9 - DIAZ RAUL Interculturalidad
9 - DIAZ RAUL Interculturalidad
9 - DIAZ RAUL Interculturalidad
Raúl Díaz1
1. Introducción:
3.1 Intraculturalidad
Resumen:
Comienzo con un relato acerca del genocidio y el etnocidio de los pueblos originarios en Argentina para
montar a partir de ello la cuestión de si es posible y en qué medida hablar de interculturalidad sin remediar
aquella marca de origen. En la primera parte se expone el campo de luchas, debates, y diferentes
concepciones que diversos actores como los pueblos indígenas/originarios, los estados y sus políticas
públicas, las redes interculturales, y las ONGs reclaman y o ejecutan. Todo ello tanto en una perspectiva
latinoamericana y en particular Argentina. Se intenta mostrar que la interculturalidad no es una sola sino
que es preciso hablar de varias interculturalidades.
En la segunda parte avanzamos en las concepciones interculturales críticas, aspecto que desde nuestra
propia práctica con organizaciones indígenas venimos desplegando desde hace quince años, sobre todo
en educación pero también en otras dimensiones como la salud, la economía, los planes de “desarrollo”,
el turismo, el patrimonio cultural, etc.- Así, expondremos los conceptos de inter-culturalidad e
intraculturalidad críticas, descolonizadoras y comunitarias. Asimismo el concepto integral o extendido de
interculturalidad que toma aspectos de migraciones, generaciones, género y sexualidades, capacidades
diferentes, etc.
1
Raúl Díaz es Investigador y Profesor Titular en la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén),
Director del Centro de Educación Popular-Feminista-Intercultural (CEPFI), Subdirector de la Universidad
Mapuce Intercultural.
1
Por último, haremos referencias a los llamados procesos de salud enfermedad partiendo de dos
dimensiones interrelacionadas: la caracterización y el desmontaje de la concepción médica dominante y
los otros saberes que emergen en cosmovisiones, basadas fundamentalmente en el concepto del “estar
bien”.
1. Introducción:
umbre. Sin contar apropiaciones de niños, violaciones de las mujeres y prohibiciones de hablar
la lengua. Imaginemos también que luego de ello, después de muchos años, por la resistencia
perdurable y diversa de esas naciones oprimidas ese Estado se ve obligado al menos a reconocer
que existen como algo lindo de ser mirado y conservado en reducidos territorios, controlados,
por las dudas, por todas las instituciones del Estado, como las que cuidan los parques ‘naturales’
o educan para la civilización, ésa que este Estado-Nación considera la única, la suya. Esto es el
monoculturalismo antes y después del etnocidio.
Puede pensarse que es un relato crudo3, pero si reflexionamos sobre esta ficción que introduje,
vemos enseguida que no lo es tanto, sino que remite a historias y procesos reales de exterminio
de los considerados salvajes y de las subsiguientes políticas públicas para imponerlos la cultura
2
Represión, deslegitimación o exterminio de los rasgos culturales de los pueblos indígenas y
afrodescendientes aunque sus miembros sobrevivan como individuos. Provoca la muerte de la
diversidad cultural, implica la lenta desaparición de la especificidad de los hombres y de los pueblos. La
vieja colonización violenta ha dejado paso a un neocolonialismo pacífico y mercantil, que pretende
imponer por todas partes su visión del mundo. Para ello lo primordial no es tanto dominar físicamente
como psíquica y culturalmente a las poblaciones de las potenciales áreas de expansión. El agente
privilegiado de este neo-colonialismo es el etnocidio, fenómeno que podríamos definir, en una primera
aproximación, como un genocidio cultural, genocidio de “buena conciencia”, ejercido “por el bien del
salvaje”. http://www.iidh.ed.cr/comunidades/diversidades/docs/div_vocabulario/etnocidio.htm
3
Sugiero ver las imágenes de un billete de $ 100,00 y releer el relato.
2
‘legítima’, la de la identidad nacional argentina. Se los integra o se los excluye o se los margina,
se los hace argentinos a cambio de que abandonen sus pertenencias materiales y espirituales o
que las reduzcan a artesanías y folklore. Esto es lo que llega con el turismo globalizado de una
pretenciosa y nociva multiculturalidad, una en la que los indígenas pasan a ser objetos dignos de
ser mirados, cuanto más puros y auténticos mejor.
Se mantiene la supremacía de un sistema sobre todos los demás, y las diferencias pasan a ser
objeto de políticas de reconocimiento formal que no ponen en cuestión el sistema de relaciones
predominantes. Desde los pueblos originarios/indígenas, en particular desde sus organizaciones
representativas, esto no es más que la continuidad de la norma y la fuerza colonial, no la de la
Colonia sino la de la colonialidad del sistema opresivo de relaciones sociales de un país que no
se ha declarado plurinacional, es decir, que es mononacional, y que aunque reconoce que hay
culturas indígenas no les da el carácter o reconocimiento de pueblos originarios. Esta es sin más
la situación, y no tendría por qué, yo, no asumirla en este escrito.
3
2. La interculturalidad: un campo de luchas y posturas disputado
Por su parte, los Estados se acomodan sin perder posiciones de privilegio y responden, en
algunos casos, con reconocimientos jurídicos y culturales aletargando la cuestión territorial y
política. Es el caso de la mayoría de los programas de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) que
bajo el control de los sistemas educativos nacionales reducen la proyección política y territorial
de las demandas indígenas a la valoración y el rescate de la lengua y las tradiciones. El caso más
paradójico es la enseñanza del Himno Nacional Argentino en los idiomas originarios. Por el
contrario, debido a las lucha de los PO/I hoy se enarbolan en el mástil de varias escuelas
asentadas en territorios comunitarios dos banderas, la argentina y la ‘originaria’; aunque esto
de todos modos es considerado insuficiente porque el control de la escuela y del currículum
continúa bajo la hegemonía del monoculturalismo. E insuficiente porque no se trata de
folklóricos reconocimientos sino fundamentalmente de cambios políticos profundos que van de
las autonomías políticas a la restitución de los territorios despojados o al menos de parte de
ellos. La interculturalidad es por tanto una política, un discurso, una práctica que abarca todos
los aspectos de la sociedad, la economía, la cultura y la subjetividad de las personas. Por ello
mismo, es una perspectiva, que desde los pueblos originarios, conlleva profundas
transformaciones estructurales.
