Auto Supremo Conducta Antieconòmica
Auto Supremo Conducta Antieconòmica
Auto Supremo Conducta Antieconòmica
SALA PENAL
RESULTANDO
Por memoriales presentados el 3 de diciembre de 2015, cursantes de fs. 1487 a 1511, 1513 a
1537 y 1556 a 1567 vta., Alberto Luis Aguilar Calle, Tomás López Villarte y Patricia Katherine
Jaldín Jallaza, interponen recursos de casación, impugnando el Auto de Vista 24/2015 de 12 de
noviembre, de fs. 1428 a 1475, pronunciado por la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Oruro, integrada por los vocales Gregorio Orosco Itamari y José
Romero Soliz, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público, Gobernación del
Departamento de Oruro, Cámara de Artesanos Micro y Pequeños Empresarios del Occidente
(C.A.M.P.E.O) y Vice-Ministerio de Anticorrupción contra los recurrentes y Víctor Hugo Moreno
Sotomayor, por la presunta comisión de los delitos de Conducta Antieconómica, Incumplimiento
de Deberes, Uso Indebido de Influencias, Contratos Lesivos al Estado y Negociaciones
Incompatibles con el Ejercicio de Funciones Públicas, previstos y sancionados por los arts. 224,
154, 146, 221 y 150 todos del Código Penal (CP), respectivamente.
I.1. Antecedentes.
b) Contra la mencionada Sentencia, los acusados Patricia Katherine Jaldín Jallaza (fs. 1161
a 1177 vta.), Alberto Luis Aguilar Calle (fs. 1179 a 1197 vta.), Tomás López Villarte (fs. 1212 a
1230 vta.) y Víctor Hugo Moreno Sotomayor (fs. 1244 a 1259 vta.), interpusieron recursos de
apelación restringida, que fueron resueltos por el Auto de Vista 24/2015 de 12 de noviembre,
pronunciado por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, que
declaró improcedentes los citados recursos y confirmó la Sentencia apelada, motivando la
interposición de los recursos de casación sujetos a análisis.
I.1.2. Del recurso de casación planteado por Alberto Luis Aguilar Calle.
3) Reclama defecto de Sentencia, previsto por el art. 370 incs. 5) y 6) del CPP, por contener
una fundamentación insuficiente porque omite un criterio de valoración de los jueces técnicos
y jueces ciudadanos con relación a la prueba documental y la prueba testifical de cargo por una
defectuosa valoración de la prueba; y, ausencia de valoración de prueba, vulnerándose el
derecho a la defensa, consagrado por el art. 119.II. de la CPE y de la garantía del debido proceso,
preceptuada por el art. 115.II. de la CPE, previa relación de la apelación restringida, sostiene que
el Tribunal de alzada no hace fundamentación alguna con relación a este defecto, se limita a
sostener en el segundo párrafo del “…II.3 Fundamentos de la presente resolución…” que los
jueces hubieran expresado su razonamiento con relación a las pruebas, aplicando las reglas de
la sana crítica; asimismo, se limitaron a señalar que sus argumentos no cuentan con sustento
legal y jurídico, no ejercitaron el más elemental fundamento con relación a los tópicos que
integralmente fueron denunciados. Invoca como precedentes, los Autos Supremos 5 de 26 de
enero de 2007 y 183 de 6 de febrero de 2007.
2) Reclama la errónea aplicación de los arts. 154, primer párrafo del 224 y 146 del CP,
incurriendo en defecto de Sentencia inserto en el art. 370 inc. 1) del CPP, por haberlo condenado
en base a una norma abrogada, como sería el inc. c) del D.S. Nº 27230, que a decir del recurrente
habría sido abrogada por el de DS 29190 de 11 de julio, por lo que a criterio del recurrente este
motivo habría sido indebidamente declarado improcedente, con el argumento de que el hecho
acusado no versa en el fondo sobre disposiciones abrogadas, sino el proceso de caso de autos
versaría sobre los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica y Uso
Indebido de Influencias, tipificados y sancionados por los arts. 154, 224 y primer párrafo del art.
146 del CP, puntualizó que su participación en el presunto hecho esta estrictamente vinculado
al incumplimiento de aquella norma administrativa, es decir, el inc. c) del art. 3 del Decreto
Supremo 27238, cuando en los hechos, esa disposición estaba vigente hasta el 11 de julio de
2007, que fue la base de su condena, porque de esa norma abrogada se pronunció la Resolución
Administrativa 219/2008 de 26 de diciembre, se desprendió su presunta responsabilidad penal.
Invoca el Auto Supremo 329 de 29 de agosto de 2006.
1) Denuncia una causal sobreviniente que el Auto de Vista impugnado no cuenta con una
debida fundamentación; aspecto que, provoca la inobservancia del art. 124 del CPP y constituye
defecto absoluto, previsto en el art. 169 inc. 3) de la Ley 1970; arguyendo que la Resolución que
ahora impugna, no ha dado respuesta de manera objetiva su postulación recursiva en torno a
cada uno de los agravios expresados, limitando en su accionar a una transcripción integral de
los recursos de apelación restringida interpuestos y a extractar partes de la Sentencia
impugnada, para luego concluir que el fallo impugnado era correctamente pronunciado y los
agravios expuestos no tienen sustento legal. Invoca los Autos Supremos 207/2007 de 28 de
marzo y 144/2013 de 28 de mayo.
I.1.2. Petitorios.
Los recurrentes solicitan se declare procedente sus recursos planteados y se deje sin efecto el
Auto de Vista impugnado, disponiéndose se emita otra resolución en el marco de la doctrina
legal aplicable y con las exigencias legales previstas por ley.
II.1. De la Sentencia.
Con relación a la conducta del acusado Alberto Luis Aguilar Calle, en la función de Prefecto y
Comandante del Departamento de Oruro y de acuerdo a los datos y prueba producida en juicio
(documentales, testificales y periciales), establece que como primer funcionario público del
departamento incumplió sus deberes, que se deducen como conductas no acordes al ejercicio
de una función, sino que constituyen delitos subsumiéndose en el delito de Incumplimiento de
Deberes previsto en el art. 154 del CP; en cuanto, al delito de Conducta Antieconómica
contenido en el primer párrafo del art. 224 del CP, que tiene como verbo rector el ejercicio de
la función pública, como el hecho de causar en la administración de esa función, daños al
patrimonio de ellas o a los intereses del Estado, habiéndose establecido que de las acciones
ejercitadas a lo largo del tiempo que ejerció el cargo de Prefecto del Departamento de Oruro
no cumplió con el deber de cuidado en el ejercicio del cargo; por cuanto, si bien tenia las
facultades inherentes al mismo, con la conducta demostrada en la suscripción de los contratos
omitió deliberadamente normativa que regula los procesos de contratación en las
adjudicaciones a las empresas E&R Organización y Eventos de Elizabeth Rengel Retamoso,
SUKINI DEIGN y la Asociación Internacional de Profesionales en Puertos y Costas (AIPPYC), más
cuando en el momento de la suscripción del contrato con la empresa PROINTEC S.A. no se
contaba con el presupuesto inscrito, menos para cubrir el anticipo de 20%, por estas razones y
acciones ejercitadas en la forma de entregar sumas de dinero, sin cumplir las normas legales
previstas y establecidas para la suscripción de contratos, ha causado un daño económico
irreparable, entregándose dinero que le correspondía a la entonces Prefectura del
departamento de Oruro, acciones tendientes al daño del patrimonio de la institución del Estado,
que se subsumen en el delito de Conducta Antieconómica, estableciéndose que con la conducta
demostrada por el acusado causó daño a los intereses del Estado por un total de Bs. 277.277,
conductas que reitera se traducen en los correspondientes pagos efectuados a la empresa E&R
Organización y Eventos de Elizabeth Rengel Retamoso, SUKINI DEIGN y la Asociación
Internacional de Profesionales de Puertos y Costas, inclusive respecto al contrato con PROINTEC
y al presente se advierte la inexistencia de productos y resultados de las consultorías
observadas, tampoco la consolidación de un Puerto Seco que dé servicio a Oruro y la región; al
mencionado acusado también se le endilgó el delito de Uso Indebido de Influencias previsto en
el art. 146 del CP, ya que aprovechando la condición de Máxima Autoridad Ejecutiva de la
prefectura de Oruro de entonces, obtuvo beneficios a favor de terceros; por cuanto, Franklin
Dúran Ruiz Vicepresidente de la Asociación Boliviana de Marinos y Mercantes afines ABOMMA
con quien suscribió un acuerdo, es también la persona clave de la empresa PROINTEC S.A.; por
otro lado, suscribe un contrato de servicios con Frank Cesar Ibañez Canedo sin que sea
dependiente de SUKINI DESIGN según refirió la propietaria Marianela Paredes, por lo que el
acusado habría incurrido como funcionario público en efectivizar actos tendientes a favorecer a
terceras personas en su calidad de Prefecto, que le permitía influenciar en el personal
administrativo bajo su dependencia, en esas circunstancias al suscribir contratos e inobservar la
intervención de personas que legalmente no representaban a las empresas, actos que el
Tribunal a quo encontró demostrados subsumiendo en el delito indicado; adicionalmente
encuentra que el mencionado acusado subsume su conducta en la comisión del delito de
Contratos Lesivos al Estado previsto en la primera parte del art. 221 del CP, que entre sus
elementos constitutivos prevé la celebración de contratos por parte de un funcionario público,
que en el presente caso el entonces Prefecto suscribió contrato con la Asociación Internacional
de Profesionales de Puertos y Costas (AIPPYC) para la realización de un Estudio de Localización
del Puerto Seco de Oruro posteriormente a sabiendas de la vigencia de este contrato, suscribe
otro contrato con la empresa PROINTEC S.A. que también se refiere al Estudio de Localización
del Puerto Seco de Oruro; en consecuencia, Alberto Luis Aguilar Calle realizó la contratación; y
consiguientemente, pagó por un trabajo de consultoría similar, ocasionando daño económico a
la Prefectura de Oruro de entonces, hoy Gobierno Autónomo Departamental de Oruro, otra
circunstancia es la suscripción del contrato con SUKINI DESIGN sin que esta Consultora haya
dado productos o resultados, más aun cuando el proyecto fue observado en tres oportunidades
y al presente fue rescindido, procediéndose a la ejecución de las boletas de garantía, delitos que
en su consolidación se realizaron con dolo.
Sobre el acusado Tomas López Villarte, se le atribuye la comisión del delito de Incumplimiento
de Deberes, habiéndose probado que actuó en detrimento de los intereses del Estado, conforme
a las sumas de dineros que fueron desembolsadas por la Prefectura del departamento de Oruro,
la suscripción del contrato con PROINTEC, cuyo proceso y consiguiente adjudicación incumplió
plenamente normativa al efecto; puesto que, en su calidad de Autoridad Responsable del
Proceso de Contratación (ARPC), soslayó las exigencias básicas legales, no existiendo el producto
o resultados de todo un proceso de contratación como es el “Estudio Oruro Puerto Seco”; en
consecuencia, las acciones y la conducta asumida se subsumen en el delito señalado; en cuanto,
a la comisión del delito de Conducta Antieconómica, el acusado en el cargo de Secretario
General de la ex Prefectura del departamento de Oruro (funcionario público) participó
activamente en el proceso de Licitación Pública Nacional No. A-013/208 –Convocatoria del
Proyecto a diseño final: “Estudio Oruro Puerto Seco” que luego de los pasos y observaciones se
adjudica en la citada convocatoria a la empresa Grupo PROINTEC S.A. por el precio de Bs.
10.379.899,40 en un plazo de ejecución de trecientos días calendario, circunstancia que
establece la suscripción de un contrato que fue consolidado, es una forma de actuar, en contra
de los intereses de la ex Prefectura de Oruro, porque si bien se logra suscribir un contrato; sin
embargo, al haberse dispuesto recursos económicos, llegando a consolidar un contrato con la
empresa PROINTEC S.A. inclusive sin contar con el presupuesto inscrito, menos para cubrir el
anticipo del 20%, acciones ejercitadas así como el entregar sumas de dinero, sin cumplir las
normas legales previstas para la suscripción de contratos, ocasionaron un daño económico
irreparable en la suma entregada a la empresa, aspectos que denotan que la conducta asumida
por el Ex Secretario General de la Prefectura de Oruro se subsume al delito señalado. Asimismo,
fue acusado por el delito de Uso Indebido de Influencias, al haberse demostrado que
cumpliendo las funciones de Autoridad Responsable del Proceso de Contratación (ARPC) emitió
la Resolución Administrativa 17/2009 de 5 de febrero de 2009, anulando la presentación de
propuestas inclusive la Resolución Administrativa 10/2009 que corresponde a la designación de
la Comisión de Calificación que al efecto del inc. f del art. 14 del DS 20190 indica que la (ARPC)
podría cancelar, anular o suspender el proceso de contracción en base a la justificación técnica
y legal de los informes de la Comisión de Calificación, la nulidad opera hasta el vicio más antiguo
del proceso de contratación, el cual debe estar descrito en los informes referidos, lo que no
ocurrió en el presente caso, porque al emitir la citada resolución administrativa amplió el plazo
de presentación de propuestas, incumpliendo la referida norma, yendo más allá, porque la
Resolución Administrativa 021/2009 designa nueva Comisión de Calificación, sin un justificativo
valedero y sin base en la normativa vigente, otra irregularidad, es permitir la participación en
este proceso de personas que se encontraban a contrato de plazo, como Walter Apaza Paton
en condición de Presidente, quien fue contratado con una serie de irregularidades,
advirtiéndose el ánimo de favorecer de parte del acusado a la empresa PROINTEC S.A. en
vulneración de las normas que regulan la forma de tramitación de un proceso de licitación
pública que deben ser transparentes, circunstancia que no se ha suscitado en el caso presente,
concluyendo que concurren los elementos abstractos descritos en sumun del delito nombrado,
afirmando que respecto a los delitos acusados se efectivizaron con dolo.
