Pancreatitis Canina

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Revisión bibliográfica de la

fisiopatología de la pancreatitis canina

Asignatura: Fisiopatología Veterinaria

Integrantes:
Albornoz, Sebastián.
Argandoña, Micaela.
Donoso, Isidora.
Guerrero, Macarena.
Sánchez, Benjamín.
Sánchez, Luna.

Sección: 01B
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Introducción

La pancreatitis canina es una inflamación en el páncreas, un órgano que tiene amplias

funciones digestivas y endocrinas, algunos de los síntomas que se pueden presentar incluyen

los vómitos, náuseas, hiporexia, dolor abdominal, entre otros. Esta enfermedad inflamatoria del

páncreas en humanos se divide en aguda y crónica, según criterios clínicos y patológicos

también se puede aplicar en perros y gatos (Hall et al., 2008). La pancreatitis aguda es la

inflamación del páncreas de inicio súbito, este tiene cambios patológicos leves, no suele ser

fatal, puede haber una completa resolución o el proceso inflamatorio puede arder

continuamente pero de manera asintomática y no es permanente tras la recuperación. En

cambio la pancreatitis crónica es una enfermedad inflamatoria continua, con cambios

morfológicos irreversibles como fibrosis y atrofia y esto puede conducir a una alteración

permanente de la función.

La pancreatitis aguda y crónica pueden subdividirse en función de la etiología si esta se conoce

y dependiendo de la gravedad que presenten. Pero esta clasificación a base de la etiología es

deseable pero raramente posible (Hall et al., 2008).

Según Williams, D. (2008) las complicaciones tanto en pancreatitis aguda como crónica se

manifiestan como: Acumulación de líquido alrededor del páncreas inflamado, pseudoquistes,

necrosis localizada, absceso pancreático y necrosis infectada.

Cuando hay una examinación por laparotomía o la necropsia, el páncreas se suele encontrar

edematoso, inflamado, blando y puede haber adherencias de fibrina hacia otros órganos

adyacentes. Respecto a las acumulaciones agudas de fluidos se pueden localizar cerca, en el

páncreas o en toda la cavidad abdominal (Hall et al., 2008).

En esta revisión bibliográfica se verá en detalle la etiología, fisiopatología, causas, síntomas,

diagnóstico, tratamiento y prevención de la pancreatitis en caninos con el objetivo de

proporcionar información útil a los tutores y médicos veterinarios.


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Etiología

Para la pancreatitis aún no se tiene el conocimiento de porqué es causada o bien no se tiene un

origen claro de esta patología dentro de los caninos, esto debido a la complejidad de la

enfermedad, la variabilidad que puede producir en los diferentes pacientes y la dificultad que

presenta al momento de ser diagnosticada, es por esto que comúnmente se suelen mencionar

los factores de riesgo para poder evitar a futuro esta enfermedad, los cuales son los siguientes

(Echeverri, 2020).

Factores de riesgo:

1. Obstrucción del conducto y/o hipersecreción y/o reflujo de bilis en el conducto

pancreático: sus causas pueden ser experimentales, neoplasias y cirugías y/o colangitis

y/o papel en pancreatitis crónica (Hall et al., 2008).

2. Raza/sexo: mayor riesgo en terrier y/o hembras castradas, puede haber riesgo de

hipertrigliceridemia, esto se relaciona a factores geneticos lo que los predispone a

desarrollar pancreatitis, ademas si llevan una dieta alta en grasas aumenta el riesgo al

aumentar los niveles de trigliceridos en sangre (Hall et al., 2008).

3. Dieta: dietas altas en grasas, malnutrición u obesidad, al haber mayo9r tejido graso en

la zona abdominal puede contribuir al aumento de la liberación de enzimas pancreáticas

que puede llevar a pancreatitis, además los cambios en el metabolismo aumentan el

riesgo de sufrir la enfermedad (Hall et al., 2008).

4. Trauma: accidentes de tráfico, cirugía y síndrome del gato paracaidista. Un traumatismo

abdominal brusco puede ser causante de pancreatitis aunque este tipo de lesiones son

raras (Hall et al., 2008).


