Sistema Político Mexicano
Sistema Político Mexicano
Sistema Político Mexicano
1stema
político mexicano
JURÍDICOS
TEXTOS
COLECCIÓN
OXFORD
MARÍA AMPARO CASAR
Sistema
político mexicano
TEXTOS
COLECCION
2
OXFORD
UNIVERSITY PRESS
-
OXFORD
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Oxford es una marca registrada de Oxford University Press en el Reino Unido y otros países.
Publicado en México por Oxford University Press México, 5,A. de CV.
ISEN 978-607-426-078-6
Impresa en México
Enero de 2019
En la composición de esta nbra re;
Tocika Salazar Negrete
Av. Clavería 172-3 Cul. Claveria,
Deleg. Vzcaporzalco, €.P. 42PEN, México, TF.
1saron tipos Caslon Pro regular, semibold, Spenz Lp Std, y Adobe jenson Pro
19771, 1113 y 20722 pt
Sc termina de unprinir en el mes de enero de 2010 en
Reproflo, S.A. de CY.
Cale Chidiona No, 115, Cal, Cerro de la Estrella,
CP 1 México, D.f..
<ubre p * Bond Ediror Alra Opacidad de
Trance fue de 2 000 ejemplares,
Detrás de este libro hay dos motivaciones;
delante de él dos realidades:
Carlos y Fernanda
> Indice de eentenide
Prólogo xy
Introducción xxi
Agradecimientos XV
Cuadros Páginas
Tablas Páginas
Figuras Páginas
produce sin más, cuando en realidad haría falta preguntarse ¿dividido para qué?,
a partir de la multiplicidad de quórum necesario para aprobar los diversos tipos
de normas que pueden emitir los órganos legislativos. Otro magnífico ejemplo
es la traslación de los criterios elaborados para estudiar el funcionamiento del
Congreso mexicano a partir de las categorías elaboradas para el estudio del esta-
dounidense, sin tomar en cuenta las normas que determinan el funcionamiento
de nuestro régimen de partidos,
Del lado del Derecho las cosas no van mucho mejor, La falta de atención a
los fenómenos políticos propicia la pérdida del sentido positivo de las normas, es
decir, el que éstas sean el resultado de la conducta de uno o varios sujetos enca-
minada a establecer un control social mediante la regulación de las conductas de
uno o muchos sujetos. Mirado de esta manera, el Derecho parece ser algo dado,
sin conexión alguna con elemento social alguno. Por lo mismo, parece también
ecrrado en una mera normatividad autorreferente, donde la totalidad explicativa
se circunscribe a señalar que es Derecho lo creado conforme a Derecho, Esta
forma de proceder termina por dar a nuestra disciplina la condición de un resul-
tado y nunca de un proceso y, por lo mismo, le adscribe ciertas notas de atem-
poralidad yy extrema formalización que, a su vez, permiten suponer que los esfu-
diosos de la Ciencia Jurídica realizan sus tareas sustentados en la memorización
de normas y la búsqueda de la más sutil formalización.
Como acabo de señalar, desde que María Amparo y vo conversamos sobre
muchas de estas deficiencias y obstáculos, las cosas no han ido mucho mejor
como generalización, aun cuando sí se han dado ciertos avances importantes.
Algunos politólogos han comenzado a darse cuenta de que las normas jurídicas
son, o al menos deberían ser, las reglas de funcionamiento de las instituciones o
las prácticas constitutivas de su objeto de estudio. Por ejemplo, al discutirse
recientemente por la Suprema Corte la posibilidad de que el Presidente de
la República realizara observaciones (veto) a las modificaciones hechas por la
Cámara de Diputados al Presupuesto de Egresos de la Tederación, distintos
politólogos participaron en las discusiones señalando los posibles etectos de la
resolución, a partir de un muy buen conocimiento de las correspondientes nor-
mas jurídicas. También es cierto que en algunos programas académicos se ha
comenzado a introducir materias jurídicas, fundamentalmente derecho constitu-
cional, para dar a conocer el entramado normativo que, dicho ahora de manera
sintética, regula buena parte de las condiciones de funcionamiento de la política.
En cuanto al Derecho también se han dado algunos avances, en tanto en
algunos programas académicos sc ha dejado de lado la presencia totalizadora de
la Teoría General del Estado alemana, para comenzar a discutirse algunos de los
temas propios de la Ciencia Política. Asimismo, varios juristas han comenzado a
PróLoco xvii
romper las limitantes puramente normativas de sus explicaciones para darle ca-
bida a las condiciones positivas de la creación normativa v, dentro de ellas, a las
que tienen que ver con la política. A pesar de estos avances, sin duda de tomarse
en cuenta, el diálogo entre ambas disciplinas continúa siendo escaso. Aunque la
frase resulte ya un lugar tan común que la repitamos con cierta verguenza, entre
nosotros no se han producido trabajos interdisciplinarios. Los juristas siguen
perdidos en sus ejercicios normativos y los politólogos en sus explicaciones pu-
ramente fácticas.
En muy buena medida, la reproducción del problema obedece al manteni-
miento de textos de carácter especializado en la formación de los alumnos de
Derecho y de Ciencia Política. Para quienes preparan su licenciatura en Dere-
cho, la formación continúa reduciéndose al aprendizaje de definiciones de juris-
tas y, desde ellas, a la ordenación y comprensión del Derecho vigente, pues de
esta manera están escritos los libros de texto utilizados prácticamente a lo largo
de toda la carrera. A! egresar, el alumno sabe diversas definiciones y el conte-
nido de los ordenamientos más relevantes, e ignora la práctica jurídica, los
criterios jurisprudenciales y las condiciones de creación de las normas. En
otros términos y en el mejor de los casos, es un buen técnico de su profesión.
Para quienes se preparan para ser politólogos, los estudios pasan por cl conoci-
miento de autores e ideas, modelos de análisis, métodos y técnicas de estudio,
pues ello contienen las libros y lecturas asignados.
Dada la profunda separación cognoscitiva que se vive en el mundo académi-
co, son pocos los textos puente que permitan a los alumnos de cualquiera de las
especialidades mencionadas acercarse a la otra disciplina, No es que en algunos
casos los profesionales del Derecho o de la Ciencia Política no accedan, respec-
tivamente, a los textos de los politólogos o de los juristas, sino que en los años de
formación profesional unos y otros están dirigidos a un único segmento estu-
diantil y, por lo mismo, presuponen conocimientos crecientemente especializa-
dos por lo general aún no adquiridos. Por tal razón, lo que parecería requerirse
para salir de tal impasse es la elaboración de textos encaminados a los estudiantes
de cierta profesión, en los que se les proporcionen los elementos necesarios para
interiorizar en las categorías y conocimientos de otras disciplinas a efecto de lograr
una más compleja comprensión de su propio objeto de estudio. Esto implica pre-
parar textos en los que se presenten los problemas, métodos y soluciones que sor
actuales y relevantes para la disciplina que se está incorporando y no una simplifi-
cada o extraviada versión de aquello que los cultivadores de una de ellas suponen
son los temas preponderantes de la otra, como en muchas ocasiones sucede.
Si, como a Mí me sucedió y sigue repitiéndose en muy diversos programas
académicos en el país, se enseña como Economía una simplificadísima versión
SISTEMA POLÍTICO M EXICANO
de historia económica, los alumnos terminarán suponiendo que eso “es” la Eco-
nomía y difícilmente comprenderán la relación que guarda con el Derecho; si,
igualmente, se continúa enseñando como Teoría General del Estado las cons-
trucciones para lograr la unificación alemana y ello se hace pasar por Ciencia
Política, el alumno de Derecho supondrá con razón que esta última le resulta
muy poco relevante, De la misma manera, si al alumno de Ciencia Política sc le
enseña como Derecho la suma de definiciones que del mismo han dado ciertos
destacados autores en diversas épocas históricas, o sin más sc le pide leer textos en
los cuales se utilizan conceptos jurídicos no explicados previamente (validez,
jerarquía, norma u orden jurídico, por ejemplo), supondrá que el Derecho es un
asunto exclusivo para “iniciados” y de pocas consecuencias para su propio ejerci-
cio profesional.
Si a la luz de las reflexiones anteriores consideramos este libro de María
Amparo Casar, ¿qué podemos decir de él? Ante todo, que cubre una laguna en la
literatura —que salda una deuda— y que se trata de la obra escrita por una
politóloga que servirá por igual a los alumnos de Derecho y de Ciencia Política
como libro de texto sobre el sistema político mexicano. Es desde esta dimensión
que debe ser analizado y no como un libro de introducción al Derecho para
abogados o de introducción a la Ciencia Política para politólogos. A partir de
estas específicas acotaciones, ¿de qué consta el libro de la doctora Casar? ¿Qué
problemas les plantea a los estudiantes de Derecho? ¿Qué y cómo enseña?
¿Cómo muestra la utilidad de ésta para la comprensión del Derecho?
En cuanto a la primera cuestión, un libro introductorio de Ciencia Política
para estudiantes de Derecho podría tener varios objetivos. El primero y más
obvio, dar cuenta de sus categorías generales, tales como política, democracia,
representación, poder o legitimidad, por ejemplo, para permitir una mejor com-
prensión de los cursos de derecho constitucional. El texto ofrece este análisis.
Otra. considerar uno de los muchos temas tratados por esa disciplina, como
acontece con los partidos políticos o las elecciones, por ejemplo. Este segundo
<a30 le da contenido al libro, en tanto se trata de comprender y estudiar al Siste-
ítico Mexicano. La doctora Casar lo hace dividiendo cl tema en cuatro
ivas al Marco Teórico y Conceptual, la Estructura de Gobierno, el Sistema
ones Y Sistema Político y Sociedad.
En la nrimera de ellas, propone una serie de conceptos necesarios para com-
prender. cede e: punto de vista de la Ciencia Política, el objeto de estudio 0, lo
que aqui es igual. al Sistema Político Mexicano; en la segunda, considera lo rela-
tivo a las bases constitucionales del Sistema Político Mexicano, los tres poderes
federales v el sistema rederal mismo; en la tercera, analiza los sistemas electorales
y de partidos yv el marco electoral vigente, y en la cuarta, el perfil de la sociedad
PróLoco
El propósito de este libro de texto es brindar al lector una visión general, pero al
mismo tiempo precisa y puntual del sistema político mexicano: el esqueleto, pero
también los músculos y el movimiento. Se ocupa de la estructura, el acceso y el
ejercicio del poder político en el México de inicios del siglo xxI. El foco de
atención son las instituciones: su conformación y composición, sus facultades
y obligaciones, sus formas de funcionamiento y relaciones, sus consecuencias y
resultados.
Ta imagen que aquí se presenta del sistema político mexicano se parece muy
poco 4 la que hubiese retratado un libro similar escrito hace dos décadas. Por eso
sc juzgó indispensable incluir en cada capítulo un breve recuento del desarrollo
de las instituciones y procesos del sistema político mexicano, esto es, una dimen-
sión temporal del análisis.
A pesar de que México sigue siendo una república representativa, democrá-
tica y federal con un sistema presidencial, su fisonomía política apenas guarda
parecido con la de hace algunos años. La distribución del poder, la relación entre
las ramas de gobierno, el sistema de partidos, las condiciones de competencia, las
ofertas políticas, el debate público, las expresiones de diversidad, todo esto ha
cambiado. No en balde México pasó de ser concebido como un caso excepcional
a una nación capaz de encajar en una tipología de cualquier estudio comparado
y de clasificarse como un sistema de pluralismo limitado, o incluso autoritario, a
formar parte de las naciones democráticas.
xxi SISTEMA POLÍTICO MEXICANO
Conforme pasan los años y nuevas generaciones llegan a las aulas, constato
que la gran mayoría de los jóvenes creen que México fue siempre como el que
a ellos les tocó vivir desde que alcanzaron la ciudadanía: con alternativas para
elegir, con elecciones al margen del control gubernamental, con presidentes de
autoridad limitada constitucionalmente, con ramas de poder y órdenes de go-
bierno autónomos, independientes y plurales, con amplios grados de libertad
de manifestación y expresión, con tolerancia a expresiones de diversidad reli-
giosa, sexual o étnica. Constato, así, lo ajeno que resulta a mis alumnos el he-
cho de que en las elecciones de 1976 —primeras en las que pudimos votar
muchos de sus maestros— “compitió” un solo candidato, que hasta 1982 un
solo partido controlaba el 75% de la Cámara de Diputados, hasta 1988 cl 100%
del Senado y hasta 1989 todas las gubernaturas. La ausencia de pluralidad es
tan ajena a las generaciones que hoy están en los salones de clase como la de-
mocracia lo fuc a la mía.
Esto no significa que los estudiantes de hoy estén conformes con su sistema
político. No tienen por qué estarlo. Sin desconocer los grandes avances, México
está lejos de poder presumir la existencia de un sistema político que, sin sacrificar
la pluralidad lograda, sea eficaz. Un sistema que asegure la robernabilidad de-
mocrática, que garantice la seguridad pública, que forje mayorías, que construya
acuerdos entre poderes, que propicie la colaboración entre órdenes de gobierno
y que agilice la toma de decisiones. Un sistema fundado en autoridades que
guarden y hagan guardar la Constitución y las leyes y en ciudadanos capaces de
exigir y hacer valer sus derechos, pero también preparados y dispuestos a cumplir
con sus obligaciones. Sobre todo, un sistema con un nivel aceptable en materia
de rendición de cuentas.
La esperanza es que en pocos años más este libro se haga viejo y tenga que
reescribirse dando cuenta de los cambios que hoy se vislumbran como desafíos:
ilegalidad, corrupción, privilegios, desigualdad frente a la ley.
El libro se divide en cuatro partes, que aun cuando pueden leerse de manera
independiente están pensadas y escritas desde una perspectiva unificada.
En la Parte T —Mareo teórico y conceptual— se presentan los conceptos fun-
<amentales para el estudio de la política, así como los principales métodos, es-
vuN las de pensamiento y formas de clasificación que han guiado el análisis de los
15 políticos. Se ofrece también una reseña histórica y analítica de las dife-
es nempectivas desde las que el sistema político mexicano ha sido analizado,
va sea corro estudio de caso o desde la perspectiva de la política comparada.
MN —Estructura de gobierno— está dedicada a la descripción y aná-
erimciones de gobierno. Comienza, capítulo 2, con un breve análisis
ciones como sustento de todo sistema político, pero también como
INTRODUCCIÓN XXÍ
los capítulos. Sus comentarios llevaron a corregir más de un error pero sobre
todo a introducir perspectivas y argumentos que sin su generosidad intelectual
se me habrían escapado. A lgnacio Marván, compañero de muchos proyectos e
implacable pero constructivo crítico. A Julio Ríos, por sus comentarios sobre el
diseño del Poder Judicial desde la perspectiva de la ciencia política. A cada uno
de mis colegas juristas —especialmente a Sergio López Ayllón y a Ana Laura
Magaloni, del CIDE, y a Lorenzo Córdova y Pedro Salazar, de la (NAM—, quie-
nes con paciencia y dedicación me han instruido y educado desde hace tiempo
en la disciplina del derecho y su importancia en la conformación, modificación y
futuro del sistema político.
Igualmente agradezco a mis alumnos que, a veces sabiéndolo y otras veces
sin saberlo, contribuyeron a este texto. Los cursos sobre instituciones políticas
comparadas y sobre sistema político mexicano que he impartido son origen y
destino de este libro. Cada capítulo fue probado y mejorado por los alumnos de
varias generaciones. De ellos aprendí el valor de la claridad y la precisión, pero
sobre todo la necesidad de argumentar con solidez cada una de las afirmaciones
que se hacen en clase; aprendí a no dar por sentados conceptos, métodos y razo-
nes que muchas veces a los profesores nos parecen evidentes.
Aunque concebido tiempo atrás y madurado durante muchos años, este libro
ha sido escrito desde el CIPE, cuyos directivos no sólo acogieron la idea con en-
tusiasmo sino que me otorgaron cl tiempo y las facilidades para dedicarme a su
claboración. Por cllo, mi agradecimiento.
Finalmente doy las gracias a Fernanda Márquez Padilla, quien recabó la
información para la Parte 1v de este texto, claboró los cuadros y figuras sobre indi-
cadores económicos y sociodemográficos y me guió a través de sus definiciones
y correlaciones; a Dolores Bernal Fontanals, que aún a la distancia sigue presen-
te en cada uno de los proyectos académicos que emprendo; a Paulina Sánchez,
por haberme asistido durante Ja escritura de este libro, y a Isabel Cortés, por su
ayuda en la revisión final del texto.
A Oxford University Press, en particular a Flor Díaz, directora de la colección
en la que este texto se inscribe y a mi editor, Rutilo Olvera,un agradecimiento por
su respeto, paciencia, comentarios, sugerencias y cuidado de la edición.
y
Divide el poder en tres ramas
y en tres órdenes de gobierno
+
o 1
Gobierno federal 31 estados y 1 Distrito Federal
+ 7 !
—— Cada estado,
Rama Judicial
O su Constitución
El Senado confirma Suprema Corte Puede declarar la
los nombramientos de Justicia inconstitucionalidad Y
de los ministros; de actos
puede removerlas 1 del Ejecutivo Rama Judicial
A Tribunal
Superior
Puede declarar la El Presidente
| inconstitucionalidad nomina alos
de una ley y otros Ministros
| actos del Congreso Rama Legislativa Rama Ejecutiva
Capitule |
Conceptos y métodos
OBJETIVOS
Conocer:
Conceptos básicos
Qué es la política y cómo abordarla, qué es el poder y cómo se organiza, qué es
la autoridad y cuáles son sus fundamentos, qué es una decisión política y por qué
se obedece, qué formas institucionales ordenan la actividad política y por qué se
adoptan. Éstas son algunas de las preguntas básicas que deben responderse cuan-
do se plantea como objeto de estudio el análisis de un sistema político particular.
Para ello resulta indispensable familiarizarse con algunos conceptos elementales
y, a la vez, extraordinariamente complejos.
El primero de ellos es el de política. Por extraño que resulte, la definición de
qué es la política y cómo debe estudiarse es materia de un intenso debate.
El término proviene del griego politikos, que significa “perteneciente a la
polis”, esto es, al Estado-ciudad. Desde que Aristóteles definiera la política como
cl conjunto de acciones que persiguen el bien común (la virtud y felicidad de los
ciudadanos) y la ciencia política como una disciplina práctica! —tanto empírica
y descriptiva como normativa y prescriptiva— que se ocupa de las acciones no-
bles o de la felicidad de los ciudadanos, se han formulado decenas de definiciones
y diversos métodos para su estudio.
La política también ha sido definida como la actividad por medio de la cual
se reconcilia la diversidad de visiones e intereses en una sociedad; el conjunto de
decisiones de autoridad u observancia general que regulan las relaciones sociales;
la dominación del hombre por el hombre; la actividad para resolver los conflictos
que surgen en una sociedad; la forma en que se distribuye y ejerce el poder; y la
manera en que se organiza el poder o se regula su búsqueda y ejercicio. Todas
estas definiciones son válidas.
De la mavoría de estas definiciones se puede deducir un denominador co-
mún: la política estudia el proceso de toma de decisiones colectivas que afecta al
>.
| Según Aristóteles, existen tres tipos de conocimiento: el contemplativo, que trata de la
verdad y el conocimiento (física y metafísica); el práctico, identificado con las buenas accio-
nes (política), y el productivo, que se encarga de la creación de objetos útiles o estéticos.
CAPÍTULO 1. CoNcerPTOS Y MÉTODOS
hacen valer. Las alternativas para hacerlo son variadas. La opción elegida para
procesar cada una de las interrogantes planteadas anteriormente define el tipo de
Estado, gobierno, régimen y sistema político de cada nación.
Sin embargo, antes de clasificar los conceptos anteriores conviene definirlos,
dado que éstos constituyen las herramientas para delimitar nuestro campo de
estudio y nos ayudan a determinar el fenómeno al que nos queremos referir y a
dotarlo de contenido?
Autoridad. Es el derecho que se otorga para ejercer el poder. Según Weber, hay
tres clases de autoridad: a) la ¿radicional, sustentada por la fuerza de la costumbre
(típicamente las monarquías hereditarias o dinastías); 2) la carismática, que se
basa en cualidades personales excepcionales de quien ejerce la autoridad (propia
de los líderes que encabezan movimientos sociales o revolucionarios), y ¿) la /egal
racional, cuyo fundamento es el principio de legalidad, esto es, las normas que
conceden y limitan el ejercicio del poder.
Métodos
Una primera distinción entre las formas de abordar la política se da entre los
estudios empíricos y los normativos. Los primeros se centran en la observación y
medición de los fenómenos políticos; los segundos, en lo que deberían ser. A
estas dos formas de abordar la política no las distingue cl objeto de estudio, sino
la forma de enfocarlo. Por ejemplo, cl fenómeno de la representación política
puede ser estudiado desde la perspectiva normativa —del deber ser— y desde la
perspectiva empírica —del ser—. En el primer caso las preguntas relevantes son
qué es la representación política, qué es un sistema representativo, por qué
deben ser representativos los sistemas. Partiendo de un valor determinado —de
que la representación debe ser lo más amplia posible—, un estudio normativo
plantea que el sistema al que se debería aspirar es aquel que maximice la repre-
sentación política.
