Tema 2
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-Cuasi-contrato, el artículo 1887 del Código Civil" Son cuasi contratos los hechos
lícitos y puramente voluntarios, de los que resulta obligado su autor para con un tercero
y a veces una obligación recíproca entre los interesados". Así pues, el cuasicontrato es
un acto lícito, no contractual, productor de obligaciones
Entran dentro de esta clasificación:
-La gestión de negocios ajenos: El artículo 1888 del Cc dispone "El que se encarga
voluntariamente de la agencia o administración de los negocios de otro, sin mandato de
éste, está obligado a continuar su gestión hasta el término del asunto y sus incidencias,
o a requerir al interesado para que le sustituya en la gestión, si se hallase en estado de
poder hacerlo por sí".
b) Ha de ser lícito.
c) El acto o actos de que se trate se han de realizar de manera espontánea, sin excluirse
la gestión de negocios ajenos por el hecho de que el gestor esté ligado con el favorecido,
siempre que los actos de que se trate no vengan determinados por dicha relación.
f) El negocio ha de encontrarse en estado de abandono por parte del titular del mismo. No
es preciso que este abandono sea debido a una ausencia en sentido propio, por cuanto
puede deberse a negligencia, enfermedad o incapacidad.
g) Falta de prohibición por parte del dueño, es decir, sin su oposición, en el sentido de
que el dueño del negocio o bien no se entera, o si tiene conocimiento, no se opone a la
misma.
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O un arrendatario hace una obra en la vivienda objeto de arrendamiento que es
imprescindible y lo hace sin contar con el arrendador, como cambiar una tubería.
A su vez, “responderá por caso fortuito cuando acometa operaciones arriesgadas que
el dueño no tuviese costumbre de hacer, o cuando hubiese pospuesto el interés de éste
al suyo propio” (artículo 1891 Código Civil).
El Código Civil admite que el gestor delegue todos o algunos de sus deberes, aunque
como dispone el artículo 1890: "Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos
de los deberes de su cargo, responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la
obligación directa de éste para con el propietario del negocio. Se admite la posibilidad
de existir dos o más gestores, pero en tales casos, como señala el precepto citado”la
responsabilidad de los gestores, cuando fueren dos o más, será solidaria".
De todo ello se deriva que el dueño del negocio tendrá acción directa tanto contra el
gestor como contra el sustituto o delegado, sin perjuicio de la relación interna entre
gestor y delegado.
El cobro de lo indebido
De conformidad al artículo 1895 del Código Civil: "cuando se recibe alguna cosa que
no había derecho a cobrar, y que por error ha sido indebidamente entregada, surge la
obligación de restituirla".
De este precepto se ha de derivar que se establece una relación o vínculo jurídico entre la
persona que recibe lo que no tenía derecho a recibir y la que paga por error, y en virtud
de tal vínculo quien cobra se constituye en la obligación de restituir lo que de manera
indebida se le pagó.
Los requisitos para que pueda ejercitarse la acción de repetición, según la doctrina y la
jurisprudencia, son los siguientes:
a) Pago efectivo, con la intención de extinguir una deuda o, en general, de cumplir con
un deber jurídico.
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b) Inexistencia de una obligación entre el que paga y el que la recibe y, en
consecuencia, falta de causa en el pago, que se produce cuando existiendo un vínculo éste
relacione a personas distintas de la que da y de la que recibe el pago; o bien cuando falta
la relación de obligación entre ambos, bien porque nunca existió, porque aún no ha
llegado a constituirse o bien porque aunque existió la obligación la misma ya quedó
pagada o extinguida , o bien porque se ha entregado mayor cantidad que la que en realidad
se debía.
c) Error por parte de quien hizo el pago, y al no distinguirse por la ley, se ha de incluir
tanto el de hecho como el de derecho. No se precisará que el error sea inexcusable, por
cuanto el error excusable también podrá dar lugar a la aplicación de los preceptos
referidos al pago de lo indebido. El error puede darse tanto en el falso deudor que paga o
bien en sus dependientes, que por negligencia o de manera errónea efectúan la entrega
material.
El artículo 1900 establece: "la prueba del pago incumbe al que pretende haberlo hecho.
También corre a su cargo la del error con que lo realizó, a menos que el demandado
negare haber recibido la cosa que se le reclame. En este caso justificada por el
demandante la entrega, queda relevado de toda otra prueba. Esto no limita el derecho
del demandado para acreditar que le era debido lo que se supone que recibió".
El artículo 1901 del Código Civil añade: "se presume que hubo error en el pago cuando
se entregó cosa que nunca se debió o que ya estaba pagada; pero aquél a quien se pida
la devolución puede probar que la entrega se hizo a título de liberalidad o por otra causa
justa".
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Los presupuestos o requisitos para que pueda ejercitarse la acción por
enriquecimiento injusto son los siguientes, que de manera reiterada se exigen por la
jurisprudencia.
e) Inexistencia de precepto legal que excluya la aplicación del enriquecimiento sin causa.
-Actos u omisiones ilícitos, que implican los ilícitos penales y al que hace referencia el
artículo 1092 del Cc cuando señala que “las obligaciones civiles que nazcan de los
delitos o faltas se regirán por las disposiciones del Código penal”.
- Acto ilícito civil: Regulada en el artículo 1093 del Cc “las que derivan de actos u
omisiones en que intervengan culpa o negligencia, no penadas por la ley, quedarán
sometidas a las disposiciones del capítulo II del Título XVI de este libro”. Se trata de la
Responsabilidad Extracontractual, definida como la conducta voluntaria y libre que
origina el deber de indemnizar a causa de la producción de un daño.
