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ORGANOGRAFÍA Y
FISIOLOGÍA
Lorenzo Agudo García
Profesor de Ciclo Viticultura
IES CENCIBEL Villarrobledo
2014
1. La vid.
1.1. El género Vitis.
1.2. Características generales del género Vitis.
1.3. Variedades y clones.
2.Organografía de la vid.
2.1. Raíces.
2.2. Troncos y brazos.
2.3. Pámpanos y sarmientos.
2.4. Hojas.
2.5. Zarcillos.
2.6. Yemas.
2.7. Flores.
2.8. Bayas y racimos.
2.9. Pepitas o semillas.
3. Fisiología de la vid.
3.1. El ciclo vegetativo interanual.
3.2. El ciclo vegetativo anual.
3.2.1. LLoro.
3.2.2. Brotación.
3.2.3. Desarrollo y crecimiento de pámpanos hojas.
3.2.4. Floración y fecundación.
3.2.5. Desarrollo y maduración de las uvas.
3.2.6. Sobremaduración.
3.2.7. Crecimiento otoñal y agostamiento del pámpano.
3.2.8. Agostamiento del pámpano.
3.2.9. Caída de la hoja.
3.2.10.Reposo invernal.
3.2.11. Estados fenológicos
3.3. El potencial vegetativo.
3.4. Síntesis y evolución de los principales compuestos de la uva.
4.Variedades.
4.1. Variedades tintas.
4.2. Variedades blancas.
4.3. Portainjertos.
4.4. Híbridos productores directos.
5. Bibliografía.
1. La vid.
1.1. El género Vitis.
La vid es un arbusto, sarmentoso y trepador que se fija a tutores naturales o artificiales
mediante órganos que va provista, cuando no existen estos tutores. la planta se extiende
sobre la superficie del terreno ocupando extensiones de alguna consideración.
La vitis vinífera silvestris estaba muy extendida en la antigüedad como antecesora de la vitis
vinifera sátiva. Actualmente perdura en varios países de Europa entre ellos en España
En cada una de las anteriores especies existen gran número de variedades, concretamente en
la vitis vinífera se cuentan por miles. las variedades pueden surgir de un modo natural o bien
haber surgido por selección del ser humano.
La mayoría de las vides que cultivamos por no decir todas son mestizos naturales que el
hombre ha seleccionado y cultivado para su propio beneficio.
Los clones son plantas genéticamente idénticas y multiplicadas vegetativamente sin mezclas,
se utiliza en casos concretos que se quiera tener una planta con unas características muy
marcadas.
2. Organografía de la vid.
En las vides se puede distinguir una parte enterrada, formada por las raíces de mayor o menor
grosor y más o menos viejas, cuyas extremidades más finas forman la cabellera. Y otra parte
aérea o vuelo en la que distinguimos: tronco, brazos y sarmientos que duran varios años, y
las hojas, frutos y zarcillos, que no duran más de un año. la zona que une las dos partes se
denomina cuello. El conjunto es lo que se conoce como cepa.
2.1. Raíces.
En las imágenes observamos un dibujo y una foto real del sistema radicular de una vid.
Las raíces pueden pasar por tres etapas a lo largo de su vida:
Las plantas procedentes de semilla tienen una raíz pivotante en la juventud, pero después esta
se atrofia dando lugar a raíces adventicias. El sistema radicular de la vid alcanza una longitud
de 2 a 5 metros, aunque en casos excepcionales han alcanzado los 15 metros, dependiendo del
tipo de portainjerto, condiciones sanitarias, tipo de suelo y clima, etc. El peso del sistema
radicular es muy variable, desde 10 a 60 toneladas por hectárea.
Las plantas procedentes de estacas, las raíces que se forman pueden considerarse todas
primarias, partiendo de ellas las secundarias hasta formarse toda la cabellera radical.
Si no hay obstáculos en el suelo las raíces tienden a profundizar en el mismo, esto se denomina
geotropismo positivo, pero también se desplazan hacia zonas de mayor humedad y
nutrientes, hidrotropismo y quimiotropismo. No todas las plantas profundizan de igual
manera, se llama ángulo geotrópico el que forma la raíz con la vertical, dentro de las vitis se
dan distintos ángulos geotrópicos.
La viña en estado espontáneo es una liana, gracias a sus tallos sarmentosos y a sus zarcillos
que cuando encuentran un soporte o tutor se enroscan en él y trepan en busca de la luz.
En el vuelo o parte aérea encontramos el tronco y los brazos más o menos largos, pulgares o
varas, que no son sino trozos de ramos formados el año anterior, y los pámpanos o ramos del
año, que por su agostamiento en otoño se convierten en sarmientos con sus hojas, racimos de
flor y más tarde frutos.
-El tronco , puede estar más o menos definido según el sistema de formación. La
altura depende de la poda de formación, estando normalmente comprendida entre los 0.1m
y los 2.0 m en el caso de un parral . El diámetro puede variar entre 0.10 y 0.30 m. En California
se encontró en vid plantada por los españoles hace 2 siglos un tronco que medía 2,5 metros
de circunferencia en la base.
Es de aspecto retorcido, sinuoso y agrietado, recubierto exteriormente por una corteza que se
desprende en tiras longitudinales. Lo que coloquialmente hablando se conoce como corteza,
anatómicamente corresponde a diferentes capas de células que son, del interior al exterior,
periciclo, líber, súber, parénquima cortical y epidermis. El conjunto se denomina ritidoma. El
ritidoma se renueva anualmente debido a la actividad de una capa llamada felógeno, formada
a partir de la diferenciación de células del periciclo desde el mes de agosto, que genera todos
los años súber hacia el exterior y felodermis hacia el interior. Todos los tejidos situados
exteriormente al súber quedan aislados formando un tejido muerto llamado ritidoma.
- Los Brazos o ramas son los encargados de conducir los nutrientes y repartir la
vegetación y los frutos en el espacio. Al igual que el tronco también están recubiertos de una
corteza. Los brazos portan los tallos del año, denominados pámpanos cuando son herbáceos y
sarmientos cuando están lignificados.
Tipos de madera
- Madera del año: la constituyen el pámpano o sarmiento, desde que brota la yema
que lo origina hasta que tira la hoja. Comprende por tanto un periodo de crecimiento.
- Madera de 1 año: son los sarmientos desde la caída de la hoja hasta el desarrollo de
las yemas en él insertas. Comprende todo el periodo de reposo invernal.
- Madera vieja: aquellos tallos con más de 2 años de edad pasan a denominarse
madera vieja.
2.3. Pámpanos y sarmientos.
El Pámpano es un brote procedente del desarrollo de una yema normal. El pámpano porta las
yemas, las hojas, los zarcillos y las inflorescencias. Al principio de su desarrollo, los pámpanos
tienen consistencia herbácea pero hacia el mes de agosto, van a comenzar a sufrir un conjunto
de transformaciones que le van a dar perennidad, comienzan a lignificarse, a acumular
sustancias de reserva, etc. adquieren consistencia leñosa y pasan a denominarse sarmientos.
El pámpano es un tallo constituido por una sucesión de nudos (zonas hinchadas )y entrenudos
(espacio entre nudo y nudo).
-Los entrenudos son de longitud creciente hasta el quinto nudo; del quinto al quince
permanecen constantes y a continuación van decreciendo en longitud hacia el extremo apical.
La longitud puede estar comprendida entre los 1 cm en el caso de los primeros entrenudos del
pámpano y los 15 – 20 cm en la zona media. En la zona de inserción del pámpano al tallo,
denominada corona, no hay entrenudos. El diámetro del pámpano es variable siendo corriente
que se encuentre entre 1 y 2 cm en la zona central. La sección es elíptica.
En las siguientes imágenes observamos los nudos y entrenudos y un pámpano con sus
componentes.
2.4. Hojas.
2.5. Zarcillos.
2.6. Yemas.
2.7. Flores.
2.8. Bayas y racimos.
2.9. Pepitas o semillas.
3. Fisiología de la vid.
3.1. El ciclo vegetativo interanual.
3.2. El ciclo vegetativo anual.
3.2.1. LLoro.
3.2.2. Brotación.
Los pámpanos que nacen en el mismo año sobre otro pámpano, anteriormente formado se
denominan nietos o hijuelos, los que nacen de yemas dormidas sobre madera vieja se
denominan chupones o esperguras ( ver figura anterior).
