Adornos y Accesorios
Adornos y Accesorios
Adornos y Accesorios
ADORNOS Y ACCESORIOS
1
ALCINA FRANCH, J., Arte y antropología, Op. Cit., p. 149.
2
EIBL -EIBESFELDT, I., Biología del comportamiento humano, Op. Cit., p. 488.
vestidos, pero no pueblos que no se decoren"3. El antropólogo Carlyle
sostiene que en las épocas antiguas "satisfechas las necesidades del hambre
y de la venganza, el siguiente deseo del hombre no civilizado, no era la
comodidad, sino la ornamentación"4; Charles Darwin revela que "los
vestidos surgieron primeramente con un fin ornamental y no para producir
una sensación de calor"5; y Rene Konig indica que "la finalidad de la
decoración es embellecer la apariencia física para atraer las miradas
admirativas de los demás y fortalecer la autoestima"6.
Judy Pearson habla de los complementos y adornos que usan los dirigentes
políticos como mensajes de comunicación artufactual: unos elementos
materiales que exhiben los líderes nacionales en sus comparecencias
públicas y que sirven para determinar al pueblo el gusto personal del
político, las tendencias estilísticas que valora y las actitudes y
comportamientos que, como personaje público, le puede originar vergüenza
y pudor personal7. Alison Lurie establece una equiparación comparativa
entre el uso y empleo de complementos presidenciales con la utilización y
aplicación del sistema lingüístico: "se puede defender la consideración de
los adornos y los complementos como adjetivos o adverbios, modificadores
de la oración", entendida la oración como el conjunto de la imagen del
dirigente8. Betty Halbreich y Sally Wadyka identifican los adornos que
habitualmente emplean los líderes políticos con el arte de pintar: " La ropa
sería el lienzo y el collar, el pañuelo y los pendientes compondrían la obra
de arte"9. A medida que numerosos objetos con una simple función
utilitaria (armas, bastones, hebillas, cinturones, sombreros, bolsos, gafas,
3
FLUGEL, J., La psicología del vestido, Op. Cit., p. 14.
4
CARLYLE, T., en MARTINEZ BARREIRO, La moda en las sociedades modernas, Op. Cit., p. 74.
5
DARWIN, C., en MARTINEZ BARREIRO, A., La moda en las sociedades modernas, Op. Cit., p. 77.
6
KONIG, R., Sociología de la moda, Op. Cit., p. 17.
7
PEARSON, J., Comunicación y género, Op. Cit., p. 214.
8
LURIE, A., El lenguaje de la moda, Op. Cit., p. 28.
9
HALBREICH, B., y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 62.
etc.) o con una función inicialmente mágica (piedras preciosas, joyas,
cadenas, pulseras, anillos, colgantes...) pasan a desempeñar una función
meramente ornamental y decorativa y se convierten en creaciones artísticas
de valor incalculable que denotan, por un lado, estatus social y, por otro,
diferenciación y distinción social. Nicola Squicciarino advierte como "las
condecoraciones de los dignatarios y las insignias de rango, casi
completamente en desuso, constituyen un ejemplo de la asociación que
existe entre el símbolo del poder y la ostentación de objetos de valor"; J
Huizinga expone la función lúdica que las personas han encontrado
siempre en la instintiva y espontánea necesidad de adornarse: "la
extravagancia selvática de las máscaras de los pueblos primitivos, el
entrelazado de figuras en los fetiches, la mágica mezcla de motivos
ornamentales, la contorsión caricaturesca de figuras humanas y de
animales, suscitan en la mente la asociación con el plano lúdico"10;
Wilhelm Wundt considera que los ornamentos "son instrumentos mágicos
y como tales se emplean en las necesidades más urgentes a las que el
hombre no puede hacer frente por sí solo, como la protección contra las
enfermedades y la suerte en la caza y la guerra"11; y Maribel Bandrés Oto
afirma que fue en la edad de bronce cuando se dio un paso importante en el
desarrollo de los complementos y accesorios como adornos "ya que el
metal, por sus cualidades, permitió confeccionar aros rígidos adaptables a
las distintas partes del cuerpo humano"12.
10
HUIZINGA, J., en SQUICCIARINO, N., El vestido habla, Op. Cit., p. 46
11
WUNDT, W., Elementos de psicología de los pueblos, Madrid, Luis Faure, Bliblioteca cientifico-
filosófica, 1926, p. 72.
