Tesis 6
Tesis 6
Tesis 6
Tesis de grado
Licenciatura en Psicología
● Introducción…………………………………………………………………… 2
● Metodología………………………………………………………………….... 3
● Marco teórico………………………………………………………………….. 4
● Desarrollo……………………………………………………………………...12
- La constitución subjetiva……………………………………………..16
● Conclusiones.………………………………………………………………… 25
● Referencias Bibliográficas………………………………………………….. 26
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“(...) hay que dejarse enseñar
por el niño autista
para entender cómo
acceder hacia él.”
(Tendlarz, 2015)
Introducción:
Sobre dicha temática, podemos encontrar una gran variedad de películas, series y
documentales. Estos últimos han sido los que llamaron principalmente mi atención
debido a que nos muestran, con sus testimonios, las soluciones singulares de cada
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sujeto autista. Nos demuestran que se trata de poder aprender del niño, de poder
partir del interés específico de un niño para poder acceder a él e ir desplazando su
encapsulamiento, esto quiere decir, ir abriendo su mundo de posibilidades para que
pueda construir una relación más amena con aquello que lo rodea...
Metodología:
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fenómenos que no pueden ser reducidos a una operacionalización de variables.”
(De Souza Minayo, 2004)
Marco Teórico:
Varios años más tarde, en 1930, Melanie Klein diagnosticó al “caso Dick” como una
esquizofrenia atípica, sin embargo, hoy en día podríamos considerarlo como
Autismo en sentido amplio. Es Lacan quien realiza observaciones y comentarios
sobre este caso en particular relacionándolo con el Autismo. Dichos comentarios
serán desarrollados más adelante en este apartado.
Cinco años después, en 1935, se publica por primera vez un “Manual psiquiátrico
del niño”. Luego, en 1943, el mismo autor que publica el manual, Leo Kanner
propone el cuadro “Autismo precoz infantil”. En Estados Unidos, dicho autor se
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encontraba estudiando desde 1938 a un grupo de once niños “autistas”, los llamó de
esa manera tomando el concepto de síntoma autista de Bleuler. Los rasgos
principales de este cuadro eran el deseo de soledad y la inmutabilidad. El deseo de
soledad hace referencia a que toda iniciativa del exterior es experimentada como
una intrusión y la inmutabilidad o fijeza hace referencia a los movimientos repetitivos
y la obsesión de mantener un orden fijo. Otro rasgo importante que describe Kanner
es la dificultad en la comunicación, los trastornos del lenguaje. Comenta que
algunos niños directamente no hablan, otros repiten frases o una palabra, otros
pueden decir alguna palabra o frase espontánea ante alguna situación extrema. Y
por último, no debemos olvidarnos del término “precoz” en el nombre de este cuadro
que nos remite al inicio temprano, es decir, desde el nacimiento o antes de los tres
años.
Un año más tarde, en 1944, Hans Asperger describe un cuadro llamado “Psicopatía
autista”. Este cuadro es conocido actualmente como “Síndrome de Asperger” y es
similar al descrito por Kanner con la diferencia de que este último tiene un inicio más
tardío y no posee dificultades ni retrasos en el lenguaje. Además, Asperger pone
énfasis en el interés específico que poseen estos sujetos.
En los años 1950/60, luego del caso Dick y la descripción del cuadro de Kanner,
algunos autores postfreudianos comienzan a interesarse por el autismo. Toman la
indiferencia afectiva y la insuficiente constitución del yo. Rasgos que habían sido
utilizados por Freud para describir el autoerotismo. Una referente de este periodo ha
sido Margaret Mahler, quien trabajaba en una clínica en Estados Unidos y
pertenecía a los autores de la corriente de la Psicología del Yo. Mahler se interesa
por el desarrollo evolutivo de los niños e introduce el término “Psicosis infantil
simbiótica”. Dicha autora plantea que en el desarrollo existen dos fases, el autismo
normal en la cual el niño se encuentra en estado de narcisismo primario absoluto y
hace referencia a un “caparazón” que los protege frente a los estímulos que vienen
del exterior. Y luego, la fase simbiótica, caracterizada por una gran dependencia con
la madre ya que no hay individualización y ambos constituyen uno. Luego, plantea
una tercera fase que es la de separación-individualización. Utiliza el caso Stanley
para ejemplificar sus desarrollos.
