La Pluralidad de Las Religiones y La Religión Verdadera
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La Pluralidad de Las Religiones y La Religión Verdadera
Capítulo 7
LA PLURALIDAD DE RELIGIONES
Y LA VERDADERA RELIGIÓN
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Zoroastrismo
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Hinduismo
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Budismo
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1 El budismo tibetano o lamaísta es mayoritario en dos países soberanos; Bután y Mongolia, y es la segunda mayor
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religión de Nepal. Es además mayoritario o la segunda religión en número de adeptos en algunas áreas del norte
de India (particularmente Ladakh, Sikkim y diversos municipios de los Himalayas indios como Dharamsala, su
sede mundial), en Buriatia, Kalmukia y Tuvá (repúblicas federadas de la Federación Rusa de etnia mongol), en
Manchuria (entre la etnia manchú) y en Mongolia Interior (entre la etnia mongol) de la República Popular de China
y por supuesto en el propio Tíbet. Básicamente, esta forma de budismo es la religión predominante de los pueblos
mongoles y tibetanos, todos los cuales reconocen al Dalái Lama como Bodhisattva y por tanto lo respetan como un
alto maestro espiritual, si bien cada una de las escuelas tiene una jerarquía distinta y un sistema propio de
enseñanza. Al tener unos 20 millones de seguidores, mayoritarios en diferentes países y regiones autónomas, es
una de las ramas más grandes e importantes del budismo.
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Jainismo
Reino de Magadha
en India, en el siglo V
a. C., antes de su
expansión
Mucho más
tarde, durante los
primeros siglos de la
era cristiana, que
asistiría al auge del
hinduismo en la
India, una rama
avanzada del brahmanismo que, con el tiempo, ha permanecido como
la religión dominante en este país.
El Jainismo surgió en el siglo VI a.C. como protesta contra el
ritualismo Védico. Fue fundado por Mahavira, contemporáneo de
Siddharta Gautama, fundador del Budismo. Hoy es todavía una religión
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Confucionismo
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Taoísmo
El término deriva del vocablo tao, que significa la vía. Esta religión,
nacida en China, suele vincularse al nombre de Lao-Tse (o Laozi), un
personaje del que nada se sabe con certeza. Una leyenda le hace
contemporáneo de Confucio, pero este hecho no ha podido ser
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comprobado críticamente.
Parece ser que el Taoísmo (o Daoísmo) emerge en los primeros
siglos de nuestra era como religión del pueblo chino, distinguiéndose
expresamente del culto imperial, de la religión popular y del Budismo.
Nunca llegó a igualar en importancia al Confucionismo, pero dejó de ser
una pequeña secta en una región aislada del país, para convertirse en
una religión con templos diseminados a lo largo y ancho de toda China.
El Taoísmo es la religión cuya doctrina central es la idea de que un
primordial y eterno Tao actúa en la historia humana, y lo hace
directamente a través de sus manifestaciones o hipóstasis -
particularmente Laozi-, e indirectamente a través de un panteón o
conjunto de divinidades. El Tao es la base del orden humano, y el modo
en que el mundo opera cuando los hombres no interfieren su curso
majestuoso.
Este Tao inmanente, y discernible por quién está dotado de una
especial percepción mística, experimenta transformaciones que le
pueden encarnarse en la historia humana mediante avatares o seres
especialmente dispuestos por el orden divino. El Tao es en último
término indefinible, pero es la fuente inalterable de todo lo que vive y
se mueve, y la norma preordenada de toda conducta humana.
Esta doctrina fuertemente individualista se distingue por sus
marcados rasgos esotéricos y misteriosos, así como por un misticismo
natural en el que el individuo trata de conformarse con el orden
cósmico, y cree disolverse en el todo. La orientación y el tono religiosos
del Taoísmo tienen poco en común con el carácter ético y pedagógico de
las enseñanzas de Confucio.
Los taoístas no reconocen el tema del bien contra el mal; en lugar
de ello, ven la interdependencia de todas las dualidades, así como el
concepto de los opuestos del yin y el yang. Toda acción tiene cierto
aspecto negativo (yin) y cierto aspecto positivo (yang) en sí misma. Por
lo tanto, cuando etiquetas algo como bueno, automáticamente creas el
mal. Los taoístas tampoco aceptan la dualidad de salvación-
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Shintoísmo
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こごしゅうい
Engi shiki (延喜式): del año 927, es la principal fuente sobre el
sintoísmo primitivo, las oraciones ceremoniales, los ritos y la
administración de asuntos religiosos.
En el Japón tradicional, los templos dedicados a los dioses
sintoístas eran los lugares de vida en comunidad. A ellos se dirigían
todos los miembros de una comunidad para pedir al kami, hacer
ofrendas, realizar festivales durante todo el año.
El papel de los templos y los kami como guardianes se sigue
practicando, y muchas compañías construyen templos en los que se
venera a los kami protectores de sus negocios.
Tipos de sintoísmo
Sokyo Ono ha diferenciado en su libro la vía de los kami varios tipos
de sintoísmo según su función en la sociedad japonesa:
Sintoísmo popular: es el menos evidente de todos, el culto a los
kami enraizado en la vida diaria de la gente, en las fiestas tradicionales,
que puede ser entendido como fe popular por algunos o como
superstición por otros.