En el capítulo II del Título XVI, se encuentran comprendidos los arts. 1902 y ss del Cc
y hace referencia a la responsabilidad de: los padres por los daños causados por los hijos
que se encuentren en su compañía; la de los tutores por los perjuicios causados por los
menores o incapacitados que estén bajo su autoridad y habiten en su compañía, la de los
directores de un establecimiento o empresa por los perjuicios causados por sus
dependientes, la de las personas o entidades que sean titulares de un Centro docente
de enseñanza no superior por los daños y perjuicios que causen los alumnos menores
de edad durante los períodos de tiempo en que los mismos se hallen bajo el control o
vigilancia del profesorado de dicho Centro; el poseedor de un animal por el daño que
éste cause, aunque se le escape o extravíe; la del propietario de un edificio por los daños
ocasionados por ruina por falta de las reparaciones necesarias; a la del propietario por
explosión de máquinas, por humos excesivos nocivos para las personas o propiedades,
caídas de árboles en lugares de tránsito…; la del cabeza de familia que habita una casa
por los daños causados por las cosas que se arrojen o cayeran de la misma.
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LA VOLUNTAD UNILATERAL
Caracterizada por no nacer del acuerdo de las partes, sino por una voluntad única que
contrae un sujeto (deudor) mediante la manifestación de querer obligarse.
Sobre si la voluntad unilateral es fuente de las obligaciones, hay varias soluciones:
-Solución positiva.- De muy escasa aceptación, esta teoría afirma que la voluntad
unilateral es fuente de la obligación.
En el Derecho romano se admitió muy excepcionalmente y en España, algunos autores
como Castán Tobeñas, la considera en ciertos casos como la promesa pública de
recompensa.
-Solución negativa.- Las objeciones a la solución anterior mantienen que la voluntad
unilateral es esencialmente revocable y, por tanto, no puede crear una verdadera
obligación sino concurre con la aceptación de la otra parte (acreedor), por mucho que
haya verdadero deseo del deudor en obligarse.
El deudor, por sí mismo, no puede unilateralmente crear una relación obligatoria sin
contar con el otro sujeto, imprescindible para hacer nacer la relación jurídica, salvo en
casos como en actos ilícitos, que sí son fuente de obligaciones (art. 1902 Cc).
Por tanto, y para concluir, la voluntad unilateral no es fuente de la obligación para autores
como Albadalejo y Lacruz, menos categórico es Diez-Picazo
y la jurisprudencia no lo ha mantenido.
-Supuestas excepciones: Lo que sí se puede afirmar es que una declaración de voluntad
puede ser el preludio de una obligación propiamente dicha, si con posterioridad a esta, le
sigue la concurrencia y aceptación del otro sujeto imprescindible, el acreedor.
Casos especiales de consideración
1º Oferta de Contrato: El momento del ofrecimiento del contrato, no genera obligación,
pertenece a la fase previa del mismo. Solo si este ofrecimiento va seguido de aceptación,
constituirá el nacimiento del contrato y, por tanto, será fuente de obligación.
Pero, si la persona que ha hecho la oferta, sin motivo justificado la retira, causando un
perjuicio a un tercero que, de buena fe, confió en ella, esta retirada produciría la
obligación de reparar el daño causado en virtud del artículo 1902 del Cc,.
2º Promesa pública de recompensa: Se trata de una declaración unilateral en la que una
persona ofrece premio o recompensa a quien haga algo (encontrar tal objeto perdido) o
se acierte algo (ganador de concurso).
Figuras ambas no reguladas en el Derecho español pero tienen gran arraigo social los
premios literarios, de fotografía, a quien encuentre un perro…De lo que se extrae que la
promesa pública de recompensa es una oferta que no hace nacer obligación alguna hasta
que concurre la aceptación.
Los efectos son iguales que en el caso de la oferta de contrato. Esto es, si el sujeto retira
su promesa de forma injustificada concurriendo un tercero con buena fe y sufriendo un
perjuicio por esta retirada, será de aplicación el art. 1902 del Cc y si un tercero acepta
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la promesa pública de forma tácita o expresa y realiza la conducta objeto de la misma,
puede exigir la prestación, porque hay contrato y, por tanto, obligaciones.
3º Reconocimiento de deuda: Es un negocio jurídico unilateral por el que el autor
declara, reconoce, la existencia de una deuda previamente constituida.
Se trata de un medio muy eficaz de prueba de que existe una obligación previa y que el
deudor refuerza con su reconocimiento.
Es una figura regulada tanto en el B.G.B alemán como en el Derecho italiano pero no se
contempla en el Derecho español aunque sí esta admitida tanto como por nuestra doctrina
como por la jurisprudencia.
Es una declaración de existencia de obligación previa, no constituye la obligación sino
que la reconoce. Se le aplica la presunción de existencia de causa, sin tener que mencionar
ésta en el documento en el que se formaliza.
Desde el punto de vista procesal, el acreedor ostenta una prueba de existencia de deuda,
y la carga de prueba ya no recae en él sino será el deudor el que tendrá que oponerse, con
los medios de prueba de que disponga, alegar y probar que esa deuda ha sido nula,
anulable, ineficaz o cumplida. Se invierte la carga de la prueba hacia el deudor.
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