12
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 201.
estandarizados entre la población y enseres admitidos y aceptados por el
pueblo que añadidos y parapetos(¿) diseñados por el propio dirigente. Las
joyas, los pendientes, los bolsos, los guantes, los broches, las pulseras y los
collares, además de los anillos, pañuelos, gafas, foulards, gemelos y otros
atavíos relacionados con la imagen del mandatario, son parte de la
indumentaria del dirigente, más que apéndices de su carácter o
personalidad.
13
SQUICCIARINO, N., El vestido habla, Op. Cit., p. 88.
cuando se lleva un objeto extraño en contacto con la superficie del cuerpo y
éste fenómeno no se limita exclusivamente a las manos, la certeza de
nuestra existencia personal se prolonga a las extremidades y a la superficie
de este elemento extraño"14; Ana Martínez Barreiro explica cómo la cola
en los vestidos de fiesta de algunas primeras ministras "aumenta su figura,
confiriéndole mayor dignidad en las apariciones públicas" 15 y las
hombreras en los trajes de los varones, acentúan la virilidad y dan a la
figura el aspecto del ideal atlético de los hombres anchos. Rene Konig
afirma como el adorno incorpora a quien lo lleva, cierto valor reconocido
en la sociedad y una distinción personal que se aprecia en la percepción de
los ciudadanos: "la cadena de un reloj sirve para distinguir a su propietario,
de la misma forma que los dientes del jabalí cazado sirven para distinguir al
valeroso cazador"16.
14
FLUGEL, J., La psicología del vestido, Op. Cit., p. 34.
15
MARTÍNEZ BARREIRO, A., La moda en las sociedades modernas, Op. Cit., p. 96.
16
KONIG, R., Sociología de la moda, Op. Cit., p. 73.
la utilización de magias alternativas para la defensa personal: "La
ornamentación, particularmente, tiene su origen en el intento mágico inicial
de protegerse de los espíritus"17. Muchos dirigentes políticos usan
amuletos en sus comparecencias públicas y mediáticas (una cartera, un
reloj, unas gafas determinadas, un broche...) porque están seguros de que
con ese talismán la mala suerte y el infortunio no se apoderará de él, al
menos, en esa ocasión.
17
SQUICCIARNO, N., El vestido habla, Op. Cit., p. 44.
18
SPENCER, H., en KONIG, R., Sociología de la moda, Op. Cit., p. 71
Otra manera de protegerse que tienen los candidatos políticos frente a los
peligros reales e imaginarios que se dice, tienen los dirigentes cuando se
enfrentan a la difícil tarea de comunicar sus ideas e iniciativas a los
ciudadanos, es la de apoyar sus palabras, comentarios y discursos políticos
con objetos personales de agrado y gusto particular que le sirven para
alejar los malos propósitos e influjos negativos que puedan alterar su
comparecencia. Martínez Barreiro asegura que en las culturas primitivas se
colgaban al cuerpo distintos objetos que se suponían estaban investidos de
propiedades mágicas contra el mal de ojo19. W. Wundt afirma que el uso
mágico de los artículos precedió aún al propósito ornamental y, por
consiguiente, constituyó el motivo real de los primeros comienzos de la
vestimenta: "la finalidad mágica de determinados objetos ha constituido la
primera motivación del vestido, por lo que las manifestaciones artísticas
primeras, perseguían fines prácticos relacionados con la magia, más que
fines estéticos"20. Actualmente, el carácter estético de los complementos y
adornos de los dirigentes ha superado con creces la finalidad mágica y, en
la mayoría de las ocasiones, estos adornos se emplean como aderezo y
complemento a la indumentaria política.
19
MARTÍNEZ BARREIRO, A., La moda en las sociedades modernas, Op. Cit., p. 78.
20
WUNDT, W., Elementos de psicología de los pueblos, Op. Cit., p. 363.
minuciosamente por los analistas de dichodirigente, ya que consideran que
cualquier objeto relacionado con el mandatario tiene su correspondiente
interpretación política. Hay autores que señalan que las joyas exteriorizan
poder, riqueza y estatus social; otros piensan que el material de los bolsos,
guantes y la calidad de los anillos, collares y pulseras difunden el carácter y
personalidad que guarda el jefe de estado en cuestión, y unos terceros que
consideran que los complementos y adornos de los mandatarios deben ser
estudiados y analizados debidamente por los asesores, ya que una mala
combinación de la indumentaria con un accesorio concreto, puede dar al
traste con a imagen física de un gobernante. Los dirigentes tienen que
apareceren público debidamente ataviados y oportunamente
complementados por los adornos, accesorios y utensilios que emplean en
público.
