Te 3022
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Te 3022
Tesis
que para obtener el Título de
Licenciado en Lengua y Literatura
Presenta
Director de Tesis:
Dr. Gabriel Antonio Rovira Vázquez
1
Índice
Introducción .................................................................................................................. 3
Conclusiones.............................................................................................................. 104
2
La lectura de Bestiario: un ana lisis de las
estructuras narrativas
Introducción
tomando como cimientos la propia experiencia de ―ser‖ del hombre. Al leer nos
fácticamente. Cassirer decía que la obra de arte era concebida ―como una
alegoría, como una expresión figurada que escondía tras su forma sensible, un
tuviese un valor propio e independiente. Explicar la obra de arte literaria era una
3
interminable búsqueda de convenciones y tópicos reconocidos, es decir, se
pretendía que el texto poseyera significados externos a él, por decirlo con Iser,
―ratificar su validez por medio de lo ya siempre conocido‖ (En busca del texto,
innegable, pues, que la literatura afecta nuestra experiencia, ya que nos coloca ahí
―las pasiones son liberadas de su carga material, sentimos su forma y su vida pero
1
Desde antiguo Aristóteles parecía tenerlo claro ya que describe la tragedia desde su efecto ―Es,
pues, la tragedia imitación de una acción esforzada y completa (...) actuando los personajes (…)
que mediante compasión y temor llevan a la purgación (κάθαρσις) de tales afecciones‖. Y más
adelante ―El más importante de estos elementos (que constituyen la tragedia) es la estructuración
de los hechos; porque la tragedia es imitación, no de personas, sino de una acción y una vida, y la
felicidad y la infelicidad están en la acción, y el fin es una acción, no una cualidad‖. Traducción de
Valentín García Yebra, en Poética de Aristóteles, edición trilingüe, Madrid, Gredos, 1974.
2
Cassirer mismo lo veía con claridad al decir ―No podemos comprender una obra de arte sin, en
cierto grado, repetir y reconstruir el proceso creador que le ha dado vida. (Antropología filosófica,
1945, pág. 132)
3
Eco dice que las obras contemporáneas consisten ―no en un mensaje concluso y definido, no en
una forma organizada unívocamente, sino en una posibilidad de varias organizaciones confiadas a
la iniciativa del intérprete, y se presentan, por consiguiente, no como obras terminadas que piden
ser revividas y comprendidas en una dirección estructural dada, sino como obras "abiertas" que
son llevadas a su término por el intérprete en el mismo momento en que las goza estéticamente"
(Obra abierta, 1962, pág. 73)
4
naciendo- con la literatura nos parecen familiares, nos ponen en tensión con
obra seleccionada fue Bestiario de Julio Cortázar. El análisis pretende arrojar luz,
no sólo sobre los principios de organización que Julio Cortázar toma en cuenta a
la hora de escribir un texto de ficción, sino también sobre la relación del lector con
la obra, es decir su efecto5. Esta última palabra debe entenderse no sólo como el
obra de arte se muestra como tal (concretizada en la mente del lector), sino
organización con los que el artista crea el texto ayudan a proyectar un universo
diegético, que si bien varía de lector a lector, tiene como referente el lenguaje del
discurso narrativo, del cual nace la experiencia estética una vez que éste inicia la
4
No es por nada que ―Continuidad de los parques‖ de Julio Cortázar es un texto transgresor, pues
precisamente viene a vulnerar este aspecto de la lectura, amenazando al lector que se ve aludido –
incluso amenazado- por el texto.
5
Wirkung en el original alemán. Empleo la palabra según la terminología acuñada por los teóricos
de la Rezeptionsästhetik.
5
diferentes perspectivas desde las cuales se narra el ser y el hacer de los
personajes (Pimentel). Por este motivo, el trabajo fue dividido en tres apartados 6
tanto del personaje como del narrador. El aparato teórico del cual se valió el
metodológica que explica los conceptos básicos con los cuales se lleva a cabo el
también el proceso por el cual la actividad misma (la lectura) constituye el ―objeto
palabras, hablar de la lectura del libro debe entenderse desde varios puntos de
6
El personaje se entiende no sólo como construcción sino también, y necesariamente, como
perspectiva. Por lo que para evitar la repetición se analizó al personaje en el apartado que
corresponde la perspectiva.
6
diegético. Este universo diegético es el espacio inasible en el que la obra de arte
necesario caer en la subjetividad de cada lector que, para decirlo fácil, puede leer
realidad al proyectar ante nosotros una ilusión de mundo. Ilusión que no puede
sus propios objetos por medio de perspectivas esquematizadas y son estos, por lo
sino de abrirla en toda su riqueza para así, acaso, entender de una forma más
profunda nuestra relación con el texto y la obra de arte a la que, al leer, le damos
7
“[...] es estético en cuanto que lo ha producido el lector mediante la dirección trazada por la constelación
cambiante de puntos de vista" (Iser, En busca del texto, p. 161).
8
El término protención es tomado de Husserl quien lo entendía como parte de la doble dialéctica de la
lectura: un movimiento del lector hacia el futuro, hacia lo que se espera de lo que no se ha leído aún y un
movimiento hacia atrás, hacia lo que se recuerda de lo que se leyó previamente. Husserl llama “protención”
al movimiento orientado hacia el futuro y “retención” al orientado hacia el pasado.
7
como universo diegético al ejecutar el lenguaje ofrecido por el discurso narrativo.
en la memoria del lector. Del mismo modo la retención puede corregirse y re-
ella misma constituye (Rall, 1987), por lo que esos vacíos que deja el texto son
llenados- siguiendo las sugerencias del mismo texto- por el lector cuyo papel es el
de un co-creador, pues debe completar la obra para que esta exista. (Rall, 1987).
Es por esto mismo que mientras el texto es único e invariable, las concretizaciones
de los lectores varían unas de otras. Sobre decir esto para explicar que al tratar de
obra, sino más bien, entenderla desde sus potenciales de significado, con la
8
en íntimamente nuestro, tratando de responder cómo, por qué y con qué
manera de acercarnos a la estructura de todo relato, sino también una vía posible
intersubjetivo que sólo es posible por medio de la lectura. Todo esto pretende
9
1.- La cantidad de la información narrativa
palabras escritas por Cortázar en los ocho relatos se convierten en figuras, íconos
lugares y personajes que sólo podemos hacer ―reales‖ por medio de la lectura, en
casas que habitan los personajes, las habitaciones, los muebles, las calles, los
libros de francés, los conejitos, las mancuspias, la bandeja del mate, el tigre, el
esta razón, la separación en tres dimensiones es sólo una abstracción con el fin
9
Sigo fielmente la nomenclatura tomada por Aurora Pimentel de Genette.
10
La ilusión de espacio se debe a la adscripción ordenada, por parte del
lector, de los sentidos del texto a un universo diegético que responde a categorías
universo del discurso que se va construyendo en y por el acto narrativo (…) que al
como universo diegético‖ (Pimentel, 1998, pág. 10). Este universo diegético se
ordena con las mismas categorías espacio-temporales que las del mundo
extratextual debido a que la narración sólo es posible por medio del lenguaje
Al leer estamos ejecutando nuestra lengua y al mismo tiempo toda una red
lectores y a la obra misma. Por esto es natural que todo lo leído se contraste
siempre con la experiencia del lector que organiza todo en términos de una
espacialidad y una temporalidad humanas (Pimentel), así como desde sus propias
pasiones, pues las narraciones están construidas con la materia prima de toda
10
Porque como menciona Aurora Pimentel (Relato en perspectiva, 1998, pág. 17), todo relato
implica un mundo de acción y temporalidad primordialmente humanas.
11
totalmente al mundo real, pues los eventos, objetos, lugares y personajes que lo
conforman no pueden ser comprobados fuera del texto para cerciorar si la forma
entran en constante tensión por estar creados a partir del lenguaje 12, que es el
constituyen la dimensión espacial del relato que es, dicho de otro modo, la
dimensión donde las palabras (lexemas comunes, adjetivos, nombres propios etc.)
11
Siguiendo a Iser: ―su realidad no se basa en la representación de la realidad existente, sino en
ofrecer juicios sobre ese mundo (…) La realidad de los textos es siempre tan sólo la constituida por
ellos y, con ello, es una reacción a la realidad‖ (En busca del texto, 1987)
12
En otras palabras ―hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la
congruencia de sus gustos, de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el
lenguaje‖ (Barthes, 1973)
12
pues, en una espacialidad y temporalidad que tienen como referente la
descriptivos de tipo lógico, taxonómico, cultural etc. que vienen ―del discurso del
saber de una época dada” (Pimentel, 1998, pág. 34). La descripción, además,
puede tener origen figural por lo que aparte de proyectar espacios da cuenta del
ser y el hacer de los personajes. También puede valerse el narrador del uso
narratario.
más allá de lo que está fijado por el texto mismo. Se llenan vacíos y se determinan
los puntos que el texto deja indeterminados. Conforme leemos vamos acumulando
13
lugares, situaciones, objetos, nombres y personajes que van quedando en el
efectos de sentido ofrecidos por el texto. Al ser el lenguaje el medio por el cual se
marco de referencia humano en el que tanto los objetos como los lugares y los
de objeto y lugar en los ocho cuentos y los puntos en común que guardan entre sí
13
―Cuando texto no produce objetos reales, alcanza entonces su realidad, en el momento en que el
lector ejecuta las reacciones ofrecidas por el texto. Pero con esto, el lector no se puede referir ni a
la determinación de objetos dados ni a estados de cosas definidos para comprobar si el texto
representó al objeto de una manera falsa o correcta. Esta posibilidad de comprobación, que
14
experiencia. Son palabras, lenguaje que el lector reproduce pero sin un referente
Por ello, son sólo ilusiones de objeto (Rall, 1987). Estos tienen la función de
mate hasta un teléfono o una revista) no suele tener tanta importancia como la
tiene en el cuento. Los objetos están ahí, y con eso aparentan formar parte de un
objetos son al mismo tiempo una referencia extratextual y un efecto de sentido que
lectura, es un conjunto de perspectivas esquematizadas. Por eso dice Iser que ―la
realidad de los textos es sólo la constituida por ellos, y con ello, es una reacción a
la realidad.‖ (En busca del texto, 1987, pág. 102) El texto no produce objetos
objeto de una manera falsa o correcta.‖ (En busca del texto, 1987, pág. 102) Sin
embargo, en el caso particular del cuento, donde nada es azaroso, los objetos
conceden todos los textos expositivos, es negada totalmente por el texto literario‖ (Wolfgang Iser,
En busca del texto., 2001, pp. 99-120)
15
cumplen también otras funciones tanto desde la perspectiva de la trama como
En toda narración fictiva hay objetos que se asemejan a los del mundo real
sin pertenecer a él más que en apariencia. La puerta, el piano, los platos sucios, el
mate, la bandeja, los cigarrillos. Conforme estos objetos se van concretizando por
concretizado más todos los espacios vacíos que se saturan. Basta entonces con
memoria que tiene del texto concretado, y los inscriba en el universo diegético.
