GIL Derecho A La Vivienda (2016)
GIL Derecho A La Vivienda (2016)
GIL Derecho A La Vivienda (2016)
1. Introducción
una superficie de 600 hectáreas, divididas en 49 barrios contiguos. Esta zona fue
construida recientemente, entre los años 1990 y 2010. Prácticamente todos los
existe un solo consultorio de salud, comisaría policial, farmacia, jardín infantil o colegio.
El alto nivel de concentración de pobreza, más la falta de protección policial, hacen que
en esta zona la tasa de violencia y delito sea particularmente alta. Además, varias de las
viviendas sociales construidas fueron erigidas en lo que antes era un basural. Eso hizo
1
Este artículo es una versión revisada del trabajo presentado en el SELA 2015, en Río de Janeiro.
Agradezco los valiosos comentarios recibidos antes y durante la presentación en el SELA. Quisiera
agradecer especialmente a Paula Ahumada, Vicente Burgos, Patricio Domínguez, Guillermo Jiménez, y
Esteban Pereira, por la lectura cuidadosa que hicieron del texto y los muy útiles comentarios por escrito que
me hicieron llegar. Una versión anterior de este trabajo fue presentada en el Seminario Doctoral de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, en septiembre de 2013, y en el II Congreso de Derecho y
Cambio Social, realizado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile
también en septiembre de 2013. En ambas instancias recibí comentarios que me ayudaron a mejorar el
documento. Los errores que permanecen en el texto son de mi absoluta responsabilidad.
2
Ver http://www.theclinic.cl/2013/07/08/bajos-de-mena-sobreviviendo-en-el-gueto-mas-grande-de-chile-
2/.
1
Puente Alto y otros, confirmara la condena que jueces de primera instancia habían
pagar 790 millones de pesos chilenos (un poco más de un millón de dólares) a las
familias de uno de los barrios a quienes les explotaron las alcantarillas de sus viviendas
gobierno había financiado años atrás. Muchos consideran que Bajos de Meno es un
parte por los problemas exhibidos en casos como el de Bajos de Mena.6 El modelo actual
económica y social llevado a cabo por la dictadura militar en la década de los 70, que
3
Sentencia de la Corte Suprema Rol No. 10.156 -2010.
4
Al menos así ha sido reportado por la prensa. Ver
http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2012/05/743542/bajos-de-mena-el-barrio-de-puente-alto-
que-se-convirtio-en-el-gueto-de-los-pobres.
5
En este artículo “vivienda social” se refiere a todas las unidades de vivienda que son financiadas a través
de subsidios gubernamentales.
6
Ver Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Informe Nacional de Desarrollo Urbano, Santiago, 2013, p. 8
(“La mayoría de las ciudades chilenas medianas o mayores presentan altos grados de desigualdad urbana y
segregación social, con sectores con altos niveles de concentración de pobreza, inseguridad, falta de acceso
a servicios públicos y escasa conectividad. La segregación no solo afecta a las personas que viven en los
sectores segregados, sino a toda la población, interpela además nuestros valores y concepto de sociedad, y
daña la competitividad y sustentabilidad de nuestras ciudades”).
2
habitacionales. 7 Ese modelo es responsable de avances significativos en materia de
mitad desde 1990 a 2009 (de 1.000.000 a 400.000 viviendas),8 se ha logrado mejorar la
territorial en que viven dos o más grupos sociales dentro de una determinada área
12
urbana. Las ciudades chilenas, al igual que sus pares latinoamericanas, han
ingresos viven separadas de las familias de bajos ingresos. 13 La evidencia indica, sin
embargo, que ese patrón se ha intensificado en Chile producto de, entre otras causas, la
7
Simian, José Miguel, “Logros y desafíos de la política habitacional en Chile,” Estudios Públicos, núm.
117, 2010, pp. 269-322.
8
OECD, OECD Economic Surveys: Chile 2012, p. 87.
9
Ibíd., p. 99.
10
Ver Salcedo, R., “The Last Slum: Moving From Illegal Settlements to Subsidized Home Ownership in
Chile”, Urban Affairs Review, 2010.
11
La segregación residencial socioeconómica en Chile es hoy en día un problema ampliamente reconocido,
a pesar de que la literatura que ha intentado caracterizar empíricamente este fenómeno es relativamente
escasa. La OECD, cuyos estudios se han transformado en una fuente de autoridad para los actores políticos
en Chile, recientemente hizo un estudio exhaustivo de la política urbana en el país, y señaló que la
segregación social es una consecuencia no intencionada de la política de vivienda en Chile. Ver OECD,
OECD Urban Policy Reviews: Chile 2013, p. 18.
