Principios de La Justicia Transicional
Principios de La Justicia Transicional
Principios de La Justicia Transicional
Los Principios de Chicago sobre Justicia Transicional no surgieron por casualidad, sino que
son el resultado de años de investigación coordinada por académicos, periodistas, líderes
religiosos y organizaciones como la ONU, quienes desempeñaron roles destacados en la
resolución de conflictos internacionales. Estos principios ofrecen directrices para diseñar y
aplicar políticas destinadas a abordar todos los actos violentos cometidos durante conflictos
internos, incluidas las violaciones de los derechos humanos, como las masacres, la tortura,
las desapariciones forzadas y los abusos sexuales, que han quedado impunes. Las víctimas
exigen verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de estos crímenes atroces.
El primer principio de justicia transicional establece que los estados deben enjuiciar a los
presuntos responsables de graves violaciones de los derechos humanos y del derecho
internacional humanitario. Este principio reconoce la responsabilidad primordial del estado
en la investigación y enjuiciamiento de estos crímenes, pero también reconoce la necesidad
de adaptar los sistemas judiciales para cumplir con los objetivos de paz y reconciliación,
especialmente en contextos de conflicto interno como el caso colombiano.
Es fundamental comprender que las penas alternativas no implican impunidad, sino que
buscan transformar y reintegrar a los autores de delitos a la sociedad, sin que estos dejen de
responder por sus acciones. Es necesario desmontar concepciones erróneas sobre estas
penas, entendiendo que son parte de un proceso complejo que busca enfrentar los delitos
cometidos contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario durante el
conflicto armado.
El segundo principio de la justicia transicional, según Bassiouni (2007, p. 22-26), es que los
Estados deben respetar el derecho a la verdad y promover investigaciones por parte de
comisiones de la verdad y otras iniciativas similares sobre denuncias de violaciones graves
de derechos humanos. El derecho a la verdad es un derecho de las víctimas, de sus
familiares y de la sociedad en general, que surge de los artículos 1.1, 8, 25 y 13 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. Este derecho requiere tomar medidas
apropiadas para identificar las circunstancias de los actos victimizantes y sus perpetradores
para evitar su futura repetición.
El Registro Único de Víctimas (RUV) registra 7.762.840 víctimas, de las cuales 9.949 han
sido por abandono o Despojo Forzado de Tierras, 89.771 por actos terroristas/Atentados/
Combates/ Hostigamientos, 304.346 por amenazas, 14.473 por delitos contra la libertad y la
integridad sexual, 162.288 por desaparición forzada, 6.803.961 por desplazamiento,
971.035 por homicidio, 10.924 minas antipersonal/munición sin explosión/artefacto
explosivo, 104.961 por pérdida de Bienes Muebles o, inmuebles, 31.211 por secuestro,
9.822 por tortura, 7.931 por vinculación de niños, niñas y adolescentes y 40 que no reportan
información.
Estas cifras demuestran el gran impacto que ha tenido el conflicto interno armado en
Colombia y la necesidad de crear mecanismos contundentes y eficaces que certifiquen el
resarcimiento de los derechos de las víctimas como principal objetivo de los diálogos de
paz entre el Gobierno Nacional y las FARC, ya que son ellas las que tienen el papel más
importante para lograr la construcción de paz. Así lo reiteró la Corte Constitucional en la
Sentencia C-776/10 la cual expresa que: “El Estado como máxima autoridad pública y
encargada del país debe velar y diseñar un plan para aquellas personas que fueron víctimas
del conflicto armado y asegurar que se les brinde todas las medidas de apoyo para tratar de
remediar en una parte los derechos vulnerados con aquel daño. Esta indemnización se hace
con el fin de ayudar a las víctimas para que se vuelvan a reivindicar con la sociedad y
puedan salir adelante por si mismas sin la ayuda del Estado”. (Sentencia C-776, 2010).
Este enfoque integral permite afrontar las raíces de los conflictos y las violaciones de
derechos, y es esencial para construir una paz duradera y un Estado de derecho robusto. En
el caso de Colombia, la implementación de estos principios es un esfuerzo continuo que
busca transformar la sociedad y garantizar un futuro más justo para todos.
Bibliografía
https://revistas.unilibre.edu.co/index.php/academia/article/download/291/228/415