Luxie Ryder - Midnight Rodeo - Midnight Cowboys I - Las Ex 69

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Agradecimientos

Al Staff Excomulgado: Ssl por la


Traducción, a Taratup por la Corrección, a
Kiti08 por la Diagramación y a Angiee por
la Lectura Final de este Libro para el Club
de Las Excomulgadas…

A las Chicas del Club de Las


Excomulgadas, que nos acompañaron en
cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que
nos acompañaron y nos acompañan
siempre. A Todas…

Gracias!!!
Argumento
Cuando el rodeo llega a la ciudad, el único interés de la dueña del
bar, Talia, es el dinero extra que obtendrá, con el aumento de las
ventas. Lo que ella aun no sabe es que el rubio y sexy Reb, y el
moreno y misterioso Cody, le harán cuestionarse todo lo que creía
saber hasta ahora sobre los hombres, el sexo y sus propios deseos.

Ellos no sólo son amigos de toda la vida, además, también parecen


tener el mismo gusto en mujeres. Cada uno de ellos le envía señales
claras y persistentes de que la desean, al igual que son plenamente
conscientes del interés de su amigo.

Incapaz de resistirse a la tentación de tener su propio rodeo privado,


ella sucumbe a la sobrecogedora seducción de los vaqueros. La
relación se intensifica, provocando una rivalidad entre los amigos,
que fuerza a Talia a tener que escoger entre ellos.

Cuando el Rodeo deje la ciudad nuevamente, ¿Tendrá Talia solo


calientes recuerdos… o le dará al vaquero de sus sueños su propio
Rodeo de Medianoche?
Capítulo 1
"Otro par de cervezas por aquí, cariño."

Talia contuvo una respuesta cortante. Los vaqueros del extremo de la barra
habían estado llamándola así toda la noche, aunque los cariño, ya estaban
empezando a molestarla. Ella les había dicho con una sonrisa forzada, más
de una vez, que no le gustaba que la llamaran de esa manera, pero parecía
que habían decidido no escucharla.

“Ya voy.” Puso las bebidas frente a los dos hombres, uno tan moreno como
el otro rubio.

"Gracias, cariño” dijo el rubio.

“Mi nombre es Talia”, repitió entre dientes, mientras se alejaba para


conseguir su cambio. En el momento que regresó, dos pares de los ojos
estaban esperando su llegada.

"Supongo que te estamos molestando" El moreno sonrió, y unos hoyuelos


aparecieron en su cara sin afeitar. "Realmente no queremos hacerlo, es sólo
que conocemos tanta gente en el camino, que tendemos a olvidar sus
nombres.”

Talia le devolvió la sonrisa, recordando que no era culpa de ellos que


estuviera tan irritada. Desde que el Rodeo y el Wild West Show habían
llegado a Chelwood el día anterior, su pequeño bar estaba inusualmente
lleno. Un empleado también había llamado diciendo que estaba enfermo,
dejándola sola, para hacer frente a la noche.
El hombre rubio se levantó, quitándose el sombrero. "Mi nombre es Reb y
este de aquí es Cody. Encantado de conocerla, señora”.

Su amigo se puso de pie brevemente, inclinando la cabeza en señal de


saludo. Ambos hombres parecían estar en sus treinta y tantos años, y
median un poco más de seis pies, la sobrepasaban por unas diez pulgadas.
Estaban vestidos igual, camisetas y jeans, junto con sus sombreros, pero ahí
era donde las similitudes terminaban. Reb tenía un cuerpo largo, alto y
delgado de color café por haber pasado demasiadas horas al sol y una
sonrisa fácil que parecía tener problemas para mantener bajo control. Cody
era más pálido, pero estaba también muy moreno, con amplios y
penetrantes ojos oscuros.

"Entonces, ¿qué piensan de nuestro pedacito de Colorado?” Talia preguntó,


tratando de llevar la conversación hacia otro tema y desviar su atención del
hecho de que había sido una cascarrabias. Un par de chicos al otro lado de
la barra, estaban gritando por más cerveza, pero los ignoró.

“Precioso”, dijeron, casi al unísono.

"¿Eres la dueña de este lugar?” le preguntó Cody, señalando hacia el resto


del edificio.

Talia asintió con la cabeza. "Heredé El Abrevadero de mi padre cuando


decidió retirarse y llevar a mi madre de regreso a su hogar en México."

“Bueno, estás haciendo un buen trabajo ", sonrió Reb. "Se ve muy bien."

“Gracias” sonrió, mientras se alejaba para tomar un par más de botellas de


la nevera. "Aquí tienen, son cortesía de la casa", dijo ella, sentía la
necesidad de hacer las paces. La atenta mirada de Cody todavía estaba en
su cuerpo cuando se dio la vuelta, y este no demostró ningún
remordimiento o vergüenza al saber que había sido pillado.

“Gracias Talia” dijo, permitiendo que sus ojos se quedaran sobre ella
mientras tomaba un largo trago de su cerveza. Su mirada pasó sobre ella,
causando una tensión entre sus piernas, que estaba casi segura que él
podía sentir.
¡Maldita sea! Quería lo que él le estaba vendiendo. Talia sabía que su
reacción al sexy vaquero se debía casi en su totalidad a la auto-impuesta
sequía sexual. Su entrepierna se humedeció ante la invitación de sus ojos, y
la sensación aumentó cuando lo vio lamer con su lengua una gota perdida
de cerveza en su labio. Las cosas estaban mucho peor de lo que pensaba, si
un guapo desconocido podía hacerla sentir tan caliente sin siquiera
intentarlo.

Se obligó a desviar la mirada, moviéndola hacia el otro lado de la barra,


segura de que todavía podía sentir sus ojos en ella. Le habían dicho muchas
veces que su culo era su mejor característica y había tenido un montón de
comentarios sobre el mismo. A los hombres parecían gustarles sus largas
piernas y sus apretadas y pequeñas nalgas. Personalmente, Talia sentía que
estaba demasiado flaca, pero a ella le gustaba su largo pelo negro. Sus
características, como su nombre, procedían de la herencia mexicana de su
madre.

A pesar de su estado de excitación, Reb y Cody fueron lo último en su


mente, durante la siguiente hora, más o menos. La barra se llenó al
completo, obligándola a forzar su voz a gritos sobre el ruido de la charla,
para escuchar lo que los clientes querían. Una pequeña multitud en el otro
extremo de la habitación empezaba a alborotarse, gritando por más
cerveza, mientras reían y gritaban a sus compañeros.

"Esperen un momento" les dijo ella en voz alta, cuando la llamaron de


nuevo. Un movimiento brusco detrás de ella le llamó la atención y se volvió
justo a tiempo para ver a Reb ir corriendo hacia el final de la barra. Lo
siguiente en ocurrir, fue que el joven juerguista que había saltado el
mostrador para tomar algunas bebidas gratis para sus amigos, fue arrojado
hacia atrás, sobre la barra, para aterrizar sobre sus amigos.

El hombre recuperó el equilibrio y dio un paso adelante, dispuesto a tomar


represalias. "Yo no lo haría si estuviera en tu lugar." Una fuerte mano lo
detuvo por el hombro, cuando Cody apareció detrás de él como de la nada.
El chico se lo pensó mejor, soltándose de la restricción y luego salió del
edificio, seguido por sus amigos.
"Siento lo ocurrido", dijo Reb, dándole un apretón a Talia, mientras pasaba a
su lado, para regresar a su asiento en el otro lado de la barra. "Parece que
necesitas una mano."

"Sí, gracias” dijo, un poco sorprendida por el giro de los acontecimientos y


la natural facilidad con la que la había tocado, al parecer impasible ante el
contacto de todo el cuerpo. Talia todavía podía sentir sus manos en las
caderas. La excitación causada por Cody llenó todo su cuerpo, de nuevo.

Cody volvió a tomar asiento, golpeando a Reb en la espalda con una


sonrisa. "¿Puedes avisarme la próxima vez?"

"Yo sabía que ibas a estar justo detrás de mí", dijo.

Cody se volvió hacia ella. "¿Quieres que vigilemos la puerta en caso de que
ese tipo quiera regresar?”

Talia empezó a negar con la cabeza, antes de mirar alrededor y darse


cuenta de que estaba irremediablemente abrumada. "Me vendría bien un
poco de ayuda," sonrió,” pero tengo que pagarles. Sus bebidas son cortesía
de la casa, ¿ok?”

La hora de cierre llegó sin más incidentes. Fieles a su palabra, los chicos
mantuvieron un ojo en la multitud, deteniéndolos antes de que pudieran
escalar y sobrepasar el límite permitido de personas a través de la puerta.

La atención de Talia volvió plenamente a ellos mientras los últimos


rezagados salían del lugar. Se habían vuelto a sentar en la barra dónde una
hora antes la multitud había comenzado a diluirse. Cada vez que había
mirado en su dirección, ellos habían estado observándola. Un par de veces,
habría asegurado, que los había atrapado hablando de ella, pero no tenía
manera de estar segura.

” ¿Otra cerveza chicos?” les ofreció.

"Sólo si te unes a nosotros," dijo Reb, creando un espacio entre él y su


amigo. Talia cerró la puerta y luego se sentó nerviosamente.
"Muchas gracias por su ayuda. No sé cómo lo habría soportado sin ustedes
dos”.