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También podemos mencionar dentro de esta corriente a Bruno Bettelheim, quien se
interesa por esta tematica debido a su propia experiencia en los campos de
concentración Nazi y pone enfasis en el concepto de fortaleza vacia, al cual define
como la idea de un mundo vacio, muerto, deshumanizado, y lo ejemplifica con el
caso Joey, el niño maquina, quien construye toda una maquinaria y circuitos para
protegerse de ese mundo exterior.
Luego, podemos mencionar a dos autores que se encuentran dentro del movimiento
kleiniano, Donald Meltzer y Frances Tustin. Este último ha realizado valiosos aportes
acerca del Autismo gracias a los conceptos de caparazón y de objeto autista. Tustin
plantea que el niño autista se encierra en una cápsula protectora como un
caparazón, habla de un encapsulamiento para defenderse del mundo exterior, para
protegerse de lo que él llamó el traumatismo oral primitivo. Este traumatismo se da
por la separación del niño del pecho materno, esa pérdida es la que provoca el
encapsulamiento autista. Propone la idea de un agujero negro por la sensacion de
haber perdido una parte vital de su cuerpo, el niño no puede simbolizar esa perdida,
y allí plantea al objeto autista como un tapon de ese agujero, como una protección
ante esa pérdida, que le genera sensación de seguridad. Lo interesante del
tratamiento es que propone la idea de desplazar estos objetos autistas, propone que
debemos darle lugar y apoyarnos en estos objetos pero que deben caer luego de un
trabajo con el terapeuta.
En cuanto a los desarrollos de Lacan, podemos decir que dicho autor habla de
autismo en ciertas oportunidades a lo largo de toda su enseñanza. La primera de
ellas es en el caso Dick de Melanie Klein, como mencionamos anteriormente. El
autor hace hincapié en que el niño no dirige ningún llamado. Esto indica que no hay
dirección al Otro porque el Otro no está constituido como tal. También plantea que el
niño se encuentra en lo Real, que todo le es igualmente real, es decir, que está
enteramente en lo indiferenciado. Por último, comenta que hay detención del
lenguaje a nivel de la palabra: “El sistema por el que el sujeto llega a situarse en el
lenguaje está interrumpido a nivel de la palabra. El lenguaje y la palabra no son lo
mismo: este niño hasta cierto punto es dueño del lenguaje, pero no habla.” (Lacan,
1953).
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Luego, al comentar el caso Robert de Rosine Lefort destaca que el niño vive en lo
Real y que si está en lo Real nada falta, es decir, le falta la falta. Además, pone
énfasis en el significante “El lobo” que el niño repite y lo define como “el estado
nodal de la palabra” (Lacan, 1953). Al hablar de esta repetición, de esta detención
de la palabra, hace referencia a una manera de nombrar al S1, al uno, que itera y
que no se enlaza al resto de la cadena significante.
Más adelante, en 1968, al hablar del caso Martín de Sami-Ali indica que el niño calla
para protegerse del verbo afirmando nuevamente que en el niño autista hay
detención del lenguaje. En 1975, propone en la “Conferencia en Ginebra sobre el
síntoma” que los autistas se escuchan a ellos mismos y que debemos escuchar lo
que ellos tienen para decir, que debido a su lenguaje cerrado no los estamos
escuchando. Por lo tanto, plantea que se debe escuchar para poder llegar a ellos y
poder realizar un tratamiento. “Usted no puede decir que no habla, añade. Que
usted tenga dificultad para escucharlos, para dar su alcance a lo que dicen, no
impide que se trate, finalmente, de personajes más bien verbosos”. (Lacan, 1975)
Por último, los desarrollos de la última enseñanza de Lacan, nos permiten explicar al
autismo como una iteración sin cuerpo. Miller señala aquí los desarrollos de Lacan
del Uno de goce como pura iteración. Laurent (2013) plantea que en el autismo hay
un uno que itera y que deja un cuerpo que goza de sí mismo, bajo el funcionamiento
de todos los equívocos de “lalengua”. Dicho psicoanalista francés de orientación
lacaniana, toma el concepto de forclusión, utilizado por Lacan para explicar el
mecanismo de la Psicosis como la forclusión del nombre del padre, y lo retoma en
relación al autismo al proponer como mecanismo a la forclusión del agujero. Retoma
también los desarrollos de Tustin sobre el caparazón y propone el encapsulamiento
autista que funciona como una burbuja de protección del mundo exterior. Este punto
será retomado en el desarrollo del presente trabajo.