Volviendo al relato introductorio, bastaría con reflexionar que pasaría con los Estados si éstos
promulgaran restituciones territoriales, autonomías de las naciones originarias, y su propia
reconversión en estados plurinacionales. 4 La interculturalidad se convierte en un campo de
4
Como son en la actualidad los procesos, muy complejos por cierto, en varios países latinoamericanos,
como Ecuador, Colombia, Bolivia, Nicaragua. Ver: La autonomía a debate: Autogobierno indígena y
Estado plurinacional en América Latina. Coordinadores: Miguel González, Araceli Burguete Cal y Mayor,
4
disputa basado en una tensión entre la tibia multiculturalidad y la transformadora
plurinacionalidad; lo que está en juego son los proyectos de los PO/I para vivir bajo sus propios
sistemas sociales y culturales.
Catherine Walsh (2002), cuyos aportes teóricos se enuncian desde Ecuador pero se alargan
hacia todo el continente propone un esquema que nos parece muy productivo y pertinente
para entender las disputas y apropiaciones en el campo de la interculturalidad. Dice:
“Dentro del debate sobre la interculturalidad están en juego perspectivas que, por un
lado, intentan naturalizar y armonizar las relaciones culturales a partir de la matriz
hegemónica y dominante (el centro, la verdad o la esencia universal del Estado nacional
globalizado). Por el otro, denuncian el carácter político, social y conflictivo de estas
relaciones y conciben la cultura como un campo de batalla ideológico y de lucha por el
control de la producción de verdades y por la hegemonía cultural y política…).5
5
Walsh, Catherine. (2002) (De) Construir la interculturalidad. Consideraciones críticas desde la política,
la colonialidad y los movimientos indígenas y negros en el Ecuador. Disponible en:
http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/walsch.pdf
5
2.1 Interculturalidad Relacional
6
enfermeros/asanestesistas, etc.) nada se imparte o trata de todo ello. Se aterriza en las
comunidades con el dispositivo médico, a lo sumo con una visión un poco más generalista, y se
asumen ciertos cuidados para no discriminar.
Otra de las posturas es la de la interculturalidad que Catherine Walsh denomina funcional. Ante
las demandas de los PO/I de que sus conocimientos sean valorados y legitimados, y que sean
aceptados e incorporados, por ejemplo a las prácticas de salud-enfermedad las respuestas
institucionales son las de incluirlas formalmente. Es lo que sucede en la mayor parte de las
escuelas que tienen educación intercultural bilingüe: se incorporan al currículum aspectos de las
otras culturas (tradiciones, gastronomía, artesanías, nombres de animales, saludos, aritmética,
etc. en lenguas indígenas). Se produce una inclusión formal por adición o sumatoria que pasa a
convivir con los conocimientos ‘verdaderos’ pero, de todos modos, tratados como aspectos
folclóricos.
6
Debe entenderse por naciones no un separatismo de los estados sino la apertura de éstos a la
plurinacionalidad. Esto implica el reconocimiento político de sistemas de vida e identidades diferentes,
con derecho a la libredeterminación y autodeterminación (tal como es avalado por los instrumentos
jurídicos del derecho internacional (como el Convenio 169 de la OIT ratificado por la Argentina).
7
de saber hegemónicos: simplemente cohabitan sin realizar efectivamente la interculturalidad.
La escuela seguirá siendo la misma, nada más que decorada con estereotipos de las culturas
originarias. Esta propuesta coopta la diferencia cultural, se la apropia, la usa, pero en definitiva
la controla, ya que la demanda es ‘como’ aceptada e incorporada pero en realidad nada se
modifica en la institución. Por ello, no se trata ni de poner en relación ni de hacerle cumplir la
función de placebo para procesar las demandas, la interculturalidad seguirá siendo la deuda
pendiente, y como es de suponer, una deuda real que terminarán pagando los pueblos
originarios con sus identidades cooptadas.7
En realidad lo que se procura desde los centros de poder, internacionales y nacionales no es más
que fagocitar la diferencia cultural; como lo plantea Walsh (2009):
Esta autora agrega que la inclusión persigue la cohesión social y sirve para “gestionar la
diversidad para que no sea fuente de amenaza y seguridad”. Es en definitiva una forma de
administrar el conflicto. Así, la interculturalidad funciona apropiándose de la diferencia cultural
para sus propios fines. No se tocan las relaciones de desigualdad que subordinan a los pueblos
indígenas sino que se intenta acomodarlos sin aceptarles reconocimientos políticos.
3.1 Intraculturalidad
Uno de los puntos de partida y necesarios para una relación más igualitaria entre el Estado y los
PO/I es el reconocimiento del derecho a la libredeterminación de sus asuntos, y la provisión de
7
Quizás pueda ser un ejemplo de esta funcionalidad la Iniciativa encabezada por el Banco Mundial en
1988 para la utilización de los conocimientos indígenas a favor del desarrollo creando bancos de datos
para luego ser procesados por empresas farmacéuticas, y con lo que promovieron la participación de las
comunidades que recibían recursos para la recolección e identificación de las plantas, pero no de
los resultados de los estudios y de las ganancias. Revista Internacional de Ciencias Sociales. “El
conocimiento indígena”. Año 2002, Nº 173
8
Walsh, Catherine (2009 Interculturalidad y (de) colonialidad. Perspectivas críticas y políticas. Ponencia
preparada para el XII Congreso ARIC, Florianópolis, Brasil, 29 de junio de 2009
8
los recursos para ello, tanto en lo económico social, como en lo cultural. La libredeterminación
significa que estos pueblos y comunidades puedan darse sus propias formas de gobierno, la
disposición y el control sobre sus territorios, la biodiversidad existente en ellos, y el derecho a
educarse y cuidarse para vivir bien en conformidad con sus conocimientos ancestrales y en la
proyección de los mismos, y a establecer relaciones interculturales desde el fortalecimiento de
lo propio.