Sintoísmo doméstico: son las prácticas religiosas que se realizan
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じんじゃ
sintoísta o Jinja (神社) y dedicados a la vida en comunidad, los ritos y
festivales, la oración y la devoción… Después de la Segunda Guerra
Mundial, los templos sintoístas se convirtieron en instituciones
privadas, financiadas por una comunidad determinada, y dejaron de
depender del gobierno.
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El Judaísmo
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Islamismo
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4 Existen dos tipos de yihad: la primera y más importante es la gran yihad (yihad al-akbar), que consiste en el gran
esfuerzo del creyente por buscar la sabiduría, la mística, la lucha contra el ego y las pasiones. Aquí la yihad es
oración, purificación, ayuno, meditación, retiros espirituales, peregrinaciones. El Santo Profeta siempre recomendó
y ordenó a sus seguidores que buscaran el conocimiento. Dijo: "Buscad el conocimiento de la cuna hasta la tumba";
"Buscad el conocimiento, aunque tengáis que ir hasta China para encontrarlo"; "La tinta del sabio es más santa que
la sangre del mártir" y "Dios no ama ninguna gota más de lo que Él ama una gota de sangre derramada en su
camino (luchando por el islam), y una lágrima de arrepentimiento sincero y amor a Dios, y una gota de tinta usada
para escribir acerca del islam". También le insistía a sus discípulos el profeta Mahoma que: "La yihad más grande
es la conquista del ego". El hombre que logra conquistar sus pasiones y dominar su egoísmo y sus malos
sentimientos es el guerrero más valeroso y el conquistador más grande, ya que el alma es lo más difícil de educar.
Si uno logra conquistar su ego, será un buen musulmán, un verdadero creyente y un hombre piadoso.
El segundo tipo de esfuerzo en el camino de Dios, es la pequeña yihad, el pequeño esfuerzo o pequeña lucha. Y
ésta no es otra que la lucha contra el opresor, o contra cualquier sistema social injusto.
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El Cristianismo
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Animismo:
En el siglo XXI sobreviven aún las religiones tradicionales
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Un ser supremo
En la casi totalidad de los pueblos africanos se encuentra la creencia
en un Ser Supremo. Opinan que su existencia es de evidencia inmediata
y no necesita demostración. González Núñez, en el capítulo dedicado a
las religiones tradicionales africanas en el libro Pluralismo religioso
(III), asegura que a este Ser Supremo se le conceden una serie de
atributos enunciados muchas veces no de forma abstracta, sino
visualizados en acciones concretas. Dios es el que moldea los niños en
el vientre de su madre, dicen los baganda (Uganda); o el que sopla o el
que cae, dicen los tonga5, refiriéndose a que Él hace soplar al viento y
caer la lluvia.
También los nombres con que se le mencionan expresan atributos.
Para los ngombe (curso medio del río Congo), es «el que dura por
siempre en la selva» (la selva simboliza la eternidad). Los ila y los baluba
5 Tonga es un reino polinésico de más de 170 islas del Pacífico Sur (Oceanía), muchas de ellas deshabitadas y en su
mayoría bordeadas de playas blancas y arrecifes de coral, y cubiertas de bosques tropicales. La isla principal,
Tongatapu, está protegida por lagunas y acantilados de caliza. Aquí se encuentra la capital rural de Nuku-alofa,
junto con balnearios, plantaciones y Ha'amonga 'a Maui, una puerta de coral monumental del siglo XIII.
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la actual República Democrática del Congo, el noreste de Angola y el noroeste de Zambia antes de la colonización
europea de África.
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Ética comunitaria
La ética subsiguiente a esta filosofía es profundamente vitalista.
Serán buenos los actos que favorezcan la vida del grupo, la protejan o la
aumenten. En cambio, los actos que perjudican la vida de los individuos
o de la comunidad son malos. Pero los términos de la proposición se
pueden invertir para afirmar que todo lo que es bueno entendiendo por
tal lo que está refrendado por las normas vigentes en la tribu favorece la
vida del grupo, mientras que la transgresión de esas normas acarrea
desgracias y debilita la vida. El olvido de los antepasados, la falta de
respeto a los ancianos, el quebrantamiento de las tradiciones, la
violación de un tabú sexual, pueden desencadenar enfermedades o
causar la esterilidad de las mujeres, los animales o los campos.
Todos los actos quedan así encuadrados dentro de una dimensión
moral que es, al mismo tiempo, religiosa. En cada decisión que toma, el
hombre está siempre llamando en cuestión a Dios como fuente última
de la vida y comprometiendo el equilibrio, tanto de la comunidad
humana como del mundo material que lo circunda.
AMÉRICA:
RELIGIONES
PRECOLOMBINAS Y
AFROAMERICANAS
No sólo en África hay religiones
tradicionales, también en América
han existido, y perviven de algún
modo. Hoy en día son minoritarias,
pero mantienen su influencia en el
Caribe (Haití, Cuba) y en Brasil. En la
obra Pluralismo religioso (III),
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LOS MAYAS
Localización y cronología
La civilización maya habitó una zona de América Central, que hoy
se correspondería con el sur de México, Guatemala, Honduras y El
Salvador. Si nos remontamos a la antigüedad, tienen una historia de
unos 3000 años, que van desde 1500 a. de C. hasta 1530 d. de C., año en
que fueron conquistados por los españoles. Pero la civilización maya
nunca ha desaparecido por completo, pues hoy día viven muchos
pueblos descendientes de los mayas que conservan rasgos de su cultura
y de su lengua.