Respecto a la acusada Patricia Katherine Jaldin Jallaza, señala que se demostró que fue
funcionaria de la ex Prefectura del Departamento de Oruro, ejerció las funciones como Directora
Administrativa y Financiera, desde el 20 de marzo de 2006 hasta el 2 de noviembre de 2009,
habiendo autorizado y posibilitado los pagos y el registro de descargos correspondiente a los
desembolsos, bajo la modalidad de fondos en avance a Víctor Hugo Moreno Sotomayor, es así
que indica que el 25 de agosto de 2006 se entrega la suma de Bs. 99.500, según la nota de débito
1651 firmada por la imputada y el recibo de pago 24872 de la misma fecha, emitida por el área
de tesorería, así como se puede corroborar del cheque 364, bajo la Certificación Presupuestaria
No. 5204/06, monto antes referido, fue obtenido de las partidas presupuestarias de gasto
“25500 Publicidad” y “46200 para la construcción de bienes de dominio público” y no así de
partida presupuestaria “25800 estudios e investigaciones para proyectos de inversión no
capitalizables”, la suma que corresponde a gastos por servicios por terceros contratados para
la realización de estudios, investigaciones y otras actividades técnico profesionales, cumpliendo
la normativa vigente, formando parte de proyectos de inversión relacionados con el
fortalecimiento institucional, medio ambiente, educación, salud, asistencia social y otros, que
no concretan en la generación de activos reales, partida que debe presupuestarse en proyectos
no capitalizables, que constituye una irregularidad. Añaden que el 25 de septiembre de 2006, se
hizo entrega de 91000 a Daysi Quispe Baptista bajo la modalidad de fondos de avance, cantidad
destinada a la “Socialización del Proyecto Oruro Puerto Seco” monto entregado al imputado
Víctor Hugo Moreno Sotomayor suma dispuesta mediante la nota de débito 1858,
desembolsado a través del recibo 25891 del Área de Tesorería de Daysi Quispe Bautista de 25
de septiembre de 2006 con cheque 580 por un importe de Bs. 91000 la misma que adjunta la
certificación presupuestaria 5768/06 emitida para el desembolso de fondos en avance, obtenida
de la partida presupuestaria de gasto 46200 para la construcción de bienes de dominio público,
por otro lado añaden que mediante el comprobante de ejecución presupuestaria 702 de 12 de
febrero de 2007 por un importe de Bs. 9.8000, por el pago devengado C-31 No. 6734 para el
estudio de localización del Puerto Seco de Oruro, monto que fue cancelado a través del recibo
de pago 29608, emitida por el Área de Tesorería de 13 de febrero de 2007 a favor de Álvaro
Omar Landa Duran, por un total de 9.8000, con número de cheque 1198629-6, la Certificación
Presupuestaria 1407/07 y el comprobante de contabilidad 287 firmado por la imputada Patricia
Jaldin; por cuanto, los descargos respecto a los montos referidos, consideran que no cumplen
con la veracidad coherencia y sobretodo legalidad en la documentación causando y un daño
económico al estado por la inexistencia de productos o resultados de las consultorías observadas
y en el uso indebido de recursos al permitir el pago de gastos extrapresupuestarios beneficiando
de esta forma a terceras personas en gastos de consumo en restaurantes, hostales y pago de
peajes aéreos entre otros. Irregularidades que indica vulnera el art. 32 (Contratación menor por
comparación de precios) del DS 27328 de 31 de enero de 2004 y el incumplimiento de las
Normas Básicas del Sistema de Contabilidad Integrada aprobada mediante Resolución Suprema
222957 de 4 de marzo de 2005, añadiendo que la entrega de los montos señalados sin que exista
contratos firmados con la empresa de servicio responsabilidad que recae en la indicada acusada;
por cuanto, ha facilitado el pago de montos en sumas de dinero, sin cumplir la normativa que
regula los procesos de contratación en las adjudicaciones a las Empresas E&R Organización y
Eventos de Elizabeth Rengel Retamoso, SUKINI DESGN y a la Asociación Internacional de
Profesionales de Puertos y Costas (AIPPYC), más cuando en el momento de la suscripción del
contrato con la empresa PROINTEC S.A., no se contaba con el presupuesto inscrito ni siquiera
para cubrir el anticipo del 20%, hechos en los que – indica - participó la acusada subsumiendo
su conducta en un Incumplimiento de Deberes, considerando que los actos en los que incurrió
los efectivizó siendo funcionaria pública, también fue acusada por el delito de Conducta
Antieconómica a raíz de los pagos efectuados a las empresas E&R Organización y Eventos
Profesionales de Puertos y Costas (AIPPYC) e inclusive el contrato con PROINTEC S.A. y demás
antecedentes señalados, es evidente el control efectivo que debió ejercitar en el manejo
económico y los desembolsos de la cantidad de dinero que fue autorizado para el pago de los
mismos, habiendo demostrado una actitud dolosa.
Adicionalmente, bajo otro acápite el Tribunal a quo se refirió a la fijación de la pena, señalando
que en observancia de los arts. 37 y 39 del CP, se argumenta y justifica la pena a imponer,
indicando al efecto que el acusado Alberto Luis Aguilar Calle es autor de los delitos de
Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica, Uso Indebido de Influencias y Contratos
Lesivos al Estado, previstos y sancionados por los arts. 154, 224 párrafo primero, 146 y 221
párrafo primero del CP, que tomando en cuenta los antecedentes de la prueba de descargo,
afirman que se tiene como circunstancias inherentes a la sanción a imponerse, el hecho de que
el señalado acusado ha actuado de forma absolutamente dolosa; por cuanto, incumplió varias
normas legales cuando era funcionario público y si bien no tiene antecedentes penales y
judiciales, se tomó en cuenta que para la comisión de los delitos probados lo hizo como autor
directo y considerando la personalidad del acusado, se decidió por unanimidad de votos
imponerle la pena de 6 (seis) años y 10 (diez) meses de presidio, imposición, dice permitido
dentro de los límites de la ley, más días multa.
En cuanto al acusado Víctor Hugo Moreno Sotomayor, autor de los delitos de Incumplimiento
de Deberes, Negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de Funciones Públicas y Uso Indebido
de Influencias previstos por los arts. 154, 150 y 146 del CP, a efectos de determinar una
imposición acorde con la personalidad del acusado, considera que sus actos fueron
efectivizados absolutamente con dolo, que incumplió varias normas legales, cuando era
funcionario público y si no tienen antecedentes penales y judiciales, se consideró que para la
comisión de los delitos probados lo hizo como autor directo, teniendo presente que solo fue un
funcionario que no ejercía un cargo de decisión, sino un cargo en el que debía obediencia a
ciertos mandos superiores; consecuentemente, de acuerdo a la personalidad del acusado se
decidió por unanimidad imponerle la pena de dos años de presidio más días multa y
considerando que la pena impuesta no excede de dos años y de los antecedentes se le concedió
el perdón judicial.
Al acusado Tomas López Villarte, autor de los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta
Antieconómica y Uso Indebido de Influencias tipificados y sancionados por los arts. 154, 224
párrafo primero y 146 del CP, indica que de los antecedentes se tiene que este acusado tuvo
una participación activa y su actuar fue absolutamente con dolo, porque incumplió varias
normas legales, cuando era funcionario público y si bien no tiene antecedentes penales y
judiciales el hecho juzgado y sus componentes determinaron imponer una pena razonable
considerando la personalidad del acusado por unanimidad acordaron imponerle la pena de seis
meses de presidio más días multa.
Finalmente, con relación a la acusada Patricia Katherine Jaldin Jallaza se la declara autora de los
delitos de Incumplimiento de Deberes y Conducta Antieconómica previstos en los arts. 154 y
224 párrafo primero del CP, imponiendo una condena privativa de libertad de cuatro años de
reclusión, en función a que la acusada actuó de forma dolosa, ya que siendo funcionaria pública
permitió que no se cumplan las normas legales inherentes a su función, circunstancia que
amerita que dada la función que cumplía la acusada, no observó el cumplimiento de las normas
legales y no efectuó un control necesario sobre los recursos económicos conforme correspondía.
En relación a la Sentencia, señala que se basó en una errónea aplicación de la ley sustantiva
prevista en el num 1 del art. 370 del CPP, por aplicación errónea del art. 47 de la Ley del Régimen
de la Coca y Sustancias Controladas, que no se dilucidó cuáles fueron la o las conductas que
configuran un deber previsto por ley, cuál fue incumplido ni su intervención en el
incumplimiento de acuerdos suscritos por la ex Prefectura del departamento de Oruro,
habiéndosele impuesto una condena sin especificar su participación dolosa atribuyéndole haber
autorizado y posibilitado pagos y el registro correspondiente de descargos de desembolsos bajo
la modalidad de fondos en avance y omitido verificar los descargos presentados por los montos
y a manifestados, sin que se haya descrito fácticamente que deber previsto por ley incumplió u
omitió cumplir; asimismo, la apelante indica que demostró que el personal técnico realizo el
control y observaciones en los descargos, resultando erróneo afirmar que tenga
responsabilidad, existiendo una inadecuada valoración probatoria y la subsunción no responde
al art. 154 del CP.
Añade que también existe una errónea aplicación de la ley sustantiva con relación al delito de
Conducta Antieconómica sancionado en la primera parte del art. 224 del CP; ya que no tenía
obligación de rendir cuentas por los fondos en avance entregados y los descargos demuestran
que los fines que tenían esos fondos en avance fueron cumplidos, por lo que fue indebidamente
condenada al no haberse establecido la totalidad de los elementos constitutivos de los tipos
penales endilgados, existiendo defecto absoluto que deviene en defecto de la Sentencia por
haberse vulnerado dice, el debido proceso. Agrega que existe insuficiente fundamentación de
la Sentencia, se inobservó el art. 124 del CPP, incurriendo en el defecto del inc. 5) del art. 370
del CPP, constituyendo un defecto absoluto previsto en el inc. 3) del art. 169 del CPP, ya que la
motivación es insuficiente porque extraña un análisis valorativo de los elementos de prueba ni
los hechos de su participación, manifestando que existe insuficiente fundamentación afectando
la garantía del debido proceso en su vertiente del derecho a la resolución fundamentada
conculcándose el art. 115.II de la CPE, con relación al inc. 3 del art. 169 del CPP; es así que,
advierte que se limitaron a transcribir los hechos descritos en la acusación pública, así como las
calificaciones legales, que el Tribunal a quo se restringió a una descripción de la prueba
documental de cargo, sin otorgar valor probatorio a las mismas contraviniendo el art. 173 del
CPP, observa el contenido de los acápites referidos a la prueba testifical y pericial, contenido y
de la defensa de los acusados, se trata de una transcripción casi íntegra del acta de registro de
juicio, además de la descripción de las pruebas documentales de los acusados, sin mayor
valoración probatoria efectuando un resumen de las declaraciones de los testigos de descargo
presentado en juicio, sin otorgárseles ningún valor probatorio, obviando realizar una valoración
de cada medio de prueba conforme el art. 173 del CPP, que al describirlos, se limitó a establecer
su existencia, prueba que a su criterio no demuestra su culpabilidad; por consiguiente, la
Sentencia carece de los requisitos básicos al no referir los elementos de juicio que indujeron
para sostener que haya cometido los delitos, siendo condenada en base a una fundamentación
genérica para establecer su responsabilidad penal, sin individualizar los elementos típicos de los
ilícitos acusados en infracción al debido proceso en su elemento de la motivación de las
resoluciones, más aun si estas imponen pena privativa de libertad que indica solo puede ser
válida en la medida en que se haya sustanciado un proceso legal; empero, en Sentencia no se
efectuó ningún análisis vinculado a los medios de prueba que acrediten que su conducta haya
sido demostrada en juicio y que se adecue a las exigencias normo tipológicas de los arts. 154 y
la primera parte del art. 224 del CP, observando que la Sentencia carece de una construcción
lógica vinculada al análisis de los elementos de convicción y su implicancia en los elementos
constitutivos de los tipos penales por los cuales fue condenada, carencia de fundamentación y
de valor otorgado a los medios de prueba hacen que la Sentencia sea ilegítima la Sentencia
incurriendo en el defecto contenido en el inc. 6) del art. 370 del CPP.
Alberto Luis Aguilar Calle, interpuso recurso de apelación restringida, manifestando que la
Sentencia omite considerar los fundamentos de la defensa expuestas durante el juicio; indica
que contiene una fundamentación insuficiente con relación a los elementos constitutivos de los
tipo penales por los que fue condenado, existiendo una defectuosa valoración de la prueba
documental y testifical de descargo, además de una fundamentación insuficiente con relación a
la fundamentación de la pena, incurriendo en defectos insubsanables que han vulnerado el
debido proceso en la vertiente de la debida fundamentación.
Bajo esa perspectiva manifiesta que la Sentencia inobservó las normas procesales que derivaron
en defectos de la misma previstos en los incs. 1), 5) y 6) del art. 370 del CPP; por cuanto, respecto
a la causal 5 del art. 370 del CPP se vulneró el derecho a la defensa y del debido proceso al no
pronunciarse sobre los argumentos y fundamentos efectuados por su defensa técnica y
material, omitiendo fundamentar porqué las alegaciones de la defensa resultaron insuficientes
para absolverlo o en su caso de los tipos penales por los que fue condenado indebidamente,
extraña el razonamiento del juicio en el que estuvieron presentes el Ministerio Público y el
Gobierno Autónomo Departamental de Oruro, concluyendo que la Sentencia contiene una
fundamentación insuficiente incurriendo en un defecto absoluto establecido en el inc. 3) del art.