Los PO/I requieren fortalecerse desde lo que vienen siendo y lo que proyectan ser. No sólo no
son resabios del pasado ni supervivencias culturales, son sistemas de vida integrales que para
convivir en interculturalidad necesitan empoderarse en todos los aspectos. Nótese que no
reclaman que todos vivan como ellos lo hacen pero sí que se les permita, se los apoye y se les
garantice la autodeterminación en la reconstrucción de sus cosmovisiones y sistemas de vida.
Esto implicaría que los Estados se conviertan en plurinacionales y plurilingües, y asuman real y
no formalmente lidiar con la monoculturalidad que los atraviesa y constituye. Lógicamente esto
no es posible manteniendo la discriminación, el despojo, el racismo, y la explotación que aún se
sostiene en las políticas públicas (sobre todo en las provincias que es donde están los intereses
materiales sobre los territorios ocupados ancestralmente por las comunidades y la complicidad
entre gobiernos y privados nacionales y extranjeros).9
Lo anterior remite a una de los principios para hacer posible una interculturalidad “otra”, ni
relacional ni funcional. Se la designa con el término de intraculturalidad, o etnoculturalidad o
auto fortalecimiento cultural. En tanto PO/I que se basan en su propia organización política,
jurídica, social, educativa, y del vivir bien se les debe asegurar el control y el gerenciamiento de
la transmisión y proyección cultural de sus identidades. Pese a la discriminación y colonización
en estos pueblos existen saberes en todos los campos como para que el vivir bien sea elaborado
por ellos mismos. Se plantean pasar de ser objeto de las políticas a ser sujetos con participación,
cogestión, y autodeterminación según los casos.
Por ejemplo, para el campo del estar bien (que incluye el cuidado de sí en comunidad - salud) la
intraculturalidad implica la recuperación y el fortalecimiento del conjunto de principios que
rigen en estos pueblos, los que definen la propia educación, el dominio de los idiomas
originarios, la búsqueda de los conocimientos ancestrales para la curación, uso de plantas,
9
Es necesario admitir que hay algunos avances en los reconocimientos, pero no sólo son tibios e
insuficientes, sino que estos cambios quedan atrapados en la funcionalidad económica y cultural al
servicio de los intereses dominantes.
9
ceremonias y encuentros comunitarios para cuidarse y cuidar al que ‘está mal’ como reflejo de
que algo está mal en la comunidad . Todo ello, no como un rescate aislado sino vinculado y
articulado a la debida reparación histórica, a las aplicaciones de los derechos fundamentales
existentes y a la proyección de un estado plurinacional. En síntesis mediante la intraculturalidad
se busca:
3.2 Extendida
Vayamos ahora a otra de las dimensiones que se distancian de la relacional y funcional: la
interculturalidad extendida. Este concepto de interculturalidad hace referencia a una
perspectiva que está pensada para toda la sociedad y no sólo para los PO/I. Situándose en una
complejidad y amplitud mayor que la de la educación o la salud, ya que la interculturalidad es
un término que exclusivamente nace aplicado a la educación, que más recientemente se
comienza a retomar para la salud y los planes de desarrollo y el medio ambiente, por ejemplo
en los Parques Nacionales. Pero no se trata sólo de esta extensión, bienvenida de todos modos,
sino de de cambiarle la dirección: en lugar de ir del Estado a los PO/I volverla incisiva hacia el
Estado y la sociedad civil. Es decir, que prioritariamente si alguien necesita interculturalidad no
son precisamente los PO/I sino los estados y la sociedad entera. Ahí está la monoculturalidad,
ya que las personas indígenas tuvieron que interculturalizarse a la fuerza para poder sobrevivir.
10
http://mamiña.cl/MAMINA/index.php/section-blog/28-current-users/13-educacion-intracultural-
definicion.html
11
www.flacsoandes.org/biblio/catalog/resGet.php?resId=33670
10
No han sido los opresores sino los oprimidos, por lo tanto la interculturalidad debe iniciarse por
casa, por el Estado y la sociedad mayor.
También nos referimos con interculturalidad extendida a las Políticas Públicas en una trama más
amplia, a la necesidad de entender a las personas en sus contextos y no dividir lo social en esferas
separadas, en que la atención en salud esté desconectada de lo educativo, del acervo de saberes
ancestrales, de los planes de vida (equivocadamente llamados de desarrollo ya que implican bajo
esa práctica y concepción verdaderos planes de muerte). A la división rural – urbano hoy
considerada anticuada sin advertir que las identidades no están fijas a lugares sino a
adscripciones. Las prácticas de vivir bien/salud deben insertarse en estos procesos de
construcción de la identidad y de lucha compleja y conjunta respecto de las dimensiones
enumeradas anteriormente. Favoreciendo la referencia a los conocimientos ancestrales y a su
intersección con género, generación, una mirada de conjunto, por ejemplo en las formas de
comunicación médico-paciente, en el lenguaje que se usa muchas veces convertidos en
verdaderos jeroglíficos a descifrar, a la medicalización compulsiva, a la subalternización del
11
personal en salud respecto de los y las profesionales, de la impronta de género en las
especialidades, en la estructura piramidal generizada a favor de los hombres en los espacios de
decisión sobre las investigaciones y los recursos para ellas, etc.-
Si a estos procesos contemporáneos le asociamos el modo en que los estados y los imaginarios
se constituyeron en base a mandatos dicotómicos y jerarquizados respecto de identidades y
grupos sociales considerados desviados, inferiores, irracionales13:
12
DIEZ Laura, María E. MARTÍNEZ, Sofía THISTED, y Alicia VILLA. Educación intercultural: fundamentos y
práctica política en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Ponencia presentada al IX Congreso
Argentino de Antropología Social 5 al 8 de agosto 2008 - Posadas, Misiones Mesa Antropología y
Educación: Interculturalidad en educación en el contexto latinoamericano. Problemas, perspectivas,
debates y propuestas.