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Chichén Itzá
Palenque
Las ciudades mayas eran centros ceremoniales monumentales
con pirámides escalonadas y otros grandes edificios de uso religioso,
así como observatorios astronómicos y grandes explanadas para
desarrollar los rituales. A la llegada de los españoles ya habían sido
abandonadas, pero se conocen por la arqueología y nos han legado un
patrimonio cultural impresionante.
Dios de la lluvia
Los mayas eran politeístas, tenían una gran cantidad de dioses
cuya importancia era variable. No eran iguales en todas las ciudades y
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Ixchel
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El culto:
Los mayas tenían una intensa vida religiosa y un calendario
litúrgico muy amplio. Además de la piedad personal, el pueblo se
reunía para los actos colectivos en las explanadas ante los templos,
generalmente pirámides escalonadas, o de edificios altos. Los ritos
consistían en ceremonias fastuosas, cánticos, oraciones, música
y ofrendas incruentas.
Eran un pueblo más bien pacífico y culto, pero en los últimos
tiempos, y por la proximidad de los aztecas, introdujeron la práctica de
los sacrificios humanos. Existían diferentes maneras de llevar a cabo los
sacrificios dependiendo de la divinidad a la que se dedicaban: por
extracción de corazón, por decapitación o por medio de atravesar con
flechas a la víctima.
Para el culto se hacían necesarios muchos sacerdotes. Estaba el
Sumo Sacerdote, los había especializados en adivinación, otros eran los
sacrificadores, y otros se dedicaba a la medicina, brujería y otras
actividades.
Mito de la creación
Han llegado hasta la actualidad algunos de sus libros sagrados,
como el Popol Vuh, narración ancestral en la que se cuentan mitos que
abarcan desde el origen del mundo hasta la llegada de los
conquistadores españoles y del cristianismo. Este es el relato del origen
de la creación:
«Todo estaba en suspenso, todo estaba en calma, en silencio, todo inmóvil,
callado y vacía la extensión del cielo. No había nada que hiciera ruido, nada que
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se moviera [...] solo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había
nada dotado de existencia. Solamente había inmovilidad y silencio en la
oscuridad, en la noche. Solo el Creador, el Formador, los Progenitores, estaban
en el agua rodeados de claridad [...], de grandes sabios, de grandes pensadores
en su naturaleza. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando, se pusieron
de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento [...] ¡Hágase así!, ¡que se
llene el vacío! ¡Que esta agua se retire, que surja la tierra! Así dijeron, ¡que
aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en
nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre
formado.»
LOS AZTECAS
Localización y cronología
Los aztecas son los últimos de los pueblos que habitaron junto al
lago Texcoco, en tierras de la actual México. Su imperio abarca desde
principios de siglo XII d. de C. hasta 1525 d. de C., año en que Cortés
ejecuta a Cuauhtémoc, último rey azteca (1520-1525).
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Cortés y Cuauhtémoc
Características de los aztecas
La civilización de los aztecas es heredera de todas las de la zona,
además de ser la que mejor conocemos. Su lugar principal era la
capital, Tenochtitlán, fundada en 1325. Ellos creían que esta ciudad era
el centro del universo y punto de intersección de una cruz, cuyos
extremos marcaban los territorios que debían ser conquistados para
instaurar en ellos el orden deseado por los dioses.
Tenochtitlán
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Teotihuacán
Su existencia estuvo regida por fenómenos de la naturaleza que
afectaban a los seres humanos como la lluvia, la siembra y la cosecha,
aunque también tenía un profundo significado astronómico.
Los dioses:
Parece que, en algunas épocas, estaba extendido el monoteísmo.
Las gentes más cultas de los aztecas creían en un dios único y creador,
invisible y que no se podía representar. Se llamaba Teotl y esta palabra
acabó identificándose con la idea de dios en general.
Pero podemos decir que, en general, los aztecas
fueron politeístas y en el laberinto de la religión azteca se multiplicaron
las divinidades de forma extraordinaria. Los dioses aztecas tienen
orígenes diferentes. Cada grupo profesional y cada pueblo tenía sus
dioses tutelares.
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Quetzalcóatl
El culto:
Tantos dioses y cultos exigían millares de sacerdotes. Estaban
rígidamente jerarquizados y especializados. Además de los sacrificios y
el culto en general, hacían los ritos de nacimiento, muerte, casamiento y
todos los actos importantes de la vida privada o colectiva.
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El calendario azteca
LOS INCAS
Localización y cronología
El imperio inca fue la última de las grandes civilizaciones andinas.
Unificó y controló un enorme territorio de 5.000 km de largo, que abarca
la actual Perú, pero también parte de Bolivia, algo de Ecuador, noroeste
de Argentina y norte de Chile. Los historiadores sitúan este
pueblo entre los siglos XII y XVI de nuestra era. El fin del imperio inca
lo marca la llegada de los españoles en 1532 d. de C.
