AMALEC
AMALEC
AMALEC
Amalec (heb. “belicoso” o “pueblo que lame”). 1. Hijo de Elifaz y Timna, la concubina de
Elifaz; por tanto, nieto de Esaú (Gen 36:12, 16; 1Cr 1:36).
hijo de Elifaz, nieto de Esaú Gn 36, 12. De él se deriva el nombre de los amalecitas, pueblo
muy antiguo que habitaba al norte, en el Négueb y en el monte Seír Gn 14, 7; Nm 13, 29; 1
Cr 4, 42-43. Este pueblo le hizo permanentemente la guerra a Israel Ex 17, 8-16; Dt 25, 17-
19.
En Hormá fue derrotado Israel por los amalecitas Nm 14, 3945; Dt 1, 41-46.
Balaam en su oráculo anuncia el exterminio de Amalec Nm 24, 20.
Cuando los jueces, los amalecitas, junto con los ammonitas, se juntaron a Eglón,
rey de Moab, y derrotaron a Israel Jc 3, 13.
También se unieron a los salteadores madianitas y a los hijos de Oriente, para atacar
a los israelitas, invadirlos y saquearlos Jc 6, 3-6, pero Gedeón los derrotó Jc 7.
Saúl venció a los amalecitas y capturó vivo a su rey Agag, desobedeciendo las
órdenes de Yahvéh de exterminarlo 1 S 15.
El rey David también combatió contra este pueblo, cuando se encontraba refugiado
en Gat, 1 S 27, 8; 30, 17-18.
Amalec está adentro. En el pasaje de Éxodo capítulo 17, aprendemos una gran lección, que
es ésta: Amalec nunca va a ser destruido, mientras nosotros estemos en este escenario
terrenal. Amalec no fue destruido por Josué, sino fue debilitado solamente. Pues allí donde
la versión Reina-Valera traduce «deshizo», el hebreo dice textualmente «debilitó» (v. 13)
En ese mismo pasaje, dice la Escritura que Jehová tendrá guerra contra Amalec de
generación en generación, por causa de que Amalec se levantó contra el trono de Dios. Así
pues, nuestra carne sigue estando vigente. Es un enemigo que está en pie.
Lo que nosotros tenemos que aspirar en este tiempo es, no a que el Señor destruya a
Amalec – sino que, conforme a esa misma Palabra, el Señor lo debilite hasta la enfermedad,
hasta la impotencia, para que no nos lleve a la derrota, para que no nos suma en la
vergüenza.
Este debilitamiento de Amalec ocurre por operación de la palabra del Señor – que es la
espada que Josué utilizó para vencerlo (Éx. 17:13). Es la palabra del Señor, el Logos, esta
palabra por medio de la cual Dios creó los cielos y la tierra; y no sólo creó los cielos y la
tierra, sino que también los sustenta.