13
DÍAZ, Raúl (2001) Trabajo docente y diferencia cultural: lecturas antropológicas para una identidad
desafiada. Editorial Abya Yala, Quito, Miño y Dávila, Madrid.
12
lo civilizado vs. lo bárbaro y/o indígena y/o inmigrante,
el conocimiento vs. la ignorancia, lo normal vs.
lo anormal,
Volvamos por un momento al etnocidio del que hablamos al principio. ¿Se puede decir que éste
ha terminado, que de modos quizás más sutiles (personalmente creo que no tanto) no continúa
en el presente? Si lo vemos desde la situación de los pueblos indígenas es evidente que no, que
siguen vivos e incluso renovados. Pese a cambios positivos en la Constitución y en algunas de las
14
Walsh Catherine. Interculturalidad y (de)colonialidad. Perspectivas críticas y políticas. Ponencia
preparada para el XII Congreso ARIC, Florianópolis, Brasil, 29 de junio de 2009.
13
políticas públicas continúan y en varios casos se acentúan los desalojos y despojos y la
persistencia de políticas de no reconocimiento del carácter de Pueblos Originarios con derecho
a la autodeterminación. Con derecho también a las restituciones territoriales y a la debida
reparación histórica por genocidio y etnocidio continuado. No se los consulta, se los explota
extrayendo de sus territorios los recursos naturales y de la biodiversidad, se los arrincona y
contamina (asunto que se extiende a otros espacios y poblaciones), se los educa desde los
parámetros nacionalistas y eurocéntricos, patriarcales que aún predominan en la enseñanza
pese a que haya algunos cambios en ello. Aún se enseña que son resabios del pasado, cuando
no en otras prácticas como la del turismo se los obliga a la foto y la artesanía. Y desde diversas
iglesias y confesiones religiosas se les llevan dioses y se asimila sus creencias a esas diversas
espiritualidades, aprovechándose de la situación de ser pueblos empobrecidos y en muchos
casos sin esperanza. No olvidemos que el ejército fue con la iglesia a combatirlos y a apropiarse
de su fuerza de trabajo y de sus cuerpos. Luego vinieron la escuela, los Parques Nacionales, los
Registros Civiles, los hospitales15, etc.-
Los pueblos originarios continúan siendo colonizados, sobran los casos con los que se puede
ejemplificar todo esto, y que por ser breves no exponemos. ¿En cuántas causas judiciales se los
acusa de usurpadores en estos momentos?.16 Bien, a todas estas continuidades que configuran
diferentes tenazas del etnocidio se le denomina neocolonialidad globalizada17.
¿Qué es la colonialidad? 17Es un modo de organizar las relaciones sociales en todos los ámbitos
de la sociedad y el estado. Es un patrón de poder que se sostiene en una estructura
racial/sexual/vital desde la que se ha colonizado y explotado no sólo a los pueblos originarios
sino también a la población no indígena. Si todo lo anterior lo miramos desde el punto de vista
de los pueblos indígenas (cuerpos, trayectorias de vida y experiencias de opresión sufridas como
indígenas) la colonialidad es más que evidente. La colonialidad es un concepto con 4 categorías
o dimensiones entrelazadas:
15
Algunas mujeres indígenas aún consideran que la atención en el hospital para sus embarazos implica
una suerte de apropiación de sus vientres por lo que se resisten a inscribirse y concurrir a ellos.
16
No hay ninguno de los más de 30 pueblos originarios/indígenas (PO/I) que no esté judicializado. Sólo
en Neuquén existen alrededor de 200 mapuches con 40 causas penales. Los desalojos y robos de tierra
es asunto de todos los días. Ver la apropiación y o ocupación de territorios indígenas por empresas
extractivas, turísticas inmobiliarias extranjeras o cómplices.
17
Me remito en este apartado a las teorías descoloniales. Ver por ejemplo: MIGNOLO, Walter. (2006) El
desprendimiento: pensamiento crítico y giro descolonial. Ed. Del Signo, Buenos Aires.
14
La colonialidad del poder: procesos que remiten a la explotación sexo-racial-cultural
desde la que se constituyen las clases sociales. Se refiere al establecimiento de un
sistema de clasificación social basada en la categoría de “raza” como criterio
fundamental para la distribución, dominación y explotación de la población mundial en
los rangos, lugares y roles de la estructura capitalista-global del trabajo, categoría que a
la vez altera y configura todas las relaciones de dominación.
La colonialidad del saber: procesos epistemológicos (qué es, cómo es, quién produce
conocimiento) basado en la legitimación de las ciencias naturales y sociales occidentales
que niegan y o consideran inferior otros modos de pensar y saber, y desde la que se
establecen las “verdades” científicas. Marcan a los sujetos creando, entre otras,
categorías tales como la de ignorancia y generando dispositivos de ‘civilización’ desde el
etnocentrismo y el eurocentrismo a partir de dicotomías como pensar vs. sentir,
racionalidad vs. sexualidad, objetividad vs. subjetividad, cultura vs. naturaleza, etc.-
• La colonialidad del ser: Es la que se ejerce por medio de la inferiorización,
subalternizacion y deshumanización de las personas y grupos sociales. No se es nadie o
no se es nada si no se adoptan la normalidad regimentada e institucionalizada, los
modos de vida modernos y occidentales, las conductas consideradas civilizadas, que
tienen como modelo Europa ( eurocentrismo: modo de pensar que excede al continente
europeo pero que se basa en esas particiones). Por ejemplo: “No le da la voluntad - No
le da la cabeza - No viene al hospital - No cuida la naturaleza”.
