Motores 1
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XAVIER DE CHUQUISACA
FACULTAD TECNICA
CARRERA DE MECÁNICA AUTOMOTRIZ
Llamados carros, autos o coches, los vehículos automotores terrestres son una de las más exitosas
invenciones del ser humano en lo que a desplazamiento se refiere. Su popularidad durante sus
más de dos siglos de historia ha sido tal, que se estima un número total de 1,2 billones de
automóviles circulando en la actualidad.
La palabra automóvil proviene del griego y del latín, y supone la unión de autós (“por sí mismo”)
y mobilis (“que se mueve”), respectivamente.
El desarrollo del automóvil no hubiese sido posible sin los adelantos tecnológicos e industriales
que conllevó la revolución industrial. Entre ellos, por ejemplo, la máquina de vapor, cuyo máximo
desarrollador fue el británico James Watt, y que permitió la invención de los trenes y, a la vez, los
primeros intentos de automóvil.
Otras tecnologías indispensables para la aparición del automóvil tenían que ver con
la electricidad. Este fenómeno era conocido desde antaño pero generado y aprovechado en
términos modernos desde el último cuarto del siglo XIX, gracias a las investigaciones de científicos
como Gramme, Tesla, Sprague, Graham Bell, entre otros.
Previamente existían carretas tiradas por animales robustos, lo que se conoce como “tracción a
sangre”. Este transporte tenía el inconveniente de las limitaciones físicas del animal.
La mecanización que trajo consigo la Revolución Industrial ofreció una respuesta: una máquina
que hiciera ese trabajo. Una que pudiera repararse cuando se averíe, que pueda llevarse al límite
y alcanzar enormes velocidades, que no se canse y que pueda fabricarse en serie, lista para su
utilización. Esto fue el automóvil.
La invención del automóvil comprende distintas etapas que veremos por separado, pero en
términos estrictos de lo que hoy en día comprendemos como automóvil (un vehículo impulsado
por un motor a combustión interna y con componentes eléctricos) se acepta que el primer
ejemplar en la historia fue desarrollado en Alemania, por distintos ingenieros de manera
independiente:
Etapa de vapor
La etapa inicial en la historia del automóvil se inició con un motor de vapor. Alrededor de 1770, el
inventor francés Nicolas-Joseph Cugnot creó un vehículo que aprovechaba la tecnología de la
máquina de vapor, con un motor de dos cilindros verticales y 50 litros de desplazamiento.
Con su segundo y mejorado prototipo logró alcanzar velocidades de 4 kilómetros por hora. Por
irónico que parezca, con él tuvo el primer accidente automovilístico de la historia, al perder el
control del aparato y chocar contra una pared.
Cugnot construyó una tercera versión en 1771, que aún se conserva, y sirvió de inspiración
a William Murdoch, quien construyó un auto a vapor semejante en 1784, y a Richard Trevithick,
quien hizo lo propio en 1801. Estos primeros vehículos permitieron inventar el freno de mano, las
velocidades y el volante, pero tenían el inconveniente de tener que mantener caliente su caldera.
Los primeros ensayos con el motor a combustión se tuvieron a principios del siglo XIX, con relativo
éxito. Embarcaciones y modelos de motor se sucedieron a partir de 1807. En 1860 el belga
Etienne Lenoir condujo con éxito un vehículo con motor de combustión interna, propulsado
por gas de carbón.
Basándose en ese segundo modelo, Siegfried Marcus creó el primer “Coche de Marcus”, con un
motor de combustión interna a base de gasolina, dotado de un sistema de ignición de bajo voltaje
que patentó en 1883.
El siguiente paso lo dio el alemán Karl Benz con sus primeros automóviles patentados en 1886,
evento que es considerado como el inicio formal de la historia del automóvil moderno. A partir de
1900 la construcción de estos automóviles ya eran un hecho común en Francia y los Estados
Unidos. Las bases estaban sentadas para el inicio de la industria automotriz.
Automóvil a electricidad
El automóvil eléctrico era más silencioso y menos pesado que las máquinas de vapor.
Entre 1832 y 1839, Robert Anderson inventó el primer vehículo eléctrico, que era propulsado por
celdas eléctricas no recargables. En esa misma época circulaban aparatos semejantes, fruto de
ingenieros estadounidenses y otros presentados en la Exposición Internacional de la Electricidad
en París.
Se valoraba que era más silencioso y menos pesado que las máquinas de vapor, pero no hubo
forma en esa época de resolver el dilema de la descarga paulatina de las celdas eléctricas. Sin
embargo, el “bólido” de Camille Jenatzy de 1889 alcanzó la velocidad de 105 kmph, todo un récord
para esa época.