12
Ver Massey, Douglas S. y Denton, Nancy A.,"The Dimensions of Residential Segregation", Social
Forces, núm. 67, 1988.
13
Ver Sabatini, Francisco, La segregación social del espacio en las ciudades de América Latina, vol. 35,
Banco Interamericano de Desarrollo, Departamento de Desarrollo Sostenible, 2003.
14
Ver Sabatini, Francisco; Gonzalo Cáceres y Jorge Cerda, “Segregación residencial en las principales
ciudades chilenas: tendencias de las tres últimas décadas y posibles cursos de acción”, EURE, vol. 28, núm.
82, 2001.Ver también las referencias contenidas en infra nota 38.
3
un sesgo de expulsión de pobres hacia la periferia de sus áreas urbanas. En los últimos
vivienda justifica preguntar qué tan problemático es ese fenómeno desde el punto de vista
del derecho a la vivienda, qué tipo de régimen institucional demanda una noción robusta
derecho a la vivienda.
La tesis principal que este artículo ofrece es que hay buenas razones para pensar
que la idea de derecho a la vivienda debe incluir una pretensión de integración urbana. Es
acceso a vivienda formal, junto con mínimas condiciones de calidad del espacio físico. El
comunidad política, lo que implica una demanda de igualdad en el acceso a los bienes
privados y públicos que ofrece la vida urbana. En otras palabras, el derecho a la vivienda
debe ser entendido también como derecho a la ciudad. En ese sentido, la provisión de
vivienda. Este artículo argumenta que esta comprensión del derecho a la vivienda
basado en facilitar la acción del mercado. Ese modelo, dirigido a mejorar la capacidad
4
inmobiliario sea el que responda a la demanda de familias de bajos ingresos, resulta
vivienda.
argumentos normativos que justifican incluir dentro del contenido del derecho a la
concluye.
mayoría de estos tratados han sido ratificados por Chile.16 No hay ninguna razón por la
cual el derecho a la vivienda debiese estar excluido del listado de derechos sociales
reconocidos en la Constitución chilena, por lo que un eventual cambio parcial o total del
15
Kenna, Padraic, “Housing Rights—The New Benchmarks for Housing Policy in Europe?,” Urban
Lawyer, vol. 37, núm. 1, 2005.
16
Ver Nash, Fernanda y Gonzalo Paredes, Análisis crítico de las políticas de vivienda social en Chile.
Fundamentos para el reconocimiento del derecho a la vivienda, Memoria para optar al grado de
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, 2011.
5
texto constitucional debería incluir este derecho. Las referencias de los tratados
pero las organizaciones relacionadas con la implementación de esos tratados han ido
los elementos que tienen que considerarse para la satisfacción del derecho a la vivienda
un espacio físico habitable, donde la conexión de esta con el entorno social es una
dimensión crítica, ha hecho que algunos hayan comenzado a hablar del derecho a la
Ahora bien, el análisis de los estándares del derecho internacional de los derechos
humanos sobre la vivienda y la ciudad es una cuestión que escapa los alcances de este
trabajo. En esta sección lo que me interesa es justificar por qué la mejor comprensión
actual del contenido del derecho a la vivienda incluye una demanda de integración
urbana.
17
Kenna, supra nota 15, p. 96.
18
Ha existido un esfuerzo internacional por crear una Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, que ha
sido discutido en diversos foros internacionales. El documento puede verse en:
http://www.onuhabitat.org/index.php?option=com_docman&task=doc_details&gid=50&Itemid=3.
6
derecho. 19 Esta es una cuestión particularmente compleja en el caso del derecho a la
vivienda porque la definición del tipo de prestaciones específicas refleja una tensión entre
intenso que en otros derechos sociales. Esto porque el acceso a una vivienda formal
puede ser entendido como un objetivo de interés público así como un activo individual o
commodity.20 Por un lado, cuando el Estado entrega o apoya la entrega de una vivienda,
para una persona o familia. Además, muchas veces la vivienda constituye un activo
importante, que permite acceder a créditos y otros bienes económicos importantes. Por
ello, existe una dimensión individual relevante en el derecho a la vivienda que se pierde
cuando, por ejemplo, el Estado es dueño del stock completo de viviendas sociales y las
más relevancia que en otras áreas de las políticas sociales. 22 En el fondo, no resulta
19
Como argumenta Fernando Atria, el caso de los derechos sociales es complejo porque, a diferencia de los
derechos civiles y políticos, la definición del interés activo no determina el contenido pasivo del derecho.