169 del CPP, además de una inobservancia al art. 124 del CPP, siendo imposible constatar el
acierto de la decisión porque la motivación es insuficiente, al ser condenado cuando en el
epígrafe referido a la subsunción describe únicamente hechos y no el proceso por el que
intelectivamente se comparan esos hechos con los elementos constitutivos de cada uno de los
tipos penales; consecuentemente, desde su perspectiva advierte que la Sentencia se encuentra
dentro de la causal 5 del art. 370 del CPP, porque extraña la subsunción, además de olvidar la
comparación de los hechos con los elementos constitutivos de cada tipo por lo que no hubo
subsunción. Adicionalmente, señala que la Sentencia incurre en las causales 5) y 6) del art. 370
del CPP, porque omite un criterio de valoración de los jueces de Sentencia y jueces ciudadanos
con relación a la prueba documental y la testifical de descargo, incurriendo en una defectuosa
valoración de la prueba en vulneración de derecho a la defensa y el debido proceso además del
art. 124 del CPP.
Afirma también, que existió errónea aplicación de la ley sustantiva en la fijación de la pena
incurriendo en la causal 1 del art. 370 del CPP, porque se indica que habría actuado de forma
dolosa, ignorando si se trata de dolo relativo, habiéndosele impuesto una pena por incumplir
normas sin establecerse que la sanción haya sido por algún daño económico al Estado, si el
incumplimiento de normas fue atenuante o agravante para la determinación del quantum de la
pena, si fue condenado por varios delitos; advirtiendo la falta de fundamentación en la
aplicación de los arts. 37 y 38 del CP, al no haberse hecho referencia a su personalidad; por
cuanto, no existe el criterio o fundamento del A quo ni menciono en la subsunción la conducta
de su persona con los elementos constitutivos de los tipos penales ignorando si tuviera la misma
dimensión ontológica, para configurar así el quantum de la pena, por lo que indica que no hay
un cumplimiento fundamentado del inc. 2) del art. 37 del CP, concluyendo que no existe
fundamentación tampoco de las condiciones en que su persona se encontraba en el momento
de la ejecución de los delitos, en vulneración sus derechos fundamentales, sin establecer cómo
alcanzaron la dimensión temporal de la Sentencia y bajo que parámetros de dosimetría penal,
bajo qué criterios, particularmente de los jueces ciudadanos, al no contener esto la Sentencia
afirma que incurrió en el defecto absoluto del inc. 3) del art. 169 del CPP.
Por su parte Tomas López Villarte, planteó recurso de alzada señalando que la Sentencia omitió
considerar los fundamentos de la defensa expuestos en juicio, contiene una errónea aplicación
de la ley sustantiva que se agrava con la incorporación equivocada de normas legales, contiene
una fundamentación insuficiente con relación a los elementos constitutivos de los tipos penales,
contiene una defectuosa valoración de la prueba documental y testifical de descargo, contiene
una fundamentación insuficiente con relación a la pena, defectos insubsanables en vulneración
del debido proceso, derecho a la defensa y el derecho del imputado a una resolución
fundamentada afectándose el principio procesal de transparencia. Señala que la Sentencia
contiene una fundamentación insuficiente porque omite considerar los fundamentos de la
declaración informativa, defensa técnica y material del imputado expuesta durante el juicio
incurriendo en la causal 5) del art. 370 del CPP, en vulneración del derecho a la defensa y el
debido proceso, afirmando que en la Sentencia no se tomaron en cuenta los argumentos de la
fundamentación de su parte, sustentadas en el análisis de las acusaciones y sus imprecisiones,
tampoco se tomaron en cuenta los fundamentos que hizo su defensa, tampoco la técnica ni
material lo cual desmerece el valor de la decisión, causándole agravio por la insuficiencia en la
fundamentación al no poder constatar el acuerdo de la decisión porque la motivación es
insuficiente en los tópicos apelados, existiendo simplemente una transcripción de su
declaración y respuesta, afirmando que no hubo deliberación del Tribunal de mérito y promueve
el reclamo y agravio a partir de la insuficiencia de la fundamentación en la Sentencia impugnada,
no consigna, analiza, ni se pronuncia sobre los argumentos y fundamentos esgrimidos durante
el juicio por su defensa técnica y material, existiendo más que transcripción del medio de
defensa y respuesta, desconociendo si tuvo o no razón, ni el debate o deliberación del A quo,
vulnerando el derecho a la defensa y el debido proceso, al ser deliberadamente omitida
concurriendo el inc. 3) del art. 169 del CPP, olvidando además valorar en función al hecho y su
calificación jurídica, afirmando que se omitió establecer las atestaciones que no causaron
convicción, al extremo de mencionar solo a Santos Javier Tito Veliz, olvidando a los otros
testigos, extrañando la valoración de las declaraciones testificales, resultando ser argumentos
confusos e incluso fuera de la lógica que desmerece el valor de la decisión e implica una
valoración defectuosa de la prueba. Añade que, existe ausencia de motivación o
fundamentación sobre el valor que los jueces técnicos y ciudadanos le otorgaron a la prueba
documental y testifical, incurriendo en la causal 3) del art. 370 del CPP.
Cuestiona su condena sin valorar las pruebas de descargo, siendo la fundamentación insuficiente
de la Sentencia con relación al valor probatorio, haciendo constar de que no reclama el valor
positivo o negativo, sino la falta de valoración de la prueba de descargo y la vulneración de los
arts. 124, 173 y 359 del CPP, que no se menciona los fundamentos que se hicieron en su defensa
incurriendo en la causal 5) del art. 370 del CPP, en vulneración del derecho a la defensa.
Señala que existe una errónea aplicación de los arts. 154 primer párrafo del art. 224 y 146 del
CP, incurriendo la Sentencia en el defecto contenido en el inc. 1) del art. 370 del CPP, ya que en
el epígrafe referido a la subsunción numeral 4 de la Sentencia se transcribe la acusación
particular, afirmando que fue condenado en base a normas jurídico administrativos no vigentes,
que no pueden repercutir en los hechos probados señalados por el A quo, por lo que no se ha
tomado en cuenta su declaración informativa, tampoco los argumentos de su defensa, ni el inc.
c) del art. 3 del DS 27328, que al momento de emitirse la Resolución Administrativa 219/2008
de 26 de diciembre de 2008, que ya no estaba vigente al ser abrogada por DS 29190 de 11 de
julio de 2007, añadiendo que en la Sentencia se le condenó por los delitos de Incumplimiento
de Deberes, Conducta Antieconómica y Uso Indebido de Influencias, asumiendo para describir
la presunta conducta delictiva, normas que fueron abrogadas con anterioridad a los actos
administrativos ejercitados por su persona, vulneraciones que no podían permitir el
encuadramiento de la acción descrita en la acusación en los delitos señalados, recayendo en la
causal 5) del art. 370 del CPP, en vulneración del debido proceso en su vertiente de la resolución
fundamentada, defectos absolutos previstos en el inc. 3) del art. 169 del CPP.
Asimismo, denunció que existe una errónea aplicación de la ley sustantiva en lo vinculante a la
fijación de la pena, causal prevista en el inc. 1) del art. 370 del CPP, al haberse señalado que
actuó de forma dolosa sin establecer que la sanción haya sido establecida por algún daño
económico al Estado, ni que el incumplimiento de normas fue atenuante o agravante para la
determinación del quantum de la pena, desconociendo como se determinó la misma, si fue
condenado por varios delitos, que no fue condenado por ningún daño económico como se
afirmó en Sentencia, inadvirtiendo el cumplimiento de los arts. 37 y 38 del CP, que no existe
referencia o fundamentación, aludiendo a un dolo absoluto, no a los móviles, siendo que el
delito de Incumplimiento de Deberes es omisivo tampoco se hace referencia a las condiciones
que se encontraba a momento de la ejecución de los delitos, así como la ausencia de
fundamentación y condiciones personales, sin explicar las razones por las que se decidió
condenarle a seis años de presidio, como se alcanzó a aquella dimensión temporal de la
Sentencia, bajo que parámetros de dosimetría penal, fue efectuada, en particular los jueces
ciudadanos.
Patricia Katherine Jaldin Jallaza y Víctor Hugo Moreno Sotomayor, que de acuerdo al art. 116.II
de la CPE art. 4 del CP, se aplica la norma sustantiva vigente a momento de la comisión del delito
en virtud del art. 123 de la CPE, en relación a la solicitud de extinción de la acción penal por
prescripción que no se encuentra dentro de los alcances del art. 112 de la CPE, porque se tratan
de delitos contra el patrimonio del Estado y el Tribunal a quo habría actuado correctamente al
respecto.
Asimismo, señala que con relación al agravio referido a la errónea aplicación de la ley sustantiva
por aplicación del art. 47 de la Ley 1008, la recurrente ingreso en una fundamentación confusa
respecto al agravio, al haber sido juzgada por los delitos contemplados en los arts. 154 y 224
primera parte del CP y no el señalado artículo; asimismo, respecto al art. 154 del CP, se le
atribuye haber autorizado y posibilitado pagos y el registro correspondiente de descargos de
desembolsos bajo la modalidad de fondos en avance y omitido verificar los descargos
presentados por los montos y ha manifestado, sin describir fácticamente qué deber previsto por
ley ha incumplido, citando al respecto el Considerando II de la Sentencia en el numeral 9 que
deja entrever que la imputada en su condición de Directora Administrativa Financiera de la Ex
Prefectura del departamento de Oruro, no ha observado las Normas Básicas del Sistema de
Contabilidad Integrada ha efectuado el pago de montos de dinero sin cumplir con la normativa
que regula los procesos de contratación, lo que constituye incumplimiento de deberes, puesto
que era su deber de cumplir y hacer las normas del proceso de contratación (art. 154 del CP),
que si bien cuestiona, no refiere que norma debió aplicarse, careciendo el agravio de sustento
legal y jurídico. En cuanto al delito de conducta antieconómica, luego de hacer referencia a los
hechos fácticos que advierte la acusada respecto a este delito, indica que la apelante alega que
no tenía la obligación de rendir cuentas sobre los fondos de avance entregados, este extremo
no es evidente; toda vez, que como Directora Administrativa Financiera, está en la obligación y
deber de cumplir con las normas que rigen el manejo de fondos en avance, esto es no sólo
entregar fondos, sino conocer en que se invirtió los recursos y cual los resultados del dinero
gastado, siendo la autoridad responsable de todo el manejo económico de la institución, bajo
su exclusiva responsabilidad administrativa funciona la parte económica de la institución. Por
ello no es sustentable la versión alegada que no tiene obligación de dar cuentas; asimismo, de
la lectura de la Sentencia impugnada en el Considerando III numeral 9, advierte que el Tribunal
a quo indico: “…mas cuando, en el momento de la suscripción del contrato con la empresa
PROINTEC S.A. no se contaba con el presupuesto inscrito ni siquiera para cubrir el anticipo del
20%...”, razonamiento que considera demuestra que la apelante obró no conforme a la norma
que rige la materia en la forma como autorizaba la salida de recursos económicos, para
contratos sin la certificación presupuestaria, lo que ha permitido suscribir contratos
retroactivos, pagos efectuados a la empresa E&R Organización y eventos de Elizabeth Rengel
Retamozo SUKINI DESIGN y la Asociación Internacional de Profesionales de Puertos y Costas
AIPPYC, contrato con PROINTEC S.A. sin resultado de productos que constituye daño económico
a la ex Prefectura, actual Gobierno Autónomo Departamental de Oruro y al Estado; en
consecuencia, no tiene sustento legal y jurídico el agravio señalado.
Sobre la insuficiencia en la fundamentación de la Sentencia, el Tribunal ad quem aludiendo al
Considerando III (Enunciación del Hecho y Circunstancias Objeto del Juicio), en el numeral 9
afirman que en su parte pertinente indica que de los fundamentos expuestos no cumplen con
la veracidad, coherencia y legalidad en la documentación, causando un daño económico al
Estado por la inexistencia de productos o resultados de las consultorías observadas y en el uso
indebido de recursos al permitir el pago de gastos extraordinarios beneficiando de esta forma a
terceras personas en gastos de consumo en restaurantes, hoteles y pago de peajes aéreos,
conductas que el Tribunal de alzada, afirma que el Tribunal a quo ha motivado la acusación y
juzgamiento de la recurrente; por cuanto, ésta no posibilitó los pagos bajo la modalidad de
fondos de avance a Víctor Hugo Moreno Sotomayor, a Daysi Quispe Bautista, Álvaro Omar Landa
Duran, con fines de Estudio e Investigaciones para Proyectos de Inversión no Capitalizables,
Socialización del Proyecto Oruro Puerto Seco, Estudio de Localización del Proyecto del Puerto
Seco Oruro en otros términos, la relación de hechos para cada acusado se halla descrito en el
Considerando III de la Sentencia.
Sobre la apelación planteada por Alberto Luis Aguilar, el Tribunal ad quem observa que respecto
a que la Sentencia se encontraría en la causal 5) del art. 370 del CPP, en relación a que no se
tomaron en cuenta en el fallo los argumentos de la fundamentación inicial y conclusiva, el
Tribunal ad quem señala que a lo largo del fallo impugnado se tiene expresados los hechos
concretos y la participación del acusado en los hechos ilícitos en que incurrió, lo que no dio lugar
que la fundamentación inicial y conclusiva no tenga mayor relevancia, ni suficiente, para enervar
la acusación fiscal y particular, ya que la prueba esencial fue asignada como valor probatorio
suficiente para demostrar los delitos por los que fue juzgado y condenado el apelante y citando
al efecto el Considerando VI (subsunción) numeral 2 sobre los hechos concretos y participación
de los acusados, indica que las conductas desarrolladas son reprochables que no hizo posible
consistentes los fundamentos inicial y conclusivo ante la prueba esencial producidos en el juicio,
por lo que el argumento inicial y conclusivo, expresión extrañada en el fallo no es evidente,
porque el Tribunal ad quem no encuentra consistente ni válido para sustentar la nulidad del
fallo.