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Machu Pichu
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Los dioses:
Los incas tenían sus propios dioses, pero, en su expansión por los
Andes, fueron adoptando algunos de los dioses de los pueblos
conquistados, como Viracocha, dios creador y el que lleva la civilización
a los hombres. Cuando el conquistador español Francisco Pizarro entró
en contacto con los incas, estos creyeron que se trataba del propio
Viracocha que regresaba. Otro de los dioses que tomaron
fue Pachacamac, divinidad abstracta cuya representación estaba
prohibida. Era creador de la humanidad y esposo de la Pachamama o
madre tierra, diosa muy popular, cuyo culto estaba relacionado con la
fertilidad de los campos y los animales.
Más importante que todos ellos era Inti, el Sol. Los reyes incas
decían que eran sus descendientes directos. Su esposa era Quilla, la
Luna, madre del firmamento. También tenían importancia Illapa, dios
del trueno y de la lluvia, y Saramama, diosa del maíz.
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El culto:
El monarca o Sapa Inca era sagrado y su persona era tabú, su
poderío imperial era parecido al egipcio con un poder centralizado y
absoluto. Una de las principales labores del monarca era presidir la
celebración de los rituales necesarios para que las cosechas fueran
buenas, además de las fiestas en honor de los dioses. También anunciaba
los equinoccios y los solsticios.
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los muertos. Para que el viaje fuese exitoso, sus familiares y parientes
debían realizar una serie de ceremonias que incluían llevarle ofrendas
(comida, bebida, ropa y otros objetos) y realizar banquetes rituales. Por
esta razón, los lugares donde se enterraba a los muertos eran sagrados.
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10 Cfr. M. Dhavamony, voz Teología de las religiones, en R. Latourelle- R. Fisichella - S. Piè-Ninot (dirs.), Diccionario
de Teología fundamental, Paulinas, Madrid 1992, p. 1221. Me he ocupado de la cuestión de la verdad en F. Conesa,
Sobre la «religión verdadera». Aproximación al significado de la expresión, en Scripta Theologica 30 (1998) 39-85.
Muchas ideas las recojo de ese artículo.
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Macmillan, London 1973. Es desarrollada en J. Hick, An Interpretation of Religion, Macmillan, London 1989.
16 J. Hick, An Interpretation of Religion, p. 240.
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17 Cfr. J. Hick, Jesus and the World Religions, en IDEM (ed.), The Myth of God Incarnate, SCM Press, London 1977, pp.
167-185; J. Hick, The Metaphor of God Incarnate, SCM Press, London 1993.
18 El cambio desde una primera posición rahneriana a una perspectiva “pluralista” se percibe en la edición inglesa
revisada de una de sus obras: R. PANIKKAR, The Unknow Christ of Hinduism: Toward and Ecumenical Christophany,
Longman, London 19812.
19 Esta distinción aparece especialmente en R. Panikkar, The Intra-Religious Dialogue, Paulist Press, New York 1978.
En ocasiones usa también la cristología del Kyrios para afirmar que el Señor es Jesús, pero el Señor se manifiesta
fuera de Jesús (cfr. R. Panikkar, Autoconciencia cristiana y religiones, en R. Scherer (coord.), Fe cristiana y sociedad
moderna, SM, Madrid 1989, p.232).
20 R. Panikkar, Autoconciencia cristiana y religiones, p.253.
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imponer unas tesis que son extrañas a la mayoría de religiones. Pero ¿en
nombre de qué se puede imponer el dogma de que todas las religiones
son iguales? En definitiva, el pluralismo no toma en serio la pretensión
de verdad propia de las religiones24.
La posición pluralista también engendra aporías al exigir la
reducción de toda verdad a mito. El único fin que se reconoce a la
verdad es existencial y pragmático: despertar determinadas
disposiciones en las personas25. Así, para Hick, el fin de toda religión es
romper el círculo del egocentrismo para ingresar «en una comunidad
perfecta de amor mutuo»26. Semejante reduccionismo en términos
pragmáticos de la verdad resulta no sólo problemático sino
sencillamente inaceptable.
Por otra parte, la teología pluralista de las religiones exige algo más
que la renuncia a un aspecto de la propia fe puesto que afecta al núcleo
de la misma: la afirmación de que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios. Si
nos dejamos guiar por el «pesimismo cristológico» de las posiciones
pluralistas, ¿podemos seguir llamándonos cristianos? ¿no habremos
renunciado a un elemento fundamental de nuestra fe? Este es el parecer
de la mayoría de teólogos católicos. Negar la encarnación o considerarla
un mito o una metáfora es dejar de profesar la fe en Jesucristo. Por esto,
la piedra de toque de esta postura relativista será siempre la
cristología27.
Hay finalmente otro prejuicio. Se presupone que sólo desde una
posición relativista es posible un acercamiento respetuoso con las demás
religiones y que, lo contrario, engendra enfrentamientos. Quizás sea éste
el reclamo mayor del que se sirven los pluralistas para difundir sus
opiniones. Sin embargo, veremos que es precisamente el respeto a la
Uniqueness Reconsidered. The Myth of a Pluralistic Theology of Religions. Orbis Books, New York 1990, pp. 96-
106.