de cada cuento:
Andamos entonces sin reflexionar, cumpliendo uno tras otro los actos que el hábito
escalona, deteniéndonos apenas para comer (hay trozos de pan en la mesa y sobre la
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paréntesis reafirma la idea de la falta de tiempo para comer, poniendo en
existencia los restos de la comida que la premura evita que coman completamente
en un mismo lugar. El dormitorio es presentado a través del efecto del espejo que
En la cocina andaban ya con el mate. El velorio se organizaba por sí mismo: las caras, las
bebidas, el calor. (Las cursivas son mías)
Del mismo modo, los objetos sólo se presentan verbalmente, sin embargo,
que se arma una ronda, por lo que decir ―ya andaban con el mate‖ vale por decir
particulariza con la pequeña lista ―caras, bebidas, calor‖ y que al mismo tiempo
vuelve a la idea de algo que se actúa, un ritual digno de ser estudiado por
resto de las flores que se introducen como objetos portados por los pasajeros del
17
Detrás se alinearon las margaritas, los gladiolos, las calas (…) Salieron las calas, los
claveles rojos, los hombres de atrás con sus ramos, las dos chicas, el viejo de las
margaritas. (―Ómnibus‖)
realidades comprobables fuera del texto. Casi todas las referencias extratextuales
Rolo era un muchacho solo y tranquilo con plata y un Chevrolet doble faetón (...) la esquina
Vi a dos o tres amigos de la barra de Mauro, que leían La Razón en la puerta (..) Vestite y
Mover esa tacita vale por un horrible rojo inesperado en medio de una modulación de
Onzenfant (…) pongo un disco de Benny Carter que ocupa toda la atmósfera (…) saltando
sobre el busto de Antinoo (…) el borde del autorretrato de Augusto Torres (―Carta a una
señorita en París‖)
El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en
la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña (―Casa Tomada‖, todas las
18
Algunas veces se apela a un código referencial compartido con el lector
dice Pimentel, ―todo enunciado analógico presupone algún código compartido con
semánticas más o menos estables que ―el lector es capaz de reconocer sin que se
le tenga que describir (reconstruir) propiedad por propiedad‖ (Pimentel, 1998, pág.
narrador” (Pimentel, 1998, pág. 178). Así, toda referencia extratextual acentúa el
efecto de realidad del espacio y coloca al lector en un lugar que acepta como
―mundo‖.
Basta ya, he escrito esto porque me importa probarle que no fui tan culpable en el destrozo
19
La constante enumeración de objetos y referencias culturales
existe en el relato por medio de sus pertenencias, y éstas son destruidas por el
abandona todo lo construido por el lector sin ningún escrúpulo. Los hermanos
quedan afuera del único espacio diegético construido, dejando atrás objetos,
20
en un lugar, sea una casa, un departamento, una florería o las manos de un
mencionan, el lugar se deduce del resto de los efectos de sentido. El lugar sirve
lugar específico del universo diegético, hacen que dicho lugar se convierta en una
especie de ―caja‖ donde se guardan todos los objetos y personajes que lo habitan,
de tal suerte que la mención del ―lugar‖ evoca al mismo tiempo a los efectos de
sentido que se han ido acumulando en él. Porque desde el momento en que las
cosas se adscriben a un lugar dentro del universo diegético, éste los evoca, los
supone y los contiene. Recordemos que esto último está ligado a la ―retención‖,
lectura- y que por lo tanto, es variable según cada persona- y no debe de tratarse
recuerda la totalidad de los efectos de sentido leídos y por ende, estos (en su
protención.
lugar o lugares en el que se desarrollan los eventos narrados y otros dejan que el
21
verbal de objetos o, a veces, incluso de la acción de los personajes. Esto significa
sentido. Mientras que en otros relatos del libro ese lugar se construye a lo largo de
la lectura, dejando momentos en los que el lector deberá participar de una forma
información narrativa los detalles del lugar14. Comenzaremos por los cuentos que
manera tácita de los efectos de sentido sin que haya descripción o algún tipo de
forma mucho más exhaustiva que otros cuentos. Esto es debido a que los lugares,
desde la perspectiva de la trama, son muy relevantes. Por esta razón se le ubica
la casa en ―Casa tomada‖) o bien, por la saturación del espacio con objetos y
Suipacha.
14
Iser lo expresa claramente al hablar de la ―Wirkungsästhetik‖ cuando dice que ―es por medio de
implicaciones y no a través de afirmaciones que se le da forma y peso al significado‖ (Iser, 228)
22
Atendamos el proceso completo de la creación de espacio en las primeras
líneas de ―Casa tomada‖ para darnos una idea de cómo el lector, apenas
gustaba la casa” son las primeras palabras con las que el lector se enfrenta y
desde ese momento se exige su participación en la creación del relato. Quien lee
Mencionar una casa, es establecerla no sólo por sí misma sino con todo lo
casa hasta que el relato da más detalles sobre el espacio que la casa ocupa. El
narrador comienza hablando de una casa y el texto sólo dice ―casa‖, que no es
exterior en el que uno o más seres humanos habitan. Las posibilidades son casi
infinitas en cuanto que cualquier tipo de lugar habitable podría ser denominado
evitar concretizar la casa a una de todas las posibilidades, a saber, las que forman
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parte de su experiencia o de su entender de lo que es una casa 15. Si bien ahora el
universo diegético cuenta con una casa imaginada, la simple mención de la casa
del primer párrafo se particulariza con los adjetivos ―espaciosa y antigua‖. Esto
esquema ―casa‖ exige ser concretizado, los adjetivos espaciosa y antigua al ser
lectura y las expectativas de lo que puede pasar más adelante en el relato. Así,
apenas leyendo unas palabras, el cuento comienza a dar forma en la mente del
lector a una ilusión de ―espacio‖ que tanto posibilita el acontecer del relato en ―un
lugar‖ (casa espaciosa y antigua) como forma parte del mismo acontecer del
relato:
Guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda
la infancia. (―Casa tomada‖)
15
No estamos contando aquí las predisposiciones del lector que bien podría conocer algo sobre el
cuento con anterioridad o ver su imaginación afectada por el conocimiento del género literario al
que el cuento se inscribe.
24
El final del primer párrafo reitera la idea de la espaciosidad y la antigüedad
recuerdos que abarcan varias generaciones desde los bisabuelos hasta su propia
no sólo depende de la presentación de una efectiva ilusión de lugar, sino que gran
parte de esa apariencia de realidad del espacio viene otorgada por la referencia
aunque en un punto del relato se aluda a la oficina del narrador (desde donde
espacio caótico y ruidoso que contrasta directamente con el orden cerrado del
25
narrador en del departamento de Andrée. En ―Carta a una señorita en París‖ se
Me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del
aire (...) Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive bellamente lo ha
dispuesto todo como una reiteración visible de su alma, (...) (―Carta a una señorita en
París‖)
pisan, defecan sobre ese orden cerrado que perturba al narrador. Caso contrario a
―Casa tomada‖ donde el narrador se siente víctima del desplazo, de los aludidos
―intrusos‖ que llegan a quebrar el orden, el método en el que los hermanos están
de tirar la llave:
No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora
ambos cuentos la relación de los personajes con el espacio dispara ciertos efectos
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de sentido que se ven perturbados por el abandono total del espacio (―Casa
por sí misma, ya que siempre damos por hecho una especialidad y temporalidad
humanas. Sin embargo, hay diferentes formas de lograr esa ilusión y en ―Lejana‖
se logra con maestría al dar apenas pocas pistas del lugar que rodea a Alina (casi
acceso a la conciencia del narrador, quien escribe desde un diario, y los lugares
se deben inferir del resto de los efectos de sentido. El primer párrafo no dice de
Anoche fue otra vez, yo tan cansada de pulseras y farándulas, de pink champagne y la
cara de Renato Viñes, oh esa cara de foca balbuceante, de retrato de Dorian Gray a lo
último. Me acosté con gusto a bombón de menta, al Boogie del Banco Rojo, a mamá
imágenes del día que acabó, de lo que está sucediendo y de lo que piensa. Sin
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cual, por ejemplo, es posible dar retratos de personajes refiriéndose sólo a
algunos rasgos característicos de estos. Decir pétalo es decir flor. En el caso del
diario de Alina Reyes, ―Me acosté‖ equivale a decir ―en la cama‖ y esto comprende
la idea de una casa y esto la de todo un orden. Más adelante se refuerza la idea al
la realidad fictiva circundante, como cuando quien escribe un diario escribe sólo
las cosas relevantes sin tener que describir su propio entorno a cada página, pues
Qué felices son, yo apago las luces y las manos, me desnudo a gritos de lo diurno y
moviente, quiero dormir y soy una horrible campana resonando, una ola, la cadena que
Rex arrastra toda la noche contra los ligustros. Now I lay me down to sleep (―Lejana‖, las
perspectiva narrativa al final del cuento, una vez que finalizó el diario de Alina
se explicita, sino que también debe construir poco a poco ese segundo lugar del
relato que, conforme Alina lo piensa, se va determinando. Este otro lugar pasa de
mismo tiempo:
16
Digo ―dificultad‖ porque el texto exige la participación activa del lector, sin embargo, es parte
esencial del placer de leer a Cortázar.
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(…) y entonces tengo que decirle a Luis María que no estoy bien, que es la humedad,
humedad entre esa nieve que no siento, que no siento y me está entrando por los zapatos.