Es decir, la idea de que todos tenemos un derecho a la vivienda no especifica las prestaciones específicas
que el gobierno debe implementar para satisfacer ese derecho. Ver Atria, Fernando, Derechos sociales y
educación: un nuevo paradigma de lo público, Lom Ediciones, 2014, p. 33-77.
20
Ver Bengtsson, Bo, "Housing as a Social Right: Implications for Welfare State Theory", Scandinavian
Political Studies, vol. 24, 2001.
21
Esto es lo que Duncan Kennedy identifica como el problema de la completa descomodificación de la
vivienda. Ver Kennedy, Duncan, "Neither the Market Nor the State: Housing Privatization Issues", en,
Gregory, Alexander y Skapska, Grazyna (eds.), A Fourth Way? Privatization, Property and the Emergence
of New Market Economies, Nueva York, Routledge, 1994.
22
Lo que es incluso reconocido por autores en el contexto de la discusión del Estado de bienestar europeo.
Ver Bengtsson, supra nota 20, p. 257 (“The normative basis of this mode of provision is that housing is
seen not only as an important element of citizens’ welfare, but also–and perhaps above all–as a market
good over which consumer preferences should rule”).
7
razonable que un gobierno determine por completo la forma física y la ubicación del
Ahora bien, el acceso a una vivienda formal también tiene un componente público
importante. Una vivienda formal es un bien primario, que toda persona debiese tener
garantizado por el hecho de ser considerado miembro de una comunidad política. Esta
resulta difícil el ejercicio pleno de otros derechos. Ahora bien, garantizar la entrega de
definición del contenido del derecho a la vivienda también incide en el tipo de relaciones
que se generan entre ciudadanos de una comunidad política. En ese sentido, las
23
Este es el paradigma de la provisión de servicios públicos que Gerald Frug llama “construcción de
comunidad”. Ver Frug, Gerald E., “City Services”, N.Y.U.L. Rev, núm. 73, 1998.
8
vivienda social segregada no cumple con el mandato normativo contenido en el derecho a
la vivienda.
En el ámbito de la vivienda, hay dos sentidos en que uno puede utilizar la palabra
con el entramado urbano. Es decir, áreas que se encuentran cerca de los servicios
públicos y privados típicos que ofrece una ciudad (escuelas, hospitales, parques,
transporte público, fuentes laborales, etc.). El segundo sentido puede ser llamado
incluye la idea de integración en sentido débil, porque usualmente los barrios donde
viven familias de ingresos medios y altos son aquellos mejor conectados con los servicios
públicos y privados que ofrecen las ciudades. Un régimen de provisión de vivienda social
debiese, como mínimo, promover lo que he llamado integración social en sentido débil.
sentido fuerte.24
24
Esto quiere decir que el régimen institucional de provisión de vivienda social debiese favorecer, en el
largo plazo y de forma gradual, procesos de integración urbana en sentido fuerte. Mezclar distintos grupos
sociales en un mismo barrio o incluso dentro de un mismo proyecto inmobiliario puede desencadenar
fuertes conflictos sociales, por lo que en principio no parece recomendable la adopción de leyes y políticas
que promuevan este tipo de procesos de integración en forma drástica. En todo caso, un estudio reciente
que midió la disposición de la población chilena a la integración residencial sugiere que la cultura del país
no muestra motivaciones fuertes a favor de la exclusión social. La mayoría de la gente encuestada, de
hecho, considera que la inclusión de personas de bajos ingresos en barrios de mayores ingresos sería algo
positivo. Ver Sabatini, F., Rasse, A., Mora, P., y Brain, I., “¿Es posible la integración residencial en las
ciudades chilenas?: Disposición de los grupos medios y altos a la integración con grupos de extracción
popular”, EURE (Santiago), vol. 38, núm.115, 2012, pp. 159-194. Incluso en Estados Unidos, donde
pareciera existir una resistencia fuerte a la integración social, se han realizado interesantes experimentos de
integración residencial, con resultados bastante positivos. Ver, por ejemplo, Massey, D. S., Albright, L.,
9
¿Por qué la política de vivienda tiene que promover la integración urbana, ya sea
en su versión débil o fuerte? ¿Por qué la provisión de vivienda social que no se haga
cargo del problema de la segregación urbana vulnera la mejor comprensión del derecho a
la vivienda como derecho social? Hay dos tipos de argumentos que justifican la
residencial normalmente opera como mecanismo a través del cual se genera desigualdad
entre grupos sociales a través del aislamiento territorial de un grupo social desaventajado.