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28Este triple sentido del término «verdad» en cuanto verdad de las cosas, verdad del intelecto y verdad de la
conducta es descrito por Tomás de Aquino, De veritate, q. 1, a. 1.
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29 A. Alessi, Filosofia della religione, Las, Roma 1991, p. 288. Así se pone de relieve mejor que, además del ordo ad
Deum objetivo y que constituye el fundamento de la religión (religación objetiva), es preciso que se dé una recta
ordinatio, es decir, un reconocimiento subjetivo de ese ordo y, por tanto, una relación consciente y libre con Dios
(religación subjetiva).
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lo últimamente real y sólo dicha realidad trascendente puede iluminarnos acerca de la naturaleza e incluso la
existencia de tal relación» (L. Dupré, Reflections on the Truth of Religion, en Faith and Philosophy 6 (1989) 261. Vid.
IDEM, Truth in Religion and Truth of Religion, en Archivio di Filosofia 56 (1988) 493-518).
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33Cfr. H. Vroom, Religions and the Truth. Philosophical Reflections and Perspectives, W. B. Eerdmans, Grand Rapids
1989, pp. 361-370.
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34 Este criterio, sin embargo, no puede ser usado de modo exclusivo pues «haría depender la teología de las
religiones de la antropología dominante» (CTI, El cristianismo y las religiones (1996), n. 15).
35 W. Pannenberg, Teoría de la ciencia y teología, Cristiandad, Madrid 1981, p. 372.
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36 X. Zubiri, El problema filosófico de la historia de las religiones, Alianza, Madrid 1993, p. 330.
37 San Juan Pablo II, Carta Apostólica Terlio Millenio adveniente, 6.
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CUARTA VERDAD
LA RELIGIÓN CRISTIANA ES LA ÚNICA RELIGIÓN DIVINA
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hacerles conocer las verdades que deben creer y los deberes que deben
cumplir.
Los monumentos de la revelación son los libros del Antiguo y del
Nuevo Testamento, cuya colección forma el libro más hermoso que
existe en el mundo, la Biblia. La Biblia, que sigue siendo la más antigua
y la más seria de la historias, aun prescindiendo de su autoridad divina,
nos refiere que Dios, desde el principio del mundo, ha instruido a los
hombres acerca de la religión; primeramente por sí mismo, después por
Moisés y los Profetas, y, finalmente, por su propio Hijo hecho hombre,
nuestro señor Jesucristo.
11° ¿Por medio de qué señales se puede conocer la religión divina?
Por medio de dos infalibles: el milagro y la profecía. Hemos probado,
contra los racionalistas modernos, que los milagros son posibles, que se
los puede comprobar, y que son ellos la señal, el sello infalible de una
religión divina. Son la firma de Dios.
12° Nos queda por demostrar que la religión cristiana es la
revelada por Dios; la única confirmada y autenticada por la firma
divina: los milagros y las profecías.
Supuesto que la verdadera religión es necesaria al hombre, su
origen debe remontarse a la cuna del género humano. Tal acontece con
la religión cristiana. No empezó ella con la venida de Jesucristo, sino con
la creación del hombre. Esta religión divina tiene tres fases distintas:
1ª, el período patriarcal;
2ª, el período mosaico;
3ª, el período cristiano.
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celos de su hermano; fue reemplazado por Set, que imitó su justicia. Los
descendientes de Set fueron llamados hijos de Dios, en oposición a los de
Caín, a quienes la Sagrada Escritura llama hijos de los hombres. Estos
primeros patriarcas vivieron más de novecientos años; esta longevidad
tenía por fin, en los designios de Dios, facilitar la multiplicación de la
especie humana y particularmente conservar el depósito de las verdades
reveladas.
El diluvio (año del mundo 1600). – Los hijos de Dios hicieron
amistad con los hijos de los hombres, y, como éstos, se corrompieron,
cayendo en la impureza. Henoch les predijo un tremendo castigo si no
se convertían. Pero, a pesar de esta amenaza, la corrupción se hizo
universal, y Dios resolvió destruir al hombre mediante el diluvio,
exceptuando a Noé, que fue hallado justo.
Dios mandó a Noé que construyera un arca, en cuya construcción
trabajó Noé por espacio de cien años. Durante este largo lapso de tiempo
no dejó él de predicar a los hombres la penitencia, pero sin resultado
alguno. El diluvio hizo perecer a todos los hombres, con excepción de
Noé y su familia. Esta arca era una figura de la Iglesia, fuera de la cual no
hay salvación.
Al salir del Arca, Noé ofrece sacrificios al Señor. Dios pacta
entonces una alianza con el hombre, de la cual es señal el arco iris. Noé,
como Adán, transmite a sus hijos la fe en el Redentor.
Dispersión de los hombres. – Noé vivió 950 años; pero después
del diluvio, los hombres vivieron menos que antes, sea por castigo de
Dios, sea porque la catástrofe hubiera causado graves perturbaciones en
la atmósfera. Establecidos en la Mesopotamia, en las llanuras profundas
del Senaar, se multiplicaron tanto los descendientes de Noé, que
tuvieron que separarse.