Una presidenta del gobierno o una primera ministra, si desea ser admirada
por su pueblo, estimada por quienes comparten las ideas del partido
político al que representa y valorada socialmente por quienes comparten
una velada o fiesta con ella, lo que se le aconseja, desde las diferentes
perspectivas de asesoría política, es que se presente y aparezca en público
con un número determinado de joyas, según las preferencias y gustos
personales de la dirigente, pero que distingan y realcen su figura en la
recepción a la que ha de concurrir. Julius Fast asegura que "las joyas
deben ser mínimas, sólo un anillo y es preferible llevar reloj de pulsera que
una pulsera. Los pendientes, si los usa, deben ser sencillos. El collar ha de
ser lo menos llamativo posible"21. Nadine de Rothschild escribe que "las
joyas han de llevarse de acuerdo con la hora y la circunstancia: pocas
21
FAST, J., El sublenguaje del cuerpo, Op. Cit., p. 191.
joyas por la mañana, (..) algunas en el campo y de viaje y ninguna joya
relumbrante en un sitio donde se practique deporte, en un lugar de culto o
en un hospital"22. Maribel Bandrés Oto, revela cómo las joyas, a lo largo
de la historia, han sido lucidas en la mayor parte del cuerpo humano. Así lo
refleja en sus palabras cuando afirma que "las joyas se han lucido en la
cabeza, como las coronas, diademas, tiaras, adornos de sombrero, aretes,
pendientes, collares y colgantes; en el pecho, como los broches y los
botones; en las extremidades, como los aros, brazaletes y anillos; y en la
cintura, como cinturones y fajas"23.
22
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit., p. 21.
23
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 201.
24
SQUICCIARINO, N., El vestido habla, Op. Cit., p. 88.
25
HALBREICH, B., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 64.
considera el mundo de las joyas como una parte de la imagen personal de
los políticos que sirve de complemento a la belleza femenina y por
consiguiente, contribuye a aumentar el atractivo de la mujer en nuestra
cultura: "aunque el poder político y religioso ha acumulado tal tipo de joyas
en un pasado no muy lejano, es en la actualidad el poder económico de la
plutocracia financiera el que acumula bienes entre los cuales las joyas,
constituyen una buena parte del potencial exhibidor del grupo social"26.
26
ALCINA FRANCH, J., Arte y antropología, Op. Cit., p. 152.
27
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 283.
La elegancia de los pendientes
El bolso que habitualmente llevan las mujeres y el maletín que, con cierta
frecuencia, dejan ver las presidentas de gobierno y primeras ministras en
los diferentes actos a los que acuden, es un accesorio tan indispensable y
esencial, para su trabajo que su elección y compra para la dirigente se
convierte en una auténtica cuestión de estado para los asesores y
consultores de imagen. Los estudiosos de la apariencia física indican a la
28
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 280
29
HALBREICH, B., y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 66.
30
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282.
mandataria qué tipo de bolso o maletín le puede ir bien para cada ocasión y
la clase de material que se ajusta a su imagen, estilo y fachada proyectada.
Nadine de Rothschild asegura que el bolso debe ser del mismo material que
los zapatos (no es posible combinar zapatos de cuero con un bolso de ante,
o un zapato de lagarto con un bolso de cocodrilo) y que en celebraciones
nocturnas y de fiesta deben ser pequeños y de materiales de raso, terciopelo
o lamé31. Betty Halbreich afirma que el bolso es parte de la primera
impresión que perciben los ciudadanos de sus mandatarias32; y Hunger
Ricci da por buena la idea de quienes consideran que el bolso es la
representación exterior de la personalidad y carácter de la dirigente:
"conozco hombres que consideran el bolso femenino como el espejo en
miniatura de su propietaria, y no se equivocan. El bolso, que debe ser tan
elegante por fuera como por dentro, no denota solamente la calidad de una
mujer sino su discernimiento y su proyección en las cosas. El bolso es a la
vez un juguete y un accesorio práctico, un complemento estético y un
exponente de su interior"33.
31
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit., p. 17.
32
HALBREICH, B., y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 75.