Elizabeth Anderson señala que hay tres mecanismos a través de los cuales la segregación
residencial puede generar desigualdad. 25 El primero tiene que ver con el acceso a
mecanismo tiene que ver con la acumulación de capital social. La aislación espacial de un
grupo minoritario impide formar redes sociales entre miembros de ese grupo e individuos
bienes y servicios públicos. La evidencia indica que los grupos desaventajados que viven
Casciano, R., Derickson, E. y Kinsey, D. N., Climbing Mount Laurel: The Struggle for Affordable Housing
and Social Mobility in an American Suburb, Princeton University Press, 2013.
25
Anderson, Elizabeth, The Imperative of Integration, Princeton, N.J., Princeton University Press, 2010.
26
Ibíd., pp. 27-31.
27
Ibíd., pp. 31-38.
10
en territorios aislados tienen menor acceso a bienes y servicios públicos como protección
relaciones entre estos y otros grupos e impiden la cooperación entre grupos diversos. Es
plausible sostener que los grupos más aventajados, quienes normalmente concentran el
poder económico y político, tenderán a tomar decisiones que afectan a esos grupos
que se haga cargo del problema de la segregación residencial tiene que ver con la idea de
segregación promueve una visión parroquial de la vida, y hace difícil que personas de
distintos orígenes sociales o étnicos pueden empatizar entre ellos.31 Esto es problemático
28
Ibíd., pp. 38-43.
29
Ibíd., pp. 44-66.
30
Ibíd., pp. 89-111.
31
Este argumento se puede encontrar en Cashin, Sheryll D., “Localism, Self-Interest, and the Tyranny of
the Favored Quarter: Addressing the Barriers to New Regionalism”, Geo LJ, vol. 85, 1999.
11
Las ciudades chilenas, al igual que sus pares latinoamericanas, han estado
históricamente ricos y pobres han vivido lejos unos de otros. Lo interesante es que este
(2) concentran una significativa porción de las personas de bajos ingresos de toda el área
urbana, (3) tienen un nivel inferior al promedio de oferta de servicios y comercios, y (4)
32
Sabatini, Francisco, La segregación social del espacio en las ciudades de América Latina, supra nota 13.
33
Sabatini, Cáceres y Cerda, supra nota 14, pp. 34-39.
34
ATISBA, Guetos en Chile, Santiago, 2010.
35
Ibíd., p. 7.
36
Ibíd., p. 23
37
Ibíd.
38
En los últimos 15 años han aparecido varios trabajos que documentan el efecto de segregación
residencial de la política de vivienda en Chile, sobre todo de los programas implementados en la década de
los 90. Ver, por ejemplo, Rodríguez, A. y Sugranyes, A. (2004). “El problema de vivienda de los ‘con
techo’”, EURE (Santiago), vol. 30, núm. 91, 2004, pp. 53-65; Tokman, Andrea, “El MINVU, la política
habitacional y la expansión excesiva de Santiago”, en Galetovic, A. y Jordán, P. , Santiago. Dónde estamos
12
entrega masiva de subsidios habitacionales a familias sin acceso a vivienda formal. El
problema es que esos subsidios solo han sido suficientes para adquirir una vivienda con
estándares mínimos de calidad, pero no han permitido a esas familias competir por buena
creación del régimen de subsidios a medidados de los años 70.40 O lo que los expertos en
segregadas exhiben cifras más negativas que sus pares que viven en barrios menos
y hacia dónde vamos, Santiago, CEP, 2006, pp. 489-520. Estudios que han evaluado la implementación de
la política en etapas más recientes han encontrado un efecto similar. Ver Lambiri, Dionysia y Miguel
Vargas, “Residential Segregation and Public Housing Policy, the Case of Chile”, Working Document,
UDP, 2011; Dohnke, Jan et al., “Achieving a Socio-Spatial Mix? Prospects and Limitations of Social
Housing Policy in Santiago De Chile”, Housing Studies, 2014.
39
Ver fuentes citadas en la nota anterior.
40
Ese es el término usado por Andrea Tokman en “El MINVU, la política habitacional y la expansión
excesiva de Santiago”, supra nota 38.
41
Refiriéndose al tránsito de la política desde el problema de familias sin acceso a vivienda al problema de
familias con vivienda formal pero localizados en barrios marginados. Ver Rodríguez y Sugranyes, supra
nota 38.
42
Larrañaga, Osvaldo y Claudia Sanhueza, “Residential Segregation Effects on Poor’s Opportunities in
Chile”, Santiago, Documento de Trabajo, Departamento de Economía, Universidad de Chile, 2007.