Pero, antes de hacerlo, quisieron construir una torre, para
perpetuar su memoria. El Señor castigó su orgullo confundiendo su
lenguaje. No pudiendo entenderse, se vieron obligados a dejar
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2° REVELACIÓN MOSAICA
¿Qué es la religión mosaica?
La religión mosaica o judaica es el conjunto de los dogmas y
preceptos revelados al pueblo hebreo por ministerio de Moisés.
Esta religión no era más que la religión primitiva perfeccionada.
No iba destinada al mundo entero como la primera, sino solo al pueblo
judío, y no debía subsistir sino hasta la llegada del Mesías.
La religión que Dios dio al pueblo hebreo se llama mosaica, porque
Dios la publicó solemnemente por ministerio de Moisés. Y se denomina
judaica, porque Dios la dio al pueblo judío38.
1° Las verdades de la revelación primitiva habían sido cambiadas
por la ignorancia y la corrupción; Dios resolvió establecerlas en toda su
pureza, despertando su recuerdo entre los hombres, y haciendo su
depósito inviolable. Con este fin eligió para sí un pueblo particular, al
que rodeó de una especial protección y preservó de la corrupción
universal.
Hizo que Moisés libertara a los descendientes de Jacob de la
cautividad de Egipto, y los constituyó en nación. A este pueblo
privilegiado se le confió el depósito de la revelación y la promesa de un
futuro Redentor, esperado bajo el nombre de Mesías. Esta promesa
debía transmitirse hasta el advenimiento del Salvador, época en la cual
la ley judaica, cumplida su misión, debía ser abrogada.
2° La revelación mosaica tenía, pues, un triple fin: a) conservar las
verdades de la religión natural y los dogmas de la religión primitiva; b)
confirmar y precisar los preceptos de la moral natural; c) desenvolver
38Los descendientes de Abraham se llaman: 1° HEBREOS, de Heber, nieto de Sem y abuelo de Abraham: 2°,
ISRAELITAS, por causa de Jacob, apellidado Israel: 3°, JUDIOS, de Judá, padre de la tribu que lleva su nombre, y
que tuvo la supremacía sobre toda la nación.
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las profecías del Mesías dando los pormenores de su vida, de sus obras
y de su reino.
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que todos los israelitas estaban obligados a ofrecerles cada año, y del
cual debían ellos reservar una décima parte para el sostenimiento de los
sacerdotes.
Esta subordinación de los ministros del culto era una figura del
sacerdocio católico. Jesucristo mismo ha establecido una jerarquía
sagrada: el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, etc. El divino
fundador de la Iglesia ha mostrado así que no había venido a destruir la
ley, sino a complementarla y perfeccionarla.
3° Los sacrificios. – Eran de dos géneros: los unos cruentos, y que
consistían en la inmolación de ciertos animales domésticos, como
bueyes, ovejas, tórtolas; otros incruentos, y consistían en la oblación de
pan, vino y frutas.
Los sacrificios tenían un triple fin: a) rendir a Dios el culto externo;
b) apartar al pueblo de la idolatría; c) figurar el sacrificio del Calvario y
del altar.
Se distinguen entre los sacrificios cruentos: el holocausto, el
sacrificio pacífico y el sacrificio expiatorio.
En el holocausto, la víctima era consumida enteramente por el
fuego, reconociéndose con eso el soberano dominio de Dios, ante el cual
la criatura no es nada.
El sacrificio pacífico se ofrecía, o para dar gracias a Dios por un
beneficio, o para alcanzar un favor. En este sacrificio, una parte de la
víctima era quemada, otra parte era reservada para los sacerdotes y una
tercera parte se entregaba a los que mandan ofrecer el sacrificio. El
sacrificio de expiación se ofrecía para implorar el perdón de los pecados
del pueblo o de los particulares. Se quemaba una parte de la víctima, y
lo demás se reservaba para los sacerdotes.
Todos los antiguos sacrificios no eran sino sombras y figuras. La
inmolación de Jesucristo en el Calvario es el único sacrificio capaz de
pagar todas nuestras deudas: la misa es su renovación y su continuación
a través de los siglos.
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ellos y todo lo que les pertenece, sabréis que han blasfemado contra el
Señor revelándose contra su mandatario (Núm. 16, 28-30).
Inmediatamente la tierra se abrió y los tragó vivo.
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sino la voz anunciada por el profeta Isaías... Pero entre nosotros está uno
a quien no conocéis: ¡Es el Cristo, el Hijo de Dios! (Juan, I, 23 y 26).
Algunos días más tarde, Juan le vio venir del desierto y le rindió
homenaje, diciendo al pueblo: He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que
quita los pecados del mundo... Yo no le conocía, pero he visto descender al
Espíritu Santo sobre Él, y os aseguro que es el Hijo de Dios (Id. I, 29, 31 y 32).
De este modo, Jesús de Nazaret era mostrado a los judíos como el Mesías
esperado y como Hijo de Dios.
Predicación del Evangelio. – Saliendo del desierto, Jesús entra en
la Galilea y empieza a predicar el Evangelio o la buena nueva del reino
de Dios y de la Redención, prometida después de la caída del hombre.
