, si seguimos nuestro egoísmo, nuestras propias inclinaciones no estamos siendo libres; en
cambio, lo somos si actuamos por pura buena voluntad, con una intención pura y sin pensar
solamente en nuestros propios beneficios. Este es el modo en que seamos seremos libres y no
esclavos de nuestras pasiones, apetitos o inclinaciones.
Por eso es tan importante pensar en el motivo de lo que hacemos. Más allá de pensar en las
consecuencias de las acciones, en los resultados o beneficios, vale la pena pensar en las razones por
las cuales actuamos como lo hacemos, o, en otras palabras, en los motivos o intenciones de nuestras
acciones.
Kant piensa que las personas tenemos una tendencia natural a ser egoístas y autoengañarnos, que lo
más común es que pensemos primero en nuestros propios intereses o beneficios, hacemos lo que
hacemos para perseguir nuestros objetivos personales: buscamos recompensas y evitamos castigos,
pero nuestro autor no considera que estas obras sean buenas, aunque sean convenientes.
Para Kant el modo de estar seguro de actuar por buena voluntad es cumplir con el deber por el
deber, es decir, hacerlo incondicionalmente, por las razones o motivaciones correctas. Si yo no
miento a mi madre por miedo a su castigo, no estoy haciéndolo desinteresada e
incondicionalmente (lo que yo quiero no es decirle la verdad a mi madre sino evitar el regaño), lo
mismo que si yo no robo por miedo a ir a la cárcel y no por respetar la propiedad ajena o si yo
ayudo a una persona necesitada para recibir el reconocimiento de los demás y que me vean como
una “buena persona” en mi comunidad, y no simplemente por dar la ayuda.
La ética kantiana es exigente, sin embargo, es una de las aportaciones más importantes de este autor
y representa un buen recurso para evaluar fácilmente nuestras acciones si es que queremos caminar
hacia el progreso moral, también es útil para establecer absolutos morales, normales universales de
acción que nos ayuden a exigir ciertos comportamientos a las personas más allá de la ley o las
constituciones de los países.
El pensamiento de Kant tuvo tal importancia para la historia de la Filosofía, que muchos años
después de su muerte, sus ideas seguían siendo debatidas y estudiadas por pensadores que se
interesaron en los temas de los que Kant había hablado en sus textos.
Se llama Idealismo Alemán al período que transcurre durante los siglos XVIII y XIX, en el cual se
discutieron problemas que Kant había dejado abiertos con su filosofía.
Los representantes más importantes de esta corriente fueron Johann Gottlieb Fichte, Friedrich
Wilhelm Joseph von Schelling y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, aunque no fueron los únicos.
Un tema del que se ocuparon estos tres pensadores fue demostrar si existían las
“cosas-en-sí”, independientemente del sujeto (o como Kant les llamaba, el noúmeno) o si más bien
toda la realidad que conocemos es sólo una creación del pensamiento.
Los idealistas alemanes se preocuparon también por analizar el curso de la historia humana, para
develar si ésta tiene un sentido oculto o no, y el papel de la naturaleza como principio creador de
todo lo que conocemos.
En términos generales, los filósofos pertenecientes al idealismo alemán tenían una gran confianza
en la razón humana como una herramienta poderosísima para conocer la realidad en su totalidad. A
Fichte fue un discípulo muy talentoso del mismo Kant. Para este pensador, el tema más importante
de la Filosofía debe ser el Yo, pero no cualquier yo de cualquier persona, sino únicamente el que es
“puro y absoluto”. Fichte no se refiere con esto a la individualidad de la persona humana, sino a una
realidad mucho más amplia e inabarcable. Este “Yo” absoluto es libre, no tiene restricciones, y es el
principio por el cual existen todas las otras cosas del mundo. Fichte es, también, un gran defensor
de la libertad en todas sus expresiones.
Schelling asegura que no hay distinción alguna entre los seres espirituales y los seres materiales, o,
lo que es lo mismo, que el espíritu y la naturaleza son una misma cosa. Así, las cosas que sólo
existen en nuestras ideas tienen el mismo orden que las cosas que existen de hecho en el mundo
material.
Hegel es el representante más importante del idealismo alemán, y uno de los filósofos que ha tenido
más repercusión en la historia de la humanidad, Hegel aseguraba que absolutamente todos los
aspectos de la realidad podían ser conocidos por medio de la razón humana y no sólo eso, sino que
podían ser analizados según un método y un sistema filosóficos.
Le interesa analizar el funcionamiento del Universo como un todo por medio de la razón, y está
convencido de que esto se puede lograr si se posee el método correcto. Su filosofía es
completamente racional, y sistemática, es decir, que sigue un procedimiento y unas reglas
específicas para analizar el mundo y llegar a conclusiones válidas. Según Hegel, la historia de la
humanidad no es irracional ni absurda, sino que tiene un sentido y una dirección ocultas, que puede
salir a la luz gracias a la Filosofía. Hablemos sobre este pensador con más detalle: Georg Wilhelm
Friedrich Hegel (1770-1831) se conoce como el exponente del idealismo absoluto.
El método para alcanzar ese saber absoluto es el que Hegel llama “dialéctica”. Se trata de ir
superando las oposiciones que se encuentran en el pensamiento y en la realidad (para Hegel,
pensamiento y realidad se complican hasta ser lo mismo) y generar siempre una nueva postura
integradora. Por eso sus momentos son: afirmación - negación - negación de la negación; o como se
explicaría después: tesis - antítesis - síntesis.
