Gineco Informe Daniel Ramos DR

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Trabajo de parto vaginal

como el trabajo de parto en una embarazada sin factores de riesgo durante la


gestación, que se inicia de forma espontánea entre las semanas 37 y 42, y que
tras una evolución fisiológica termina con el nacimiento de un recién nacido normal
que se adapta de forma adecuada a la vida extrauterina.

El parto vaginal normal es el único tipo de parto que se puede atender sin
intervención médica, es decir, realizando el menor número posible de
procedimientos activos, sin olvidar nunca la vigilancia exhaustiva del estado de la
madre y del feto.

Durante el parto vaginal, el cuello del útero debe ablandarse y abrirse


completamente (“borrarse”), la mujer debe empujar el bebé hacia el exterior, y el
bebé realizar determinados movimientos para salir a través del canal del parto.

Un parto vaginal puede durar desde días a semanas e incluso de minutos a


horas; en general dura más tiempo con el primer hijo. El parto precipitado es el
que dura un total de 2 a 3 horas desde el comienzo de las contracciones hasta la
expulsión del feto. Es raro y no está bien estudiado.

La mayoría de los partos vaginales suelen llevarse a cabo sin problemas, pero en
algunos casos el bebé puede quedar atascado en el canal del parto. En esos
casos, el médico o la comadrona pueden ayudarle a salir mediante un aparato que
sujeta su cabeza (fórceps o ventosa). Cuando hubiera que sacar al bebé de
inmediato se realiza una cesárea.

En general el parto es doloroso, aunque el grado de dolor es diferente en cada


mujer. El dolor depende de muchos factores, como el tamaño del bebé y su
posición dentro del útero. En general, el dolor es menor al principio y va
aumentando con la evolución del parto.

Qué factores influyen en el parto?

El parto vaginal está condicionado por diferentes circunstancias que son:

 Las contracciones uterinas. Sirven para abrir (dilatar) y acortar (borrar) el


cuello del útero y para empujar al bebé para que pueda salir a través del
canal del parto. Su frecuencia, intensidad y duración se pueden valorar
mediante observación y palpación, o mediante monitorización.
Clásicamente se ha considerado que para que el mecanismo de parto fuese
adecuado, se precisaban entre 3 y 5 contracciones cada 10 minutos.
Actualmente, utilizando catéteres intrauterinos que miden la presión de las
contracciones se considera que el trabajo de parto es adecuado con
presiones entre 200 y 250 unidades Montevideo.
 El feto. Las características fetales que pueden afectar el parto incluyen:
 Tamaño del feto.
 Estática fetal. Se refiere a las relaciones espaciales entre el feto y la pelvis
materna y respecto a sí mismo. Incluyen:
-La situación del feto dentro del útero. Es la relación entre el eje longitudinal del
feto y el eje longitudinal de la madre. Si ambos ejes son paralelos, la situación es
longitudinal, si forman un ángulo de 90° es transversa y si el ángulo es de 45°,
oblicua (esta última suele ser transitoria y puede cambiar a cualquiera de las
anteriores). Casi todos los fetos (99,5%) están en situación longitudinal.

-Presentación fetal. Es la parte del feto que entra primero en el canal del parto,
ya sea la cabeza (presentación cefálica o de cabeza), las nalgas (presentación de
nalgas), los hombros (presentación de tronco) o los pies (presentación podálica).

-Actitud fetal. Es la relación de las distintas partes fetales entre sí. La actitud
normal es que la cabeza se encuentre flexionada (la barbilla se aproxima al
pecho), los brazos doblados, los muslos sobre el abdomen y las piernas sobre los
muslos.

-Posición fetal. Es la relación entre el dorso fetal y el lado de la madre. Hay dos
variedades: derecha e izquierda.

-Estación. Es el grado de descendimiento de la presentación en relación con las


espinas isquiáticas (una zona de la cadera) de la madre, indica si el bebé está
muy abajo o no.
 Número de fetos.
 Presencia de anomalías fetales.
 El canal del parto. Está formado por la pelvis y los tejidos blandos (cuello
del útero, musculatura del suelo pélvico), los cuales ofrecen resistencia al
paso del feto a su través. La medición de la pelvis (pelvimetría) es de
escaso valor para predecir el riesgo de desproporción entre la cabeza fetal
y la pelvis materna.
Etapas del parto vaginal

Aunque el parto vaginal normal es un proceso continuo, tradicionalmente se divide


en tres etapas:

 Primera etapa o Fase de dilatación. Es el intervalo de tiempo que


transcurre desde el comienzo de las contracciones de parto hasta la
dilatación completa del cuello uterino (10 cm). Es la fase más larga del
parto y es cuando se ingresa en el hospital para seguir la evolución. A su
vez se divide en:
 Fase latente. Se caracteriza por una dilatación lenta del cuello del útero. Su
duración es variable; es más larga en mujeres a las que se les induce el
parto que en las que tienen partos espontáneos. Al ser la dilatación un
proceso gradual es difícil determinar el momento exacto en que termina la
fase latente y comienza la activa.
 Fase activa. Se caracteriza por una dilatación más rápida del cuello uterino
y porque las contracciones se vuelven más prolongadas, intensas y
frecuentes. Su duración es similar tanto en partos espontáneos como en
inducidos.
Las características de este periodo del parto no difieren sustancialmente entre
mujeres de diferentes razas. Sin embargo, sí existen diferencias importantes entre
las mujeres que no han tenido hijos anteriormente (nulíparas) y las que han dado
a luz varias veces (multíparas). En mujeres primerizas se ha observado que el
cuello uterino se borra (se acorta hasta dejar de ser un canal) primero y después
se inicia la dilatación. En las mujeres que han tenido partos previos, ambos
fenómenos (dilatación y borramiento) suceden al mismo tiempo.
Durante esta fase, la mujer debe aprovechar los momentos de descanso entre
contracción y contracción para relajarse y respirar profundamente.
A finales de esta fase se puede observar la cabeza del bebé.
 Segunda etapa o Periodo expulsivo. Es el intervalo de tiempo que
transcurre desde la dilatación completa del cuello uterino (10 cm) hasta la
expulsión del feto. Es la fase más agotadora. Su duración en madres
primerizas oscila entre 50 y 120 minutos; en mujeres que ya han dado a luz,
la duración media de este periodo es de 20 minutos, aunque se puede
prolongar hasta 1 hora, sobre todo si se ha utilizado anestesia epidural.
Se caracteriza por el deseo de empujar que aparece en la madre con cada
contracción, debido a un mecanismo reflejo desencadenado por la presión que
ejerce la cabeza del feto en la parte baja del abdomen. Durante esta etapa la
madre asume un papel más activo; debe aprovechar su deseo de empujar durante
las contracciones y descansar tras las mismas. El momento más crítico es cuando
la cabeza del bebé comienza a asomar a través de la vagina. Los tejidos están
sometidos a una fuerte presión si no se ha realizado una episiotomía (corte
realizado entre el recto y la vagina para ampliar el canal del parto) y pueden
desgarrarse en cualquier momento.
Se han descrito diferencias en el periodo expulsivo dependientes de las razas y
del número de hijos, aunque no por la presencia de obesidad materna.
 Tercera etapa o Alumbramiento. Es el intervalo de tiempo que transcurre
desde la expulsión del feto hasta la expulsión de la placenta. La principal
complicación de este periodo es la hemorragia, que sigue siendo una causa
importante de complicaciones para la madre e incluso de muerte. No
existen criterios uniformes respecto a la duración de este periodo. En
general y en ausencia de complicaciones, se considera que no debe durar
más de 30 minutos y a partir de este tiempo se suele intervenir. La OMS
define como placenta retenida a aquella que no se ha expulsado
transcurrida una hora desde el nacimiento del niño.
Una vez expulsada la placenta y contraído todo el útero se considera que el parto
ha terminado. Si se ha realizado episiotomía (corte realizado entre el recto y la
vagina para ampliar el canal del parto), se debe cerrar mediante puntos de sutura
en este momento.
Tipos de parto vaginal
 Parto natural. Es un parto asistido por personal sanitario que se produce
por vía vaginal sin precisar medicamentos, instrumentos o cirugía. Se
permite que la paciente se mueva libremente y adopte la postura que ella
misma elija en el momento de la expulsión.
 Parto en el agua o hidroparto. Es una variante del parto natural. Su
práctica comenzó en la década de los sesenta y es una alternativa en
embarazos que transcurren sin problemas. En los países de Centroeuropa
es una modalidad más a elegir como forma de parto y es ofertado por la
mayoría de hospitales maternales. En España es todavía un tratamiento
alternativo y caro, por lo que solo se oferta en determinados centros
especializados. Solo se puede considerar que un parto es acuático cuando
el bebé pasa directamente de la madre a un ambiente acuático, y no
cuando el periodo de dilatación (y solo ese) se realiza en una bañera. La
temperatura del agua debe estar sobre los 37° C.
Sus ventajas son:

 Menos contracciones.
 Disminución del dolor de parto.
 Menos roturas de tejidos y menos episiotomías.
 Más libertad de movimientos.
 Para el bebé supone una forma menos traumática de llegar al mundo.
El parto bajo el agua no es aconsejable en las siguientes situaciones:

 Diabetes mellitus.
 Hipertensión arterial.
 Cardiopatías.
 Hemorragias del tercer trimestre de la gestación.
 Desproporción entre el feto y la pelvis materna.
 Cuando el feto no se encuentra en una posición adecuada.
 Cuando lo desaconseja el médico obstetra.
Durante el año 2014, la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología ha
advertido sobre los riesgos para el bebé de los partos en el agua, relacionados
con la posible aspiración de líquido, las infecciones o los daños en el cordón
umbilical, no recomendando dicha práctica.