Si este mismo fenómeno se aborda desde la visión empírica, el estudioso se
dirigiría a describir y examinar el sistema de representación en un sistema polí-
tico particular o en un conjunto de sistemas, en dilucidar cuán representativos
son y en evaluar las consecuencias de la representatividad para el funcionamien-
to de los sistemas en su conjunto,
Dentro de los enfoques empíricos, los sistemas políticos pueden ser estu-
diados utilizando distintos métodos de investigación. Arendt Lijphart (1971)
distingue tres métodos principales: comparado, estadístico y de caso.
Enfoques
Los enfoques para el estudio de los sistemas políticos ofrecen también una gran
variedad: sistémico, estructural-funcionalista, culturalista e institucionalista, en-
tre otros.
3 En la concepción de Easton todo sistema político está rodcado por un medio ambiente
(los límites del sistema político), conformado por los sistemas social e internacional, los
cuales afectan y son afectados por las decisiones que emergen del sistema político.
LT
12 PARTE I. MaARco TEÓRICO Y CONCEPTUAL
AMBIENTE
Retroalimentación
»—
+ La noción de interdependencia ha sido planteada en términos simples por Almond y Powell
(1988): si un gobierno está basado en representantes de elección popular dentro de un
cuerpo legislativo, se debe establecer un sistema de elección. Si el pueblo goza del derecho
al voto, los políticos que buscan los cargos públicos deben movilizar ul electorado y orga-
nizar partidos políticos para realizar sus campañas electorales. Las agencias encargadas de
tomar las decisiones establecerán las leyes; los administradores y funcionarios públicos las
implementarán y los jueces determinarán primero si son violadas y, en su caso, las sancio-
nes que deberán imponerse a sus infractores.
14 PARTE I. MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL
implementación
En palabras de los propios autores: el análisis estructural nos habla del nú-
mero de partidos políticos o cámaras legislativas existentes, de si un sistema es
centralista o federalista, o de cómo se organizan y sc relacionan formalmente el
Ejecutivo, las cortes y la burocracia, mientras que el análisis funcional nos indica
qué funciones cumple cada una y como interactúan realmente estas instituciones
para producir e implementar las políticas.
Así, tanto en un sistema democrático como en uno autoritario pueden en-
contrarse partidos políticos, pero mientras que en una democracia éstos se for-
man por iniciativa de los ciudadanos y cuentan con garantías para competir
libremente y en igualdad de circunstancias, en uno autoritario sólo pueden con-
tender aquellos que desde la perspectiva de la clase gobernante no amenacen el
statu quo, además de que operan en condiciones no competitivas. Otro ejemplo
son los Congresos. Si bien en ambos tipos de régimen puede constararse la exis-
tencia de cuerpos legislativos, en los democráticos éstos representan poderes de-
cisorios, mientras que en los autoritarios simplemente cumplen una función de
legitimación de decisiones tomadas en otras instancias.
————ú—r "oe
16 PARTE I. MARrCco TEÓRICO Y CONCEPTUAL
> Algunos llaman a este enfoque conductismo, y lo definen como la escuela de pensamiento
que enfatiza el estudio de los individuos más que el de las instituciones. FI foco se centra
en los votantes más que en las elecciones, en los legisladores más que en las legislaturas, en
los jueces más que en el Poder Judicial. Su objetivo es descubrir generalizaciones sobre
actitudes y comportamientos (Hague y Harron, 1982: 87).
ii
» 5 La discusión no se restringió a los países que requerían urgentemente diseñar nuevas cons-
tituciones, también abarcó a aquéllos de larga tradición democrática en los que comenzó a
discutirse la conveniencia de modificar los arreglos constitucionales con el fin de mejorar
el funcionamiento de sus sistemas políticos.
Los artículos de Thomas Koclbe, “The New Institutionalisn” (Political Science and Sociolo-
EV, Comparative Palírics, vol. 27, núm. 2, enero de 1995), y de Peter A. Hall y Rosemary
Taylor, “Political Theory and the Three New Institutionalisms”, MPIFG Discussion Paper
96/6, Harvard University, Cambridge, 1996, son dos magníficas reseñas de los aportes de
este enfoque y de sus limitaciones.
PARTE 1. MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL
explicar, por una parte, cómo se originan y transforman las instituciones y, por la
otra, ofrecer una teoría de las relaciones entre instituciones y comportamiento
político. Las tres asumen parte de los postulados del funcionalismo estructural,
pero van más allá, pues buscan explicar el comportamiento de los actores políticos
y el resultado de su actuación con base en las propias instituciones, los intereses,
las preferencias, los objetivos de los participantes en política, su visión del mundo
y la interacción estratégica y racional a partir de información limitada.
» —
Linz reconoce que estos tres tipos de régimen no agotan el universo de sistemas políticos
y que a cilos habría que agregar cuanco menos los sistemas tiránicos, en los que un indivi-
duo y sus clientes ejercen el poder con la ayuda de guardias pretorianas, sin ninguna forma
de participación organizada, sin esfuerzos por dar un sustento de legitimidad a la domina-
ción yv sin prerensión de perseguir objetivos colectivos. Llama sultanismo 4 este tipo de
sistema.
20 PARTE I. MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL
públicamente entre sus partidarios y ante el gobierno, y c) que éste no las dis-
crimine por su origen o contenido. A su vez, para que estas oportunidades se
materialicen, son necesarias ciertas libertades y derechos.
En el cuadro 1.2 se muestra la correspondencia entre las tres oportunidades
básicas que debe garantizar la democracia y las condiciones para que operen.
Pleno
A
Oligarquía Poliarquía
competitiva
Debate
público
Hegemonía Hegemonía
cerrada representativa
a>
Por ejemplo, de 1972 a 1999 México fue calificado como “parcialmente li-
bre”, pero a partir de 2000 pertenece a la categoría “libre”, lo que significa que los
mexicanos gozan de la seguridad de ejercer y defender sus derechos con la pro-
tección del Estado y sin que éste, a su vez, utilice sistemáticamente la fuerza en
contra de los ciudadanos.
Debemos mencionar que algunos autores clasifican los sistemas políticos a
partir de las instituciones formales que ostentan el poder, e independientemente
de su categorización, cono democráticos o no democráticos. El criterio de
» —
7? Laorganización Freedom l louse (www.freedomhouse.org)), fundada en 1941 en la ciudad
de Nueva York, monitorea sistemáticamente la situación de las libertades civiles y derechos
políticos en cl mundo bajo el principio de que un pilar indispensable de un gobierno de-
mocrático es el pleno respeto y ejercicio de la libertad de expresión y de prensa, así como
de los derechos políticos y humanos. Desde 1973 publica cn su reporte Freedom of the
World los resultados del monitoreo que realiza en 192 países. Utiliza una escala que da un
punto a la nación más libre y 7 a la menos libre. Los criterios que califica son: proceso
electoral, pluralismo político y participación, funcionamiento del gobierno y libertades
civiles. Estas últimas divididas en cuatro categorías: libertad de expresión y de religión,
derechos de asociación y organización, Estado de derecho y derechos individuales.
CarPíTULO 1. ConcePTOs Y MÉTODOS 23
5.5
45 —
35
2.5
1.5 —
NT O DAL LD EG INTE ”O E DO N T SL
RES MRE ECODOX-Z ONO Ed DD DD E DD
SO DO DG Sa O GD CONE DD DS
TR A E E e E e mE ANA AN
1 El único límite institucional al que hacían referencia estos aurores es la reelección y sus
consecuencias en términos de limitar temporalmente al Presidente y promover una mayor
movilidad política.
—] O
26 PARTE IL. MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL
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Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocDE), www.oecd.org
» Parte dl
Estructura de gobierno
Capitulo 2
Bases constitucionales
del sistema político mexicano
OBJETIVOS
Conocer:
“E La Constitución como marco laxo de gobierno, en el que los detalles y las par-
ticularidades van especificándose a través del tiempo. Es, por ejemplo, el caso
de Estados Unidos de Norteamérica, donde por medio de la interpretación
judicial se van esclareciendo casos no previstos en el texto constitucional.
== La Constitución como un código de Estado, que especifica de manera detalla-
da las facultades de cada una de las instituciones políticas y las relaciones
entre ellas. Es el caso de Francia y Alemania.
bp —
1 La mayoría de las naciones tienen constituciones escritas y sus normas se consideran ley
suprema. [a excepción más notable es la Gran Bretaña, que no cuenta con un documento
exclusivo denominado Constitución. Las reglas para la conformación y el ejercicio del
gobierno, así como los derechos individuales, están dispersos en una serie de Actas que,
tomadas de manera conjunta, es a lo que los británicos laman Constitución,
CaríTuLO 2. Bases CONSTITUCIONALES DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO 37
Las constituciones son piezas de “ingeniería política” que tienen distintos orí-
genes, pero la gran mayoría surgen de algún tipo de disrupción social o política:
el logro de la independencia (los países de América Latina en el siglo X1x o de
África enel siglo xx), el colapso de un régimen (España tras la caída del fran-
quismo o los países comunistas en la década de 1980), o la reconstrucción des-
pués de una guerra civil o internacional (Japón). Son elaboradas por las élites
políticas triunfadoras —en los casos de disrupciones— o por la negociación,
compromiso y acuerdo del conjunto de las fuerzas políticas que ocupan una
posición de poder y que sostienen la necesidad de una reforma profunda del
régimen legal vigente.
Por otra parte, las constituciones no son documentos o códigos inamovibles.
Se modifican y reemplazan —o se reinterpretan— como respuesta a las condi-
ciones cambiantes de las sociedades y, por ende, contienen los métodos legítimos
mediante los cuales pueden ser modificadas. Éstos van desde cambios parciales
hasta la convocatoria para crear una nueva Constitución. Del tipo de norma y de
los preceptos para su modificación dependerá la frecuencia y profundidad de las
reformas.
El análisis comparado muestra que hay constituciones más flexibles que
otras. Esto depende del método adoptado. Mientras que algunas pueden ser al-
teradas por una mayoría simple del Congreso o Parlamento, otras requieren ma-
yorías calificadas. Incluso, hay constituciones que, tratándose de un cambio en
la forma de gobierno o en las garantías individuales, exigen la aprobación de la
reforma por dos legislaturas sucesivas y/o por medio de un referéndum. Otras
más han optado por prohibir la modificación de estos preceptos.
Además de los procedimientos formales, las constituciones se pueden mo-
dificar por la vía judicial. En este caso, los jueces van ajustando un precepto
general a los “nuevos tiempos” mediante la interpretación de los artículos cons-
titucionales.
38 PARTE IL. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
ho
7 La mavoría de los derechos están inscritos en el Título Primero, pero hay otros, como los
derechos de los trabajadores —incluido el de huelga— que se consignan en el art. 123, en
tanto que los derechos al sufragio y de asociación política están en el art. 35.
> Aun cuando todos están contenidos en cl Título Primero, denominado De /as garantías
individuales, los juristas distinguen entre los derechos humanos —aquellos que concretan
las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas—y los derechos funda-
mentales —los derechos humanos constitucionalizados—. Además, señalan que el con-
cepto de garantía no es equivalente al de derecho, pues la garantía es el medio para garan-
tizar algo, es decir, para hacerlo eficaz o devolverlo a su estado original en caso de que hava
sido tergiversado, violado o no respetado (Carbonell, 2004).
PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Asimismo, entre los principales derechos colectivos figuran los de los pueblos y
comunidades indígenas, que incluyen el de autogobierno y los poliétnicos, cuyo
CAPÍTULO 2. BAsEs CONSTITUCIONALES DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO 41
La forma de gobierno
Otra de las partes centrales de toda Constitución es aquella que establece la
forma de gobierno, esto es, la manera en que se constituye, distribuye y ejerce el
poder público.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala en su art. 40
que es voluntad del pueblo de México constituirse en una república representa-
tiva, democrática y federal, y en el art. 49, que el supremo poder de la Federación
se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
México es una república porque el poder no se concentra en un solo individuo
y la jefatura del Estado no es vitalicia ni hereditaria. Es representativa porque los
ciudadanos no ejercen el poder directamente, sino a través de sus representantes
ante los órganos de gobierno, esto es, las autoridades toman las decisiones en
»
+ El juicio de amparo tiene la limitante de que sus efectos no son de carácter general, esto es,
sólo aplican o benefician a la persona que reclamó la violación de sus derechos. (Véase
infra, parte 11, capítulo 5.)
42 PARTE 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Votantes
|
eligen
I
Legislatura
nombra formalmente
Primer ministro
Ministerios y departamentos
Yotantes
eligen
Jefe de Estado
Legislatura Presidente y
| Jefe de gabierno
selecciona
Gabinete
|
administra
Ministerios y departamentos
Desde sus inicios como nación independiente, México adoptó el sistema presi-
dencial como forma de gobierno. En 200 años de vida independiente sólo
encontramos dos breves interrupciones: el ensayo monárquico de Agustín de
Tturbide en 1822 y el de Maximiliano de Habsburgo en 1864.
La Constitución de Apatzingán de 1814 fue la primera en dividir en tres los
poderes de la “soberanía” y en establecer que ninguno de ellos debía ser ejerci-
do por una sola persona ni por una sola corporación. El Poder Ejecutivo,
llamado entonces el Supremo Gobierno, era una corporación colegiada integrada
por tres individuos elegidos por el Congreso, que se alternaban en la Presidencia
cada cuatro meses. El Congreso se componía de diputados elegidos por dos años
y con posibilidad de reelegirse a razón de uno por cada provincia. Por su parte, el
Poder Judicial se integraba por el Supremo Tribunal de Justicia (cinco miem-
bros), dos fiscales letrados (civil y criminal), juzgados “inferiores” y un Tribunal
de Revisión.
La Constitución Federal de 1824 depositó el Poder Ejecutivo en un solo
individuo, que era elegido de manera indirecta por cuatro años a través de la
mayoría absoluta de votos de las legislaturas locales. En esta norma ya figuran
varias de las facultades que permanecerían en manos del Ejecutivo hasta nues-
tros días: la de libre nombramiento y remoción de los secretarios de Estado, y los
poderes de iniciativa y veto. No obstante, a diferencia de la Constitución que hoy
nos rige, la de 1824 admitía la reelección después de un periodo y establecía la
figura del vicepresidente.
Por lo que respecta al Congreso, establecía la elección de un diputado por
cada 80 mil habitantes y dos senadores por estado, elegidos por mayoría absolu-
ta de sus legislaturas. En ambos casos la duración del encargo era de dos años.
Finalmente, el Poder Judicial se componía de la Suprema Corte de Justicia,
un Tribunal de Circuito y juzgados de Distrito. La primera estaba compuesta
por 11 ministros, tres salas y un fiscal, todos ellos elegidos por mayoría absoluta
de las legislaturas de los estados.
Poco más de una década después, la Constitución de 1824 fue sustituida por
las Bases Constitucionales, expedidas por el Congreso Constituyente (1835), y
posteriormente por las Sicte Leyes Constitucionales (1836), en las que la elec-
ción del Presidente corría a cargo de las juntas departamentales a partir de ternas
propuestas por el Senado, el Consejo de Gobierno y la Corte de Justicia. El Pre-
sidente duraba ocho años en su encargo con posibilidad de reelección y se
aumentaron sus poderes para nombrar, a partir de las propuestas de las juntas
gubernamentales, a los gobernadores de los llamados departamentos.
PARTE 11. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
Este nuevo ordenamiento destacó por la creación del Supremo Poder Con-
servador, compuesto por cinco miembros con atribuciones extraordinarias frente
a los poderes constituidos. Resaltan entre ellas las de anular los actos de cual-
quier poder, declarar la incapacidad física del Presidente, suspender las labores
de la Suprema Corte de Justicia, detener hasta por dos meses las sesiones del
Legislativo, ordenar la renovación del gabinete y otorgar o negar la sanción a las
reformas constitucionales.
En 1843 se sustituyeron estos ordenamientos por las Bases Orgánicas de la
República Mexicana, que mantuvieron esencialmente el mismo orden constitu-
cional pero eliminaron el Supremo Poder Conservador.
Tres años después volvió a convocarse a un Congreso Constituyente para
restablecer la Constitución de 1824. Se promulgó entonces el Acta Constitutiva
y de Reformas de 1847, en la que se suprimía la vicepresidencia, se aumentaba el
número de diputados y a los dos senadores se agregaba uno más por estado,
electo a propuesta de la Cámara de Diputados.
En 1853 Antonio López de Santa Anna expidió las Bases para la Adminis-
tración de la República, y en 1856 Ignacio Comonfort promulgó el Estatuto
Orgánico Provisional de la República Mexicana, mientras se aprobaba la nueva
Constitución que discutían los diputados constituyentes desde febrero de 1856.
La nueva Constitución, promulgada en 1857, presentó modificaciones im-
portantes respecto de la de 1824: mientras que la elección para Presidente sería
cada cuatro años e indirecta en primer grado, la de diputados sería por dos años,
directa en primer grado y en escrutinio secreto, a razón de un diputado por cada
40 mil habitantes. Suprimida la vicepresidencia, en caso de ausencia absoluta del
Presidente la titularidad del Ejecutivo recaería en el presidente de la Suprema
Corte de Justicia.
El Poder Judicial mantuvo una estructura similar a la de la Constitución de
1824: estaba depositado en una Corte Suprema de Justicia y en los tribunales
de Distrito y de Circuito (art. 90). Ta Suprema Corte se componía de 11 minis-
tros propietarios, a los cuales se agregaron cuatro supernumerarios, un fiscal y,
por primera vez, un Procurador General. Duraban scis años en su encargo y su
elección era indirecta en primer grado.
Pero la modificación más trascendente residió en eso que los constituciona-
listas han llamado /a instauración de un sistema presidencial con tintes parlamen-
tarios 9 con preeminencia del Poder Legislativo. Esta definición está basada en las
siguientes disposiciones adoptadas en la Constitución de 1857: supresión del
Senado, establecimiento de un segundo periodo de sesiones, facultad del Con-
greso para convocar con una mayoría simple a sesiones extraordinarias, refrendo
ministerial, obligación de los secretarios de despacho de informar al Congreso y
CAPÍTULO 2. Bases CONSTITUCIONALES DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO 47
Conclusiones
Lorenzo Meyer (1987) sostiene acertadamente que la evolución de la Presidencia
no ha sido lineal y progresiva, sino que ha oscilado entre la absoluta debilidad y el
extremo poder, De 1824 a 1867 fue débil, con pocos recursos de poder e infima
capacidad para mantener unida a la nación y defenderla de las amenazas exter-
nas, Después de 1867 el péndulo se movió progresivamente al otro extremo, y
allí permaneció durante los 30 años del porfiriato. La Revolución regresó el
péndulo al sitio de la debilidad e hizo recaer el poder en los ejércitos y sus
líderes.
Los primeros años posrevolucionarios (1920-1935) presenciaron periodos
en los que el hombre fucrte y el Presidente se reunían en la misma persona, así
como otros caracterizados por una diarguía, en la que el poder era compartido.
Tal fue el caso del “maximaro”, en el que se sucedieron en el gobierno los presi-
dentes Emilio Portes Gil (1928-1930), Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) y
Abelardo Rodríguez (1932-1934), pero durante el cual el poder real permancció
en manos del general Plutarco Elías Calles (Casar, 2001). A partir del sexenio
del Presidente Lázaro Cárdenas la Presidencia se instirucionalizó y el sistema
político adquirió las modalidades que lo definieron para las siguientes décadas.
» —
5 En suclásico La Constitución y la Dictadura (de 1912), Emilio Rabasa sostiene que este
fortalecimiento exagerado de las facultades del Congreso obligó al Ejecutivo a gobernar al
margen de la Carta Magna.
48 ParTE 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
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» Capítulo 3
El Poder Ejecutivo
OBJETIVOS
Conocer:
Elección popular
La elección popular del Poder Ejecutivo está prevista en el art. 81, el cual estipu-
la que ésta será directa y en los términos que establezca la ley electoral. A su vez,
ésta dispone que quien reciba la mayoría simple de votos será Presidente. No
importa entonces qué porcentaje de la votación reciba un candidato siempre y
cuando éste sea el que mayor número de votos obtenga en la elección.
Esta disposición contrasta con las de otros sistemas presidenciales en las que
se fija un porcentaje mínimo de la votación para acceder al cargo. Por ejemplo,
en Brasil o Chile se requiere que el candidato obtenga al menos 50% más uno,
ven Argentina, 40%. De no ocurrir así, deberá llevarse a cabo una segunda vuelta
CarírrLo 3. Er Poper EJECUTIVO 51
entre los dos contendientes que hayan obtenido el mayor porcentaje de la vota-
ción. De esta manera se asegura que quien llegue al cargo lo haga con al menos
la mitad más uno de los votos emitidos. México, en cambio, no admite la segun-
da vuelta presidencial.