2.4. Hojas.
Cuando se siembra una pepita de vid, las hojas se disponen alrededor del tallo, según una
espiral de 2/5, siendo necesario dar dos vueltas para encontrar la siguiente hoja en la misma
posición y contando un número de 5, pero en plantas adultas o bien si procede de
multiplicación vegetativa, la filotaxia es de 1/2, es decir en posición alterna y opuestas en 180º.
La superficie de la hoja es muy variable puede ir desde 50 cm2 hasta 500 cm2.El tipo de hoja
es uno de los factores fundamentales para conocer las distintas variedades de vid.
Las funciones de las hojas son de gran complejidad, pues en ellas los elementos minerales
absorbidos por el sistema radicular, savia bruta, se transforma en savia elaborada que nutrirá
todos los órganos de la planta, por eso a la hoja se le considera el "laboratorio de la planta", en
ella se realizan: la asimilación clorofílica o fotosíntesis, la respiración y la transpiración, estas
funciones se realizan principalmente a través de los estomas.
- La fotosíntesis o función clorofílica, es la elaboración de nutrientes a partir de
elementos inorgánicos simples, agua y anhídrido carbónico , utilizando la energía de la luz. Esta
energía es captada por pigmentos verdes que se encuentran en las células de las hojas, los
cloroplastos, los cuales contienen la clorofila que es la encargada de obtener los hidratos de
carbono, azúcares, almidón, etc. La función clorofílica no solo se produce en las hojas, sino
también en los órganos verdes de la misma, aunque es mucho más importante en las hojas.
-La transpiración es la función por la cual la planta elimina en forma de vapor el exceso
de agua absorbida por las raíces, esto se lleva a cabo por los estomas, pero las flores y tallos
verdes también pueden desempeñar esta función.
2.5. Zarcillos.
Los zarcillos son estructuras comparables a los tallos. Pueden ser bifurcados, trifurcados o
polifurcados. Con función mecánica y con la particularidad de que sólo se lignifican y
permanecen, los zarcillos que se enrollan. Tienen una función de sujeción o trepadora.
Los zarcillos y las inflorescencias tienen un origen semejante con lo que es frecuente encontrar
estados intermedios. Los zarcillos, en los pámpanos fértiles, se sitúan siempre por encima de
los racimos. La distribución de zarcillos y/o inflorescencias más frecuente en el pámpano es la
siguiente: La nomenclatura que esquematizó P. Galet es anotando 0 el nudo sin zarcillo, y así
sucesivamente 1,2,3,4, ......., los nudos con zarcillo o inflorescencias, pudiendo dar los
siguientes casos:
-Disposición continua: 0-0-0-n, a excepción de los tres o cinco primeros nudos el resto
son zarcillos o inflorescencias. Se da en vitis labrusca.
2.6. Yemas.
Las yemas son los órganos de la planta donde se encuentran los primordios de brotación de las
primeras hojas y de todos los racimos que pueda contener el futuro pámpano. Tiene forma de
cono abultado, se ubica en el nudo del sarmiento, junto a la inserción del pecíolo de la hoja. A
simple vista parece constituida por una sola unidad, sin embargo siempre son dos,
perfectamente distinguidas, denominadas yema principal o latente y yema pronta:
- Yema Pronta: a diferencia de la yema principal está constituida por una sola yema, más
pequeña y ubicada a un costado de ésta. Suele brotar el mismo año de su formación dando
lugar a un brote denominado “feminela”.
En la siguiente imagen se observa el corte transversal de una yema.
La yema normal, es de forma más o menos cónica y está constituida por un cono vegetativo
principal y uno o dos conos vegetativos secundarios. Estos conos están formados por un tallo
embrionario, en los que se diferencian los nudos y entrenudos, los esbozos foliares y en su
caso, los esbozos de las inflorescencias, y un meristemo o ápice caulinar en su extremo. Dichos
conos vegetativos están protegidos interiormente por una borra algodonosa y exteriormente
por dos escamas.
-La naturaleza de la yema: los conos principales son más fértiles que los secundarios.
Las yemas prontas son menos fértiles que las yemas principales.
2.7. Flores.
Las vides cultivadas por sus frutos son, por lo general, hermafroditas. Se trata de una flor poco
llamativa, de tamaño reducido, de unos 2 mm de longitud y color verde. Las flores de la vid se
agrupan como inflorescencias en racimo y se forman dentro de las yemas fértiles en los conos
vegetativos, en estos se determina también el número de florecillas que tendrá la vid al
terminar su crecimiento. Al año siguiente al brotar dicha yema y originar el pámpano
correspondiente, se destacan de este los ramillos de flores o inflorescencias, con la disposición
peculiar de cada variedad, teniendo un eje principal de ramificaciones y luego ramificaciones
secundarias.
- Cáliz: constituido por cinco sépalos soldados que le dan forma de cúpula.
- Corola: formada por cinco pétalos soldados en el ápice, que protege al androceo y
gineceo desprendiéndose en la floración. Se denomina capuchón o caliptra.
-Androceo: cinco estambres opuestos a los pétalos constituidos por un filamento y dos
lóbulos (tecas). En su interior se ubican los sacos polínicos.
-Gineceo: ovario súpero, bicarpelar (carpelos soldados) con dos óvulos por carpelo.
Estilo corto y estigma ligeramente expandido y deprimido en el centro.
A continuación se observa el esquema de una flor para reconocer las partes anteriormente
citadas.
A continuación una flor en diversos estadios de desarrollo.
El racimo está formado por un tallo principal llamado pedúnculo hasta la primera
ramificación. La primera ramificación genera los denominados hombros o alas, éstas y el eje
principal o raquis, se siguen ramificando varias veces, hasta llegar a las últimas ramificaciones
denominadas pedicelos que se expansionan en el extremo constituyendo el receptáculo floral
que porta la flor. Dos ramificaciones consecutivas forman un ángulo de 90º. Al conjunto de
ramificaciones del racimo se le denomina raspón o escobajo.
Los racimos presentan un número de flores variable según la fertilidad de las yemas
que puede oscilar de 50/100 flores para los pequeños a 1000/1500 en los grandes. La forma y
tamaño final de los racimos es variable según la variedad, clon y el estado de desarrollo.
Se denomina racima a los racimos desarrollados en los nietos, que una vez que fructifican no
suelen completar su maduración. A veces también se les da el nombre de grumos.
Una vez fecundada la planta, aparece como resultado el fruto de la misma, en este caso es un
grano de uva o baya, que engorda rápidamente, es de forma y tamaño variables. Más o menos
esférica u ovalada, y por término medio de 12 a 18 mm de diámetro.
Se distinguen tres partes:
-Hollejo (epicarpio): es la parte más externa de la uva y como tal, sirve de protección
del fruto. Membranoso y con epidermis cutinizada, elástico. En su exterior aparece una capa
cerosa llamada pruina. La pruina se encarga de fijar las levaduras que fermentan el mosto y
también actúa como capa protectora.
El color del hollejo varía según el estado fenológico en el que se encuentra. En la fase herbácea
es de color verde y a partir del envero es de color amarillo en variedades blancas, y rosado o
violáceo, en variedades tintas. Es el responsable del color, pues es donde residen los
polifenoles que dan color al mosto (antocianos y flavonoides). En las variedades tintoreras
(Garnacha tintorera) también se acumula materia colorante en la pulpa.
-Pepitas: las pepitas son las semillas rodeadas por una fina capa (endocarpio) que las
protege. Son ricas en aceites y taninos. Están presentes en número de 0 a 4 semillas por baya.
A la baya sin semillas se la denomina baya apirena. Exteriormente se diferencian tres zonas:
pico, vientre y dorso. En su interior nos encontramos el albumen y embrión.
Las bayas se agrupan en racimos de uvas (los mismos que las flores),
flores), estos racimos pueden
tener diversas
as dimensiones según el estado de desarrollo y la variedad, pueden ir desde los 3 o
5 cm, hasta los 50 cm.. Existen también infinidad de formas de los racimos dependiendo de las
variedades.
Son los encargados de perpetuar al individuo por vía sexual, provienen del óvulo de la flor
después de la fecundación. Como máximo suele haber cuatro pepitas por baya, aunque lo
normal es encontrar tres, dos, una o ninguna en las uvas apirenas. Algunas variedades
v como
la Cariñena suelen tener más de cuatro.