43
Ibíd.
13
indicadores de salud. 44 En otro estudio, Celhay y Sanhueza compararon indicadores
laborales de personas que viven en asentamientos irregulares versus personas que viven
en condominios de vivienda social, y demostraron que vivir en los primeros, los que
características excepto su nivel de aislamiento territorial.47 Los resultados del estudio son
que los habitantes de condominios más aislados espacialmente presentan menores grados
de movilidad social, mayores tasas de desempleo del jefe de hogar, mayores tasas de
inactividad laboral de la pareja del jefe de hogar, mayores tiempos de traslado al trabajo,
los habitantes de zonas más segregadas tienen una peor percepción de sus barrios, tienen
mayores ganas de abandonar esos lugares, y creen que el lugar donde viven afecta su
situación laboral. 50 Estos indicadores más subjetivos son más agudos en ciudades de
menor tamaño, lo que los autores consideran se debe al hecho de que en estas, debido a la
44
Ibíd.
45
Celhay, Pablo y Claudia Sanhueza, “Location, Location, Location: Labor Outcomes in Urban Slums of
Santiago-Chile”, Documento de Trabajo, Instituto de Políticas Públicas, Universidad Diego Portales, núm.
3, 2011.
46
Sabatini, Francisco et al., Segregación de la vivienda social: ocho conjuntos en Santiago, Concepción y
Talca, 2013.
47
Ibíd., p. 19.
48
Ibíd., pp. 20-25.
49
Ibíd.
50
Ibíd., pp. 25-30.
14
menor escala geográfica, la población reconoce más fácilmente el nombre de los barrios
distinta clase social es muy baja. Estas pretensiones normativas debiesen ser parte del
3. Minimalismo regulatorio
institucionales. Son esos arreglos institucionales los que en último término definen las
51
Ibíd.
15
legales y de política pública más adecuados para satisfacer ese objetivo.52 Por ejemplo, el
reflexión sobre el contenido del derecho social informa la dirección en la que se tiene que
determina en forma definitiva las estrategias institucionales a seguir. Para ello, hay que
debe intervenir en el mercado para alcanzar objetivos públicos, lo que cierta literatura ha
52
Ver Komesar, Neil K., Imperfect Alternatives: Choosing Institutions in Law, Economics, and Public
Policy, University of Chicago Press, 1994.
53
Ibíd.
54
Para la descripción del minimalismo regulatorio me baso principalmente en el siguiente trabajo: Sabel,
Charles F. y Simon, William H., "Minimalism and Experimentalism in the Administrative State", The
Georgetown Law Journal, vol. 100, 2011, p. 53.
55
En la academia legal de los Estados Unidos, la persona más reconocida que ha sido asociada a esta
corriente es Cass Sunstein, por sus ideas regulatorias contenidas en libros como Nudge. Ver Thaler,
Richard y, Cass Sunstein, Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness, Penguin
Books, 2009. Ver también Kuttner, Robert, “The Radical Minimalist”, Am. Prospect, abril de 2009.
16
intervención administrativa y minimizar la discrecionalidad de la burocracia estatal. Para
ello, confía en las prácticas y normas del mercado para la provisión de servicios públicos.
económico de costo y beneficio. De acuerdo con esta visión, a la hora de formular reglas,
Los subsidios a la demanda o vouchers son una expresión conspicua del modelo
minimalista en el ámbito de la política social. La base lógica del modelo es que los
beneficiarios de la política pública son los que están en una mejor posición para elegir el
proveedor que mejor satisfaga sus intereses. Los subsidios deben ser lo suficientemente
provisión de bienes públicos a través de los mecanismos del mercado, al mismo tiempo
sugerido que el programa de vouchers habitacionales del gobierno federal de los Estados
Unidos (Section 8) es un mejor mecanismo para la integración social que los otros
17
instrumentos que se han intentado en ese país.56 Sus principales argumentos son que los
quiere vivir59 y son más invisibles, ya que los residentes no tienen por qué saber quién
del análisis de la implementación de tres decisiones judiciales que en los Estados Unidos
intervención pública, que promuevan la integración a baja escala y del modo más
56
Ellickson, Robert C., “The False Promise of the Mixed-Income Housing Project”, UCLA L. Rev., vol. 57,
2009.
57
Ibíd., pp. 1004-1008.
58
Ibíd., pp. 997-998.
59
Ibíd., pp. 999-1001.
60
Ibíd., pp. 1010-1012.
61
Schuck, Peter H., Diversity in America: Keeping Government at a Safe Distance, Harvard University
Press, 2006, pp. 203-260.