Planteamientos empiristas
Descartes aplicó un método muy directo: dudar de todo, hasta encontrar eso de lo que no podía
dudar. Como sabemos, Descartes encontró el suelo firme que buscaba en su propio yo: pues al
dudar, de lo único que no puedo dudar es de que dudo.
Esa duda, no es otra cosa que un pensamiento, así que es prueba de la existencia de éste. Muy bien,
hasta ahora Descartes ha demostrado que el pensamiento existe. Sólo le falta dar un paso más, y es:
si existe pensamiento tiene que existir alguien que piense, es decir, un sujeto de la acción de pensar,
un yo.
El argumento de Descartes queda así: es innegable que la duda existe; ahora, si existe la duda, ello
implica necesariamente que existe el pensamiento, y si existe el pensamiento, por fuerza existe el
yo. Así fue como nuestro filósofo llegó a su famosísima conclusión: pienso, luego existo.
Para Descartes, este yo es no solamente capaz de conocerse a sí mismo, sino también la realidad
más allá de él, la que percibe gracias a los sentidos. Por eso fue considerado por él, y por los
filósofos de los siguientes tres siglos y medio, como ese terreno firme que garantizaba la realidad
del mundo.
La capacidad del hombre de conocer con certeza y precisión el mundo. Este punto está
estrechamente asociado con el anterior. A ese yo proclamado por
Descartes como garantía de la realidad de las cosas, también le fue atribuido un potencial casi
infinito para conocerlas.
La razón también le serviría al hombre para determinar, por fin, cuál es la mejor forma de organizar
la sociedad y cómo alcanzarla.
La razón es para los filósofos ilustrados, no algo pasivo que solo permita complementar las cosas,
sino el principio activo, una herramienta para transformar las cosas. La ciencia, la técnica y la razón
son ya concebidos como instrumentos para realizar proyectos de manipulación, poder y
enriquecimiento.
Es así como la modernidad configura una metafísica que abriga la totalidad, la plenitud, la suma de
los máximos ideales, utopías y valores posibles , el fin y fundamento que da sentido a todo lo
existente, y en particular a la existencia humana.
Es fe y esta racionalidad en el progreso material y técnico comienza a entrar en una crisis desde la
perspectiva de los filósofos posmodernos.
3.4.3 El nihilismo
El nihilismo es el proceso que sigue la conciencia del hombre occidental y que quedaría expresado
en estos tres momentos:
1) El nihilismo como resultado de la negación de todos los valores vigentes: es el resultado de la
duda y la desorientación.
2) El nihilismo como autoafirmación de esa negación inicial: es el momento de la reflexión de la
razón.
3) El nihilismo como punto de partida de una nueva valoración:
es el momento de la intuición, que queda expresada en la
voluntad de poder, en quien se expresa a su vez el valor de la
voluntad.
Esta es la base sobre la que ha de construirse, según Nietzsche, la
nueva filosofía. El hombre provoca, en primer lugar, la muerte
de Dios, sin apenas darse cuenta de ello. En segundo lugar, el
hombre toma conciencia plena de la muerte de Dios y se
Heidegger, en la definición del sujeto como proyecto, tematiza acerca de la distinción entre la
existencia auténtica y la existencia inauténtica. En la cotidianidad de nuestra vida, nuestra
comprensión preliminar del mundo la realizamos de un modo irreflexivo y acrítico, llena de
prejuicios, propensiones y repudios. Esto lo hacemos en el modo común de ver y juzgar las cosas.
Si nos preguntamos qué significa que tengamos una cierta comprensión del mundo. La primera
respuesta, es que no encontramos en el mundo a la luz de ciertas ideas y opiniones, que hemos
adoptado del entorno social en el cual nos encontramos viviendo.
Podemos apreciar que no aprendemos a usar el mundo como una totalidad de instrumentos, al tratar
de emplear todos los instrumentos individuales que poseemos. Vemos como los demás usan los
instrumentos y oímos hablar de ellos.
Esta idea del mundo como «totalidad de instrumentos» nos permite vincularnos al hecho de que
nosotros estamos en el mundo junto con los demás; esto es «estar-con». No estamos solos.
Material Extra
Los sofistas
Fueron pensadores que se dedicaron a la enseñanza durante la segunda mitad del siglo V a.C. Estos
maestros, los primeros de la historia en ejercer la enseñanza que ofrecían a sus alumnos una
educación en que los griegos de aquella época llamaban virtud o excelencia.
Su exponente más famoso fue Pitágoras.
Referencias
https://psicologiaymente.com/cultura/disciplinas-filosoficas
https://es.slideshare.net/mobile/JoanFernandoChipia/filosofia-ciencia-religin
https://www.monografias.com/docs/disciplinas-y-metodo-filosofico-PK8ASNJBZ
https://filosofination.wordpress.com/2011/03/08/cuadro-comparativo-sobre-las-disciplinas-
filosoficas/
https://sites.google.com/site/613ayalamoralesnubiajudith/2-bloque-i/2-4-disciplinas-y-o-metodos-
filosoficos
https://sites.google.com/site/mermaidgap/bloque-1-la-filosofia-como-una-disciplina-global/b-
esquema-de-la-filosofia-y-sus-ramas
http://rincondelbuenestudiante.blogspot.com/2015/06/filosofia-cristiana-medieval-y-reforma-
protestante.html
http://tuvidaylafilosofia.blogspot.com/2013/06/modernidad-y-posmodernidad-la-
perdida.html#:~:text=%C2%A8LA%20PERDIDA%20DEL%20FUNDAMENTO%C2%A8,-En
%20el%20siglo&text=Es%20as%C3%AD%20como%20la%20modernidad,particular%20a%20la
%20existencia%20humana.