-Cara dorsal,, casi plana con dos fosetas u hoyuelos separada por el rafe.
-Cara ventral,, abombada con el surco y la chalaza.,., terminadas ambas en pico.
-Perfil.
El tamaño de las pepitas es variable y se mide por el peso medio de mil semillas,
semil variando
desde los 15 gramos hasta los 55 gramos, como dato una tonelada de pepitas ocupa 1,6 m3.
3. Fisiología de la vid.
Al ser la vid una planta leñosa de desarrollo perenne, su desarrollo se produce a través de los
años siguiendo un ciclo vegetativo interanual, pero también en su hábitat natural de clima
templado mediterráneo. sigue un ciclo vegetativo anual propio, que no coincide en
situaciones tropicales en las que la planta permanece constante en vegetación.
En nuestro clima mediterráneo una cepa recorre cada año de su vida diferentes fases, que
suceden en orden constante y cuyo conjunto es el ciclo vegetativo anual. En el hemisferio
Norte, los brotes entran en crecimiento a principios primavera, terminando el ciclo vegetativo
en otoño, mientras que en el hemisferio Sur las temporadas se invierten, brotando la viña en
otoño y terminando en primavera. En climas tropicales no se produce interrupción del ciclo
vegetativo, y el crecimiento de la vid y su fructificación es continuo, llegándose a realizar hasta
tres vendimias al año, con ciclos vegetativos de 110 a 130 días.
3.2.1. LLoro.
Este fenómeno depende sobre todo de las temperaturas y humedad del suelo y del
portainjerto o variedad. En inviernos secos el lloro es escaso, en terrenos salinos solo se
produce si la humedad del suelo es alta. los lloros son más abundantes por el día que por la
noche, pudiendo durar desde unos pocos días hasta tres semanas.
La cantidad de lloro que se produce también es variable pudiendo llegar desde 0,5 l/cepa hasta
5 l/cepa (10-200
200 Hl/Ha) según variedades y condiciones del suelo.
El lloro está compuesto por , azúcares, ácidos orgánicos, hierro, potasio, calcio, fósforo,
magnesio, etc.
Los lloros terminan cuando los cortes y heridas se recubren con unas sustancias gomosas
producidas
oducidas por unas bacterias. El "lloro de sangre" se debe al desarrollo de un hongo que
forma una masa mucilaginosa de color rojo, pasando luego a un color marrón, se observa
sobre todo en años de primaveras frías.
3.2.2. Brotación.
La yema, por crecimiento de los conos vegetativos, se hincha hasta la separación de las
escamas que los recubren, apareciendo borra (superficie vellosa) y a continuación los órganos
verdes, formando la "mariposa".
Todas las yemas de la planta no brotan al mismo tiempo sino que lo hacen las últimas de los
pulgares, esto se denomina acrotonía, este fenómeno es importante a la hora de establecer
podas . las últimas yemas en brotar son las más cercanas a la base.
Las Tª de inicio de la brotación varían para cada variedad, esto es importante conocer por
parte del viticultor porque condiciona el riesgo de heladas. Los inviernos secos y crudos
pueden adelantar el brote, las cepas muy vigorosas brotan más tarde que las que no lo son
tanto. Las cepas jóvenes brotan antes que las viejas. Las debilitadas brotan más tarde.
-Elección de la parcela.
-Situación geográfica, pendiente, orientación.
-Marco de plantación y altura de la cepas.
-Poda.
-Aplicación de reguladores de crecimiento, estimulantes o retardadores dela
brotación. Entre las sustancias que retrasan la brotación están: Sulfato de hierro aplicado al
final del invierno, Inhibidores de crecimiento, Giberelinas e hidrácido maléico, Etephon,
Inhibidores de la transpiración (silicona) o el método Balbini (cal viva, aceite pesado de hulla,
naftalina y agua). Entre las que activan la brotación tenemos: Cianamida de Hidrógeno y
cianamida cálcica.
A partir del brote, después del desborre, la vid desarrolla los órganos en miniatura que se
encuentran en los conos vegetativos, al principio de la brotación y hasta fecha bien avanzada
el brote se nutre a costa de las reservas y más tarde cuando entran las hojas en
funcionamiento son nutridos por la savia elaborada por estas. La Tª y la insolación son
factores vitales en la velocidad de este proceso, por lo que se considera un proceso
heliotérmico. El pámpano continua su crecimiento en buenas condiciones, hasta que en un
momento dado detiene el mismo debido al cambio de condiciones del suelo y ambientales,
como sequedad del mismo, altas Tª, etc que inhiben su crecimiento. Las vides vigorosas
crecen durante más tiempo que las débiles, al igual que las vides de regadío olas que reciben
abonos nitrogenados.
1-Desborre.
2-Crecimiento debido a las reservas de la planta.
3-Salida de las primeras hojas.
4-Las hojas adultas realizan la fotosíntesis y salen hojas jóvenes, inflorescencias y
zarcillos.
5-Se produce la parada de crecimiento y hasta la vendimia, el sarmiento mantiene
hojas adultas que exportan sustancias hacia racimos y hojas viejas de la base.
6-Después de la vendimia, las hojas exportan las sustancias sobre todo a las hojas de la
base del sarmiento y a la madera vieja de la vid, formando y acumulando sustancias de
reserva.
El desarrollo de los pámpanos más alejados de la base, es mayor que los cercanos, en general
se desarrollan con más vigor los pámpanos alejados del tronco. también en un pámpano
inclinado u horizontal las yemas situadas en la parte superior originan brotes más vigorosos
que los de la parte inferior.
Las hojas de la vid como ya se dijo están dispuestas en el brote según dos hélices y con una
divergencia de 180º. La distancia entre ellas se denomina entrehoja, aumentando esta
distancia de la base del pámpano hasta la quinta o sexta hoja, para luego disminuir.
La duración del crecimiento del crecimiento de las hojas disminuye de la base a la punta,
siendo de de 30 a 40 días para las de la base, de 25 a 30 para las intermedias y de 20 a 25 días
para las del extremo. La vida de una hoja pasa por las siguientes fases:
-Fase joven, de unos meses de duración, donde el limbo alcanza el tamaño y grosor
definitivo.
-Fase adulta, de otros dos meses de duración, siendo muy activas al principio para
disminuir luego por cansancio celular. Las hojas cercanas a los racimos pierden mucha
actividad durante el envero.
-Fase de pre-envejecimiento, de unas cinco semanas de duración, coincide con el
envero.
-Fase envejecimiento, de otras cinco semanas, generalmente posterior a la vendimia,
terminando con la caída de la hoja.
Como antes se ha explicado las hojas son las encargadas principales de realizar la fotosíntesis.
-Al amanecer, los azúcares son el factor limitante del crecimiento, sobre todo en
primavera.
-Al medio día, la dificultad hídrica es el factor limitante, sobre todo en el final de
verano.
-A la noche, el factor limitante son las bajas Tª, sobre todo en primavera y otoño.
Existen sustancias que actúan sobre el crecimiento de la vid, entre ellas destacamos:
Favorables.
Desfavorables.
-Ácido abscísico.
-Etileno.
-Etephon.
-Cloruro de clorocolina.
La formación de inflorescencias o iniciación foliar se realiza en las yemas latentes del año
anterior hacia los meses de junio a julio. El meristemo de la yema principal pasa
sucesivamente por dos periodos:
-El vigor, las vides vigorosas inducen una mayor inducción foliar.
-La sequía así como la superficie foliar reducida reducen la inducción foliar.
-Posición de la yema sobre el brote, en las yemas de la base del sarmiento la iniciación
foliar es muy débil o nula, siendo máxima hacia la tercera o cuarta yema en las vides fértiles y
en las vides débiles sobre la octava y la duodécima.
Las inflorescencias se pueden manifestar algunos días después de iniciarse la brotación de las
yemas, primero mostrando una pequeña masa verde o roja según variedades, posteriormente
cuando las primeras hojas se extienden en número de 4 o 5, las inflorescencias son más
visibles, para luego aparecer separadas, más tarde pasando por la etapa de botones o flores
separadas y llegando por fin al momento de la floración o expansión de la flor.
La fecundación de la vid es anemófila, de una flor a otra. La mayoría de las vides cultivadas son
hermafroditas y por lo tanto autógamas, produciéndose de un manera natural el proceso de
fecundación.