En cuanto, a que los jueces nunca expresaron porque fueron ineficaces las alegaciones y
objeciones de la defensa, refiriéndose al Considerando V, el Tribunal de alzada señala que el A
quo, hizo mención de las pruebas que no influyen, porque las acusaciones son sólidas; en ese
sentido, la prueba documental del acusado no tiene trascendencia, resultándole
instrascendente las alegaciones a base de las pruebas producidas en el juicio, advirtiendo que
no es razonable señalar que el Tribunal de mérito, no se hubiera expresado porque han sido
ineficaces las alegaciones de la defensa, que se analizó los pormenores de acuerdo a los
antecedentes del proceso penal, lo cual tampoco provocaría la nulidad de la Sentencia.
Asimismo, señalan que si bien se acusa que la Sentencia no contiene una respuesta coherente
sobre los fundamentos en el ejercicio de su defensa material; empero, ya se señaló que la
acusación fiscal y particular no fueron enervados; en consecuencia, lo expresado por el apelante
no tendría consistencia.
Respecto a la vulneración del derecho a la defensa y garantía del debido proceso, el Tribunal de
apelación indica que en el numeral 6 del Considerando III establece los hechos acusados cuyo
hecho se subsume en los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica,
negociaciones Incompatibles con el Ejercicio de Funciones Públicas y Uso Indebido de
Influencias y Contratos Lesivos al Estado que independientemente de ello, la Sentencia
establece en el Considerando VI numeral 2 sobre los hechos concretos y participación del
acusado, que el a quo referiría que el acusado apelante ha efectivizado los delitos atribuidos con
dolo, por lo que le corresponde su punibilidad, que si bien se alega el derecho al debido proceso,
el acusado asumió en todo momento defensa material y defensa técnica a través de su
abogado defensor; empero, las alegaciones no fueron suficientes para enervar la acusación fiscal
y particular, por lo que no resulta consistente, los fundamentos de la alzada en cuanto a la
insuficiente fundamentación de la Sentencia en virtud del inc. 5) del art. 370 del CPP, no siendo
evidente el defecto absoluto alegado en el inc. 3 del art. 169 del CPP, ya que el acusado en un
debido proceso ha ejercitado el derecho a la defensa material y técnica, pudiendo ofrecer
prueba de descargo, produciéndola, sin que haya resultado suficientes para destrozar la
acusación pública y particular.
Sobre la falta de subsunción, el Tribunal de alzada considera que esta operación intelectiva es
privativa de las autoridades; empero, en el proceso el a quo ejercitó la subsunción de los tipos
penales, por los hechos probados en su condición de Prefecto y Comandante del Departamento
de Oruro, que incurrió en diferentes hechos desde noviembre de 2006, provocando daño
económico en Bs. 277.277, correspondiente a los pagos efectuados a la empresa E&R
Organización y eventos de Elizabeth Rengel Retamozo, SIKINI DESIGN y Asociación
Internacional de Profesionales en Puertos y Costas AIPPYC y la no existencia definitiva de
resultados de las consultorías referidas para el fin y objetivo contratados, extremos estos que
permite subsumir en los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica, Uso
Indebido de Influencias y Contratos Lesivos al Estado, previstos en los arts. 154 y 224 párrafo
primero, 146 y 221 párrafo primero del CP, por lo que el agravio también carece de asidero legal.
En cuanto, a la incursión de la Sentencia en las causales 5) y 6) del art. 370 del CPP, el Ad quem
señala que el apelante es reiterativo en la causal 5) del art. 370 del CPP, hace una relación del
contenido en el Considerando V (Voto de los Juzgadores sobre los motivos de hecho y de
derecho) concluyendo que las pruebas que se acusa que no fueron valoradas si lo fueron; por
cuanto, advierte el Tribunal de alzada que el Tribunal a quo aplico las reglas de la sana critica
de acuerdo al art. 173 del CPP, en la apreciación conjunta y armónica de la prueba esencial
producida en juicio habiendo expresado su razonamiento, indicando que las pruebas codificadas
como IAG-D-1 a la IAG-D-3 y la de los testigos no desvirtúan los hechos y datos atribuidos al
acusado, haciendo entrever que las pruebas tanto documental como testifical fueron valoradas
siendo insuficientes para enervar la acusación fiscal y particular, por lo que el agravio no tiene
sustento.
En cuanto a la errónea aplicación de los arts. 154, primer párrafo del art. 224 y 146 del CP
respecto de que la Sentencia, incurre en el inc. 1) del art. 370 del CPP, el Tribunal de apelación
indica que en el Considerando VI motivos de derechos que fundamentan la Sentencia, la
subsunción, numeral 4, que no es posible dar la razón al apelante sobre este tema en razón de
que el hecho acusado no versa en el fondo sobre disposiciones abrogadas, sino sobre el delito
de Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica y Uso Indebido de Influencias.
Sobre la fundamentación insuficiente de la Sentencia incurriendo en la causal 5) del art. 370 del
CPP y la vulneración de la garantía al debido proceso en su vertiente del derecho a una
resolución fundamentada además de la conculcación del art. 115.II de la CPE con relación al inc.
3) del art. 169 del CPP, (defectos absolutos), el Tribunal de apelación señala que de la lectura de
la Sentencia se encuentra suficientemente fundamentada lo cual no significa que sea ampulosa
sino suficientemente explicada, lo que acontece en la especie, que en el Considerando III
(Enunciación del hecho y circunstancias objeto del juicio), le atribuye al acusado apelante, tipos
penales por los que es acusado, en el Considerando VI se refiere a la subsunción donde se le
atribuye hechos en que incurrió el acusado cuando fungía como autoridad responsable del
proceso de Contratación del proyecto puerto Seco Oruro, que las mismas fueron subsumidos
conductas delictivas previstas en los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta
Antieconómica y Uso Indebido de Influencias, la exigencia del hecho y participación del acusado,
ha sido determinado a base de las pruebas producidas en el juicio, prueba esencial, documental
y testifical, desarrollado en el Considerando V, V.B (Apreciación conjunta de la prueba esencial
producida), por lo que el a quo determina que el acusado tuvo participación activa y su actuar
fue absolutamente con dolo, porque el acusado incumplió varias normas legales, por lo cuanto
el A quo por unanimidad decidió imponer la pena de seis años de presidio; en consecuencia, no
les resulta evidente la denuncia de conculcación del art. 115.II de la CPE, derecho al debido
proceso; por cuanto, el acusado asumió defensa técnica y material en un debido proceso, bajo
el principio de un juez natural y el de inmediación, dando las alegaciones de acusación y defensa,
por lo que no es posible que alegue defecto absoluto previsto en el inc. 3) del art. 169 del CPP,
con el propósito de anular el fallo bajo el argumento de conculcación, de la garantía del debido
proceso en su componente de la resolución debidamente fundamentada; asimismo, sobre el
agravio referido a que la Sentencia se encuentra en las causales 5) y 6) del art. 370 del CPP, el
Tribunal ad quem considera que pese a ser reiterativo en cuanto al inc. 5) del art. 370 del CPP,
cuestiona porque se ha omitido un criterio de valoración del Tribunal en pleno con relación a la
prueba de descargo documental únicamente la transcriben, sin mencionar criterio de
valoración, así como no existe valoración alguna de las declaraciones testificales, que de la
lectura del Considerando V del voto de los juzgadores b sobre los motivos de hecho y de derecho
V.A Apreciación de la prueba, V.A.2 defensa de los acusados, en el apartado referido a la prueba
de descargo, se tiene su valoración procede a la transcripción del mismo y el Ad quem, señala
que en cuanto a la prueba testifical de descargo reflejaron el cargo que ejerció el apelante los
antecedentes de la forma en que se encaró el proyecto Puerto Seco, sus disposiciones no fueron
determinantes ni suficientes para enervar la acusación fiscal y particular, solo refirieron sobre
las circunstancias que suscitaron, las pruebas acusadas que no fueron valoradas, además omiten
criterio de valoración de los jueces técnicos y jueces ciudadanos en relación a la prueba
documental, testifical de descargo, no les resulta evidente al Tribunal de alzada al evidenciar
que el Tribunal a quo en pleno aplicando las reglas de la sana critica de acuerdo al art. 173 del
CPP, en la apreciación conjunta y armónica de toda la prueba esencial producida en juicio,
expresaron su razonamiento, refiriendo que las pruebas codificadas como IL-D-1 a la IL-D-3 y
las referidas por los testigos, sin que se haya desvirtuado los hechos y datos atribuidos al
acusado lo que hace entrever que las pruebas tanto documental y testifical fueron valoradas,
las mismas que no fueron suficientes para enervar la acusación fiscal y particular, añadiendo que
el a quo valoro las pruebas de forma integral, en el marco de las reglas de la sana critica, en ese
contexto la denuncia carece de sustento legal.
Añade que la imposición de la pena de seis años, más trescientos días multa a razón de Bs. 2.50,
por día en contra del acusado apelante se encuentra dentro de los parámetros establecidos
en los arts. 154 y 224 párrafo primero y 146 del CP por los que fue condenado, concluyendo que
la pena impuesta a la parte apelante, está dentro de los límites establecidos por los artículos
señalados, además de que debe tenerse en cuenta que la imposición de la pena es facultad del
Tribunal de Sentencia, bajo la ponderación de las circunstancias de personalidad del autor; en
ese sentido, el Ad quem advierte que el Tribunal a quo, efectuó un proceso de subsunción
adecuado a los hechos y la conducta desplegada por el acusado en la comisión de los ilícitos
señalados anteriormente, los que contrastados con los elementos de prueba generados en
juicio, ha permitido concluir que el acusado es autor de la comisión de los delitos atribuidos,
concluyendo que la Sentencia cumple con el art. 124 del CPP, que el apelante ejercitó su
derecho a la defensa, por lo que no se habría demostrado las causales 1), 5) y 6) del art. 370 del
CPP, observándose el cumplimiento de los arts. 124 y 173 del CPP, sin evidenciar la vulneración
de los arts. 117.I y 119.II de la CPE, tampoco defecto absoluto previsto en el inc. 3) del art. 169
del CPP.
Conforme lo dispuesto por los arts. 42.I inc. 3) de la LOJ y 419 del CPP, las Salas especializadas
tienen la atribución de sentar y uniformar la jurisprudencia, cuando un Auto de Vista dictado
por una de las Cortes Superiores de Justicia, sea contrario a otros precedentes pronunciados por
las otras Cortes Superiores o por la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia.
El art. 416 del CPP, preceptúa: “Se entenderá que existe contradicción, cuando ante una
situación de hecho similar, el sentido jurídico que le asigna el Auto de Vista recurrido no coincida
con el del precedente, sea por haberse aplicado normas distintas o una misma norma con
diverso alcance”. En ese ámbito, este Tribunal a través del Auto Supremo 322/2012-RRC de 4 de
diciembre, puntualizó: “Cuando la norma se refiere a una situación de hecho similar, considera
esta Sala que el legislador se refiere a supuestos fácticos análogos, siendo necesario precisar
que en materia sustantiva el supuesto fáctico análogo exige que el hecho analizado sea similar;
en cambio, en material procesal el supuesto fáctico análogo se refiere a una problemática
procesal similar.”
Por otro lado, la doctrina legal a ser dictada por este Tribunal en el supuesto caso de verificar la
existencia de contradicción entre la Resolución impugnada y los precedentes invocados como
contradictorios, será de aplicación obligatoria para los Tribunales y jueces inferiores; y, sólo
podrá modificarse por medio de una nueva resolución dictada con motivo de otro recurso de
casación, en previsión de lo dispuesto por el art. 420 del CPP.
Teniendo en cuenta que en la presente causa, se admitieron tres recursos de casación para su
análisis de fondo, corresponde resolverlos en forma separada, a partir de la identificación de los
precedentes invocados, a los fines de establecer si concurren o no las contradicciones alegadas
con el Auto de Vista impugnado.