Sin fijar su residencia en ningún lugar, hospedándose indiferentemente
en casa de los pobres y de los ricos que le ofrecían hospitalidad, al
principio anda solo, como los profetas, por las ciudades y los pueblos,
predicando ora al aire libre, ora en las sinagogas. La idea fundamental
de su predicación es que el reino de Dios es un reino espiritual y no
temporal, como lo esperaba la mayoría de los judíos, hombres groseros
y materiales. No tiene un plan determinado en sus enseñanzas, sino que
se aprovecha de todas las circunstancias para hacer penetrar su doctrina
en las almas. Habla pronunciando sentencias sencillas y sublimes a la
vez: se vale de parábolas conmovedoras; su palabra sencilla está llena
de unción. No intenta como un sabio probar lo que enseña; no discute:
afirma con autoridad, en virtud de su misión divina.
Manifiesta que es el Mesías prometido y el Hijo de Dios enviado
por su Padre para la salvación de los hombres. Tiene en su lenguaje un
encanto divino, que hace decir a los que le escuchan: ¡No, jamás hombre
alguno ha hablado como Este!
Confirma sus enseñanzas con la santidad de su vida, la sublimidad
de su doctrina y, particularmente, con numerosos milagros, que
atestiguan su misión y su divinidad. Ejerce sobre la creación entera su
acción dominadora, como Señor de todas las cosas. Todo le obedece; el
cielo, la tierra, los infiernos. Los ángeles acuden al desierto a servirle,
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el mundo, se sirvió de este odio para llevar a cabo la redención del linaje
humano.
La Pasión de Cristo Redentor. – Jesucristo había venido a este
mundo, no sólo para instruirlo y traerle una religión más perfecta, sino
también para salvar a la humanidad culpable. Ahora bien, esta
redención debía cumplirse mediante el sacrificio de su vida y la efusión
de su sangre. A mitad del tercer año de su predicación, Jesucristo subió
a Jerusalén para celebrar allí la Pascua con sus apóstoles.
Cristo, verdadero rey de Israel, quiso entrar triunfalmente en la
Ciudad Santa. El pueblo, al saber que llegaba Jesús, corrió a su
encuentro, llevando palmas y ramos de olivo, alfombrando con hojas el
camino que debía recorrer, mientras gritaba lleno de júbilo: ¡Hosanna al
Hijo de David! ¡Gloria al Mesías!
Estas aclamaciones enfurecieron a los fariseos, que buscaron la
manera de apoderarse de Él, sin soliviantar a la muchedumbre.
Aceptaron complacidos el ofrecimiento de Judas Iscariote, que se
brindaba a entregarle mediante el pago de treinta monedas de plata.
Esta venta se repite en el transcurso de los siglos contra Cristo y su
Iglesia. Los judíos compran la prensa, compran los votos, y la traición
de Judas se repite en el mundo.
Jesús en el Huerto de los Olivos. – El Jueves Santo por la noche, el
Salvador reunió en Jerusalén a sus doce apóstoles para comer el cordero
pascual, según el ceremonial prescrito por Moisés. Después de la
institución de la divina Eucaristía, la gran Pascua de la nueva ley, Jesús
se dirigió al Huerto de los Olivos. Allí, al considerar los sufrimientos
que le esperaban y su inutilidad para muchos, el Salvador se sintió
oprimido por una amarga tristeza: cayó en agonía y, desde las ocho de
la noche a las nueve, lloró los pecados de los hombres.
A medianoche viene Judas capitaneando a los soldados del
sanedrín. Jesús pronuncia esta única frase: Soy Jesús de Nazaret, y la tropa
cae de espaldas. Quiere mostrar con este prodigio que va a entregarse
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creer que lo afirmado por los fariseos no es una calumnia, sino verdad.
El pueblo judío, que cinco días antes gritaba: ¡Hosanna al Hijo de Dios!,
dentro de poco pedirá su muerte. De un modo análogo el pueblo
católico argentino y el de otros países, engañado por los judíos y
masones, vota por los enemigos de Dios y les permite forjar toda clase
de leyes contrarias a la libertad de la Iglesia y al bien de la patria. Vuelve
Jesús a presencia de Pilatos. – El gobernador, viendo el odio de los
fariseos, desea salvar a Jesús. Espera hallar más justicia en el pueblo, y
siguiendo la costumbre de indultar a un preso en el tiempo pascual,
compara a Jesús a un asesino llamado Barrabás: ¿A quién queréis que
ponga en libertad, pregunta a la muchedumbre, a Jesús o a Barrabás? El
pueblo seducido por los fariseos, pide la libertad de Barrabás y la muerte
de Jesús.
Pilatos se indigna; y para mover al pueblo a compasión, condena a
Jesús a la pena de azotes, no obstante haberle declarado inocente.