Si las condiciones climáticas no son favorable, exceso de calor o frío, malas condiciones
sanitarias, etc, pueden producirse problemas de fecundación y por consiguiente obtención de
malas cosechas.
Cuajado
Se denomina cuajado, al desarrollo de las inflorescencias que más tarde darán lugar a los
granos de uva o bayas. Se denomina tasa de cuajado al número de bayas que quedan en los
racimos en relación con el número de flores de las inflorescencias de que proceden, esta tasa
debe oscilar entre un 60-80%. Estas pérdidas e pueden dar:
-Antes de la floración, no todas las inflorescencias se desarrollan sobre todo en vides
débiles, estas inflorescencias no desarrolladas pueden incluso transformarse en zarcillos.
-Después de la floración, las pérdidas de flores son altas, debido a una falta de
fecundación o al desprendimiento de flores ya fecundadas, esto se conoce como corrimiento
del racimo. El corrimiento sucede después del cuajado y causa una gran caída de las flores.
El inicio del desarrollo comienza después de la fecundación, por la simple excitación ovárica, se
producen cambios estructurales con crecimiento en volumen, niveles de azúcar bajos y
acideces altas, no se produce de una manera continua este desarrollo, sino que se realiza por
ciclos en periodos claramente definidos:
-Periodo herbáceo, con duración hasta el envero, denominado así por la presencia de
clorofila en la piel o epicarpio, el fruto aumenta considerablemente de tamaño por
multiplicación celular debido fundamentalmente a la aportación de auxinas reguladoras del
crecimiento y en menor medida a las sustancias nutrientes que ellos mismos elaboran o que
aportan las hojas. Este periodo puede durar unos 2 meses y la baya pasa de 1 a 2 mm en la
floración hasta 10 a 20 mm en el envero, durante los 10 a 15 días posteriores al cuajado el
crecimiento es muy rápido, para luego crecer de forma más pausada.
Al terminar el periodo herbáceo nos encontramos con el envero, donde se produce un cese
temporal del crecimiento, con pérdida de clorofila y aparición simultanea de pigmentos que
dan la coloración característica de la variedad. El raspón alcanza su tamaño definitivo al igual
que las pepitas.
-Cuanto más se alargue el periodo de maduración, más azúcar tendrá la uva y mejor
será la cosecha. Productos de calidad no se pueden conseguir con vendimias prematuras.
- Variedades idóneas.
-Una parada precoz del crecimiento provocada por la acción de de luz y Tª adecuada.
3.2.6. Sobremaduración.
En algunos climas privilegiados, el racimo puede permanecer en la cepa para que alcance un
grado de azúcar mayor. Esta sobremaduración se debe a que como el grano transpira y el
aflujo de savia es poco o nulo, sus componentes se concentran, por la pérdida de peso debido
a la cantidad de agua que se evapora. Este fenómeno lo puede realizar el homre cortando el
racimo y poniéndolo en lugares secos y soleados.
La parada de crecimiento en verano, cosa que sucede con el envero no siempre es definitiva,
pues las lluvias de finales de verano pueden reactivar el crecimiento. A veces pueden aparecer
al final de verano o principios de otoño pequeñas hojitas en las puntas de los nietos,
provocados por un crecimiento originado por multiplicación celular de la planta. Cuando este
fenómeno es muy acentuado estas hojas consumen más que producen y perjudican al
desarrollo de la planta y su agostamiento.
Después del cese del crecimiento la estructura del pámpano se modifica, avanzando desde la
base hasta la extremidad del brote, siendo perceptible por la aparición de un color amarillo
caramelo en los pámpanos. Los tejidos verdes se enriquecen de sustancias de reserva, sobre
todo de almidón que se va extendiendo por los radios leñosos y al final al centro del tallo,
estos depósitos de almidón son más importantes en la proximidad de hojas adultas, como
consecuencia de este enriquecimiento en almidón y otras reservas el pámpano pierde su
clorofila, modifica su color, adquiere consistencia y se convierte en sarmiento.
El contenido en agua del sarmiento disminuye entre un 45 a 55 %, lo que implica que los
sarmientos deben ser cuidados si se van a utilizar como multiplicación vegetativa. Por debajo
del 35% de humedad la madera se considera fisiológicamente muerta.
Esta se produce cuando comienza a descender la Tª y llega hasta el cero de vegetación, en este
punto la actividad de la planta cesa y se produce la caída de la hoja. Antes de esto los
nutrientes descienden por los vasos y se acumulan en forma de reservas en el tronco, brazos,
cuello y raíces de la cepa. Las hojas amarillean o se tiñen de varios colores, se desecan y
finalmente caen, los accidentes meteorológicos como vientos, heladas, etc pueden acelerar el
proceso de la caída de la hoja, perjudicando la acumulación de reservas.
Este mecanismo de caída de la hoja se explica por la formación de un callo de corcho en los
vasos conductores de la base del pecíolo que provoca la separación y caída de las hojas, antes
la hoja ha perdido los productos de la fotosíntesis, desapareciendo la clorofila, reduciéndose la
respiración y deteniéndose la transpiración.
Las cepas vigorosas conservan las hojas más tiempo que las débiles.
Existe una clasificación de las variedades tintas en función de la coloración de las hojas:
3.2.10.Reposo invernal.
-Factores físicos.
-Factores químicos.
No es muy conocido el mecanismo de entrada y salida del reposo vegetativo pero se admite
que se debe al equilibrio entre sustancias estimulantes e inhibidoras del crecimiento.
-Factores biológicos.
Existen estudios de los que se deduce que vides con brotación precoz, presentan un reposo
vegetativo menos intenso respecto a vides con brotación más tardía, ya que poseen una
evolución fisiológica más rápido.
Los estados fenológicos es una codificación de los distintos estados de desarrollo de la vid.
Visto lo anterior una clasificación muy utilizada de los estados fenológicos de la vid son los
siguientes:
Como resumen del ciclo vegetativo anual se pueden ver las siguientes fases.
Las actuaciones destinadas a fomentar mayores cosechas en los años que corresponde cargar
la producción, mediante el cuidado de la plantación, y el abandono de la misma en los años de
descarga, contribuyen aún más a acentuar el fenómeno de la vecería.
Algunas variedades de vid son más veceras que otras por lo que se puede intuir un
componente genético en éste fenómeno. Por otro lado existen técnicas de cultivo que
disminuyen la vecería tal como el riego o la recolección temprana de la cosecha.
Los factores de gestión que se pueden destacar, en un medio determinado, para orientar el
potencial vegetativo hacia la calidad de la uva, serían los siguientes: portainjerto, variedad y
clon, densidad de plantación, sistema de conducción, poda, riego, fertilización,
mantenimiento del suelo y operaciones en verde.
Densidad de plantación
Se pueden indicar marcos de plantación “habituales” que varían entre (2,40 m x 1,20 m) y
(3,30 m x 1,60 m), que se han ampliado últimamente hasta distancias entre filas de solo 2,20
m y distancias entre cepas de solo 0,80 m. Estos marcos de plantación suelen corresponder a
densidades de plantación de entre 2000 cepas/ha y 3000 cepas/ha, que se han ampliado
hasta valores cercanos a 5000 cepas/ha. Hay que tener en cuenta que la elección técnica del
marco de plantación tiene mucha importancia porque sus consecuencias son prácticamente
irreversibles en la vida del viñedo. En general se globaliza sobre la idea de que las
plantaciones “muy densas” tienen frutos muy pobres y son de baja calidad y las plantaciones
“poco densas” tienen bajos rendimientos y requieren muchos inputs (fertilización, riego,
etc…). También hay que considerar el problema de que no existe un método objetivo que
sirva para decidir qué densidad es la más adecuada, ya que generalmente no existen
ensayos previos in situ y los resultados de los ensayos existentes son difíciles de extrapolar a
una zona en concreto. Una posible solución para afrontar la elección sobre la densidad de
plantación será aprovechar los resultados de ensayos realizados en regiones cercanas o que
tengan ciertas similitudes.
• La alta densidad produce racimos más pequeños y sueltos con bayas más pequeñas.
• No se puede considerar que por sí misma la alta densidad produce mejor vino.
• La densidad óptima depende del sitio (vigor, calidad del suelo y disponibilidad de
agua).
