D) Gripe
D) Gripe
D) Gripe
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crónicos, a los que tienen enfermedades crónicas de los
aparatos respiratorio o cardiovascular (incluida el asma),
a los que tienen enfermedades metabólicas crónicas
(entre ellas la diabetes mellitus), alteraciones de la
función renal, hemoglobinopatías o inmunodepresión
(entre ellas la secundaria a medicación) y en los que
reciben tratamientos prolongados con aspirina y que
pueden estar en peligro de presentar un síndrome de
Reye si contraen la gripe. Además, se recomienda
vacunar a las personas que pueden transmitir la
enfermedad a pacientes de alto riesgo, como son los
trabajadores sanitarios y los familiares. En niños
menores de 12 años de edad se recomienda la vacuna de
virus dividido. Para la vacunación primaria de los niños
menores de 8 años se administran dos dosis. En los
menores de 3 años de edad, la dosis se divide por la
mitad a un volumen de 0.25 mL. Las vacunas de virus
atenuados administrados por vía intranasal se encuentran
en fase de estudio clínico y se ha demostrado que su
eficacia es comparable a la, vacuna inactivada.
El único fármaco antiviral aprobado para su uso en la
gripe de tipo A es el clorhidrato de amantadina, que se
ha utilizado de forma profiláctica en pacientes de alto
riesgo y en sus cuidadores durante las epidemias de
gripe y también en personas inmunodeprimidas y en las
que existe una contraindicación para la vacuna.
TRATAMIENTO.
- Para controlar los brotes de gripe de tipo A en
instituciones puede utilizarse el clorhidrato de
amantadina, que también puede administrarse
como tratamiento en casos concretos. Si se
administra durante las primeras 48 horas,
reduce la gravedad y duración de los síntomas
de la enfermedad.
- Reposo y un aporte adecuado de líquidos.
- En casos de fiebre alta pueden utilizarse
antipiréticos que no contengan salicilatos.
- Las infecciones bacterianas son frecuentes y,
en estos casos, debe administrarse un
tratamiento antibiótico.
PRONOSTICO.
El pronóstico en cuanto a la recuperación es excelente,
aunque el restablecimiento de un nivel de actividad
normal y la desaparición completa de la tos suelen
precisar un periodo que se mide más bien en semanas
que en días.
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