(―Lejana‖)
Idea que vuelve como vuelve Budapest donde habrá tanto viento y tanta nieve que rezuma
(...) Sólo queda Budapest porque allí es el frío, allí me pegan y me ultrajan. (―Lejana‖)
Llegaba a la terrible ciudad y era de tarde (…) Andar por la Dobrina con paso de turista (…)
hasta una plaza contra el río, casi en encima del río tronante de hielos rotos y barcazas y
algún martín pescador que allá se llamará sbunáia tjéno o algo peor (…) Entre el final del
concierto y el primer bis hallé su nombre y el camino. La plaza Vladas, el puente de los
mercados. Por la plaza Vladas seguí hasta el nacimiento del puente, un poco andando y
tokay y cimbalistas (…) Me acuerdo que me paré a mirar el río (…) (―Lejana‖)
que en la narración se suspenda el diario cuando Alina decide casarse para que la
29
construcción del efecto de ―lugar‖, es la manera sutil que el cuento tiene de
desde el yo narrado al yo que narra, en diferentes lugares sin que el relato los
nada sorprendente en la forma de presentar los lugares, parecieran más bien una
respecto a la ruta, que tampoco tiene nada particular. El primer párrafo coloca al
Si le viene bien, tráigame El Hogar cuando vuelva —pidió la señora Roberta, reclinándose
en el sillón para la siesta. Clara ordenaba las medicinas en la mesita de ruedas, recorría la
habitación con una mirada precisa. (―Ómnibus‖, las cursivas son mías)
(―Ómnibus‖)
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Desde ese momento el ómnibus será el lugar en el que acontece el hacer
Sonriendo para ella buscó asiento hacia el fondo, halló vacío el que correspondía a Puerta
la ventanilla. (―Ómnibus‖)
sorpresa se aferra Clara, que durante todo el trayecto tiene la fantástica certeza de
que todo anda bien, a pesar de la monstruosa forma de actuar del conductor que
copiándole los pasos”. Clara nunca pierde la seguridad de que a modo de protesta
sólo basta con que se bajen del ómnibus y seguir con su vida, lo que la lleva a una
casi intolerable abnegación que parecerá fantástica una vez que baje del ómnibus
texto, salvo en ―Casa tomada‖ y ―Carta a una señorita en París‖ donde el espacio
tiene una mayor relevancia pues funge de entorno que particulariza a los
personajes al mismo tiempo que está en armonía con ellos (la casa como centro
de lo cotidiano) o contrasta con sus acciones (la destrucción del espacio en ―Carta
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a una señorita en París‖). La simple referencia a personajes y a objetos crea en la
mente del lector la ilusión de espacio pues todo relato nos habla de un mundo de
De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los
lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más
En otros casos basta la sola mención del lugar o parte de él para conseguir
Entonces Mario se acercaba a la ventana de Delia y le tiraba una piedrita (―Circe‖, las
Le dieron un cuarto arriba, entero para ella, lindísimo. Un cuarto para grande (―Bestiario‖,
Una bombilla rezongó fuerte cuando pasé al lado de la cocina y me asomé a la pieza
Pegué un par de telefoneadas y salí con José María a tomar un taxi (―Las puertas del
32
Donde las ―telefoneadas‖ implican un teléfono y éste, al menos, una habitación
desde la cual se llama y de la que el personaje ―sale‖. También vimos que algunas
sentido de los objetos que comprende y, otras veces, el lugar se deduce conforme
33
b) Entre el tiempo de Bestiario y el presente de la lectura
universo diegético por parte del lector de manera significativa, ya que éste al leer
palabras que reconoce como objetos o lugares los adscribe al universo diegético.
reacciones a la realidad (Rall, 1987, pág. 102) y por lo tanto, aparte de crear la
nuestra capacidad de inferir sobre objeto algo más que una ilusión de objeto o un
34
efecto de sentido17. En cambio, al hablar de la temporalidad no hay forma de
todo el texto y, en un escritor como Cortázar, los cambios temporales son a veces
muy sutiles.
Los objetos y los lugares están ligados a ciertos lexemas, pero sobre todo,
en el que los acontecimientos ocurren. Algo similar pasa con gran parte de los
objetos diegéticos. Pero la riqueza del relato, en general y en los que conforman
despachar varios años de la historia en dos líneas o dedicar todo un párrafo a una
bien, narrar una sola vez cosas que ocurren muchas veces en la historia usando
17
Esto debido a que todo relato nos habla de un mundo de acción e interacción humanas, y al leer
no podemos evitar extrapolar nuestro modo de entender el tiempo y el espacio al relato. Es por
esto que salvo que el relato especifique algo diferente, siempre damos por hecho que la acción
ocurre en un ―lugar‖.
18
―La razón de ello se encuentra en que los objetos representados en las obras de arte literarias,
por lo general, llevan en sí el carácter de la esencial realidad, de manera que naturalmente nos
parece como si también estuvieran determinados claramente y bajo todos los aspectos, por medio
de las cualidades más bajas, tal como los objetos verdaderos, reales e individuales.‖ (Rall, 1987,
pág. 35)
35
diferentes técnicas que den la ilusión de frecuencia. Veamos más a fondo el
propuestas por Luz Aurora Pimentel en Relato en perspectiva (1998, pág. 42).
del discurso sin considerar las relaciones de concordancia con el tiempo diegético,
habido desplazamientos temporales más allá del tiempo gramatical elegido para
organizar el relato. Esto hace que cualquier análisis estructural de los tiempos
temporal, pues serían irrelevantes para un análisis narratológico debido a que las
narraciones suelen usar como tiempo predilecto el tiempo pasado, con todas sus
variantes, dado que el acto de narrar implica ―algo‖ que debe narrarse y que
gramatical, pero siempre hay una vacilación hacia el pasado, porque incluso un
36
por parte del narrador y, por lo tanto, es narrado desde el pasado de su
experiencia.
él (…) Dar cuenta, narrar, relatar un acontecimiento implica la precedencia, parcial o total,
de dicho acontecimiento; dicho de otro modo, entre lo acontecido y el acto de narrar existe
una distancia temporal necesaria (…) pues narrar presupone algo que narrar, aun cuando
pág. 16)
de toda narración: hay una historia que se debe contar y un discurso que la relata
discordancia del tiempo del discurso con el tiempo diegético. Cabe recordar que
natural para lograr ciertos efectos, ya sea, causar emoción, suspenso, sorpresa o
por mero olvido que nos lleve a adelantarnos en la historia o a tener que
retroceder para dar información que aclare los acontecimientos que siguen por
contarse.
37
ciertos acontecimientos de la historia en detrimento de otros. Un enunciado
figural de los personajes sucede dentro de estos puntos pero, de la misma forma,
los personajes en su ser y hacer, hacen referencia otros puntos del tiempo de la
construcciones bastante intrincadas. Esto se debe a que una historia implica una
preselección:
‗entramado‘ de orden lógico más que cronológico (…) A partir del entramado lógico de los
elementos seleccionados se articula la dimensión ideológica del relato (…) una historia ya está
ideológicamente orientada por su composición misma, por la sola selección de sus componentes.
mismo pues pone en secuencia eventos con una relación lógica que se
constituyen como una ―trama‖. Así, se puede decir que relatar algo presupone un
suele elegir el pasado como tiempo gramatical predilecto y que el orden en el que
historia, pues todo relato implica una preselección y los eventos están dispuestos
38
de manera lógica más que cronológica. Tenemos el tiempo narrado, o sea, el
tiempo diegético. Por otro lado, tenemos el tiempo del discurso, el del orden de los
eventos en el texto que está limitado por el principio mismo de sucesión, lo que
quiere decir que no hay forma de significar la simultaneidad del universo diegético
sin una ruptura que permita acceder a otros hilos narrativos que causen, por un
lado, ese efecto de ―simultáneo‖ y por otro, rompan con el orden concordancia
entre tiempo diegético y el tiempo del discurso. Cabe mencionar que en los
cuentos, narraciones breves donde nada está puesto de manera azarosa, suelen
recurrir o necesitar menos este tipo de rupturas para acceder a otros hilos
cronológico (de los eventos en el universo diegético que se proyecta a partir del
39
debe tomar en cuenta que no hay forma de hacer mensurable el tiempo de lectura,
pues varía de lector a lector. Por este motivo, la relación de concordancia con el
tiempo diegético debe medirse de ―la confrontación entre la extensión del texto y la
duración diegética‖ (Pimentel, 1998, pág. 43). De este modo, la duración enmarca
los diferentes aspectos del tempo narrativo, es decir, de los diversos movimientos
que causan en el lector diversos efectos de aceleramiento o lentitud del tiempo del
entre las veces que suceden los acontecimientos en la historia (en el universo
que se narra una sola vez ocurrió sólo en una ocasión en el tiempo diegético, y
viceversa. Con esto dicho, vayamos directo a Bestiario para analizar las
que estos entren en ―relaciones de tipo lógico con otros incidentes o movimientos,
de tal manera que la cadena tenga una orientación, y, por lo tanto, un significado‖
(Pimentel, 1998, pág. 19). Por esto, todos los acontecimientos contribuyen a la
40
sentido. Todos los relatos acusan una preselección de eventos que apuntan a una
trama, por lo que sin importar el orden en el que se disponen los eventos, estos se
su funeral, nos enteramos de que Pepe era adicto a la cocaína y que fue una
–que no teníamos el gusto de conocer muy bien a Pepe- los datos se ordenan
orden en el que nos enteramos de cada ―dato‖ tuvo un efecto y hasta que no se
Aunque el narrador establece una clara distancia temporal respecto a los hechos
narrados, el orden textual tiene una alta relación de concordancia con el orden
41
hermanos, entrados en los cuarenta, llevan una vida de costumbres y rutinas
hasta que un día su ritmo de vida se ve transgredido cuando toman la parte del
sin cuestionarlo hasta que vuelven a escuchar ruidos y, dándose cuenta de que
ser iterativa (lo que nos da una idea de ―resumen‖, de velocidad, de paso del
tiempo) no se afecta por esto la sucesión de eventos, pues, como veremos más
cosmos, una cadena que une una secuencia de eventos que –de no especificarse
―Casa tomada‖ rupturas temporales que diferencien el orden textual del orden
cronológico. ―Ómnibus‖ del mismo modo, tienen una alta concordancia entre
orden textual y orden cronológico, pues no hay una mirada hacia el pasado de los
rupturas temporales desde que Clara deja la casa de la señora Roberta hasta que
42
empeoramiento de los narradores es paulatinos y parte de la acción de la historia
―Tal vez esto que decimos fuera monótono e inútil si no estuviese cambiando
placenteros ―De noche no es tanto, nos ayudan la fatiga y el silencio (…)‖ pero
de episodios y esperanzas. Pero desde que no nos sentimos bien parece como si
esta hora fuese más pesada‖. Sin embargo, como no hay introducción de nueva
reafirmación de la ruptura del ritmo de los personajes más que una verdadera
―Ómnibus‖ y ―Casa tomada‖ sean cuentos que planteen un ritmo y un orden bien
determinado que los personajes tratan de seguir a toda costa. En los tres cuentos
efecto de ritmo y orden (en sentido griego de κόσμος) que sería imposible en un
el diario se constituye como relato epistolar sin narratario –a veces el mismo diario
diario –aunque sea de contenido fictivo- serían raras las analepsis que remitiesen
43
a días anteriores también registrados, más bien, el discurso del diario tiende al
monólogo interior y suele ser atemporal. Esto debido a que ―una elección vocal en
primera persona conlleva una elección focal: quien narra en ‗yo‘, por definición, no
puede tener acceso a otra conciencia que no sea la suya‖ (Pimentel, 1998). En
―Lejana‖, del mismo modo, la narración nunca se interrumpe para dar cuenta del
detalles sobre su día ni sus pensamientos generales, más bien, el diario es una
ilusión de Cortázar en la que el lector cae: la narradora sólo relata los eventos
relevantes a su experiencia con ―la otra‖, es decir, lo que entrará en relación lógica
lector accede directamente a partes del pasado del día en que Alina escribe, la
esbozo de Genette ―simples hitos sin anticipación, ni siquiera del tipo alusivo, que
sólo adquieren significación más tarde‖ pues el esbozo no es más que una ―mera
44
‗semilla insignificante‘, imperceptible ahí, cuyo valor seminal no se reconocerá sino
hasta más tarde y de manera retrospectiva‖ (Pimentel, 1998). Así, Alina decide
callar sobre la ―cosa curiosa‖ que al final se descubre -o el texto lo sugiere- era el
haberse visto a sí misma siendo absorbida por ―la otra‖. Esto hace que toda la
esconde pero vomita más, hasta que llegan a ser diez. Decide escribir una carta
desde su oficina, relatando los eventos a la dueña del lugar. Da todo de sí para
la rutina de los 10 conejitos, pero después vomita otro y el orden se rompe, por lo
que decide suicidarse y dejar la carta a Andrée. Parecido al caso de ―Lejana‖, nos
encontramos también ante un relato que pretende cumplir con el formato de una
París‖ la de la epístola, aunque más bien se toma como pretexto para que la
contraste con la fantasía del relato. Por eso, hay que desconfiar de las analepsis
que muchas veces son, más bien, una forma de escena porque el narrar de la
45
carta constituye su propia acción. Por ejemplo, aunque aquí el narrador se refiera
la acción de relatar:
Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece
tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé
mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y me lance a
mí a alguna otra casa donde quizá (...) (―Carta a una señorita en París‖)
condiciones en que el narrador se hizo del departamento. Una ruptura más clara
viene cuando el narrador anónimo dice ―Me mudé el jueves pasado, a las cinco de
conformar el presente del relato. En seguida hay una pausa en la que el mismo
narrador se interrumpe para hacer otra analepsis dentro de ese nuevo presente
cronología:
Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo dos dedos en la boca como una
pinza abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de
sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la
boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un
conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejito de chocolate pero
blanco y enteramente un conejito. Me lo pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una
46
caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber nacido y bulle y pega el hocico contra
mi piel, moviéndolo con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la
piel de una mano. Busca de comer y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de
las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran maceta donde crece el trébol que a
propósito he sembrado. El conejito alza del todo sus orejas, envuelve un trébol tierno con un veloz
molinete del hocico, y yo sé que puedo dejarlo e irme, continuar por un tiempo una vida no distinta
a la de tantos que compran sus conejos en las granjas. (Las cursivas marcan el inicio de la
analepsis y las negritas resaltan las palabras del narrador que marcan la anacronía).