• La orientación del terreno y de las filas, la altura de la canopia y la relación
altura/anchura son importantes por su influencia en la intercepción y la penetración
de la luz.
• Alcanzar el equilibrio de la cepa con el suelo es el primer factor de decisión.
• Considerar los costes incluyendo el valor de la uva y del vino en relación con los de
plantación, cultivo, equipamiento y mano de obra, será lo que influya decisivamente
en la elección del marco de plantación.
• La existencia de nuevos equipos convencionales más estrechos y de trabajo por
encima de las cepas indica que el desarrollo tecnológico permitirá más opciones y
ayudará a influir en los factores de coste del manejo y de la mano de obra.
Sistema de conducción
La poda de la vid incluye los cortes y supresiones que se ejecutan en los sarmientos, los
brazos y excepcionalmente en el tronco, así como en las partes herbáceas (pámpanos, hojas,
racimos, etc.), que se llevan a cabo algunos o todos los años. El concepto clásico sería la
eliminación total o parcial de algunos órganos de la vid, mientras que el concepto actual
consideraría las intervenciones directas en el viñedo para controlar el crecimiento y manejar
la vegetación.
Mientras que el sistema de formación sería la parte estratégica, el sistema de poda sería la
parte táctica para conseguir un determinado tipo de sistema de conducción.
Operaciones en verde
Despampanado
El despampanado se realiza pronto, para evitar heridas y competencia, hacia el estado E-F
(10/20 cm), pues si su realización es tardía se genera competencia y mala cicatrización, y si
su realización es demasiado temprana resulta laborioso y arriesgado.
Posicionamiento de la vegetación
Se basa en la colocación o guiado de los pámpanos a posiciones distintas de las que adoptan
en su posición natural, utilizando tutores, hilos, o en ciertos casos las propias partes de la
cepa.
La época en que se puede realizar es antes de que los pámpanos hayan caído. Si la
intervención se realiza muy pronto tendremos que intervenir nuevamente más avanzado el
crecimiento, y si la intervención se realiza muy tarde, los pámpanos han tomado ya una
forma y disposición y la intervención puede provocar roturas de algunos de ellos.
Despunte
Los objetivos del despunte pueden ser: ajustar la superficie foliar a los racimos; inducir el
crecimiento de los anticipados; procurar armonía y homogeneidad en la vegetación;
modificar las condiciones microclimáticas de las cepas; disminuir el corrimiento y mejorar el
cuajado; mantener erguido o semierguido el porte de los pámpanos y/o sarmientos en
sistemas con vegetación libre; aumentar el tamaño del fruto; inducir el agostamiento;
permitir el control del vigor de las cepas; permitir el paso de tractores y aperos; evitar
roturas provocadas por el viento; facilitar tratamientos anticriptogámicos e incluso
operaciones como la vendimia.
La época de práctica del despunte puede resultar crítica, así, si se práctica en época
temprana en pámpanos en crecimiento activo se produce una parada temporal del
crecimiento, suprimiendo la dominancia apical e induciendo el desarrollo de anticipados;
mientras que si se practica en una época tardía, cuando el crecimiento está ralentizado, no
provoca anticipados o al menos los provoca en menor intensidad, pudiendo además mejorar
el agostamiento de los pámpanos.
Desnietado
Es una operación que consiste en la eliminación de los nietos o anticipados por su inserción.
Los objetivos que se persiguen con el desnietado son: eliminar la competencia vegetativa
y/o productiva; facilitar la aireación y la insolación; y facilitar la mecanización, los
tratamientos y la vendimia.
La época para realizar el despunte debe considerar el tamaño y la posición de los nietos,
siendo normalmente hacia floración o poco antes, recomendándose a veces dos pases.
Deshojado
Los objetivos del deshojado son: mejorar el microclima de los racimos y evitar problemas de
podredumbres; mejorar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios; adelantar la
maduración por el soleamiento de los frutos; facilitar las operaciones de cultivo, como la
vendimia.
Los objetivos del aclareo de racimos son: adaptar el número de racimos a la masa foliar y al
vigor de la cepa; regular la carga; estimular la maduración de los racimos que permanecen;
facilitar la aireación y la penetración de la luz; puede hacerse una supresión parcial de parte
del racimo, normalmente de su extremidad, con el fin de reducir su compacidad y
homegeneizar el grosor y el reparto de las bayas.
Hay que considerar, en el aclareo de racimos, que la reducción del rendimiento es siempre
inferior al nivel del aclareo. Se suele practicar frecuentemente en zonas frías y/o con poca
insolación, y puede practicarse en años en que la meteorología no permite una correcta
maduración de las variedades con rendimientos altos, y con el fin de adelantar la vendimia.
La estimación del peso del racimo a través de datos históricos de la parcela no suele ser
válida debido a la variabilidad interanual que dicho componente puede presentar, como
consecuencia, principalmente, de la variabilidad del número de bayas por racimo, siendo el
peso de la baya relativamente constante de un año a otro en un mismo viñedo. Por tanto,
para estimar el peso final del racimo es necesario determinar el número de bayas por
racimo, y, posteriormente, aplicar en el cálculo un peso de baya preferentemente histórico,
que resulta más fácilmente predecible debido a que este parámetro suele tener un valor
más estable. En definitiva, la estimación precisa del rendimiento exige el conocimiento del
viñedo y la toma de datos en campo para analizar y evaluar la situación de cada viñedo y
poder establecer el aclareo de racimos adecuado para su control.
La época de realización del aclareo depende del objetivo y de las condiciones, pero suele
recomendarse tras el cuajado. Normalmente se realiza el aclareo antes de iniciar la
maduración, desde dos a tres semanas antes del envero. No se realiza excesivamente pronto
para que la presencia de todos los racimos sirva para estimular la actividad fotosintética a
través de las relaciones fuente/sumidero (hojas/frutos).
El concepto de equilibrio en el viñedo no puede ser concebido bajo una perspectiva estática
ni permanente, pues el balance entre el crecimiento vegetativo y la producción de uva da
como resultado unas características determinadas en la uva, las cuales pueden ser más o
menos adecuadas o conformes con el tipo de vino que se pueda o se quiera producir. En
este sentido, existe actualmente una tendencia hacia un nuevo concepto de equilibrio del
viñedo, que ha sido promovido en zonas de diferentes países del mundo. Así, la escuela
australiana, hace mucho hincapié en el balance del viñedo en función del estilo de vino a
elaborar.
Este concepto implica que cuando se elabora un vino con las características del perfil
sensorial deseado por un enólogo, se procede a estudiar el tamaño y la forma de la canopia,
el régimen hídrico del viñedo y, en general, las características del viñedo que dan origen a
dicho tipo de vino, de manera que se considera que este debe ser el viñedo equilibrado ideal
para los objetivos perseguidos por el productor.
A partir de aquí, se busca el medio de reproducir esta situación en los años siguientes para
tratar de tener siempre la materia prima óptima para el producto perseguido. A partir del
estudio de las modificaciones en las características organolépticas del vino producidas por
las desviaciones del manejo del cultivo y del modelo de canopia establecido, se puede
estudiar y conocer como modificar cada variable en función de un modelo de vino
determinado o de un estilo de vino que se quiere producir.
-La pulpa aporta el agua que constituye entre un 80-90 % del volumen del vino y
componentes mayoritarios del metabolismo primario como son los azúcares glucosa y
fructosa y los ácidos orgánicos, fundamentalmente los ácidos málico y tartárico. Durante la
fase de maduración, el fruto se convierte en un sumidero de fotoasimilados. La sacarosa que
se importa de las hojas es transformada en el fruto en las hexosas glucosa y fructosa que se
acumulan en las vacuolas de las células de la pulpa. Ambas serán transformadas en su mayor
parte en etanol durante la fermentación generada por las levaduras, por lo que el contenido
en azúcares de la uva determinará el grado alcohólico final del vino. Por su parte, los ácidos
málico y tartárico constituyen más del 90% de los ácidos orgánicos del fruto y su
concentración determina la acidez total de la uva. El ácido málico se acumula a niveles muy
elevados en las uvas verdes y su contenido se reduce drásticamente durante la maduración.