 Parto ecológico o humanizado. Comparte la filosofía del parto natural y


pretende eliminar algunos de sus inconvenientes. Evita cualquier
intervención innecesaria, pero somete al feto a un estricto control mediante
monitorización y siguiendo escrupulosamente las normas de asepsia.
Durante el embarazo se realiza una preparación física mediante relajación y
ejercicios de respiración. La presencia de la pareja durante el parto y la
creación de un ambiente afectivo adecuado a la futura madre son muy
importantes. Si todo transcurre con normalidad, el médico se limita a vigilar
el periodo expulsivo y solo realiza la episiotomía (corte realizado entre el
recto y la vagina para ampliar el canal del parto) si fuera necesario.
 Parto médico o intervenido. Actualmente el control continuo del feto, el
manejo prudente del trabajo de parto y la anestesia epidural constituyen las
bases del parto médico. Presenta diferentes modalidades:
 Parto inducido. Cuando el parto se retrasa o se producen complicaciones
durante el mismo y es necesario acelerarlo, es posible inducirlo mediante
diversos procedimientos: administrando oxitocina (la hormona que provoca
las contracciones y la dilatación del cuello del útero) o rompiendo
artificialmente la bolsa de las aguas (amniotomía).
 Parto vaginal con anestesia. Hay mujeres que tienen claro que no quieren
sentir dolor durante el parto y piden de antemano que se les anestesie. No
obstante, aunque no se haya solicitado anestesia, la mayoría de los
hospitales ofrecen la posibilidad de utilizarla en cualquier momento. En
otras ocasiones, surgen complicaciones imprevistas durante el parto vaginal
que hacen necesario el empleo de anestesia.

La atención natural al parto normal es la manera prioritaria que se plantea una


mujer y su familia a la hora de planificar un nacimiento.

El parto natural, respetado y humanizado es lo que la mujer se merece, desea, y lo


que los profesionales trabajamos para poder ofrecer en cualquier nacimiento.

A pesar de ello, en ocasiones el parto debe ser mediante esta intervención


quirúrgica por indicación materna o fetal. Este tipo de intervención no debe ser
incompatible con un parto respetado y también puede planificarse para disfrutar
del nacimiento.

El acompañamiento durante la intervención debe respetarse, así como el


favorecer un entorno agradable, y poder realizar el piel con piel con el bebé.

Nuestro equipo del Instituto Dra. Gómez Roig, especialista en todo tipo de parto,
asegura la buena atención y experiencia de la familia en caso de que el parto
acabe en cesárea.

Qué es un Parto por Cesárea


El Parto por Cesárea es un tipo de cirugía que se utiliza para dar a luz a un bebé
vía abdominal, sin pasar por el canal del parto vía vaginal.
La intervención quirúrgica es realizada por especialistas médicos ginecólogos y
obstetras.

Tipos de Cesárea
Existe tres tipos según la indicación o la manera de proceder:

Electiva: cuando se programa o planifica antes del inicio del trabajo parto por
patología materna o fetal que contraindica o desaconseja un parto por vía vaginal.
En trabajo de parto o de recurso: si la mujer está de parto, por indicación materna
o fetal.
Urgente o emergente: se realiza como consecuencia de una patología de la madre
o del feto, en la que se sospecha compromiso del bienestar del bebé. En estos
casos se recomienda la finalización del embarazo de forma rápida.

Indicaciones de cesárea electiva


Las indicaciones por las que te la pueden planificar de manera electiva o
programada son:

Presentación de la cabeza del bebé en no cefálica: presentación de nalgas,


transversa u oblicua.
Macrosomía fetal: cuando el peso fetal estimado por ecografía es superior a 5
kilos. En mujeres con diabetes previas al embarazo se indica si el peso fetal es
superior a 4,5 kilos.
Cesárea previa en más de 2 ocasiones. En casos seleccionados, en un porcentaje
bajo, explicando a la paciente los riesgos, se puede optar a un parto vaginal. A
pesar de ello, casi siempre se indica una tercera intervención.
Antecedente de rotura uterina, por riesgo de recurrencia del 6-40%. Se planifica la
cesárea a las 38 semanas del embarazo.
Tener antecedentes de cirugía previa realizada en el útero, como, por ejemplo,
una miomectomía con entrada en la cavidad uterina.
Cesárea previa con incisión en el útero diferente de la habitual, al realizarse en
una parte más superior y de manera vertical.
Placenta previa.
Vasa previa: cuando vasos placentarios se colocan por delante de la presentación
fetal.
Infecciones maternas con riesgo de transmisión en el parto vía vaginal. Ejemplos
de estas infecciones son: condilomas, VIH o SIDA, lesiones activas de herpes
genital.
Patología médica materna que desaconseje el parto vaginal.
En algunos casos por indicación fetal: prematuros extremos, restricciones de
crecimiento fetal, algunos embarazos gemelares.
En ocasiones, en casos de un parto por cesárea anterior, la mujer desea una
nueva cirugía. En estos casos se debe ofrecer a la paciente toda la información
existente para que conozca los riesgo y beneficios de manera adecuada.

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