Frases Célebres de Buddha
Frases Célebres de Buddha
Frases Célebres de Buddha
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Si tiene solución, ¿por qué lloras? Si no tiene solución, ¿por qué lloras?
Al igual que una serpiente cambia de piel, debemos arrojar nuestro pasado
una y otra vez.
Apasionadamente, haz hoy lo que debe ser hecho. ¿Quién sabe? Mañana, la
muerte se aproxima.
Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera
cambiará.
Nuestras buenas y malas acciones nos siguen casi como una sombra.
Un momento puede cambiar un día, un día puede cambiar una vida y una
vida puede cambiar el mundo.
Nunca he conocido a nadie tan ignorante del que no pudiera aprender algo.
Larga es la noche para el que yace despierto; larga es la milla para el que
va cansado; larga es la vida para el necio que no conoce la verdadera ley.
Nunca veo lo que ha sido hecho; solo veo lo que sigue sin hacerse.
Cualquier palabra debe ser elegida con cuidado para las personas que la
escucharán; serán influidas para bien o para mal.
Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras
para el que no obra de acuerdo con ellas.
Ten compasión por todos los seres, ricos y pobres por igual; cada uno tiene
su sufrimiento. Algunos sufren demasiado, otros demasiado poco.
Para enseñar a los demás, primero has de hacer algo muy duro: has de
enderezarte a ti mismo.
Con nuestros pensamientos construimos el mundo.
Como una sólida roca no se mueve con el viento, así el sabio permanece
imperturbable ante la calumnia y el halago.
Así como una vela no brilla sin fuego, el hombre no puede existir sin una
vida espiritual.
Mejor que mil palabras vacías, una palabra que traiga paz.
Nada te puede dañar tanto como tus propios pensamientos sin vigilancia.
Nadie nos salva excepto nosotros mismos. Nadie puede y nadie debería.
Nosotros mismos debemos andar el camino.
Es fácil ver las faltas de los demás, pero ¡qué difícil es ver las nuestras
propias! Exhibimos las faltas de los demás como el viento esparce la paja,
mientras ocultamos las nuestras como el jugador tramposo esconde sus
dados.
Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte
corre de arriba a abajo en estas playas.
El que da, tendrá verdadera ganancia. El que se somete será libre; dejará
de ser esclavo de las pasiones. El hombre justo echa fuera el mal, y
eliminando la lujuria, la amargura y la ilusión, llega al Nirvana.
Ten paciencia. Espera hasta que el barro se asiente y el agua esté clara.
Permanece inmóvil hasta que la acción correcta surja por sí misma.
¡Deja que mi piel, y tendones y huesos se sequen junto con toda la carne y
sangre de mi cuerpo! ¡Le doy la bienvenida! Pero no me moveré de este
lugar hasta que haya alcanzado la suprema y última sabiduría.
No hay fuego como la pasión, no hay tiburón como el odio, no hay lazo
como la locura, no hay torrente como la codicia.
Todo tiene un inicio y un fin. Haz las paces con eso y todo estará bien.
Sólo una madre protegería a su único hijo con su vida, así uno debe cultivar
un amor ilimitado hacia todos los seres.
Tiene que existir el mal para que el bien pueda demostrar su pureza por
encima de él.
Al final estas son las cosas que más importan: ¿Cuánto has amado?
¿Cuánto viviste plenamente? ¿Cuánto dejaste ir profundamente?
Nunca temas lo que será de ti, no dependas de nadie. Eres libre sólo en el
momento en que rechazas toda ayuda.