Cartilla de Axiologia
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Cartilla de Axiologia
- Revista SIC
¿Qué es educar?
Educar y formar
El término “educar” tiene una doble raíz latina: Educere, que significa sacar de
adentro, extraer toda la riqueza que hay en la persona; o Educare, que significa nutrir,
alimentar, guiar, ofrecer posibilidades para crecer y alcanzar la plenitud. Educar es
despertar personas, ayudarles a desarrollar todas sus potencialidades. Se trata de
propiciar la creatividad y autonomía de cada estudiante para que sea capaz de
moldearse a sí mismo y hacer de su vida una verdadera obra de arte.
Cada persona tiene que ser autor y actor de su propia vida. No mero actor de un
guion que otros escriben para él o para ella. Autor, actor y también espectador, capaz
de mirarse en profundidad, de reflexionar y someter a crítica lo que es y va siendo, lo
que hace y cómo lo hace.
Sócrates planteaba que la educación tenía una función de partera: ayudar a los
otros, mediante preguntas pertinentes, a que den a luz la verdad, el bien, la
belleza, que todos potencialmente llevamos dentro. De ahí que llamó a su método
pedagógico, la mayéutica, es decir, el arte de ayudar a nacer el hombre o la mujer
posible. Kant le daba a la educación un sentido muy parecido pues mantenía que la
educación debe “desarrollar en cada individuo toda la perfección de que es
capaz”. A su vez, María Montessori decía que “educar no es transmitir
conocimientos, sino ayudar al descubrimiento del propio ser”; y J. Ruskin
expresaba que “educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino
hacer de él alguien que no existía”.
Objetivos de la educación
Los objetivos que se plantea la educación actual, y se concreta a través de los sistemas
educativos son:
Aprendizajes fundamentales
La educación se debe estructurar en torno a cuatro aprendizajes fundamentales,
según Jacques Delors:
Aprender a conocer: Este tipo de aprendizaje, que tiende menos a la adquisición de
conocimientos clasificados y codificados que al dominio de los instrumentos mismos del
saber, puede considerarse a la vez medio y finalidad de la vida humana.
En cuanto a medio, consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo
que lo rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus
capacidades profesionales y comunicarse con los demás. Como fin, su justificación es
el placer de comprender, conocer, de descubrir.
Aprender a hacer: En este pilar de la educación al individuo se le capacita para hacer
frente a un gran número de interacciones y a trabajar en equipo. Con el fin de que
pueda influir en su entorno positivamente.
Aprender a vivir juntos: Se instruye para cooperar y vivir con los demás, es
necesaria la comprensión y tolerancia para formar distintas interdependencias.
Aprender a ser: La educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona:
cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual,
espiritualidad. Todos los seres humanos deben estar en condiciones, en particular
gracias a la educación recibida en su juventud, para dotarse de un pensamiento
autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por sí mismos qué
deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.
La vocación docente es algo de lo que no solemos hablar mucho, pero que siempre
esta presente en todas las decisiones que tomen las personas antes, durante y
después de hacerse profesor.
La vocación docente es una inclinación que tiene una persona para dedicarse a
la docencia. Esta puede proceder de entes divinos o de la inspiración. En este
caso, es un sentimiento que nace dentro de nosotros y sentimos autentica
devoción por la educación y desarrollar todos los procesos que de ella se
derivan.
Desde mi punto de vista, ser profesor es ser una persona que ama
enseñar y que le gusta y sabe hacerlo, actuando de manera
afectuosa, entregando de forma eficaz el conocimiento y
entusiasmando a los alumnos en sus clases; no siendo un mero
transmisor de conceptos, sino también, un mediador y un poderoso
agente de cambio.
Por lo tanto, una de las cuestiones relevantes para saber si tenemos vocación
docente es tener habilidad para enseñar de diferentes maneras. Esto quiere
decir que dentro de un mismo grupo puedes usar varias metodologías o entre
dos alumnos sabes que le viene mejor a uno y lo que necesita el otro.