Por el contrario, los niveles de ácido tartárico permanecen bastante constantes después del
envero y suelen ser elevados en las uvas maduras. Una acidez moderada y un pH bajo son
factores muy importantes en los vinos de calidad, dado que son necesarios para asegurar una
buena crianza del vino y contribuyen de forma muy importante a su color y a su equilibrio
gustativo. Finalmente, es importante mencionar el proceso de ablandamiento de la pulpa que
tiene lugar durante la maduración de la uva que se asocia con un incremento en la actividad de
enzimas pectina metil esterasas y que tiene una gran importancia en la elaboración del vino.
-El hollejo contribuye con un gran número de compuestos del metabolismo secundario
que en su conjunto aportan al vino características varietales. Entre ellos merece la pena
mencionar los compuestos fenólicos solubles que contribuyen al color y al sabor del vino y los
compuestos aromáticos que contribuyen al sabor y al aroma. Entre los compuestos fenólicos
solubles se distinguen tanto flavonoides como no flavonoides. Entre los primeros se
encuentran los antocianos, que son los pigmentos responsables del color de la uva y del vino
tinto y rosado. Todas las variedades con uvas coloreadas de la especie Vitis vinifera, con la
excepción de unos pocos genotipos tintoreros, acumulan antocianos en el hollejo pero no en la
pulpa. Por ello, todos sus mostos son blancos y la elaboración de vinos tintos requiere la
maceración de los mostos junto con los hollejos de las uvas tintas para extraer sus pigmentos.
Otros flavonoides relevantes son los flavanoles o catequinas en sus formas libres o
polimerizadas que confieren sabor amargo y astringencia al vino y por lo tanto contribuyen de
manera importante a la percepción de su estructura en la boca. Estos flavonoides se
encuentran tanto en los hollejos como en las semillas y son particularmente importantes en
los vinos tintos porque su proceso de elaboración implica la maceración del mosto con hollejos
y semillas. Igualmente entre los flavonoides cabe también mencionar a los taninos o polímeros
complejos de ácidos fenólicos o protoantocianidinas con efectos organolépticos similares a las
catequizas. Los taninos se sintetizan durante estadios tempranos del desarrollo de la baya y de
la semilla y posteriormente, durante la maduración, sufren reacciones de polimerización. Entre
los compuestos fenólicos no flavonoides merece la pena citar los estilbenos entre los que se
encuentra el resveratrol, conocido por su elevado poder antioxidante, y diversos compuesto
fenólicos volátiles que confieren aromas al vino.
Por su parte, el hollejo y también la pulpa contribuyen al aroma del vino que viene
determinado por cientos de metabolitos secundarios presentes en la baya en concentraciones
variables, pero también por metabolitos y compuestos derivados de los procesos de extracción
y tratamiento del mosto, de los procesos de fermentación o de los procesos de crianza en
barrica. Los metabolitos aromáticos volátiles o conjugados derivados de la uva, son los que
aportan las características varietales del vino. Entre ellos, una de las familias más importantes
es la de los terpenos con compuestos como linalool, terpineol o geraniol que confieren
aromas frutales y en especial el conocido aroma moscatel. Los norisoprenoides como la β-
damascenona con aromas de frutas tropicales o la β-ionona responsable del aroma de
violetas. Moléculas de cadenas hidrocarbonadas de 6 carbonos que se acumulan en la uva y
son precursores de ésteres de acetato también aromáticos que se producen durante la
fermentación. Las metoxipirazinas, derivadas del metabolismo de aminoácidos confieren
aromas de pimiento en algunas variedades, sobre todo en las uvas inmaduras. Esas pirazinas,
no deseables en algunos casos, como en los vinos tintos de cabernet sauvignon, confieren
característicos aromas varietales en otras ocasiones como en los vinos blancos de sauvignon
blanc, junto con compuestos azufrados. En general, la identificación del estado de madurez
óptimo de la uva para su vinificación persigue la disminución de los compuestos aromáticos
acumulados en altos niveles en uvas verdes que contribuyen negativamente en la calidad al
aportar notas herbáceas al vino.
Muchos de los compuestos volátiles del vino que proceden de la uva se acumulan en esta
como compuestos solubles más estables, la mayoría en forma de conjugados glucosídicos en
el caso de los terpenos o aminoácidicos en el de los tioles. Durante el proceso de vinificación
se produce la hidrólisis de los conjugados lo cual permite la volatilización de los aromas.
En la figura siguiente se observa una evolución de los componentes de la uva en relación con el
tiempo y el tamaño de la misma.
El ambiente y las condiciones de cultivo tienen efectos cuantitativos sobre los procesos de
desarrollo y maduración de la baya y sobre la actividad del metabolismo secundario.
Concretamente, la temperatura afecta directamente a la velocidad de reacciones enzimáticas y
químicas y puede acelerar o ralentizar la síntesis o la degradación de distintos metabolitos.
Este es el caso del ácido málico cuya metabolización se acelera con la temperatura o de los
azúcares cuya concentración en la baya aumenta por la deshidratación que provocan las altas
temperaturas, lo que en conjunto resulta en vinos más alcohólicos y desequilibrados en acidez.
Para evitar estos efectos se tiende a adelantar la cosecha, con lo que se empobrece la madurez
fenólica y aromática. La temperatura elevada también tiene un efecto negativo sobre la
acumulación de pigmentos antociánicos reduciendo la intensidad del color del vino. También
la intensidad y calidad de la luz a la que están expuestas las uvas tienen un importante efecto
en el metabolismo secundario, y algunas prácticas vitícolas como el tipo de conducción o el
deshojado tratan de mejorar la exposición de las uvas a la luz para conseguir estos efectos.
Concretamente, un aumento de la exposición a la radiación solar aumenta el contenido de
aromas terpénicos de las uvas y disminuye los niveles de metoxipirazinas. De la misma manera,
la exposición a la luz ultravioleta en viñedos de altura o en zonas con menor capa de ozono
tiene un efecto positivo en la acumulación de flavonoles como la quercetina, de resveratrol y
de antocianos. La disponibilidad de agua es otro componente ambiental que también afecta la
composición final de la uva y en general se considera que un estrés hídrico moderado aumenta
la concentración de metabolitos secundarios en la uva y tiene por tanto efectos positivos en el
color, en el contenido aromático de la uva y en la acumulación de estilbenos. La presencia de
patógenos o plagas también puede desencadenar o provocar efectos cuantitativos en distintas
rutas del metabolismo secundario con los efectos mencionados en la concentración de algunos
metabolitos secundarios. Finalmente, las condiciones ambientales modulan la producción y el
desarrollo de los frutos y este proceso afecta también indirectamente a su composición. Así,
por ejemplo, la compacidad del racimo está directamente relacionada con la tasa de cuajado
que a su vez depende de la eficacia de la polinización y del aborto del desarrollo de las
semillas. Por tanto, el estado de desarrollo de la planta durante el período de floración y las
condiciones ambientales y de cultivo afectará a la irradiación que reciben las uvas durante la
maduración y consecuentemente a su composición y a su sensibilidad a enfermedades y plagas
del racimo.
La mayor parte de los efectos ambientales mencionados muestran una gran interacción con el
genotipo y poco a poco se van identificando variedades que son más sensibles que otras a
determinadas condiciones ambientales en cada uno de los procesos que intervienen en el
desarrollo de la planta y del fruto. Este es el caso del déficit hídrico, que afecta
diferencialmente a genotipos isohídricos o anisohídricos que difieren en su capacidad de
regular el estado hídrico de la planta, lo cual también repercute en el efecto de esta condición
sobre el desarrollo y la composición de la uva.
En resumen, la complejidad del proceso de desarrollo y maduración de la uva es, en gran
parte, responsable de la diversidad y complejidad de los vinos. En esta complejidad participa
un componente genético o varietal muy importante y componentes ambientales y de
interacción genotipo–ambiente nada despreciables que contribuyen a la variación entre
añadas y zonas geográficas.
4.Variedades.
Existen muchísimas variedades de uva para vinificación, cada variedad debe ser certificada y
autorizada, a la hora de la el tanto elección de la variedad se debe tener en cuenta tanto el
suelo, como el clima, como la posibilidad de riego. Las variedades tradicionales son siempre las
que mejor se adaptan al entorno y las condiciones por lo que son siempre recomendables,
cuando se modifican las condiciones las variedades posibles a cultivar se amplían. La
introducción de nuevas variedades que diversifiquen y complementen el mercado siempre
favorecerá la viticultura en Castilla la Mancha.
