Autonomia de La Accion
Autonomia de La Accion
Autonomia de La Accion
AUTONOMIA DE LA ACCIÒN
FACILITADORA: PARTICIPANTES:
ABG. Especialista. Lisbeth Rodríguez
ARMAURIS BRAVO C.I:
ROSBELYS HEREDIA C.I:26.984.901
CARLOS ABREU C.I:8.966.916
CARLOS HERNANDEZ C.I:18.982.076
MIGUEL MUJICA C.I:
PEDRO GONZALEZ C.I:
ARMANDO GONZALEZ C.I:
MARZO 2024
INTRODUCCIÓN
AUTONOMÍA DE LA ACCIÓN.
2. NOCIÓN Y CONCEPTO
La delimitación del concepto de Acción, ha sido la piedra angular derivativa del
nacimiento del Derecho Procesal como ciencia autónoma. Dicha noción, la cual, unida
a la de Jurisdicción y al de Proceso forman el Trinomio o Trípode de la disciplina
jurídica adjetiva, ha sido estudiada a través de los últimos 200 años, adquiriendo
ribetes distintos, significaciones dispares, pero permitiendo a la vez la clarificación de
problemas teóricos (con evidentes repercusiones prácticas) propios de la rama
procesal. Ahora bien, con ánimo de esbozar una definición amplia, que abarque todas
las características modernamente aceptadas a la figura de Acción, y la cual permita
conciliar y distinguir las concepciones comunes y encontradas que plantean los
procesalistas recientes, se plasman a continuación algunas de las más importantes
visiones de la doctrina, a los efectos de su análisis detallado. El conocido procesalista
venezolano Rengel Romberg (Rengel, 1994: Tomo I, 162), define el vocablo acción de
la siguiente manera: “Poder jurídico concedido a todo ciudadano, para solicitar del juez,
la composición de la litis, mediante la actuación de la pretensión que hace valer el
demandante contra el demandado”.
En este sentido, a dicha definición se le pueden realizar algunas consideraciones.
En primer lugar, si bien es cierto que la mayor parte de la doctrina acepta la noción de
“Poder Jurídico”, no es menos cierto que se atribuye dicho poder a todo sujeto de
derecho, no a los “ciudadanos”. La diferencia estriba por ejemplo, en el caso de las
personas jurídicas colectivas, que como ficción abstracta legal, no poseen ciudadanía.
Por otra parte, en cuanto a su contenido, no existe consenso en doctrina sobre sí la
Acción consiste en una solicitud de “composición de la litis”, esto debido a la existencia
de casos en los cuales no se plantea ningún conflicto entre partes; verbigracia, la
Jurisdicción Voluntaria, recordando que en estos supuestos no existe, ab initio, una
contraparte como tal, por lo tanto se les catalogado como de naturaleza graciosa o no
contenciosa. Cabe hacer notar, que dependerá entonces de la noción de la cual se sea
partidario sobre la función jurisdiccional, en el entendido que existen autores, quienes
no consideran a la Jurisdicción Voluntaria como tal, sino más bien como una de tipo
administrativa. En este caso, y bajo esta óptica, no se hablaría de Acción en esta
materia.
Por su parte, el procesalista uruguayo E. Couture, (COUTURE, 2005) quien al igual
que Rengel Romberg, realiza en su estudio, un resumen de las distintas nociones del
concepto Acción en su evolución, destaca que la misma consiste en una especie del
derecho de petición. Tal aporte de Couture se fundamenta en el derecho general de
petición, consagrado desde la antigüedad a los individuos ante la autoridad del rey, y
hoy establecido por la mayoría de las Constituciones como la facultad del ciudadano de
acudir ante cualquier autoridad pública a solicitar lo querido o justo.
En este orden de ideas, podemos aducir que en términos doctrinales sigue en
disputa un concepto unificado de la acción en el Derecho Procesal, sin embargo, de
manera general y de forma más simplificada, podemos inferir que es el poder jurídico
que tiene todo sujeto de derecho, consistente en la facultad de acudir ante los órganos
de jurisdicción, exponiendo sus pretensiones y formulando la petición que afirma como
correspondiente a su derecho vulnerado. Es la facultad que tiene una persona para
obrar y hacer valer un derecho o el cumplimiento de una obligación, razón del cual se
promueve la demanda respectiva, tal como está establecido en el encabezado del Art.
11 del código de Procedimiento Civil Venezolano, el cual dispone lo siguiente:
“…En materia civil el juez no puede iniciar el proceso sino previa
demanda de parte, pero puede proceder de oficio cuando la ley lo
autorice, o cuando en resguardo del orden público o de las buenas
costumbres, sea necesario dictar alguna providencia legal aunque no la
soliciten las partes…” (negrillas nuestras)
3. CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN
Según El texto: “Tratado de derecho Procesal Civil Venezolano” del Dr. Arístides
Rengel Romberg, La Acción es: “El poder jurídico concedido a todo ciudadano, para
solicitar del juez, la composición de la litis, mediante la actuación de la pretensión que
hace valer el demandante contra el demandado”.