Descolonizar el Ser: Trabajar para reconstruirse como personas enteras desde el existir como
pueblos originarios de acuerdo a las cosmovisiones y valores ancestrales; para acabar con la
discriminación y los estigmas con los que son representados; para terminar con todo tipo de
violencias, y en particular las de género, para identificarse contra los prejuicios denigrantes.
Descolonizar el Vivir: Trabajar para ‘cuidar’ la biodiversidad y convivir con ella como otro ser
más, con vida y pensamiento; para ser desde donde se es y no desde un universal eurocéntrico,
pensar desde cuerpos y territorios situados cosmogónicamente en cosmovisiones integrales
ancestrales; para proyectar nuevas convivencias desde las experiencias de sufrimiento pero
también de las de resistencia, experimentar la conjunción naturaleza/sociedad para el vivir bien.
16
19
Es necesario pensar el futuro: ¿imaginamos a los PO/I atados a la ruralidad, la cría de animales y el telar
para siempre? O, en cambio, los imaginamos enraizados en sus territorios ancestrales proyectándose a
nuevos modos civilizatorios plurinacionales.
En cuanto a lo educativo por ejemplo el tratamiento que de los pueblos originarios se imparte
en la escuela desde conceptos de cultura e identidad esencialistas, tanto de la identidad nacional
argentina como de otras identidades. Por el contrario desde perspectivas de las pedagogías
críticas se sostiene que las culturas y las identidades se producen siempre en contextos
políticamente cargados, es decir que existe un anudamiento entre cultura, identidad y política.
Por lo tanto, no se trata tanto de acceder a la cultura de los pueblos indígenas sin hacer visibles
las relaciones de poder, económicas, sociales, culturales e institucionales. Presentamos el
siguiente interrogante: ¿quién está en condiciones de explicar y describir, por ejemplo, qué es
ser mapuche o q’om o guaraní, y cómo son esas culturas? Detectamos que hay un discurso
hegemónico sobre la “alteridad”18. Aún hoy se continúa construyendo una imagen estereotipada
y descontextualizada de las diferencias tal como la que elaboró la antropología imperial a
principios del siglo XIX en los libros o documentales de etnografía, basta ver algunos de los libros
de texto y otros materiales didácticos en los que se reproduce ese esencialismo cultural. Así, las
culturas y las identidades son consideradas como entidades cerradas, esenciales, estáticas. Por
18
La consideración de los “otros” que no son “nosotros”, y en consecuencia la representación de la
diferencia cultural.
17
ejemplo cuando se dice, y enfáticamente en las dictaduras militares, “tenemos que rescatar los
valores esenciales de la identidad nacional argentina”. Pues que son los valores sino una disputa
por el poder: quién lo dice, para qué lo dice, a favor de quién lo dice. Y cuál sería la pretendida
esencia nacional, o la esencia mapuche por poner un caso. Para estos últimos, ¿sería el telar, las
chivas y el idioma, por ejemplo?, Qué más o qué menos? Y para la argentinidad, cuál sería: ¿el
mate, la bandera, el gaucho, el tango, quizás la soberbia?
Por el contrario, las identidades no son cosas que están o se tienen, es decir como si fueran
inherentes o adheridas a las personas o grupos, tipo “se nace en una cultura” o “transmisión de
valores”, o a tal cuerpo o sexo tal identidad, sino cosas que se ejecutan, se hacen o se juegan en
un campo complejo, dinámico y abierto a múltiples posibilidades. Las identidades son
políticamente aceptadas, toleradas o rechazadas tanto por el sentido común como por los
dispositivos institucionales: un niño ‘sucio’ no aprende, un recién nacido/a debe tener genitales
19
Rodríguez de Anca A., J. Villarreal y R. Díaz (2010) Hacia la construcción de una pedagogía de la
mirada: regímenes de representación y hegemonía en Patagonia. En: Intersecciones Educativas, Nº 2,
Universidad de Los Lagos, Osorno, Chile.
20
FIRPO, José María. 1976. Que porquería que es el glóbulo. Ediciones de La Flor. Montevideo.
18
definidos y si no hay que operarlo. Tener una identidad es en realidad estar disponible para
ciertos usos y para ciertas prohibiciones. Por ello, en lugar de leer qué identidades se poseen, y
describir un conjunto de pautas o hábitos que en suma totalizan una identidad o una localización
cultural, se intenta entender qué es lo que se está ejecutando o produciendo desde los discursos
que nombran o refieren quiénes son y quiénes somos. No se puede entender una cultura o una
identidad indígena sin tener en cuenta los partidos políticos, las iglesias, las instituciones como
la escuela y los centros de salud, los Parques Nacionales y sus políticas, las disputas al interior
de las comunidades y de las organizaciones entre sí. En síntesis, sin tener en cuenta las
interpelaciones que se hacen desde diferentes lugares a esas culturas e identidades; esto es
evidente cuando se le conmina a una comunidad organizada recientemente que explicite que
son indios. Bueno, como que no hay más remedio, juntar 4 o 5 cosas y dar el gusto para legitimar
un reclamo ancestral y de derecho: somos indios. La identidad y la cultura son respuestas
situadas en el juego político y disputado de las interpelaciones.