México tiene un sistema complejo para la sustitución del titular del Ejecu-
tivo en caso de falta absoluta. La Constitución prevé tres “tipos de Presidente”
en caso de que el electo no termine su encargo: el provisional, el sustituto y el
interino. De presentarse la vacante en los primeros dos años, el Congreso,
constituido en Colegio Electoral y con la concurrencia de las dos terceras par-
tes del número total de sus miembros, debe nombrar, en escrutinio secreto y
por mayoría absoluta de votos, a un Presidente interino. Dentro de los 10 días
siguientes está obligado a expedir la convocatoria para nuevas elecciones, que
deberán realizarse en un plazo no menor a 14 meses ni mayor a 18 meses. El
Presidente así elegido ocupará el cargo durante el resto del periodo original. Si
la vacante ocurriese en los últimos cuatro años del periodo, el Congreso debe-
rá elegir a un mandatario sustituto, el cual concluirá el periodo original de seis
años (arts. 84 y 85).3
Desde 1920 México ha tenido 18 presidentes constitucionales. De ellos, 16
fueron elegidos por voto popular. Á los otros dos los designó el Congreso, en un
caso por el asesinato del Presidente electo (1928) y en el otro por la dimisión del
gobernante (1932). Desde 1934 todos los presidentes han sido elegidos por voto
popular y han concluido sus mandatos de seis años.
Facultades legislativas
En los sistemas presidenciales, a los jefes del Ejecutivo sc les dota de algunas
facultades legislativas. Éstas varían considerablemente de sistema a sistema. Su
mayor o menor extensión determina el poder y las capacidades de los presidentes
e influye también en su relación con el Congreso.
Los poderes legislativos pueden ser de diversa naturaleza, pero es necesario
distinguir inicialmente entre los regulares y los excepcionales, así como entre los
otorgados por la Constitución y los delegados. Pueden identificarse cinco gru-
pos de atribuciones o poderes legislativos (Shugart y Carey, 1992).
»
La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos tipifica los siguientes delitos:
ataques a las instituciones democráticas o contra la forma de gobierno republicana, repre-
sentativa y federal; violaciones graves y sistemáticas a las garantías individuales y sociales;
ataques contra la libertad de voto; transgresiones a la Constitución o a leyes federales, y
violaciones graves o sistemáticas de planes, programas o presupuestos de la administración
pública.
CarPíTULO 3. Er Poner EJECUTIVO 57
Poder dela bolsa. Se refiere no al poder exclusivo del Presidente de presentar las
iniciativas de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos de la Federación para su
discusión y aprobación, sino a las restricciones que tienen los legisladores para
modificarlas.
En México, como en la mayoría de los países, la iniciativa del presupuesto es
prerrogativa presidencial, pero mientras que Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay
restringen la capacidad de sus asambleas para hacer enmiendas, la capacidad del
Congreso mexicano para modificar el presupuesto es, en principio, ilimitada.
En 2005 esta capacidad, que en principio se juzgaba prácticamente ilimita-
da, fue cuestionada mediante una controversia constitucional por el Presidente
Vicente Fox a raíz de las modificaciones que los diputados aplicaron al presu-
puesto enviado por el Ejecutivo,
Este evento reabrió el debate acerca de si el Presidente está facultado o im-
pedido para vetar el presupuesto y la discusión sobre el alcance del poder de los
diputados para modificar sus iniciativas al respecto. Igualmente puso de mani-
fiesto, una vez más, la necesidad de legislar para esclarecer qué ocurriría en la
eventualidad de que, llegado el 31 de diciembre del año en curso, los diputados
no hubiesen aprobado el presupuesto.
Si bien el Ejecutivo mexicano no aparece como particularmente fuerte en
materia de “poder de la bolsa”, existen otras disposiciones constitucionales y le-
yes secundarias que fortalecen su posición en el campo presupuestario. Tal es el
caso de la “práctica anticonstitucional consistente en habilitar anualmente al
> 7 Esta situación contrasta con otros sistemas presidenciales de América Latina, en los que
los titulares del Ejecutivo cuentan con algunas áreas de exclusividad.
CaríTuLO 3. Er Poper Ejecurivo 59
$. EnJa maroría de los sistemas presidencialistas de América Latina se prevén los llamados
poderes de emergencia, pero en muy pocos casos éstos implican la delegación automática y
sin restricciones de facultades legislativas.
Dit
60 PARTE Il. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Facultades no legislativas
Además de las facultades legislativas y de nombramiento, el Ejecutivo cuenta
con muchas otras para cumplir con las obligaciones que le fija la Constitución y
“El art. 89 con ala letra: “Declarar la guerra en nombre de los Estados Unidos Mexicanos previa ley
del Cong-eso de ia Lniór.” Sin embargo, el 73 enumera entre las facultades del Congreso la de “de-
clarar la guerra. en vista ce los datos que le presente el Ejecutivo”,
CarítTuLO 3. Er Poner EJECUTIVO 61
Facultad Artículo
Dirigir la política exterior, 89, fracc. X
Celebrar tratados internacionales “con aprobación del 89, fracc. X
Senado:.
Regular la entrada y salida de extranjeros. 27, LOAPT
s E
Facultad Artículo a
Elaborar el Plan Nacional de Desarrollo. 26 .
Coordinar la participación y consulta popular del Sistema 26
Nacional de Planeación Democrática.
Enviar al Congreso la Iniciativa de Ley de Ingresos 74, fracc. 1v
y el Provecto de Presupuesto de Egresos de la
Federación.
Cravar las mercancías que se impcrten o exporten o pasen 131
de tránsito por territorio nacional, v reglamentar y aun
prohibir la circulación de otras,
Aumentar, disminuir o suprimir cuotas de ias tarifas de 131
exportación e importación expedidas por el propio
Congreso y crear otras.
Restringir y prohibir las importaciones, exportaciones 131
y el tránsito de productos cuando lo estime urgente .
a tin de regular el comercio exterior, la economía
del país o la estabilidad de la producción nacional idará
cuenta al Congreso del uso que haga de esta facultad).
Habilitar puertos v aduanas marítimos y fronterizos. 89, fracc. xIil
Conceder privilegios exclusivos a los descubridores, 89, fracc. xv
inventores o perfeccionadores de algún ramo de la
industria.
Continúa)
62 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Facultad ; Artículo :
Imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte 27
el interés público y expropiar por causa de utilidad pública. ;
Facultad | Artículo
Indultar a reos sentenciados por delitos de competencia de : 89, fracc. XIV
los tribunales federales v a los sentenciados por delitos del —
orden común en el Distrito Federal.
Facilitar al Poder Judicial los auxilios que necesite para el 89, fracc. Xil
ejercicio expedito de sus tunciones, E
Mantener los tribunales encargados de lo contencioso : 27, frac. XIX :
acministrativo, protección al consumidor, agrario y laboral: 28 ;
(tribunales de lo Contencioso Administrativo, Fiscal de la | 123
Federación, Agrario y Junta Federal de Conciliación y LOAPF :
Arbitraje).
Perseguir delitos, ejercer la acción penal e intervenir como 108
parte en los juicios de amparo. :
Expulsar sin previo juicio a los extranjeros cuya presencia 33
en el territorio nacional se juzgue inconveniente.
CaríTULO 3. Er Poner EJECUTIVO 63
E
El
i
64 PARTE IL. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
* Tanto la Constitución como la £OAPF mantienen esta categoría, aunque en la práctica desapareció
el último departamento administrativo, que era el Departamento del Distrito Federal.
La Presidencia
A direrencia de lo que ocurre con las secretarías de Estado, cuya organización
y competencias están reguladas por la LOA4PF, la Presidencia de la República se
estructura libremente de acuerdo con las preferencias del mandatario en turno.
La L9.iPr establece que éste contará con las unidades de asesoría, apoyo técni-
co y coordinación que él mismo determine conforme al presupuesto asignado
(art. 80).
CAPÍTULO 3. Er Poner EjEcuTIVO 65
Presidencia de la República
Presidente
1
[ Í l |
Oficina de la Secretaría Coordinación de
. . Estado Mayor - ne .
Presidencia Particular Comunicación Social
——
F— Coordinación de Estrategia y Mensaje Gubernamental
— Coordinación de Asesores
E
Í
E
66 PARTE IL. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Categorías Plazas
Presidente u |
Mandos medios y superiores - s 6
Técnicos operativos - | 967
Total Ñ E“ 1494
Áreas Monto
Secretaría particular —_ —_ E. 108 397 161
Coordinación General de Administración — 435016236
Coordinación de Imagen y Opinión Pública 137 612 540
Coordinación de Comunicación Social | 109 870 068
Coordinación de Gabinetes y Proyectos Especiales 99364 196
Coordinación de Asesores | 17 426 447
Oficina de la Presidencia — 46273561
EstadoMayor ——— a a70 105283
Coordinación General de Transporte Aéreo 26819608
Total E. l 1450 885 100
Gobernación == Economía
«Relaciones Exteriores < Comunicaciones y Transportes
<> Defensa Nacional = Educación Pública
<= Marina => Salud
= Seguridad Pública = Trabajo y Previsión Social
<> Hacienda y Crédito Público <= Reforma Agraria
< Desarrollo Social 4 Agricultura, Ganadería, Desarrollo
< Medio Ambiente y Recursos Naluraics Rural, Pesca y Alimentación
<> Energía <= Función Pública
4 Iurismo
TE e
» —
19 A pesar de que tanto la Constitución como la LuArF siguen incluyendo la figura de Depar-
ramento Administrativo, en la actualidad no sc consigna ninguno.
68 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
BEBE ie
70 Pare 11. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
En primer lugar, no nació tan poderoso como llegó a serlo cuando el sistema
político se consolidó hacia final de la década de 1930 y, especialmente, en el
decenio siguiente. A pesar de un diseño constitucional en el que se vislumbró un
Ejecutivo fuerte, los constituyentes de 1917 buscaron establecer un gobierno
limitado no sólo por las garantías individuales y sociales previstas en la Constitu-
ción, sino por medio de los principios de división de poderes y pesos y contrape-
sos, Sin embargo, en contraste con estos principios, los políticos buscaron
concentrar el poder, cada uno respondiendo a lógicas distintas. Unos estaban
motivados por la aspiración; otros, por la necesidad y el anhelo de poder y, más
adelante, por la voluntad de reproducir un sistema que servía a sus propios inte-
reses y que probó ser, al menos por un tiempo, un marco efectivo bajo el cual
podían lograrse los objetivos de crecimiento y estabilidad nacionales.
En los años posteriores inmediatos a la Revolución, la Presidencia era por
varias razones mucho menos poderosa de lo que llegaría a ser años después. En
primer lugar, la jerarquía del poder aún no estaba claramente establecida a nivel
nacional. El alcance del poder presidencial se hallaba limitado en un contexto en
el que los actores políticos locales dominaban extensas porciones del territorio
nacional. En segundo lugar, la Presidencia estaba asociada al poder de quien
pudiera constituirse en el hombre fuerte, es decir, su poder no derivaba de las
normas e instituciones. Por último, no controlaba, como ocurrió después, el con-
junto de centros de poder, ya fueran éstos los establecidos por la Constitución
(Poder Legislativo, Poder Judicial y entidades federativas), o los que surgían de
la sociedad (organizaciones sindicales, campesinas, empresariales) y que poste-
riormente fueron creados o cooptados por el Estado conformando un corporati-
vismo de Estado.
Puede decirse que, hasta la década de 1980, el presidencialismo mexicano
recorrió tres etapas. En la primera (1917-1920) se confirmó un diseño institu-
cional con un Ejecutivo fuerte pero con equilibrio de poderes. La segunda (1920-
1935) corresponde al periodo posrevolucionario, en el que el Ejecutivo fue
colocándose en la cima de la jerarquía política y se crearon las instituciones del
Estado mexicano. La tercera ocupa el largo periodo en el que el poder se redis-
tribuyó en favor de la Presidencia y a expensas del resto de las instituciones po-
líticas y de la sociedad.
Durante las dos primeras etapas (1917-1935) la base real del poder fue el
Ejército. Sin esta institución, la gobernabilidad del país estaba fuera del alcance
del Poder Ejecutivo. Hacia finales de la década de 1930 y principios de la de
1940, las fuerzas armadas dejaron de ser el principal sostén del gobierno y fueron
sustituidas por las organizaciones sociales que se incorporaron al partido en el
poder y, también, por una extensa base burocrática o administrativa.
CaAPíTULO 3. Er PopDEr EJECUTIVO 71
Al final, quienes llegaban a estos cargos debían sus puestos, su carrera polí-
tica y su lealtad a quienquiera que ocupara el cargo de Presidente. En la parte 111
se explica a profundidad la manera en que se conformó el sistema de partido
hegemónico a través del control del Ejecutivo sobre la definición y operación del
sistema electoral.
El presidencialismo democrático
Conclusiones
En suma, más allá de las facultades otorgadas al Poder Ejecutivo, lo cierto es que
cada vez hay menos espacio para las decisiones unilaterales. En lo que no suele
CarítuLO 3. Er Poper EJECUTIVO 75
repararse es en que la reducción del espacio para la toma de este tipo de decisio-
nes quiere decir que los poderes tienen que trabajar juntos, porque los principios
de división de poderes y el de control están vigentes.
Por otra parte, los profundos cambios registrados en la sociedad mexicana y
en el sistema internacional también han contribuido a acotar el poder presiden-
cial. Del lado de la sociedad se registra un crecimiento importante en el número,
recursos y visibilidad de organismos sociales dispuestos a luchar por sus intereses
en el ámbito extragubernamental. Del lado internacional, el predominio de la
sociedad de mercado como modelo económico y de la democracia como modelo
político las ha convertido en poderosas fuerzas para empujar la transición mexi-
cana y limitar al gobernante en turno.
Sin embargo, como se señaló anteriormente, el cambio fundamental ha sido
producto de un sistema electoral cada vez más competitivo y del crecimiento y
fortalecimiento del sistema de partidos. La transformación de ambos sistemas
permitió la restitución de la autonomía de las instituciones políticas que fueron
creadas precisamente para equilibrar el poder del Ejecutivo: el Poder Legislativo,
los poderes estatales e, incluso, el Poder Judicial.
Como consecuencia de las sucesivas reformas político-electorales, desde
1993 ninguna fuerza política tiene la posibilidad por sí misma de modificar la
Constitución, pues para ello se requieren —entre otros requisitos— dos terceras
partes de los miembros de la Cámara de Diputados, y la ley señala que ningún par-
tido podrá tener esa proporción de asientos (art. 54, fracc. 1v).
El grado de competencia ha llegado a tal nivel que en 1997 se produjo, por
primera vez cn México, el fenómeno conocido como gobierno sin mayoría, esto
es, un gobierno en el que el partido del Presidente no cuenta con la mayoría en
el Congreso o en alguna de sus cámaras. Esto significa, lisa y llanamente que, a
diferencia del pasado, el primer mandatario tienc que negociar con la oposición
el paso de las leves que encarnan su proyecto de país. Las políticas públicas hoy
en día son, necesariamente, producto de la colaboración de dos poderes y no
resultado de la voluntad del Presidente.
Por otra parte, cada vez son más los estados de la República en los que se ha
producido la alternancia en el poder. Al finalizar el siglo xx, el mapa de distribu-
ción del poder político local era radicalmente distinto al de una década atrás,
cuando el partido del Presidente (Pr1) tenía bajo su control cada una de las 31
entidades de la Federación y el Distrito Federal. En 1989 cl PrI perdió su prime-
ra gubernatura frente al Partido Acción Nacional (Pan) y para el fin de siglo
había perdido 13 más, Un proceso similar ocurrió en el nivel de las legisiaturas
estatales, donde el reparto del poder entre distintas opciones políticas era ya una
realidad al llegar el siglo xx1.
76 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
* El porcentaje para el rubro Presidente se refiere a la votación que obtuvieron los candidatos. El por-
centaje en el resto de los rubros corresponde a la porción que tiene el partido del Presidente en las
instituciones de representación popular.
Fuente: Elaboración propia a partir de IFE.
De esta forma, México llega al siglo XxI con un sistema presidencial demo-
crático acotado y ceñido a las normas constitucionales.
Bibliografía
Barajas Montes de Oca, Santiago, “Comentario al artículo 92 de la Constitución”, en
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, col. Popularde la Ciudad de
México, 11)J-UNAM-PCJDF, México, 1993.
CAPíTuLO 3. Er Poner EJECUTIVO 77
Páginas electrónicas
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Leyes Federales Vigentes de la
página de la Cámara de Diputados, www.cddhcu.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf,
consulta hecha el 12 de junio de 2009.
Instituto Federal Electoral, www.ife.org.mx
Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, Leyes Federales Vigentes de la página
de la Cámara de Diputados, www.cddhcu.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/115.pdf, con-
sulta hecha el 12 de junio de 2009.
Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Federal, instituto Federal de Acceso
a la Información Pública, http://www.ifai.org.mx/transparenci/LF TAIPG.pdf, con-
sulta hecha el 9 de junio de 2009.
Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, Leyes Federales Vigentes de la página
de la Cámara de Diputados, www.cddhcu.gob.mx/LevesBiblio/pdf/153.pdf, con-
sulta hecha el 12 de junio de 2009.
Sitio oficial de la Presidencia de la República Mexicana, www.presidencia.gob.mx
E Capitulo 4
El Poder Legislativo
OBjETIVOS
Conocer:
El Congreso en la Constitución
De acuerdo con las características esenciales de los regímenes presidenciales, cn
México se observa una separación máxima en lo concerniente al origen y la su-
pervivencia del Congreso, pues los periodos legislativos son fijos y de ninguna
manera son contingentes o dependen de la confianza del Ejecutivo, es decir, éste
no tiene la autoridad para disolver el Congreso y llamar a elecciones anticipadas.
CArPíTULO 4. Er Poner LEGISLATIVO 81
>
1. Porcada diputado (y senador) propietario, se elige también a un suplente.
82 PARTE II, EsTRUCTURA DE GOBIERNO
b
2 El art 41, fracc. 1, indica que los partidos políticos son entidades de interés público que,
entre otros, tienen cl in de hacer posible el acecso de los ciudadanos al ejercicio del poder
público.
3 Lareelección para diputados y senadores no formó parte del cuerpo original de la Consti-
tución de 1917. Fue introducida en 1933 por motivos políticos que tenían que ver, funda
mentalmente, con la necesidad de roración de la élite política. En la última sección de este
capítulo se abunda sobre el tema.
.——_].———];]
PARTE IL. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
donde se dispone que “los diputados y senadores son inviolables por las opiniones
que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconveni-
dos por ellas”.* Esta figura también tiene la intención de aislar a los legislado-
res de presiones provenientes de intereses políticos que pudieran interferir en
la independencia de sus acciones.
Esto no significa que los legisladores no puedan ser removidos de sus cargos
bajo ninguna circunstancia. Tal y como sucede con el resto de los servidores pú-
blicos, también son sujetos de responsabilidad y, en caso “de incurrir en actos u
omisiones que redunden en perjuicio de los intereses públicos o de su buen
despacho”, pueden ser sujetos a juicio político (art. 109, fracc. 1). Para ello, la
Cámara de Diputados deberá declarar por mayoría absoluta de sus miembros
presentes en sesión si ha o no lugar a proceder contra el inculpado (art. 111) y, si
fuera el caso, el sujeto quedará a disposición de las autoridades competentes.
Congreso bicameral
Los congresos en los sistemas presidenciales pueden ser unicamerales o bicame-
rales. El bicameralismo está generalmente, aunque no siempre, asociado con los
sistemas en los que prevalece el federalismo y donde sc ha optado por dar una
representación paritaria a las entidades que componen la Federación. Los siste-
mas bicamerales pueden ser simétricos, esto es, con igual autoridad en el proceso
legislativo, o asimétricos, donde una de las dos cámaras concentra más facultades
que la otra.
En México, ambas cámaras poscen prácticamente la misma autoridad legis-
lativa. Dicho de otra manera, son colcgisladoras. No obstante, algunos asuntos
están reservados a una u otra instancia, y en cllos no sc requiere coordinación y
aprobación conjunta. Tal es el caso, como se explica más adelante, de las faculta-
des exclusivas que asigna la Constitución a cada una de las cámaras.
El análisis del efecto del uni o bicameralismo sobre el sistema presidencial
no es concluyente. Mientras algunos sostienen que el unicameralismo configura
P
a (2008: 162) señala que para garantizar la independencia y seguridad de los
=s s€ establece lo que se ha denominado inmunidades o privilegios y que, por
Estos, se “pone a los parlamentarios, temporalmente, al margen de los sistemas
de persecución de los delitos y, en forma permanente, a los domicilios en donde
ner Fiera de la acción de los tribunales, de la policía y fuerzas armadas”.
CaríTuro 4. Er Poner LECISLATIVO 85
$ Shaw y Lees (1979) distinguen entre los sistemas de comisiones que realizan funciones
decisionales (decisiones en torno de la legislación, y la autorización y fiscalización de accio-
nes administrativas), y aquellos que realizan funciones 0 decisionales (socialización, reclu-
tamiento, representación, movilización y entrenamiento).