de epístola hace que sea mucho más difícil desprenderse del presente del ―yo-
que-narra‖, por lo que las analepsis se pierden dentro de la acción misma que
actos que como personaje realiza, sino de manera muy especial a un fenómeno vocal que
mismo de la narración. El narrador deja de ser una entidad separada y separable del
acción sin que necesariamente esté de por medio un cambio de nivel narrativo. (Pimentel,
47
Sin embargo, el cuento sigue con el orden accidentado por las constantes
Nunca se lo había explicado antes, no crea que por deslealtad, pero naturalmente uno no
va a ponerse a explicarle a la gente que de cuando en cuando vomita un conejito.
Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos
ayuda a vivir.
(…) y ahora me quedo al lado para que ninguno la alcance otra vez con las patas (es casi
hermoso ver cómo les gusta pararse, nostalgia de lo humano distante, quizá imitación de
su dios ambulando y mirándolos hosco; además usted habrá advertido -en su infancia,
quizá- que se puede dejar a un conejito en penitencia contra la pared, parado, las patitas
Isabel. El cuento se desarrolla a lo largo del verano que Isabel pasa con los Funes
focaliza la narración en Isabel. Esto hace que toda la información narrativa pase
por ese filtro, causando así los momentos más hermosos del cuento que vienen de
hacer ver el mundo con los ojos de una niña que pasa un inmenso verano de su
infancia en una casa enorme en la que tiene un formicario donde repite el mundo.
48
cronológico pues se sigue una línea de eventos que comienza desde que Isabel
llega a la casa de los Funes hasta que el tigre devora al Nene. Diferentes técnicas
acontecimientos han sido dispuestos por el narrador heterodiegético. Sólo hay una
Nino sapo, Nino pescado (un recuerdo de tres años atrás, Nino mostrándole unas figuritas
puestas con engrudo en un álbum, y diciéndole grave: "Este es un sapo y éste un pes —
ca —do"). Ahora Nino en el parque esperándola con la red de mariposas, y las manos
blandas de Rema — las vio que nacían de la oscuridad, estaba con los ojos abiertos y en
vez de las cara de Nino zás las manos de Rema, la menor de los Funes. "Tía Rema me
quiere tanto", y los ojos de Nino se hacían grandes y mojados, otra vez vio a Nino
desgajarse flotando en el aire confuso del dormitorio, mirándola contento. Nino pescado.
narrativa sobre la casa de los Funes y el tipo de actividades que Isabel realizará
durante su verano. Después de esa ruptura temporal, el orden textual del relato
vuelve a ser concordante con el orden cronológico sin ninguna otra ruptura
la ruptura temporal anticipa –por medio de una analepsis- el tono de los eventos
49
que serán vividos por la niña, en ―Carta a una señorita en París‖ la analepsis es la
organizando a partir de esta información el resto del relato, ya que por medio de la
está muerta. Esto no deja otra solución más que las rupturas temporales
analépticas para dar cuenta del ser del personaje que en el presente de la
estrato social bien identificado, por lo que guarda una distancia casi científica con
complicada. Muere Celina, Marcelo asiste al funeral, después pasa unos días en
Rosario –de los que la narración no da cuenta- vuelve el fin de semana y, con
19
En Argentina se les llama ―cobayos‖ y así aparece en el texto.
50
como el paraíso de Celina, cuya presencia el narrador siente por todos lados e
incluso logran verla por unos momentos en medio del humo y los monstruos.
Marcelo describe el funeral y su organización para luego dejarse llevar por los
recuerdos de la muerta:
Todo esto ocurría, pero yo estaba otra vez con Celina y Mauro en el Luna Park, bailando
en el carnaval del cuarenta y dos, Celina de celeste que le iba tan mal con su tipo
achinado, Mauro de palm-beach y yo con seis whiskies y una mamúa padre. (―Las puertas
del cielo‖, las cursivas son mías e indican el inicio de la analepsis)
describe como una distracción que interrumpe sus pensamientos sobre Celina. Es
Me arranqué del baile, un quejido venía de la pieza trepando por las puertas. (―Las
narrador y la pareja.
Celina tampoco debió esperar su muerte, para ella y Mauro la tuberculosis era "debilidad".
Otra vez la vi girando entusiasta en brazos de Mauro, la orquesta de Canaro ahí arriba y un
olor a polvo barato. Después bailó conmigo una machicha, la pista era un horror de gente y
calina. "Qué bien baila, Marcelo", como extrañada de que un abogado fuera capaz de
seguir una machicha. Ni ella ni Mauro me tutearon nunca (…) (―Las puertas del cielo‖)
51
También ésta tiene límites establecidos por las circunstancias diegéticas que dan
-Es bueno que lo hable a Mauro -dijo José María que brotaba de golpe a mi lado-. Le va a
hacer bien. (―Las puertas del cielo‖, las cursivas son mías)
Otra analepsis inicia justo cuando el narrador ve pasar a unas bailarinas del
Moulin Rouge:
de la milonga del griego Kasidis y llevársela con él. Se precisaba coraje para esperar
alguna cosa de esa mujer, y fue en esa época que lo conocí (…) Celina lo acompañó la
segunda vez, todavía con un maquillaje casi profesional, moviéndose a bordadas anchas
su esfuerzo inconfesado de incorporarse del todo a Celina. (―Las puertas del cielo‖, las
Una vez que entran al Santa Fe Palace se acaban las analepsis, el narrador
historia de misterio. Las primeras palabras que tiene el lector ante sí son un
esbozo que es fácil pasar por alto, pero adelanta el desenlace de la historia:
52
―Porque ya no ha de importarle‖. Palabras que más adelante tendrán valor cuando
Mario abandone a Delia. El cuento inicia con el disgusto de Mario ante los chismes
está muy bien dosificada por medio de varias analepsis que se van acumulando
como claves para que el lector resuelva los crímenes en su propio universo
cronología pero que dan como resultado ―lógico‖ que Mario sepa cada vez más de
Delia. Una particularidad del cuento es que, aunque el narrador refiera su historia
narrador se detiene para dar cuenta de otros hechos. La situación del lector es
un hilo narrativo como presente del relato, sino que conforme narra la historia va
se funden con el discurso. Como se dijo antes, el cuento está focalizado en Mario
cronología desde los cuales se narra la historia. Estos puntos temporales se van
53
interrumpen constantemente para dar cuenta de otros eventos, como las
extravagancias de Delia…
“Mario notó una vez que un perro se apartaba cuando Delia iba a acariciarlo. Ella lo llamó
(era en el Once, de tarde) y el perro vino manso, tal vez contento, hasta sus dedos. La
madre decía que Delia había jugado con arañas cuando chiquita. Todos se asombraban,
hasta Mario que les tenía poco miedo. (―Circe‖, las cursivas son mías)
Y las mariposas venían a su pelo -Mario vio dos en una sola tarde, en San Isidro-, pero
Delia las ahuyentaba con un gesto liviano. Héctor le había regalado un conejo blanco, que
murió pronto, antes que Héctor. Pero Héctor se tiró en Puerto Nuevo, un domingo de
madrugada. Fue entonces cuando Mario oyó los primeros chismes. (―Circe‖, las cursivas
son mías)
…que conforme Mario conoce a Delia, y por lo tanto, accede a más información, se
Cuando Héctor se suicidó los vecinos vieron demasiadas coincidencias, en Mario renacía
la cara servil de Madre Celeste contándole a tía Bebé, la incrédula desazón en el gesto de
su padre. Para colmo fractura del cráneo, porque Rolo cayó de una pieza al salir del
zaguán de los Mañara, y aunque ya estaba muerto, el golpe brutal contra el escalón fue
otro feo detalle. Delia se había quedado adentro, raro que no se despidieran en la misma
puerta, pero de todos modos estaba cerca de él y fue la primera en gritar. En cambio
Héctor murió solo, en una noche de helada blanca, a las cinco horas de haber salido de
casa de Delia como todos los sábados. (―Circe‖, las cursivas son mías)
54
El presente de la narración dependerá de la extensión del texto dedicado a cada
punto del tiempo desde el cual se narra. De este modo intrincado procede toda la
y Delia como único referente. A partir de que Mario prueba los bombones y la
trama se acelera en una sola dirección, el orden del texto es más consecuente con
el orden cronológico. Esto está claramente marcado por una pausa digresiva del
narrador:
Ahora ya es más difícil hablar de esto, está mezclado con otras historias que uno agrega a
base de olvidos menores, de falsedades mínimas que tejen y tejen por detrás de los
recuerdos. (―Circe‖)
construirse sobre los datos que el lector ya conoce de los dos novios muertos de y
Dijimos antes, citando a Aurora Pimentel, que la ilusión de duración sólo puede
55
medirse de la confrontación entre la extensión del texto y la duración diegética,
obra de un personaje, acordaremos que el tiempo del discurso está muy acelerado
establecen las relaciones de la velocidad narrativa como tempo, que puede ser
cuentos de Bestiario.