33
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282
por una inoportuna imagen descuidada. Si el bolso es para las mujeres el
accesorio por excelencia, los guantes son para los varones, sobre todo en
países donde el frío en invierno es intenso, el complemento más usado en
su imagen presidencial. Maquelonne Toussaint -Samat escribe que el
simbolismo y el lenguaje del guante proceden de la mano, del poder que
representa y de la protección que proporciona: "el guante protege la mano y
la refuerza; la protege de la interperie y la aísla del contacto directo de lo
impuro, de lo peligroso, que son cosas que hay que coger con los
guantes"34. Maribel Bandrés Oto explica que el origen del guante es tan
antiguo como el hombre y que su definición está vinculada a la vestidura de
las manos: "En la mitología se cuenta que Venus estaba enamorada de
Adonis y que al perseguir una noche a su amado se arañó en unas zarzas
que le rasgaron la piel y de la herida le brotó un rosal de rosas descarnadas.
Venus pidió a las Gracias que le confeccionaran unos estuches de piel para
protegerse las manos35; y Nadine de Rothschild afirma que estos estuches
protectores de las manos presidenciales deben ser de "piel de cabritilla, de
ante o de lana, a menudo, forrados de seda o cachemira"36.
34
TOUSSAINT -SAMAT, M., Historia del vestido, Volumen III, Op. Cit., p. 291.
35
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 181.
36
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit., p. 17
nadie sabía leer ni escribir con lo que la entrega del guante indicaba
protección, investidura y símbolo feudal). En el siglo XIII el guante
empezó a ser utilizado como adorno personal; era de cuero fino, tipo
manopla y se adornaban con botones de metales finos, se bordaban y
tricotaban para que pudieran ser empleados por todo el pueblo. En el siglo
XV adquirieron gran lucimiento porque en ellos se bordaban motivos
llamativos de gran riqueza ("los guantes de los soberanos o de los altos
dignatarios civiles y religiosos de la época, estaban tan cargados de
símbolos como ricamente ornamentados. Sobre una piel extremadamente
fina, (...) piedras preciosas realzaban aún más los bordados suntuosos de
oro y seda"37). En el XVI se empezaron a incrustar elementos dorados y
partir de entonces el guante empezó a considerarse como signo de
distinción y clase social.
37
TOUSSAINT -SAMAT, M., Historia del vestido, Volumen III, Op. Cit., p. 294.
38
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 281.
Uno de los complementos a los que menos atención suelen prestar las
personas y que más cuidan los asesores de imagen y consultores políticos,
es el uso del cinturón. Esa prenda, tan descuidada y desatendida por
muchos gobernantes, proyecta tanta o más imagen como cualquier otro
complemento de su indumentaria. Los cinturones son, junto con los
zapatos, el indicador de prestigio y clase de un dirigente político. Betty
Halbreich dice que "el cinturón es mucho más que encontrar una cinta de
cuero que encaje en las presillas". Debe ser un complemento que confiera
prestigio y donaire personal a quien lo use, especialmente si se trata de un
alto mandatario. También presta elegancia y distinción a las mandatarias
que lo exhiban y muestren en su cintura. Nadine de Rothschild afirma que
el cinturón "es el elemento arquitectónico de un vestido"39 y que a
diferencia del cinturón masculino, cuya función consiste únicamente en
sostener el pantalón, el cinturón de la mujer, sostiene las miradas.
39
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit., p. 17.
artífice y esencia de la imagen de dicha dignataria. Betty Halbreich y Sally
Wadyka afirman que “llevar un broche es una excusa perfecta para iniciar
una conversación”40, y Hunger Ricci asevera que es el valor que irradian
lo que les confiere la aureola de accesorio distinguido y estimado: “los
broches pueden ser síntesis de pequeñas obras maestras de orfebrería, de
joyería y de artesanía”41. En el mundo de la política y de los presidentes de
gobierno, los broches son muy utilizados por las dirigentes nacionales, y
los alfileres masculinos o sujeta-corbatas por los gobernantes masculinos.
40
HALBREICH,B., y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 63.
41
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282.
siglo XVIII se empezaron a colocar en el codo, en la actualidad sirven de
adorno y distinción personal42.
En política, las pulseras son alhajas que los dirigentes políticos emplean en
sus comparecencias públicas para aderezar y complementar su imagen
personal, así como un utensilio que usan, fundamentalmente las
gobernantes femeninas, para resaltar su figura ante los ciudadanos, que
suelen ser sus electores.
42
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 73
43
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 35.
proporcionados a las manos de quien los lleve"44 y Betty Halbreich afirma
que los anillos además de dar vida a las manos " son la parte más bella y
expresiva del cuerpo"45
44
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282.
45
HALBREICH, B., y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 70.
encontrar una horquilla en el suelo es aviso de que pronto se recibirán
buenas noticias"46.