"No es problema", dijo Cody.

"No hay de qué", dijo Reb.

"Así que, ¿son chicos del rodeo?” preguntó ella.

"Yo solo cuido de los caballos” respondió Reb, asintiendo con la cabeza
hacia su amigo. “Cody es la superestrella."

"¿Eres un jinete? ¿No es eso un poco peligroso?”

Él asintió con la cabeza. "Puede ser. Sólo tienes que tomar precauciones”.

"Suena como una vida apasionante, viajando de ciudad en ciudad. ¿Lo


lleváis haciendo mucho tiempo?” Preguntó, desconcertada por la forma en
que ambos hombres se habían vuelto hacia ella, cada uno poniendo un
brazo a lo largo de la parte de atrás de su silla mientras sus rodillas
chocaban con las de ella.

“Reb y yo hemos estado trabajando juntos durante unos diez años”


respondió Cody.

Reb asintió con la cabeza. "Somos como un viejo matrimonio", se rió.


"Comer, dormir, ir a fiestas… lo que sea, Cody está siempre allí conmigo.
Algunas veces me canso de verlo” La alegría brillaba en sus ojos verde claro
mientras bromeaba con su amigo.

“¿Lo hacéis todo juntos?”

"Todo" dijo Cody mirándola a los ojos, después de una pausa. Talia oyó reír
a Reb mientras tomaba un trago de cerveza y miró de uno a otro,
preguntándose qué era lo que había pasado por alto que era tan gracioso.

"Ok, bueno, gracias de nuevo" dijo ella, tratando de dejar claro que estaba
esperando para cerrar.
Retorció sus pies, apenas capaz de salir de su asiento, capturada entre los
dos grandes hombres. "Disculpa", dijo a Cody, haciendo un gesto de que
quería pasar.

El se tomó su tiempo para levantarse, pero se apartó de su camino,


sonriendo mientras ella ocultaba sus ojos cuando los tuvo al nivel de los de
él. “Gracias” murmuró.

"No hay de qué"

Talia pasó junto a ellos, sin saber por qué Cody seguía mirándola con tanta
intensidad. La tensión se rompió cuando se volvió hacia su amigo y le dio
una palmada en el hombro. “Vamos, amigo, la señora quiere salir de aquí. "

Reb vació lo último de su cerveza, chasqueando los labios con apreciación


mientras se ponía de pie. "Gracias por los tragos gratis", sonrió
calurosamente.

"Era lo menos que podía hacer", dijo ella, avanzando hacia la puerta con la
esperanza de que la siguieran. "Realmente aprecio su ayuda."

"Cody tiene debilidad por las damiselas en aprietos," bromeó él, dándole un
codazo a su amigo en las costillas y haciendo caso omiso de la mirada
oscura que obtuvo a cambio.

“Bueno, estoy agradecida de aún haya caballeros por los alrededores. “


Ambos parecieron un poco henchidos por el cumplido, haciéndola sonreir.

Los hombres eran tan fáciles de complacer.

"¿Vas a venir al rodeo?” le preguntó Cody, aparentemente renuente a pasar


por la puerta que estaba manteniendo abierta para ellos. Él puso un ticket
de entrada en su mano, después de que ella negara con la cabeza. “Ven a
vernos si tienes tiempo."

Talia prometió que lo haría, sobre todo por el hecho de que Reb la levantó
contra su cuerpo duro y no la dejó ir hasta que ella lo hizo. "Bájala, Reb,"
dijo Cody, quitándose el sombrero para besarla en la mejilla, cuando
finalmente salió del bar. Su amigo hizo lo mismo en el otro lado, arrastrando
una mano casualmente sobre su cadera, mientras pasaba por la puerta.

Talia deslizó el pestillo para cerrar la puerta, antes de volverse para


apoyarse contra la madera, liberando una respiración inestable. Había
tratado con muchos vaqueros cachondos en sus veintinueve años de vida,
pero nunca dos al mismo tiempo.

Ambos parecían conscientes de la atracción del otro hacia ella y a ninguno


parecía importarle. Se preguntó qué habría ocurrido si ella hubiera alentado
a uno de ellos sobre el otro.
Capítulo 2
Talia los vio la tarde siguiente, cuando se acercó a la pista en la que
competirían. Reb era apenas visible en el interior del canal, mientras
trabajaba con el caballo en el que montaría Cody.

Se sentó en su sitio, sintiendo como la adrenalina de la pista se filtraba en


ella. El ruido era intenso, como si los impacientes caballos y el ganado
indignado, hicieran oír sus voces, compitiendo en volumen con el locutor
que gritaba por un micrófono.

Reb la miró y dejó lo que estaba haciendo para saludarla con la mano, y
golpeó a Cody en el muslo, para que dirigiera su mirada hacia ella.

Lo vio explorando la multitud, buscándola, por lo que lo saludó


nerviosamente, escuchando los murmullos de la gente a su alrededor,
mientras el jinete se quitaba el sombrero y le devolvía el saludo con este.
Talia miró a su alrededor con nerviosismo, esperando que nadie la hubiera
visto coqueteando con los chicos del rodeo o podrían sospechar que había
pasado gran parte de la noche anterior masturbándose con la idea de
tenerlos a los dos juntos e individualmente.

Ignorando el latido de respuesta en su ingle, tomó una gorra de béisbol de


su gran bolso, y tiró del borde hacia abajo sobre sus ojos, para protegerlos
del brillante sol de la tarde. El caballo que Cody cabalgaría parecía estar
asustado, dando patadas en los costados del compartimiento, como si
tratara de salir.

Vio a Reb saltar a un lado, trepando para salir del camino, unos momentos
antes que la puerta del canal se abriera. El caballo de Cody saltó, golpeando
con sus patas, incluso antes de estar libre de las barras.

Cody se agarró, con una mano enredada a través de una cuerda tensa, su
cuerpo se sacudía sobre la silla mientras trataba de mantenerse sobre el
caballo salvaje. Ella podía ver la concentración en su rostro y la forma en
que los músculos de sus muslos se contraían, mientras él los apretaba
alrededor del animal.

Talia no podía apartar los ojos de su cara de concentración, a pesar de estar


segura de que Cody caería y sería pisoteado en cualquier momento. El ruido
del locutor se convirtió en una sorda distracción y se quedó en su asiento
para tener una mejor vista, gritando un poco cuando el caballo finalmente
ganó, descabalgando a su verdugo, antes de arremeter contra él con una
patada de enojo.

Se cubrió los ojos mientras esperaba los gritos de los espectadores, pero
nunca llegaron. Mirando entre sus dedos, se encontró con Cody en pie,
sacudiéndose con el sombrero el polvo de sus zahones, mientras saludaba a
la multitud. Volviéndose hacia ella, le hizo una profunda reverencia, antes
de reír al ver su expresión todavía conmocionada.

Talia bajó las manos, sonriendo de nuevo, con alivio, al ver la emoción en su
rostro. Él parecía brillar de excitación y ella tuvo una idea general de por
qué se exponía a tanto peligro.

Cody hizo un gesto por encima del hombro, usando el brazo para darle
instrucciones para salir de las gradas e invitándola bajar y unirse a ellos.
Algunas de las otras mujeres jóvenes de la multitud comenzaron a reír con
entusiasmo, seguras de que la invitación también las incluía a ellas.

Cuando Talia llegó al lugar al que había sido dirigida, estaba al final de una
línea muy larga de personas, hombres, mujeres y niños entre ellos, todos
esperando para pedir autógrafos o fotos.

Cody se había subido a la verja, tomando los artículos que Reb le entregaba,
firmándolos de forma rápida y entregándolos de nuevo. Él vio a Talia en la
parte posterior de la multitud y sonrió, encogiéndose de hombros a modo de
disculpa. Reb se volvió en su dirección después de recibir un golpe en las
costillas, y pareció como si quisiera ir hacia ella, hasta que un niño le puso
una cámara en la mano y le pidió que tomara una fotografía.

Talia esperó tanto tiempo como pudo, sin sentirse como una fan. El orgullo
finalmente la obligó a alejarse, una vez que se dio cuenta de que no tenía
idea de por qué estaba realmente esperando para verlos. Un fuerte silbido
la hizo darse la vuelta, y vio a Cody levantar las manos como preguntándole
a dónde iba.

Señaló su reloj, tratando de decirle que tenía que volver al trabajo. Cody
asintió con la cabeza, diciéndole con ese gesto que lo entendía, e hizo una
mímica como de beber una botella de cerveza, y luego puso los pulgares en
alto cuando ella entendió lo que le quería decir. Irían a verla más tarde.

A pesar de sus excusas a Cody, Talia no fue directamente a trabajar,


tomándose su tiempo para caminar por la feria. Habían pasado años desde
que se había permitido a sí misma algo de tiempo para disfrutar, y no tenía
prisa por volver al oscuro y solitario bar.

Colocándose bajo la sombra de un roble, se quitó los zapatos y se recostó


contra el tronco, el sitio ideal para disfrutar del gigante algodón de azúcar
que había comprado.

