Cuidadanía Los Cuidados Que. LAGUNA. 2021

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Pacto Educativo

Global

“Cuidadanía”:
los cuidados que sostienen la vida

La pandemia nos ha confrontado con nuestra


José
vulnerabilidad constitutiva y nos ha hecho Laguna
conscientes de la centralidad de las redes de
cuidado que sostienen la vida. En el horizonte Cristianisme i Justícia
pospandemia que ya empieza a vislumbrarse pepe.laguna@yahoo.es
http://www.cristianismeijusticia.net/es/jose-laguna
gracias a las vacunas, tendremos que decidir
si, como sociedad, regresamos a la casilla
de salida y seguimos alimentando relatos de
ciudadanías autosuficientes o inauguramos un
nuevo modelo de convivencia articulado en
torno a la vulnerabilidad y a los cuidados: la
cuidadanía.
12 | PADRES Y MAESTROS | nº 386 | Junio 2021 DOI: 10.14422/pym.i386.y2021.002
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¿Quién pone las calles? basura que hace desparecer “misteriosa-


Me levanté de la cama mucho antes mente” los desperdicios que depositamos
de lo habitual y al abrir la puerta de casa cada noche en los contenedores. Cierto
comprobé sobresaltado que las calles aún es que el barrendero, la médica, la pro-
no estaban puestas. Pero no solo la au- fesora, el fisioterapeuta y el dependiente
sencia de calles desajustaba el orden ha- del supermercado son profesionales que
bitual que esperaba encontrar, la basura cobran por hacer su trabajo, pero hemos
que había sacado la noche anterior seguía comprendido que, más allá de acuerdos
en el mismo contenedor, nadie había pa- contractuales, las labores y los oficios
sado a vaciarlo. Las puertas de la escuela pueden leerse también como relaciones
tampoco estaban listas para abrirse, en el de cuidados. La enfermera hace su traba-
interior se afanaban brigadas de limpieza jo y nos cuida cuando acudimos al centro
aseando a toda prisa los últimos rincones de salud, pero también nos cuida la con-
de las aulas. Las estanterías de los super- ductora de autobús que protegida tras su
mercados también se mostraban semiva- mascarilla nos acerca a nuestros lugares
cías, los transportistas todavía cargaban de trabajo, y cuidan de nuestros hijos los
sus camiones en las plantas distribuido- profesores de instituto que dan clase en-
ras. Y por si esto fuera poco, el hospital no fundados en abrigos para combatir las co-
podía planificar las operaciones quirúrgi- rrientes de aire. La pandemia no solo ha
cas de la jornada porque las reservas de ampliado nuestro vocabulario científico
plasma sanguíneo estaban bajo mínimos incorporando términos como coronavi-
a la espera de nuevas donaciones. rus, ARN mensajero o curva epidémica,
Si algo hemos aprendido de la pande- también ha dilatado nuestro lenguaje so-
mia que desde hace más de un año nos ciopolítico sacándonos del analfabetismo
mantiene confinados en casa es a valorar economista que nombraba todas las rela-
la red de cuidados que sostienen nuestras ciones sociales en términos de contratos
vidas cotidianas. Si al principio del encie- mercantiles.
rro forzoso salíamos a los balcones para
agradecer con aplausos la dedicación he- De la ciudadanía a la cuidadanía
roica de los profesionales sanitarios que Categorizar las interacciones so-
cuidaban nuestros cuerpos enfermos, ciales como relaciones de cuidado abre
pronto ampliamos el agradecimiento al el camino hacia la necesaria reseman-
personal que trabaja en las residencias de tización de los imaginarios culturales
ancianos, a los reponedores de supermer- que alimentan nuestras instituciones
cado que nos abastecían de víveres y a las comunitarias (políticas, educativas, sa-
profesoras que seguían formando a nues- nitarias, económicas, etc.). Para poder
tros hijos ensayando pedagogías híbridas comprendernos y configurarnos social-
semipresenciales. La pandemia nos ha mente desde lenguajes e instituciones de
obligado a hacer espeleología política y cuidado, necesitamos deconstruir pre-
al adentrarnos en los intersticios de las viamente un modelo heredado de ciuda-
capas tectónicas sociales, hemos redes- danía fundamentado sobre el paradigma
cubierto un mundo de cuidadores y cuida- de la autosuficiencia y los contratos so-
doras que permanecía oculto bajo el velo ciales autodefensivos. En cualquiera de
de aquellas realidades que se dan por su- sus versiones, los mitos ilustrados que
puestas o aplastado bajo la saturación de establecen las bases de nuestras actua-
un lenguaje mercantil que coloniza cual- les democracias liberales han buscado
quier expresión de vínculos relacionales. la manera de justificar y establecer mar-
Dábamos por descontado que las calles cos de convivencia pacíficos entre suje-
estarían ahí cuando abriéramos la puerta tos independientes “condenados” a vivir
sin reparar en la tarea del barrendero que juntos. El Leviatán hobbesiano, el Ensayo
las limpió para que nosotros pudiéramos sobre el gobierno de Locke, El espíritu de
pisarlas o en el trayecto del camión de la las leyes de Montesquieu o el Contrato so-