62
Ibíd.
63
Ibíd., pp. 208-214.
18
invisible posible. Schuck cree que la distribución de vouchers habitacionales es la forma
gobernado la política de vivienda en Chile en las últimas décadas, esta sección desarrolla
los dos argumentos principales de este artículo. El primero es que el discurso regulatorio
chilena desde los setenta. El segundo es que ese discurso y práctica institucional resulta
la vivienda.
familias de bajos ingresos para promover el acceso a vivienda formal, que se remonta a
los inicios del siglo XX.65 Esos programas tomaron un giro radical en los inicios de la
64
Ibíd., pp. 257-260. Para una crítica a la propuesta de Schuck, ver Been, V., “Residential Segregation:
Vouchers and Local Government Monopolists”, Yale L. & Pol'y Rev., 2005, pp. 23, 33.Una diferencia
importante entre el programa federal de vouchers de los Estados Unidos y los programas de subsidios de
Chile es que los primeros financian el arrendamiento de la vivienda, mientras que los segundos financian la
adquisición de la propiedad. En 2013 en Chile se comenzó un programa de subsidios de arriendo que ha
tenido alrededor de siete mil beneficiarios, y que de acuerdo a un estudio reciente de Slaven Razmilic ha
tenido efectos positivos desde la perspectiva de la reducción del allegamiento, el hacinamiento y la carga
financiera de los hogares. No ha tenido, sin embargo, efectos positivos respecto de la localización de la
vivienda social. Ver Razmilic, Slaven, “Subsidio al arriendo: primeros resultados y pasos a seguir”,
Propuesta de Política Pública, núm. 6, marzo de 2015.
65
Ver MINVU, Chile: un siglo de políticas de vivienda y barrio, 2004 e Hidalgo, Rodrigo, La vivienda
social en Chile y la construcción del espacio urbano en el Santiago del siglo XX, vol. 3, Instituto de
Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2005.
19
dictadura militar que gobernó el país entre los años 1973 y 1990. 66 En esos años, la
acción del mercado (modelo conocido en inglés como enabling markets housing policy
segundo era focalizar la intervención pública en los más pobres. El diagnóstico del
correcto, era que la ayuda social del gobierno no estaba llegando a las familias más
vulnerables del país.70 Esos dos objetivos han marcado la política social chilena hasta el
día de hoy, a pesar de que una coalición de centro-izquierda ha mantenido el control del
66
Con anterioridad a la instalación del nuevo modelo de provisión de vivienda social basado en la acción
del mercado, distintos regímenes institucionales fueron implementados para otorgar acceso a vivienda
formal a grupos desaventajados. El modelo inmediatamente anterior a las reformas de la dictadura consistía
en un grupo de corporaciones habitacionales, creadas entre 1953 y 1968, que actuaban como empresas
públicas encargadas de la directa construcción de vivienda social y de proyectos de infraestructura urbana.
Estas empresas, como la Corporación de la Vivienda (CORVI) creada en 1953, actuaban como verdaderos
desarrolladores inmobiliarios, y ocupaban los poderes regulatorios del Estado para facilitar la construcción
de vivienda social, como el poder de expropiación. Ver MINVU, supra nota 65, pp. 127-145. Ver también,
Rajevic, Enrique, “La privatización de las funciones públicas en el urbanismo y la vivienda”, en Vergara B.
y H. Bocksang (coords.), Público y privado en Derecho Administrativo. Actas de las VIII Jornadas de
Derecho Administrativo, Santiago, Thomson Reuters-La Ley, 2013, pp. 246-250, e Hidalgo, supra nota 65.
67
Mario Navarro, “Housing Finance Policy in Chile: the Last 30 Years”, Land Lines, vol. 17, núm. 3, 2005.
68
Aquí sigo fundamentalmente a Rodrigo Hidalgo, supra nota 65.
69
Ibíd., pp. 349-350.
70
Ibíd., p. 350.
20
Poder Ejecutivo la mayor parte del tiempo desde el regreso de la democracia en Chile en
1990.
dictadura era estimular al mercado para que sea este el que responda a las necesidades de
para así evitar un excesivo paternalismo estatal. Esa era la estructura del primer programa
de subsidios habitacionales establecido en 1978.73 Sin embargo, esa forma original de los
gobierno militar consideró que para un adecuado funcionamiento del mercado urbano el
suelo no podía ser un recurso escaso.76 Por ello, implementó reformas que aumentaron
71
Navarro, supra nota 67, p. 12 (“Under this enabling policy governments generate incentives and act as a
facilitator so the private sector will produce and finance the housing that the country needs”).