Lamentó esa decisión unos pocos minutos más tarde, cuando la pelusa
pegajosa y dulce se aferraba a sus dedos y se negaba a despegarse. Talia
podía sentir algo de dulce en la barbilla y trató de quitarlo con el dorso de
una mano, dándose cuenta, demasiado tarde, que había arrastrado el
algodón de azúcar a través de su cabello en el proceso.

A punto de levantarse y tirarlo a la basura, para poder liberarse del infierno


de color rosa en el que se encontraba, se detuvo cuando dos grandes
sombras bloquearon el sol. Vio a Cody y Reb conteniendo la risa, esta
contraía las comisuras de sus bocas, mientras sus ojos vagaban por sus
manos, cara y pelo.

“No se queden ahí, ayúdenme", dijo ella riendo, mientras cada uno de ellos
le ponía una mano debajo de una axila y la ponían de pie.
Capítulo 3
Todavía se reían de ella, cuando entraron en el bar, más tarde, esa noche.
"Si querías ser cubierta por algodón de azúcar, sólo tenías que hacérnoslo
saber" bromeó Reb. "Estaríamos felices de hacerlo."

"Oh Dios, no me lo recuerdes," gimió ella, con la cara un poco enrojecida al


recordar lo que había visto cuando llegó a casa. La pelusa rosa clara, había
comenzado a secarse, tomando un color rojo brillante. Talia se había visto
obligada a lavarse las manos, la barbilla y la punta de la nariz para retirar el
color, antes de lavarse el cabello dos veces. “¿De qué diablos hacen esas
cosas?” preguntó con una carcajada.

"Son residuos nucleares", dijo Cody arrastrando las palabras, sonriendo


mientras ella le daba una palmada en el brazo.

Talia les invitó una cerveza antes de dejarlos el uno en compañía del otro,
mientras centraba su atención en la creciente multitud. Por lo menos tenía
un poco de ayuda esta noche, pensó, mientras Cindy se precipitaba a través
de la puerta, pidiendo disculpas por llegar tarde.

A medida que la noche avanzaba, Talia tuvo la clara impresión de que Cody
y Reb estaban esperando hasta que ella estuviera libre, para pedirle otra
ronda de bebidas. Cindy había estado rondándolos toda la noche, su cara
bonita y rubia se iluminaba con esperanza cada vez que la miraban.
"No es justo." Ella hizo un mohín más tarde, arrinconando a Talia junto a la
caja. "He estado moviendo mi culo toda la noche y ninguno de esos tipos del
final de la barra me ha echado una mirada."

“Parece que están aquí sólo para beber, eso es todo", le dijo Talia, a
sabiendas, por propia experiencia, que eso no era cierto. Esta noche, al
igual que la noche anterior, Cody y Reb la miraban constantemente. Y sus
ojos rara vez habían estado en su cara.

Al principio, ella les devolvía las sonrisas, cada vez que los encontraba
mirándola. Eventualmente, trató de ignorarlos, al comenzar a sentir un
hormigueo en cualquier parte del cuerpo, cada vez que la miraban. Talia ya
no tenía dudas de que estaban hablando de ella íntimamente.

"Talia"

Se acercó a Cody, deteniéndose en el camino para tomar un par de botellas,


suponiendo que esa era la razón por la que la estaban llamando. Sus
pezones se contrajeron dolorosamente cuando el frío aire del refrigerador
cayó sobre ellos, su cuerpo ya sensibilizado por el calor que crecía dentro de
ella.

Todas sus esperanzas, de que no lo hubieran notado volaron por la ventana,


cuando vio la mano de Reb congelarse en el aire, con la botella a medio
camino de sus labios. El se recompuso mientras ella se acercaba, hasta
tomar un trago de cerveza, incapaz de quitar los ojos de su cuerpo.

"Yo no estaba pidiendo más cerveza", dijo, su voz sonaba un poco ronca.
"Sin embargo, gracias."

"Oh, lo siento, ¿qué era lo que querías?” preguntó inocentemente,


lamentando su elección de palabras, mientras lo observaba contener una
respuesta. Si tomaba en cuenta la expresión de su cara, había estado a
punto de decírselo en términos muy claros, pero lo pensó mejor.

Sus ojos bajaron hasta sus pechos por un breve momento, antes de
esconderlos bajo el ala de su sombrero, haciendo un gesto por encima del
hombro con un movimiento de cabeza. "El idiota de anoche acaba de entrar.
¿Quieres que nos deshagamos de él?”
Talia examinó la habitación, hasta que vio el pequeño grupo en una
esquina. "Si pueden hacerlo sin causar una escena, se los agradecería” dijo
ella, decidiendo que el dinero del chico y sus amigos no valía la pena, por el
riesgo del daño que podrían causar si se desataba una pelea.

Reb se levantó de la silla antes de que Talia terminara de hablar, caminó


hacia los jóvenes con los brazos extendidos, guiando al grupo en dirección a
la puerta. Talia pudo oír a algunos de ellos maldiciendo, antes de que uno
diera un paso adelante para golpear a Reb. Se volvió para alertar a Cody,
sólo para encontrar que ya se había movido, cruzando el salón, para pararse
con firmeza frente al chico problemático, como desafiándolo a hacer un
movimiento.

El chico bajó la mirada, dándo la vuelta y caminando hacia la puerta,


gritando por encima del hombro que el lugar era una basura, de todos
modos. Reb quiso seguirlo hasta que Cody lo retuvo con mano fuerte. "La
dama dijo que no hiciéramos una escena", le recordó, dándole una
palmadita en el hombro al ver que la tensión dejaba su cuerpo.

"Creo que les debo otra bebida," ofreció ella, cuando volvieron a tomar sus
asientos.

Reb negó con la cabeza, fijando sus ojos verdes en los de ella, inusualmente
serio por un momento. "Puedes pagárnoslo más tarde" dijo
misteriosamente, sosteniendo su mirada.

Talia luchó contra el impulso de gemir en voz alta, alejándose del intenso
calor que emanaba de los dos hombres, casi sin aliento por el latido
ardiente entre sus muslos. ¿Qué demonios estaban tratando de hacerle?

Cindy se fue a casa una hora más tarde, tomándose su tiempo para recoger
sus cosas. Al darse cuenta de que los vaqueros tenían intención de
quedarse un rato más, finalmente dejó a Talia a solas con ellos.

"Me muero de hambre", dijo Cody, llevando su atención de nuevo hacia ellos
y quitarla de la tarea de cargar los vasos en el lavavajillas. "¿Hay algún
lugar para comer por aquí?”
Talia sonrió. "No a esta hora de la noche. Bienvenidos a un pequeño pueblo
de EE.UU.”.

"Estoy tan hambriento que me comería mi sombrero." Reb se echó a reír,


guiñándole un ojo mientras dejaba caer una indirecta, tan grande como una
roca.

A pesar de lo tarde que era y lo cansada que estaba, Talia sabía que lo
único amable que podía hacer, después de que habían sido tan útiles, era
ofrecerles por lo menos una comida. "Puedo prepararles algo," ofreció ella.

“¿Estás segura de que no te importa? " dijo Cody, con la cara llena de alivio.

"Por supuesto que no. Denme un minuto para cerrar bien la puerta y
podemos ir a la cocina." Escapó de la habitación, aliviada de estar fuera de
la altamente cargada situación, por un momento.

"Maldita sea, eso estuvo buenísimo", exclamó Reb, diez minutos más tarde,
después de devorar la hamburguesa que había preparado.

"¿Quieres más?" preguntó Talia.

"No, eso fue más que suficiente” respondió Cody, dando a Reb una mirada,
que lo desafiaba a que continuara asintiendo con la cabeza. "Gracias."

Ella sintió su sonrisa, atravesándola hasta los dedos de los pies, y comenzó
a sonrojarse. “No hay problema. "

"Así que, ¿vives aquí?” Preguntó Reb, colocando los codos sobre la mesa.

Talia asintió con la cabeza. “Tengo un apartamento arriba."

"¿Qué piensa tu novio de que trabajes hasta tan tarde?” dijo Cody.

"No tengo novio” dijo, a la defensiva. "Somos sólo mi gato y yo."

Reb y Cody se miraron de nuevo, una conversación tácita pasó entre ellos.

"¿Tú y el gato?" ¿Se estaba Reb riendo de ella?

“Sí. ¿Es tan difícil de creer? "


Cody la interrumpió. "Lo que quiere decir es que es difícil imaginar a alguien
tan bonita como tu viviendo sola."

"No sería tan difícil si conocieran a mi ex." Ella se echó a reír, poco
dispuesta a explicarles que el infierno se congelaría antes de que ella dejara
que un hombre entrara en su vida otra vez. Bueno, al menos no a corto
plazo.

Una vez más, la conversación murió, dejándola sentada entre los dos
hombres.

Ambos parecían conformarse simplemente con mirarla, y disfrutar con su


incomodidad. "Por lo general tomo una bebida caliente en la noche, antes
de acostarme, ¿quieren una antes de irse? " dijo ella con una indirecta, con
la esperanza de que se dieran cuenta de que no podían quedarse en la
cocina por mucho más tiempo.

“Sí, por favor "dijo Reb, poniéndose de pie. "Ahora vuelvo, tengo que ir al
baño." Él sonrió, caminando fuera de la habitación.