El recurrente denuncia como primer motivo que el Tribunal de alzada convalidó los agravios
sufridos en Sentencia, al no haber considerado los fundamentos de su defensa técnica en juicio,
omitiendo fundamentar porque en la Sentencia están implícitos y porque resultaron
irrelevantes; al efecto, invoca como precedentes contradictorios:
El Auto Supremo 5 de 26 de enero de 2007, pronunciado dentro de un proceso por los delitos
de Homicidio, Lesiones Graves y Gravísimas en Accidente de Tránsito y Omisión de Socorro,
donde inicialmente se dictó Sentencia condenatoria, siendo apelada, por Auto de Vista se
declaró improcedentes las alzadas confirmándose la Sentencia impugnada, fallo que recurrido
de casación fue dejado sin efecto, a raíz de que se pronunció al margen de las pretensiones
aducidas en los recursos, inobservando el principio tantun devolutum quantum apellatum,
dictando la siguiente doctrina legal aplicable: “La exigencia de motivación es una garantía
constitucional de justicia, fundada en el régimen republicano de gobierno que, al asegurar la
publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus Sentencias,
permiten el control del pueblo, sobre su conducta, resguardando con ello a los particulares y a
la colectividad contra las decisiones arbitrarias de los jueces; la motivación responde también a
otros fines, ya que podrán los interesados conocer las razones que justifican el fallo y decidir su
aceptación o fundar su impugnación por los medios que la ley concede. Al mismo tiempo brinda
al Tribunal de alzada el material necesario para ejercer su control, y finalmente sirve para crear
la jurisprudencia, entendida como el conjunto de las enseñanzas que derivan de las Sentencias
judiciales. De ahí que la motivación de los fallos emergentes de los recursos, debe ser expresa,
clara, legítima y lógica. a) Expresa: porque el Tribunal, no puede suplirla por una remisión a otros
actos, o a las constancias del proceso, o reemplazarlas por una alusión de la prueba. La ley exige
que el juzgador consigne las razones que determinan su decisorio, expresando sus propias
argumentaciones de modo que sea controlable el iter lógico seguido por él, para arribar a la
conclusión. b) Clara: en la resolución, el objeto del pensar jurídico debe estar claramente
determinado, de manera que produzca seguridad en el ánimo de quienes la conozcan, aún por
los legos. c) Completa: la exigencia comprende a todas las cuestiones planteadas por las partes
en los diferentes recursos que se analizan, y a cada uno de los puntos decisivos que justifican
cada conclusión. El Tribunal está obligado a considerar todas las cuestiones esenciales o
fundamentales que determinan el fallo. En este sentido, cualquier aspecto de la indagación
susceptible de valoración propia, asume individualidad a los fines de la obligación de motivar; y
sobre la base del principio de exhaustividad habrá falta de motivación, cuando se omita la
exposición de los razonamientos efectuados sobre un punto esencial de la decisión y sobre los
hechos secundarios alegados en el mismo, porque la obligación de motivar alcanza también a
ellos en cuanto comprenden el iter a través del cual el Tribunal llega a la conclusión sobre la
causa petendi. La motivación de los fallos emergentes de los recursos, para ser completa, debe
referirse al petitum y al derecho, analizando la resolución impugnada y expresando las
conclusiones a las que se arribe luego de un examen sobre la veracidad de las denuncias
formuladas, resolver apartándose del petitum significa que el fallo incurre en un vicio de
incongruencia. El vicio de incongruencia como desajuste entre el fallo judicial y los términos en
los que las partes han formulado su pretensión o pretensiones, en definitiva constituyen el
objeto del recurso. Al conceder más, menos o cosa distinta a lo pedido, el órgano judicial incurre,
en las formas de incongruencia conocidas como ultra petita, citra petita o extra petita partium.
d) Legítima: la legitimidad de la motivación se refiere tanto a la consideración de las denuncias
formuladas, como a la obligación de revisar ex oficio la legitimidad del proceso. Por lo tanto, el
fallo que se funda en la consideración de cuestiones alejadas del objeto particular del recurso
deducido, no esta debidamente motivada. e) Lógica: finalmente se exige que la Sentencia
cumpla con las reglas de logicidad, de ahí que el Tribunal valorará las cuestiones formuladas de
un modo integral, empleando el razonamiento inductivo, verificando la observancia de las reglas
de la sana crítica y exponiendo los razonamientos en que se fundamenta la decisión; es decir,
sustentándolos en las reglas de la lógica, psicología y experiencia”.
El Auto Supremo 183 de 6 de febrero de 2007, pronunciado en un proceso por los delitos de
Peculado y Uso Indebido de Influencias, donde se emitió Sentencia absolutoria, apelada que
fue, por Auto de Vista se declaró inadmisible y improcedentes los motivos del recurso de
apelación; recurrido de casación este fallo fue dejad, habiéndose como doctrina legal aplicable:
“Que, el juicio oral, público y contradictorio conforme dispone el Art. 1 de la Ley Nº 1970, se
halla tutelado por las garantías constitucionales y las normas procesales que son de orden
público y de cumplimiento obligatorio. En su desarrollo las partes asumen el papel protagónico
de someterse a la reglas del debido proceso en igualdad de condiciones. Los Tribunales de
Sentencia o el Juez deben emitir la Sentencia fundamentada consignando todos y cada uno de
los hechos debatidos en el juicio, con un análisis de todas y cada una de las pruebas de cargo y
descargo incorporada legalmente en el proceso, debiendo la fundamentación ser clara sin
contradicción entre la parte considerativa y la resolutiva, con indicación de las normas
sustantivas o adjetivas que respalden el fallo, requisitos que toda Sentencia debe contener,
constituyendo su omisión defectos de Sentencia insubsanables al tenor del Art. 370 incisos 1) 5)
y 6) del Código de Procedimiento Penal”.
Del análisis de los precedentes invocados se advierte que las problemáticas dilucidadas, en cierta
manera tiene relación con el hecho fáctico del motivo de casación, donde se discute la falta de
fundamentación en la Sentencia por lo que existiendo una situación fáctica procesal similar
entre los precedentes invocados y el motivo de casación, corresponde ingresar a verificar la
posible existencia o no de la contradicción denunciada.
A este fin, referir que en el recurso de casación en análisis, el recurrente en síntesis señaló que
el Tribunal de alzada habría convalidado los agravios sufridos en Sentencia, al haber omitido la
consideración de los fundamentos de su defensa técnica expuesta durante el juicio, omitiendo
fundamentar porque en la Sentencia están implícitos sus argumentos de su defensa y porque
resultaron irrelevantes; al respecto, se debe tener presente que el ahora recurrente apeló la
Sentencia manifestando que este fallo incurre en la causal 5 del art. 370 del CPP; por cuanto, se
vulneró el derecho a la defensa y del debido proceso, al no pronunciarse sobre los argumentos
y fundamentos efectuados por su defensa técnica y material y por qué estas alegaciones
resultaron insuficientes, aspecto sobre el cual el Tribunal de alzada si bien es evidente que hizo
alusión al contenido del Considerando V, lo hizo a efectos de que se denote que el Tribunal
alzada hizo mención de las pruebas que no influyen porque las acusaciones son sólidas, por lo
que la prueba del acusado no tendría transcendencia, advirtiéndose que el Tribunal ad quem no
sólo se limitó a reafirmar los adjetivos de ineficaz e intrascendente, que cuestiona precisamente
el apelante cuyo fundamento extraña del A quo, al contrario, el Tribunal ad quem partiendo
precisamente de lo señalado en fragmentos de la sentencia asumió que la actuación del Tribunal
de Sentencia se ajustó a derecho, habiendo procedido a su análisis y control del fallo impugnado
sobre el agravio formulado y así otorgar la respuesta que discierna las razones de la
determinación inicialmente apelada, resultando en consecuencia que no se acreditó la
contradicción aducida con los precedentes invocados, por lo que el presente motivo es
infundado.
Como segundo motivo, el recurrente denuncia que el Auto de Vista impugnado no ejerció el
control respecto a la falta de fundamentación de la Sentencia, porque no se hace mención a los
elementos constitutivos de los tipos penales por los que fue condenado, habiendo invocado
como precedente presuntamente contradictorio el Auto Supremo 5 de 26 de enero de 2007,
que ya fue desarrollado en el motivo que antecede y el Auto Supremo 437 de 24 de agosto de
2007, emitido dentro de un proceso sobre Apropiación Indebida y Abuso de Confianza, donde
se dictó Sentencia condenatoria, apelada esta determinación por Auto de Vista se declaró
improcedente el recurso de apelación restringida, confirmando la Sentencia apelada, resolución
que fue dejada sin efecto porque omitió motivar adecuadamente la resolución incurriendo en
inobservancia del art. 124 del CPP, por lo que se pronunció la siguiente doctrina legal aplicable:
“Que es una premisa consolidada que toda resolución, como la emitida por el Tribunal de Alzada,
debe ser debidamente fundamentada, vale decir, es necesario que el Tribunal de Apelación,
emita los criterios jurídicos sobre cada punto impugnado que se encuentran en el recurso de
casación, además de revisar de oficio si existen defectos absolutos en cuyo caso, es necesario
que en la fundamentación se vierta los criterios jurídicos del porque dicho acto se considera
defecto absoluto y que principios constitucionales fueron afectados. La falta de fundamentación
en las resoluciones jurisdiccionales constituye un defecto absoluto, porque afecta al derecho a
la defensa, al debido proceso, a la seguridad jurídica y a la tutela judicial efectiva; de ahí, que es
necesario que cada resolución brinde a las partes procesales y a terceras personas interesadas,
los razonamientos jurídicos esenciales del por qué se ha dispuesto de una u otra manera la
resolución del conflicto penal; además, con la fundamentación jurídica, el Juez o Tribunal
legitima sus actos, esa motivación no puede ser sustituida por una repetición de frases hechas
sobre el alcance del recurso o los requisitos de su fundamentación, sino que, en verdad debe
descansar en la expresión del razonamiento requerido por la norma procedimental de forma
imperativa. La jurisprudencia penal tiene sentada una línea con respecto a la falta de
fundamentación en las resoluciones; al respecto, el Auto Supremo Nº 141 de 22 de abril de 2006,
establece "(...) el Tribunal de Apelación al circunscribir su competencia a los puntos impugnados
o a los defectos absolutos, los mismos deben encontrarse con el fundamento respectivo,
obligación que debe cumplir ineludiblemente, la falta de fundamento en uno de ellos en la
resolución emitida por el Tribunal de Alzada vulnera los principios de tutela judicial efectiva,
derecho a la defensa y debido proceso".
Precedentes cuyas problemáticas referidas a la motivación con la que debe contar toda
resolución, tienen relación con la postura fáctica denunciada en el motivo en análisis que
cuestiona que el Tribunal de alzada, no ejerció su labor de control respecto a la falta de
fundamentación de la Sentencia en cuanto a los elementos constitutivos de los tipos penales
por los que fue condenado el ahora recurrente; en consecuencia, a efectos de verificar esta
denuncia, corresponde señalar que el ahora recurrente impugnó la Sentencia afirmando en su
alzada entre otros aspectos que la Sentencia incurre en una insuficiente fundamentación
respecto a los elementos constitutivos de los tipos penales; al respecto, se tiene de la revisión
del Auto de Vista impugnado que el Tribunal de alzada procedió a efectuar una relación de las
actuaciones del A quo y lo expresado en Sentencia a través de breves citas de la parte
considerativa del fallo apelado, realizando el análisis correspondiente sobre lo referido y el
motivo que funda el agravio, para luego de esa forma concluir bajo ese razonamiento que el A
quo procedió conforme a ley y a los datos de la causa constatándose que efectivamente ejerció
su labor de control sobre el agravio señalado, por lo que no se advierte que sobre el particular
exista contradicción con los precedentes invocados, deviniendo el presente motivo en
infundado.
El recurrente como tercer motivo, acusa que el Tribunal de alzada no fundamentó la defectuosa
valoración de la prueba documental y testifical denunciados en su apelación restringida,
limitándose a señalar que el Tribunal de mérito expresó su razonamiento con relación a las
pruebas, aplicando las reglas de la sana crítica, para lo cual invocó como precedentes
contradictorios los Autos Supremos 5 de 26 de enero de 2007 y 183 de 6 de febrero de 2007,
que ya fueron desarrollados en la exposición del primer motivo; en ese sentido, considerando
que la problemática de estos fallos se refieren a la motivación de las resoluciones y el control
que deben ejercer los Tribunales de alzada, así como la fundamentación y congruencia de la
Sentencia de los hechos y pruebas incorporadas en el proceso; problemáticas que mantienen
relación con el motivo en análisis, donde se cuestiona que el Tribunal ad quem no fundamentó
su agravio referido a la existencia de una defectuosa valoración de la prueba documental y
testifical en la Sentencia; se debe tener en cuenta que según lo señalado en el epígrafe II.3 del
presente Auto Supremo, el Tribunal de apelación ha ido manteniendo la misma lógica con que
fue desarrollando cada agravio formulado, procediendo a efectuar citas de la parte
considerativa de la Sentencia, para luego de su análisis previa verificación de lo señalado por el
A quo así como lo denunciado por la parte apelante, concluir que se dió cumplimiento a las
reglas de la sana crítica de acuerdo al art. 173 del CPP, exponiendo precisamente cual fue el
análisis que generó esa convicción, de qué forma efectivizó su deber de control sobre el agravio
denunciado; por consiguiente, no es evidente la contradicción incurrida con los precedentes
invocados al efecto, resultando el presente motivo en infundado.
En el cuarto motivo, el recurrente denunció que el Tribunal ad quem convalidó los defectos del
Tribunal a quo, al no responder de forma fundamentada el agravio referido a la falta de
fundamentación sobre la imposición de la pena, habiendo invocado como precedentes
presuntamente contradictorios:
El Auto Supremo 507 de 11 de octubre de 2007, emitido dentro de un proceso sobre Transporte
de Sustancias Controladas, donde se dictó Sentencia condenatoria, apelada esta, por Auto de
Vista se determinó la improcedencia de las alzadas, fallo que fue dejado sin efecto debido a que
al igual que tanto el Tribunal ad quem y A quo se limitaron a enunciar circunstancias previstas
por los arts. 38 y 40 del CP, pero sin vincularlos a la fijación de la pena, por consiguiente se
pronunció la siguiente doctrina legal aplicable: La autoridad judicial al establecer la concurrencia
de las circunstancias previstas por los arts. 37, 38, 39 y 40 del Código Penal, debe determinar su
incidencia en la fijación de la sanción y no limitarse a una simple enunciación sin aplicación
alguna, de modo, que debe establecer fundadamente si las circunstancias consideradas que
modifiquen la responsabilidad del autor del delito, operan como atenuantes o agravantes a
tiempo de imponer la sanción dentro de los límites previstos por la respectiva norma sustantiva
penal”.
Del análisis de los precedentes invocados se advierte que las problemáticas dilucidadas, tienen
relación con el hecho fáctico del cuarto motivo de casación, donde se discute la falta de
fundamentación en la imposición de la pena, por lo que corresponde ingresar a verificar la
posible existencia o no de la contradicción denunciada.
