03 - Grim's Goddess - Hallie Bennett
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Amelie
Grim
Ni mi familia.
Ni mis amigas.
Nadie.
Capítulo 2
Grim
Joder.
Le hago una seña a Ranger, uno de los porteros del Club Wolf
y miembro del club Reaper's Wolves MC, y ambos nos dirigimos
al lugar donde Goldie yace tendida en el regazo de dos hombres,
cuyas manos aprovechan la oportunidad para agarrar la carne
expuesta de la pobre mujer.
Con suerte, veré qué tienen de popular las mujeres que eligen
no desnudarse.
Él me resulta familiar.
Ellos no me ven.
Es Amelie, la de la veterinaria.
—¿Qué?
Bingo.
Suerte que diriges el club donde ella trabaja todos los martes
por la noche.
Claro que a las chicas no les gustará que les haya ocultado
información clave sobre mi vida últimamente, pero no son de las
que abandonan a una amiga por errores. Sin embargo, mi cabeza
y mi corazón -uno gobernado por la razón y el otro alimentado
por la ansiedad- tienen problemas para sincronizarse.
—Mhmm...
—Para mí, era Jensen Cole. —Una imagen del chico rubio de
ojos azules aparece en mi cabeza. Nuestro profesor nos emparejó
para un proyecto de ciencias, y en lugar de holgazanear en clase,
participó, poniendo de su parte en nuestros deberes a diferencia
de algunos de los otros chicos.
DESCONOCIDO: ¡Amelie!
—¡Santa mierda!
—Así que, una vez que Georgia me contrató para actuar, eso
fue un gran salto para mí. Dar otro gran paso, como contárselo a
mis amigas, me abrumó, así que me lo guardé para mí. No es que
temiera tanto que me juzgaran, sino que me preocupaba
combinar estas dos partes de mí. Como que si mi vida real
chocaba con la oculta, entonces las inseguridades de la Amelie
real se apoderarían de mí.
Pero no puedo.
No quiero.
No aquí. No así.
Especialmente considerando mi comportamiento cavernícola
de antes.
—Grim...
—Burlesque, ¿eh?
Es extraño.
—¿En serio?
—Y tú también lo eres.
—No me gusta.
Lejos de eso.
¿Te encantará?
—No prometo nada con las cabras. —Una de sus clases más
populares es la de yoga con cabras bebé que hacen cabriolas por
el estudio y se suben a los clientes. —Pero me gusta cómo suena
eso de ser compañeras de piso. Siempre has sido la hermana que
nunca tuve.
—Que eres una joven capaz que está cansada de negar sus
sueños. —Natalie hace una pausa. —Sé que no creciste soñando
con enseñar a alumnos, pero sí con bailar, sobre todo después de
dejarlo. Perseguir esto es algo bueno. Aunque sólo sea una vez
porque aprendes que lo odias. Habrás salido de tu zona de
confort, lo que siempre es positivo.
***
—¿Qué piensas?
Es dulce.
—¿Qué sonido?
A partir de ahora.
—Sabía que eras secretamente una chica mala. —Se ríe entre
dientes antes de quitarme la mano de la cara y bajarse los
calzoncillos, que se quita de una patada cuando caen a sus pies.
Su pesada polla se bambolea con el movimiento, y vislumbro el
metal que brilla bajo la cabeza en forma de seta.
De ninguna manera.
¿Cómo no me di cuenta de que tenía un piercing cuando me
subí a su regazo y me aplasté contra su polla hasta el orgasmo?
—Sin manos, cariño. Todavía no. —Me levanta los dos brazos
por encima del pecho y los une por las muñecas con una de sus
grandes palmas. —Se trata de que confíes en mí. Dándome el
control porque quieres complacerme. Yo digo lo que hay que
hacer. ¿Entendido?
—Sí.
—No... no puedo...
***
Una risita adorable me despierta unas horas más tarde. Esta
vez el sol ha salido del todo y una cálida luz amarilla entra en la
habitación. Amelie y yo hemos cambiado de posición, de modo
que ella está abrazada a mi espalda, haciéndome cucharita.
—Lo fue, pero todo está mucho mejor ahora. Quiero decir,
anoche dormí bien.
—Me gustaría pensar que yo tuve algo que ver con eso. —
Sonrío y le acaricio el muslo con la palma de la mano. Siempre
que estoy cerca de Amelie surge una necesidad primitiva de
tenerla cerca. De tocarla de alguna manera. —Gracias por
compartirlo conmigo. Sé que hablar de tu salud puede ser una
mierda cuando hay tanta gente que no entiende por lo que estás
pasando.
Para siempre.
Capítulo 14
Amelie
Pero me contengo.
Para siempre.
Capítulo 16
Amelie
***
A la mañana siguiente, cuando me despierto, no puedo
resistirme a la piel tatuada de Grayson, así que cedo y le doy
besos juguetones en el pecho y los hombros, disfrutando del
hecho de que esté aquí, en mi cama. Me rodea con los brazos y
nos da la vuelta, pero lo detengo con la palma de la mano en el
pecho. —Tengo que ducharme. Anoche estaba demasiado
cansada.
—Sujétate, preciosa.
No es que ella sepa que Grayson está aquí, pero aún así.
Demonios, no.
—La misma.
—Robinson, creo.
—¿Qué demonios?
Todos los chicos se mueven inmediatamente para proteger a
las mujeres mientras las llamas lamen las cortinas del escenario
antes de saltar rápidamente a una mesa en la parte delantera,
haciendo que los hombres allí salgan corriendo.
¿En serio?
No es que me importe.
No pienses en Dean.
Pero es difícil cuando vuelvo a leer esas tres palabras:
Siempre serás mía. ¿Sería Dean tan estúpido como para
amenazarme después de todo este tiempo? ¿Y en un jodido
recinto de motociclistas? Especialmente cuando sé que el club
tiene trapos sucios sobre él. Trapos sucios que no dudarán en
soltar si decide volver a joderme la vida.
De ninguna manera.
***