“¿Cody?” Él no le respondió, simplemente siguió mirándola a los ojos.


“¿Quieres una bebida?”

Él asintió con la cabeza, poniéndose de pie a su lado. "Déjame que coja eso"
se ofreció, cuando ella se estiraba para alcanzar el tarro de galletas.

Su cuerpo golpeó suavemente el suyo, y él la tomó por las caderas para


mantenerla equilibrada. Talia dejó el tarro, nerviosa por su cercanía y por el
hecho de que todavía no la había soltado. Tragó saliva al darse cuenta de su
intención de besarla.

Los labios de Cody encontraron los de ella, mientras lo miraba en silencio.


Su cuerpo reaccionó mientras su cerebro le advertía que no lo hiciera, y se
encontró devolviéndole el beso. No lo detuvo cuando sus manos se
dirigieron a su trasero. "Me he estado muriendo toda la noche por tocar
esto” murmuró él contra su boca, mientras la atraía hacia sí, presionando su
dura polla contra ella.
Talia levantó las manos para empujarlo, pero en vez de eso, agarró la tela
de su camiseta, tirando de él más cerca. Había querido tocarlo desde que la
había hecho mojarse la primera vez, y no se permitió a sí misma el tiempo
para preguntarse que estaba sucediendo.

Cody deslizó una mano hasta su torso, riendo entre dientes en la parte
posterior de su garganta, mientras permitía que su palma rozara su pezón
antes de tomar el pecho. Talia gimió por el contacto y una sensación
pulsante comenzó en su coño. El envolvió la mano libre en su pelo, tirando
de su cabeza hacia atrás, suavemente, para poder morder su cuello antes
de llevar de nuevo su boca hacia la de ella.

Talia sintió otro cuerpo presionando contra su espalda. Saltó para tomar
distancia por la sorpresa, y se encontró con Reb mirándola fijamente, el
deseo hacia parecer sus ojos más oscuros. La sonrisa de niño había sido
sustituida por una mirada de intensa concentración. “¿Q... qué están
haciendo?” preguntó ella, sorprendida por la falta de reacción de Cody ante
la interrupción.

"Te dije que lo hacemos todo juntos...”

Capítulo 4
Reb sonrió, pasando un dedo sobre su mejilla antes moverlo hacia el pezón,
que se asomaba a través de su top.

"¡Esperen, chicos! No sé si puedo hacer esto” dijo ella, dando un paso atrás.
Cody puso una mano alrededor de su muñeca con suavidad, deteniéndola
en su huida.
“¿Por qué no?”

“¿Por qué no?” repitió ella, sintiéndose acorralada. “Bueno, apenas los
conozco, para empezar."

"Los dos te deseamos, Talia", dijo Reb, pasándole una mano por el otro
brazo. "Hemos estado observándote toda la noche", suspiró, tirando de ella
más cerca, "viendo tu hermoso pelo negro rozar tu cuerpo y ese pequeño
culo sexy balanceándose hacia adelante y atrás, en nuestras propias
narices”.

"Y sabemos que nos deseas", dijo Cody, deslizando la mano por la parte
baja de su espalda, instándola a acercarse más. "Vi la forma en que me
miraste antes y cómo reaccionaste cuando Reb te tocó. Tus pezones se
endurecieron al instante, al igual que lo están ahora."

Talia se echó a reír nerviosamente. "Miren, muchachos. No es que no


encuentre la idea atractiva, pero no es mi tipo de cosa, ¿Ok?

"¿Por qué?, ¿porque eres una chica buena? Dijo Reb en tono de burla,
pasando una mano sobre su culo. "O porque tienes miedo de que la gente
se entere."

"Un poco de ambas cosas," dijo ella, su resolución empezaba a debilitarse a


medida que los hombres la colocaban entre ellos, presionándola hacia
delante sobre el cuerpo de Cody, mientras Reb se encajaba en su trasero.
Su cabeza comenzó a girar, a medida que continuaban persuadiéndola,
tomando turnos para hablar.

"Está bien ser una chica mala, si quieres serlo, Talia" dijo Cody, llevando su
cabello hacia un lado para murmurar en su oreja. "Nadie lo sabrá nunca."

"Déjanos hacerte sentir bien", susurró Reb, frotando su erección contra su


culo mientras se acercaba más. "Sabes que podemos."

“No tengas miedo de tomar lo que quieres, "dijo Cody, mientras ella lo
miraba con incertidumbre. "Pero si quieres que nos vayamos, sólo tienes
que decirlo." Los dos hombres se quedaron inmóviles, su respiración
caliente flotando sobre su rostro y cuello, mientras esperaban su respuesta.
"¿Quieres que nos vayamos Talia?”

La sangre se agolpó en sus oídos y su corazón dio un vuelco ante la


perspectiva del placer que podría tener por delante, si solo extendía la
mano y lo tomaba. Dirigió la mirada hacia Cody, sacudiendo la cabeza. “No,
no quiero que se vayan."

"No te arrepentirás, nena" dijo Reb, deslizando la mano entre sus piernas.
"¡Mierda!, Cody, esta tan caliente y húmeda que puedo sentirlo a través de
sus jeans." el jadeó, hundiendo los dientes en su hombro. Las piernas de
Talia temblaron cuando Cody tomó sus pechos, y mordió suavemente su
labio, mientras lo chupaba dentro de su boca.

“¿Dónde está el dormitorio?” gimió él, obligándose a finalizar el beso. Talia


susurró su respuesta, apenas capaz de encontrar su voz.

Reb se alejó sin previo aviso, como si supiera que Cody lo seguiría. Talia fue
alzada en los brazos de Cody, y colocada en la cama sólo segundos más
tarde. En el momento que ella y Cody llegaron a la pequeña habitación, Reb
había descartado la mayor parte de su ropa. Él la puso de pie al instante,
para empezar a sacarle la camiseta, mientras Cody se desnudaba
rápidamente y luego comenzó a quitarle los jeans.

Los dos hombres acariciaron y besaron cada centímetro de piel que iban
exponiendo, dejándose caer sobre sus rodillas a cada lado de ella, mientras
la ayudaban a salir de sus pantalones y bragas. Reb se situó detrás de ella
para desabrochar su sostén, besando la piel de su espalda. Cody
permaneció de rodillas, acariciando su cuerpo con sus ojos y sus manos, y
deslizó sus dedos bajo las copas del sostén para acariciar sus pezones.

“¡Por todos los cielos!, tu cuerpo es precioso " dijo Cody.

"Te dije que lo sería” respondió Reb, por encima de su hombro, rozando las
manos de Cody al tomar sus pechos por completo en sus manos.

Talia dejó caer la cabeza sobre el hombro de Reb, mientras miraba a Cody
separar los rizos de su ingle. "¡Oh Dios!, puedo ver lo húmeda que estas"
jadeó él, mirándola por un momento, antes de deslizar un dedo sobre su
hinchado clítoris. Ella se sobresaltó y cayó más pesadamente contra Reb,
cuando Cody bajó la cabeza y la rozó con la lengua. "Tienes un sabor tan
dulce, cariño." Levantó sus piernas del suelo y las colocó sobre sus
hombros.

Reb la sostuvo con firmeza, dando un paso atrás para aumentar el ángulo
en el que estaba suspendida entre los dos hombres.

“Oye, yo quiero ver" se quejó Reb, hasta que Cody lo ayudó a levantarla
hacia la cama, separando las piernas para su amigo. Este gimió, mientras
tocaba suavemente su clítoris, añadiendo un dedo a la tortura, cuando lo
deslizó fácilmente en su interior. Cody se había movido hasta tumbarse a su
lado, acariciando su cuerpo hasta que sus cálidos labios besaron los suyos.

Talia no sabía dónde enfocar su atención. La tensión en su coño no era sólo


debida a lo que estaba haciendo Reb, sino también a la sensación de la
boca de Cody en la de ella y sus dedos sobre sus pechos. Extendió la mano
hasta donde podía sentir su erección chocando contra su muslo, y envolvió
los dedos a su alrededor. Su pulgar acarició la punta, encontrándola
húmeda por su excitación.

“Sí” dijo Cody al sentir su toque, empujándose suavemente en su palma. Su


gran mano se cerró alrededor de su garganta, sosteniendo su cabeza
mientras profundizaba su beso.

Reb gimió contra su piel, cuando su coño comenzó a temblar en advertencia


en torno a sus dedos. “Eso es, nena” le dijo, aumentando la presión de su
boca. "Déjate ir".

La lengua de Cody comenzó a saquear su boca, imitando la acción de la de


Reb. Talia comenzó a correrse, mordiendo el labio de Cody, hasta que él se
apartó para ver como su cabeza caía hacia atrás y empezaba a gemir y
temblar bajo su cuerpo.

"Cuando Reb termine, te voy a follar tan fuerte, que vas a gritar," le susurró
al oído, haciendo que una nueva ola de electricidad se lanzara a través de
ella, por sus palabras.
Reb besó su muslo, subiendo por la cama para acostarse al lado de ella,
mientras Cody hizo su camino hacia abajo. "Daté la vuelta” ordenó él,
guiando sus movimientos con una fuerte mano en su cadera. Talia hizo lo
que le dijo, sintiendo el cuerpo pesado. De rodillas, empezó a temblar de
nuevo, al sentir la punta de la polla de Cody comenzar a empujar dentro de
su coño, mientras Reb se arrodillaba delante de ella, invitándola a tomar su
pene en la boca.