88 PARTE 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Funciones y facultades
En los apartados anteriores se discutió la importante función de representación
que cumple el Congreso, órgano en el que se deposita el Poder Legislativo. En
este apartado se abordan el resto de sus funciones.
La Constitución señala facultades generales para el Congreso, esto es, las que
comparten ambas cámaras, y facultades exclusivas para cada una de ellas. Las
primeras son las más numerosas, pues el Congreso mexicano está concebido
como un bicameralismo simétrico en el que las cámaras tienen prácticamente la
misma autoridad.
En cuanto a las facultades generales del Congreso, éstas pueden agruparse en
cuatro grandes rubros:
CarPíTuLO 4. Er Poner LEGISLATIVO 91
Legislativas.
Ejecutivas o polírico-administrativas.
$
Jurisdiccionales.
De fiscalización y control.3
Facultades legislativas
zE
Las facultades aquí rescñadas son tan sólo algunas de las establecidas en el art. 73. En
realidad, el Congreso tiene la acultad de legislar en cualquier materia, pues la Co7141
no reserva a los otros poderes ninguna área de legislación.
En caso de Salta temporal ce! jefe de gobierno, quedará a cargo del despacho el servidor pts
blico que disponga el Estatuto de Gobierno. En caso de falta absoluta por renuncia o vha'quier
nera causa, la Asamblea Legislativa designará a un sustituto que concluya el encargo,
man
94 PARTE II. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
Facultades jurisdiccionales
hubieren incurrido en delito en los términos del art. 111 constitucional; conocer
de las imputaciones que se les atribuyan en términos del art. 110, y fungir como
órgano de acusación en los juicios políticos que se promuevan en su contra.
A su vez, toca al Senado erigirse en jurado de sentencia para conocer en
juicio político de las faltas u omisiones que cometan los servidores públicos.
En otro ámbito de acción, corresponde a la Cámara de Senadores autorizar,
mediante el voto de dos terceras partes, los convenios que celebren las entida-
des federativas acerca de sus respectivos límites y resolver de manera definitiva
los conflictos sobre límites territoriales, si así le fuera solicitado por ellas.
manejo de los ingresos y egresos de los poderes federales.!! De hecho, el art. 74,
fracc. 1v, autoriza a la Cámara de Diputados a vigilar, revisar y fincar responsabi-
lidades en materia hacendaria. Además, es el propio Congreso el encargado de
expedir la lev que regula la organización de la entidad de fiscalización superior
de la Federación y las demás que normen la gestión, control y evaluación de los
poderes de la Unión y de los entes públicos federales.
1 Se entiende que esta competencia alcanza a los estados y municipios cuando éstos ejercen
recursos federales.
CAPíTULO 4. Er Poner LEGISLATIVO 97
17. El Pleno admite tres tipos de votaciones, La nominal, que se asienta en un acta y sc publi-
ca, Y por tanto tiene la virtud de permitir a la ciudadanía conocer el sentido del voto de
cada legislador; la económica, que se utiliza para asuntos de trámite y de poca monta, y la
votación por cédula, a la que sc recurre para los nombramientos y sc lleva a cabo a través de
papeletas depositadas en una ánfora.
17 Eneste caso, cabe sin embargo la posibilidad de que las cámaras acuerden que se expida la
ley sólo con los artículos aprobados y que se reserven los adicionados o reformados para su
examen en las siguientes sesiones.
Caríruto 4. Er Poner LEGISLATIVO 99
1. Introducción de fa iniciativa
ala Cámara.
Pueden introducir iniciativas:
* Presidente de la República
Po * Diputados y senadores |
* Legislaturas de los estados
a) Diputados bj Senado
Y Y
2. la iniciativa es referida a una 2. La iniciativa es referida a una
comisión. comisión.
Y
3. La comisión reporta su dictamen 3. La comisión reporta su dictamen
al Pleno. al Pleno,
Y y
4. El Pleno discute el dictamen, 4, El Pleno discute el dictamen:
a) Primera lectura. a) Primera lectura:
b; Segunda lectura, b) Segunda lectura,
c) Aprobación o rechazo del ce) ¡Aprobación o rechazo del
dictamen. dictamen.
—
y
Cuando la cámara revisora aprueba la iniciativa, Si Ta-cámara revisora rechaza la
se envía al Presidente. iniciativa; vuelve a la de origen.
Si ésta la: aprueba por mayoría
absoluta, regresa a la cámara
El Presidente aprueba o veta la iniciativa revisóra para volverse a votar.
a) La iniciativa aprobada se publica en el a)“Sisé aprueba pasa al
DOF. Ejecutivo.
b) ta iniciativa vetada regresa a la cámara $6) .Sise rechaza, no se puede
de origen. Volver a presentar en el
a) Se discute de nuevo y de ser mismo periodo de sesiones.
confirmada por dos terceras partes,
pasa a la cámara revisora.
b) Si ésta la aprueba por dos terceras
partes pasa al Ejecutivo para su
promulgación.
aprobación de la mayoría de las legislaturas. Por su parte, las reformas a leyes or-
dinarias sólo demandan la mayoría absoluta de los miembros presentes en el Ple-
no de cada una de las cámaras: en ambos casos, no obstante, es requisito que al
momento de la votación exista un quórum de más de la mitad del total de inte-
grantes de cada cámara!
Aprobada una iniciativa, restan dos pasos más: que el Ejecutivo no haga uso
del derecho de observarla —facultad de veto— y que la promulgue.
El veto, como se explicó en el capítulo anterior, tiene restricciones. La pri-
mera limitación es el tiempo, La Constitución señala que se reputará aprobado
por el Poder Ejecutivo todo proyecto que no sea devuelto con observaciones
dentro de 10 días útiles, a no ser que, corriendo ese término, el Congreso hubie-
se terminado sus sesiones. Pero la principal limitación es que el Ejecutivo no
puede hacer observaciones a los proyectos de ley cuya resolución sea exclusiva de
alguna de las cámaras (art. 72).
Esta disposición ha causado controversia entre los juristas respecto de si el
Ejecutivo puede o no observar el decreto del Presupuesto de Egresos de la Fede-
ración, ya que éste es aprobado únicamente por la Cámara de Diputados. La
discusión no ha sido zanjada, pero a raíz de que en 2005 el Presidente Fox vetó
el Presupuesto de Egresos y la Suprema Corte aceptó la constitucionalidad de la
acción, se considera que en este caso sí procede la facultad de observación.
Por otra parte, el Presidente está impedido de observar las leyes que norman
la estructura y el funcionamiento del Congreso o de alguna de sus cámaras.
Adicionalmente, hay cuatro actos legislativos sobre los cuales el Ejecutivo
está impedido para ejercer su facultad de observación. Cuando:
>.
1 Esto no significa en modo alguno que la rama legislativa del gobierno no pueda o no deba
fortalecerse aún más a través de una reforma constitucional.
7% Existieron desde luego algunas reformas que fortalecieron al Poder Ejecutivo, pero, en balan-
cc, la mayor parte de ellas tuvieron el efecto de fortalecer formalmente al Poder Legislativo.
Orozco | lenríquez (1988) ofrece una descripción detallada de la evolución de los poderes del
Congreso y del Ejecutivo mexicanos, Entre las reformas cuyo propósito fue fortalecer al
Presidente, destacan las siguientes: las que permitieron su reelección (reformas de 1927 y
1928, las cuales fueron revertidas en 1933); las que extendieron su periodo de gobierno a seis
años; las que fortalecicron el sistema administrativo bajo su control, y las que ampliaron (en
1951) los poderes delegados expresamente conforme al párrafo 2 del art. 131. Por su parte, la
rama legislativa ha visto incrementados sus poderes a través de importantes reformas como
la que le confirió a la Comisión Permanente la facultad de convocar ul Congreso a periodos
Tail
102 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
b
extraordinarios, así como las que autorizaron la extensión de dos a tres años de los perio-
dos servidos por los diputados; el derecho de llamar a comparecer ante el Congreso a
secretarios de Estado, directores v administradores de empresas estatales; una pluralidad
de mecanismos para controlar el ejercicio del Poder Ejecutivo; el establecimiento de dos
periodos legislativos en lugar de uno, y la ampliación de las facultades legislativas de
nombramiento y de vigilancia.
?1 Pese a que un Congreso que permanentemente apoya la mayoría de las iniciativas del
Ejecutivo no constituyc prucba suficiente de subordinación, de todos modos resulta asom-
broso que, legislatura tras legislatura, durante más de cuatro décadas el Congreso registra-
se un mínimo de proyectos legislativos rechazados o reformados sustancialmente.
Es difícil dilucidar qué tan precisas son las cifras presentadas por González Casanova. Hay
a
E
0.1 por ciento; [...] el Presidente pudo ignorar a la Cámara y decretar su presu-
puesto en caso de emergencia, tal como lo hizo en 1919, 1920, 1921, 1922 y
1924; |...] los años 30 presenciaron las últimas modificaciones presupuestales
de alguna envergadura en México. En 1932 y en 1937 la iniciativa presidencial
fue enmendada por alrededor de 1 por ciento y en 1934 fue revisada en un 6 por
ciento; [...] de 1939 a 1953 se hicieron modificaciones de 0.1 y 0.2 por ciento
respectivamente; [...] desde 1954, el Congreso ha abandonado su función de
revisar el gasto, excepto por un momento de audacia en 1960 cuando elevó las
proyecciones en un 0.1 por ciento (Wilkie, 1967).
Este autor añade que la “flexibilidad presidencial para modificar los fondos fede-
rales es máxima”, dada la existencia de un Congreso permanentemente sumiso.
Esta situación se prolongó hasta la década de 1990, cuando el Poder Ejecu-
tivo dejó de ser el “principal legislador” tanto en términos de las iniciativas pre-
sentadas como en términos de las aprobadas. La tabla 4.1 da una idea de los
cambios apuntados.
Varios — — 10 3
partidos ** ;
sos. Quizá el ejemplo más claro fue la aprobación año tras año de la Cuenta
104 PARTE 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
5 Carpizo (1978) cita el siguiente ejemplo: “La cuenta pública correspondiente a 1976 de -
mostró que al Ejecutivo se le había autorizado a contratar empréstitos y créditos por
83,232 millones de pesos, pero que lo había hecho por 123,557 millones... el déficit de ese
año fue superior a los 100,000 millones de pesos, lo que significa que sc gastó esa cantidad
sin autorización del Congreso.”
CAPÍTULO 4. EL Poner LEGISLATIVO 105
Pero si esta condición era necesaria para garantizar las abrumadoras mayo-
rías que elección tras elección reportaba el partido del Presidente o partido
“oficial”, no lo era para garantizar que esas mayorías, una vez en el Congreso,
mostraran un comportamiento subordinado al Poder Ejecutivo y abdicaran de
sus facultades y funciones.
Para ello había que asegurar la disciplina frente al Ejecutivo. Aquí es donde
cobra relevancia el segundo mecanismo que hizo posible la anulación de los
principios de división de poderes y de pesos y contrapesos. Ilabía que estable-
cer una estructura de incentivos que hiciera rentable para los miembros del
Congreso servir a los intereses del Ejecutivo más que a los de sus electores, es
decir, lograr una disciplina vigorosa alineada a su mandato. La mejor forma de
Caríruro 4. Er Poner LecisLativo — 107
—zr Hz —— —L[L DO
108 PARTE II. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
Diputados | Senadores
— Partido Lv VINO EX IF O MI
(1997-2000) — (2000-2003) — (2003-2006) - (1997-2000) - (2000-2006) |
PAN 206 46
PRI 2 60
PRD 50 16
PVEM 8 5
PT 6 86 A -
PSN — 3 — — —
pas _ 2. -_ — —
CDPPN — 3 3 — 1
Bibliografía
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a
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110 Partes. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
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» Capítulo 5
El Poder Judicial
OsJETIVOS
Conocer:
E
Ei
E
Introducción
El Poder Judicial —una de las tres ramas en que se divide el Supremo Poder de
la Federación— es pieza esencial del Estado de derecho en un sistema democrá-
tico. Desempeña dos tareas fundamentales que, aunque íntimamente relaciona-
das, se pueden separar para propósitos de análisis: la protección del orden cons-
titucional y la administración e impartición de justicia.
La impartición de justicia no está reservada de manera exclusiva al Poder
Judicial de la Federación. Esta tarea se divide en dos jurisdicciones: la federal y
la estatal, y la comparten las autoridades judiciales, administrativas y laborales.
La protección del orden constitucional abarca tanto la responsabilidad de
salvaguardar las garantías, libertades y derechos de las personas, como el resguar-
do de la independencia e integridad de cada poder constitucional.
Las funciones de los tribunales del Poder Judicial —con excepción del Tri-
bunal Electoral y del Consejo de la Judicatura— están contenidas en los arts. 97
y 103 a 106 de la Constitución, El art. 103 comprende la protección de las garan-
tías individuales! contra leyes o actos de autoridad y la tutela del régimen federal
mediante la obligación de resolver las controversias que se susciten por cualquier
ley o acto que vulnere la soberanía de los estados o la esfera de competencia del
Distrito Federal y, a la inversa, por cualquier acto o ley de los estados o del Dis-
trito Federal que invada la esfera de competencia de la Federación.
Por su parte, el art. 104 establece las controversias y los recursos que los tri-
bunales de la Federación pueden conocer:
El art. 105 señala las competencias exclusivas de la Suprema Corte: las controver-
sias constitucionales y acciones de constitucionalidad y la facultad de conocer los
y 1 La protección de las garantías individuales comprende no sólo las contenidas en el Capí-
tulo 1 de la Consritución, sino también los llamados derechos sociales consignados en los arts.
27 y 123, así como los derechos establecidos en las leyes ordinarias.
CAPíTULO5. Er Poner JUDICIAL 113
Existen diferencias importantes entre el Poder Judicial y los otros dos poderes
que contorman el Supremo Poder de la Federación: sus integrantes no pasan por
la voluntad popular más que de manera indirecta; no dependen de la volatilidad
de las preferencias electorales ni hacen ofertas políticas a los ciudadanos; su
114 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
7 Existe Ja sacvedad para los ministros que hubiesen ejercido el cargo con carácter provisio-
nal e interino.
CaríTULO 5. EL PopEr JUDICIAL 115
(art. 98). Los ministros de la Corte en ningún caso pueden aceptar ni desempeñar
empleo o encargo de la Federación, de los estados, del Distrito Federal o de
particulares. Tampoco pueden, hasta dentro de los dos años siguientes a su retiro,
actuar como patronos, abogados o representantes en cualquier proceso ante los
órganos del Poder Judicial de la Federación, ni ocupar los cargos de secretario de
Estado, jefe de departamento administrativo, Procurador General de la Repúbli-
ca o de Justicia del Distrito Federal, senador, diputado federal, gobernador ojete
de gobierno (art. 101).
La scrn cuenta con un presidente electo cada cuatro años por el Pleno de los
ministros, quien no puede ser reelegido para el periodo inmediatamente poste-
rior (art. 97).
En el cuadro 5.1 se enumeran los requisitos que la Constitución establece
para ocupar el cargo de magistrado o ministro de la Corte.
Cuadro 5.1 Requisitos para ser magistrado o ministro de la sci (art. 951.
Los magistrados son inamovibles, salvo por juicio político, de acuerdo con el
Título 1v de la Constitución. Su independencia económica está garantizada a
través del art. 94, el cual estipula que la remuneración que perciban no podrá ser
disminuida durante su encargo.
La sen puede funcionar en Pleno o en salas. Para el primer caso se requiere
la asistencia de cuando menos siete ministros, u ocho si el asunto trata de con-
troversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad. El Pleno puede
resolver los asuntos para los que fue convocado o expedir acuerdos a fin de tur-
narlos a las salas y/o a los Tribunales Colegiados de Circuito.
=
E
EE
116 TPArTEm. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
Controversias constitucionales.
ECC Acciones de inconstilucionalidad.
Recursos de revisión contra sentencias de jueces de Distrito y Tribunales
Unitarios, cuando subsiste un problema de constitucionalidad de normas
generales.
< Casos en que las autoridades eludan el cumplimiento de una sentencia de
autoridad federal.
«+ Contradicciones de tesis sustentadas por las salas, por los Tribunales
Colegiados o entre la Corte y las salas del Tribunal Electoral.
nueva norma se puso fin a la incertidumbre producida por la nulidad abstracta, que
abría la posibilidad de anular una elección con base en criterios no explícitos.
El Consejo de la Judicatura
esto es, sólo pueden conocer de los asuntos que se presentan en las zonas geográ-
ficas donde se encuentran. Estos circuitos pueden coincidir con una sola entidad
federativa o comprender el territorio de dos estados. El número de circuitos ha
variado a lo largo del tiempo. Actualmente suman 29 y corresponde al Consejo de
la Judicatura determinar su creación, extensión y especialización por materia.
Los Tribunales de Circuito se dividen en dos categorías —colegiados y uni-
tarios—, que se diferencian tanto por su composición como por su competencia
o tipo de asuntos que resuelven.
Los Tribunales Colegiados de Circuito están integrados por tres magistra-
dos, nombrados y adscritos por el Consejo de la Judicatura, de acuerdo con los
requisitos y procedimientos que establece la ley, por un periodo de seis años.
En caso de que sean ratificados o promovidos a cargos superiores, se vuel-
ven inamovibles, con las dos únicas salvedades de responsabilidad de acuerdo
con el Título 1v de la Constitución, o por llegar a la edad de retiro forzoso (75
años).
Los Tribunales Colegiados son competentes para conocer, entre otros, de:
Las resoluciones se toman por unanimidad o por mayoría de votos de sus inte-
grantes.
Los Tribunales Unitarios de Circuito están integrados por un solo magistra-
do, cubren las materias civil, penal y administrativa, y tienen a su cargo resolver:
<= Los juicios de amparo contra actos de otros Tribunales Unitarios que no
constituyan sentencias definitivas.
semigigt
120 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
criterio o contradicción de tesis, cuando la sen o el TEPJF deciden cuál de dos crite-
rios contradictorios debe prevalecer o emiten uno nuevo, y c) por mayoría de acho
votos de los ministros de la sejn, al resolver una controversia constitucional 0 ac-
ción de inconstitucionalidad (scyn, 2002).
La justicia, según marca la Constitución, debe ser gratuita, pronta y expedita,
conducida por autoridad competente* y ocurrir a través de los procesos judiciales
fijados por la ley, incluida la definitividad de cada una de las etapas previstas
(arts. 17 y 23). Este último principio otorga certeza, pues se refiere por una par-
te al hecho de que en cada etapa de un litigio deben completarse todas las dili-
gencias estipuladas y, por la otra, a que las sentencias emitidas por la autoridad
no deben dejar pendientes para la siguiente instancia asuntos relativos al juicio.
La materialización de estos principios no depende, sin embargo, de su mera
postulación en la Constitución y en las leyes, sino de que existan los recursos hu-
manos y materiales para concretarlos y, desde luego, de las condiciones políticas
y sociales que permitan su observancia.
Como se estableció al inicio de este capítulo, el sistema de impartición de
justicia no se agota en las funciones jurisdiccionales de los órganos que compo-
nen el Poder Judicial, pues a ellos se agregan tanto los poderes judiciales de las
entidades federativas como una serie de órganos encargados de impartir justicia
en materia administrativa y laboral que se encuentran fuera de la esfera del Po-
der Judicial de la Federación?
En particular, la jurisdicción judicial se refiere a las decisiones tomadas por
los órganos del Poder Judicial que atienden las materias civil, mercantil, familiar
y penal. La jurisdicción administrativa la ejercen las autoridades autónomas o
deperidientes del Poder Ejecutivo, que atienden asuntos de carácter fiscal, agra-
rio y militar. La jurisdicción laboral, por su parte, pertenece a los tribunales del
trabajo encargados de resolver los conflictos entre los trabajadores y entre éstos
y los empleadores.
En concordancia con el principio del federalismo, los conflictos y delitos
pueden ser de carácter federal o estatal. Los primeros son atendidos por el Poder
Judicial Federal y los segundos por los poderes judiciales de los estados.
» —
requicren tres sentencias de la Sala Superior o cinco de las salas regionales; éstas, ratifica-
das por la Sala Superior.
Este importante principio supone la eliminación de la justicia por propia mano o la recla-
mación de un derecho a través del ejercicio de la violencia (art. 17).
* Éstos son: el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, la Junta de Conciliación
y Arbitraje, el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, el Tribunal Supcrior Agrario y
los tribunales unitarios agrarios, el Supremo Tribunal Militar y los consejos de Guerra,
y los consejos para menores.
122 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
El recuento sobre los juicios está tomado de la obra ¿Qué es el Peder Judicial de la Fodera-
ción?, Da. ed., elaborado y editado por la Suprema Corte de Justicia, México, 2003.
El Ministerio Público es, en ocasiones, una de las partes del juicio en casos penales o en
delitos que atentan “contra la sociedad” o “el Estado”.
== También son sujetos los testigos y los peritos. Los primeros son personas llamadas a decla-
rar va quienes constan hechos relacionados con los asuntos materia de la controversia. Los
segundos son profesionales especializados que auxilian al juzgador en la tarea de esclarecer
la veracidad de dos datos aportados por las partes.