Dentro de las variedades de uvas tintas que podemos encontrar en Castilla la Mancha están
entre otras las siguientes:
Cencibel.
Garnacha tinta
Merlot
Variedad Merlot tinta procedente de Francia, región Bordelesa, con implantación en todos los
países vitícolas del mundo. Las características más relevantes son;
Variedad tinta originaria del Valle del Ródano, que ofrece excelentes resultados en zonas de
mucho sol y altas temperaturas. Está muy introducida en Australia y California y se está
produciendo una excelente adaptación en La Mancha. También es conocida como Shiraz . Sus
características principales son:
-Hojas con lóbulo central plano, de color verde opaco, trilobulada con dientes
convexos grandes.
-Racimo: Cónico-alargado, tendencia a cilíndrico; mediano; compacto o bien lleno.
-Baya: Negro-azulada, elipsoidal-mediana; neutra; pulpa blanda.
-Buena adaptabilidad al terreno.
-Requiere mucho sol y calor.
-Resistente a las enfermedades.
Malbec
Variedad tinta de origen francés, con racimo mediano, bastante suelto y de maduración tardía,
que tiene uvas de tamaño pequeño-mediano de un color negro azulado y con el hollejo muy
fino. Es enormemente popular en Argentina y desde hace algún tiempo se ha iniciado su
implantación en España. Proporciona vinos corpulentos de tanino robusto con un color intenso
y acidez equilibrada. Buena intensidad frutal (guinda, ciruela y fresa), resultando agradables y
persistentes en boca.
Pinot Noir
Esta curiosa uva tinta originaria de Francia y bien adaptada a las zonas templadas se suele
utilizar como base para el champagne blanco por su valor cítrico. Tanto su brotación como su
maduración son tempranas y su plantación se ha extendido por todo el mundo en los últimos
años. Le afectan las heladas primaverales, la lluvia de verano y los grandes calores. El frescor
otoñal dificulta su maduración y es poco productiva. Su grano es pequeño, de piel oscura
violácea y muy colorante, pero pierde el color con cierta rapidez, adquiriendo los vinos un tono
más anaranjado en menos tiempo que otras varietales tintas. A partir de ella se obtienen
crianzas con buen cuerpo e intensidad, con aromas complejos.
Graciano
Uva tinta de bajo rendimiento y buena resistencia las enfermedades, que procede de la zona
de Rioja y Navarra. Su cepa, que resiste bien la sequía, tiene un buen vigor y una brotación
algo tardía. Sus uvas, de color negro intenso y pequeño tamaño, con hollejo fino, producen
mostos de color rojo vivo, ácidos y aromáticos, pero de una oxidación rápida. Produce unos
vinos de color rojo vivo y acidez elevada, que de jóvenes suelen ser muy tánicos, broncos y
ásperos, pero que experimentan una magnífica evolución durante la crianza en madera y
botella. Por ello, es muy habitual encontrarla en coupages con la variedad Tempranillo para
vinos con un proceso de envejecimiento.
Monastrell
Tinta muy dulce y productiva de porte erguido, característica del Levante español, y que
requiere temperaturas elevadas. Sus uvas, sensibles al mildiu y la podredumbre ácida, son
pequeñas, de un color azul negruzco y con el hollejo grueso. Suele dar lugar a vinos de color
rubí intenso con tonos violetas y notable graduación en los jóvenes, que se van difuminando
con el tiempo a colores más sepia y ocres, ya que tiene un alto poder oxidativo. También
resulta apta para la elaboración de vinos rancios dulces.
Mencía
Variedad tinta poco productiva que se asemeja a la Cabernet Franc y es muy habitual en zona
limítrofe entre León y Zamora con Galicia. Sus racimos y uvas son de tamaño medio, con piel
gruesa, zumo incoloro y sabor neutro. Da lugar a vinos jóvenes con muy buena intensidad
frutal, de gran color, acidez y posibilidades de crianza. También destaca por su dulzor y riqueza
en aromas, con buenas dosis alcohólicas. Además, destaca por su capacidad de
envejecimiento, con un paladar aterciopelado característico. También puede dar lugar a
rosados aromáticos y afrutados, muy vivos, ligeros y suaves.
Variedad muy extendida en las provincias de Albacete y Cuenca, en una perfecta adaptación y
productividad. Es también conocida como Crujidera, Moravia Dulce, Brujidera y Trujidera.
Variedad que ofrece buenos rendimientos, con racimo grande y compacto, de color negro
azulado de forma discoide, zumo incoloro, pulpa crujiente y sabor neutro. Esta variedad
produce un buen maridaje en los coupages con la variedad Garnacha, en la elaboración de
vinos de cosecha.
Petit verdot
Cabernet Franc
Uva tinta de cepa vigorosa y porte erguido, con una maduración temprana. Procedente de Burdeos,
al igual que la más conocida Cabernet Sauvignon, sus vinos son algo más suaves. Su racimo es
de tamaño mediano-pequeño, compacto y alargado, proporcionando uvas de color azul
negruzco y piel fina. Se trata de una planta habituada a los climas frescos y suelos húmedos, es
sensible al mildiu, oidio y ácaros, que proporciona vinos muy aromáticos, normalmente de
cepa media o baja y poco cuerpo, resultando ligeros y agradables. No obstante, su capacidad
de envejecimiento es elevada y muchas veces se utiliza en coupage junto a la Cabernet
Sauvignon.
Bobal
Variedad tinta de producción alta y muy rica en materia colorante que es sensible al oídio y la
botrytis. Es muy utilizada para la producción de vinos rosados en algunas zonas de las
provincias de Cuenca, Albacete y Valencia. También produce tintos frescos, tánicos, de mucho
color y a veces, algo ásperos y de gran acidez. El aroma no es demasiado intenso, pero con un
sabor algo afrutado. Son vinos que normalmente se elaboran como jóvenes o con crianzas
cortas, mezclándose en ocasiones con otras variedades que suavicen el sabor.
Existen más variedades tintas, pero con estas se tiene una idea bastante ajustada de las que
existen en Castilla la Mancha.
Airén
Es la uva blanca mas característica de la Meseta Sur y una de las más abundantes de España
32%, estando localizada mayoritariamente en Castilla-La Mancha. En otras regiones se la
puede encontrar con los nombres de Lairén, Manchega, Valdepeñera y Forcayat
Macabeo
Se dice que debe su nombre a la tribu bíblica de los Macabeos y parece ser oriunda de la
cuenca del Ebro.En otras regiones recibe el nombre de Blanca de Daroca, Alcañol y Macabeu.
Características:
Sauvignon blanc
La variedad Sauvignon-Blanc es originaria del Valle del Loira (Francia) y su nombre nace de la
unión de las palabras francesas sauvage (salvaje) y vignon (viña). Sus características son:
Chardonnay
Parellada
Uva blanca muy productiva y habitualmente utilizada como base en la elaboración de vinos
espumosos. Con ella se suelen elaborar vinos de poco grado, pálidos, con aromas delicados y
poco cuerpo. Uva española con una presencia importante en Cataluña, donde se utiliza
fundamentalmente en la elaboración de cavas. Es muy productiva, pero sensible a las
enfermedades y sequía. Sus racimos son de un tamaño medio-grande y produce vinos con baja
graduación.
Pedro Ximénez
Variedad muy popular en Andalucía, donde da origen tanto a finos secos, como dulces
concentrados y untuosos, aunque es originaria de Alsacia. Se caracteriza por ser vigorosa, con
sarmientos erguidos, y dar racimos poco uniformes con gran cantidad de uvas de tamaño
pequeño y fino hollejo, muy jugosas, dulces y sabrosas. Es muy sensible al mildiu y la botrytis,
por lo que requiere suelos profundos y aireados. Además, desarrolla su máximo potencial en
climas secos y cálidos, tal que sus mostos, muy dulces por la intensa maduración, dan lugar a
vinos muy alcohólicos y con baja acidez.
Riesling
Variedad de uva blanca de origen germano y, por tanto, propia de climas fríos y resistente a las
heladas tardías, aunque en los últimos años su plantación se ha extendido por todo el mundo
debido a la alta calidad de los vinos que se obtienen a partir de ella, caracterizados por sus
intensos aromas frutales de manzana verde, melocotón y limón; así como por su marcada
acidez. En La Mancha, se ha adecuado bien a su gran exposición al sol y sus rendimientos
suelen ser bajos, obteniéndose fundamentalmente vinos secos, glicéricos, ácidos y que
evolucionan muy positivamente en botella. Se trata de vinos con cuerpo, que admiten bien el
envejecimiento en barrica, ganando en untuosidad, aunque como jóvenes también son
explosivos en boca. Debido a su maduración tardía, también puede proporcionar vinos dulces
sí el otoño es caluroso.