diegético es totalmente concordante (Pimentel, 1998). Son las escenas las que
dan al lector la ilusión de que las cosas suceden al mismo tiempo en que se están
leyendo. El diálogo suele ser la marca más identificable de la escena, pues todo
diálogo tiene una duración igual a la del tiempo que lleva en pronunciarse por los
56
personajes. Sin embargo, no toda escena requiere diálogos. Una narración más o
―Casa tomada‖ empieza con una velocidad de que oscila entre resumen
(cuando se habla de rutinas que se llevan a cabo por largos periodos de tiempo) y
la casa) según la postura que tome el narrador. Esta ilusión de velocidad –sea
que se toma la parte del fondo de la casa. Compárense estos dos párrafos
Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía
con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar
una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura
ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada
57
puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el
una escena que se extiende hasta al final del cuento dejando fuera al narrador,
últimas palabras del cuento, sin dar ningún comentario sobre los destinos de los
Todo ―Cefalea‖ está narrado por escenas, que bien podrían parecer
resumen porque abarcan lapsos amplios del día y tienden a la narración iterativa,
pero hay una secuencia lógica que organiza las escenas, pues la salud del
partes más amplias de la cronología. Más bien, el ritmo acelerado de las escenas
pareciera estar en armonía con el día acelerado de los personajes que encuentran
poco descanso en el cuidado de las mancuspias. Las escenas del relato son
58
cuenta con detalle de los diferentes cuadros patológicos y los medicamentos
homeopáticos que calman las dolencias de los personajes. Aunque a lo largo del
cuento, por la velocidad de las escenas, suele haber siempre un ligero desfase
temporal, al final del relato esa diferencia desaparece cuando los narradores
sufren una cefalea que se narra en una escena totalmente isócrona, colocando al
lector en una meta-lectura junto a los narradores que al mismo tiempo que
perciben, con sus sentidos alterados por la cefalea, buscan los padecimientos en
el libro de homeopatía.
Cuando ya no se puede leer encendemos una vela junto al manual para terminar de
enterarnos de los síntomas, es mejor saber por si más tarde - Dolores lancinantes agudos
en sien derecha, esta terrible serpiente cuyo veneno actúa con espantosa intensidad (ya
leímos eso, es difícil alumbrar el manual con una vela), algo viviente camina en círculo
estamos inquietos, peor es afuera, si hay afuera. Por sobre el manual nos estamos
mirando, y si uno de nosotros alude con un gesto al aullar que crece más y más, volvemos
a la lectura como seguros de que todo está hora ahí, donde algo viviente camina en círculo
aullando contra las ventanas, contra los oídos, el aullar de las mancuspias muriéndose de
hambre. (―Cefalea‖)
bien metido en la vida de los Mañara, las escenas se vuelven más comunes,
59
Delia dijo que el gato se moriría; tal vez el aceite le prolongara la vida un poco más.
Oyeron a un diariero en la esquina y los Mañara corrieron juntos a comprar Ultima Hora.
(―Circe‖)
Es claro el efecto de inmediatez que contrasta con los primeros párrafos del
sacando ejemplos de escenas en los cuentos, pero más vale dejar claro que la
los finales de los cuentos de Bestiario suele haber un cambio hacia la escena,
final tiene algo del factor sorpresa, una tensión previa. El efecto de tensión viene
que el lector formará como protención, y para eso, se requiere instalar al lector en
monólogo interior.
60
(Pimentel, 1998). Muchas veces un relato abarca una cronología amplia.
―Bestiario‖, por tomar un ejemplo, ocurre a lo largo de todo un verano y ―Circe‖ por
recepción del texto por parte del lector, o dicho de forma más clara, de la
los puntos indeterminados y espacios vacíos haga el lector, nace la ilusión de una
determinarse infiriéndola del texto, pero sin olvidar que es parte del total de los
verbalizar la simultaneidad del mundo vital, dado que la narración está supeditada
al principio mismo de la sucesión y debe de haber una elección por ciertos eventos
que serán narrados primero, aun así estos hubiesen ocurrido al mismo tiempo. No
61
reducida de texto. Eso ocasiona un efecto de aceleración que tiene diferentes
efectos en los relatos pero que en general se usa como instrumento para dar
cierta información narrativa, hacer énfasis en el paso del tiempo, darle importancia
que da una relación temporal verosímil, pues el resumen despacha toda una
Esto fue un lunes, después tuve que ir a Rosario por un congreso de abogados donde no
se hizo otra cosa que aplaudirse unos a otros y beber como locos, y volví a fin de semana.
Pero es también una forma rápida de entreverar los siguientes eventos que sólo
embargo, el resumen es usado por Cortázar para narrar una cadena de sucesos
Después de eso fue la ruptura manifiesta; lo dejaban solo, le lavaban la ropa como por
favor, los domingos se iban a Palermo o de picnic sin siquiera avisarle. (―Circe‖)
Y de ese modo tiene sentido el siguiente párrafo donde se dice que Mario lanzaba
piedritas a la casa de Delia, como reacción a esta ruptura que se dio en un lapso
más de una ocasión, pues el relato engloba las costumbres y la rutina de Delia,
62
que la van particularizando como personaje a lo largo del relato, pero se cuentan
Se dejaba adorar vagamente por Mario y los Mañara, se dejaba pasear y comprar cosas,
volver con la última luz y recibir los domingos por la tarde. A veces salía sola hasta el
Delia recobraba ahora una menuda vivacidad episódica, un día tocó el piano, otra vez jugó
al ludo; era más dulce con Mario, lo hacía sentarse cerca de la ventana de la sala y le
Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes
El largo verano que Isabel pasa con los Funes en ―Bestiario‖ recurre al resumen
para narrar los juegos de los niños que son irrelevantes desde el punto de vista de
la trama.
de sauces les quedaba el jardín de los tréboles, el parque de las hamacas y la costa del
arroyo. (―Bestiario‖)
63
El lector llena ese espacio vacío con su propia idea de lo que podrían ser los
juegos de verano de dos niños con una gran casa a su disposición. Del mismo
modo, los proyectos de los niños -que toman varios días- son despachados en
Nino empezaba a comprender el microscopio que le regalara Luis, pasaron una semana
espléndida criando bichos en una batea con agua estancada y hojas de cala, poniendo
Y es toda una semana lo que transcurre ante los ojos del lector que
acuerdo en que no hay nada más relevante. Pero la información narrativa está ahí,
suele haber una cronología amplía que justifiquen, como vimos en el cuento del
dar cuenta en absoluto del transcurso del tiempo e ir directo al siguiente punto
día activo directamente a la hora de dormir. Del mismo modo en ―Bestiario hay
pequeñas elipsis. La más importante es la que inicia justo después de que Isabel y
64
Nino construyen el herbario. El párrafo anterior acaba con el fastidio de Isabel ante
El día que salieron a cazar las hormigas, vio a los peones de la estancia. Al capataz y al
mayordomo los conocía bien porque iban con las noticias a la casa. (…) La idea del
formicario la habían sacado del Tesoro de la Juventud, y Luis les prestó un largo y
Y en este párrafo, sin dar cuenta del tiempo transcurrido en medio, inicia
herbario pero sin ahondar más en ese proceso que las líneas finales del párrafo
anterior. A veces, sin embargo, las elipsis con más sutiles y no están marcadas
por el inicio de un nuevo párrafo. Sin embargo, estas elipsis no dan saltos
No vieron acercarse al Nene, cuando estuvo al lado arrancó a Nino de un tirón, le dijo algo
del pelotazo al vidrio de su cuarto y le empezó a pegar, miraba a Rema cuando pegaba,
parecía furioso contra Rema y ella lo desafió un momento con los ojos, Isabel asustada la
vio que lo encaraba y se ponía delante para proteger a Nino.Toda la cena fue un disimulo,
un mentira, Luis creía que Nino lloraba por un porrazo, el Nene miraba a Rema como
mandándola que se callara, Isabel lo veía ahora con la boca dura y hermosa, de labios
rojísimos. (―Bestiario‖, las cursivas son mías y marcan la breve elipsis entre el incidente de
65
En la estación le vino un poco de miedo, porque si el break... Pero estaba ahí, con don
Nicanor florido y respetuoso, niña de aquí y niña de allá, si el viaje bueno, si doña Elisa
siempre guapa, claro que había llovido -Oh andar del break, vaivén para traerle el entero
En el primer párrafo hay una elipsis entre el momento en el que le pegan a Nino y
la incómoda hora de la cena, en la que se cubren los hechos sin que Luis se
que la historia se detiene para dar una descripción cuya filiación es meramente
conciencia de los personajes por lo que el tiempo de la historia está sólo retardado
sus días con el cuidado de las mancuspias con la esperanza de registrar todos sus
Creemos necesario documentar estas fases para que el doctor Harbin las agregue a
nuestra historia clínica cuando volvamos a Buenos Aires. No somos hábiles, sabemos que
66
de pronto nos salimos del tema, pero el doctor Harbin prefiere conocer los detalles
Por eso, según Aurora Pimentel, las descripciones de los cuadros patológicos no
figural y a que es el objetivo de la historia dar cuenta del malestar sufrido por los
narradores. Aun así, pareciera que las descripciones tienen algo de la pausa
historia para discurrir en algún asunto metanarrativo. Sin embargo queda claro que
también como acción (Pimentel, 1998), es decir, ficcionaliza el acto de narrar. Esto
lentas que toman algo del monólogo interior, causando un efecto de lentitud que
No nos sentimos bien. Uno de nosotros es Aconitum, es decir que debe medicamentarse
con aconitum en diluciones altas si, por ejemplo, el miedo le ocasiona vértigo. Aconitum es
una violenta tormenta, que pasa pronto. De qué otro modo describir el contraataque a una
aconitum, y al poco rato sólo queda un mareo dulce, con tendencia a marchar hacia atrás
(esto nos ocurrió, pero era un caso Bryonia, lo mismo que sentir que nos hundíamos con, o
67
Lo mismo sucede, siguiendo la misma línea, con la descripción de la distribución
descriptiva. Pero vimos que una narrador homodiegético no puede hacer pausas
bestiario sólo tenemos tres cuentos con narrador heterodiegético. Sin embargo los
la estructura misma de los relatos pero también al efecto que la falta de estos
tiempos muertos de la narración tiene en el lector, que nunca deja de sentir que
los aspectos anteriores, es decir, la frecuencia con que los eventos son narrados
68
que suceden en el tiempo diegético. Las narraciones que expresan frecuencia
pueden ser singulativas, es decir, que el evento ocurre una vez en el tiempo
largo del relato pero ocurrieron en sólo una ocasión en el tiempo diegético,
embargo, la narración iterativa, que comprende los eventos que sólo se narran
una vez en el discurso pero que ocurren varias veces en el universo diegético, es
ilusión de que existe un orden dentro de los relatos, es decir, un ritmo, una rutina
iterativa para proyectar ese orden en el que vive la pareja que narra la historia:
A Leonor le toca dar de comer a las madres, y lo hace muy bien; nunca vimos que errara
en la distribución de porciones. Se les da avena malteada, y dos veces por semana leche
con vino blanco. (―Cefalea‖)
Debido a esto podemos suponer un buen lapso de tiempo entre el día que se toma
La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por
ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. (―Casa tomada‖)
69
O en ―Circe‖, cuyos eventos narrados abarcan una amplia cronología:
Los domingos se quedaba de sobremesa con los suyos, y Madre Celeste se lo agradecía
sin sonreír, pero dándole lo mejor del postre y el café muy caliente. (―Circe‖)
Bestiario son parte central de los relatos, pues todos los personajes de algún
trascender.