Este suplicio reservado para los esclavos, era, según la ley romana,
horriblemente cruel. El condenado, completamente desnudo, era atado
a una columna baja, de modo que presentara la espalda encorvada a los
golpes terribles de los verdugos ejercitados en el arte de la tortura. Los
ramales de cuero terminaban en corchete para desgarrar las carnes, o en
bolas de plomo para magullar las llagas. Cada golpe arrancaba jirones
de carne, y la sangre corría de todas las partes del cuerpo. Bien pronto
la víctima, encorvándose hacia un lado, dejaba todo su cuerpo expuesto
a los golpes desgarradores; no era raro ver al condenado morir en este
suplicio. La paciencia divina de Jesús asombra a los verdugos y excita
su rabia; y de la planta de los pies hasta la coronilla no hay en Él un
punto sano, pudiéndosele contar todos los huesos, con lo que se realiza
la profecía de Isaías: Dinumeraverunt omnia ossa mea. De esta suerte, la
pureza por esencia pagaba las impurezas de los hombres.
Después de tan espantoso tormento material, los soldados
romanos quisieron burlarse de este Rey de los judíos. Le hicieron sentar
sobre un fragmento de columna como sobre un trono; le echaron sobre
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Los verdugos colocan sobre sus hombros una pesada cruz, que Él abraza
con amor y lleva penosamente hasta el Calvario, lugar destinado a las
ejecuciones. El camino que conducía a él tenía una longitud de 750
metros.
Al recorrer esta vía dolorosa, Jesús, extenuado por tantos
sufrimientos, cae tres veces. Al salir de Jerusalén, se halla incapaz de dar
un paso, llevando la cruz a cuestas; los soldados obligan a un hombre
de Cirene a que ayude a la víctima. Jesús se encuentra con su santísima
Madre, y su corazón se desgarra de pena. Más adelante, una piadosa
mujer, llamada después la Verónica, enjuga su divino rostro, y el Señor,
agradecido, deja impresa en el sudario su santa faz.
En la subida al Calvario, el Salvador habló sólo una vez, pero habló
como doctor y como profeta. Anunció a las mujeres de Jerusalén que le
seguían llorando, el castigo futuro de su patria y la suerte del pecador
que no quiera aprovecharse de los frutos de la Redención.
Llegado al Calvario, Jesús, despojado de sus vestiduras, es clavado
en la cruz por cuatro sayones, que hacen penetrar, a fuerza de golpes de
martillo, enormes clavos en sus pies y manos. Cuando la víctima queda
clavada, en medio de atroces sufrimientos, los verdugos levantan la cruz
y la dejan caer de golpe en el hoyo preparado de antemano. Cada
sacudida produce en todos los miembros de Jesús un estremecimiento
de espantosos dolores... Era mediodía.
Dos ladrones fueron también crucificados con Él, uno a la derecha
y otro a la izquierda. Así se cumplía la profecía: Ha sido contado entre los
malhechores.
Sobre la cruz, el Salvador, levantado entre la tierra y el cielo,
pronuncia siete palabras. Ora por sus verdugos; promete el paraíso al
ladrón arrepentido; entrega a María por madre a Juan, y luego calla por
espacio de tres horas. En aquel momento, el sol se obscurece y densas
tinieblas cubren la tierra. Jesús ruega ante la justicia divina por los
pecadores. Viendo el número de los réprobos que no querrán
aprovecharse de sus méritos, deja escapar un grito de desconsuelo hacia
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su Padre: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?... Después se
vuelve a los hombres para decirles: Tengo sed... tengo sed de la salvación de
vuestras almas... Por último anuncia que todo se ha consumado: las
profecías se han cumplido, el precio de nuestro rescate está pagado. El
Redentor profiere un gran grito, pone su alma en las manos de su Padre,
he inclinando la cabeza, muere... Eran las tres de la tarde.
La naturaleza entera pareció llorar la muerte de su Criador: la
tierra tembló, las rocas del Calvario se partieron, se desgarró el velo del
Templo, las tumbas se abrieron... El centurión romano, que guardaba a
los ajusticiados, exclamó: ¡Este hombre era realmente el Hijo de Dios!
Sepultura de Jesús. – Algunas horas después, un soldado, para
atestiguar la muerte de Jesús, abre de una lanzada el costado de la
víctima y de la herida sale sangre y agua. José de Arimatea y Nicodemo
obtuvieron permiso de Pilatos para sepultar el sagrado cuerpo.
Habiéndolo desclavado de la cruz, lo colocaron en un sepulcro nuevo
excavado en una roca. Los judíos, sabiendo que Jesús había predicho su
resurrección y temiendo que vinieran a robar el cadáver, sellaron la
tumba con el sello de la nación y pusieron varios soldados para que la
guardaran. Esta precaución, completamente providencial, sólo va a
servir para hacer más auténtica la resurrección de Jesucristo.
Resurrección de Jesucristo. – El domingo, al despuntar la aurora,
Jesús sale lleno de gloria de la tumba sin tocar la piedra. La tierra
tiembla, un ángel desciende del cielo, hace rodar la piedra, se sienta en
ella y siembra el terror entre los guardianes del sepulcro. Estos, viendo
vacío el sepulcro, corren a anunciar al sanedrín la resurrección del
crucificado. Los príncipes de los sacerdotes les entregan una cantidad
de dinero para que esparzan la voz de que, estando ellos durmiendo,
habían venido los discípulos de Jesús y robado el cadáver.
El mismo día, el divino Jesús se aparece por la mañana a María
Magdalena, a las santas mujeres y a Pedro. Por la tarde, se muestra a dos
discípulos en el camino de Emaús, y después a sus apóstoles, reunidos
en el Cenáculo.
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