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5. Isquemia/reperfusión: cirugía, dilatación gástrica-vólvulo, shock, anemia grave. La

isquemia al reducir el flujo sanguíneo por consecuencia reduce la llegada del oxígeno a

los tejidos, esto puede aumentar el riesgo de sufrir pancreatitis al generar inflamación y

daño del órgano (Hall et al., 2008).

6. Hipercalcemia: experimental, hipercalcemia maligna e hiperparatiroidismo primaria. Una

hipercalcemia es un aumento del nivel de calcio en la sangre, esto puede llevar a una

activación anticipada de enzimas pancreáticas que van a provocar la inflamación del

páncreas (Hall et al., 2008).

7. Drogas y toxinas como inhibidores de colinesterasa y agonistas colinérgicos (Hall et al.,

2008).

Fisiopatología de la pancreatitis canina

“El páncreas es un poderoso reservorio de enzimas digestivas, aminas vasoactivas, como las

quininas y de productos que influyen en la función miocárdica y pulmonar (factor depresor

miocárdico y factor de pulmón de choque)” (Cardozo, 2012, p. 20).

La pancreatitis se debe principalmente a la activación prematura de la enzima pancreática

tripsinógeno a tripsina dentro de las células acinares del páncreas, produciendo un daño

celular. La Tripsina desencadena la activación de proenzimas, especialmente proelastasa y

profosfolipasa A. La profosfolipasa A al convertirse en fosfolipasa A2, se vuelve una enzima

citotóxica en el páncreas, hidrolizando los fosfolípidos de la membrana celular, convirtiéndolos

en lisofosfolípidos, el cual es un compuesto muy citotóxico (Cardozo, 2012). Sumando a esto, la

permeabilidad capilar se incrementa debido a el daño de la membrana celular, produciendo un

páncreas edematoso (Hall et al., 2008). Además esta enzima produce la degradación de la

lecitina biliar, dando como resultado un metabolito llamado lisolecitina, el cual tiene un efecto

muy tóxico sobre la barrera del sistema ductal del páncreas (Nieto Silva, 1992). También,

reduce la funcionalidad pulmonar al degradar el surfactante pulmonar e induce un severo daño


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en el SNC, ya que al momento de producirse la necrosis celular y liberarse sustancias tóxicas,

como factor depresor del miocardio, esto produce distrés respiratorio y signos de encefalopatía

pancreática (Hall et al., 2008). La proelastasa mediante la tripsina se convierte en elastasa, la

cual tiene efecto sobre la vasculatura pancreática, disolviendo las fibras elásticas de los vasos

pancreáticos, provocando una hemorragia y trombosis, de los que se puede asociar una

pancreatitis edematosa leve a una hemorrágica o necrotizante (Cardozo, 2012). Por otro lado,

la tripsina provoca la liberación de calicreína y bradicinina. La primera contribuye en la

liberación de quinina, un agente vasoactivo, que en conjunto con la bradicinina causan

vasodilatación, aumento la permeabilidad capilar, contribuyendo en la formación de un edema

pancreático, además hipotensión, hasta shock (Cardozo,2012).

Además, se activa el quimotripsinógeno a quimotripsina, la cual activa la xantina oxidasa,

generando posteriormente radicales libres y en conjunto con el estrés oxidativo y la misma

inflamación, se produce un aumento en la concentración de radicales libres y especies

reactivas de oxígeno en el páncreas (Hall et al., 2008). Todo este proceso puede desencadenar

una peroxidación lipídica, daño celular y la activación de vías inflamatorias. también la

activación enzimática anteriormente mencionada contribuye en activar otros mediadores de

inflamación, liberados principalmente por neutrofilos y macrofagos, como FNT-ɑ, IL-1, IL-2, IL-6,

IL-8 e IL-10, también INF-ɑ, INF-y, óxido nitroso, FAP (Hall et al., 2008).