A este fin, se debe partir señalando que en Sentencia, el Tribunal a quo a momento de proceder
a la fijación de la pena precisó que el recurrente es autor de los delitos de Incumplimiento de
Deberes, Conducta Antieconómica, Uso Indebido de Influencias y Contratos Lesivos al Estado,
previstos y sancionados por los arts. 154, primer párrafo 224, 146 y primer párrafo 221 del CP,
que de acuerdo a los antecedentes de la prueba de descargo, circunstancias inherentes a la
sanción a imponerse, concluyó que actuó de forma dolosa, incumpliendo varias normas legales
cuando era funcionario público y si bien no tiene antecedentes penales y judiciales, debe
considerarse que fue autor directo y teniendo presente su personalidad; posteriormente, en la
parte dispositiva de la Sentencia se contempla la condena por la comisión de los delitos de
Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica, Uso Indebido de Influencias y Contratos
Lesivos al Estado previstos en los arts. 154, 224 párrafo primero, 146 y 221 párrafo primero del
CP, condenando al recurrente Alberto Luis Aguilar Calle, a la pena de seis años y diez meses de
presidio más cuatrocientos días multa a Bs. 2,50 por día, corroborándose que no es evidente
que esta fijación de la pena adolezca de una debida explicación respecto a los criterios que
dieron lugar a determinar la sanción; por cuanto, precisó aunque de forma sucinta que aspectos
tomó en cuenta para la fijación de la pena, advirtiéndose que si bien su fundamentación es
escueta da a conocer las razones de orden legal que asumió para su fijación en cumplimiento de
los arts. 37 y 38 del CP, por lo que el Tribunal de mérito no omitió fundamentar adecuadamente
y suficientemente las razones por las cuales fijó la pena privativa de libertad; por lo que no se
advierte que se haya dejado en incertidumbre al condenado ni la incursión en el defecto previsto
en el art. 370 inc. 1) del CPP, más aun considerando que el Tribunal de alzada, a tiempo de
analizar la Sentencia, procedió a responder las vicisitudes que no pudieron ser plasmadas
expresamente en sentencia ampliando la fundamentación con relación al quantum de la pena,
para luego concebir que el Tribunal inferior observó los arts. 37 y 38 del CP y efectuando hasta
citas de la parte considerativa de la Sentencia, procedió a observar por el contrario el
planteamiento del agravio del apelante sobre la causal aducida del defecto contenido en la
Sentencia, [inc. 1) del art. 370 del CPP]; en cuanto, a las expresiones la inobservancia de la ley o
errónea aplicación de la ley sustantiva, no obstante de realizar la fundamentación al agravio
aducido, para concluir que la pena impuesta se encuentra dentro de los parámetros establecidos
por los artículos por los que fué condenado el acusado, a quien no se le habrían vulnerado sus
derechos; aspecto que, denota que el Tribunal de alzada de igual forma observó las
circunstancias agravantes y atenuantes previstas en los arts. 37, 38, 39, 40 del CP, con las
facultades que le otorga los arts. 124, 171 y 173 del CPP, complementando la fundamentación
sobre la temática, en conformidad al art. 414 segundo párrafo del CPP.
El recurrente denuncia como primer motivo, que el Tribunal de alzada convalidó los agravios
sufridos en Sentencia, sobre la falta de consideración de los fundamentos de su defensa en
juicio, argumentando que no era necesario incorporar los fundamentos de la defensa, porque
no puso en duda las acusaciones públicas y particulares, además de que estuvieran valoradas
las pruebas; a cuyo efecto, se tiene que invocó como precedentes contradictorios los Autos
Supremos 5 de 26 de enero de 2007 y 183 de 6 de febrero de 2007, que ya fueron objeto de
desarrollo en la presente resolución, cuyo contenido fáctico se refiere en síntesis a la motivación
y fundamentación con las que debe contar las resoluciones, que en caso de la Sentencia debe
contener un análisis de todas las pruebas incorporadas a juicio, debiendo la fundamentación ser
clara sin contradicción; consecuentemente, teniendo presente que mantienen cierta relación
con el hecho fáctico motivo del primer motivo de casación, por lo que a efectos de verificar la
posible contradicción acusada se debe señalar que el recurrente alegó como uno de sus agravios
de su alzada restringida, que la Sentencia omitió considerar los fundamentos de la declaración
informativa, defensa técnica y material expuesta en juicio incurriendo en la causal 5) del art.
370 el CP; respecto a lo cual el Tribunal de apelación ha momento de dar respuesta a éste punto
impugnado, citó el Considerando V en el punto V.A.2.1. de la Sentencia, referido a la declaración
del recurrente Tomas López Villarte, afirmando que si bien se extraña la omisión de la
declaración informativa, el apelante no habría manifestado de qué manera la omisión influye en
la decisión del fallo, así como la no mención de la defensa técnica y material en Sentencia; no
obstante, de ello el Tribunal ad quem advirtió que a lo largo de la Sentencia, se tendrían
expresados los hechos y participación del acusado en los ilícitos, conclusión a la que arribó tras
citar partes de la Sentencia, de las que se desprende lo señalado, haciendo un contraste entre
lo señalado por el apelante y lo resuelto por el A quo, para llegar a concluir que las pruebas
producidas en juicio por el acusado fueron intrascendentes, así como los argumentos
expresados ineficaces, razones por las que no siendo evidente la referida contradicción aludida,
el presente motivo resulta infundado.
Como segundo motivo el recurrente denuncia que el Tribunal de alzada rechazó su agravio
referido a la errónea aplicación de los arts. 154, 224 y 146 del CP, porque el hecho acusado no
habría versado en el fondo sobre disposiciones abrogadas como señala el acusado,
puntualizando que su participación en el presunto hecho esta estrictamente vinculado al
incumplimiento del art. 3 inc. c) del Decreto Supremo 27238, disposición que estuviera
abrogada, invocando al respecto como precedente contradictorio:
El Auto Supremo 329 de 29 de agosto de 2006, pronunciado dentro de un proceso por el delito
de Tráfico de sustancias controladas, donde inicialmente se dictó Sentencia condenatoria,
apelada que fue, por Auto de Vista se declaró improcedentes las cuestiones planteadas en los
recursos de apelación restringida planteadas, confirmando la Sentencia apelada, fallo que
recurrido de casación, fue dejado sin efecto a raíz de que no se dan los elementos constitutivos
que demuestren que la conducta del imputado se hubiera adecuado a la acción de tráfico, en
consecuencia se dio una errónea aplicación de la ley sustantiva penal, habiéndose emitido la
siguiente doctrina legal aplicable: “La calificación del delito en el Código de Procedimiento Penal,
se entiende como la apreciación que cada una de las partes hace de los hechos, de las leyes
aplicables y de la resultante relacionada al acusado, y, cuando no se la califica adecuadamente,
se genera una errónea aplicación de la ley sustantiva, por la errónea calificación de los hechos
(tipicidad), porque la adecuación de la conducta humana a la descripción objetiva del o de los
delitos endilgados, debe ser correcta y exacta. Por otra parte, conviene recordar que el Auto
Supremo Nº 417/03 de 19 de agosto de 2003, estableció que la `tipicidad, es la adecuación de
la conducta del sujeto al tipo penal, es decir que el hecho se adecua al tipo´. Que la parte final
del Art. 413 del Código de Procedimiento Penal, atribuye al Ad-quem, la facultad de que `cuando
sea evidente, que para dictar una nueva Sentencia, no es necesaria la realización de un nuevo
juicio, resolverá directamente´, se refiere al caso sometido a su conocimiento, con la jurisdicción
y competencia que le asignan los artículos 42, 43, inc. 2, y, 51, numeral 2), del mismo Código,
por lo que corresponde regularizar el procedimiento y determinar que el Tribunal de Alzada
dicte una nueva Sentencia conforme a la doctrina legal aplicable”, problemática de naturaleza
sustantiva que no guarda relación con el motivo de recurso de casación, en razón a que el
recurrente cuestiona por qué no se le dio la razón en el agravio formulado en su alzada respecto
a la errónea aplicación de los arts. 154, 224 y 146 del CP (Incumplimiento de deberes, Conducta
Antieconómica y Uso Indebido de Influencias), porque el hecho acusado no se refiere en el fondo
sobre disposiciones abrogadas; aspecto que, no es similar al precedente citado que generó la
doctrina transcrita, en consecuencia no es posible su consideración a efectos de verificar la
contradicción denunciada entre el precedente y el motivo en análisis, resultando infundado,
siendo necesario destacar que en casos semejantes al presente, este Tribunal dejó sentado el
siguiente criterio contenido en el Auto Supremo 396/2014-RRC de 18 de agosto de 2014,
respecto a los requisitos que deben cumplir los precedentes contradictorios: “Siendo el recurso
de casación un mecanismo que busca otorgar a los ciudadanos la posibilidad de cuestionar la
inadecuada aplicación o interpretación de las disposiciones legales realizadas por el Tribunal de
apelación, contrarios a otros precedentes, debe señalarse que el precedente contradictorio en
materia penal, constituye una decisión judicial, previa al caso analizado, que al ser emanado por
un Tribunal superior en grado o por uno análogo, debe ser aplicado a casos que contengan
similitud con sus hechos relevantes; al respecto, la normativa procesal penal en el país, ha
otorgado al precedente contradictorio carácter vinculante (art. 420 del CPP). La importancia de
precedente contradictorio, deviene del objetivo y fin del recurso casacional, toda vez que el más
alto Tribunal de Justicia del Estado, tiene la tarea u objetivo de unificar o uniformar la
jurisprudencia nacional, con el fin de brindar seguridad jurídica a las partes inmersas en un
proceso judicial, asegurando la aplicación uniforme de la ley y por ende la efectivización del
principio de igualdad y la tutela judicial efectiva; atribución, que se encuentra descrita en los
arts. 419 del CPP y 42 inc. 3) de la Ley del Órgano Judicial (LOJ) y que es conocida como función
nomofiláctica (interpretación de la norma en procura de una jurisprudencia uniforme e
integrada).
De lo anterior, se establece que únicamente son recurribles en casación, aquellos Autos de Vista
que resulten indudablemente contrarios a la jurisprudencia establecida en un hecho similar; por
este motivo, para que el planteamiento del recurso casacional sea certero, el recurrente no debe
limitarse únicamente a presentarlo dentro el plazo dispuesto por ley y señalar la contradicción
en la que creyere que incurrió el Tribunal de alzada respecto al fallo citado, lo que podría derivar
en la admisibilidad del recurso, sino, debe asegurarse que el o los precedentes invocados,
correspondan a situaciones fácticas análogas, como exige el art. 416 del CPP; lo contrario, por
simple lógica, imposibilita a este Tribunal, verificar en el fondo la denuncia de contradicción por
ser inexistente; es decir, que al no tratarse de situaciones fácticas similares, bajo ningún aspecto
podría existir contradicción en la resolución entre uno y otro fallo” (las negrillas no cursan en el
texto original).
El recurrente como tercer motivo, acusa que el Auto de Vista carece de una debida
fundamentación, sobre el agravio referido a la falta de análisis en la subsunción realizada en
Sentencia, atribuyéndole que la comisión de los hechos punibles fue con pleno dolo, lo cual a su
decir no concurre en el delito de Incumplimiento de Deberes, habiendo invocado como
precedentes contradictorios los Autos Supremos 437 de 24 de agosto de 2007, 5 de 26 de enero
de 2007 y 4/2013 de 31 de enero, los dos primeros que ya fueron desarrollados en el presente
Auto Supremo, referidos en síntesis a la exigencia de motivación y fundamentación de toda
resolución. Además, invoca el Auto Supremo 4/2013 de 31 de enero, dictado dentro de un
proceso por el delito de Violación, donde se emitió Sentencia condenatoria, recurrida de
apelación, por Auto de Vista se declaró improcedentes las cuestiones planteadas y confirmó la
Sentencia, que recurrido de casación, este fallo fue dejado sin efecto porque fue dictado sin
observar las reglas del debido proceso y las garantías constitucionales, que constituye un
defecto absoluto de acuerdo al inc. 3) del art. 169 del CPP, sin que se haya ingresado a resolver
los demás puntos reclamados en el recurso de casación, en virtud a que previamente debía
otorgarse en el marco del derecho a la defensa a los apelantes, la posibilidad de subsanar su
recurso de apelación restringida; por consiguiente se emitió la siguiente doctrina legal aplicable:
“Es una premisa consolidada que todo Auto de Vista se encuentre debidamente fundamentado
y motivado, cumpliendo con los parámetros de especificidad, claridad, completitud, legitimidad
y logicidad, emitiendo criterios jurídicos que respaldan los fundamentos de la resolución
impugnada, en todos sus puntos. El sistema de recursos contenido en el Código de
Procedimiento Penal, ha sido concebido para efectivizar la revisión de los fallos dictados como
emergencia del juicio penal y en este propósito el artículo 180 parágrafo II del la Constitución
Política del Estado garantiza el principio de impugnación en los procesos judiciales. Esta garantía,
específicamente en el caso de la apelación restringida, se resguarda a través del artículo 399 del
Código de Procedimiento Penal en cuya virtud el Tribunal de Alzada se encuentra compelido,
una vez interpuesto el recurso, de hacer saber al recurrente sobre la existencia de defectos u
omisiones de forma, dándole un término de tres días para que lo amplíe o corrija bajo
apercibimiento de rechazo. De la interpretación cabal de la norma aludida en concordancia con
el mandato del artículo 413 del Código de Procedimiento Penal queda claro que el rechazo es la
forma de resolver la apelación restringida que ha sido formulada sin los requisitos de
admisibilidad establecidos en los artículos. 407 y 408 del Código de Procedimiento Penal (claro
está, luego de haberse otorgado a la parte el plazo previsto por el artículo 399 citado) entretanto
que la improcedencia o procedencia del recurso constituye una decisión y resolución del
Tribunal de Alzada que debe responder exclusivamente al resultado del juicio de legalidad
ordinaria, es decir a la verificación de la inobservancia de la ley o su errónea aplicación, no
resultando congruente declarar tal improcedencia bajo el fundamento de incumplimiento de
requisitos que hacen a la admisibilidad del recurso”.