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cial de Rousseau, sumi- rar los contenidos antropológicos, éticos


nistran los argumentos y sociopolíticos que vehicula el concepto
para la construcción de de ciudadanía para hacerlos girar alrede-
“ciudadanías inmuno- dor del centro de gravedad de la vulnera-
lógicas” que persiguen bilidad y los cuidados.
salvaguardar intereses El tránsito del paradigma de la ciudada-
privados. A la altura de nía al de la cuidadanía exige al menos tres
nuestro siglo XXI, este desplazamientos esenciales: uno antropo-
modelo de ciudadano lógico, de la autosuficiencia a la vulnerabi-
autosuficiente y de ciu- lidad; otro ético desde morales formales a
dadanía identitaria-de- éticas responsivas y, por último, un despla-
fensiva ha colapsado, zamiento sociopolítico del cuidado como
ha ofrecido ya todo su virtud benevolente al cuidado como exi-
potencial humanizador gencia política. Detengámonos brevemen-
y hoy se muestra inca- te en cada uno de estos trayectos.
paz de dar cobijo y pro-
tección a ciudadanías Desplazamiento antropológico:
emergentes de sujetos globales, apá- de la autosuficiencia a la
tridas, vulnerables e interdependientes. vulnerabilidad
El lastre economicista de una ciudada- Todos y todas, siempre y en todo lugar,
nía construida sobre la defensa acérri- somos vulnerables. Podemos discutir
ma de derechos individuales imposibilita sobre si todos nacemos libres e iguales,
cualquier proyecto comunitario de Bien si poseemos una naturaleza común como
Común. La ciudadanía, tal y como la co- especie humana o sobre el significado real
nocemos, ha dejado de ser significativa y de una dignidad universalmente compar-
eficaz en el contexto de un mundo global, tida, pero de lo que no cabe ninguna duda
multicultural y ecodependiente. Es hora es que todos los seres vivientes somos vul-
de construir un nuevo contrato social ci- nerables. La vulnerabilidad no es un acci-
mentado sobre nuestra interdependencia dente, algo que le ocurre de vez en cuando
constitutiva, un “pacto de cuidados” que a un ser autosuficiente e inmune. Aunque
articule nuestra convivencia sociopolítica en determinadas circunstancias vitales
desde las relaciones de cuidado. tomemos especial conciencia de nuestra
El neologismo cuidadanía va toman- fragilidad, lo cierto es que siempre y en
do protagonismo en ámbitos de reflexión todos los momentos de nuestra existencia
sociopolítica presentándose como alter- estamos atravesados por una red oculta
nativa viable al modelo caduco de ciu- de relaciones de interdependencia y cui-
dadanías autosuficientes. La cuidadanía dados que nos recuerdan una y otra vez
supone un cambio de paradigma respecto nuestra vulnerabilidad constitutiva.
a la cosmovisión clásica de ciudadanía. La Nuestra condición vulnerable es in-
cuidadanía no viene a adjetivar afectiva o separable de nuestra corporalidad. La
emocionalmente a ciudadanías sustanti- vulnerabilidad no se predica en abstrac-
vas. No se trata de que a una ciudadanía to, siempre está referida a un cuerpo. Es
hoy global, multicultural y sostenible haya nuestro ser corporal el que puede ser vul-
que añadirle el matiz de un cuidado eco- nerado; un ser universal e incorpóreo no
social en boga. La cuidadanía quiere ocu- puede ser herido y tampoco tiene necesi-
par el lugar central de la ciudadanía en la dad de ser cuidado. El olvido del cuerpo
reconfiguración de un nuevo orden social. es una de las razones fundamentales por
La cuidadanía no viene a adjetivar la ciu- las que el paradigma de la modernidad no
dadanía sino a resustantivizarla. La cuida- incluyó la fragilidad en su concepción de
danía no es una ciudadanía con cuidados humanidad y la razón subsiguiente por
sino una ciudadanía desde los cuidados, su la que la ética, el derecho, la política y la
intención última es jerarquizar y estructu- educación nunca consideraron el cuidado