Otros de los autores lacanianos que pusieron su interés en el Autismo, han sido
Robert y Rosine Lefort, diferenciándolo de la Psicosis y planteando al mismo como
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una cuarta estructura, llamándolo una “a-estructura”, marcando la diferencia en el
rechazo de la operación de alienación. Lo llaman “a-estructura” ya que es una
estructura que no es una estructura porque los elementos que componen la
estructura no están. La estructura para el psicoanálisis es la estructura del lenguaje,
esto quiere decir, la inclusión del sujeto en el lenguaje. Como veremos más
adelante, se puede situar que existe cierta dificultad en la estructura del lenguaje en
el caso del Autismo.
Por último, Maleval define al autismo como “un funcionamiento subjetivo singular,
específico, caracterizado por la retención de los objetos pulsionales, en particular la
voz, y el retorno sobre un goce dinámico que incluye los objetos autistas, dobles
reales e intereses específicos” (Tendlarz, 2016).
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En el libro “Estudios sobre autismo II” publicado en 2015, Laurent escribe el artículo
“Variedades en el baño del lenguaje en el autismo”. En este artículo comenta la
expansión del diagnóstico de Autismo durante estos últimos años y pone énfasis en
la diversidad de los sujetos, los contextos y los tratamientos que pueden resultar
siguiendo la perspectiva psicoanalítica que se dirige a la singularidad del sujeto con
una posición del terapeuta que apunta a desplazar su encapsulamiento autista,
incluyendo nuevos objetos y/o personas. Laurent ilustra con casos clínicos estas
variedades de sujetos y del modo en que pueden ser regulados por el baño del
lenguaje. Uno de ellos es Owen Suskind, mencionando que el libro, escrito por su
padre Ron Suskind, demuestra la “batalla de toda una familia para inventar una
lengua y un método a partir de un interés específico del niño” (Laurent, 2015).
Laurent señala también un momento crucial en el que Owen dice “Juicervose”
mirando la película “La sirenita”. Su madre, Cornelia, comprende esta palabra como
“Just your voice” e interpreta en ese momento que Owen estaba buscando
“encontrar su voz”. A partir de este momento, a partir de esta repetición de
“Juicervose”, es que pueden apropiarse de los diálogos de las películas de disney y
llevarlos a situaciones cotidianas que de otra manera Owen no hubiese tenido
acceso.
En el mismo libro, encontramos otro artículo: “El tratamiento psicoanalítico con niños
autistas” escrito por Silvia Tendlarz. En este artículo la autora nos habla acerca del
cómo aproximarse a los niños autistas. Hace hincapié en que no hay ausencia total
en la relación con los otros sino que hay un “lazo sutil” por lo que dice “hay que
dejarse enseñar por el niño autista para entender cómo acceder hacia él.” (Tendlarz,
2015) Luego, la autora retoma el concepto del Autismo como la iteración de un uno
sin cuerpo, mencionando los desarrollos de autores como Laurent, Miller y Maleval.
Por último, propone algunos testimonios que demuestran que existen
transformaciones en los tratamientos analiticos a pesar de que el Autismo sea un
funcionamiento singular que se mantiene a lo largo de toda la vida. Toma los
conocidos testimonios de Daniel Tammet, Temple Grandin, Donna Williams.