Las interpelaciones hegemónicas usan el esencialismo para construir políticas y mantener las
cuatro colonialidades. Por ello, la interculturalidad crítica procura el desmontaje o
desconstrucción de estas interpelaciones dominantes que son las que estructuran los discursos
y las prácticas educativas, que es la que estoy tomando como referencia23. La crítica consiste en
un trabajo político cultural que los no indígenas tenemos que hacer con nuestras creencias, con
nuestro sentido común, ya que estamos avalando prácticas, tratamientos y conocimientos
23
Como institución de formación docente desde nuestro Centro de Educación Popular Feminista
Intercultural venimos argumentando en distintos espacios acerca de la necesidad de que teorías,
experiencias e investigaciones que forman parte del campo de los estudios de géneros, sexualidades e
interculturalidades tengan un lugar específico en los currículos de grado de la formación docente inicial y
continua. Esto implica –entre otras cosas- adentrarnos en la tarea de auscultar las innumerables
manifestaciones de la heteronormatividad racializada y de clase que regula la vida escolar; reconociendo
en el acto / acontecimiento político de educar la posibilidad de proyectar políticas que tiendan a una
mayor justicia curricular.
La llamada “tradición normalizadora” (al menos en su vertiente conservadora y cientificista) plantea como
ejes discursivos: civilización o barbarie / civilización o perversión; en este sentido, el mensaje civilizador
es claramente nacionalista, blanco, adultocéntrico y héteronormativo. Estas premisas continúan
presentes en la formación docente y en los discursos que circulan constantemente en las instituciones
educativas, ya que traspasaron la pedagogía normalizadora y se articularon eficazmente con paradigmas
pedagógicos posteriores, aún con las propias concepciones críticas.
Como docentes formadoras/es de formadoras/es además de reflexionar y mostrar las construcciones de
conocimientos androcéntricos, héterosexistas, burgueses, adultocéntricos, nacionalistas y blancos,
tenemos que producir intervenciones que presenten discontinuidades con los órdenes que las
instituciones prescriben, mostrando las contradicciones constitutivas que las normalidades plantean para
la justicia y la democracia que la educación pública sostiene; planteando también estrategias para que los
cuerpos habiten y deshabiten continuamente los planos de normalidad y anormalidad; interrogarnos
19
desde las perspectivas queer y descolonizadoras por los órdenes protocolizados en las instituciones.
Respecto de la población no indígena resulta crucial que se plantee e implemente una respuesta y un
corte de los centrismos de raza, género, sexualidad, edad, religión, nacionalidad, etnicidad. Una
concepción curricular integral que desmonte ideas y prácticas que sostienen la blanquedad, el
patriarcado, la heterosexualidad compulsiva, los valores de la generación adulta sobre otras, la
preeminencia de las religiones occidentales, la nacionalidad y etnicidad dominantes.De: Propuesta de
Especialización en género, sexualidades e interculturalidades. FACE-UNC
coloniales. Se trata de hacer visible lo político, como por ejemplo para entender la
medicalización o la relación médico - pacienta (por caso) como una relación de poder. Los
procesos de salud enfermedad son procesos políticos para definir y tener el control sobre los
cuerpos y sobre los … laboratorios que controlan esos cuerpos.24
No obstante, me propongo hacer el ejercicio de ofrecer algunas reflexiones sobre los procesos
de salud/enfermedad/atención y aplicarlas o relacionarlas con la interculturalidad basado en el
esquema desarrollado hasta acá: intracultural, extendida, descolonizadora y crítica. Me nutro
para esto en el campo teórico que ya desde hace más de treinta años el antropólogo argentino
(exiliado en México) Eduardo Menéndez comenzó a problematizar proponiendo el concepto
24
En otros trabajos nos ocupamos de la crítica a la Educación Intercultural Bilingüe en las que es muy
manifiesta la concepción esencialista de cultura; la escuela de la identidad nacional es la que enseña a ser
21
Como en el caso de la Comunidad Paichi-Antriao de Villa La Angostura. De 625 hectáreas hoy le
disputan alrededor de 50 que les quedan y que aún intentar seguir ocupando.
20
indios a los indígenas. Por el contrario, el eje debería partir de las experiencias de subordinación y
colonialidad para a partir de ellas educar en la perspectiva no de la conservación y la supervivencia de lo
indígena (reducido a lo cultural) sino en la perspectiva de la proyección de los indígenas como naciones o
pueblos originarios. Lo educativo se procura estrechamente vinculado a los reclamos de
autodeterminación o al menos a proyectos propios de los pueblos con relación a desatar los nudos
sistemáticos de opresión. Ver También: PICIÑAN, María; Noemí SANCHEZ; Rosa NAHUEL; Kajfvrayen
KAJFINAWEL; Mijaray PAILLALEF; y Relmu ÑANKU (2004) “Fortalecimiento del Sistema Educativo
Mapuche” En: Educación Intercultural Bilingüe en Argentina. Sistematización de experiencias, Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología, Buenos Aires.
de Modelo Médico Hegemónico (MMH), y posteriormente como Modelo Biomédico
Hegemónico.26
Por MMH Menéndez entiende al conjunto de prácticas, saberes y teorías generados por la
medicina científica desde el siglo XVIII y que se consolida apropiándose, subvirtiendo,
inferiorizando y o excluyendo otras prácticas, saberes e ideologías y convirtiéndose en la única
opción para el tratamiento de las enfermedades y legitimada tanto por la ciencia moderna
institucionalizada en las academias científicas y los estados modernos.
Como lo plantea Diana Maffía28 estas dicotomías obligan a optar como científicas por las que
están en mayúsculas (o se es racional o se es emocional, por ejemplo), y a la vez son dispositivos
sexistas ya que los términos en minúscula son los que se le atribuyen a las
26
Menéndez E. L. Modelo Médico Hegemónico y Atención Primaria. Segundas Jornadas de Atención
Primaria de la Salud. 1988 30 de abril al 7 de mayo. Buenos Aires. 1988 Pág. 451- 464.
Disponible en:
http://hvn21.netfirms.com/indice/sevicios/biblio/Salud%20Publica/Salud%20P%FAblica%20II/Men%E9n
dez%20-%20Modelo%20M%E9dico%20Hegem%F3nico%20y%20APS.pdf
21
27
VARELA Julia y ALVAREZ URIA Fernando, Arqueología de la Escuela. Ediciones de la Piqueta. Madrid.