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como materia de su incumbencia. Aquello


que somos individual y socialmente (su-
poniendo que tal distinción sea posible)
siempre se construye sobre la materia-
lidad de nuestros cuerpos, por más que
una modernidad esencialista pretendiera
construir la civilización occidental sobre
el soporte de modelos abstractos.
La gramática de la vulnerabilidad sos-
tiene que el dato empírico de la vivencia
de la fragilidad no es una contingencia
que pueda quedar subsumida en la defi-
nición de un ser autónomo trascendente,
sino la clave de bóveda sobre la que ha de
construirse una cuidadanía con pretensio-
nes de universalidad. La ciudadanía no se
construye negando la concreción histórica
de individuos siempre anclados en un es-
pacio y en un tiempo determinados, sino
que se edifica necesariamente sobre la
fragilidad del cuerpo. Si no queremos caer
en ciudadanías falsamente universales de-
bemos considerar siempre nuestra frágil
individualidad corporal. La materialidad
del cuerpo cierra la puerta a todo esca- no John Rawls plantea ignorar nuestra
pismo metafísico que pretenda construir posición de partida y de llegada en la de-
un discurso sobre lo humano ignorando liberación sobre los elementos mínimos
el sufrimiento. El imperativo categórico que constituyen la justicia. Tanto los con-
adorniano de orientar todo pensamiento y sensos normativos de Habermas como
acción de modo que Auschwitz no se repi- los acuerdos racionales sobre la justicia
ta se enraíza en la singularidad y tangibili- de Rawls, exigen aparcar creencias, valo-
dad de los cuerpos heridos. res y condicionantes socioeconómicos con
Desplazamiento ético: de morales el fin de que estos no interfieran en proce-
formales a éticas responsivas sos imparciales de deliberación en los que
La ciudadanía global se ha afanado se determinan los fines comunitarios de la
en construir modelos universales de ac- ciudadanía.
tuación personal y convivencia social que Frente al formalismo y la asepsia de una
se puedan trasponer a cualquier contexto ética ciudadana construida de espaldas a
y tiempo; es el caso de las éticas de rai- las contingencias personales e históricas,
gambre kantiana cuyos sistemas norma- la cuidadanía se construye sobre los pila-
tivos formales ignoran deliberadamente res de una ética responsiva y responsable.
las contingencias históricas en aras de En el contexto de la cuidadanía, la educa-
una pretendida universal válida para cual- ción de las virtudes cívicas no se limita a la
quier ser humano. Así, la comunidad ideal introyección de marcos morales apodícti-
de diálogo que propone el filósofo alemán cos que posibilitan una convivencia pacífi-
Jürgen Habermas parte de una situación ca, avanza hacia una educación emocional
comunicativa perfecta en la que todos los que busca activar competencias compa-
participantes dejan de lado su posición sivas atentas a responder a la llamada,
sociocultural y sus ideologías para per- siempre imprevisible, de la vulnerabilidad
mitir un entendimiento inteligible, veraz ajena. Actuar siguiendo la ley interna que
y racional entre ellos, o la alternativa del dicta la voz de la propia conciencia o ha-
“velo de la ignorancia” del norteamerica- cerlo obedeciendo los postulados de una