Las ɑ-macroglobulinas son inhibidores de las proteasas, se encuentran a nivel vascular y son

vitales para proteger a los vasos de las enzimas proteolíticas. Si es que ya se consumieron la

mayor parte de estos inhibidores, las proteasas libres en el organismo activan los sistemas de

cininas, coagulación, fibrinolítico y del complemento, haciendo que el paciente tenga una

coagulación intravascular diseminada (CID) y shock, provocando su muerte (Hall et al., 2008).
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Esquema de la pancreatitis canina

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Signos clínicos y diagnóstico

En si la pancreatitis no presenta signos clínicos que sean 100% asociados para poder

diagnosticar que efectivamente presente la enfermedad, ya que los signos de esta pueden ser

confundidos con alguna otra enfermedad gastrointestinal, de esta forma no sería viable un

diagnóstico a simple vista, esto tambien dependera de la gravedad que presenta el paciente

debido a que esta pancreatitis puede ser leve la cual en ocasiones es subclínica o por otra

parte puede presentar un caso severo en cual la mayoría de los casos el paciente padece de

anorexia, vómito, dolor abdominal y diarrea. Ya en casos más grave se pueden observar signos

de hipotensión, shock, fallo multiorgánico y coagulación intravascular diseminada (CID),

además de poder ser acompañada de otras patologías como triaditis, enfermedad inflamatorio

intestinal (IBD), colangitis, insuficiencia pancreática y diabetes no controlada.

Para esta enfermedad es complicado el diagnóstico de un caso crónico o agudo, por ende se

suele realizar exámenes histológicos para poder identificar de qué caso se trata, por una parte

en los exámenes de un caso agudo histológicamente se puede observar inflamación

pancreática con neutrófilos, grados variables de necrosis pancreática, edema y necrosis grasa

peripancreática. Mientras que en un caso grave de pancreatitis se puede observar infiltrado

inflamatorio, principales células mononucleares, fibrosis, hiperplasia nodular y disrupción

arquitectónica, además se puede observar en casos una pancreatitis crónica activa la cual se

observaría similar a la crónica común pero con inflamación neutrofílica (Hall et al., 2008).

Existen otros métodos de diagnóstico que ayudan a la identificación de la enfermedad, como es

el caso de una ecografía, en la cual comúnmente una pancreatitis se podría observar:


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1. Aumento de la densidad y contraste, granularidad disminuidos en abdomen craneal

derecho.

2. Desplazamiento hacia la izquierda del estómago.

3. Ensanchamiento del ángulo entre el antro pilórico y el duodeno proximal.

4. Duodeno desplazado hacia la derecha.

5. Presencia de una masa medial al duodeno descendente.

6. Paredes engrosadas del duodeno descendente.

7. Desplazamiento caudal del colon transverso.

Estos no siempre son definitivos para diagnosticar una pancreatitis, por esto mismo son de

ayuda a poder obtener un diagnóstico fidedigno y bien realizado, por ende no es una mala idea

realizar una ecografía para poder descartar otras patologías.

Por último también se podrían realizar exámenes bioquímicos y hematológicos para poder tener

un diagnostico aun mejor, ya que la pancreatitis al ser una enfermedad comúnmente secundaria

la cual puede venir acompañada de otras patologías realizar todos estos exámenes son de vital

importancia para el paciente y poder tener los conocimientos de que patología está

presentando y actuar de la manera pertinente frente a este, en el caso de examenes

hematologicos se pueden presentar los siguientes parámetros:

1. Neutrofilia: Aumento y desviación a la izquierda → Común.

a. Disminución y desviación izquierda degenerativa → Poco común.

2. Hematocrito: Aumentó → Moderadamente común.

a. Disminución (anemias regenerativa y no regenerativa) → Moderadamente

común.

3. Fibrinógeno: Aumento → Común.

a. Disminución → No común.

4. Productos de degeneración de fibrinógeno y fibrina: Aumento → No común.

a. Disminución → Común en casos graves .


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5. Plaquetas: Disminución → Común en casos graves.

6. Tiempo de coagulación: Aumento → Prolongación del tiempo de protrombina en 43%

de los casos y prolongación del tiempo de tromboplastina parcial en 61% de los casos

(Hall et al., 2008).