También menciona a Owen Suskind y enfatiza en el cómo se genera algo nuevo a
partir de la repetición. Además, menciona el momento crucial de “Juicervose” y
concluye: “Tenemos así la imagen, la voz y el cuerpo: las imágenes sonorizadas y la
pregnancia de la repetición de la misma imagen junto con una frase que funciona
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holofraseada, a la manera de las frases espontáneas que en el autismo dan cuenta
de la iteración del Uno del goce. Y junto con ello un acontecimiento de cuerpo: el
júbilo que expresa la marca en el cuerpo de la cesión del objeto voz al animarse a
hablar.” (Tendlarz, 2015)
Dicha autora, Silvia Tendlarz, publica un libro en 2016 llamado “Clínica del autismo y
la psicosis en la infancia”, enmarcado en la materia de grado que lleva ese mismo
nombre en la Facultad de psicología. El libro engloba los trabajos psicoanalíticos
acerca del Autismo y su relación con la Psicosis desde los años 30 hasta el
momento de su publicación. Como tesis principal se plantea la diferencia entre el
Autismo y la Psicosis, se plantea que el Autismo no es una psicosis ni tampoco la
salida del Autismo debe ser psicótica. A diferencia de la Psicosis, en donde hay
discontinuidad, es decir hay desencadenamiento y se busca la estabilización, el
Autismo es un funcionamiento subjetivo singular continuo, es decir, no hay un
pasaje de estructuras sino que es constante, no hay modificación. Sin embargo,
esto no quiere decir que no se pueda hacer un tratamiento al respecto sino que el
tratamiento apunta a desplazar, a producir un movimiento en la posición subjetiva, a
que el niño pueda construir una relación más amena con su mundo, que pueda
incluir cada vez más personas, objetos, etc.
En el artículo “La máquina de lalengua y los objetos autísticos”, Laurent plantea que
la primera “máquina” con la que se encuentran los niños es el lenguaje, su cuerpo
está inmerso en él y deben buscar la manera de alojarse. Plantea que el encuentro
con el baño del lenguaje produce marcas traumáticas en todos los seres humanos,
marcas que tomarán una forma particular en el caso de los sujetos autistas. Desde
la ausencia de la palabra, al balbuceo, al llanto o gritos, a la repetición de algunas
palabras o hasta incluso a la construcción de un lenguaje privado como el de Daniel
Tammet o como el de Owen Suskind apoyándose en las películas de disney para
comunicarse con el mundo externo. Todas estas variedades en el baño del lenguaje,
nos comenta Laurent, son fenómenos que ponen de manifiesto la iteración del uno
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en el Autismo, la inscripción de la marca del goce mediante la repetición de un uno
sin cuerpo.
Lo interesante aquí es que, a partir de ese uso particular de lalengua y del lenguaje,
el sujeto autista puede apropiarse de cierto diálogo y construir una lengua personal
que le permite relacionarse con su terapeuta o con los miembros de la institución y
desplazar su neoborde, incluyendo nuevos objetos y/o personas. Beltrán menciona
también que es esto lo que le permite a Owen Suskind hablar la lengua de Disney y
a toda su familia lograr comunicarse con él.
En el mismo año 2020, Patricio Álvarez Bayón publica el libro “El autismo entre
lalengua y la letra”. El autor parte de la indicación de Lacan de que hay una
detención del lenguaje en el Autismo y se pregunta en qué punto es que se detiene.
Propone tres tiempos lógicos, el primero es el goce de “lalengua”, a la cual define
como enjambre o serie de S1. El segundo tiempo es el de la letra, en el que un uno
se extrae de esa serie de S1. Este S1 es el que permite armar cadena,
articulandose con un S2 y pasar al tercer tiempo, el del lenguaje. El autor plantea
entonces que en el Autismo es en el segundo tiempo y es por efecto de la
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Forclusión del agujero, concepto de Laurent, que hay iteración del uno, de la letra,
esta iteración impide la articulación del S1 con el resto de la cadena, es decir,
detiene el lenguaje. Por lo tanto, el autor concluye que “el autista permanece entre
lalengua y la letra” (Álvarez Bayón, 2020). Lo cual no quiere decir que no haya
algunos sujetos autistas que logran construir una relación con el lenguaje, lo hay y
en los últimos capítulos el autor comenta algunos casos clínicos para pensar
también en la posición del analista y las posibles direcciones del tratamiento.
Desarrollo:
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como un subtipo en los “Trastornos Generalizados del Desarrollo”. A partir de esta
edición, se lo nombra como un trastorno ligado al desarrollo. Trastorno que, según
esta perspectiva, hay que corregir para que los niños tengan un desarrollo normal.