47
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit., p. 18
48
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282
49
MCLUHAN, M., Comprender los Medios de Comunicación, Barcelona, Piados, 1996, p. 160.
aquellos que cumplen el requisito de dar la hora, ser decorativos y estar de
moda, además de proyectar clase, distinción y prestigio personal.
50
SQUICCIARINO, N., El vestido habla, Op. Cit., p. 45.
51
ALCINA FRANCH, J., Arte y antropología, Op. Cit., p. 150.
52
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 113.
En el ámbito de la política, los collares únicamente son expuestos en
público por aquellas dirigentes políticas que han alcanzado el rango de
dirigente de una nación, mientras que los hombres apenas dejan ver, en
contadas ocasiones, alguna cadena pequeña, generalmente, de simbología
religiosa. Hunger Ricci escribe que los collares son indispensables para las
mujeres cuando deben presentarse en público con indumentaria de
etiqueta: “los collares sirven para completar, no sólo la estética del cuello,
sino de la misma cara”53 . Betty Halbreich expone que en función del
tipo de cuello que presente la mandataria, así deberá colocarse o adecuarse
el collar.
1.- Con un cuello redondo es adecuada una cadena o una gargantilla fina.
2.- Con un cuello a pico se recomienda un collar largo y ondulante.
3.- Con un cuello barco es bueno una cadena corta o un colgante trenzado.
4.- Con un vestido sin tirantes hay que aplicar una gargantilla gruesa o dos
collares juntos54.
53
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 282.
54
HALBREICH, B y WADYKA, S., Secretos de una experta del mundo de la moda, Op. Cit., p. 68.
pañuelo haciendo juego con la corbata en muchos actos y reuniones
internacionales, así como en celebraciones y encuentros de etiqueta.
Los gemelos son los juegos de botones, pedrería, metales nobles y piedras
preciosas que se colocan en los puños de la camisa y que los líderes
nacionales utilizan para resaltar el valor y apariencia de su propia
indumentaria. Aunque su uso ha sido siempre, casi exclusivamente
masculino, en los últimos tiempos, también las dirigentes políticas vienen
usándolos para la configuración de su imagen dirigente, y empleándolos en
el diseño de su estilo, como mandatarias. Los gemelos, según los asesores
de imagen, deben ser clásicos, discretos y poco ostentosos.
Las gafas que los dirigentes políticos llevan delante de los ojos para
corregir algún problema de la vista, mitigar el cansancio de los ojos, o
para protegerse de los rayos del sol, son un objeto auxiliar y un accesorio
que emplean los gobernantes en sus comparecencias sociales y que pueden
resultar positivas y beneficiosas para su imagen política. Maribel Bandrés
Oto asegura que las gafas aparecen en el siglo XIII en forma de anteojos de
pinza: "los cristales iban encajados en unos aros de madera, metal o cuerno
y se sujetaban a la nariz"55; Desmond Morris afirma que uno de los gestos
más comunes de los mandatarios nacionales es ponerse en la boca, la punta
de la patilla de las gafas lo que revive, según él, " la sensación de seguridad
del bebé que succiona el pecho de la madre"56; y Hunger Ricci defiende
55
BANDRÉS OTO, M., El vestido y la moda, Op. Cit., p. 169.
56
MORRIS, D.,
que si se parte de la base de que las gafas son también un complemento que
contribuye a aumentar el atractivo del rostro de los políticos, es
conveniente estudiar qué tipo de montura se adapta mejor a la
configuración facial de cada gobernante:
57
HUNGER RICCI, G., La belleza femenina, Op. Cit., p. 130
dirigente pueda perjudicar su imagen ante los ciudadanos, los asesores de
imagen y consultores, trabajan continuamente para evitar que el líder caiga
en despistes que le puedan restar apoyos y respaldos electorales.
Los crisantemos, especialmente los blancos, son flores típicas para los
difuntos y suelen enviarse a los funerales y entirerros....58
Las flores que las primeras ministras y las presidentas de gobierno llevan
en la mano en determinados encuentros, son fruto de un obsequio que los
anfitriones han brindado a la mandataria, elegidas por los asesores de
imagen del anfitrión, para que, por un lado, no tengan un significado
difernte a las ideas que representa la gobernante y, por otro, no desentonen
con la indumentaria que la visitante ha elegido para esa ocasión. Las
flores, como complemento y accesorio de la imagen presidencial, también
se estudian y analizan por los consultores políticos, lo mismo que su
repercusión, resonancia y trascendencia política de su uso.
58
DE ROTHSCHILD, N., Los buenos modales, Op. Cit. p. 223-227.