Inicio de la industria automovilística
Las primeras compañías de construcción de automóviles surgieron a finales del siglo XIX: las
francesas Panhard et Levassor de 1889 y Peugeot de 1891. Aunque Francia haya sido la pionera en
la invención del automóvil, Estados Unidos dio a la industria automovilística su máximo
potencial, gracias a las ideas de Henry Ford.
Ford creó los modelos “T”, que fueron producidos en 1908 en grandes cantidades, gracias a la
aplicación de las cadenas de montaje, un sistema innovador que desde entonces se instaló en el
corazón de las industrias humanas, el llamado “fordismo”.
Henry Ford, Henry Royce y Ettore Bugatti se consideran los innovadores de la industria automotriz,
responsables de su crecimiento, expansión y fama mundial, en la que se llamó la “edad dorada”
del automovilismo.
En ese entonces Ford competía también con Oldsmobile y Cadillac, que luego se fusionaron en
General Motors, fundada por William C. Durant en 1908. Los Dodge Brothers marcaron su
presencia desde 1914, y anticiparon el nacimiento en 1925 de Chrysler.
Importancia de la competición
Uno de los aspectos que más empujó hacia adelante la industria automotriz fue la competición
automovilística, el deporte ligado al automóvil. Los concursos de velocidad y de
seguridad iniciaron muy temprano, en 1894.
En 1895 se dio la primera gran carrera automovilística, de París a Burdeos y de regreso, entre el
11 y el 13 de junio. El ganador fue Émile Levassor con un Panhard et Levassor con una velocidad
media de 24,5 kilómetros por hora en un recorrido de 1175 km.
Este tipo de concursos dio enorme visibilidad al automóvil y a la industria detrás de él, a pesar de
que no faltaron los accidentes que pusieron en evidencia en peligro que también entrañaban.
El futuro del automóvil es incierto. No parece haber un nuevo modelo de automóvil que
reemplace drásticamente a los ya existentes, a pesar de los sueños que durante el siglo
XX cosechamos sobre automóviles voladores y otros vehículos similares.
El motor Otto fue el primer motor de explosión de cuatro tiempos. Ideado en 1876 por el
ingeniero alemán Nicolaus Otto (1832-1891), supuso el inicio de los propulsores de combustión
interna realmente operativos. El diseño original consistía en un dispositivo monocilíndrico dotado
de un gran volante de inercia, montado sobre una base fija, y capaz de funcionar tanto con gas
como más adelante con gasolina.
La idea que convirtió estos motores en máquinas eficaces fue utilizar uno de cada dos ciclos del
movimiento del cilindro para comprimir en su interior la mezcla de aire y combustible antes de
iniciar la ignición (lo que se conoce como ciclo Otto.
Tipos de motor.
Motor de cuatro tiempos. Este motor empleo cuatro fases para completar el ciclo. Este último se
lleva a cabo en las fases de admisión, compresión, explosión y escape. En todo el proceso usa dos
giros del cigüeñal. Este motor es el que más se usa a día de hoy. Los motivos son varios: ofrece un
mejor rendimiento, contamina menos, consume menos y producen menos situaciones y desgaste.
Sin embargo, pesa más, es más caro y el gasto de reparación es mayor.
Motor de dos tiempos. Se emplea, sobre todo, en aquellos motores de poca cilindrada y más
económicos. Este tipo de motor es mucho más sencillo, ya que no posee un sistema de
distribución.Por otro lado, que era una deficiencia de este motor es menor, aunque ofrece una
mayor potencia en igualdad de cilindrada que el de cuatro tiempos. Otra ventaja de este motor es
que se puede instalar en cualquier posición porque no emplear el cárter para alojar el aceite. Estos
debido a que ella se incluye la mezcla para lubricar las piezas. Para completar todo proceso sólo
necesita un único giro del cigüeñal.
Rendimiento.
Para que un motor de ciclo Otto trabaje a pleno rendimiento, debe tener una proporción de aire
y combustible equilibrada, aunque para ello dispone de un margen muy estrecho. A dicha
proporción se le conoce con el nombre de factor lambda y su proporción estequiométrica es de
14,7 partes de aire por una combustible.
En el caso de administrar más aire, la mezcla se empobrecerá, aunque las emisiones, los consumos
y el par máximo se verán reducidos. En cambio, si la proporción de aire es menor, y el par y la
potencia aumentarán, pero el motor del vehículo consumirá más dimitirá más gases
contaminantes.