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ACTIVIDADES DE AULA

Mi diario de cuidados
Vivimos de espaldas a los cuidados que recibimos continuamente. Desde que nos levan-
tamos hasta que nos acostamos, nuestro día a día está atravesado por una infinidad de en sí mismo el incondicional fin intrínseco
relaciones de cuidado de las que no somos conscientes. de todo ser vivo: tener-que-llegar-a-ser.
Se propone una práctica escolar muy sencilla que anima al alumnado a elaborar un “diario
de cuidados” en el que ir anotando las prácticas de cuidados que se esconden detrás de Desplazamiento sociopolítico:
acciones cotidianas como ducharse, desayunar o tomar el autobús para ir al colegio. del cuidado como virtud
Casi todas nuestras interacciones sociales pueden releerse en clave de cuidado, es benevolente al cuidado como
importante insistir en este aspecto para evitar lecturas mercantilistas de la realidad. exigencia política
Como hemos desarrollado en el artículo, el carácter laboral de muchas acciones no Tradicionalmente, los cuidados se han
invalida su dimensión cuidadora, la profesora que enseña matemáticas en el instituto relacionado con los llamados “deberes im-
ejerce una función profesional por la que cobra un sueldo y, en esa misma acción, está perfectos” como la compasión, la limosna,
cuidando de un alumnado que la sociedad ha decidido poner bajo su tutela educativa; la solidaridad, la beneficencia o la hospita-
educar también es cuidar. lidad, acciones voluntarias que animan a
En la puesta en común de los diarios de cuidado, convendrá detenerse en las zonas de ayudar a los demás pero que no pueden in-
sombra en las que el alumnado no es capaz de señalar ningún sujeto cuidador porque vocarse como derechos reivindicables por
suele dar por hecho que se trata de acciones que le son “debidas”; una ceguera muy vía jurídica ni política. En una ciudadanía
habitual en el ámbito doméstico en el que los jóvenes presuponen que acciones como autosuficiente ninguna institución puede
una mesa puesta, una ropa lavada o un ocio subvencionado son prácticas que emanan obligarme a cuidar del otro, y ningún “otro”
de unos derechos innatos y no de relaciones de cuidado responsablemente asumidas. puede exigir mi cuidado. Para que los cui-
dados incidan en la esfera política como
principio estructurador de instituciones so-
Hora Actividad Cómo y quién me cuida
ciales, hay que sacarlos de la opcionalidad
7:30h Ducha Infraestructura (agua, gas, electricidad) que gestionan de la benevolencia y hacerlos operar en el
operarios.
ámbito de la política, y para ello necesitan
8h Desayuno Animales, granjeros, transportistas, reponedores que romper previamente con las prescripciones
posibilitan que yo beba leche del brick. culturales que los relegan a la arbitrariedad
8:30h Mochila Editores, pedagogos, impresores, fotógrafos, altruista y a la reclusión de la domestici-
escolar ilustradores que elaboran los libros. dad. La politización de los cuidados nece-
9h Autobús Conductora, mecánicos (…). sita que estos den el salto de la domus a la
(…) polis. Un tránsito que requiere romper con
siglos de interpretaciones patriarcales que
han excluido —y lo siguen haciendo, aún
hoy— a las mujeres del ámbito de la ciu-
ética aséptica democráticamente consen- dadanía recluyéndolas al coto cerrado del
suada puede que haga de nosotros sujetos hogar. La construcción de la cuidadanía no
morales y ciudadanos ejemplares, pero no puede prescindir del pensamiento crítico
nos convierte necesariamente en ciuda- feminista. Muy a su pesar, las mujeres se
danos y ciudadanas responsables. En la han convertido a lo largo de la historia en
estela del principio de responsabilidad for- depositarias de una tradición de cuidados
mulado por el filósofo Hans Jonas (“Obra que han ido transmitiendo generación tras
de tal modo que los efectos de tu acción generación. Tradición que el feminismo
sean compatibles con la permanencia de actual se esfuerza en proyectar al ámbito
una vida humana auténtica en la Tierra”), público del que nunca debió salir. Desna-
la cuidadanía postula una exigencia ética turalizando la atribución cultural que vin-
insoslayable. Poco importa si emocional o cula cuidados y mujer, el feminismo crítico
psicológicamente no nos sentimos concer- busca hoy resignificar políticamente las
nidos por las demandas ajenas de cuidado prácticas de cuidados estableciéndolas
o que, dicho a la kantiana, no lleguemos a como competencias transversales a toda
encontrar en nuestro interior ningún deber institución social y a toda condición sexual.
ético que nos obligue a ocuparnos impe- En el tránsito de los cuidados desde la
rativamente de los demás; por encima de privacidad a la esfera pública conviene
nuestra sordera emocional o de nuestra alejar cuanto antes la tentación de presen-
insensibilidad ética, el “otro” lleva inscrito tar las relaciones de cuidado domésticas