28
Maffía, Diana. Contra las dicotomías: feminismo y epistemología crítica. Instituto Interdisciplinario de
Estudios de Género. UBA. Disponible en: dianamaffia.com.ar/archivos/contra_las_dicotomias.doc
mujeres. Y podemos agregar racista e infantilizadora. Estos pares dicotómicos han sido y siguen
siendo constitutivos de la colonialidad del poder, del saber, del ser y del vivir.
Unja vez instaurados los dispositivos institucionales con el concurso de los estados-nación
(escuelas, hospitales, hospicios, ejércitos, iglesias, registros civiles, etc.) la dominación de las
diferentes disciplinas científicas desde las academias y universidades los segundos términos de
los pares dicotómicos quedan excluidos del campo científico, campo desde el que emanan la
verdades y las eficacias normalizadoras y o sanadoras. En una articulación estructural entre
capitalismo, patriarcado y colonialismo las ciencias naturales y sociales (de hecho ésta distinción
también es una dicotomía) operarán en base a la subalternización de otras prácticas y
conocimientos, los que son reenviados al status de folklore, curandería, saber tradicional,
educación familiar, todo ello en inferioridad material, ideológica y simbólica respecto del
conocimiento científico.
Para Eduardo Menéndez el MMH se estructura a partir de los siguientes rasgos, los que deben
considerarse en procesos históricos concretos:
Pese a que a partir de los años sesenta del siglo pasado este modelo comienza a entrar en crisis,
según Menéndez tanto en la formación como en la práctica médica se mantienen esas
dimensiones estructurantes. Convertido en sistema académico de explicación y acción sobre los
padecimientos el Modelo Biomédico Hegemónico se instituye como un universal desde el que
se mide todo otro saber, y que en consecuencia los considera (cuando los considera) periféricos
e intrascendentes.
22
En otro texto30 E. Menéndez advierte sobre los siguientes aspectos: Que el proceso de
salud/enfermedad/atención es un modo de constitución de los sujetos, de sus cuerpos y sus
29
Menéndez E. L. MODELO MEDICO HEGEMÓNICO Y ATENCIÓN PRIMARIA. Segundas Jornadas de
Atención Primaria de la Salud. 1988 30 de abril al 7 de mayo. Buenos Aires. 1988 Pág. 451- 464. 30
Menéndez, Eduardo. La enfermedad y la curación ¿Qué es medicina tradicional? En: Alteridades, Nº4
(7): Págs. 71-83. 1994. Disponible en: www.uam-antropologia.info/alteridades/alt7-8-menendez.pdf
No es el objeto ahora seguir con el marco teórico de este autor y sus aportes para pensar estos
procesos, pero que son, a mi entender decisivos para este tema. Me interesa apoyarme en lo
anteriormente expuesto para plantear que medicar es un acto político22, así como también lo
son atender, intervenir, tratar, internar, medicar, etc.- Estás prácticas y sus sustentos científicos
(ideológicos) son procesos de saber/poder, anudamientos de control, habilitación y prohibición,
normalización y legitimación de lo que puede hacerse con los padecimientos, quiénes deben
hacerlo, cómo hacerlo y de marcación de las fronteras entre lo admisible y lo inaceptable y
también de las formas en las que se pueden ejercer las resistencias.
Veamos ahora algunas pistas para aplicar la concepción de interculturalidad tal como lo hemos
hecho en los puntos anteriores.
22
Me baso en el libro compilado por Graciela Frigerio y Gabriela Diker: Educar: ese acto político. Del
estante editorial, 2005
23
a promover la transformación de los sistemas de salud y a apoyar el desarrollo
de los modelos alternativos de atención de la población indígena, incluyendo, a
su vez, la medicina tradicional. Es decir, promoviendo el desarrollo y el
fortalecimiento de los sistemas de salud tradicionales indígenas, situando el eje
de la actuación en “la necesidad de incorporar las perspectivas, medicinas y
terapias indígenas en la atención primaria de la salud” (OPS, 2003:7) y ello
implicaba un discurso de armonía y consenso entre sistemas médicos, pero
también menos inversión en el campo de la salud, ya que las deficientes
condiciones de salud de los pueblos indígenas se analizaron exclusivamente
desde la óptica cultural.23
23
Ramírez Hita, Susana. Políticas de salud basadas en el concepto de interculturalidad. Los centros de
salud intercultural en el altiplano boliviano. Disponible en:
http://www.scielo.org.ar/pdf/ava/n14/n14a10.pdf
24
“Si, por un lado, esta revalorización de las medicinas indígenas tradicionales es real, por otro, los
terapeutas tradicionales han visto en ella una fuente de trabajo; de manera que, con toda lógica, se han
sumado a la propuesta reivindicándola como propia. El Estado ha asumido el discurso pero sin otorgar a
los terapeutas tradicionales condiciones laborales similares a las de los miembros de los servicio de
salud.”. Ramírez Hita agrega: “La Organización Panamericana de la Salud describe así el concepto de
interculturalidad: “El concepto de interculturalidad involucra las interrelaciones equitativas respetuosas
de las diferencias políticas, económicas, sociales, culturales, etáreas, lingüísticas, de género y
generacionales, establecidas en el espacio determinado entre diferentes culturas (pueblos, etnias) para
construir una sociedad justa” (OPS/OMS, s.f: 30). Ídem. Como vemos, interculturalidad tanto relacional
como funcional.
24
4.3 Género y sexualidad
Creo que lo anterior es aplicable al campo de la salud, y se podría hacer el ejercicio de cómo
hacerlo, cuándo y desde dónde. Propongo reflexionar sobre estas líneas que nos da Graciela
Alonso. Géneros y sexualidades, siendo construcciones históricas, políticas y culturales, han
quedado adheridas a paradigmas biológicos y fisiológicos marcados por el mandato de la
heterosexualidad obligatoria. En cuanto a la sexualidad y a la educación sexual, resulta
pertinente desconstruir la norma de que la sexualidad se reduce al sexo y que por lo tanto es el
saber médico el único autorizado parta enseñarla ya que ‘sabe’ de genitalidad y reproducción.