CaríruLo 5. Er Poner JUDICIAL 123
Cuando una de las partes pierde un juicio en primera instancia y opina que la
resolución o sentencia no se apegó a derecho, puede solicitar que otro juzgador
la revise interponiendo un recurso. Si en segunda instancia la parte afectada con-
sidera que la sentencia fue otra vez injusta, puede promover un amparo directo.
Los juicios pueden versar sobre distintas materias:
Sin embargo, no todos los juicios son de carácter federal. Buena parte de ellos se
sitúa en la esfera de los poderes judiciales estatales. Para que se consideren
124 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
federales deben poseer una de las siguientes tres características: 4) que participe
una autoridad federal como demandada o demandante; 5) que la controversia
legal que origine el juicio esté regulada por una ley federal, y ¿) por mandato
expreso de la ley, esto es, que ésta indique que el juicio debe someterse a la juris-
dicción federal.
Juicio de amparo
El juicio de amparo es el medio a través del cual se protegen tanto las garantías
individuales, como la soberanía de los estados y la esfera de competencia de la
autoridad federal (art. 103). Sc promueve solamente contra leyes y actos
de autoridad y no contra particulares. Puede ser resuelto por cada uno de los tri-
bunales de la Federación.
El juicio de amparo no procede de oficio, sino que debe ser iniciado por la
parte agraviada, esto es, promovido por la parte a quien perjudique el acto o
la ley (principio de instancia de parte). Dado su carácter de juicio extraordina-
rio, antes de solicitar el amparo normalmente es necesario agotar el resto de
las instancias o medios de defensa que prevean las leyes ordinarias (principio
de definitividad). El juzgador encargado de resolver un juicio de amparo debe
limitarse a resolver los actos reclamados a la luz de los argumentos planteados
en la demanda. No obstante, en ciertas ocasiones, como cuando el acto recla-
mado se funda en leyes declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de la
13 Quedan excluidos del juicio de amparo: la expulsión de extranjeros ordenada por el Presi-
dente de la República; las resoluciones que pronuncia el TEPIF en la calificación de las
elecciones de diputados y senadores; la resolución que expida la Cámara de Diputados en
la calificación de la elección del Presidente; las decisiones del Consejo de la Judicatura, con
excepción de las referentes a la designación, adscripción y remoción de jueces y magistra-
dos, y las decisiones del Congreso que suspenden o destituyen a servidores públicos.
ES
E
Controversias constitucionales
Cuando las controversias versan sobre las disposiciones generales de los esta-
dos o de los municipios impugnadas por la Federación, de los municipios impug-
nadas por los estados o entre los poderes de la Federación, de los estados o de los
órganos del Distrito Federal, las resoluciones adoptadas por la sen tienen efec-
tos generales siempre y cuando hayan sido aprobadas por mayoría de ocho votos.
Acciones de inconstitucionalidad
Si la sen declara inconstitucional una norma, ésta queda sin vigencia y tiene efec-
tos generales, esto es, queda sin vigencia y no se le puede aplicar a nadie, cuando se
impugnan las normas de un orden normativo con un ámbito menos general por
los órganos de uno más general —por ejemplo, la Federación impugna las de los
estados o municipios—, o cuando se impugnan normas generales por órganos de
un mismo orden y la resolución es adoptada cuando menos por ocho ministros.
Subsiste la duda de si una reforma constitucional es impugnable por esta vía.
Algunos juristas sostienen que sí; otros argumentan que no es posible, pues el
poder revisor de la ConstiZución no tiene el carácter de parte en las controversias.
14 A pesar de que esta literatura data de hace 50 años, muchos de los elementos reseñados
para explicar la condición del Poder Judicial siguen vigentes, Tal es el caso, particularmen-
te, de la falta de acceso a la justicia por parte de los amplios sectores pobres de las socieda-
des latinoamericanas.
130 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
las áreas en las que los poderes Ejecutivo y Legislativo entran en contacto con
el Judicial, ya sea colaborando y compartiendo funciones, o bien imponiendo
límites y controles.
Coma se dijo antes, las garantías judiciales se establecen para asegurar que el
Poder Judicial sea independiente de toda influencia política y se consideran in-
dispensables para que cumpla sus responsabilidades. Los especialistas están de
acuerdo en que, entre ellas, deben estar incluidas disposiciones referentes a los
métodos de nombramiento, duración de los cargos, procedimientos internos,
mecanismos de destitución e independencia económica (Fix Zamudio, 1988 y
1993; Ovalle Favela, 1987).
Las garantías del Poder Judicial en México, presentes desde la Constitución de
1917, han sido modificadas en repetidas ocasiones y, con escasas excepciones, las
reformas se han encaminado a fortalecer estas garantías liberando a los ministros
y a Otros jueces federales y locales de la interferencia política. Estas reformas han
incluido tanto los mecanismos de designación de los ministros, magistrados y
jueces, como los límites a su remoción y el control del propio Poder Judicial sobre
su funcionamiento interno. Este último fue reforzado notablemente desde la
creación en 1994 del Consejo de la Judicatura, concebido para asegurar la libertad
del Poder Judicial en cuanto a su organización y funcionamiento interno: desig-
nación de jueces, distribución territorial de los distritos y circuitos, distribución de
asuntos en las distintas salas de la Suprema Corte, nombramiento de su presiden-
te y otras normas que regulan la labor cotidiana del sistema judicial. Lo mismo
puede decirse de la independencia económica, garantizada a través de la norma
que impide reducir la remuneración de los ministros de la sejN y de otros inte-
grantes del Poder Judicial.!5
Determinar si este conjunto de garantías asegura la independencia del Po-
der Judicial no es tarea tan sencilla, pues implica hacer juicios de distinto orden.
Primero, si las normas se consideran suficientes para cumplir el propósito para
el que fueron creadas. Segundo, si se observan en la práctica. Y, tercero, si sus
efectos no se anulan por la existencia de otras normas o prácticas dentro del
sistema político.
A juzgar por las propuestas de reforma de los propios juristas y autoridades
del Poder Judicial, así como por aquellas que provienen de los estudios compa-
rados, puede concluirse que aún hay espacio para mejorar las garantías judiciales
existentes en México. Entre las propuestas formuladas cabe mencionar un mayor
4
15 Sin embargo, a diferencia de otras constituciones latinoamericanas, la mexicana no deter-
mina ningún porcentaje anual de gasto federal que deba asignarse al Poder Judicial.
CaríruLo 5. Er PoDEr JuDICIA:
1 Scott :1964: 264) informa de una ocasión en que el Senado intentó rechazar a tres candi-
datos durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho, aunque muy pronto se “corrigió” la
acción.
CaríTuLO 5. Er PODER JUDICIAL 133
N _
Y A principios de 1929 esta tendencia cambió y, tras cinco sentencias en el mismo sentido
contra los terratenientes, se hizo jurisprudencia en favor de la reforma agraria. La jurispru-
dencia sirvió como antecedente para un decreto (1931) y, más tarde, para una reforma
constitucional (1934) que puso fin al derecho de los terratenientes a interponer juicios de
amparo en casos de ejidos contra resoluciones presidenciales que otorgaran o restituyeran
ticrras o aguas.
134 PARTE IL. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
son tan extensos, que la doctrina reconoce que tiene el monopolio de la justicia
penal y que lenta pero definitivamente ha invadido las facultades del Poder Ju-
dicial. Este monopolio significa que el ciudadano no tiene la posibilidad de re-
currir al juicio de amparo o a cualquier otro recurso en caso de que el Ministerio
Público decida no iniciar un procedimiento penal (Orozco Henríquez, 1988, y
Fix Zamudio, 1988 y 1993).
En este ámbito de acción judicial el Ejecutivo también tiene el poder de
conceder indulto a los reos sentenciados por delitos de competencia de los tribu-
nales federales y por delitos del orden común en el Distrito Federal (art. 89,
fracc. XIV).
Por otra parte, hay amplias esferas de la justicia que se encuentran en la ju-
risdicción del Poder Ejecutivo a través de los tribunales especializados. De he-
cho, entre los juristas existe una polémica en cuanto a si estos tribunales deberían
concebirse como parte del Poder Ejecutivo o del Poder Judicial, Quienes consi-
deran que son parte del sistema judicial, basan su opinión en el hecho de que,
habiendo originalmente sido “tribunales de jurisdicción delegada”, ahora son
“tribunales de total autonomía o jurisdicción”. Por el contrario, quienes los ubi-
can en la rama ejecutiva del gobierno argumentan que sus miembros no poseen
las garantías judiciales mínimas para asegurar su independencia.
En México, los tribunales especiales tienen su origen en 1917 en la Junta de
Conciliación y Arbitraje, organismo encargado de resolver disputas laborales y
reconocido como un tribunal de justicia en 1924. A continuación se estableció el
Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, para resolver disputas entre el Po-
der Ejecutivo y los empleados de la Federación. Más tarde, en 1936, se creó el
Tribunal Fiscal de la Federación, con el propósito de anular los actos erróneos de
la administración pública y resarcir los desaciertos cometidos por sus autorida-
des. En 1971 se instituyó el Tribunal Administrativo del Distrito Federal, con el
fin de resolver controversias surgidas de los actos administrativos del gobierno
capitalino, y en 1987 se creó el Tribunal Federal Electoral, para revisar los resul-
tados electorales. Finalmente, por iniciativa presidencial, en 1992 se creó el Tri-
bunal Superior Agrario para tratar casos atrasados de reforma agraria.
Juzgar la función y ubicación de todos estos tribunales es una tarea contro-
vertida. Desde el punto de vista técnico, los tribunales especializados tienen
ciertas ventajas: “conocimiento especializado, tratamiento más expedito de las
disputas y procedimientos menos formales” (Biles, 1976: 298). Incluso podría
argumentarse que “la mayor parte de las cortes de este tipo fuc creada por la
pasividad adoptada por el sistema judicial federal, siempre que esta rama decli-
naba la jurisdicción en asuntos que eran objeto de jurisdicción” (González Oro-
peza, 199: 23).
CAPíTULO 3. Er PODER JUDICIAL 135
magistrados por parte del Congreso (a través de boletas secretas y mayoría abso-
luta de votos), Más tarde la selección sería por nominación presidencial y ratifi-
cación del Senado. También en 1928, una reforma del art. 111 confirió al Ejecuti-
vo el derecho de requerirle a la Cámara de Diputados la destitución de
magistrados y otros jueces por “mala conducta”, misma que no fue abolida sino
hasta 1982. En 1931 se suprimió el recurso de amparo contra decisiones presi-
denciales que otorgaran o restituyeran tierras y aguas a los ejidos. Este decreto se
incorporó a la Constitución en 1934 y fue atenuado en 1947. En 1934 una refor-
ma al art. 94 reemplazó el encargo vitalicio por periodos de seis años que coin-
cidían con los presidenciales (abolida en 1944).
Finalmente, la ampliación de los tribunales especiales, iniciada con la crea-
ción de una junta para resolver controversias en la esfera laboral en 1917 y con-
cluida con los tribunales agrario y electoral a principios de la década de 1990,
redujo aún más la esfera de autoridad del Poder Judicial.
A estos cambios en la legislación se sumó, desde luego, el monopolio del
partido del Presidente sobre la totalidad de los cargos de elección popular que,
en sí mismo, anulaba en la práctica el principio de división de poderes y de pesos
y contrapesos.
En estas circunstancias, no es de extrañar que durante la mayor parte de la
historia del siglo Xx mexicano no se hayan registrado mayores confrontaciones
entre el Poder Judicial y las otras dos ramas de gobierno.
De aquí que el sistema judicial mexicano —en especial la Suprema Corte de
Justicia— haya sido clasificado como estable pero no activo. Estable, en el senti-
do de que no ha experimentado ataques directos a su integridad a manos de un
Ejecutivo arbitrario o por la instauración de un régimen militar. No activo, por-
que no intenta implementar ni cambiar políticas públicas básicas iniciadas y
apoyadas por el gobierno (Verner, 1984).
La situación descrita hasta aquí comenzó a cambiar conforme el sistema
político fue democratizándose y de manera más radical a partir de la profunda
reforma constitucional de 1994, que modificó de manera importante la organi-
zación del Poder Judicial y amplió y reforzó tanto las garantías judiciales como
las facultades de la Corte en tanto tribunal constitucional, para dejarlas estable-
cidas como se describió en las secciones anteriores de este capítulo.
Además del reforzamiento de las garantías judiciales —remuneración, du-
ración y estabilidad en el cargo—, que como se dijo son condición necesaria
para que el Poder Judicial goce de autonomía e independencia, la reforma de
1994 tuvo como propósito descargar el trabajo de la seyn para limitarlo esencial-
mente a la materia constitucional. De esta manera, funciones antes desempe-
ñadas por la Corte pasaron a otros órganos del Poder Judicial. Por ejemplo, la
CaríTUuLO 5. EL PODER JUDICIAL 137
Conclusiones
Es innegable que para la última década del siglo xx puede hablarse de un Poder
Judicial renovado tanto en su estructura como en su ámbito de competencia y
0 De acuerdo con la Zey Orgánica del Poder Judicial, las sesiones serán privadas cuando así lo
disponga el Pleno, en particular, aquellas que tengan por objeto tratar los asuntos respecto
del propio funcionamiento interno de la Corte y de la relación de ésta con los otros órga-
nos del Poder Judicial.
sra ON eeroateto
|
138 Parte 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
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Páginas electrónicas
OBJETIVOS
Conocer:
Dos o más órdenes de gobierno que actúan directamente sobre los ciudadanos.
Distribución formal de la autoridad legislativa y ejecutiva.
Reparto de las ingresos fiscales entre los órdenes de gobierno.
Normas para la representación de las distintas visiones regionales en la política
federal, normalmente asegurada mediante la Cámara de Senadores. E
=> Constitución escrita y suprema que puede ser cambiada sólo con el
consentimiento de una proporción significativa de los estados miembros
re la Federación.
=> Cortes judiciales que arbitran para solucionar las disputas entre los órdenes de
gobierno.
Procesos e instituciones para conducir la colaboración intergubernamental en
“as áreas de responsabilidad compartida.
Gobierno
federal
Gobierno
Gobierno federal
estatal
JERÁRQUICO TRIPARTITA
Gobierno
estatal
/ Gobierno y
| federal |
! Gobierno
| municipal
ODIEOEDOOIONEAV
DUAL
AUTE ESP
Aun cuando centralismo y federalismo son en teoría los dos modelos de or-
ganización política y territorial de los estados nacionales, en la práctica encontra-
mos gobiernos centralistas cuyas unidades subnacionales alcanzan grados muy
considerables de descentralización y autonomía en la toma de decisiones (Gran
Bretaña), y gobiernos federales que reportan grados de centralización y concen-
tración de funciones más acentuados que en los estados unitarios (Rusia).
Por otra parte, hay estados-nación que combinan características de los dos
modelos. Tal es el caso de aquellos con gobiernos centrales, como España, que
mantiene regiones autónomas con poderes de autogobierno.
Finalmente, tal como ocurre con los tipos ideales de presidencialismo y par-
lamentarismo, la práctica enseña que no hay dos sistemas federales o unitarios
iguales. Cada país adopta diversas modalidades y dota a los gobiernos centrales
y locales de distintas facultades de acuerdo con su historia y características.
En el continente americano sólo seis países han adoptado el modelo federa-
lista: Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Brasil y Colombia.
«1a fue escrito por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay entre 1787
| se considera la mejor exposición y defensa de este sistema.
7 Para 1623 existían 23 diputaciones provinciales, y cada una de éstas enviaría a sus legisla-
dores al Congreso Constituyente de 1824.
CAPÍTULO 6. SISTEMA FEDERAL 145
E
|
146 PARTE II. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
No fue sino hasta 1983, con la reforma al art. 115, que se implantaron una
serie de medidas administrativas enfocadas en la descentralización de ciertas
políticas públicas, y más tarde, con el cambio en la distribución del poder políti-
co producto de la transición democrática, poco a poco fueron cobrando vida el
federalismo y el municipalismo.
Los estados están obligados a dividir el ejercicio del poder público en las mismas
tres ramas de gobierno que la Federación: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Igual-
mente, están sujetos a la elección directa de sus gobernadores, congresos y ayun-
tamientos; a la conducción de las elecciones a través de órganos autónomos, y a
la observancia del principio de no reelección.
El Poder Ejecutivo estatal se constituye y organiza de manera similar al fe-
deral, y se deposita en un gobernador electo popularmente por un periodo de scis
años, Al margen de los requisitos establecidos por cada una de las constituciones
locales, la Constitución general exige que los gobernadores sean ciudadanos mexi-
canos por nacimiento y nativos del estado o con residencia efectiva no menor a
cinco años inmediatamente anteriores al día de la elección.
En cuanto a la reelección, la situación es distinta, pues la prohibición está
estipulada para los gobernadores “cuyo origen sea la elección popular”. Se en-
tiende entonces que quien hava sido gobernador sustituto, interino o provisional,
podrá volver a ocupar el cargo por la vía electoral aunque no para el periodo in-
mediato (art. 116, fracc. 1, inc. 2).
Al igual que el jefe del Ejecutivo federal, el estatal tiene la facultad de pre-
sentar iniciativas de ley ante los congresos locales y la obligación de publicar y
hacer cumplir tanto las leyes locales como las federales. Posee también el poder
de veto, cuvo efecto es suspender la entrada en vigor de una ley aprobada por la
legislatura local, aunque ésta conserva Ja facultad para superarlo con el voto de
dos tercios de los diputados presentes,
Asimismo, los mandatarios locales son, a través de sus secretarios o directo-
res de Seguridad Pública, los jefes de la policía, y tienen el mando de la fucrza
pública del lugar donde residen los poderes del estado.
Los poderes ejecutivos estatales se estructuran a partir de sus propias leves
orgánicas, que definen el número y las atribuciones de las dependencias adminis-
trativas a su cargo. Éstas se dividen en secretarías, organismos descentralizados y
empresas públicas propiedad del gobierno estatal.
Los poderes legislativos de los estados son ejercidos por los congresos loca-
les, cuya organización es unicameral, El número de diputados que conforma
cada legislatura estatal es muy variable (entre 21 de Baja California Sur y 75 del
Estado de México), pero su elección debe regirse por tres normas básicas esta-
blecidas por la Constitución federal: elección directa, no reelección inmediara y
combinación de los principios de mayoría relativa y representación proporcional.
Esto último tiene el propósito de garantizar la representatividad y pluralidad del
órgano legislativo.
148 PARTE 11. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
ciertas condiciones, por ejemplo, que los magistrados de los tribunales superio-
res reúnan los mismos requisitos señalados para los integrantes de la Suprema
Corte, y que las constituciones y leyes orgánicas de los estados garanticen la
independencia de jueces y magistrados a través del establecimiento de condi-
ciones para el ingreso, formación y permanencia de quienes sirvan en los pode-
res judiciales.
En términos generales, el Poder Judicial de los estados incluye al Tribunal
Superior, que goza de la facultad genérica jurisdiccional para resolver los casos
de aplicación de las leyes federal y local, y a los juzgados inferiores, que conocen de
asuntos de índole civil y penal. Tal como ocurre en el nivel federal, las sentencias y
resoluciones de estos últimos pueden ser revisadas por el Tribunal Superior.
Adicionalmente, los estados cuentan con tribunales especializados, como las
juntas locales de conciliación y arbitraje, encargadas de aplicar las leyes laborales;
los tribunales electorales, o los de lo contencioso administrativo, que dirimen las
controversias entre la administración pública local y los particulares.
Los órganos autónomos completan la estructura política de los gobiernos
estatales. Por ley se deben incluir entre estos organismos a las comisiones de
derechos humanos y a los institutos electorales y de transparencia y acceso a la
información.
Además de la división del ejercicio del poder en las ramas de gobierno, las
entidades están obligadas a dividirse territorialmente a partir del municipio, que
es el tercer orden de gobierno reconocido por la Constitución,
El art. 115 otorga personalidad jurídica a los municipios y señala que serán
gobernados por ayuntamientos de elección popular, cuyos integrantes no po-
drán ser reelegidos para el periodo inmediato. Los ayuntamientos son enton-
ces los órganos colectivos de gobierno que conducen el nivel municipal, y como
tales sc integran por síndicos y regidores que son electos por el principio de pro-
porcionalidad.
Los ayuntamientos no están facultados para legislar, pero tienen atribucio-
nes reglamentarias y pueden aprobar y emitir bandos de policía y gobierno, re-
glamentos, circulares y disposiciones para organizar la administración pública
municipal, regular las funciones y servicios públicos de su competencia y ascgu-
rar la participación vecinal.
La Constitución fija claramente las funciones y los servicios a cargo de los
municipios:
Las reformas más profundas al art. 115 tuvieron lugar en 1983, 1994 y 1999, y
con ellas se ororgó a los municipios autonomía legal y la facultad de asociarse
para la prestación de ciertos servicios públicos. También se elevaron a rango
constitucional las normas sobre la desaparición de los ayuntamientos y la revo-
cación del mandato de sus miembros; se establecieron las características de su
régimen hacendario; se les hizo beneficiarios directos de las transferencias de
recursos de la Federación, y se instauró el sistema de representación proporcional
para integrar los ayuntamientos.