Ella pasó la lengua sobre la cabeza, cuidando de no tomarlo en la boca,


mientras se anticipaba al primer empuje devastador de Cody. Él no la
decepcionó, casi la elevó de la cama cuando se introdujo en ella con fuerza.
Talia quedó sin aliento, dejando caer la cabeza por la euforia, mientras ola
tras ola de sensaciones comenzaron a propagarse a través de ella, causadas
por el hombre que llenaba su coño.

Reb le recordó suavemente que estaba esperando, al levantarle la barbilla,


y le sonrío con los párpados pesados, mordiéndose el labio cuando ella abrió
la boca y lo dejó entrar. Colocando el puño en la mitad de su eje, Talia
permitió que los empujes de su cuerpo, determinaran la velocidad y
profundidad de su succión, cerrando los labios alrededor de la polla de Reb,
mientras Cody tiraba de ella hacia atrás, lista para aceptar el siguiente
empuje.

"¿Cómo se siente su coño?" preguntó Reb con voz quebrada, mientras lo


follaba con la boca.

"Increíble hombre, jodidamente increíble," dijo Cody, sonando cercano a su


clímax.

“Ah, tienes una boca dulce, nena," dijo Reb, acariciándole la cara hasta
sostener con firmeza su mentón. "No podré resistir mucho más tiempo."

"Ella se va a correr otra vez”, advirtió Cody. "Puedo sentir su coño


apretándome." Extendió la mano por debajo de su cadera, llegando a su
clítoris y mordisqueó la piel de su espalda para sentir su reacción a su
contacto.

Reb tomó su cabello en sus manos, acumulándolo en la parte superior de su


cabeza, mientras aumentaba la velocidad de sus empujes en su boca.
“¡Mierda!... me voy a correr" gimió él, sus muslos empezaron a temblar
cuando ella lo sacó de su boca y comenzó a bombear frenéticamente. Reb
cayó contra la pared, con las piernas extendidas y el abdomen tembloroso,
mientras su semen pulsaba hacia su muslo, sus jadeos llenaron el ambiente.

Talia sintió la reacción de Cody al orgasmo Reb, la mano en su clítoris la


frotó con fuerza, mientras sus empujes empezaban a levantar su cuerpo de
la cama.

Reb salió de su estupor y levantó la vista, sonriendo al ver lo cerca que ella
estaba. Empujando su cabeza hacia la cama, entre sus rodillas, se inclinó
sobre su espalda. Tomó sus pechos en las manos, apretando y tirando de
sus pezones, mientras daba besos a lo largo de su espina dorsal. "Mejor le
das lo que quiere," lo escuchó decir. “Cody no se detendrá hasta que te
haga explotar.

Talia hundió los dientes en su muslo, apretando la carne, cuando comenzó a


correrse. Reb utilizó las manos sobre sus pechos para mantenerla quieta,
mientras ella instintivamente se alejaba de la fuente de un placer que no
podía soportar. Sus gritos hicieron eco en las paredes, no eran del todo
gritos, sino los sonidos de una mujer que estaba experimentando tanto
placer como podía tomar.

Los dedos de Cody se hicieron más y más erráticos, hasta que experimentó
su orgasmo.

Ella le oyó gruñir, su cuerpo dio sacudidas sobre el de ella, su polla se


estrelló una y otra vez contra ella, de manera casi dolorosa, hasta que
finalmente se retiró, liberándola.

Durante los primeros diez minutos después de terminar, Talia no pudo hacer
más que quedarse tendida dónde la habían dejado, jadeando y sudando.
Finalmente, sus músculos comenzaron a protestar, y la necesidad de
moverse se hizo insoportable. En el momento que levantó la cabeza, los
hombres la ayudaron, despejando un hueco en el centro de la cama, y
animándola a acostarse entre ellos.

Ella se tendió sobre su vientre, sintiéndose expuesta sin la cubierta de


lujuria, para ahuyentar sus inhibiciones. Reb rodó sobre su costado, dándole
la espalda después de besarla en la mejilla. Cody acarició la piel de su
espalda, trazando círculos con sus dedos y alisándole el pelo.

Su último recuerdo antes de dormirse, fue de Cody susurrando en su oído.


"Yo no quería compartir.”

Capítulo 5
Talia se despertó con la fría luz de la mañana, aliviada al saber que estaba
sola.

Los dos hombres debieron dejarla en algún momento de la noche. Alguien la


había cubierto con la manta y bajado las persianas, también.

Rodó sobre su espalda, riendo como una niña traviesa al recordar lo que
había sucedido la noche anterior. El recuerdo causó que una pequeña
punzada de deseo la recorriera, alejando la vergüenza que pudiera sentir.
Quitó el cobertor y miró el reloj, dándose cuenta que había dormido
demasiado. Sus muslos, espalda y hombros dieron un grito de protesta,
haciéndola detenerse. Talia se echó a reír mientras se levantaba con
cuidado. Había olvidado lo que una noche de amor podía hacerle a una
chica.
Sintiéndose más humana después de la ducha, bajó para trabajar en el bar.
La acción de lavar los platos y tazas de la cocina, activó sus recuerdos,
haciéndola sonreir. Sabiendo que iba a pasar todo el día poniéndose al día,
pero sin importarle, tomó su café en la mesa, riendo una vez más, mientras
la bebida la fortificaba.

No podía sentir pena o vergüenza por lo que había sucedido. Dos vaqueros
calientes la habían devastado, agitando cualquier creencia que pudiera
haber tenido, de que era una 'niña buena'. La memoria le trajo a la mente
las palabras de Cody, incluyendo lo último que había dicho antes que ella se
quedara dormida. ¿Qué había querido decir?

A medida que el día avanzaba, se sorprendió sonriendo en secreto, cada vez


que recordaba la noche anterior. Ciertas partes siguieron reproduciéndose
una y otra vez en su mente, como una vieja película. La mayoría de ellas
involucraban a Cody.

Al anochecer, los clientes comenzaron a llenar el bar y ella se molestó por


su presencia. Quería estar sola para recordar, segura de que nunca volvería
a experimentar nada tan singular de nuevo. Pero, como pasaba a menudo,
la vida real se interpuso, ya era casi la hora de cerrar, antes de que pudiera
pensar en sus amantes de nuevo.

"Estoy cerrando", gritó por encima del hombro, cuando oyó pisadas cruzar
el suelo del bar.

"Tengo la esperanza de que no lo hagas" dijo Reb, arrastrando las palabras


y sonriendo ampliamente, mientras ella se daba la vuelta.

Cody hizo girar los ojos. "¿Está bien que estemos aquí?”

Talia asintió con una tímida sonrisa, sabiendo que él estaba preguntando
mucho más.

La noche fue una copia al carbón de la anterior, salvo por un detalle


importante… Talia tenía la última palabra. Para el momento que Cody cayó
sobre sus rodillas por el agotamiento y Reb se apartó de ella, más tarde esa
noche, les había exigido que la tomaran en todos los sentidos, al tiempo que
les negaba su satisfacción hasta el último momento.
Ella se había salido con la suya por un tiempo bastante largo, sonrió,
pensando de nuevo en ello luego que la dejaron. Por lo menos hasta que la
frustración de Cody había cambiado el equilibrio de poder.

Talia había disfrutado del control que había descubierto que tenía sobre
ellos, por un momento los dejó de pie a su lado, con el sudor corriendo por
sus agitados cuerpos, mientras los obligaba a verla masturbarse. Cody
había mantenido la distancia, advirtiéndole con los ojos que iba a pagar por
tales cosas. Reb había empezado a acariciar su pene mientras la veía, su
deseo hizo erupción en su mano, cuando llegaron al clímax al mismo
tiempo.

"Daté la vuelta," le había ordenado Cody, apartando a Reb fuera del camino
y poniendo una gran mano sobre su espalda, la obligó a descansar sobre las
palmas de las manos en la cama. Talia obedeció, sus jugos empapaban el
interior de sus piernas, mientras se estremecía de anticipación por su toque.
Pero él se tomo su tiempo, se alineo con cuidado, echando su cabeza hacia
atrás, por el cabello que había cogido en su puño e introduciendo su polla
dentro de ella tan duro y rápido como pudo.

Y, en esa oportunidad, sí la hizo gritar.

****

La noche siguiente, Reb apareció solo en la mitad de la noche. Talia miró


sobre su hombro con expectación.

“Cody no viene", dijo él. "Tuvo una pequeña caída. Un caballo lo golpeó
fuertemente."

“Oh, Dios. ¿Está el bien?” Talía estaba realmente angustiada ante la idea.

"Está en el hospital. Se rompió el brazo, pero sólo lo van a dejar esta noche
debido a que quedó inconsciente por el golpe.

"¿Qué quiere decir con ‘sólo’?”

Reb se echó a reír. “Pensé que ibas a desmayarte, sólo quería asegurarte
que no era nada serio."
“Oh, pobre Cody" dijo ella.