pág. 10). El mundo del relato se nos muestra como un mundo en el que no
podemos actuar, pero que –al estar constituido de una forma que imita el mundo
20
―Con esto no sólo se indica cuán intensamente participan nuestras experiencias en la realización
del texto, sino también que en este proceso siempre sucede algo con nuestras experiencias‖ (Iser,
en En busca del texto., 2001, pág.103)
70
carga material, sentimos su forma y su vida pero no su pesadumbre‖. 21 Como
mayor o menor detalle con que describe el espacio y los objetos que lo pueblan
(Pimentel), las estructuras temporales por medio de las cuales se presentan los
Cuando contamos una historia que nos ocurrió ayer o el verano pasado,
acceso porque hay una distancia de tiempo que nos separa. Contamos una
historia y las personas que nos acompañaban en aquel tiempo –el del relato que
21
Y continúa diciendo que ―el arte transforma estos dolores y daños, estas crueldades y
atrocidades en medios de auto-liberación proporcionándonos así una libertad interior que no puede
ser alcanzada por ninguna otra vía‖ (Cassirer, 1945, pág. 222)
22
Ya decía Iser –hablando de los espacios vacíos (Leerstellen en el original)- que estos
contribuyen ―al efecto que podríamos llamar fantástico de muchas obras latinoamericanas‖ (Rall,
1987)
71
conocidos de quien atiende nuestro relato. Si en un momento mencionamos a un
(analepsis) y damos cuenta –quizá con un breve retrato del conocido o afiliándolo
para que la historia se entienda o tenga el efecto que buscamos. Porque al narrar
buscar efectos: risa, asombro, conmiseración, una lección moral entre muchos
otros. Las personas que saben contar historias van más allá de la simple
fingen que saben justo lo que sabían de la historia en el momento en el que les
en la niñez. El niño narraba al grupo –con una excelente cara de asco- cómo fue
que al empezar a comer la sopa recalentada notó que emergían del recipiente un
pequeña pausa continuó su narración y dejó claro que la desconfianza que le tenía
a la sopa había provocado que confundiera el arroz con gusanos. ―¡No eran
gusanos, era arroz!‖. Nos reímos, pero antes de reírnos, todos habíamos
72
restricciones cognitivas que él tenía en el momento de tomar la sopa. Focalizó su
decir, era información narrativa de origen focal y no vocal. En la ficción, del mismo
desde su propia perspectiva, y cada perspectiva tiene sus propios puntos de vista
mismos preceptos teóricos que maneja Pimentel (1998), hablaremos del personaje
figura del narrador en los cuentos, tratando de esclarecer los filtros por los que
73
a). La construcción de los personajes
¿Cómo es que un relato fictivo puede proyectar personajes que en algunos casos
que nos importa es saber en qué punto y con qué herramientas toma forma la
ilusión de tener ante nosotros una persona que, aunque sabemos fictiva,
hablar de las personas reales en el mundo. Este efecto personaje como todo texto
tiene como punto central un nombre. Este nombre actúa como centro de
nombre del personaje se adscriben todos los sentidos leídos que dan cuenta tanto
sino para ganarse un lugar en la retención del lector, pues no se pueden sustraer
74
El lector, al co-crear los personajes, no tiene la impresión de manejar
sememas o como una actante, sino que lo percibe de la misma manera en que lo
haría con una persona real, es decir, valiéndose de técnicas descriptivas que
narrativa ésta pierde un poco de su esencia fictiva, pues recordar es volver a traer
pero ambos se organizan por medio del lenguaje. Es decir, la ilusión de que los
La razón de ello se encuentra en que los objetos representados en las obras de arte
todos los aspectos, por medio de las cualidades más bajas tal como los objetos
23
Pimentel define el retrato como ―una descripción más o menos continua más o menos
discontinua que tiende a un alto grado de codificación retórica‖ (Relato en perspectiva, 1998, pág.
71).
75
donde el escritor dejaba menos puntos de indeterminación a la hora de describir
analizar al personaje es que éste debe ser lo suficientemente estable para poder
ser reconocido como tal dentro de todas sus transformaciones. Hay que pensar
iguales, sin embargo se añaden como serie predicativa del mismo nombre.
En las obras narrativas, pero sobre todo en las novelas, es común que los
notamos que estos son comunes y fácilmente reconocidos como tales por
76
Isabel, Inés, madre, Rema, Nino, Nene, Luis, Nicanor, Roberto (“Bestiario”)
De este modo los nombres no llaman la atención de manera particular. Aun así, el
cuento conforme avanza la historia. ―La lejana‖ entra por el espacio abierto que
deja este anagrama, ―Es la reina y…‖, por las posibilidades infinitas de la
conjunción ―y‖ que puede emparejar dos elementos cualesquiera. De este modo,
llevará, en un impulso insoportable, a buscar la parte que llena ese espacio del
Clara, no lleva flores, por lo que la información narrativa en torno a este personaje
guarda y el chofer, a los que siempre se les refiere por su función en el ómnibus.
simple mención nos hace representarnos una vida humana que responde al
nombre leído.
77
El entorno es otro factor importante a considerar pues ―si no pre-destina el
ser y el hacer del personaje, sí constituye una indicación sobre su destino posible‖
(Pimentel, 1998, pág. 79). El entorno contrasta o está en armonía con el ser
discursivo del personaje haciendo que las acciones llevadas a cabo por éste
hacer parecer fútiles las mismas acciones. En ―Las puertas del cielo‖ las
de ritual más parecido a una convención social que a un verdadero lamento, como
de este personaje como patanería, sobre todo ante los ojos de un lector que
se convierte entonces en el verdugo del entorno, sin otra salida más que el aludido
suicidio.
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rutinaria que llevan, donde nada cambia dentro de la repetición. Esta simplicidad
del entorno y de las actividades circundantes contrastará después con las medidas
extremas que los personajes toman para lidiar con el problema de la casa,
haciendo parecer fantástica la decisión de vivir con una parte tomada y más aún la
de abandonar todo el espacio sin llevarse nada, dejando atrás lo único que
poseen, su pasado y acaso el lugar que les serviría de ataúd a sus vidas
sobre estas criaturas que pelechan, dan leche, trepan, tienen pico y se asemejan
en algo a las aves. Llega un punto de la narración en el que simple estar dentro de
(..) Ahora la venida de la noche tiene otro sentido que no queremos examinar, ya no nos
las mancuspias en sus sitios. Cerrar las puertas de la casa es dejar a solas un mundo sin
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mundanidad cuya función es la mímesis de lo que el lector interpretará como
aconteceres normales dentro de una ciudad (paseo por las calles, vecinos, plazas,
un personaje bastante sencillo y llano que, al igual que otros personajes del libro,
vive su vida como un sistema de rutinas. Un chofer que trastoque ese ritmo
Hemos hablado del nombre del personaje y del entorno que entra en
contraste con su ser y hacer, pero hasta ahora no hemos hablado de cómo el
narrador da cuenta de este ser y hacer discursivo del personaje. Esto se lleva a
cabo de dos formas, por medio del discurso figural directo y el discurso figural
su discurso, es decir, en el que el discurso pareciera sólo haber pasado por una
origen figural que es ―apropiada‖ por el narrador. Esta forma de presentación del
desde el discurso del narrador como vehículo hasta la apropiación total del
discurso del otro. Dicho esto, podemos ir directamente a Bestiario para analizar
80
así la presentación del ser y el hacer discursivos de los personajes en los
diferentes cuentos.
saluda:
Pasó don Luis, el relojero, y la saludó apreciativo, como si alabara su figura prolija, los
zapatos que la hacían más esbelta, su cuellito blanco sobre la blusa crema. (―Ómnibus‖)
Del mismo modo el narrador de ―Circe‖, que enuncia su voz como personaje pero
que sigue siendo heterodiegético (pues no tiene ninguna función diegética), hace
Yo me acuerdo mal de Delia, pero era fina y rubia, demasiado lenta en sus gestos (yo tenía
doce años, el tiempo y las cosas son lentas entonces) y usaba vestidos claros con faldas
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De una forma similar, el narrador hace un retrato de Rolo pero que nos
viene mediado por la conciencia de Mario, que al acercarse más a la vida de Delia
Rolo era un muchacho solo y tranquilo, con plata y un Chevrolet doble faetón, de manera
forma de tratar a Mario que deben de ser interpretados según la historia que sirve
—Entonces sos mi novio —dijo—. Qué distinto me parecés, qué cambiado. (…)
toda la información narrativa, siente un amor ciego por Delia. Pero el lector no
puede ser engañado ni deja de pasar por alto la clara intención de algunas
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Alguien encendió la luz y Delia se apartó enojada del piano, a Mario le pareció un instante
que su gesto ante la luz tenía algo de la fuga enceguecida del ciempiés, una loca carrera
mucho sobre su aspecto físico, apenas lo que nos dice el retrato. Todo lo que
leemos que hace, dice o piensa, así como el entorno en el que el personaje se
(posiblemente como asistente en las labores del hogar); es Clara que ordena
medicinas; Clara que es esperada por su amiga, la radio y los chocolates; Clara
que debe tomarse un ómnibus; Clara que no lleva flores. La información narrativa
en torno a Clara es de filiación figural, porque aunque la voz que nos da cuenta de
noviembre roto por islas de sombra que le tiraban a su paso los árboles de Agronomía.‖
Sabemos que se nos está narrando desde la conciencia de Clara y que es ella la
que saborea el sol y no una impresión del narrador. Antes de que el otro chico sin
―Par de estúpidos‖, pensó Clara entre halagada y nerviosa. Ocupada en guardar su boleto
en el monedero. (―Ómnibus‖)
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Su ser y hacer se nos presenta mayoritariamente por medio del discurso
Súbitamente inquieta, dejó resbalar un poco el cuerpo, fijó los ojos en el estropeado
Para abrir la puerta TIRE LA MANIJA hacia adentro y levántese, considerando las letras
una a una sin alcanzar a reunirlas en palabras. Lograba así una zona de seguridad, una
tregua donde pensar. Es natural que los pasajeros miren al que recién asciende, está
bien que la gente lleve ramos si va a Chacarita, y está casi bien que todos en el
El contenido del discurso nunca deja de ser figural, pues la deixis de referencia
siempre es Clara, sin embargo hay un cambio sutil del discurso del narrador que
transparente que nos deja escuchar la voz del personaje, pero la presenta desde
—Tengo miedo —dijo, sencillamente—. Si por lo menos me hubiera puesto unas violetas
en la blusa.