En adición, a partir de este momento, se deja de nombrar a la “psicosis infantil”,
utilizando solamente el diagnóstico de “esquizofrenia” cuando los niños presentan
alucinaciones. Luego, en la versión del DSM III revisada (1987), podemos distinguir
dos subtipos en los TGD, el primero es el relacionado con el Autismo infantil que
propuso Kanner, llamado Trastorno autista y el segundo es nombrado TGD no
especifico. Más adelante, en 1994, con la publicación del DSM IV, se propone dentro
de los TGD cinco subtipos: Trastorno autista, Trastorno de Rett, Trastorno
desintegrativo infantil, Trastorno de Asperger, y TGD no específico. Estos subtipos
desaparecen con el surgimiento del DSM V en 2013 que los engloba y propone el
“Trastorno del Espectro Autista” (TEA) cuyas características son el déficit persistente
en la comunicación, en la interacción social y en el comportamiento, intereses o
actividades restringidas y repetidas. Además, se proponen tres niveles de
gradación: leve, moderado o grave. Esto genera la expansión del diagnóstico hoy en
día, especialmente en nuestra sociedad del siglo XXI que como ya mencionamos
está caracterizada por una predominancia del individualismo, y esto es lo que
produce la patologización de la infancia.
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un tratamiento estándar, sino que hay que ver para cada niño cuál es su solución de
acuerdo a sus posibilidades y de qué manera construye su mundo” (Tendlarz, 2020).
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Por otro lado, en el autismo no hay delirio ni tampoco transferencia de lo simbólico a
lo Real como en la psicosis sino que podemos decir que los sujetos se encuentran
“inmersos en lo Real”. Esto mismo ya lo mencionaba Lacan cuando realizaba sus
puntualizaciones de los casos Dick de Melanie Klein y Robert de Rosine Lefort. Que
los sujetos permanezcan en lo Real se debe al mecanismo que se pone en juego en
el autismo, el cual Laurent denominó como la forclusión del agujero. Es el
mecanismo por el cual no se constituyen los bordes simbólicos del agujero en el
sujeto Autista. Por lo que podemos decir que en el autismo no hay cuerpo, no hay
constitución del cuerpo en lo imaginario, a diferencia de la psicosis que hay imagen
especular descentrada y cuerpo fragmentado. En su lugar, en el autismo
encontramos un neo borde que funciona como una protección frente al mundo
exterior, Laurent señala como “encapsulamiento autista” a esta especie de traje de
astronauta que lo rodea y protege frente al Otro.
Tendlarz (2016) hace referencia también aquí a lo que Laurent menciona sobre las
formas del retorno del goce. El viviente cuando recibe el baño de la lengua tiene una
pérdida del goce. En la neurosis el goce retorna como síntoma, en la psicosis
retorna sobre el cuerpo fragmentado en la esquizofrenia o sobre el Otro en el caso
de la paranoia y en el autismo será sobre el borde. En adición, dicha autora refiere a
la hipótesis de Maleval sobre el rechazo al goce asociado al objeto voz que
determina las perturbaciones del lenguaje en el autismo.
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La constitución subjetiva:
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que el autista elige el vacío, dejando de lado la posibilidad de entrar en el campo del
lenguaje.
Más tarde, en un tercer tiempo, Lacan introduce la entropía del goce y plantea que
la inclusión del viviente en el lenguaje produce la pérdida del goce, goce que no
desaparece sino que retorna como objeto a. En el Autismo, podemos decir que este
goce retorna en lo que Laurent denominó el neo-borde.
Dicho autor agrega aquí que el baño del lenguaje produce sobre el ser viviente un
“Troumatisme”. Este es otro neologismo que utiliza Lacan dado que en Francés
traumatismo resuena con “trou” que es agujero. Explica entonces el traumatismo del
agujero, proponiendo que en toda estructura hay un agujero que corresponde al “no
hay relación sexual”. Estos desarrollos de la última enseñanza son los que toma
Laurent ya que le permiten explicar el mecanismo propio del autismo denominado la
forclusión del agujero.
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Antes de introducirnos en la teoría de Laurent, considero necesario definir e indagar,
aún más, acerca del concepto de “lalengua” en Lacan, especificando sus
consecuencias en el Autismo.