En cuanto al régimen hacendario, el art. 115 establece que los municipios
administrarán libremente su hacienda, la cual se compone del rendimiento de
los bienes que le pertenecen, de las contribuciones (propiedad inmobiliaria e
ingresos por prestación de servicios) y de los ingresos que las legislaturas estata-
les establezcan en su favor.
% De hacienda pública.
% Electoral.
4 De administración pública local.
% Civil y penal.
44 De participación ciudadana.
s De protección civil, salud, educación, prevención social y deporte.
:5 De planeación, fomento cconómico, desarrollo urbano, medio ambiente,
vivienda, vía pública y patrimonio.
4 De prestación y concesión de servicios públicos.
CaríTULO 6. SISTEMA FEDERAL 153
El régimen de competencias
El principio que guía al federalismo mexicano indica que todo aquello para lo
que no esté expresamente facultado el gobierno federal se reserva a los estados.
Se entiende que en caso de que las autoridades federales ejercieran alguna potes-
tad que no les hubicse sido expresamente conferida, estarían incurriendo en una
extralimitación de sus funciones y los actos derivados de ella serían nulos. A este
modelo se le conoce como residual.
De entre estas facultades cabe destacar la relacionada con el poder del Senado
para nombrar gobernador provisional en el estado donde se considere que han
desaparecido todos los poderes constitucionales. En la práctica, y dado el someti-
miento del Senado al Ejecutivo, tal atribución se tradujo durante la mayor parte
del siglo xx en un instrumento para que el Presidente en turno removiera al go-
bernador que no se plegara a sus designios o como forma de resolver a su conve-
niencia conflictos internos de alguna entidad. El uso y abuso de esta facultad se
refleja en el hecho de que desde 1917 se ha recurrido a ella en 61 ocasiones.
A pesar de que en el sistema mexicano a la Federación sólo le está permitido
ejercer las facultades expresamente señaladas en la Constitución, los constitucio-
nalistas reconocen otro conjunto de facultades llamadas implícitas. Éstas derivan
del art. 73 constitucional, que señala que el Congreso tiene la potestad de expe-
dir todas las leyes que sean necesarias para hacer efectivas las facultades expresas.
Sin embargo, se entiende que los poderes federales no pueden recurrir a este tipo
de facultades sin la intervención del Congreso; que su existencia se explica sólo
en función de las facultades expresas, y que su ejercicio sólo puede manifestarse
mediante leyes y no por medio de decretos.
bp
+ Para una discusión detallada de las condiciones sobre el ciercicio de las facultades implíci-
Tas, véase Elisur Arteaga (2008: 482-483).
154 TPArrE1Nn. EsTRUCTURA DE GOBIERNO
Del Congreso de la Unión hacia los estados. El poder para formar nuevos es-
tados dentro de los límites de los existentes y para resolver problemas limitrofes
entre ellos (art. 73, fraces. 111 y 1); el poder para fijar la participación en el ren-
dimiento de las contribuciones especiales establecidas por el Congreso (art. 73,
fracc. XXTX), y para expedir leyes que establezcan las bases de coordinación entre
Federación, estados y municipios en diversas materias como protección civil,
turismo y medio ambiente.
como constituirse en jurado de sentencia para conocer en juicio político las faltas
u omisiones que cometan gobernadores, legisladores locales, magistrados de los
tribunales superiores y los miembros de los consejos de las judicaturas locales.
Del Poder Ejecutivo hacia los estados. La facultad de suspender las garantías
que fuesen obstáculo para hacer frente rápida y fácilmente a una situación de
invasión o perturbación grave de la paz pública (art. 29), y el poder para interve-
nir en defensa de un estado por sublevación o trastorno interior o invasión
externa, a solicitud de la legislatura local o del gobernador si ésta no estuviese
reunida (art. 119).
Del Poder Judicial hacia las entidades federativas. La potestad para resolver
las controversias constitucionales entre los estados y la Federación, la Federación
y un municipio, entre dos estados, entre un estado y un municipio, entre dos
municipios o entre los poderes públicos de un mismo estado (art. 105, fracc. 1);
el poder para resolver las acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto
plantear la contradicción entre una norma de carácter general y la Constitución y
que havan sido ejercidas por 33% de algún congreso estatal (0 la ALDF) en contra
de leyes expedidas por el propio congreso local (art. 105, fracc. 11), y la facultad de
resolver, en última instancia, los conflictos sobre límites territoriales entre dos
estados cuando éstos no puedan zanjarlos entre ellos.
De las legislaturas locales hacia los municipios. El poder para fijar el porcen-
traje correspondiente a los municipios en sus ingresos por concepto del impuesto
sobre energía eléctrica (art. 73, fracc. XXIX) y para suspender ayuntamientos y
suspender o revocar el mandato de alguno de sus miembros (art. 115, fracc. 1).
158 PARTE IT. ESTRUCTURA DE GOBIERNO
Comercio exterior,
“+ Aprovechamiento y explotación de los recursos naturales.
CAPÍTULO 6. SISTEMA FEDERAL
Una vez ingresados en sus haciendas, los estados pueden disponer de los recursos
provenientes de las participaciones de acuerdo con el presupuesto aprobado por
sus legislaturas, y la rendición de cuentas sobre ellos no corresponde a la Federa-
ción. En contraste, los fondos provenientes de las aportaciones federales para
entidades y municipios (ramo 33) no pueden ser gastados libremente por estos
órdenes de gobierno, ya que el Presupuesto de Egresos de la Federación los des-
tina a rubros específicos, esto es, los “etiqueta”. Lo mismo ocurre con los recursos
derivados de los ingresos por convenios específicos, los cuales sí son fiscalizables
por la Federación.
Por su parte, los ingresos municipales provienen también de tres fuentes:
UAÓO UNDER
En 1947 se aprobó la Ley de Ingresos Mercantiles, que sustituyó los impuestos estatales so-
Dre el comercio y la industria. Esta norma no cerró la puerta para que los estados que no
ren coordinarse cuvieran su propia ley y pudieran seguir en el esquema de la concu-
rencia. La mirad de las entidades 1ederativas tomó esta opción.
—]—————]—_—;—;]o—o——R
CAPÍTULO 6. SISTEMA FEDERAL 161
tes de los ingresos, muestran la autonomía real de los órdenes de gobierno local. En
el caso mexicano, la dependencia de estados y municipios es muy acusada.
Las figuras 6.2 y 6.3 dan cuenta de la dependencia económica de los estados
que ha privado en México, así como de la muy reciente pero todavía insuficiente
evolución hacia un mejor equilibrio en materia de gasto, mas no de ingreso. De
aquí que se siga generando lo que Enrique Cabrero denomina el fenómeno de la
pereza fiscal de los estados.
100
90
—*— Federal
10 —— Estatal
30 A a Municipal
10 _. Y E
E La ET
u) Las T 7 TT T T
L 1983 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2005
-—- > —.
—*-— Federal
40 —— Estatal
¡e Municipal
59.80%
60%
54,74%
50%
1 Ingreso Casto
Conclusiones
El federalismo ha sido letra muerta durante la mayor parte de la historia inde-
pendiente de México: en el siglo x1x, debido a la gran inestabilidad política y a
la precariedad económica en que vivió el país, y durante el siglo xx, por el pro-
vecto centralizador, las deformaciones que sufrió el sistema presidencial y más
concretamente por el monopolio del partido del Ejecutivo sobre el conjunto de
los puestos de elección popular. El resultado fue un centralismo acendrado y la
subordinación política de los gobernadores y presidentes municipales al gobier-
no federal.
El proyecto centralizador fue acompañado de cambios en la legislación que
en forma paulatina concentraron el poder en la Federación, a expensas de los
estados y municipios.
CAPÍTULO 6. SISTEMA FEDERAL 163
Así, a pesar de que el art. 124 estableció que toda facultad que no estuviese
expresamente atribuida a la Federación se entendía reservada a los estados, la
realidad es que prácticamente todas las atribuciones para legislar estuvieron y
están concentradas en el Congreso de la Unión, y prácticamente todos los asun-
tos de la administración pública están centralizados en la Federación.
Por su parte, la anulación de la competencia electoral, el poder del Presiden-
te en turno para definir las candidaturas a los gobiernos estatales y su facultad
informal para deponer a los gobernadores, impidieron cualquier viso de autono-
mía e independencia política a los ejecutivos locales.
En las dos últimas décadas del siglo xx la transición democrática terminó
con la subordinación política de los poderes estatales respecto del centro. Gober-
nadores, diputados locales y presidentes municipales dejaron de deber sus pues-
tos al Presidente en turno y su fururo político pasó a depender cada vez más de
la voluntad de los electores. La democracia dio pluralidad y autonomía política a
los órganos de los gobiernos locales y los convirtió en contrapeso y actores cen-
trales del proceso de toma de decisiones, así como de la implementación de las
políticas públicas.
35
304-—- —
23H
2041
E o om
F 1H - PAN
TT MPRD
0
1988 1994 1997 2000 2006
Fuente: Banamex.
que abarque tanto las atribuciones como las responsabilidades de los gobiernos
estatales.
En los hechos, los gobiernos de los estados se han convertido en un factor
real de poder y su cooperación, tanto para la implantación de las políticas públi-
cas federales como para el proceso legislativo, se ha tornado indispensable. No
obstante, la ampliación del poder de los gobernadores no ha ido acompañado de
mayores responsabilidades ni de una mayor rendición de cuentas hacia la ciuda-
danía.
Quizá el ejemplo más claro de esta situación sea el aumento de recursos
transferidos 4 los estados y la creciente descentralización del gasto sin la conse-
cuente asunción de obligaciones tributarias. Esta realidad se ha visto agravada
por el hecho de que la descentralización y las mayores transferencias se han ope-
rado no con base en criterios de eficiencia y efectividad o de equidad y justicia
distributiva, sino a partir de consideraciones políticas: la entrega de recursos sin
etiquetar y sin fiscalizar a cambio de apoyo a las iniciativas y proyectos del go-
bierno federal.
Más aún, a pesar de la creciente democratización electoral y la consecuente
pluralización de los órganos de representación popular, persiste una realidad en
la que los gobernadores —a diferencia del Ejecutivo Federal— tienen pocos
contrapesos a su poder y muy bajos niveles de rendición de cuentas.
2500
2000 1-1
1500 + m— a PRI
1000 + PAN
E PRD
500
. Otros
a ! Ez
1988 1994 1997 2000 2006
Así, fenómenos que han disminuido sensiblemente o que incluso han desa-
parecido en el nivel federal, como la subordinación de los tribunales superiores,
institutos electorales, comisiones de derechos humanos y órganos de vigilancia
presupuestaria (auditorías superiores), aún persisten en los estados.
La agenda del federalismo para cl siglo que comienza es amplia. Urge cn
primer lugar un rediseño del sistema de competencias en el que sc devuelva a
los estados facultades en diversas áreas de la administración pública para que
ellos decidan e implanten legislación y políticas públicas de acuerdo con las nc-
cesidades de su población, entre ellas turismo, deporte, medio ambiente, fomento
agropecuario, vías de comunicación, atención a la juventud, fomento económi-
co y vivienda. Asimismo, es necesario que en las materias que se mantengan
como concurrentes se hagan explícitas las tareas que correspondan a cada orden
de gobierno v se eliminen la duplicidad de funciones y la existencia de estructu-
ras burocráticas paralelas. Igual rediseño correspondería a la división de labores
y responsabilidades entre los gobiernos estatales y municipales.
En segundo lugar, se impone la revisión del federalismo fiscal o hacendario
para otorgar reconocimiento constitucional —facultades y obligaciones— en
materia impositiva al ámbito estatal y para generar el vínculo necesario entre
quien contribuye y quien recibe los beneficios. En particular, debiera hacerse
explícita la potestad tributaria de los estados tanto en lo que hasta hoy son los
rubros exclusivos para la Federación como en los concurrentes. Incluso, es nece-
sario analizar la conveniencia de otorgar facultades a los estados para establecer
contribuciones al consumo y a la prestación de servicios. Desde luego, cualquier
proyecto de reforma al federalismo fiscal debe atender los principios de equili-
brio y equidad entre los estados que integran la Federación, en particular porque
México es una nación marcada por fuertes disparidades en ingreso, mínimos de
bienestar y desarrollo.
En tercer lugar, y como precondición para el éxito de un federalismo tri-
partita en el que estados y municipios recobren facultades y soberanía, es preciso
encontrar los mecanismos para elevar las competencias profesionales de los fun-
cionarios locales que, o bien por el centralismo que ha caracterizado al país, o bien
por las condiciones de atraso en que se encuentran muchos de los estados y mu-
nicipios, se dejaron de desarrollar. Sin el fortalecimiento de las capacidades eco-
rca
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Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, www.inafed.gob.mx
Parte dee
Sistema político y elecciones
Capítule 7
Sistema electoral y de partidos
ORIETIVOS
Conocer:
Cumplidos estos requisitos, la voluntad popular, expresada a través del voto, re-
quiere un complejo entramado institucional que defina la manera de organizar
tanto al conjunto de ciudadanos que tienen derecho de elegir a las autoridades
como 4 aquellos que buscan representar a esa ciudadanía. Exige también mecanis-
mos y fórmulas para traducir los votos en escaños, a fin de conformar el Poder Le-
gislativo, y para ocupar los cargos en el Poder Ejecutivo tanto a nivel federal como
estatal, Para ello, las democracias sc valen de los sistemas electoral y de partido.
regímenes presidenciales.
La fórmula más difícil e inestable en términos de gobernabilidad es la que
47
Lo que queda fuera de duda es que los sistemas electoral y de partidos sí son
factores que contribuyen a determinar la representatividad, el desempeño y la es-
tabilidad de los regímenes en atención a la distribución del poder que producen.
b ——
2 Destacan entre los partidos creados durante el porfiriato: el Partido Científico (1892), el
Club Liberal (1900) v el Partido Reeleccionista (1908).
174 PARTE II. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
——Ñ¡ A
PARTE III. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
< El poder para determinar las reglas electorales y, por tanto, la capacidad de
moldear el sistema de representación.
= La facultad de contar los votos y, por ende, la capacidad de determinar los
resultados.
“+ La prerrogativa de calificar las elecciones y, en consecuencia, el poder para
decidir la legalidad de las elecciones.
>
* Tos motivos para la negación o cancelación del registro iban desde que no estaban debi-
damente constituidos los órganos internos de los partidos, carecían de oficines permanen-
tes 0 110 habían sostenido una asamblea, hasta que no se había actuado “pacíficamente” o
no se reeperaban las instituciones.
CArPíTULO 7. SISTEMA ELECTORAL Y DE PARTIDOS 179
94 97 94 94 94 9
PRI
Opasicián
CJ PRI
[4 Oposición
X
S
LA
=
sit
180 PARTE II. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
* En 1990laley se modificó y las juntas distritales comenzaron a ser elegidas por insaculación
entre los ciudadanos de cada sección electoral.
182 PARTE HI. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
gobierno y su partido para alterar los resultados, tanto durante la jornada electo-
ral como enla etapa del cómputo, continuaba siendo muy amplio.
El método adoptado para la validación de las elecciones fue otro instrumento
de control. Desde 1946 hasta 1993 prevaleció el método de la autocalificación.
Esto quiere decir que la Cámara de Diputados calificaba la elección de sus pro-
pios miembros y la del Presidente, mientras que el Senado calificaba la propia. En
1977 cambió ligeramente el mecanismo, aunque la autocalificación permaneció
como método: el art. 60 de la Constitución facultó a la Cámara para calificar la
elección de sus miembros erigiéndose en Colegio Electoral, compuesto de 60
representantes de mayoría y 40 de representación proporcional.
En 1993 se eliminó la autocalificación para el Congreso, y la calificación de
sus miembros se transfirió al 1FE, mientras que la del Presidente permaneció en
manos de la Cámara de Diputados recién electa.
El cuasimonopaolio del Pr1 en el Congreso generó una tasa de casi 100% en
la calificación de las elecciones desde 1946. Evidentemente no hay casos de in-
validación de una elección presidencial y, en el ámbito federal, hasta hace muy
poco fueron mínimas los casos de descalificación de diputados y senadores. Sin
embargo, es importante señalar que las elecciones de Carlos Salinas en 1988 y
de Ernesto Zedillo en 1994 recibieron la calificación únicamente con los votos de
la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso.
Otro instrumento de control fue el de la justicia electoral, también en manos
del Poder Ejecutivo. Un sistema electoral sin medios de impugnación y sin ór-
ganos autónomos e independientes resulta injusto y poco confiable.
El derecho electoral comparado muestra al respecto la prevalencia de dos
modelos de justicia electoral: el que la sitúa en el ámbito del Poder Judicial (Es-
tados Unidos, Reino Unido, Alemania, Argentina y Brasil) y el que la confiere a
tribunales especializados (Costa Rica, Nicaragua y Chile) (Aguirre ez a/., 1995).
La Constitución de 1917 autorizaba a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (scjN) para investigar violaciones “del voto” a solicitud del Ejecutivo, el
Congreso o un gobernador. Como consecuencia de las numerosas protestas por
irregularidades electorales, la ley se modificó, y en 1949 la sc7N quedó excluida
de toda controversia electoral. A partir de entonces, la institución encargada de
investigar conflictos electorales pasó a ser la Procuraduría General de la Repú-
blica, un órgano del Ejecutivo.
En 1977 otra reforma volvió a introducir la función de la scJN, pero ésta se
climinó 10 años más tarde (1987) con la creación del Tribunal de lo Contencio-
so Electoral. Éste fue el primer tribunal electoral especializado, pero la reforma
puso especial cuidado en asegurar que quedara bajo control del partido mayori-
tario, y más tarde del Ejecutivo. En 1987 el Tribunal se integró con nueve
CAPÍTULO 7. SISTEMA ELECTORAL Y DE PARTIDOS 183
—
t La creación de dos etapas para todas las controversias.
+
+ Autoridad para revisar el proceso de calificación y la calificación misma.
<= Intervención de los tres poderes de gobierno en la selección de los miembros
del Tribunal.
Irrevocabilidad de las resoluciones dictadas por el Tribunal.
S La intención de esta reforma era que aun con una votación relativamente baja (35%. <c
evitara la necesidad de que el PRI tuviese que construir alianzas parlamentarias.
SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
64
£ 80 60
ri
= 0
[e
$ 40
¡ 3 20
0
1979 1982 1985 1988 1991 1994
año
[] PRI Oposición
L.
Figura 7.3 Composición de la Cámara de Diputados (1979-1994).
CAPÍTULO 7. SISTEMA ELECTORAL Y DE PARTIDOS 187
Conclusiones
En este capítulo se analizaron las reformas electorales como un instrumento privi-
legiado al que recurrió el régimen para enfrentar simultáncamente las amenazas a
la estabilidad del sistema y sus necesidades de adaptación. Igualmente, se examinó
su impacto sobre la competencia electoral y el sistema de representación.
En primer término, las reformas a los sistemas electoral y de partidos apro-
badas desde que se promulgó la Ley Electoral de 1946 cumplieron los propósitos
de legitimar el sistema, enfrentar las demandas sociales de mayor pluralidad y
encauzar institucionalmente la participación política. Estas reformas allanaron
el camino para que crecieran y se fortalecieran los partidos de oposición, así
como para equilibrar las condiciones de la competencia y transformar el sistema
de representación.
En la figura 7.4 se muestran claramente las consecuencias de las reformas en
el sistema de representación política.
México pasó así de contar con un sistema de partido hegemónico con bajos
niveles de competencia, ofertas políticas reducidas y escasas posibilidades de acce-
der al poder, a un sistema pluripartidista, competitivo y en el que las fuerzas políti-
cas reconocían la vía electoral como medio legítimo y creíble para acceder al poder.
A pesar de los avances, subsistía entre los partidos y la sociedad organizada
la convicción de que el sistema electoral adolecía todavía de particularidades que
| o]
| F T T L L
impedían situar a México como una democracia electoral plena, dada la preva-
lencia de tres características:
a) Las instituciones electorales seguían bajo cl control del Ejecutivo.
b) Las condiciones de la contienda seguían siendo incquitativas, pues daban al
partido en cl gobierno ventajas inadmisibles.
£) La sobrerrepresentación del partido mayoritario continuaba siendo muy ele-
vada.
Todas estas condiciones militaban contra la posibilidad real de la alternancia en
el poder.
Las reformas electorales de 1996 se ocuparían de cada uno de estos aspectos.
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pdf
CAPÍTULO 7. SISTEMA ELECTORAL Y DE PARTIDOS 189
FDN 0 0 0 0 0
(PPS, PARM, PECRN,
Otras coaliciones
| —— .
Total de asientos 400 400 400 500 500 500
rales.
Obligación de registro para partidos políticos.
Creación de la Comisión Federa! de Vigilancia Electoral;
la preparación, vigilancia y desarrollo de las elecciones
queda bajo la supervisión y responsabilidad del gobierno
federal.