Tratamiento y manejo

El tratamiento de la pancreatitis está enfocado en el soporte del paciente para disminuir la

inflamación del páncreas, está diseñado para mantener el equilibrio de electrolitos y fluidos,

revertir el shock o prevenirlo en caso de que aún no haya y aliviar los síntomas asociados

(Ripoll, 2016).

El tratamiento va a depender de la gravedad, un caso leve va a mejorar dentro del rango de 2

días de tratamiento con fluidoterapia, analgesia y su dieta correspondiente. Por otra parte,

pacientes en estado más graves van a necesitar un tratamiento más agresivo de fluidoterapia

por un periodo prolongado de tiempo para restablecer la hidratación causada por síntomas

como diarreas y vómito (Ripoll, 2016).

A continuación de forma acotada se mencionan los distintos tratamientos.

1. Tratamiento

a) Tratamiento de antibióticos: es muy común el uso de antibioterapia en perros con

pancreatitis en presencia de cambios tóxicos en el hemograma o ante cuadros

febriles(Bujeda (Ripoll, 2016).

En perros y gatos es raro encontrar pancreatitis por complicaciones infecciosas,

sin embargo, para los casos que se necesite puede ser utilizado
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trimetoprim-sulfonamida enrofloxacina que tienen una alta capacidad de penetrar

en el páncreas (Hall et al., 2008).

b) Tratamiento analgésico: el control del dolor es un factor clave entre los

tratamientos. El dolor puede repercutir en las respuestas simpáticas produciendo

alteraciones como íleo, taquicardia, agitación, hipertensión entre otros síntomas

los cuales pueden ser controlados con analgesia (Ripoll, 2016).

Los fármacos que se administran para el alivio del dolor son clorhidrato de

petidina por vía subcutánea, fentanilo por vía transdérmica, morfina mediante la

infusión intravenosa o lidocaína intraperitoneal. En perros los opioides son parte

de la primera línea de tratamiento (Ripoll, 2016).

c) Transfusión: La transfusión de sangre entera se utiliza para reemplazar

alfa-macroglobulinas para pacientes graves, además tiene el beneficio de

mantener concentraciones normales de albúmina en plasma, esta es importante

ya que sus propiedades oncóticas que ayudarán a mantener niveles de sangre,

impedir isquemia pancreática y la formación de un edema pancreático (Hall et

al., 2008).

d) Corticosteroides: los corticoides ayudan a contrarrestar prácticamente todas las

vías de inflamación. Estos estabilizan la membrana lisosomal, reducen la

inflamación y alivian el shock (Ripoll, 2016).

Estos solo deben administrarse a corto plazo en conjunto de fluidos y plasma,

ya que períodos largos pueden traer efectos perjudiciales para la salud del

paciente (Hall et al., 2008).


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e) Fluidoterapia: Como ya antes mencionado los vómitos y diarreas causan

deshidratación, para esto se aplica fluidoterapia intravenosa. Se utiliza y se

recomienda el uso de Ringer lactato, ya que ayuda a aumentar el Ph y evitar la

activación de tripsina en la célula acinar (Ripoll, 2016).

f) Antieméticos: Íleo, peritonitis o distensión pancreática producen vómitos en

perros debido a la circulación de agentes eméticos a causa de estos. Es

importante mencionar que incluso ante una pancreatitis aguda que no muestren

signos de vómitos, se deben utilizar los antieméticos para fomentar la

alimentación voluntaria (Ripoll, 2016).

g) Gastroprotectores: Se utilizan para proteger el estómago ya que la pancreatitis

predispone a ulceración de la mucosa gástrica debido a la hipovolemia y

peritonitis, además un Ph mayor conducirá a la estimulación pancreática

exocrina (Ripoll, 2016).

h) Somatostatina y dopamina: se cree que tienen beneficios ya que la dopamina

tiene relación con permeabilidad microvascular lo que ayudaría a aumentar el

flujo sanguíneo pancreático. Aun así faltan evidencias de su uso (Hall et al.,

2008).

i) Enzimas pancreáticas: Se utilizan enzimas exógenas para inhibir enzimas

pancreáticas por un mecanismo de retroalimentación negativa el cual ayuda al

alivio del dolor ante una pancreatitis crónica (Ripoll, 2016).