Como cuarto motivo el recurrente, denunció que el Tribunal de alzada convalidó los defectos
del Tribunal de Sentencia, que no habría dado una respuesta cabal y jurídicamente
fundamentada, con relación a la fijación de la pena, habiendo invocado como precedentes
contradictorios los Autos Supremos 99 de 24 de marzo de 2005 y 507 de 11 de octubre de 2007,
cuyas problemáticas fácticas ya fueron desarrolladas en el presente Auto Supremo, cuyo
contenido esencial se refiere a que las resoluciones deben ser debidamente fundamentadas y
motivadas individualizándose la responsabilidad penal de los imputados tomando en cuenta las
atenuantes y agravantes que establece la ley penal sustantiva y las circunstancias establecidas
en los arts. 37, 38, 39 y 40 del CP; consecuentemente, al existir relación con el motivo de recurso
en análisis, se procede a la verificación de una posible contradicción entre estos y el Auto de
Vista impugnado.
Al respecto, se constata que la Sentencia con relación al acusado Tomás López Villarte, sostuvo
que es autor de los delitos de Incumplimiento de Deberes, Conducta Antieconómica y Uso
Indebido de Influencias, tipificados y sancionados por los arts. 154, primer párrafo 224 y 146 del
CP, que tuvo participación activa con dolo, porque incumplió varias normas legales cuando era
funcionario público y si bien no tiene antecedentes penales y judiciales, consideró la
personalidad del acusado, de modo que en su parte resolutiva lo condenó por los delitos
mencionados a la pena privativa de libertad de seis años de presidio, mas trescientos días multa,
a Bs. 2.50 por día; aspecto que, fue cuestionado en alzada restringida observando la errónea
aplicación de la ley sustantiva en lo vinculante a la fijación de la pena incurriendo la Sentencia
en la causal 1 del art. 370 del CPP; agravio sobre el que, el Tribunal de alzada observó que el
apelante no precisó de manera correcta qué ley sustantiva fue aplicada erróneamente y en su
caso cuál debió ser aplicada, procediendo a la cita del Considerando V, V.B (Apreciación
conjunta de la prueba esencial producida), en el inc. d) y Considerando VI, VI.B (Fijación de la
pena), para luego concluir que la pena se encontraría dentro del parámetro de pena establecido
en los tipos penales; asimismo, ampliando la fundamentación de la sentencia hizo referencia a
que el A quo tomó en cuenta los arts. 37 y 38 del CP, además de que no tiene antecedentes
policiales, ni judiciales y las condiciones especiales en el momento de consumarse los hechos así
como las funciones que desempeñada el acusado en ese momento y si bien extrañó la
consideración de los arts. 37 y 38 del CP, observó defectos formales en la formulación del
agravio, para luego afirmar que el Tribunal de Sentencia hizo la ponderación de las
circunstancias de personalidad del autor, concluyendo que la Sentencia cumplió con el art. 124
del CPP, por lo que no advirtió la presencia de la causal aducida; aspectos que, denotan que el
Tribunal dio una respuesta fundamentada al agravio señalado, sin obviar su labor de control
sobre la fundamentación en la fijación de la pena, inclusive a efectos de precautelar los derechos
de los acusados procedió a realizar una fundamentación complementaria de conformidad a las
facultades otorgadas por el art. 414 del CPP, generando convicción y certeza al condenado sobre
la sanción que le fue impuesta, por lo que no es evidente la contradicción del Auto de Vista con
los precedentes invocados; consecuentemente, el presente motivo se encuentra infundado.
III.2.3. En cuanto al recurso de Patricia Katherine Jardín Jallaza.
La recurrente denuncia como primer motivo, que el Auto de Vista impugnado carece de una
debida fundamentación, al no haber dado respuesta de manera objetiva los agravios expresados
y argüir que no tienen sustento legal, invocando como precedentes contradictorios el Auto
Supremo 207/2007 de 28 de marzo, pronunciado dentro de un proceso por los delitos de Estafa,
Apropiación Indebida y Abuso de Confianza, donde el Auto de Vista fue dejado sin efecto a raíz
de que no absolvió de manera suficiente los agravios formulados acudiendo a la relación de
formalismos jurídicos a efecto de denegar y eludir el pronunciamiento respectivo, por lo que se
emitió la siguiente doctrina legal aplicable: “La exigencia de motivación es una garantía
constitucional de justicia, fundada en el régimen republicano de gobierno que, al asegurar la
publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus Sentencias,
permiten el control del pueblo, sobre su conducta, resguardando con ello a los particulares y a
la colectividad contra las decisiones arbitrarias de los jueces; la motivación responde también a
otros fines, ya que podrán los interesados conocer las razones que justifican el fallo y decidir su
aceptación o fundar su impugnación por los medios que la ley concede. Al mismo tiempo brinda
al Tribunal de alzada el material necesario para ejercer su control y finalmente sirve para crear
la jurisprudencia, entendida como el conjunto de las enseñanzas que derivan de las Sentencias
judiciales. De ahí que la motivación de los fallos emergentes de los recursos, debe ser expresa,
clara, legítima y lógica. a) Expresa: Porque el Tribunal, no puede suplirla por una remisión a otros
actos, o a las constancias del proceso, o reemplazarlas por una alusión de la prueba. La ley exige
que el juzgador consigne las razones que determinan su decisorio, expresando sus propias
argumentaciones de modo que sea controlable el iter lógico seguido por él, para arribar a la
conclusión. b) Clara: En la resolución, el objeto del pensar jurídico debe estar claramente
determinado, de manera que produzca seguridad en el ánimo de quienes la conozcan, aun por
los legos. c) Completa: La exigencia comprende a todas las cuestiones planteadas por las partes
en los diferentes recursos que se analizan, y a cada uno de los puntos decisivos que justifican
cada conclusión. El Tribunal está obligado a considerar todas las cuestiones esenciales o
fundamentales que determinan el fallo. En este sentido, cualquier aspecto de la indagación
susceptible de valoración propia, asume individualidad a los fines de la obligación de motivar y
sobre la base del principio de exhaustividad habrá falta de motivación, cuando se omita la
exposición de los razonamientos efectuados sobre un punto esencial de la decisión y sobre los
hechos secundarios alegados en el mismo, porque la obligación de motivar alcanza también a
ellos en cuanto comprenden el iter a través del cual el Tribunal llega a la conclusión sobre la
causa petendi. La motivación de los fallos emergentes de los recursos, para ser completa, debe
referirse al petitum y al derecho, analizando la resolución impugnada y expresando las
conclusiones a las que se arribe luego de un examen sobre la veracidad de las denuncias
formuladas, resolver apartándose del petitum significa que el fallo incurre en un vicio de
incongruencia. El vicio de incongruencia como desajuste entre el fallo judicial y los términos en
los que las partes han formulado su pretensión o pretensiones, en definitiva constituyen el
objeto del recurso. Al conceder más, menos o cosa distinta a lo pedido, el órgano judicial incurre,
en las formas de incongruencia conocidas como ultra petita, citra petita o extra petita partium.
d) Legítima: La legitimidad de la motivación se refiere tanto a la consideración de las denuncias
formuladas, como a la obligación de revisar ex oficio la legitimidad del proceso. Por lo tanto, el
fallo que se funda en la consideración de cuestiones alejadas del objeto particular del recurso
deducido, no esta debidamente motivada. e) Lógica : Finalmente se exige que la Sentencia
cumpla con las reglas de logicidad, de ahí que el Tribunal valorará las cuestiones formuladas de
un modo integral, empleando el razonamiento inductivo, verificando la observancia de las reglas
de la sana crítica y exponiendo los razonamientos en que se fundamenta la decisión; es decir,
sustentándolos en las reglas de la lógica, psicología y experiencia. Cuando a tiempo de emitir un
decisorio, los Tribunales no observan los presupuestos señalados supra, incurren en vicios
absolutos que atenta contra al derecho a la defensa y al debido proceso, debiendo la autoridad
jurisdiccional dictar sus resoluciones debidamente motivadas, guardando coherencia entre la
parte considerativa y la dispositiva, esto es sin incurrir en contradicciones, en desorden de ideas,
yuxtaposición numerativa de folios o de afirmaciones formuladas mecánicamente, o en una
frondosa, enrevesada y superficial acumulación de disgresiones sin mayor relación con el caso a
resolver, una resolución resulta insuficientemente motivada cuando en el caso concreto resulta
superficial y/o unilateral o cuando los argumentos esgrimidos resultan contradictorios
antagónicamente, o cuando se detectan vicios de razonamiento o de demostración (falacias o
paralogismos), en todo caso la redacción debe guardar claridad explicativa, no siendo una
exigencia que los decisorios sean extensos o ampulosos”.
También invocó el Auto Supremo 144/2013 de 28 de mayo, emitido dentro de un proceso por
los delitos de Apropiación Indebida y Abuso de Confianza, donde inicialmente se dictó Sentencia
condenatoria, apelada que fue, por Auto de Vista se declaró improcedente la alzada planteada,
recurrido de casación, este fallo fue dejado sin efecto, porque infringió los arts. 124 y 398 del
CPP; toda vez, que no se pronunció ni resolvió todos los puntos reclamados en el recurso de
apelación restringida, olvidando su obligación de circunscribir la decisión a los puntos acusados
por el apelante; puesto que, se pronunció de manera vaga, omitiendo pronunciarse sobre otra
denuncia, concluyéndose que carecía de una correcta y adecuada fundamentación; aspecto que,
vulneró el debido proceso, por lo que se pronunció la siguiente doctrina legal aplicable: “Es
obligación del Tribunal de Apelación, realizar una adecuada motivación en las resoluciones que
pronuncie, debiendo todo Auto de Vista contener suficiente fundamentación,
circunscribiéndose a los puntos denunciados en el recurso de apelación restringida, dentro lo
limites señalados por los artículos 398 del Código de Procedimiento Penal y parágrafo II del
artículo 17 de la Ley del Örgano Judicial, los cuales serán absueltos uno a uno con la debida
motivación y en base de argumentos jurídicos individualizados y sólidos, a fin de que se pueda
inferir una respuesta con los criterios jurídicos correspondientes al caso, sin que la
argumentación vertida sea evasiva o incongruente; cumpliendo con los parámetros de
especificidad, claridad, completitud, legitimidad, logicidad que se encuentran determinados en
el Auto Supremo Nro. 12 de 30 de enero de 2012, dejando conocer al recurrente la respuesta a
cada alegación, lo contrario constituye un vicio de incongruencia omisiva (citra petrita o ex
silentio) que vulnera lo establecido por los artículos 124 y 398 del Código de Procedimiento
Penal”.
De las problemáticas disgregadas, se establece que tienen relación fáctica con el motivo de
recurso de casación en análisis donde se denuncia la falta de una debida fundamentación
objetiva respecto a los puntos apelados; es así, fue a efectos de verificar la posible contradicción
con el Auto de Vista impugnado, se debe tener presente que en síntesis el Tribunal de alzada a
momento de dar respuesta a los agravios formulados por Patricia Katherine Jaldín Jallaza en su
apelación restringida, señaló:
Sobre la errónea aplicación de la ley sustantiva por aplicación del art. 47 de la Ley 1008, el Ad
quem advierte que el planteamiento de la recurrente contiene una fundamentación confusa, ya
que fue juzgada por los delitos insertos en los arts. 154 y 224 primera parte del CP; que sobre el
art. 154 del CP y cuál el deber previsto por ley que incumplió, el Tribunal de apelación cita el
Considerando II de la Sentencia haciendo una relación de los hechos fácticos y su deber de
cumplir las normas del proceso de contratación, concluye que el agravio carece de sustento legal
y jurídico; en cuanto, al delito de conducta antieconómica, luego de hacer referencia a los
hechos fácticos concluye que no es evidente que la apelante no tenía la obligación de rendir
cuentas sobre los fondos de avance entregados, en su condición de Directora Administrativa
Financiera, siendo responsable de todo el manejo económico de la institución, hallando no
sustentable su agravio al respecto, asimismo citando el Considerando III numeral 9, señaló que
el Tribunal de Sentencia indicó: “…más cuando, en el momento de la suscripción del contrato
con la empresa PROINTEC S.A. no se contaba con el presupuesto inscrito ni siquiera para cubri
el anticipo del 20%...”, razonamiento que considera demuestra que la apelante no obró de
acuerdo a la norma, por lo que su agravio tampoco tendría sustento legal.
El Auto Supremo 431 de 11 de octubre de 2006, emitido dentro de un proceso por el delito de
Suministro de sustancias controladas, donde inicialmente se dictó Sentencia condenatoria por
el delito de Suministro y absuelto del delito de Tráfico de Sustancias Controladas, apelada esta
determinación, por Auto de Vista se declaró improcedente el recurso confirmando la Sentencia
apelada, que recurrido de casación, este fallo fue dejado sin efecto; habiéndose emitido la
siguiente doctrina legal aplicable: “que la calificación del hecho a un tipo penal determinado es
en razón a describir primeramente el hecho para luego comparar las características de la
conducta ilícita con los elementos constitutivos del delito; es necesario tomar en cuenta que la
conducta general descrita por el tipo penal se encuentra en la norma, mientras que la conducta
particular se identifica por la descripción de sus peculiaridades, si estas se subsumen a todos los
elementos constitutivos de un tipo penal, recién podrá calificarse el hecho como delito incurso
en tal normativa; en caso de que falte la adecuación de un elemento constitutivo del tipo penal,
el hecho no constituye delito o en su caso se adecua a tentativa u otra figura delictiva”.