Torrontés
Varietal blanca originaria de Galicia, con alta productividad y bien adaptada a los suelos
frescos. De maduración temprana, proporciona vinos entre los 10 y los 12 grados de alcohol,
algo ácidos y aromáticos, pero sin mucho cuerpo y un sabor algo neutro, que la hace ideal para
coupages con otras variedades de menor rendimiento. En Castilla-La Mancha es también con
el nombre de Aris.
Verdejo
Uva blanca de brotación temprana, porte horizontal y tronco vigoroso. Predominante en la
zona de Rueda (Valladolid), está considerada como una de las mejores variedades de nuestro
país y da lugar a vinos muy aromáticos, con cuerpo, glicéricos y suaves. También destacan por
su frescura, acidez y untuosidad, siendo muy persistentes y agradables en boca. En La Mancha,
pese a que su introducción ha sido reciente, ha crecido de forma exponencial.
Viogner
Una blanca teóricamente autóctona del norte de las Côtes du Rhône, aunque se dice que fue
introducida en Francia por los romanos. Su racimo es compacto y de grano pequeño,
resultando su cultivo complicado por su excesiva sensibilidad a las enfermedades, aunque
aporta vinos exquisitos con mucha estructura en boca y abundancia de fruta. Son
característicos los aromas a mango y albaricoque, acompañados por toques florales a magnolia
o madreselva. De reciente implantación en nuestro país, su adaptación a los parajes cálidos
permite prever un progresivo aumento de su cultivo, tal y como está sucediendo en La
Mancha.
Gewürztraminer
Cepa originaria de Alemania, que produce racimos de tamaño pequeño, cuya baya es de color
rosáceo en el exterior y que tiene un dulzor propio muy acentuado cuando la uva está
madura.Es más propia de temas frescos y su introducción en La Mancha, donde su cultivo
sigue siendo minoritario, ha dado unos resultados muy positivos, produciendo vinos de alta
intensidad aromática y facilmente reconocible, perfumado con recuerdos florales,
fundamentalmente de rosas, y ligeras notas de especias y de miel. En boca da lugar a vinos
frescos, potentes y persistentes, con acidez suave y un final muy agradable.No hay que olvidar
que Gewürz en alemán significa picante o especiado, que es como a menudo se califican estos
vinos, que destacan también por su fuerza alcohólica, que puede alcanzar los 14º.
4.3. Portainjertos.
Una vez se ha elegido la ubicación del viñedo y la variedad como principales componentes de
la calidad, es necesario seleccionar el portainjerto que mejor se adapte a las condiciones en las
que se va a desarrollar, que permita que el conjunto vinífera-patrón mantenga, y si es posible
mejore, las aptitudes propias de la vinífera. El portainjerto va a transmitir a la vinífera parte de
sus cualidades. Así un portainjerto muy vigoroso contribuirá a incrementar la capacidad
productiva, retrasando la maduración, lo que puede ser especialmente peligroso cuando la
variedad injertada es de por sí tardía y de elevado rendimiento. A la inversa un patrón débil
favorece el adelanto de la vendimia.
Todo el territorio español está reconocido oficialmente como filoxerado, aún así cerca del 30%
del viñedo es franco de pie. La utilización de portainjertos es recomendables aún en terrenos
resistente a la filoxera.
- A igual nivel de caliza del suelo son más clorosantes las tierras ligeras que
aquellas más ricas en arcilla. La arcilla corrige los efectos negativos de la cal, en
condiciones normales de drenaje.
- El exceso de humedad aumenta igualmente las posibilidades que en la viña
aparezcan clorosis por lo que a veces basta con la mejora del drenaje de la
finca para evitar el problema.
- El espesor de la capa arable también influye en la clorosis. Si el espesor del
suelo es pequeño o ante momentos de escasez hídrica, las raíces buscan zonas
más profundas cuyos contenidos de caliza son superiores a los que se
encuentran en las capas más superficiales.
- En general, se puede decir que todos aquellos agentes que debiliten o vayan
en contra del desarrollo de la viña intensifican las posibilidades de que
aparezca clorosis caliza: Abonados desequilibrados, grandes podas o cortes
profundos, plagas y enfermedades, deficientes o inadecuados laboreos,
encharcamientos, baja afinidad de patrón e injerto, etc.
5. Resistencia a la sequía, variable para los distintos portainjertos. Los cruces con Vitis
vinífera y Berlandieri resisten mejor condiciones de sequía que en los que entra la Riparia,
teniendo los híbridos de Rupestris sensibilidad intermedia.
6. Resistencia a suelos salinos, para aquellos casos, con contenidos de sales solubles
altos y que decidamos plantar a pesar de las dificultades de adaptación que la viña tiene a
estos terrenos, elegiremos como patrón menos sensible a la salinidad el 1103 Paulsen.
10. Resistencia a los nemátodos, la desinfección de los suelos es una práctica cada vez
más cuestionada, por lo que se está imponiendo como alternativa al tratamiento químico, el
descanso del terreno y la plantación con patrones resistentes a los nemátodos. Entre los
patrones más empleados en la zona, son bastante resistentes a los nemátodos el SO4, el 99
Richter, el 110 de Richter, y el 1103 Paulsen, y sensibles el 41 B, y el 161-49 Couderc, teniendo
sensibilidad intermedia el Rupestris de Lot, y el 420 A Millardet.
11. Calidad del material vegetal y criterios legales, se refiere este punto a aquellos
aspectos apreciables a la vista, como el número y distribución de raíces, desarrollo de la parte
aérea, buena soldadura en caso de “injertos”, inexistencia de daños mecánicos y de plagas o
enfermedades, así como a otras características importantes y difíciles o imposibles de observar
directamente, como son la autenticidad varietal y clonal, o la ausencia de virus o similares.
Ante esta disyuntiva el viticultor podrá elegir de los patrones autorizados por la legislación
entre material certificado o estándar.
-Richter 110, buena adaptación, de gran vigor y resistente a suelos secos, aunque no
soporta la humedad permanente. El cuajado de las variedades injertadas en el es bueno. Se
aconseja para terrenos de poca o media calidad.
-161-49 de Couderec, buen resistente a suelos calizos y sequía. De vigor medio se
consigue un adelanto en la maduración.
-41 B de Millardet, muy utilizado en suelos calizos, muy resinte a la sequía pero poco
al exceso de humedad. sistema radicular poco numeroso y carnoso, pero una vez anclado
induce un buen desarrollo y cuajado.
-17 Castel, muy vigoroso, resistente a la caliza, con cabellera abundante que lo hace
apto para terrenos húmedos. Moderada resistencia a la salinidad Buena productividad en
cualquier variedad.
Otros portainjertos que se utilzan en Castilla la Mancha son: 420 A de Millardet y Grasset,
Richter 99, Rupestris de Lot y 3309 Coderec, entre otras.
Los productores directos (HPD), híbridos de vitis vinífera y otras especies del género Vitis,
tienen su origen en la lucha contra la filoxera, originada como consecuencia de la invasión de
los viñedos europeos, a partir del siglo pasado XIX, proveniente de Norteamérica.
Los HPD deben ser resistentes no solo a la filoxera, sino a otras enfermedades, y tener buena
adaptabilidad al terreno y al clima de la zona. también se pueden utilizar para mejorar las
características del vino, aroma y color.
Para realizar la hibridación , las 2 vides elegidas normalmente no florecen al mismo tiempo,
pudiendo haber diferencias de hasta 30 días, por lo que se toma como vid madre la que florece
la última, y se recoge el polen de la más temprana conservándolo en un lugar fresco. Otra
alternativa es retrasar la floración de la más precoz o acelerar la más tardía.
La situación legal de los HPD es la siguiente: la plantación está prohibida por la UE, fuera de la
UE se limita a algunos países, en España lleva prohibida desde 1955, la prohibición se
fundamenta en un mantenimiento y fomento de la calidad del vino.
5. Bibliografía,