Lo primero que nos comenta Lacan es que este término no tiene que ver con el
diccionario. Luego, en el Seminario 20 aún agrega: “Lalengua sirve para otras cosas
muy diferentes de la comunicación (...) Si la comunicación se aproxima a lo que
efectivamente se ejerce en el goce de lalengua es porque implica la réplica, dicho
de otra manera, el diálogo. Pero ¿lalengua sirve primero para el diálogo? Como lo
articule en otros tiempos, nada es menos seguro” (Lacan, 1981) En este punto,
Lacan agrega que este neologismo no está al servicio de la comunicación, no está
en conexión con el Otro, sino que nos remite al goce de “lalengua”, al goce de Uno.
Miller plantea “Lalengua es el concepto que quiere decir que el significante sirve
para el goce y que el lenguaje no es más que una elucubración sobre ese uso
primario”. (Miller, 2004-05)
Dicho esto, si retomamos la definición del lenguaje como un saber hacer sobre
“lalengua”, debemos situar la noción de “lalengua” en el nivel de los S1 sueltos, que
no presentan ninguna articulación entre ellos. Esto quiere decir que en “lalengua” no
hay articulación entre S1 y S2 sino que está compuesta por S1 solos. Lacan la
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define como una serie o un enjambre de S1 solos que marcan el cuerpo y que
portan goce, diferenciándolo así del lenguaje que está compuesto por la articulación
entre los S1 y S2 que producen sentidos y representan el saber.
Álvarez Bayón define el concepto de “lalengua” para Lacan como “la entrada del
goce en el cuerpo del viviente, compuesta por una serie de S1 que no forman
sistema ni hace conjunto, ni tienen leyes de oposición ni un código que las ordene.”
(Álvarez Bayón, 2020)
Para que esto suceda, Lacan señala que existe un Uno, un S1, que debe extraerse
de lalengua: “¿Qué quiere decir Hay Uno? Del uno-entre-otros, y el asunto es saber
si es cualquiera, del uno-entre-otros (...) alza el vuelo un S1, que como bien dice el
francés es un essaim, un enjambre significante, un enjambre zumbante.” (Lacan,
1981) En esta cita, Lacan nombra a lalengua como el uno-entre-otros y señala que
hay un Uno que se recorta, que alza vuelo, que se extrae del enjambre de S1.
Menciona, a su vez, que este Uno no es cualquiera porque algo de la contingencia
viene a recortar. Podemos decir que es el recorte de un S1 sintomático que se
escribe de manera salvaje y repetitiva en el cuerpo. Miller plantea que este uno se
escribe como letra: “Por consiguiente, S1 es una letra. No debemos decir que es
paradójico, hay que decir, corno Lacan, que es una letra, dado que la letra es esa
unidad en el campo del lenguaje que no se refiere a otras.” (Miller, 1998)
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Menciona que la escritura de la letra sitúa un borde que delimita el agujero. Este
planteo nos conduce a los lineamientos teóricos de Eric Laurent sobre “la forclusión
del agujero” que desarrollaremos en el siguiente apartado.
Podemos concluir este apartado mencionando los tres tiempos lógicos que
puntualiza Álvarez Bayón en relación al Uno: el Uno de “lalengua”, el Uno de la letra
y el Uno del lenguaje.“Un primer tiempo propio de lalengua como enjambre de S1,
un segundo tiempo donde el S1 se extrae como efecto del troumatisme y produce
un borde y un agujero (...) es decir, la extracción de la letra destinada a repetirse en
el síntoma. Un tercer tiempo donde ese S1 se articula con un S2, produciendo el
lenguaje (...).” (Álvarez Bayón, 2020) En concordancia con esto, el autor agrega que
dichos tiempos lógicos suceden tanto en la Neurosis como, con algunas
distinciones, en la Psicosis. Sin embargo, en el Autismo esto no sucede. En cambio
nos encontramos allí con algo detenido, congelado, tal como lo propone Lacan a lo
largo de su enseñanza.
A partir del año 2012, en una conferencia titulada “Lo que nos enseñan los autistas”
y en su libro publicado en 2013 “La batalla del autismo.De la clinica a la política”,
Eric Laurent formula la teoría sobre la “Forclusión del agujero” como el mecanismo
propio del Autismo. Parte de la afirmación dada por Lacan, frente a los casos Dick y
Robert ya mencionados, de que los sujetos autistas se encuentran “inmersos en lo
Real”. Considera, a su vez, el comentario de Miller en el que sitúa la “falta de
agujero” en el caso Robert que lo lleva a producir un agujero en lo real a modo de
automutilación.