72
Ver Simian, supra nota 7.
73
Ibíd., pp. 288-293.
74
Ibíd., pp. 293-298.
75
Hidalgo, supra nota 65, pp. 366-375.
76
Ibíd.
21
drásticamente el radio urbano, y que redujeron considerablemente el impuesto a la
pensaban que estas medidas abaratarían el precio del suelo, permitiendo mayor acceso a
vivienda formal.79 La evidencia ha demostrado que sucedió lo opuesto: el precio del suelo
urbano subió debido a prácticas de especulación de los dueños de los terrenos añadidos al
radio urbano.80
municipalidades. 81 Por ello creó nuevas jurisdicciones locales. Santiago, por ejemplo,
considerada como factor para la creación de nuevos gobiernos locales, algunos de los
cuales cumplieron la función de ser depositarios de las viviendas construidas con los
subsidios del Estado.83 La Pintana, por ejemplo, una de las comunas más pobres de Chile,
fue creada en esta época para alojar a los pobres que vivían en asentamientos irregulares
77
Ibíd.
78
Ibíd.
79
Ibíd., p. 371.
80
Ver Sabatini, Francisco, “Reforma de los mercados de suelo en Santiago, Chile: efectos sobre los precios
de la tierra y la segregación residencial”, EURE, vol. 26, núm. 77, 2000.
81
Hidalgo, supra nota 65, pp. 379-385.
82
Ibíd., p. 379.
83
Ibíd.
84
Ver Gurovich, Alberto, “La Pintana: La Ciudad Interminable”, REVISTA INVI, vol. 5, núm. 9, 1990.
22
Desde la fundación de este régimen de estimulación del mercado para promover
por medio de dos tipos de programas de subsidio habitacional. El primer tipo es el más
cercano al modelo original que la dictadura quería implementar, que opera de manera
muy similar a lo que se entiende como voucher, es decir, un certificado que se entrega a
una persona para que esta vaya al mercado inmobiliario a buscar la casa de su preferencia
que sea posible financiar a través del subsidio más los ahorros y el crédito hipotecario. 85
focalizar los subsidios en las familias más pobres, debido a la incapacidad de estas de
mayormente por familias de ingresos medios.86 Ante esta situación, que contradecía uno
de los principios fundamentales del modelo de política social establecido por la dictadura,
programas de subsidios habitacionales para las familias más pobres del país. Con el
tiempo, sin embargo, esos programas para las familias más desaventajadas han tendido a
programas consumen el mayor porcentaje del gasto público en vivienda. Es ahí donde el
focalizados en los pobres hasta los primeros años de la década del 2000, estos programas
85
Simian, supra nota 7, pp. 288-293.
86
Ibíd., pp. 291-293.
87
Ibíd., pp. 293-294.
23
directamente con empresas constructoras. En esas licitaciones el MINVU definía el
estándares mínimos de construcción. El MINVU también elegía quiénes iban a ser los
beneficiarios de esos subsidios para ese proyecto en particular, de acuerdo con la lista de
postulantes que cumplían los requisitos para ser beneficiario de un subsidio. Resulta
evidente que estos programas funcionaban de forma bastante distinta al plan original del
subsidio concebido como voucher. El MINVU tenía bastante control sobre la ejecución
de los proyectos de vivienda social y las familias beneficiarias tenían escasa libertad para
empresas inmobiliarias a cargo de los proyectos. Es por esto que la literatura ha sugerido
que durante estos años el régimen de vivienda social funcionó en los hechos como un
subsidio a la oferta. 88 Ahora bien, los requisitos que imponía el MINVU para la
construcción de condominios de vivienda social eran mínimos. Es por ello que para
barato, usualmente en la periferia de las áreas urbanas. Esto generó la intensificación del
proceso de segregación territorial de los pobres en Chile que comenté al inicio de este
artículo.
habitacionales para los más pobres, entre estos el problema de la segregación residencial,
de más bajos ingresos. La creación del Fondo Solidario de Vivienda (FSV) constituyó el
88
Ana Sugranyes, “La política habitacional en Chile, 1980-2000: un éxito liberal para dar techo a los
pobres,” en Rodriguez, Alfredo y Ana Sugranyes (eds.), Los con techo, un desafío para la política de
vivienda social, Ediciones SUR, Santiago, 2005, pp. 23-58.