Elaboración del padrón electoral.
Autocalificación de las elecciones:
% Los diputados califican la elección de presidente y la
propia.
% Los senadores califican la propia.
1951 Ampliación de las facultades de la Comisión Federal de
Vigilancia Electoral.
% Se le otorga la facultad de otorgar, negar o cancelar el
registro a los partidos.
1963 Establecimiento de la representación política de las
Continuación)
F . Ai ,
Reforma. Principales cambios
electoral
1977 Constitucionalización de la figura de partidos políticos
.
como entidades de interés público.
Promulgación de la Ley Federal de Organizaciones
-»
Políticas y Procesos Electorales (10PPE).
% Reducción del porcentaje de votación para conservar
el registro (de 3 a 1.5%).
* Creación de las figuras de Asociaciones Políticas
Nacionales, frentes y coaliciones.
% Doble fórmula para obtener el registro: condicionado
y definitivo.
% Nueva composición de la cre: secretario de Goberna-
ción, un representante de cada cámara del
Congreso, un notario público y un representante
por partido.
Admisión del recurso lega! para impugnar los resultados
de las elecciones (ante la Suprema Corte de Justicia de
la Nación contra las resoluciones de la Cámara
de Diputados erigida en Colegio Electoral).
Introducción del primer sistema de financiamiento público.
1986-1987 H Ampliación de la Cámara de Diputados (de 300 a 500
diputados: 300 de mk y 200 de r»).
Derecho del partido mayoritario al reparto de diputados de RP. :
Incorporación de la “cláusula de gobernabilidad” (garantía
de mayoría absoluta en la Cámara de Diputados al partido
mayoritario).
Tope de 70% de asientos en la Cámara de Diputados para
un solo partido.
Cambio en la composición de la CFF: los partidos se repre-
sentan con base en el porcentaje de votación.
Creación del Tribunal de lo Contencioso Electoral (Tricocl)
como órgano autónomo con facultades para revisar los
actos de naturaleza administrativa.
1989-1990 Modificación de la cláusula de gobernabilidad (35%
.
| como porcentaje necesario de votos para que opere).
4 Ningún partido podrá tener más de 350 diputados.
(Continúa)
o
o
(Continuación)
electoral
(Continuación)
OBJETIVOS
Conocer:
Pero no fue sino hasta la reforma de 1996 que se dio un gran salto cualitativo
para alcanzar condiciones de mayor democracia.
El PRI no pudo sostener más un sistema del que todavía recibía privilegios
inadmisibles en una democracia electoral. Dos principios guiaron esta reforma: la
equidad en la competencia y la certeza y confianza en los procesos electorales.
A raíz de las polémicas elecciones de 2006, los legisladores de todos los gru-
pos parlamentarios impulsaron una nueva reforma —aprobada en 2007— en la
que se persiguieron distintos propósitos:
El marco electoral
La Constitución establece como derecho (art. 35) y obligación? (art. 36) de los ciu-
dadanos mexicanos el ejercicio del voto en las elecciones para integrar los órga-
nos de representación popular del Estado. Igualmente establece el derecho a ser
votado.
Como toda prerrogativa, tanto el derecho a votar como el de ser votado están
limitados. Aunque el sufragio es universal? libre, secreto, directo, personal e in-
transferible, para su ejercicio tienen que cumplirse ciertos requisitos, El primero
exige ser ciudadano, condición que la Constitución define como el universo de
personas que teniendo la calidad de mexicanos, hayan cumplido 18 años y “tengan
b
1 Al final de este capítulo puede consultarse el anexo con los principales cambios introduci-
dos en las reformas de 1996 y 2007.
2 En México, a diferencia de otros países, la obligación de votar no es exigible ni lleva apa-
rejada sanción alguna.
El derecho al voto de la mujer no fue conquistado sino hasta 1956.
198 PARTE ti11. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
Partidos y candidatos
p—..—
La reforma de 2007 tuvo el acierto de prohibir la intervención de organizaciones gremiales
o con objeto social diferente en la creación de partidos, y cualquier forma de afiliación
corporativa.
Llegado el caso, el 1FF dispondrá de lo necesario para que sean adjudicados a la Federación
los recursos, bienes y remanentes del partido que pierda su registro. Esta nueva disposición
puso fin a una situación en la que los dirigentes o militantes de partidos disueltos conser-
vaban recursos que no les pertenecían.
CAPÍTULO 8. EL MARCO ELECTORAL DEL MÉxICO DE HOY 201
o — ——l;; o ——] A
202 PARTE III, SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
7. Esta base no aplica al partido político que, por sus triunfos en distritos uninominales, ob-
tenga una proporción de curules del total de la Cámara superior a la suma del porcentaje
de su votación nacional emitida más 8%.
8. Cuciente naturales el resultado de dividir la votación nacional emitida entre los 200 dipu-
tados de representación proporcional. Resto mayor es el remanente más alto entre los restos
de las votaciones de cada partido una vez hecha la distribución de curules mediante el
cociente natural. El resto mayor se utiliza cuando aún hay diputaciones por distribuir. Con
esta fórmula se determinan los diputados que se le asignan a cada partido político confor-
me al número de veces que contenga su votación el cociente natural; y los que se distribu-
ven por resto mayor si después de aplicar el cociente natural quedan diputaciones por re-
partir, siguiendo el orden decreciente de los votos no utilizados para cada uno de los
partidos en la asignación de curules.
CaríTuLO 8. EL MARCO ELECTORAL DEL México DE HOY — 203
Modelos
Para el cumplimiento de sus tareas, el 1FE deberá guiarse por los siguientes prin-
cipios rectores:
== Certeza. Que las acciones que desempeñe el 1rE resulten confiables y verifi-
cables.
E Legalidad. Que en el ejercicio de sus atribuciones y el desempeño de sus
funciones se observe el mandato constitucional que las delimita y las dispo-
siciones legales que las reglamentan.
Independencia. Que su operación y decisiones sean independientes respecto
de los poderes establecidos y los partidos políticos.
E Imparciatidad. Que en el desempeño de sus funciones los integrantes del 1FE
velen por el interés ciudadano y por los valores fundamentales de la democra-
cia, sin supeditación alguna a cualquier interés personal o preferencia política.
<= Objetividad. Que está obligado a interpretar los hechos por encima de visio-
nes y opiniones parciales o unilaterales.
, Y La reforma electoral de 2007 facultó al 1FE para que a solicitud de las autoridades electo-
rales de las entidades federarivas, asuma ta organización de procesos electorales locales.
CaríTUuLO 8. EL MARCO ELECTORAL DEL MÉXICO DE HOY 207
El sistema de financiamiento
Fuente: FE.
Fuente: IFE.
La reforma electoral de 2007 tuvo como uno de sus propósitos abatir el cos-
to de las elecciones. Para ello disminuyó el tiempo de duración de las campañas
cambió la base sobre la cual se establece la bolsa a repartir, adoptó una nueva
fórmula para calcular los gastos de campaña, y estableció la diferenciación entre
las elecciones presidenciales y las intermedias.
Actualmente el gasto para actividades ordinarias lo determina el Consejo
General del 1Fk conforme a una sencilla fórmula: multiplica el número total de
ciudadanos inscritos en el padrón electoral a la fecha de corte de julio de cada
año, por 65% del salario mínimo diario vigente para el Distrito Federal. El resul-
tado de esta operación constituye el financiamiento público anual a los partidos
políticos por sus actividades ordinarias permanentes.
Esta cantidad se distribuye de la siguiente manera:
<> 30% de manera igualitaria entre todos los partidos políticos con representa-
ción en alguna de las cámaras del Congreso de la Unión.
= 70% según la proporción del voto nacional emitido que hubiese obtenido
cada partido con representación en alguna de las cámaras del Congreso de la
Unión en la elección de diputados por mayoría relativa inmediata anterior,
cimiento del Fr como única instancia facultada para administrar el tiempo que
le corresponda al Estado en ambos medios durante los procesos electorales.
“+= El incremento sustantivo en el acceso de los partidos y autoridades electora-
les a los medios de comunicación (48 minutos diarios en época electoral).
== La suspensión de toda propaganda gubernamental durante las campañas y la
prohibición de aquella de carácter personalizado, esto es, que incluya nom-
bres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción de cualquier ser-
vidor público.
La elevación a rango constitucional de la prohibición de que terceros puedan
4
En todo caso, el juicio que se tenga sobre esta medida no puede ser ajeno al
Tae
hecho de que en México existe un duopolio televisivo en el que una cadena (Te-
levisa) concentra 69% de la audiencia y la otra (Tv Azteca) el 28%.
ae
Las campañas políticas son el conjunto de actividades realizadas por los partidos
políticos, coaliciones y candidatos registrados con la finalidad de obtener el voto.
Sus principales componentes son los actos de campaña y la propaganda electoral.
o
1 En lalegislación anterior se calculaba multiplicando 2.5 por cl costo mínimo fijado para la
campaña de diputado, actualizado al mes inmediato anterior, por 300 distritos, dividido
entre los días que duraba la campaña de diputado y multiplicado por los días que duraba
la de Presidente. El Consejo Gencral seguirá dererminándolo a más tardar el día último de
noviembre del año anterior al de la elección.
SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
El proceso se inicia en octubre del año previo al de los comicios y concluyc con
cl dictamen y la declaración de validez de la elección de Presidente. Esta última
ticne lugar una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
a
Las elecciones concluyen una vez que son validadas y calificadas por los ór-
ganos facultados para tal fin.
e DIA Vena een
Los medios de impugnación son los mecanismos jurídicos previstos en las leyes
para modificar, revocar o anular los actos y las resoluciones en materia electo-
ral que no se apeguen a derecho. Su propósito es garantizar que éstos se sujeten
al principio de constitucionalidad y legalidad, así como garantizar la definitivi-
dad de los distintos actos y etapas de los procesos electorales.
218 Parte iu. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
El TEPJF se compone de una Sala Superior, integrada por siete magistrados que
duran 10 años en el cargo, y cinco salas regionales (Guadalajara, Monterrey,
Jalapa, Distrito Federal y Toluca) constituidas por tres magistrados cada una.
CaríTuLO 8. EL MARCO ELECTORAL DEL México DE HOY 219
de ella.
Conclusiones
»
2 La seyN mantiene la atribución de decidir en definitiva sobre las contradicciones de tesis
que puedan presentarse entre las salas del Tribunal.
220 PARTE [I1. SISTEMA POLÍTICO Y ELECCIONES
4
“5 Gastos de partidos políticos sujetos a límites y vigilancia en su origen y apli-
4
cación.
Delitos, faltas y sanciones en materia electoral tipificados en la ley.
4
41
2003
año
Bibliografía
UNEN
NAT UN e
Becerra, Ricardo, Pedro Salazar y José Woldenberg, La reforma electoral de 1996, 1ma
descripción general, FCT, México, 1997.
GOL
Páginas electrónicas
PAS O 2 0 0
10)
PAÑAL 0 0 0 9
(2)
PASD a 0 0 4
:
Anexo 2. Principales aspectos de las reformas electorales
|
i
de 1996 y 2007.
Principales aspectos de la reforma electoral de 1996
E
| * Plena autonomía de los órganos electorales.
* Tribunal Electoral integrado al Poder Judicial de la Federación.
* Sistema de justicia electoral.
* Fortalecimiento y equidad del sistema de financiamiento público.
* Acceso a los medios de comunicación colectiva.
* Mecanismos de fiscalización.
* Ampliación del Senado e introducción del principio de representación propor-
cional en estc órgano legislativo (64 de mayoría, 32 de primera minoría y 32 de
representación proporcional).
* Disminución de la sobrerrepresentación máxima de 8%).
* Elevación del umbral para el registro (2%).
* Tope a la representación de un selo partido en la Cámara de Diputados (60%.
* Ciudadanización de la jornada electoral.
* Reforma al DF (las jefaturas delegacionales y cl jefe de gobierno de la ciudad
de México se convierten en puestos de elección popular.
Capítulo 9
La sociedad mexicana y sus
vínculos con la política
OBJETIVOS
Conocer:
La red carretera en la década de 1940 era de 9500 km, para el año 2001 se
había ampliado a 340000 km.
4 De la Población Económicamente Activa (PEA), en 1930 el 70% se ocupaba
en el sector primario (actividades agrícolas), 15% en el secundario (activida-
des industriales) y 12% cn el terciario (servicios); para cl año 2000 los por-
centajes cran 15%, 28% y 53%, respectivamente.
Para una visión amplia y exhaustiva de los indicadores sociales, económicos, políticos y cul-
1
de México, pueden consultarse además de los estudios de organismos internacionales,
171€ Mexicano 2008, de Sergio Aguavo (Editorial Aguilar, México, 2008? y el A7ar
+ Mexico, de Enrique Florescano v Francisco Eissa (Aguilar, 2008).
CarPíTuT.o 9, TA SOCTEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON T.A POLÍTICA 229
85 y más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
53-59
Grupos de edad
50-54
43-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
13-19
10-14
5-9 7.
0-4 | 8.4]
Porcentaje
85 y más
80-84
71-79
70-74
E
65-69
60-64
25-59
Grupos de edad
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
2-9
0-4
Porcentaje
crece con mayor celeridad. Por ejemplo, en 2005 la población de 60 años y más
representaba 7.7% del total, pero se espera que para el año 2050 alcance a 28%
de la población.
México se encuentra en este momento al inicio de lo que se ha llamado el
bono demográfico, que hace referencia a la relación entre el número de mexicanos
en edad laboral y el número en edad dependiente. Esta relación alcanzará su
mejor nivel en 2020, y durante el periodo que abarca del año 2000 al 2030, el
monto de ingresos laborales excederá el monto de consumo. Para ser aprove-
chado, sin embargo, deben crearse aproximadamente 700 mil empleos anuales
de modo que, en efecto, el monto de ingresos laborales exceda el monto de
consumo.
La mayor parte de la población mexicana vive en zonas urbanas. A princi-
pios del siglo xx la proporción entre población rural y urbana era de 80% a 20%,
y hace 50 años, de 57.4 a 42.6%. Para 2005, el 23.5% habitaba en comunidades
rurales y 76.5% en el ámbito urbano. Además, las grandes concentraciones urba-
nas (más de 100 mil habitantes) aglutinaban a 48% de la población.
La población indígena también se ha reducido como porcentaje del total.
Hoy habitan en el territorio nacional aproximadamente 10 millones de indíge-
nas concentrados en 481 municipios del centro, sur y sureste del país. Así, Méxi-
co sigue siendo una sociedad pluriétnica y pluricultural, que cuenta con 64 etnias
y 62 lenguas indígenas.
Además, los mexicanos presentan una variedad de creencias religiosas.
Aunque la religión católica sigue siendo mayoritaria, ha perdido influencia y ha
pasado de más de 98% de adeptos en 1950 a 88% en el año 2000, Del resto,
7.6% profesan otras religiones y 3.5% declaran no tener ninguna. Hay que des-
tacar que existen más de 6 500 asociaciones religiosas, de las cuales la mitad son
católicas.
brinda se reparten de manera muy desigual entre las regiones del país y entre los
grupos sociales, acentuando y perpetuando las desigualdades que caracterizan a
México, Así, mientras la escolaridad promedio del país es de 8.8 años, la del Dis-
trito Federal es de 10 y la de Chiapas de 5.6. De modo similar, mientras el decil
más bajo de ingresos tiene una escolaridad de menos de seis años, el más alto
tiene cerca de 14.
En materia de salud, el Estado mexicano brinda servicios médicos y hospi-
talarios fundamentalmente a través del Instituto Mexicano del Seguro Social
(1mss), del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado (1sssTE) y muy recientemente por medio del Seguro Popular, programa
dirigido a las personas cuya condición laboral no les permitía acceder a la asis-
tencia médica y hospitalaria. No obstante, para cl año 2006 sólo la mitad (51.5%)
de la población contaba con algún tipo de seguro: 28% cn el 1mss, 5% en el
1SSSTF, 15% en el Seguro Popular y 4% en cl sistema privado.
El gasto en salud hov alcanza 6.5% del Pis, pero de éste, 3.1% es gasto pú-
blico y 3.4% privado. En Estados Unidos, por ejemplo, el gasto total en salud es
de 15.4% del vi, correspondiendo 6.9% al público y 8.5% al privado.
A pesar de la insuficiencia, las condiciones de salud del mexicano han mejo-
rado sensiblemente si se les mide por indicadores como esperanza de vida (76.5
años), tasa de mortalidad (4.9) y de mortalidad infantil (19 por cada 1000 niños
menores de un año).
Al igual que en materia educativa, los indicadores nacionales referentes a
salud esconden una realidad regional muy desigual. Por ejemplo, mientras que en
Chiapas mueren 24.3 niños por cada 1000 menores de un año, en el Distrito
Federal mueren sólo 13.2 niños.
La vivienda, otro de los indicadores de bienestar, muestra menores rezagos
que los de educación y salud. Conapo reporta la existencia de más de 26 millones
de viviendas con una ocupación de cuatro personas por cada una. Esto significa
un porcentaje de 26% de mexicanos con vivienda. De éstas, 69% son propias,
14% rentadas y 14% “prestadas”. Aunque los servicios y el equipamiento de la
vivienda aún tienen espacio para mejorar, 97% de ellas tienen energía eléctrica,
89% cuentan con drenaje, 90% con agua potable y 93% con piso firme. No obs-
tante, 35% de las viviendas carecen de material durable en los techos y 20% en
los muros.
En términos de alimentación, las cifras son todavía muy deficientes. Para
el año 2006 se reportaban más de 14 millones de personas (o 2.8 millones de
hogares) en situación de pobreza alimentaria. Una vez más, ésta se reparte
de manera muy desigual entre las diferentes entidades federativas: mientras
que el porcentaje de personas en situación de pobreza alimentaria es de 47%
CaríTuLO 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA 233
De 162 países que midió el 16H en el año 2000, México aparece en el lugar 51;
su evolución se presenta en la figura 9.2.
De acuerdo con esta medición, México se encuentra entre los países de de-
sarrollo alto, los cuales alcanzan un índice de 0.8 0 más. No obstante, la desigual-
dad al interior del país es muy marcada. De las 32 entidades federativas, 18 se
ubican en la categoría de desarrollo humano medio (de 0.5 a 0.79) y 14 en la
categoría de alto (más de 0.8), con el Distrito Federal encabezando la lista
(0.871) y Chiapas en cl último lugar (0.693).
A nivel municipal la disparidad es aún mayor, pues los municipios van de un
índice con valor de 0.362 (Coicoyán de las Flores, Oaxaca) hasta uno de 0.93
(delegación Benito Juárez, Distrito Federal).
2 Para construir este indicador, sc establecen valores mínimos y máximos en cada dimensión
y se transforman a una escala lineal que va de 0 a 1. Los indicadores de las tres dimensiones
se combinan en un índice global mediante un promedio aritmético. La diferencia entre el
valor máximo posible y cl valor registrado indica cl grado de insuficiencia de cada uno de
estos indicadores. Mientras más cercano esté un país de un 1DH con valor igual a 1, tanto
menor será la distancia que le queda por recorrer.
234 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
07
0 —+ T T T T
1900 1930 1960 1970 1980 1990 2000 2005
Figura 9.2 Índice de Desarrollo Humano (los datos de 1900 a 1970 son
estimados).
Fuente: Estimaciones de Conapo con base en el XII Conteo de Población y Vivienda, 2005.
CAPÍTULO 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA 233
s007
€DOZ
9007
L66L
NYGL
007
Z861
ANUN
961
b
+ El Índice mide la capacidad que tienen los países para alcanzar un crecimiento sostenible
y se basa en 12 indicadores: instituciones, infraestructura, estabilidad macroeconómica,
salud y educación primaria, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado de
bienes, eficiencia del mercado laboral, especialización del mercado financiero, preparación
tecnológica, magnitud de mercado, mejora de los negocios e innovación.
238 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
50000000
E
45 000000
40 000000
35000000
30000000
J000000 - — ———
NSO00000 -—— am
10000000
5 000 00D
SLOTS
—M Población ocupada total
—M— Población subocupada
—e— Población desocupada
— FEA
—A— PNEA
—O0o— Población ocupada en e! sector informai
de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos sc encuentra muy por enci-
ma del ingreso per capita nacional: más de 22 mil dólares al año,
Estos mexicanos que residen en el extranjero han constituido una doble vál-
vula de escape. Por una parte, han disminuido la presión sobre el empleo y, por
la otra, se han convertido en una fuente de ingresos y progreso muy importante
para sus familias que permanecen en México y para las economías de las ciuda-
des expulsoras. Las remesas de los mexicanos en el extranjero pasaron de 18 mil
millones de dólares en 2004 a 26 mil millones en 2007,
En México, el salario mínimo general en 2008 era de 54.8 pesos diarios, que
dista mucho de ser suficiente para satisfacer las necesidades básicas de una fami-
lia.3 Sin embargo, es necesario precisar que sólo 11.8% de la población ocupada
recibe este ingreso.