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Él la miró, miró su blusa lisa.
—A mí a veces me gusta llevar un jazmín del país en la solapa —dijo—. Hoy salí apurado
y ni me fijé.
de las dos personas que componen ese ―nosotros‖ a partir del cual se narra. A
Hemos pensado si no será más bien un cuadro de Phosphorus, porque además lo aterra el
perfume de las flores (o el de las mancuspias pequeñas, que huelen débilmente a lila) y
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coincide físicamente con el cuadro fosfórico: es alto, delgado, anhela bebidas frías,
Una de nosotros corre a las jaulas de las madres en tanto que el otro verifica los cierres de
portones, el nivel del agua en el tanque australiano, la posible irrupción de una zorra o un
Una de nosotros parece decidir personalmente que el otro irá en seguida a buscar alimento
Uno de nosotros ha tenido con intermitencias una fase Pulsatilla, vale decir que tiende a
perspectiva que el narrador puede adoptar para narrar, como en el caso de Clara
información narrativa que causan ciertos efectos pero sobre todo, hacen más real
86
al construir su relato. Porque por el principio de selección cualitativo se organizan
espacio dentro del relato puede venir con un grado de distorsión conferido por el
ruido, para narrar la escena en la que Emma los deja solos en la mesa:
Yo oí que Emma decía algo, una excusa, y el espacio de mesa entre Mauro y yo quedó
sentir junto con Mauro justo antes de que el espeso humo descienda trayendo
modo, cuentos como ―Casa tomada‖, ―Las puertas del cielo‖ u ―Ómnibus‖ podrían
cuentos una especie de tensión, una forma de ser con el mundo dentro del relato
que nos captura y nos hace sentir un efecto fantástico cuando, por ejemplo, Mauro
está perdido en la nube densa de humo del Santa Fe Palace buscando a la chica
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organización para existir; o cuando al bajar por fin del ómnibus, Clara y el pasajero
anónimo compran un ramo de flores cada quien y se van felices cada uno por su
lado. ¿Dónde queda la fantasía en situaciones que pueden parecer tan triviales?
¿Qué es lo que nos hace experimentar una tensión al leer los cuentos? Todo
lector el saber, por ejemplo, que el narrador que le está contando una historia que
se proyecta como universo diegético tiene una opinión del mundo que no se
me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y
una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era
El mismo narrador al que se le van las horas viendo tejer a su hermana, para
cuenta de la historia, quizá con la misma paciencia con la que su hermana teje,
deteniéndose para describir la casa, sus hábitos y hasta el mal dormir de Irene.
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La perspectiva narrativa se define como ―un filtro, un principio de selección
un origen, una deixis de referencia, ponerse filtros por los cuales pasar la
1998, pág. 97), siguiendo a Iser, cuatro perspectivas diferentes que organizan el
definidos por Pimentel como los diversos planos ―que expresan, diversifican y
hace clara la perspectiva de la trama (pero nos ocuparemos más tarde de esto).
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narración disonante es aquella en la que la deixis de diferencia es distinta a la de
Pimentel toma de Genette y que definen el tipo de filtro que se impone a sí mismo
el narrador. Son tres los distintos tipos de focalización: focalización cero, cuando el
punto restrictivo la conciencia de uno o varios personajes junto con todas las
identidad del narrador. Cuando éste forma parte del universo diegético que se
90
relato fictivo pero si no participa en el universo proyectado por él mismo, como en
la perspectiva o el punto de vista desde el que nos narra‖ (Pimentel, 1998, pág.
personaje desde la que se narra, así mismo un discurso mediado por un narrador
presenta los personajes, el mayor o menos detalle con que de describe el espacio
y las estructuras temporales con las que la cronología se organiza. Pero también
―Casa tomada‖, ―Carta a una señorita en París‖, ―Lejana‖, ―Cefalea‖ y ―Las puertas
del cielo‖. De ellos, sólo los narradores de ―Lejana‖ y ―Las puertas del cielo‖ tienen
un nombre, el resto son anónimos. El narrador de ―Casa tomada‖ nos lo deja ver
91
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo
no tenemos nunca acceso a otras conciencias. Nunca sabemos qué piensa Irene
—Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
—¿Estás seguro?
Asentí.
—Entonces —dijo recogiendo las agujas— tendremos que vivir en este lado
tenemos acceso a sus pensamientos así como en ―Carta a una señorita en París‖
no tenemos acceso a los pensamientos de Sara, que sospecha que algo extraño
supone, a lo que él mira, y nunca convive con Sara, por lo que la información
limpieza. Esto se debe a que ―una elección vocal en primera persona conlleva una
elección focal: quien narra en ‗yo‘, por definición, no puede tener acceso a otra
92
conciencia que no sea la suya‖ (Pimentel, 1998). En el relatar de un narrador
dando cuenta de los vaivenes –si se le puede llamar así a los pocos eventos que
repiten o, por ejemplo, al quejarse del polvo en Buenos Aires, no queda duda que
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles.
no sabe nada de lo que ocurrirá con la casa. Sin embargo, para lograr el efecto de
casa.
Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un
golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada. (―Casa tomada‖)
narrador sobre la del personaje Alina Reyes, una vez que hay un cambio de
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viendo sólo lo que ella ve pero por medio de un discurso figural transpuesto. Sin
Reyes a la lejana:
Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz crepuscular;
repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin celebrarlo por tan suyo y por
fin. (―Lejana‖)
Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos rotos, porque
yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su sastre gris, el pelo un poco
acceder a otras conciencias viene también ese efecto fantástico que se logra de
Marcelo, en ―Las puertas del cielo‖, que expresa su subjetividad de forma bastante
agresiva con opiniones fuertes respecto a las personas que estudia como si de
verdad fuesen ―monstruos‖, como si con sus notas armase un auténtico bestiario.
En ―Cefalea‖ Cortázar maneja la perspectiva de una manera muy sutil pues si bien
94
el relato del narrador dual tiende a ser caótico, pasando del cuidado de las
se van haciendo al lector dejando ―visible‖ una perspectiva de la trama. Al final del
Conforme los narradores se vuelven más sensibles a las cefaleas, ese andar de
sonido insoportable. Pero las pistas sobre ello se dan poco a poco, mientras el
Entonces, de repente, sobre el pozo negro del sueño donde ya caíamos deliciosamente,
somos ese poste duro y ácido al que trepan jugando las mancuspias. Y es peor cerrando
los ojos. Así se va el sueño, nadie duerme con ojos abiertos, nos morimos de cansancio
pero basta un leve abandono para sentir el vértigo que repta, un vaivén en el cráneo, como
si la cabeza estuviera llena de cosas vivas que giran a su alrededor. Como mancuspias.
Sin embargo, pierden el pelo del lomo, pelechan despacio y a pleno aire, el viento alza del
corral una fina niebla de pelos que cosquillean en la nariz y nos hostigan hasta dentro de la
contagiada por las mismas, es algo que queda abierto para la concreción del
lector, pero no se pueden pasar por alto estos detalles porque recordemos que
todo relato acusa una preselección y que los acontecimientos de la historia ―no
95
proliferan arbitraria o indefinidamente sino que están configurados por un principio
Puede ser un síntoma Cannabis indica; ya se sabe que un cannabis indica tiene
sensaciones exaltadas, con exageración de tiempo y distancia. Puede ser una mancuspia
que se ha escapado y viene como todas a la luz. (Las cursivas son mías)
De pronto estamos sentados a oscuras, oyendo a oscuras porque se oye mejor. Algo les
aullido afilado de las hembras y el ulular más bronco de los machos (…) No pensamos en
salir, demasiado es estar oyéndolas, uno de nosotros duda si los alaridos son fuera o aquí
porque hay momentos en que nacen como desde dentro, y a lo largo de esa hora entramos
en un cuadro Aconitum donde todo se confunde y nada es menos cierto que su contrario.
(…) Las mancuspias rondan la casa, inútil repetirnos que están en los corrales, que los
las mancuspias puedan escapar y por otro, sigue abriendo paso al acontecimiento
focal está en el ―yo personaje‖ del narrador dual (que además está bien
cada vez más confusa, es decir, se narra por un lado desde la perspectiva de la
96
situación que los narradores, aumentando así las expectativas y ayudando con el
efecto fantástico que, me atrevo a decir, viene de la misma estructura del relato en
enfermedad contagiada por las mancuspias o quizá, como alternativa, los ―gritos‖
de las mancuspias vivas son exagerados por la sensible percepción del narrador
Han muerto otras mancuspias pero el resto calla, sólo de cerca se las oiría jadear. Una de
nosotros cree que alcanzaremos a venderlas, que debemos ir al pueblo. El otro hace estos
personajes leen los síntomas, buscando cada aspecto interior dentro del libro de
El cráneo comprime el cerebro como un casco de acero - bien dicho. Algo viviente camina
cada ventana es una oreja contra el aullar de las mancuspias ahí afuera.) (…) Cuando ya
no se puede leer encendemos una vela junto al manual para terminar de enterarnos de los
síntomas, es mejor saber por si más tarde - Dolores lancinantes agudos en sien derecha,
esta terrible serpiente cuyo veneno actúa con espantosa intensidad (ya leímos eso, es
difícil alumbrar el manual con una vela), algo viviente camina en círculo dentro de la
97
cabeza, también lo leímos y es así, algo viviente camina en círculo. No estamos inquietos,
peor es afuera, si hay afuera. Por sobre el manual nos estamos mirando, y si uno de
nosotros alude con un gesto al aullar que crece más y más, volvemos a la lectura como
seguros de que todo está hora ahí, donde algo viviente camina en círculo aullando contra
las ventanas, contra los oídos, el aullar de las mancuspias muriéndose de hambre.
de que las mancuspias buscan la luz –como insectos- y que podrían en realidad
las cuales, por cierto, no se les describe en detalle, pues el narrador-dual da por
Yo me acuerdo mal de Delia, pero era fina y rubia, demasiado lenta en sus gestos (yo tenía
doce años, el tiempo y las cosas son lentas entonces). (―Circe‖)
accedemos a la información que Mario tiene acceso. Hay momentos en los que el
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narrador pareciera desvanecerse en el discurso figural transpuesto hasta alcanzar
la historia para dar cuenta de la dificultad de armar el relato, que por lo demás,
Delia:
Ahora ya es más difícil hablar de esto, está mezclado con otras historias que uno agrega a
base de olvidos menores, de falsedades mínimas que tejen y tejen por detrás de los
recuerdos.