"Pobre de mí, querrás decir. ¡Dios!, ese hombre ha sido como un oso con
dolor de cabeza desde el accidente. Cualquiera pensaría que yo lo empuje
del maldito caballo."

Talia se sintió un poco culpable, ella no había considerado en absoluto los


sentimientos de Reb. "¿Estás bien?”

“Un poco conmocionado. Por un momento pensé que lo había perdido allí. El
maldito caballo le cayó encima."

"Toma esto” dijo ella, poniendo un trago de whisky delante de él.

"Gracias, me hace falta.”

Se sirvió uno para ella, levantando el vaso para brindar por la buena salud
de Cody, antes de tomarlo de un trago y tragarlo con una mueca.

“Eres una mujer interesante" dijo Reb, de manera apreciativa, mientras ella
colocaba de golpe su vaso vacío sobre el mostrador. Ella sonrió con
benevolencia, con los pensamientos en otra parte.

"Estoy tan contenta de no haberlo visto caer ayer" dijo, recordando el miedo
que había sentido por él.

Reb se echó a reír. "Sí, él me dijo que lo estabas observando a través de tus
dedos." Sacudió la cabeza al imaginarlo. "Te das cuenta que todavía puedes
ver lo que está sucediendo cuando haces eso, ¿no?" Ella le dio un puñetazo
en el brazo mientras seguía burlándose de ella, mirándola a través de sus
dedos de vez en cuando, y no paró hasta que la hizo reír.

"¿Crees que le importaría si lo visito? dijo ella, realmente preocupada por


Cody.

“¿Quién demonios sabe?, pero lo dudo." Se echó a reír. "Aunque te


advierto… él puede ser difícil cuando quiere serlo."

"¿Por qué está tan enojado contigo?


Reb se encogió de hombros. "No tengo ni idea. Estábamos hablando acerca
de cuánto tiempo tomaría que su brazo mejorase. Luego te mencioné a ti, y
que vendría esta noche a decírtelo. Fue entonces cuando todo se torció."

"¿Debido a que ibas a venir?”

Reb asintió con la cabeza. "Supongo que sí."

Talia se quedó en silencio. ¿Estaría Cody celoso al pensar en ella pasando


tiempo a solas con Reb? Rechazó la idea.

"Así que, ¿tienes algo planeado para esta noche después de cerrar?
preguntó Reb.

Talia podía ver la esperanza en sus ojos y, por primera vez, se dio cuenta
que no estaba ni remotamente interesada, si Cody no estaba involucrado.
"No esta noche.” Sonrió para suavizar sus palabras. "El último par de días
me ha agotado. Quisiera retirarme temprano.”

"Bien. Claro." El pareció un poco decepcionado, pero ella no se sintió mal.


Un montón de mujeres habían mirado de arriba a abajo a Reb, desde el
momento que había entrado. Los chicos con su apariencia sólo dormían
solos si así lo querían.

“Hey, Cindy" gritó, haciendo señales hacia la hermosa rubia detrás de la


barra, para que se reuniera con ellos. “¿Todavía no te he presentado a
Reb?" preguntó, mientras la mujer se acercaba con timidez.

Cindy negó con la cabeza, sonriendo hacia el alto hombre. “¡Hola Cindy!”
dijo él, enviando una mirada hacia Talia, que le dijo que él sabía cuál era su
juego, pero iba a dejarla salirse con la suya. "¿Puedo invitarte a un trago?”
Capítulo 6
"¿Qué quieres?" ladró Cody, cuando Talia entró en su habitación del
hospital, la mañana siguiente.

"Yo... he venido a ver cómo estabas", dijo ella, preguntándose tanto por su
propia cordura, como porque diablos estaba él enfadado con ella. Estaba
pálido y demacrado. Tal vez se sentía tan mal como parecía. Eso explicaría
su estado de ánimo.

“Bueno, como puedes ver, estoy bien." Su rostro se tornó duro, mientras
clavaba los ojos en la pantalla del televisor, por encima de la cama.

Talia luchó contra la necesidad de llorar, decidida a no demostrarle a Cody


que la había alterado. "Bueno, no era mi intención molestarte. Reb me dijo
ayer por la noche que habías tenido un accidente —”

"¿Así que aún así estuvieron juntos?” interrumpió él, severamente.

"Te lo acabo de decir, él fue a decírmelo.”

"¿Se quedó a pasar la noche?”

Por primera vez desde que había entrado, su actitud la hizo enojar. ¿Quién
se creía que era? "¿Por qué es eso de tu incumbencia? No eres el dueño de
ninguno de nosotros.”

Sus ojos marrones, cálidos por lo general, se tornaron duros y oscuros, por
lo que Talia se sintió contenta de que estuviera confinado en la cama.
“Tienes razón. No es de mi incumbencia si quieren follarse el uno al otro".

"¿Por qué te importa? Tú fuiste el que me sedujo sin decirme que tenías una
historia con tu amigo. En un momento, te estaba besando, y al siguiente,
Reb y tú me estaban hablando de pasar la noche con los dos.”

"No fue difícil convencerte, querida."


Talia sintió las mejillas arder. ¿Cómo se atrevía a tratarla así? "Eso es
porque pensé que podía confiar en ti” dijo ella, con lágrimas que le hacían
temblar la voz.

Algo de la ira dejó la cara de Cody. “Oh, mierda, Talia. No llores." Extendió
una mano para tomar la suya, pero ella saltó lejos, como si la hubiera
quemado. “Es sólo que Reb—”

"No me toques", interrumpió ella, pasando un puño frente a su cara, para


secarse las lágrimas que no había querido darle la satisfacción de ver. "De
hecho, nunca te acerques a mí otra vez." Salió corriendo de la habitación,
escuchando su voz, llamándola para que regresara, pero desesperada por
escapar de la expresión de sus ojos.

Talia pasó el resto del día tratando de imaginar cuál era su problema.
Seducirla fue idea de Cody, o al menos así lo parecía. ¿Tal vez Reb fue el
instigador y dejó que su amigo hiciera el trabajo de campo? De cualquier
manera, el fue la razón de que todo ocurriera, y su actitud de ahora
arruinaba esa creencia.

¿Cuántas veces habían hecho este tipo de cosas? Por la forma en que la
habían vuelto loca, casi sin palabras, parecían muy entrenados en el arte de
compartir una mujer. Talia se calentó al recordar a Cody ayudando a Reb,
cuando puso su cabeza entre sus piernas y la forma en que habían
intercambiado posiciones de forma que uno podía follarla mientras lamía al
otro.

Pero también recordó la manera como Cody había dicho que él no había
querido compartir. ¿Qué había querido decir? Tal vez quedó atascada entre
ellos, en medio de un juego de machos. Talia no tenía idea de cuál era su
problema, pero estaba absolutamente segura de que no era ella.

La comprensión de que realmente le importaba lo que él pensara, no le


sentó bien. Se habían conocido sólo unos días antes, pero Talia sabía que él
era el único motivo por el que había estado interesada en su propuesta,
aquella noche. Todo era sobre Cody, para ella. Mala suerte para ella, que él
no se sintiera del mismo modo, teniendo en cuenta su actitud anterior.

Reb no ayudó al llegar de nuevo, más tarde ese día. "¿Fuiste a verlo?"
"Sí". Su tono fue cortante. No era culpa de Reb que su amigo fuera un jodido
arrogante, pero no podía dejar de dirigir parte de su enojo hacia él. Le dolía
la cabeza, por haber pasado toda la noche pensando en ese par y
necesitaba un lugar donde desahogar su frustración.

Él sonrió, quitándose el sombrero para pasar una mano por su pelo, dejando
escapar un largo suspiro. "¿Tengo que pensar que no te fue bien?”

"Lo que no entiendo," dijo Talia, haciendo caso omiso de sus palabras, "Es
porque está tan malditamente enojado conmigo. La última vez que estuvo
aquí, parecía bastante feliz. ¿Qué pasó?”

"¿Qué te dijo?"

"Quería saber si habías pasado la noche aquí. Cuando le dije que no era de
su maldita incumbencia, se puso muy enojado."

Reb miró alrededor del bar, dando al resto de los clientes una mirada
irritada. “Tenemos que hablar, pero hay demasiada gente aquí. ¿Puedes
venir a mi remolque después de salir del trabajo?”

"No voy a terminar hasta muy tarde, ¿está bien?” Talia no sabía que
esperaba escuchar, pero su interés se despertó. Reb se fue después de
darle su dirección, besándola en la mejilla de una forma muy casta,
teniendo en cuenta lo que ya habían compartido.

Cerró el bar un par de horas más tarde e hizo el trayecto a través de las
tranquilas calles. El remolque Reb fue bastante fácil de encontrar y ella
llamó nerviosamente a la puerta.

Se escucharon voces desde el otro lado y se dio cuenta que no estaba solo.
Antes de que cualquier pensamiento se pudiera formar en su mente, sobre
quien era la persona que estaba con él, Cody abrió la puerta.
Capítulo 7
"¿Es siempre tan grosero?” Preguntó Talia, después de que Cody pasara a
su lado, sin decirle una palabra, dejándola mirando una entrada vacía.