El ingreso de los mexicanos es, como la mayoría de los indicadores económi-
cas y de bienestar, muy desigual. Si bien de acuerdo con la clasificación del rmI1
México pertenece a los países de ingreso alto y conforme al PNUD es un país de
desarrollo alto, su distribución del ingreso es de las más inequitativas del mundo:
el 10% más rico de la población percibe ingresos equivalentes a 35.7% del ingre-
so total, v el 10% más pobre recibe tan sólo 1.8%. Por otra parte, el Índice de
Gini, que mide el nivel de desigualdad, alcanza un valor de 47.9, que indica una
desigualdad pronunciada. Peor aún, el 11.6% de la población vive con menos de
2 dólares diarios.
Así, México es un país que ha hecho grandes progresos en los ámbitos eco-
nómico y social, pero que aún tiene rezagos importantes en cuanto al desarrollo
de su economía, el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes y, sobre todo,
la marginación en que vive un porcentaje alto de su población,
Los retos para el sistema político son enormes: inversión en infraestructura y
capital humano, programas sociales que amplien las oportunidades de toda la
población, eliminación de la pobreza, creación de empleos productivos y bien remu-
nerados a la tasa que requiere la pirámide poblacional, finanzas públicas robustas,
sistema financiero que respalde las políticas de crecimiento, precios competitivos de
los insumos básicos, regulaciones que incentiven la creación de empresas y un esta-
do de derecho que garantice la legalidad e imparta justicia de manera expedita.
Estos retos requieren visión y planeación de largo plazo, así como acuerdos
políticos entre aquellos que tienen en sus manos la definición de las políticas pú-
blicas. Acuerdos que eliminen los principales obstáculos al crecimiento y la mar-
cada desigualdad de la riqueza, del ingreso, de las capacidades y las oportunidades.
p * Para tener un punto de comparación, puede señalarse que el salario mínimo de Estados
Unidos es de 6.50 dólares por hora.
CAPÍTULO 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA — 241
40%
20%
0%
E VI
En E vi
" ES vin
EI El
v Elx
de la acción del Estado o del partido, esto es, de manera forzada y dirigida. Otros
regímenes autoritarios han optado por una alternativa distinta: la sustracción de
la política —aun de manera simbólica— del alcanec de los ciudadanos y la des-
movilización absoluta.
Entre estos dos extremos corre un confimuum de sociedades que reportan
más o menos libertades y mayores o menores grados de organización y de parti-
cipación que responden a patrones culturales enraizados, a los proyectos de de-
sarrollo de las élites y/o a momentos históricos particulares.
En los regímenes democráticos caracterizados por la libertad de asociación
para perseguir sus intereses, los individuos buscan formas de organizarse a fin de
participar e influir en la política entendida en sentido amplio, esto es, no sólo en
la política electoral a través de la cual se llega a los cargos públicos.
Dos son las principales teorías generales que se han planteado para explicar
por qué y cómo se organizan las sociedades: la pluralista y la marxista. Ambas
parten de la premisa de que las personas se agrupan para estar en mejor posición
de defender sus intereses y conseguir sus objetivos, esto es, del principio de “que
la unión hace la fuerza”.
En la teoría pluralista, un grupo de interés es cualquier conjunto de perso-
nas que se asocia a partir de la identidad de condición, intereses u objetivos. No
existen reglas para clasificar a dichos grupos, ni en función del número de sus
integrantes ni por sus reglas de pertenencia, organización interna, fines que
persiguen o recursos a su disposición. Pueden ser de membresía reducida o
amplia, tener carácter nacional, regional o local, organizarse de manera colegia-
dao jerárquica, ser democráticos o verticales, profesionalizarse o mantenerse a
nivel comunitario. Más importante aún, pueden perseguir objetivos tan amplios
y generales como la defensa de los derechos humanos o tan restringidos y par-
ticulares como la protección de los intereses de los dueños de tiendas de auto-
servicio.
De igual forma, pueden constituirse para perseguir fines privados o públicos,
De hecho, la teoría pluralista propone que las políticas públicas no son siempre,
ni únicamente, el resultado de la voluntad de la mayoría de los representantes
políticos y que los grupos de interés son una parte fundamental tanto de las re-
laciones sociales como del proceso de gobierno.
Dado que los grupos de interés pueden perseguir objetivos al margen del
proceso político y simplemente asociarse con fines privados, la ciencia política ha
hecho una distinción entre grupos de interés
y grupos de presión.“ Estos últimos se
> Es necesario señalar que hay grupos que caen en ambas categorías. Por ejemplo, una aso-
ciación de profesionales como la Barra Mexicana de Abogados tienc funciones “privadas”
244 ParTE tv. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
definen como aquellos que tienen entre sus propósitos influir en la determina-
ción de las decisiones de los políticos o el cabildeo político de sus intereses,
incluido el apoyo selectivo a ciertos partidos políticos o candidatos, Pueden tra-
bajar con y para el gobierno o alguna de sus instituciones —ser socios— o en
oposición a él —competidores—.
como promover ciertos principios entre sus miembros, fomentar la cultura de la legalidad
o impulsar el trabajo probono, al mismo tiempo que busca influir en la elaboración de leves
que promuevan un mejor sistema de administración c impartición de justicia.
CAPÍTULO 9, La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA 245
abarcar a toda la población ni a todas las áreas o políticas de las que un gobierno
tiene que ocuparse. Por otra parte, los grandes agregados funcionales del corpo-
rativismo cumplen básicamente las mismas funciones que los grupos de presión,
esto es, influir en la toma de decisiones públicas.
Más allá de los méritos de cada una de las teorías de organización y partici-
pación de la sociedad, lo cierto es que los individuos se asocian entre sí con el fin
de resguardar o hacer avanzar sus intereses y que los sistemas políticos democrá-
ticos se caracterizan por la existencia de grupos u organizaciones sociales cuyo
propósito es influir en el proceso político para conseguir objetivos específicos
de la más diversa naturaleza. Objetivos que van desde la defensa de los intere-
ses de un sector, como las aerolíneas o los bancos, hasta la defensa de los intereses
de las mujeres, de los derechos humanos o de un grupo étnico,
No obstante, y a pesar de la libertad de asociación y de participación que
existe en las sociedades democráticas, lo cierto es que más allá del acto de votar,
la gran mayoría de la población es inactiva política y socialmente hablando. Las
sociedades modernas tienden a caracterizarse por una minoría de activistas y por
lo que O Donnell ha llamado ciudadanos de baja intensidad.
objetivos, pero limitados a sus asuntos particulares y por la vía de los aparatos admi-
nistrativos del Estado (cabildeo presidencial y ministerial); 2) en temas de alcance
más general, se recurría a la participación en las decisiones mediante mecanismos
de consulta informales alejados de la vista pública (consejos y comités adscritos a
dependencias, empresas y organismos del sector público); y c) en los casos excepcio-
nales en que la coincidencia de intereses entre empresarios y gobierno parecía des-
aparecer, los primeros reaccionaban “haciendo política” a través de mecanismos
como campañas en los medios, fuga de capitales o disminución de la inversión.
De la misma manera, esto es, sin intervención formal o abierta dentro de la
política, otros grupos como la Iglesia católica, los militares o los empresarios
extranjeros actuaban como grupos de presión, pero siempre siguiendo los patro-
nes de conducta que marcaba un sistema político caracterizado por una desme-
dida concentración del poder y de la toma de decisiones. En el mismo esquema
se sitúa el llamado “factor americano”, que alude a la gran influencia de Estados
Unidos sobre el gobierno mexicano.
Junto a estas dos formas predominantes de organización y participación, la
historia posrevolucionaria registra una serie de movimientos de resistencia cívica
encabezados por las clases medias que ocasionalmente reivindicaban demandas
de carácter político, educativo y profesional, y que a diferencia de las organiza-
ciones corporativas mantuvieron su independencia del Estado y de su partido.
No obstante, el grueso de la población permanecía desorganizada y su participa-
ción se reducía a votar.
Así, hasta antes de que se iniciara la transición a la democracia, las estructuras
que en las democracias consolidadas se encargan de agregar y articular los inte-
reses —partidos, organizaciones sociales, grupos de presión— en México servían
a otros propósitos: limitar las demandas de los ciudadanos, movilizar el apoyo
electoral en favor del partido oficial, legitimar al gobierno y distribuir bienes ma-
teriales entre grupos selectos de la población (Craig y Cornelius, 1980).
Este patrón de representación, organización y participación política comen-
26 a cambiar hacia finales de la década de 1960 y con más fuerza en los años 70,
como producto de la cristalización de una serie de tendencias que venían ges-
tándosc: la urbanización del país, los cambios en la estructura ocupacional, la
ampliación de las clases medias y de los niveles educativos, la disminución de
la tasa de crecimiento económico, la menor disponibilidad de recursos para re-
partir, la percepción de que el régimen se alejaba de los compromisos con las
clases populares y la expansión de los medios de comunicación masiva.
Todas estas tendencias, aunadas a la inexistencia de canales de participación
política institucional, provocaron el surgimiento de movimientos disidentes den-
tro de las organizaciones corporativas de los trabajadores que estaban sectorizadas
250 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
Dígame por favor si usted forma o ha formado parte de alguna de las siguientes
organizaciones:
Institución de beneficencia
De pensionados v jubilados
De arte v cultura
Agrupación profesional
Cooperativa
Agrupación política
Agrupación cle ayuda social
Organización de ciudadanos
Partido político
Vecinas, colenas,
condóminos
Sindicato
Agrupación religiosa
rotografías
Mandar cartas a uN periódico 2
Escribir al presidente 0 a las
autoridades
Particinar en marchas y plantones
Promover uma idea utilizando un
distintivo
Pedir avuda a diputados o senadores
Liamar a un programa de radio
o televisión
Firmar cartas de apoyo
Formar comisiones vecinales
Doa
Asistir a manifestaciones
Solicitar apoyo a un partido político
Pecir apovo a alguna asociación
os
civil
Quejarse ante las autoridades
Organizarse con otras personas
afectadas
10 15
se aprovechará”. Además, 82% piensa que “puede confiar poco o nada en las
demás personas” (ENCUP, 2005).
A estos factores se añade que 45% de la población considera que es difícil o
muy difícil organizarse para trabajar en una causa común (ENCUP, 2005). Es evi-
dente que la dificultad percibida actúa como un desincentivo de la participación.
Por último, la baja participación en organizaciones y actividades políticas se expli-
ca en función de la percepción ciudadana de que son pocas las posibilidades de
influir o cambiar las cosas. Por ejemplo, a la pregunta: “Qué tanto influyen en la
vida política de México las agrupaciones ciudadanas”, 52% de la población
en el año 2005 contestó que poco o nada, y a la pregunta: “Qué tanto influyen en
la vida política de México los ciudadanos” 53% respondió que poco o nada,
Como se muestra en la figura 9.8, y como es propio de todas las democracias,
la participación electoral es la que concita el mayor número de personas en cuan-
to a participación política.
20056 59
2000 64
1994
si
e
1988 570)
1982 75
1976 63
1970 64
1964 69
30 40 50 60 70 80 90
1%
bo —
3 Secitan los porcentajes de la Excur 2005 siempre que la pregunta no fue formulada en la
ENCUP 2008,
CaríruLo 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA 253
Pero más allá de las “enseñanzas” que estos agentes transmiten, es necesario
enfatizar que la experiencia constituye uno de los más poderosos formadores del
ciudadano. El maestro puede enseñar que el principio de legalidad es central
para la convivencia, pero si el estudiante está expuesto de manera cotidiana a la co-
rrupción de la autoridad, es más probable que su conducta se norme por la
práctica que por la teoría, por la experiencia que por la información adquirida
a través de la enseñanza formal,
Por último, aunque es indudable que el proceso de socialización resulta una
variable determinante en la aceptación, aprecio y apoyo al sistema político, tam-
bién lo es, y en ocasiones en mayor grado, el tipo de políticas adoptadas o el ca-
risma y desempeño de los líderes o gobernantes.
El estudio de la cultura política es tan antiguo como la ciencia política mis-
ma, aunque hasta hace poco tiempo las investigaciones que buscaban captar la
“esencia de los pueblos”, el “carácter nacional” 0 la “conciencia colectiva” sc basa-
ban fundamentalmente en estudios antropológicos, psicológicos, filosóficos o
históricos. De hecho, el término cultura política cs popularizado como concepto
y como perspectiva analítica por la ciencia política estadounidense a mediados
de la década de 1950.
Desde entonces, y partiendo de la premisa de que la cultura política rige el
comportamiento político, sc multiplicaron los estudios empíricos —encuestas,
sondeos y entrevistas— para conocer los valores, creencias y actitudes de la po-
blación respecto del sistema político.
bo
12 Estos estudios son más sólidos teórica y metodológicamente hablando que los de la déca-
da de 1960. Destacan entre ellos la Encuesta Nacional de Valores desde 1990, Latinoba-
rómetro desde 1995 y la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas
elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y la
Secretaría de Gobernación, México, desde 2001.
256 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
Libertad de asociación.
Libertad de expresión.
Libertad de manifestación.
Pluralidad de organizaciones.
Pluralismo político.
Libre competencia.
Información.
NS/NR 5
Da lo mismo 24
Gobierno autoritario 13
Demaecracia preferible 58
0 10 20 30 40 50 60 70
Muy mala
Mala 45
Buena
Muy buena 6
20 30 40 50
EJ 2005
¿Qué apina usted de un gobierno con un líder fuerte que no tenga que preocuparse
1 porel Congreso y por las elecciones?
Muy malo |
Malo | 49
|
||
Bueno
| 33
|
|
|
Muy buena
40 50 60
o—
Es probable que estas actitudes autoritarias estén relacionadas con los bajos
niveles de satisfacción con la democracia.
Muyv satisfecho | 5
NSNC 13
Nada satisfecho E 20
Algo satisfecho — 28
Paco satistecho — 34
o) 3 10 13 20 25 30 35 40
al %
¿Diría usted que el país está gobernado por unos cuantos intereses poderosos en su
propio beneticio o que está gobernado para el bien de todo el pueblo?
1%
60
> 105
1999
2000
1997
(47
20
20
—i
+- PIB + Satisfacción
Fuente: Latinobarómetro, 2008 y och Facthbook, 2008.
¿Usted diría que es una persona que se interesa mucho, algo, poco o nada
en la política?
No sabe/no contestó !
Mucho 9
Algo 25
Nada 27
Poco 38
o) b 10 15 20 25 30 35 40
¿Cuál es el medio que más utiliza para informarse de lo que pasa en la política?
Otros 1
No contestó 2
Comentarios y rumores 3
[e]
Periódicos 10
Radio 17
Televisión 62
0 10 20 30 40 50 60 70
o %
Fuente: ENCUP, 2005.
0 10 20 30 40 30 60 1%
El problema radica, por una parte, en el poco interés que muestra el citida-
dano en la política y, por la otra, en la creencia de la poca influencia que la “gen-
te común” puede ejercer sobre el gobierno. Si el ciudadano no está interesado en
la política, hará poco por influir en ella, y si su percepción sobre la capacidad de
influir en política es reducida, perderá interés en la misma. Se crea así un círculo
vicioso.
¿Qué tanto cree usted que los ciudadanos pueden influir en las decisiones
del gobierno?
2 H |
No sabe/ no contestó :
Otra 1 |
Poco/nada 57 |
Mucho 34
0 10 20 30 40 50 60
Dl %
Tolerancia
La tolerancia es un valor central de la democracia, pues ésta cs una forma de
gobierno basada cn la existencia de la diversidad y en la aceptación de puntos
de vista diferentes que pueden coexistir, o cuyo conflicto puede dirimirse en el
marco de las instituciones en donde pueden expresarse las divergencias. Además,
la democracia requiere la deliberación y negociación, y éstas, a su vez, la apertura
para escuchar posiciones distintas.
El valor de la tolerancia es aún más importante en sociedades heterogéneas
como la mexicana, caracterizada por una gran diversidad y marcada por la des-
igualdad.
La sociedad mexicana muestra rasgos acentuados de intolerancia tanto en
el ámbito social como en el político, privando a la democracia de uno de sus
sustentos básicos —la convivencia en pluralidad—y alentando una de las conductas
264 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
Extranjeros 30
Homosexuales 10
Con tatuaje H
Enfermos de sipa 46
0 10 20 30 40 30
al %
Lo
Fuente: ENCLP, 2008,
Confianza
La confianza como componente de la cultura política tiene dos vertientes: la
interpersonal y la institucional. La primera es una de las principales determinan-
tes de la amplitud de las relaciones sociales y de la acción colectiva. Revela, ade-
más, el grado de cohesión social. La segunda está directamente relacionada con
el apoyo al sistema político y las expectativas que la población mantiene respecto
del mismo.
El mexicano se muestra desconfiado hacia las personas, inhibiendo con ello
la interacción social, la participación y el compromiso con actividades de carácter
colectivo.
CAPÍTULO 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA
o 20 40 60 80 100
12005
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Por otra parte, el mexicano muestra niveles de confianza bajos hacia la mayor
parte de las principales instituciones políticas y autoridades de gobierno.
un
Presidente Senadores Diputaaos —SCIN IFE Partidos — Ejército — Policía
palíticos
El Diciembre 2008
Legalidad
Otro de los fundamentos de las formas de gobierno democráticas es la legalidad,
ya que, por definición, la democracia es un gobierno de leyes. Sin apego y respe-
to a la legalidad no hay estado de derecho, y sin éste no hay democracia,
Las leyes se obedecen por convencimiento, esto es, porque forman parte del
sistema de valores de la sociedad, o por temor a las consecuencias de no obede-
cerlas. En este sentido, el proceso de socialización ya descrito es determinante.
Caríturo 9. La SOCIEDAD MEXICANA Y SUS VÍNCULOS CON LA POLÍTICA 267
Latinobarómetro, sólo 31% de los mexicanos piensan que son iguales ante la
ley y la percepción sobre la capacidad del Estado para hacer que se cumplan
las leyes sólo alcanza 5.2, en una escala en donde 1 significa que “el Estado no
logra que se cumpla ninguna ley” y 10 que “el Estado logra que se cumplan
todas las leyes”.
No sabe / no contestó
U
Para buscar la justicia 19
Aj elaborar las leyes, qué es lo que los diputados y senadores toman más en
cuenta. Los intereses dc...
Todos
Un
Del presidente 4
NINC 7
De la pohlación 10
De su partido 25
Cuando a una persona le parece que una ley es injusta, ¿qué es mejor?
Otra 1
NSNC
Que no la obedezca 12
Que la obedezca 20
¿Qué probabilidad hay de sobornar a un policía para evitar una detención? Y, ¿qué
probabilidad hay de sobornar a un juez para conseguir una sentencia favorable?
DI Bastarte /mucha O 10 20 30 10 50 60
Derechos y libertades
La valoración de los derechos y libertades que acompañan a la democracia es indis-
pensable para su sobrevivencia. Una población dispuesta a prescindir de ellos posee
una democracia frágil y con pocas posibilidades de consolidación. Aun cuando la
mayoría de los mexicanos dicen no estar dispuestos a sacrificar tres de las principa-
les libertades asociadas con la democracia, persiste una actitud ambivalente.
Por un lado, se valoran las libertades de creencia, organización y expresión
pero, por el otro, entre las prioridades de los ciudadanos se encuentran otras
como mantener el orden y combatir el alza de precios.
Libertad cie 60
ceercias 34
Libertad de 7
organización 37
Libertad de 59
expresión
P 35
0 10 20 30 40 30 50 70
No AaSí/Síer parte
Si tuviera que escoger, ¿cuál de estas cosas diría que es más importante?
Primera opción,
0 5 10 15 20 25 30 0
1 2005
Conclusiones
La cultura democrática está asociada a una serie de requisitos institucionales y a
un sistema de valores compatible con los postulados básicos de la democracia
como forma de gobierna: pluralidad, competencia, libertades, información, par-
ticipación, confianza, tolerancia y estado de derecho.
Es difícil saber si en México los valores que sustentan la democracia se han
ido expandiendo o si, por el contrario se han reducido, pues no se cuenta con
series de tiempo lo suficientemente largas para llegar a conclusiones firmes.
Las investigaciones de las décadas de 1960 y 1970 eran de distinta naturaleza
y las nuevas mediciones tienen apenas unos pocos años, No obstante, los hallaz-
gos de las más recientes investigaciones nos permiten concluir que la profunda
renovación institucional —los cambios en las formas de acceso al poder, la plu-
ralidad del sistema de partidos y de los órganos de representación popular y la
vigencia de los principios de división de poderes y de pesos y contrapesos— no ha
estado acompañada de un cambio de la misma magnitud en la cultura política.
De acuerdo con los indicadores de cultura cívica de Latinobarómetro —con-
ciencia y cumplimiento de la ley y las obligaciones, así como la percepción de
los ciudadanos respecto de la igualdad ante la ley—, los cambios desde 1997 son
poco alentadores ya que, en su mayoría, muestran un deterioro.
272 PARTE IV. SISTEMA POLÍTICO Y SOCIEDAD
2002
Son exigentes de sus derechos E 1996
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