La intertextualidad del nombre del cuento y las prácticas de Delia, por supuesto,
no pasan desapercibidas por el lector, que lee estas señales desde la perspectiva
narrador focaliza, aunque plagado de detalles que tienen significancia sólo desde
sugerencia de que Rolo muere envenenado por Delia, son todas señales que van
punto de vista que el personaje focal tiene, es decir, todas las restricciones en los
99
7 planos (espaciotemporal, cognitivo, afectivo, perceptual, ideológico, ético y
adopta todos los límites en cada plano, siendo el plano estilístico lo que causa una
escrito focalizado en una niña y accedemos a ese universo diegético con las
estructuras con las que una niña organiza su mundo, es decir, con un estilo que
mujer común y corriente que sube a un ómnibus con la única intención de llegar a
su destino. Aquí tenemos un ejemplo del estilo de Isabel, en ―Bestiario‖, que nos
Y así todo era fácil, la vida se organizaba para Isabel con algunas obligaciones más del
lado de los movimientos y algunas menos del lado de la ropa, las comidas, la hora de
veranos, sin exigencias en cuanto a la hora de ir a dormir, con las libertades que la
es Isabel la que piensa que así deberían de ser los veranos, es claro también que
―Ómnibus‖ no podemos salir del punto de vista de Clara, que todo el trayecto se
100
aferra a la idea de que nada de lo que le sucede está tan fuera del orden común,
Clara quería llorar. Y el llanto esperaba ahí, disponible pero inútil. Sin siquiera pensarlo
tenía conciencia de que todo estaba bien, que viajaba en un 168 vacío aparte de otro
pasajero, y que toda protesta contra ese orden podía resolverse tirando de la campanilla y
de todas las perspectivas pues las engloba, sabemos que lo que sucede no es
para nada normal, que hay algo raro con el conductor que pareciera esperar los
momentos en los que el 168 no se mueve para tratar de atacar a los pasajeros. Al
igual que ―Casa tomada‖, este cuento ha tenido lecturas que buscan en la culpa
que sienten los personajes al no ser ―iguales al resto‖ una reacción al peronismo.
el que también consiguen flores, es decir, cuando logran ser iguales al resto. Sin
embargo no hay que pasar por alto que el primer efecto del cuento es fantástico,
hay una tensión que surge en el lector fruto de las restricciones narrativas,
resultado de no saber qué ocurre con el resto de los personajes, de tener tan solo
El fragor del rápido tapaba las palabras que debía estar diciendo el conductor (…)
101
El relato abandona al lector pues su perspectiva no es compartida por los
tampoco una dirección, acaso unos adjetivos de clara filiación vocal y no figural,
pues cuando se dice que el ómnibus ―bufa‖ o que una locomotora ―aulla‖ no es
Isabel, no todo el discurso está a cargo del narrador heterodiegético. Varias partes
del cuento están intercaladas con una carta que escribe Isabel a su madre, es
decir, Isabel queda por unos momentos como narrador delegado pero este cambio
niña, sigue siendo Isabel. Cada vez que la carta inicia, se corta abruptamente
que Isabel narraría como recuerdo, permitiendo así al lector vivir el presente de
Querida mamá tomo la pluma para — Comían en el comedor de cristales, donde se (…)
Mamita, antes de ir a comer es como en todos los otros momentos, hay que fijarse si —
Casi siempre era Rema la que iba a ver si se podía pasar al comedor de cristales.
102
Los momentos más ingeniosos del cuento vienen de la tensión entre la
perspectiva del lector, que no suele ser nada inocente sobre todo si lee a Cortázar,
con la del personaje. Sirva siguiente escena como ilustración de las diferencias de
perspectiva:
Se acordó antes de dormirse, a la hora de las caras en la oscuridad, lo vio otra vez al Nene
saliendo a fumar al porche, delgado y canturreando, a Rema que le llevaba el café y él que
tomaba la taza equivocándose, tan torpe que apretó los dedos de Rema al tomar la taza,
Isabel había visto desde el comedor que Rema tiraba la mano atrás y el Nene salvaba
Donde Isabel ve un gesto torpe por parte del Nene, el lector lee una
insinuación de acoso sexual. Del mismo modo resulta divertida la deixis temporal
infantil a los juegos que uno jugaba con las siluetas y las formas a la hora de
103
Conclusiones
complejo narrativo con una fuerte univocidad. En ―Casa tomada‖24 Cortázar nos
introduce en una historia de cotidianidad narrada de forma bastante lineal con una
las acciones. Del mismo modo, el tempo narrativo es el de la escena debido a que
personaje que cruza la cancel con su hermana, echando llave y cerrando así la
―anomalía‖ que enfermó el ritmo en el que ambos vivían. La maestría del cuento
coloca en medio de las acciones bestiales de los hermanos sin que se nos permita
24
Cuento importantísimo pues fue apadrinado por el mismo Borges.
25
Se dedica todo un párrafo de ―Casa tomada‖ a la distribución de la casa.
104
cuanto nos arroja a lo que recibimos como una ―conciencia humana‖, pero cuya
salvaje aventura por una conciencia aparentemente humana, pero que al final, es
una fina construcción literaria que nos engaña y pone en crisis nuestra misma
de referencias culturales con los objetos que conforman ese ―orden cerrado‖ que
testigos. Al igual que en ―Casa tomada‖, el relato está narrado por un narrador
focal, que es la del narrador. El relato alcanza su tensión con el lector no por la
fantástica presencia de conejos vomitados por un ser humano, sino por las
consecuencias que esto trae a la rutina del narrador que no ve otra salida que el
acontecimientos como una ―escena‖, son parte de las grandes virtudes de este
cuento.
105
―Lejana‖ es fascinante por la paulatina construcción del ―lo otro‖ en el relato,
rompe con el cerrado contrato del diario y hasta con el mismo principio de la
narración está del todo focalizada Clara, de tal manera que la voz del narrador se
estructura temporal es totalmente lineal, acaso como la ruta del ómnibus mismo,
la historia como pasa un autobús. Sin embargo, una vez más, nos vemos en
medio de una irracional lucha por mantener un ritmo, un esquema, que convierte
en monstruoso todo lo que atenta con ese orden. De la misma manera, nos vemos
106
―Cefalea‖ es un relato que se basa en la ambigüedad26 para crear una
auténtica quimera –las mancuspias- que aúllan, ululan, pelechan, dan leche,
primera persona del plural. Toda la narración de este narrador-personaje dual está
en consonancia con los límites cognitivos y perceptuales que tiene la pareja, cada
vez más enferma por el trato con las mancuspias a las cuales cuidan con
misteriosa vida de Delia Mañara y la muerte de los dos novios. El título tiene una
intertextualidad evidente que nos remite a la mítica Circe y nos pone alerta ante
26
Ricoeur habla de la metáfora como el empleo positivo y productivo de la ambigüedad. Lo mismo
sucede con la vacilante y mezclada descripción de las mancuspias, que aumenta su
monstruosidad.
107
las prácticas de Delia con los bombones. El cuento se propone a sí mismo como
algún modo- vuelve a la vida, hace de ―Las puertas del cielo‖ un cuento
pensamos que éste empieza con la muerte de Celina y acaba con la misma
por el cual pasa toda la información narrativa a la que accedemos. Al igual que en
108
los otros cuentos, el personaje focalizado se obsesiona con la idea de una rutina,
un ritmo, una costumbre –en el caso de ―Bestiario‖- las suaves caricias de la tía
Rema cuyo trato con Isabel se ve perturbado por el acoso del Nene. El tigre
Isabel. Es una criatura que ronda toda la casa y la familia disfuncional se apega a
cada uno de los cuentos siempre está fuertemente mediado por un narrador que
adopta las restricciones perceptuales del personaje focal, dando esto como efecto
los personajes siempre pasan por el filtro de la perspectiva narrativa. Del mismo
los narradores que nunca abandonan la conciencia focal, es decir, está limitada
por la perspectiva. Por este motivo no hay muchas elipsis y las rupturas
109
temporales, cuando las hay, suelen ser analépticas y se privilegia la escena y la
idea de rutina y ―orden‖ están siempre presentes en los relatos, en los cuales los
los personajes y sus acciones por evitar el cambio, por mantenerse iguales.
creyendo que han tomado una parte entera de su vivienda, tratan de ajustarse a
ese nuevo ritmo hasta que, siendo esto imposible, deciden abandonarlo todo. Las
Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos
Pareciera incluso que el libro entero sugiere la tesis de que el hombre puede
110
que los pasajeros de ―Ómnibus‖ se culpan a sí mismos por la extraña situación
que viven en el transporte, pensando que quizá si hubiesen llevado una flor
también, sus vidas no habrían tenido que romper ese ritmo, pues ellos sólo
absorber a esa otra parte disonante que también es suya pero que al mismo
tiempo es profundamente diferente. Mario trata por todos los medios de defender a
Delia Mañara de los rumores en torno a la muerte (o asesinato) de sus dos novios
anteriores y si Isabel miente al dar la ubicación del tigre en ―Bestiario‖, es sólo por
evitar la tristeza en su tía Rema que es perturbada con el Nene, que al mismo
Hemos dado con ese modelo que tiene Cortázar en Bestiario, saber, un
manejo con maestría de la perspectiva narrativa que como vimos, afecta todas las
dimensiones del relato, las redimensiona y las significa. El problema más grave en
la elaboración de esta tesis fue el de la extensión del análisis que abarca los ocho
ellos, pues con tranquilidad podría escribirse una tesis de la misma extensión por
cada relato de Bestiario. Cada cuento merece su propio análisis y no sería tarea
infructuosa, pues con ello no sólo conocemos mejor a Cortázar como maestro de
111
Para finalizar, es inevitable recordar las palabras finales en Wakefield del
En la aparente confusión de nuestro mundo misterioso los individuos se ajustan con tanta
perfección a un sistema, y los sistemas unos a otros, y a un todo, de tal modo que con sólo
dar un paso a un lado cualquier hombre se expone al pavoroso riesgo de perder para
siempre su lugar. Como Wakefield, se puede convertir, por así decirlo, en el Paria del
29
Universo.
abnegación y lucha por mantener un orden los lleva a hacer acciones inhumanas.
que todo relato de Bestiario acusa, de la torcida perspectiva que nos convierte en
28
Wakefield y otros cuentos, Alianza Editorial, 1985
29
(Amid the seeming confusion of our mysterious world, individuals are so nicely adjusted to a
system, and systems to one another, and to a whole, that, by stepping aside for a moment, a man
exposes himself to a fearful risk of losing his place forever. Like Wakefield, he may become, as it
112
Bibliografía
Económica, 1975.
Planeta-Agostini, 1994.
1958
113
ISER, Wolfgang «La estructura apelativa de los textos», en Dietrich Rail. comp..
1998
RALL, Dietrich, En busca del texto: teoría de la recepción literaria, UNAM, México,
1993
Bibliografía recomendada
Gredos, 1989.
Alazraki, Jaime. En busca del unicornio: los cuentos de Julio Cortázar. Elementos
114
____________. Hacia Cortázar. Aproximaciones a su obra. Barcelona, Anthropos,
1994.
115
Jornadas de Homenaje a Julio Cortázar, 2, 3 y 4 de Noviembre de 1994),
Nova, 1968
116