"No es lo habitual. No sé qué le pasa." Reb la tomó de la mano, guiándola


por las escaleras antes de cerrar la puerta y ofrecerle un asiento.

Talia se dio cuenta de que estaba en territorio masculino. La ropa estaba


esparcida por toda la superficie, luchando por el espacio, con latas vacías de
cerveza. Un calendario muy manoseado de chicas desnudas, colgaba de la
pared de una cocina con un fregadero lleno hasta el tope de platos sucios.
Monturas, cuerdas, botas y guantes parecían tener un lugar de honor en
una mesa, situada entre sillas cubiertas por montañas de papeles, revistas y
libros.

Reb tomo asiento a su lado, después de hacer una bola con un poco de ropa
y quitarla del camino. “Lo siento” dijo él, mirando a su alrededor. "No
tenemos visitas muy a menudo."

“¿Tenemos?”

Él asintió con la cabeza. “Cody y yo compartimos este trailer.”

"¿Viven así todo el tiempo?”


"Sólo cuando estamos en la carretera. ¿Quieres tomar algo?" le preguntó,
señalando hacia el refrigerador. "Estoy bastante seguro de que sólo
tenemos cerveza."

Talia negó con la cabeza rápidamente. “No, no puedo quedarme. ¿Qué es lo


que querías decirme?"

"¿Por qué no puedes quedarte?” preguntó Reb, cabizbajo. El estómago de


Talia cayó al suelo. ¿Tenía la intención de seducirla al invitarla esa noche?
Esperaba que no. No tenía la menor intención de permitir que cualquiera de
ellos estuviera tan cerca de nuevo.

"No puedo” dijo ella, dejando que el silencio pendiera entre ellos, mientras
esperaba que fuera al grano.

La sonrisa regresó, esta nunca estaba ausente de su cara por mucho


tiempo. "Creo que sé por qué Cody esta tan enojado con nosotros."

“¿Enojado con nosotros? ¿Por qué?”

"Justo antes de que tuviera el accidente, estábamos hablando de ti." Reb


bajó la cabeza, un ligero color ruborizó sus mejillas. "Le dije que no quería
que te viera nunca más."

"¿Qué?” Talia negó con la cabeza, mostrándole que no tenía ni idea de a


donde quería llegar.

"Le dije que yo estaba, ya sabes, interesado en ti, y quería ver a dónde
podrían llevarnos las cosas."

“Oh, Dios” dijo ella, pasándose una mano por el pelo. "Mira, Reb…”

“Sé que suena arrogante. Quiero decir, no tengo ninguna razón para creer
que me deseas. Sólo necesitaba que él se hiciera a un lado y me dejara el
camino libre”.

"Mira, Reb, no estoy realmente interesada en algo más serio."

"¿Soy yo?" Su sonrisa se hizo temblorosa en las esquinas. Talia se sentía


muy mal y se apresuró a tranquilizarlo.
“No, no eres tú. Ya se los dije, no quiero un hombre a mi alrededor que me
complique las cosas". Ella le dio un apretón a su mano, para quitar un poco
de agudeza a sus palabras. "Quiero decir, mira cómo ha resultado todo esto.
Además, apenas me conoces."

Él no le regresó la sonrisa. "Mierda, Talia. No estoy pidiéndote matrimonio,


sólo una oportunidad de ver a dónde nos lleva. A Cody no le gustó cuando le
pedí que retrocediera, pero al menos entendió lo que estoy sintiendo."

"¿Qué dijo?" Talia no tuvo tiempo de preguntarse por qué le importaba. Lo


único que sabía era que estaba desesperada por escuchar lo que Cody
pensaba.

"Al principio, trató de persuadirme de ello, dijo que no íbamos a estar aquí
el tiempo suficiente como para que algo sucediera. Yo le dije que
encontraría una manera de hacerlo funcionar, tal vez volviendo a la ciudad
entre los rodeos. Fue entonces cuando su actitud cambió y me dijo que no
le importaba un carajo lo que hiciéramos." Reb parecía tan confundido como
se sentía.

"Tal vez, él no quiere que las cosas cambien. Parece feliz de vivir y trabajar
contigo, así como las otras cosas que hacen juntos." Talia sintió enrojecer
sus mejillas. ¿Cómo había podido pensar alguna vez que era lo
suficientemente sofisticada, para manejar una situación como ésta con
tanta naturalidad como ellos parecían hacerlo? A pesar de lo que Cody
había dicho, ella era realmente una buena chica de corazón.

"No es como si fuera la primera vez que este tipo de cosas han sucedido",
dijo Reb, rechazando sus palabras. "Yo me enamoro a cada instante. Lo
siento, no estaba hablando de nosotros, "dijo rápidamente, riendo cuando
ella giró los ojos."De todos modos, las otras veces, a él no le importaba para
nada."

"¿Cuántas veces ha ocurrido?”

"¿Qué yo me enamore?”

“No, que ustedes… ya sabes, compartan."


Reb se ruborizó otra vez como si supiera que a ella no le gustaría su
respuesta. "Todo el tiempo." Él se apresuró a explicarse al ver su reacción
sorprendida. "Diablos, hemos estado dando vueltas por el rodeo desde que
éramos niños y los dos tuvimos nuestra justa parte de mujeres. Incluso eso
puede tornarse aburrido cuando lo haces demasiado. Luego, una noche, el
año pasado en Texas, una señorita caliente nos llevó a los dos a su casa y
nos voló la maldita cabeza. Hemos estado haciéndolo desde entonces, pero
sólo cuando conocemos a alguien a quien los dos queremos, ya sabes... "

“¿Follar?" preguntó ella, arqueando una ceja cuando él dejó la frase


inconclusa. “Y, ¿con qué frecuencia estas mujeres están de acuerdo en
hacerlo?"

"No hemos fracasado todavía." Él sonrió antes de darse cuenta de que esa
era la peor respuesta que podía dar. "Lo que quiero decir es –”

“No importa” dijo ella, poniéndose de pie. "Fue una locura el querer estar
cerca de ustedes dos."

Talia dio un portazo al salir de la casa rodante, haciendo caso omiso de la


voz de Reb, mientras corría hacia la calle principal.

Capítulo 8
Talia no tenía intención de abrir el bar, cuando se levantó al día siguiente,
por lo que se puso un chándal y se dejó caer delante de la televisión,
intentando disfrutar de unas horas de telenovelas. Sabía que era una locura
perder el dinero extra que traería el incremento de las ventas, por ser el
último día del Rodeo, pero a ella no le importaba. Cody y Reb dejarían la
ciudad mañana, si bien no era para siempre, por lo menos lo sería hasta la
próxima Feria del Condado, y su vida podría volver a la normalidad. Pero lo
normal no le parecía tan atractivo ahora y, en el fondo, ella sabía por qué.
Se había enamorado de Cody. Talia se enorgullecía de su inteligencia, pero
esta vez la había dejado en mal. Enamorarse de un hombre tan harto de la
vida que ni siquiera estaba buscando amor, ya era una locura.

Enamorarse de un hombre que no estaba lo suficientemente interesado en


ella, como para querer hacerle el amor a solas. Incluso Reb, con todo su
encanto juvenil y comportamiento alegre, había tratado de llevar las cosas
más allá, cuando por error malinterpretó sus reacciones, suponiendo que la
química era entre ella y él, y no entre ella y Cody.

La situación se repetía, pensó con tristeza. Su ex no la quiso tampoco, pero


por una razón totalmente diferente. Una vez que le había cortado el
suministro de dinero y alcohol, ya que pensaba que al ser ella la dueña de
un bar, tenía derecho también, había perdido el interés. Brett nunca la había
amado realmente, Talia lo sabía ahora.

Al anochecer, las paredes de su apartamento habían comenzado a hacerla


sentirse oprimida, así que bajó al bar, con la intención de hacer algo de
limpieza. El mostrador de madera estaba pidiendo a gritos ser tratado con
aceite, y el suelo detrás de él debía ser pulido.

Esperaba que el esfuerzo extra le ayudara a dormir mejor de cómo lo había


hecho las últimas noches.

Acababa de sacar los materiales de limpieza del pequeño armario en el


extremo de la barra, cuando oyó un golpe en la ventana y miró hacia arriba
para ver a Reb observándola a través de ella.

"Esto es justo lo que necesitaba", dijo Talia en voz baja, mientras se movía
para abrir la puerta, y saltaba hacia un lado cuando Reb entro en el bar, con
una mano presionada contra su cara. “¿Qué diablos te pasó?”

"Cody", dijo Reb, caminando despacio. "Me ha pegado” Su ojo estaba


empezando a cerrarse y los hematomas alrededor de este eran de un rojo
vivo.

"¿Te ha visto un doctor?” Talia lo guió hasta un taburete de la cocina, y


luego inclinó su rostro hacia la luz.
"Acaba de suceder"

"¿Por qué diablos te pegó?" preguntó ella con enojo. La violencia la


horrorizaba.

“Por ti” dijo él, dándole una mirada dolida.

"¿Por mí?”