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agujero mediante el forzamiento, vía una automutilación, para encontrarle una salida
al demasiado de goce que invade su cuerpo.” (Laurent, 2013)
Para explicar esto, Laurent retoma los desarrollos de Robert y Rosine Lefort sobre el
rechazo de la alienación en el Autismo y propone en cambio que lo que rechaza el
autista es la equivocidad de la letra. Podríamos explicarlo de la siguiente manera: se
produce un exceso del goce de “lalengua”, ya que donde debería extraerse la letra,
el agujero no se produce, no se produce el vaciamiento del goce necesario para que
haya un pasaje de “lalengua” al lenguaje. Esto no implica que la letra no se inscriba
en el Autismo. Laurent plantea que la extracción de la letra se produce en todas las
estructuras pero, a consecuencia de la forclusión del agujero, en el autismo se
inscribe de una manera distinta. La letra se escribe igual a sí misma. Es la letra
inequívoca. Es el Uno solo, sin sentido, que se repite, que itera. Es lo que Miller
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nombró la “iteración del uno”, que se fija en lo invariable del uno produciendo así la
necesidad de que todo tenga un orden fijo y repetitivo. Laurent lo describe como
“Este esfuerzo hacia la pura repetición del Uno, ne varietur, se encuentra igualmente
en la inmutabilidad que manifiesta el sujeto autista, su imperiosa necesidad de que
las cosas obedezcan a un orden absoluto, inmutable y repetitivo, sin ninguna clase
de interrupción.” (Laurent, 2013)
Estos desarrollos nos permiten explicar entonces al autismo como una iteración del
Uno sin cuerpo. Agrega Laurent que el baño de “lalengua” impacta tanto en el borde
simbólico que no se llega a constituir así como también en el borde imaginario y
real, el cual impide que se constituya un cuerpo. No hay cuerpo ni imagen. Por lo
que se produce la creación del “encapsulamiento autista” como una burbuja de
protección frente al mundo exterior, frente a las manifestaciones del Otro.
Planteamos en este punto un interrogante final ¿Qué consecuencias podemos
ubicar en el Autismo a partir de esta Iteración del Uno?
Laurent nos comenta “El autista no puede acallar el murmullo de lalengua.” (Laurent,
2013) Esto quiere decir que el sujeto queda atrapado por el ruido de “lalengua”, que
permanece en lo Real. Si bien no hay delirios, podemos situar las alucinaciones
como el ruido de “lalengua”. Nos encontramos con que “El sujeto autista permanece
entre lalengua y la letra” (Alvarez Bayon, 2020) y podemos encontrar las
consecuencias que esto produce en la clínica. Alvarez Bayón menciona las
manifestaciones clínicas de la resonancia de “lalengua” tales como “laleo, la jerga,
los ritmos verbales sin significación, las jaculaciones, la ecolalia, la ecofrasia, la
ecopraxia, la imitación de tonos, canciones o melodías, el murmullo de palabras o
frases ininteligibles, las onomatopeyas, la repetición de ecos o ruidos” (Alvarez
Bayon, 2020). Por último, podemos ubicar las manifestaciones clínicas del Uno de la
letra que se presentan como un orden fijo, rígido, ya que es la secuencia de un uno
igual a sí mismo que se repite. Esto es la iteración del uno. Esto es lo que genera
que repita siempre lo mismo, que se interese por objetos específicos o que tenga
intereses estereotipados. Según los manuales diagnósticos, las denominadas
obsesiones. Desde la perspectiva psicoanalítica, podemos decir las pasiones.
Pasiones como tiene Owen Suskind con las películas de Disney.
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Para concluir, en este apartado pudimos vislumbrar que en el sujeto autista
efectivamente hay una detención del lenguaje, más precisamente podemos decir
que no hay pasaje de “lalengua” al lenguaje sino que el sujeto autista habita
“lalengua”. Esto se produce a consecuencia de la forclusión del agujero. Sin
embargo, esto no implica que no sea posible construir una relación con el lenguaje.