El Auto Supremo 329 de 29 agosto de 2006, dictado dentro de un proceso por el delito de Tráfico
de Sustancias Controladas, donde se emitió Sentencia condenatoria, apelada que fue, por Auto
de Vista se declaró improcedentes las cuestiones planteadas en los recursos de alzada,
resolución que fue dejada sin efecto porque en este proceso no se dan los elementos
constitutivos que demuestren que la conducta del imputado se hubiera adecuado a la acción de
tráfico; en consecuencia, se dio una errónea aplicación de la ley sustantiva penal, habiéndose
en consecuencia pronunciado la siguiente doctrina legal aplicable: “La calificación del delito en
el Código de Procedimiento Penal, se entiende como la apreciación que cada una de las partes
hace de los hechos, de las leyes aplicables y de la resultante relacionada al acusado, y, cuando
no se la califica adecuadamente, se genera una errónea aplicación de la ley sustantiva, por la
errónea calificación de los hechos (tipicidad), porque la adecuación de la conducta humana a la
descripción objetiva del o de los delitos endilgados, debe ser correcta y exacta. Por otra parte,
conviene recordar que el Auto Supremo Nº 417/03 de 19 de agosto de 2003, estableció que la
`tipicidad, es la adecuación de la conducta del sujeto al tipo penal, es decir que el hecho se
adecua al tipo´. Que la parte final del Art. 413 del Código de Procedimiento Penal, atribuye al
Ad-quem, la facultad de que `cuando sea evidente, que para dictar una nueva Sentencia, no es
necesaria la realización de un nuevo juicio, resolverá directamente´, se refiere al caso sometido
a su conocimiento, con la jurisdicción y competencia que le asignan los artículos 42, 43, inc. 2,
y, 51, numeral 2), del mismo Código, por lo que corresponde regularizar el procedimiento y
determinar que el Tribunal de Alzada dicte una nueva Sentencia conforme a la doctrina legal
aplicable”.
El Auto Supremo 315 de 25 de agosto de 2006, pronunciado dentro de un proceso por el delito
de Tráfico de Sustancias Controladas, donde se dictó Sentencia condenatoria, apelada esta
determinación, por Auto de Vista se declaró admisible el recurso e improcedente las cuestiones
planteadas, confirmando la Sentencia referida, el cual recurrido de casación fue dejado sin
efecto, porque existió una errónea aplicación de la ley sustantiva por parte de los Tribunales de
Sentencia y apelación al no estar calificada la conducta del imputado en el tipo penal de
"transporte de sustancias controladas"; consecuentemente, se emitió la siguiente doctrina legal
aplicable: “Un Estado democrático de Derecho está sostenido por el equilibrio y control riguroso
que dimanan de los principios de legalidad, derecho al cumplimiento de la reglas del debido
proceso penal y publicidad. Bastará que exista la ausencia de uno de ellos para demandar la
corrección y, con mayor razón, si las infracciones han sido reclamadas oportunamente por el
recurrente a quien le causa perjuicios la forma de resolución que incurre en `error injudicando´,
tarea que la ley obliga a que los Tribunales de Justicia se sometan a la ley emitiendo Sentencias
que fluyan del respeto absoluto al `principio de legalidad´ realizando los juzgadores tareas
objetivas de subsunción que demuestren, objetivamente, el encuadramiento perfecto de las
conductas tachadas de antijurídicas en el marco descriptivo de la ley penal, lo contrario
significaría crear `inseguridad jurídica` en perjuicio de toda la población. Que los supuestos de
errónea aplicación de la ley adjetiva se refieren: a) a los defectos de procedimiento en general
y b) a los específicamente contenidos en los artículos 169 y 370 - 1) del Código de Procedimiento
Penal, al haberse condenado al imputado, por un tipo penal que no le corresponde, en evidente
infracción de norma penal sustantiva, toda vez que el tipo penal de `transporte de sustancias
controladas´ se encuentra previsto en el artículo 55 que señala: `El que ilícitamente y a sabiendas
trasladare o transportare cualquier sustancia controlada, será sancionado con ocho a doce años
de presidio y mil a mil quinientos días de multa e incautación definitiva del motorizado o medios
de transporte´. Constituyéndose en norma especial frente al tipo penal descrito en el artículo 48
de la Ley Nº 1008, por lo que se incurre en violación al `principio de legalidad´ al no calificarse
adecuadamente la conducta ilícita del imputado en el tipo penal correcto, máxime si no se
tomaron en cuenta los principios de `favorabilidad´e `in dubio pro reo´ en favor del imputado.
La conducta descrita por el artículo 48 de la Ley Nº 1008 que establece el `tráfico de sustancias
controladas´ tiene por elemento esencial la `comercialización´ de sustancias controladas ilícitas
en una de las formas que establece el artículo 33 inciso m) de la referida ley especial, si la
conducta del imputado no se encuentra vinculada a estos fines pero es `ilícita per se´ por una
norma especial, ésta debe aplicarse, lo contrario significaría dejar a la definición discrecional del
juzgador que a su vez traduciría una violación al Principio Constitucional y Penal de ,`legalidad´e
infracción al Derecho fundamental a la Seguridad Jurídica inmerso en el artículo 7 de la
Constitución Política del Estado. Siendo evidente la existencia de `error injudicando´ por
indebida subsunción de la conducta del procesado en un tipo penal diferente al establecido por
ley aspecto que debió ser advertido por el Tribunal de alzada, corresponde al Supremo Tribunal,
en aplicación del segundo párrafo del artículo 419 del Código de Procedimiento Penal, dejar sin
efecto el Auto de Vista impugnado y disponer que la misma Sala Penal Primera del Distrito de La
Paz pronuncie nuevo Auto de Vista tomando en cuenta la línea doctrinal sentada en cuanto a la
infracción de norma penal sustantiva”.
La recurrente, como tercer motivo, denunció que el Auto de Vista convalidó la Sentencia que se
encuentra insuficientemente fundamentada, respecto a la fundamentación probatoria
intelectiva sobre el valor otorgado a los medios de prueba, habiendo invocado como precedente
contradictorio el Auto Supremo 724 de 26 de noviembre de 2004, emitido dentro de un proceso
seguido por los delitos de Estafa y Estelionato, donde se dictó Sentencia condenatoria, apelada
esta determinación por Auto de Vista se declaró improcedentes los recursos de apelación
restringida interpuestos, manteniendo firme y subsistente la Sentencia dictada con modificación
de la pena impuesta, fallo que recurrido de casación fue dejado sin efecto al no haberse
pronunciado sobre todos los puntos apelados, incurriendo en defectos de Sentencia
insubsanables, por lo que correspondía anular la Sentencia y disponer la reposición del juicio
por otro Tribunal, conforme determina el primer parágrafo del art. 413 del CPP;
consecuentemente, se pronunció la siguiente doctrina legal aplicable: “Que el juicio oral, público
y contradictorio conforme dispone el artículo 1 del Código de Procedimiento Penal, se halla
tutelado por las garantías constitucionales y las normas procesales que son de orden público y
de cumplimiento obligatorio. En su desarrollo las partes asumen el papel protagónico de
someterse a las reglas del debido proceso en igualdad de condiciones. Los Tribunales de
Sentencia o el Juez deben emitir la Sentencia fundamentada consignando todos y cada uno de
los hechos debatidos en el juicio, con un análisis de todas y cada una de las pruebas de cargo y
descargo incorporadas legalmente en el proceso, debiendo la fundamentación ser clara sin
contradicción entre la parte considerativa y la resolutiva, con indicación de las normas
sustantivas o adjetivas que respalden el fallo requisitos que toda Sentencia debe contener,
constituyendo su omisión defectos de Sentencia insubsanables al tenor del artículo 370 inciso
3) y 5) del Código de Procedimiento Penal, por lo que en esos casos corresponde aplicar el primer
parágrafo del artículo 413 del Código de Procedimiento Penal”, precedente que guarda similitud
con la controversia contenida en el motivo en análisis donde se denuncia que el Tribunal de
alzada convalidó la Sentencia cuya fundamentación probatoria intelectiva se extraña, por lo que
corresponde verificar una posible contradicción con el Auto de Vista ahora impugnado.
El Auto Supremo 50 de 27 de enero de 2007, dictado dentro de un proceso por los delitos de
Lesiones Gravísimas, Graves y Leves, en el que inicialmente se pronunció Sentencia
condenatoria por el delito de Lesiones Gravísimas y absolutoria por los delitos de Lesiones
Graves y Leves y a otra co-imputada la declara autora del delito de Lesiones Graves y Leves,
otorgándole el beneficio del Perdón Judicial y absolviéndola del delito de Lesiones Gravísimas,
además de otros co-imputados; apelada esta determinación, por Auto de Vista se declaró
improcedentes los recursos deducidos, confirmando la Sentencia, fallo que recurrido de
casación fue dejado sin efecto, porque si bien el Tribunal de Sentencia, a tiempo de fijar la pena
a imponerse, consideró los arts. 37, 38, 39 y 40 del CP; omitió tener presente el número de
imputados, y las circunstancias del hecho; y en consecuencia, considerar la previsión de los arts.
272 con relación al 259 del CP, situación que conforme previene el art. 413 del CPP, pudo ser
directamente subsanada por el Tribunal de alzada, máxime si se encontraba plenamente
acreditado que la lesión causada en la víctima y querellante, no resultaba irreversible y podía
ser corregida mediante un procedimiento quirúrgico; consiguientemente, se emitió la siguiente
doctrina legal aplicable: “La pena se constituye en un factor de cohesión del sistema político-
social, gracias a su capacidad de restaurar la confianza colectiva en la seguridad jurídica y la paz
social que brinda el ordenamiento legal, renueva la fidelidad de los ciudadanos hacia las
instituciones y margina cualquier contraproyecto de sociedad, o lo que es lo mismo, garantizar
la constitución de la sociedad. A la vez, es un medio del que se vale el Estado, para facilitar al
individuo, que por sus actos precedentes se encuentra constreñido a afrontar una sanción legal,
a reconsiderar su postura frente a las normas socialmente aceptadas y replantear su conducta
respecto a los valores jurídicos protegidos, promoviendo la reinserción social. Finalmente esta
experiencia, cuya publicidad se encuentra garantizada por el sub sistema penal, genera en el
común social una premisa de conducta-reacción, que se constituye en el medio de prevención
general, como otro fin de la pena. De ahí que si del conocimiento de un determinado hecho el
Titular del órgano jurisdiccional llega a determinar que la conducta cumple los presupuestos de
la imputación objetiva, le corresponde aplicar la norma secundaria contenida en la sanción
penal, parte del decisorio que es de suma importancia para la aceptación del juicio, su
credibilidad y el logro de los fines de la pena. La pena no es el resultado de una simple operación
lógica sino de la valorización de los hechos y del imputado mismo; su personalidad, la
motivación, etc. Para que la fundamentación tenga poder de convicción se requiere que la
Sentencia exteriorice el razonamiento del Juez. El punto de partida para determinar la pena, es
el marco normativo del delito. Luego se tienen que explicar qué aspectos o circunstancias
agravan la pena, y cuáles la atenúan. Para el proceso de la determinación de la pena, hay que
tomar en cuenta especialmente los hechos precedentes, las circunstancias y las condiciones de
vida del imputado. Igualmente las causas que llevaron a la comisión del hecho delictivo y el
hecho mismo. Es facultad del Tribunal de alzada, ante la evidencia de que concurren en el fallo
de mérito errores u omisiones formales que se refieran a la imposición o el cómputo de penas,
modificar directamente el quantum observando los principios constitucionales y procesales”.
Es en este sentido, que de la revisión de las problemáticas que se desprenden de los precedentes
invocados se establece que guardan relación con el motivo de casación en análisis, donde se
denuncia que el Tribunal de alzada inobserva la insuficiente fundamentación en la imposición
de la pena por parte del Tribunal a quo; consiguientemente, corresponde la verificación de una
posible contradicción con el Auto de Vista impugnado; a cuyo efecto, se debe partir señalando
que la Sentencia a momento de fundamentar la fijación de la pena a la acusada Patricia
Katherine Jaldin Jallaza, indico que la imposición de la pena se halla sujeta a que la acusada
habría actuado de forma dolosa; puesto que, como funcionaria pública permitió que no se
cumplan normas legales, para luego en la parte resolutiva de la Sentencia señalar que es autora
de la comisión de los delitos de Incumplimiento de Deberes y Conducta Antieconómica,
previstos por los arts. 154 y 224 párrafo primero del CP, condenándola a la pena privativa de
libertad de cuatro años de reclusión; apelada que fue esta determinación, el Auto de Vista
impugnado señaló sobre el agravio de insuficiente fundamentación fáctica probatoria y jurídica
en relación a la justificación de la pena, que se le aplicó la pena por los delitos que le fueron
acusados y antecedentes del proceso penal, ya que las pruebas no enervaron la acusación fiscal
y particular, que se tomó en cuenta su personalidad, la mayor o menor gravedad del hecho, las
circunstancias y las consecuencias conocidas del delito, sin que se le haya aplicado atenuación
especial concluyendo que la pena es razonable y pertinente, por lo que el a quo habría obrado
de acuerdo al art. 124 del CPP, no habiéndose demostrado los defectos de la Sentencia
denunciados; en consecuencia, se constata que la Sentencia en cuanto a la justificación de la
pena explicó sucintamente los aspectos que la determinaron; asimismo, que si bien es reiterado
también por el Tribunal de alzada este hecho, efectuó una fundamentación complementaria,
efectivizando su labor de control del fallo sometido a su revisión, en conformidad con el art. 414
del CPP; por cuanto, al no haberse demostrado que el presente proceso el fallo impugnado haya
ingresado en contradicción con los precedentes invocados, el motivo en análisis resulta
infundado.
Razones por las que al no haberse evidenciado contradicción alguna, ni infracción a las
previsiones de los arts. 124 y 398 del CPP, en mérito a las conclusiones arribadas por este
Tribunal, corresponde declarar infundados los recursos de casación planteados.
POR TANTO
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el art. 42.I.1 de la
LOJ y lo previsto por el art. 419 del CPP, declara INFUNDADOS los recursos de casación
interpuestos por Alberto Luis Aguilar Calle, Tomás López Villarte y Patricia Katherine Jaldín
Jallaza.