Taller de Espiritualidad 2016 - 03
Taller de Espiritualidad 2016 - 03
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INTENCIONALIDAD (OBJETIVO)
Comprender el mensaje teológico que brinda esta parábola que
constituye la cimentación de la prédica de Cristo, siempre guiada a la
conversión de los pecadores, al perdón y al rechazo a los formalismos
que apartan al creyente de la verdadera fe y misericordia.
1) ACTIVIDAD INICIAL MOTIVADORA:
ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN.
DINÁMICA DEL ABRAZO
OBJETIVO: PREDISPONERNOS DESDE LO MÁS PROFUNDO DEL
CORAZÓN A EXPERIMENTAR EL PERDÓN QUE NO DIMOS, EL
PERDÓN QUE ESPERAMOS, Y NECESITAMOS EN NUESTRAS
VIDA.
A) Orar juntos para disponer el corazón
2) TEXTO DE APOYO
El Evangelio del Hijo pródigo que acabamos de escuchar nos da un
testimonio maravilloso de la misericordia de Dios-Padre.
La primera parte de la parábola muestra la conducta pecadora y
penitente de hijo menor. En la relación del padre con el hijo, podemos
descubrir el valor de la misericordia ante la miseria humana, las
tinieblas de nuestro corazón. Las enseñanzas de esta página bíblica
son sumamente oportunas para descubrir el valor de la misericordia de
Dios, como también, como debe ser nuestra actitud de misericordia
ante la falla del hermano.
Bajo el peso de esta culpa, hay que ver la actitud del padre: El padre
no deja que el hijo haga todo el camino, sino que sale a su encuentro.
“Cuando todavía estaba lejos” (Luc 15,20), aún no reconciliados, para
que el hijo le pida perdón; sumergido todavía en la situación de
pecado, el padre comienza a actuar desde la distancia. El pecado en
nuestras vidas nos distancia del Señor, pero NO paraliza su corazón;
sino que desde la lejanía impuesta por nosotros, ÉL actúa y trabaja
para facilitar nuestro reencuentro.
“Dejémosle, que viva con nosotros, ÉL nunca nos pide algo que nos
haga daño, siempre busca el bien. Además, no nos olvidemos que Él
no nos pide lo que primero no nos dio. Si nos pide que nos lancemos a
amar, es porque nos ha dado la capacidad para amar. Si nos pide
entrega, es porque nos dio que entregar.
El Señor nos ha llamado desde siempre y siempre nos tuvo en su
pensamiento, para que en este camino seamos felices y santos”. (P.
Ricardo Facci)