Esto es posible mediante una invención singular. Ejemplificaremos este punto en el
próximo apartado utilizando el caso de Owen.
A los tres años, Owen Suskind deja de hablar de una manera repentina y
“desaparece” dentro de sí mismo. Su lenguaje verbal desaparece casi por completo,
solamente empleaba balbuceos. Sus habilidades motoras se estaban deteriorando
también. Su madre, Cornelia, describe este momento de la siguiente manera:
“Nuestro hijo había desaparecido. Lloraba, era inconsolable, ya no dormía, no
miraba a los ojos. Su única palabra era “jus”.” Le diagnosticaron “autismo regresivo”,
con una expectativa muy poco alentadora, “...los niños no recuperan el lenguaje, no
vuelven a hablar…”. Ron y Cornelia estaban devastados.
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misma imagen junto con la frase holofraseada, la frase espontánea, que dan cuenta
de la iteración del Uno de goce.
Sin embargo, fue 4 años después de “juicervoise” que Owen, no sólo pudo articular
una frase compleja, sino que pudo expresar un pensamiento complejo a través de
ella. Era el cumpleaños de su hermano Walter, quien en un momento comenzó a
llorar y entonces Owen exclamó: “Walter no quiere crecer como Mowgli o Peter
Pan.” A partir de ese momento, sus padres advirtieron que Owen estaba utilizando
las películas de Disney para comprender y darle sentido al mundo. Advirtieron
también que su pasión por dichas películas era tan fuerte hasta el punto de saberse
de memoria todos los diálogos. “A partir de ahí los diálogos de Disney se
convirtieron en la lengua que la familia Suskind ha utilizado para comunicarse con
Owen, no solamente siguiendo literalmente las palabras, sino hablando los unos con
los otros, imitando las voces de los personajes, para expresar los asuntos de la vida
cotidiana.” (Laurent, 2015)
En adición, Laurent señala la importancia del aparato video para la repetición ya que
es a partir de allí que pueden hacer uso de esta repetición para apropiarse de los
diálogos. Resulta importante ya que es uno de los registros en que se presenta el
Uno de la letra y que le permite a cada uno apropiarse del lenguaje a su manera:
hablar, escribir, contar, representarse una imagen, etc.
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Conclusión:
A lo largo del presente trabajo hemos intentado identificar y describir la relación del
Autismo con “lalengua” y el lenguaje desde la perspectiva psicoanalítica. Hemos
desarrollado los conceptos principales “lalengua”, la letra, el Uno de la iteración y el
lenguaje, observando específicamente sus consecuencias en el sujeto Autista.
Hemos llegado a la conclusión de que existen dificultades en el pasaje de “lalengua”
al lenguaje debido a la forclusión del agujero. Esto quiere decir que en el lugar en el
que se debe extraer una letra, un Uno, de la serie de S1 que componen “lalengua”,
el sujeto autista la rechaza. Podemos decir, rechaza la equivocidad de la letra e
intenta producir una letra inequívoca. Una letra siempre igual a sí misma. Una letra
que itera.
Es a partir de este recorrido que podemos definir al Autismo como la iteración del
Uno sin cuerpo. Esta iteración impide la articulación del S1 con el resto de la cadena
significante, es decir, detiene el lenguaje. También hemos demostrado que aunque
el Autismo sea un “funcionamiento subjetivo singular que permanece a lo largo de
toda la vida (...)” (Tendlarz, 2016), esto no implica que el sujeto no pueda construir
una relación con el lenguaje. Hemos indagado en el caso Owen, quien puede
apropiarse de cierto diálogo y construir una lengua personal que le permite
relacionarse con sus padres, su terapeuta y el mundo exterior. La construcción de
este “lenguaje animado” da cuenta de las invenciones singulares que construyen los
sujetos autistas para tratar el Uno del goce, es decir, para tratar el encuentro
traumático con el lenguaje.
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Referencias bibliográficas:
- Lacan, J. (1971-72) El Seminario, Libro 19. “...O peor”. Buenos Aires: Paidós,
2012.
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- Miller, J.-A. (1998) Los signos del goce. Buenos Aires: Paidós.
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