24
esfuerzo más relevante al respecto, el que se ha constituido en el principal programa
habitacional en Chile desde los inicios de la década del 2000. 89 Con el FSV los subsidios
habitacionales para los más pobres funcionan de forma más parecida a la idea original de
puede ser considerado como un programa que aumentó la privatización del régimen de
proceso que va desde la postulación a los subsidios hasta la ejecución del proyecto de
vivienda social. Estos intermediarios pueden ser entidades con o sin fines de lucro y
89
Creado por el Decreto Supremo N.° 155 de 2001, y posteriormente regulado en el Decreto Supremo N.°
174, de 2005, ambos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Ver también Simian, supra nota 7, pp. 300-
302.
25
En la última administración presidencial, en la que un gobierno de centro-derecha
FSV, el que pasó a denominarse Fondo Solidario de Elección de Vivienda (FSEV) 90. Es
posible sostener que con el FSEV se completó el proceso de ajustar los programas de
beneficiarios. Así, el gobierno de turno pretendió dar mayor libertad de elección a los
generó este cambio legal es que muchas familias no han podido encontrar una solución
habitacional, por lo que no han podido utilizar el subsidio entregado por el gobierno. Esto
volviera al régimen anterior que exige que las postulaciones colectiva presenten un
26
distribución de subsidios habitacionales como una forma de estimular al mercado para
por parte del MINVU, sobre todo con los programas de subsidio habitacional para
subsidios en el FSV (ahora FSEV) para mejorar la localización de las viviendas sociales.
Sin embargo, y a pesar de que la evidencia empírica es escasa, es un hecho evidente que
los subsidios habitacionales no logran penetrar en barrios de ingresos medios o altos. Eso,
conectados con las oportunidades que brinda la vida urbana en Chile. En otras palabras,
las familias de bajos ingresos que consiguen un subsidio habitacional no logran competir
vivienda social. El problema es que ello no garantiza que la localización de esa oferta
permita la integración social de familias de bajos ingresos. Más aún, la oferta muchas
27
veces se ajusta al precio del subsidio, como lo probó el “subsidio diferenciado a la
social por lo que se requería, para tener acceso a este, que solo se utilizara para la compra
de terrenos en la comuna donde vivían los beneficiarios, o en las comunas vecinas. Así,
periferia de las ciudades. Un trabajo reciente demostró que a los pocos meses de la
que el aumento fue capturado por los dueños de los terrenos y no se tradujo en una mejor
localización de la vivienda social.92 Es decir, no existe una relación lineal entre aumento
se trata de un aumento radical, caso en el cual habría buenas razones para pensar que hay
central que existe detrás de los esfuerzos por la integración residencial, que es la
estrategias parecen ser necesarias. La primera es una estrategia regulatoria, en la que por
91
Introducido por el Decreto Supremo N.° 226, de 2006, Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
92
Razmilic, Slaven, “Property Values, Housing Subsidies and Incentives: Evidence From Chile's Current
Housing Policies”, tesis de maestría, Massachusetts Institute of Technology, 2010.
28
bien localizada.93 Una segunda estrategia consiste en que el propio Estado se involucre
de los servicios públicos tradicionales (educación, pensiones y salud). Eso ha hecho que
inestable” (“the wobbly pillar”) del estado de bienestar. 94 Dos son las principales
entendida normalmente como un bien público y como un activo individual, como fue
descrito más arriba. El rol primario del derecho a la vivienda es permitir mejorar un
aspecto central de la calidad de vida de las personas. Pero también hay algo público en la
93
En muchos países del mundo se utilizan instrumentos de zonificación condicional para generar oferta de
vivienda social en barrios de mayores ingresos. Ver Calavita, Nico y Alan Mallach, Inclusionary Housing
in International Perspective : Affordable Housing, Social Inclusion, and Land Value Recapture,
Cambridge, Mass. Lincoln Institute of Land Policy, 2010.
94
Ver Bengtsson, supra nota 20.
29
vivienda social. La vivienda social cumple una función significativa en la inclusión y
los Estados occidentales, la política de vivienda es entendida como una corrección, más
no quiere decir, sin embargo, que el derecho a la vivienda como derecho social no
constituya un paradigma distinto a la lógica del mercado para entender el acceso de todos
los ciudadanos a la vivienda y a la ciudad. La mejor lectura de este derecho social exige,
en mi opinión, un sistema de prestaciones públicas que altere las dinámicas del mercado
a la vivienda.
una respuesta a la demanda de familias de bajos ingresos. El resto del mercado urbano es
95
Ver Kennedy, supra nota 21.
30
dejado intacto. Una política de vivienda que responda a las demandas de integración
estructuras de apoyo institucional intenso para los sectores desaventajados. Para ello, se
31