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j) Dieta y probióticos: una vez controlados los vómitos y náuseas se debe volver a

dar agua y comida en pequeñas cantidades. Se recomienda altas cantidades de

carbohidratos antes que grasas y proteínas ya que estas liberan enzimas

pancreáticas(Hall et al., 2008). La nutrición de probióticos es importante para la

correcta función de células epiteliales, pero no se ha demostrado beneficios, más

bien no hay estudios en animales y en humanos aumenta la mortalidad (Ripoll,

2016).

k) Tratamientos quirúrgicos: En algunos casos la pancreatitis puede estar

localizada en un lóbulo de la glándula y se hace una diálisis intraperitoneal, esto

ayuda a una recuperación completa, pero no en todos los casos se puede utilizar

ya que resulta poco práctico en pacientes caninos (Ripoll, 2016).

2. Manejo nutricional

Tradicionalmente, se aconsejaba ayuno para dar al páncreas un tiempo de descanso. ya

que se pensaba que estimular el páncreas mediante una nutrición enteral precoz en

casos agudo de pancreatitis, libera enzimas proteolíticas que producen la autodigestión

del páncreas agravando el cuadro (Ripoll, 2016).

Hoy en día, se ha demostrado que la nutrición enteral se prefiere antes que la

parenteral, que consiste en administrar nutrientes por vía venosa. La nutrición enteral se

prefiere debido a que contribuye a mantener la integridad del intestino, a diferencia de

la nutrición parenteral puede generar casos de hiperglucemia y hiperlipidemia.

Una nutrición enteral consiste en suministrar nutrientes al tracto gastrointestinal

mediante una sonda. Se recomienda lo más pronto posible ya que se demuestra

disminución en la morbimortalidad y contrarresta (Ripoll, 2016).


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Prevención

La pancreatitis es una inflamación del páncreas en caninos que puede ser causada por una

variedad de factores como la alimentación, obesidad, infección, el trauma entre otros.

Para prevenir la pancreatitis canina es importante tener en cuenta lo siguiente:

1. Mantener una dieta adecuada y equilibrada: Bajos en grasa, alta digestibilidad,

nutricionalmente completos y balanceados.

2. Mantener a tu perro con un peso saludable y buena condición corporal: Proporcionando

una rutina de ejercicios y juegos y/o paseos diarios.

3. No proporcionar alimentos humanos no aptos para el consumo de caninos: Ya que estos

pueden ser demasiado grasos o picantes lo que aumenta el riesgo de pancreatitis.

4. Consumo adecuado de agua: Una deshidratación también puede aumentar el riesgo de

esta patología.

5. Evitar el acceso a los desechos: Ya que de ellos pueden conseguir algún alimento u

objeto que pueda desencadenar la pancreatitis.

En caso de padecer pancreatitis crónica se debe seguir con rigor la pauta que indique el médico

veterinario (Pancreatitis in dogs: Diagnosis, treatment, and recovery | Bond Vet, s. f.-b).
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Conclusión

La pancreatitis resulta ser una enfermedad grave y con potencial de mortalidad, además de ser

de difícil diagnóstico ya que no presenta signos clínicos 100% asociados a la enfermedad

porque estos pueden ser confundidos con otras patologías gastrointestinales, la enfermedad

puede ser aguda o crónica y se diagnostica mediante exámenes histológicos, además se puede

complementar el diagnóstico mediante ecografía, exámenes bioquímicos exámenes

hematológicos que permiten un diagnóstico mucho más acertado.

El tratamiento está focalizado en disminuir la inflamación del páncreas y aliviar los síntomas

asociados, el tratamiento y la evolución del paciente depende de la gravedad de la enfermedad,

además es importante considerar los factores de riesgo asociados a la patología y tenerlos en

cuenta a la hora de prevenir la pancreatitis canina, se debe informar a los propietarios sobre la

importancia de entregar una buena calidad de vida a sus mascotas y de esta forma prevenir

enfermedades como la pancreatitis que dentro de sus causas están la dieta, el uso de algunos

fármacos, traumas, raza y otros factores que se pueden tener en consideración para prevenir el

desarrollo de la enfermedad.
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