La vocación no hace al profesor, pero si que lo construye y lo hace feliz. Consideramos que
tener vocación es fundamental para hacer mejorar a los niños. Muchos profesores sin
vocación están entorpeciendo el aprendizaje del alumnado.
la vocación hace parte fundamental de las cualidades personales y sociales que caracterizan a un
docente, así mismo de la forma como ejerce su labor dentro del proceso educativo, es decir, está
inmersa en el individuo que aspira o es maestro, pues aunque a veces no lo exteriorice en un
primer momento cuando está en búsqueda de su elección profesional, sí puede darse cuenta que
realmente la posee al enfrentarse al ambiente escolar. A partir de estas ideas puede evidenciarse
la conexión existente entre el ejercicio docente y la dimensión personal de quien lo ejerce,
convirtiendo la vocación en el punto de partida para desarrollar con interés y entusiasmo el arte
de enseñar.
Un docente es aquel que enseña o que es relativo a la enseñanza. La palabra proviene del
término latino docens, que a su vez deriva de docēre (“enseñar”). En el lenguaje cotidiano,
el concepto suele utilizarse como análogo de profesor o maestro, aunque no representan lo
mismo. El término docente es polisémico se usan como sinónimos del mismo las siguientes
palabras: pedagogo, instructor, formador, educador, enseñante, adiestrador, maestro,
didáctico, académico, normativo, purista, clásico, culto, asesor, consejero, facilitador,
promotor, orientador, coordinador, consiliario, tutor, gestor, mentor, guía, gurú, mediador y
conductor, entre otras, parecen concebirse como expresiones equivalentes, quizás
dependerá de la perspectiva y de la realidad en la que se conciban, independiente de una
definición lo importante es la realidad, los hechos que se observan en seres humanos que se
desempeñan en el ámbito educativo.
Un buen docente no se define por su actividad sino por el sentido que da a ella. Un profesor
por tanto debe dejar de ser un mero instructor de contenidos para convertirse en un pleno
educador, en un servidor de las vocaciones ajenas.
Pero no basta con saber de un tema si soy incapaz de enseñarlo. La docencia va más ligada
al cambio de la persona que recibe la enseñanza que a la capacidad de uno de expresar un
concepto. Muchos hemos pasado por experiencias universitarias en que abogados,
arquitectos o médicos intentan dar cuenta de su saber, siendo incapaces de entregarlo en
forma clara y sencilla.
Sin embargo hay un riesgo en esta visión. La raíz latina de la palabra educar es la misma
que la de la palabra conducir. Es posible de pronto que algunos profesores sientan que su
rol es conducir, dirigir, manipular los pasos de sus educandos. Nada más peligroso cuando
el profesor se autoimpone el rol de salvador de sus alumnos. De aquel que decide y elige
por ellos restando la capacidad de auto descubrirse, de desarrollarse plenamente, en el
fondo restando libertad a sus estudiantes.
Hay personas que parecen tener una aptitud natural para orientar a otras, quienes a poco que
sepan de algo son capaces de explicarlo. Otras «trabajan de maestros»pero no lo son; dan
clases mientras encuentran «un mejor empleo», lo cual indica que no consideran que lo
mejor para ellos está ahí. Otras más hacen de la docencia una rutina sin brillo ni vida,
intentan reproducir textos, repetir programas, realizar lo mismo día a día.
Educar, hoy como ayer, supone esfuerzo, disciplina, buenos y malos ratos, mucho sacrificio
personal para saber dar sin esperar recibir (aunque cuando se da verdaderamente, siempre
se recibe mucho), para esperar el tiempo y momento de cada educando, para mantener en la
conciencia y en el ejemplo de vida que somos el modelo de aquello en lo cual queremos
educar y, por ello, para rectificar cuantas veces sea necesario.
Hoy en día, la docencia implica cosas distintas a las de hace algunas décadas: los múltiples
cambios sociales y las nuevas tecnologías han construido un nuevo escenario en el que los
maestros deben adaptarse constantemente no sólo a las nuevas demandas de la sociedad,
sino a diversos retos que tienen que ver con el mundo plural y globalizado en que vivimos.
Concepto de educar - Filosofía (filosofia.co)
Concepto de educar
¿Cuál es el significado de educar?
tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño
o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.