Escepticismo y Sus Antecedentes
Escepticismo y Sus Antecedentes
Escepticismo y Sus Antecedentes
ANTECEDENTES
¿Qué es el escepticismo?
Los escépticos erigen la duda como principio. Sobre cada objeto, dicen, se pueden
emitir dos opiniones que se excluyen recíprocamente: la afirmación y la negación.
De este modo, nuestro conocimiento de las cosas se hace incierto. Esta doctrina filosófica
fue fundada en la Grecia antigua por Pirrón (alrededor de 360-270 a.C.). Según los
escépticos de la antigüedad, la convicción de no poder conocer las cosas, debe
desembocar, en teoría, en la “suspensión de todo juicio”, y en la práctica, en una actitud
de indiferencia, de imperturbabilidad respecto a los objetos (“ataraxia”).
Marx hace notar que el escepticismo antiguo señala la decadencia del pensamiento
filosófico, antes tan vigoroso. Durante el Renacimiento, el escepticismo desempeñó un
papel importante en la lucha contra la ideología de la Edad Media, contra la autoridad de
la Iglesia. Siguiendo a Montaigne (1533-1592), Bayle, “al descomponer la metafísica con
la ayuda del escepticismo, preparó el terreno para la entrada del materialismo y la filosofía
del buen sentido en Francia”.
Por otra parte, Pascal (1623-1662) había extraído del escepticismo conclusiones
favorables al misticismo (Doctrina religiosa y filosófica que enseña la comunicación
inmediata y directa entre las personas y la divinidad.), y colocaba el sentimiento religioso
por encima de la razón vacilante.
Existen dos grandes tipos de escepticismo, nos dice Hume: uno antecedente, es decir
previo a todo estudio y a toda filosofía, y otro posterior a la investigación. Respecto de los
dos es posible adoptar una actitud excesiva o mitigada.
El escepticismo antecedente es aquel que fue inculcado por Descartes como método para
prevenir el error y el juicio precipitado, y consiste en la duda universal: tanto acerca de
nuestras antiguas opiniones y creencias como de nuestras propias facultades. Hume se
muestra desconfiado respecto de la eficacia de este método. En primer lugar, porque
considera que no sería posible establecer la prioridad de un principio original indubitable
sobre otros principios de la misma naturaleza. Y en segundo lugar, si eso fuera posible, no
podríamos avanzar un solo paso respecto de él sin recurrir a la facultad de la cual,
justamente, desconfiamos.
El segundo tipo de escepticismo es el que sobreviene luego de la investigación, y nos
lleva a descubrir la absoluta falacia de nuestras facultades sensoriales y mentales, y la
incapacidad de llegar a la certeza, ya sea en materia especulativa como en el ámbito de la
vida cotidiana.
Hume califica a este tipo de escepticismo consecuente como “pirrónico” y considera que
en el ámbito filosófico es inderrotable, porque no es posible refutar el hecho de que
nuestros sentidos y nuestra razón nos engañan. No somos capaces de demostrar la
veracidad de los sentidos ni la de la razón respecto de nuestra creencia en el mundo
exterior, ya que, si seguimos nuestras tendencias naturales, los sentidos nos llevan a
creer que la percepción sensible es el objeto externo. Pero si abandonamos este principio
por otro más racional y afirmamos que las percepciones son sólo representaciones de
algo que está fuera de nosotros, no es posible encontrar un argumento que justifique la
conexión entre las percepciones y los objetos exteriores.
cuestión sobre lo que no era evidente, de tal manera que se pudiese suspender el juicio
sobre ella. Este estado mental conducía entonces al estado de ataraxia, quietud o
imperturbabilidad, en que el escéptico ya no se preocupaba ni interesaba por lo que
estuviese más allá de las apariencias. El escepticismo era una cura de la enfermedad
llamad a dogmatismo o precipitación; pero, a diferencia del escepticismo académico, que
llegaba a una conclusión negativa dogmática a partir de sus dudas el escepticismo
pirroniano hacía tal afirmación, limitándose a decir que el escepticismo es una purga que
lo elimina todo, incluso él mismo. Así pues, el pirrónico vive indogmáticamente, siguiendo
sus inclinaciones naturales, las apariencias de que está consciente y las leyes y
costumbres de su sociedad. sin comprometerse nunca con ningún juicio acerca de ellas
Popkin, R. H. (1983). La historia del escepticismo desde Erasmo hasta Spinoza (No.
04; B1133. S4, P6.). México: Fondo de Cultura Económica.
Escepticismo: Descripción
.
Bibliografía:
Calvente, S. B. (2008). Una pequeña dosis de duda. El escepticismo según Hume. In VII
Jornadas de Investigación en filosofía. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Filosofía.
Popkin, R. H. (1983). La historia del escepticismo desde Erasmo hasta Spinoza (No. 04; B1133.
S4, P6.). México: Fondo de Cultura Económica.