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La práctica política de los necesitados de cuidados a sujetos activos


proveedores de cuidados para otros. Solo
cuidados se rige por principios en contextos de relaciones simétricas, los
cuidados contribuyen a la construcción
igualitaristas y democráticos
de ciudadanías igualitaristas.
que no son necesariamente
Educación para la cuidadanía
los que presiden las relaciones El tránsito de la ciudadanía a la cui-
dadanía requiere del concurso del mundo
privadas educativo. Los cuidadanos y las cuidadanas
de mañana están hoy sentados en los pu-
pitres de nuestras aulas escolares. La for-
como modelo de relaciones ciudadanas. mación de un êthos cuidadano exige que
La cuidadanía no propone construir una los diseños curriculares incorporen apren-
ciudadanía a imagen y semejanza de las dizajes relacionados con (1) la toma de
interacciones intrafamiliares, la práctica conciencia de la vulnerabilidad constituti-
política de los cuidados se rige por prin- va de todo ser vivo, (2) la explicitación y el
cipios igualitaristas y democráticos que análisis de las redes de interdependencia y
no son necesariamente los que presiden ecodependencia que sostienen la vida, (3)
las relaciones privadas. No deberíamos la responsabilidad inaplazable del cuidado
categorizar las relaciones maternales de del planeta y (4) el compromiso ciudadano
cuidado como modelo ideal de relaciones en una reconfiguración civilizatoria en la
políticas, los vínculos intrafamiliares po- que los cuidados determinen las exigen-
seen una especificidad propia no homolo- cias institucionales de un nuevo contrato
gable a las interacciones ciudadanas. En social. En estos aprendizajes nos jugamos
las acciones de cuidado que se dan en el no solo la calidad competencial de nuestra
ámbito familiar se permiten asimetrías re- oferta educativa sino nuestro futuro como
lacionales entre ayudador y ayudado, que especie. La Carta de la Tierra lo expresa de
resultan inaceptables en un ámbito polí- forma contundente:
tico tendencialmente igualitarista y en el
que los roles entre aquellos que proporcio- Estamos en un momento crítico de la historia de la Tie-
nan los cuidados y los que los reciben exi- rra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A
gen una circularidad que rompa con una medida que el mundo se vuelve cada vez más interde-
configuración social dual en las que unas pendiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes
personas quedan fijadas en la función riesgos y grandes promesas. […] La elección es nues-
exclusiva de cuidadores (generalmente tra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y
mujeres) de otros ciudadanos que exigen cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a nuestra propia
ser cuidados de manera unilateral. Todos destrucción y la de la diversidad de la vida.
y todas en distintos momentos de nues- ONU, 2000 •
tras vidas transitamos de sujetos pasivos

PARA SABER MÁS


HEMOS HABLADO DE
Laguna, J. (2021). Cuidadanía. Del contrato social al pacto de cuidados.
Ciudadanía; vulnerabilidad; cuidados; Madrid: PPC.
cuidadanía; interdependencia. Martín Palomo, M.ª T. (2016). Cuidado, vulnerabilidad e interdependen-
cias. Nuevos retos políticos. Madrid: Centro de estudios políticos
Este artículo fue solicitado por PADRES Y y constitucionales.
MAESTROS en marzo de 2021, revisado y Solé Blanch, J., y Pié Balaguer, A. (coords.) (2018). Políticas del sufri-
aceptado en mayo de 2021. miento y la vulnerabilidad. Barcelona: Icaria.

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