La presente definición destaca las siguientes características:
a) La acción es un poder jurídico perteneciente a la categoría de los derechos
subjetivos. Frente al poder del particular de ejercitar el derecho de acción, está el
deber del juez de proveer sobre la demanda en la cual la acción se ejercita, deber cuya
omisión está penada como denegación de justicia.
b) Ese derecho subjetivo o poder jurídico en que consiste la acción, pertenece a
todo ciudadano y es, por tanto, un derecho subjetivo público o colectivo, porque tiene
su origen en el interés colectivo y publico en la solución jurisdiccional de los conflictos.
c) Con la acción se pide también al juez que actúe la pretensión, porque la no
satisfacción de esta o su resistencia por parte del demandado, origina un conflicto cuya
solución es un interés de la colectividad, y su satisfacción un interés privado del
demandante. Por tanto, no se trata de un poder jurídico desconectado de todo interés,
sino fundado en el interés público en la solución jurisdiccional de los conflictos y al
servicio del interés privado en la decisión de sus pretensiones.
d) El derecho de acción se ejercita en la demanda y ésta contiene también el ejercicio
de la pretensión que hace valer el demandante contra el demandado, cuyo examen
hace el juez al proveer sobre la demanda.
e) Al lado del interés colectivo y público que mueve la acción, existe en
todo proceso, el interés individual y privado en que se funda la pretensión.
En este aparte, resulta necesario, puntualizar sobre aquellas características, las
cuales han nacido a través de la evolución de la ciencia procesal, algunas plenamente
aceptadas y compartidas, y otras que siguen generando discusión. A este respecto, se
pueden mencionar las siguientes:
a) Derecho o Poder Jurídico: La Acción ha sido calificada de ambas maneras,
compartiéndose la idea que él mismo, consiste en una facultad de ejercer ciertas
actuaciones.
b) Público: En primer lugar porque le pertenece a toda persona; incluso es calificado
como un Derecho Humano. En segundo término, debido a que se ejerce ante el
Estado, representado por el órgano jurisdiccional. En suma, deriva de su función
pública de evitar la justicia privada y garantizar el orden jurídico y social.
c) Abstracto: Su existencia y ejercicio no está relacionado a ningún hecho o derecho
concreto; la Acción es propia e inherente a la persona, no derivada de algún caso
determinado.
d) Autónomo: Relacionada en cierta forma con la anterior, el derecho de Acción no
está subordinado ni pertenece a ningún otro derecho, mucho menos al derecho
material reclamado.
e) Bilateral: Algunos autores (y pareciera que algunas legislaciones también) incluyen
en la noción de Acción, el derecho que tiene la contraparte material a defenderse,
oponiéndose a la pretensión planteada. En tal sentido, existe una bilateralidad de la
acción por cuanto el demandado de autos, al ejercer los medios de defensa está
además accionando el aparato jurisdiccional. Sin embargo, y sin ánimos de
contradecir a la doctrina es opinión de la autora, la dificultad de apoyar esta postura
por cuanto, tal facultad de participar en un conflicto judicial corresponde al
demandado como parte de su Derecho a la Defensa, que en opinión particular,
constituye una institución diferente. Igualmente, tal agregado no sería aplicable a los
procedimientos de Jurisdicción Voluntaria, donde no existe contraparte. Empero
como se comentó, este aspecto, resulta ser de carácter generador de discusión
entre la doctrina.
f) Metaderecho: Este aspecto viene dado por la consagración del derecho a la
jurisdicción como un Derecho Humano amparado por Declaraciones Internacionales
de este tipo, y en la mayoría de las constituciones nacionales. Por ende, se
considera el mismo inherente a la persona humana, preexistente a cualquier norma
positiva del ordenamiento jurídico. En consecuencia, se le otorga un rango supremo
o superior, puesto que al garantizar el ejercicio del derecho de Acción se garantiza
la protección de otros derechos legales.
diferenciadas.
que concebir a la acción como el derecho a una sentencia favorable nos debería llevar
a concluir, con esta misma lógica que la acción es el derecho de conceder razón aun
independientemente del contenido de esta última. Con tal parecer, entiende Zanzucchi
que la acción posee naturaleza abstracta e ideal porque es distinta de las pretensiones
pretensiones resulta del todo autónoma, pues ejercitado mi derecho de acción, el juez
plenamente coherente y útil la presente opción teórica, a la cual nos adherimos, pues
proceso, nos entrega una noción única de la acción, y por tanto válida para todo
frente al de pretensión, puesto que queda claro que la acción es un poder meramente
CONCLUSION
La autonomía puede definirse como una estructura de decisión normativa que consiste
en establecer un juicio normativo que resulta de la ponderación de argumentos
normativos. Por consiguiente, la autonomía es un concepto formal relativo a una
estructura particular de justificación normativa que incluye tres elementos básicos.
Asimismo, si se requiere una norma vinculante común y una norma concreta está
apoyada por la convergencia razonable de agentes autónomos, entonces los agentes
que la apoyan pretenderán que esta norma es vinculante para ellos, y que está
objetivamente justificado, además, que extiendan esta pretensión incluso a quienes
rechazan la validez de la norma.