Por el contrario, la sexualidad considerada desde una dimensión integral, reconoce las
constituciones complejas de las subjetividades con sentimientos, valores y derechos, y al cuerpo
como una dimensión clave, investido de significados sociales, culturales y también económicos
y políticos.
25
Alonso, Graciela. Proyecto de Investigación: “Géneros, sexualidades y cuerpos de la formación
docente”. Facultad de Ciencias de la Educación – Universidad Nacional del Comahue.
26
El escolar y el médico son discursos concomitantes y prácticas constitutivas de las instituciones. En el
discurso normalista el docente transmite y el alumno recepciona, la relación es vertical, lo que saben
los/as alumnas no es tenido en cuenta, los espacios y los tiempos marcan ritmos que se internalizan en
los cuerpos. Creo que la relación médico paciente, la medicalización y la atención hospitalaria pueden
compararse a lo que sucede en la educación cuando ésta se erige desde los parámetros y protocolos
normalistas, nacionalistas, blancos, adulto-céntricos y hétero-normativos.
25
4.4 Aproximación a la interculturalidad en salud/vivir bien
No queremos restar importancia a los avances que desde el campo de la salud se están
realizando en procura de relaciones interculturales, de acercamientos entre la medicina ‘oficial’
y otras concepciones y prácticas. Es de esperar que estas líneas emprendidas se acentúen así
como los recursos materiales disponibles, no sólo para los PO/I sino para todos los sectores
empobrecidos. Estas líneas se orientan a precisar algunos puntos sobre las concepciones de
interculturalidad que se manifiestan en estos procesos de salud/enfermedad/atención, tal como
los denomina Eduardo Menéndez.
A los dos puntos anteriores de este apartado, agregamos ahora el siguiente esquema de trabajo
ideológico sobre aquellos rasgos del MMH – MBH aún presentes, los que podrán detectarse en
niveles macro de políticas en salud y en niveles micro de atención primaria, y en general, en las
asunciones que en la vida cotidiana de las personas orientan el cuidado y tratamiento de los
padecimientos.
El primer paso sería efectuar un diagnóstico con relación a las concepciones y a las prácticas que
procuran poner en relación intercultural la medicina alopática y otras formas de cuidado, como
por ejemplo las llamadas medicinas tradicionales27.
Por un lado, creo que este acercamiento aún pone en relación desigual a la medicina tradicional
y sólo se apoya en ella para la eficacia de los tratamientos y por razones ‘multiculturales’ de
aceptación y respeto de la diversidad. Vista esta relación desde los PO/I se estaría tratando de
que sus conocimientos y sus prácticas tengan reconocimiento y legitimación para que se
diagramen espacios de participación y decisión acordes, y en una relación menos vertical y de
dependencia. Incluso habría que avanzar en la aplicación de derechos tanto internacionales
como constitucionales de nuestro país: El Convenio 169 de la OIT reconoce explícitamente en su
art. 29 el derecho de los pueblos indígenas a organizar y administrar sus servicios de salud.
27
Concepto que como vimos captura a los saberes ancestrales y los coloca bajo estereotipos sin advertir
el dinamismo y la proyección de los mismos. Por ello, cuando se refieren a la recuperación de saberes
deberá tenerse en cuenta que este rescate no es sólo un ejercicio cultural sino un proceso de
fortalecimiento político, una toma de la palabra con diferentes instancias y estrategias para legitimar
dichos saberes, validarlos y ofrecerlos como contribución a la interculturalidad
26
Además, obliga al Estado a “poner a disposición” y “proporcionar los medios” necesarios para el
efectivo ejercicio de esos derechos. Asimismo, se establece que los servicios de salud deben
coordinarse con las demás medidas sociales, económicas y culturales que se tomen.
El punto de partida para ‘interculturalizar’37 la relación entre la medicina oficial y otras medicinas
(indígenas en particular) es acercarse de modo integral a las cosmovisiones de los pueblos
originarios, a sus procesos políticos y culturales, a sus luchas por mejorar las condiciones de vida,
y a las estrategias que se van dando para recomponer sus conocimientos, y en particular los
modos de sanación. Así se plantea en el documento KVME FELEN (Plan de Vida) mapuce:
37
La interculturalidad no está nunca dada, es un proceso y un proyecto, como lo sugiere Catherine Walsh.
38
Propuesta para un KVME FELEN MAPUCE. Confederación Mapuce de Neuquén - Equipo
27
Interdisciplinar e Intercultural. 39
Es interesante conocer la experiencia que desde el año 2006 se viene desarrollando en el HOSPITAL DE
SALUD INTERCULTURAL NUEVA IMPERIAL en Chile. Este centro de salud integrativo cuenta con 15 machis,
cuatro Ngütanchefes (componedores), un püñeñelchefes (orientador) y 11 ngülanchefen (consejeros
culturales), especialistas mapuches que sólo durante el año 2008 realizaron cerca de 50.000 atenciones.
gubernamentales, y del conjunto de agentes responsables de asuntos que conciernen a las
comunidades deberá dejar de ser cómplice de la colonialidad del poder, del saber, del ser y del
vivir.
La interculturalidad no comienza bajando a las comunidades para enterarse cómo son sino
subiendo a los modelos (Médicos-Educativos-Turísticos, etc.) para des-construirlos y
transformarlos.
Podemos concluir afirmando que hay muchos tipos de epidemias, entre ellas: la
monoculturalidad, el racismo, el machismo, el sociocentrismo. La interculturalidad es lo
contrario de la ‘blanquedad’ que es la propiedad de poder afirmar que son los “otros” los que
tienen color, y en consecuencia no poner en cuestión la blancura capitalista, colonial y patriarcal
que al mismo tiempo que los nomina como diferentes los subordina – los enferma.
28