“Bueno, en cierto modo. Me vio con Cindy después del show. Vino hasta mí,
me preguntó dónde estabas y qué diablos creía que estaba haciendo. Le
dije que se fuera al diablo." Reb sonrió mientras tomaba el paquete de hielo
que Talia le dio. "Supongo que no fue una buena idea ¿eh?"

"Pero, ¿por qué te pegó?"

"Que me aspen si lo sé. Nunca le he visto levantar la mano a nadie antes."

Talia le secó el pequeño corte en la frente con un paño húmedo. "Esto se ve


mal, Reb. Puede que necesites un par de puntos."

“No, he tenido un montón de golpes en los últimos años, ocupándome de los


caballos. Esto se curara en un día o dos." Hizo una mueca mientras le
aplicaba un algodón con alcohol, presionando un poco sobre la herida para
asegurarse que estuviera limpia. "Además, podría haber sido peor. Pudo
haberme golpeado con su escayola.”

Talia se echó a reír, a pesar de sí misma. "Estás loco," dijo ella, despeinando
su cabello antes de golpearlo en la parte posterior de la cabeza cuando algo
se le ocurrió. "Oye, ¿qué estabas haciendo con Cindy? Te has repuesto del
enamoramiento malditamente rápido, ¿no?"

El se encogió de hombros. "Tú lo dejaste bastante claro anoche, Talia.


Supongo que no pensé que te importara, especialmente cuando fuiste tú la
que nos presentó.”

"No seas tonto. Me complace que Cindy y tú estén juntos. ¿Vas a salir con
ella otra vez?"
"Probablemente no", dijo él, mientras el buen humor dejaba su cara. Reb
pasó un dedo por su brazo, haciendo que los ojos de ella se volvieran hacia
él. Ella podía ver la invitación en su mirada, pero se apartó, para no darle
una idea equivocada. Reb suspiró, pero no la presionó más, mirándola por
un momento más, antes de tomar su sombrero y ponerse de pie.

"Creo que es mejor que me vaya” dijo él, avanzando hacia la


puerta."Mañana nos vamos de la ciudad, tengo que empezar temprano."

“Bueno, cuídate” Talia sonrió, sin saber qué decirle a alguien con el que
había tenido tanta intimidad, pero apenas conocía.

"Gracias por… ya sabes” dijo él, señalando su ojo.

“No hay de qué."

"Bien, te veré pronto", dijo él, besándole la mejilla cuando llegaron a la


puerta.

"Seguramente no tan pronto” dijo ella, preguntándose qué podría significar.

“¿Oh, no te lo he dicho? Cody permanecerá en Chelwood por un tiempo. Me


parece bien, ya que parece querer arrancarme la cabeza. El jefe dice que el
seguro no le cubre, por lo que tiene que quedarse aquí hasta que el médico
diga que está en condiciones de viajar. Volveremos a recogerlo la semana
que viene."

"Oh", dijo Talia, sus pensamientos se estrellaron a través de su cabeza,


mientras asimilaba sus palabras. Cerrando la puerta unos momentos más
tarde, después de la partida de Reb, trató de suprimir las mariposas en su
estómago, segura de que no tenía sentido estar emocionada por la noticia
de que un hombre que la despreciaba se quedara en la ciudad.
Capítulo 9
"¿Por qué diablos no me dijiste que no ocurrió nada?" dijo Cody al irrumpir
por la puerta, tan pronto como ella abrió el bar, la tarde siguiente.

Talia se sorprendió, tanto por su presencia como por el tono de su voz. ¿Por
qué siempre estaba tan enojado con ella? "Nunca me diste la oportunidad."

“Bueno, quizá fue así, pero ten por seguro que me habría gustado que me lo
dijeras."

"¿Por qué? ¿Qué habría cambiado eso?"

Cody dejo caer la cabeza, escondiendo los ojos bajo el ala de su sombrero.
"No lo habría golpeado, para empezar."

Talia se puso las manos en las caderas. "Eso fue algo terrible. El pobre Reb
no se lo merecía."

"Lo sé, lo sé” dijo él, dejando caer su voz a un volumen razonable. "Pero no
fue del todo mi culpa."

"¿Y de quién se supone que fue?"

Él se quitó el sombrero, limpiando el sudor de su frente con el dorso de la


mano sana, antes de ponérselo de nuevo. "Pensé que él tenía algo contigo."

"Eso es una locura. No hubo nada entre nosotros."

"Lo sé ahora", él parecía estar fuera de su elemento, la vergüenza lo hacía


parecer malhumorado. "Pero lo último que supe, fue que él me pidió que
diera marcha atrás y le diera una oportunidad para demostrarte cómo se
sentía."

“Sí, me lo dijo”.

"Y luego, en el hospital, cuando dijiste que lo habías visto a solas la noche
anterior, me imaginé que tú querías lo mismo" Los ojos de Cody buscaron
los de ella, en busca de pistas sobre la reacción a sus palabras.
“De todos modos, para cuando me dijo que ibas a ir a su trailer la noche del
miércoles, ya estaba convencido de que tenían algo."

Talia podía ver que la confesión era difícil para él. Así que, había golpeado a
su amigo y se sentía como un tonto. ¿Qué esperaba lograr contándole
aquello? “Bueno, espero que te hayas disculpado por golpearlo."

“Oh, lo hice", dijo él. "Vino a verme esta mañana y me hizo escucharle. Reb
es la razón por la que estoy aquí. Les debo a ambos una disculpa."

“Sí, es cierto" dijo ella, no queriendo dejarlo salir del embrollo con tanta
facilidad. “Tengo una pregunta, sin embargo. ¿Por qué te importaba tanto
que tuviéramos algo?”

Cody sonrió y la tensión de su rostro se alivió, mientras daba un paso hacia


ella. "Vamos Talia, no me hagas decirlo.”

“Más te vale que lo hagas," dijo ella, comenzando a sonreír. Talia se alejó,
mientras él se acercaba, dando pasos hacia atrás, hasta que el mostrador
de madera detuvo su progreso. "Quiero estar muy segura de entender lo
que estás diciendo."

Su mirada bajó hasta su boca, cuando el espacio entre ellos se redujo a sólo
unas pulgadas. "Le pegué porque él te alejo de mí, y luego pareció que no
te quería en lo absoluto."

"¿Él me alejó de ti?” Talia inclinó la cabeza, sin permitirle besarla hasta que
hubiera terminado de explicarse.

Cody asintió con la cabeza, rozando con la lengua su labio superior, al


respirar sus palabras en su cara. "Yo te quería para mí."

Su interior comenzó a girar en espiral, mientras el calor se filtraba a través


de ella. La ingle de Cody rozó la de ella, cuando él se acercó aún más,
colocando su mano libre en la parte baja de su espalda y presionándola
contra él. “Entonces, ¿por qué involucrar a Reb?"

"Dejé que me convenciera esa primera noche. Debí haber mantenido mi


posición, y decirle que en esta ocasión, no era bienvenido." Le robó un beso,
sonriendo cuando ella jadeó por la sorpresa y lo mantuvo a raya con las
manos contra su pecho. "Luego, cuando me tomó por sorpresa y me pidió
que diera marcha atrás, pensé que había perdido mi oportunidad."

"¿Por qué no le dijiste cómo te sentías?” Talia se echó a reír, al darse cuenta
de lo que había dicho. “Olvida eso, ¿por qué no me lo dijiste a mí? "

Los ojos de Cody se oscurecieron, y su voz se redujo a apenas un susurro.


"Vi la forma como reaccionaste esa noche. Jesús, Talia, estabas ardiendo y
por lo que sabía, querías más de lo mismo."

"Yo quería más, pero no de Reb” susurró ella, con la respiración rápida,
cuando su cuerpo reaccionó tanto a la cercanía de él y como a los recuerdos
que provocaban sus palabras. "Lo único que recuerdo claramente de esa
noche eres tú, todo lo demás está borroso.”

Él la besó entonces, presionando su cuerpo contra el suyo, y usando su


mano sana para mantener su cabeza firme, mientras su lengua separaba
sus labios.

Alguien se aclaró la garganta desde la puerta. “Err, disculpe señorita, ¿está


abierto?" Una pareja mayor sonreía de manera nerviosa, pareciendo
inseguros de si deberían estar allí, en absoluto.

Cody dio un paso atrás, cuando Talia lo apartó riendo. “Sí. Por favor, Entren”

"Mejor me voy", dijo Cody después de que ella hubiera servido a los
clientes. "Tengo que ver al doctor."

"¿Vas a volver más tarde?” preguntó ella, tratando infructuosamente de


ocultar la esperanza en su pregunta.

"Para ser una mujer inteligente, haces algunas preguntas muy tontas" dijo
él, riendo mientras caminaba hacia la calle.
Capítulo 10
Al final, él no regresó. En vez de eso, Talia salió en una cita.

En una llamada telefónica, Cody, más tarde esa noche, le informó de su


cambio de planes. "Me estoy quedando en el Wenger. ¿Puedes conseguir
que alguien te sustituya y unirte a mí para la cena?"

Talia simplemente cerró el bar. El negocio había muerto casi tan pronto
como el Rodeo se había ido de la ciudad. Sus clientes habituales lo tendrían
que entender.

Mientras caminaba hacia el vestíbulo del pequeño hotel, una hora más
tarde, Talia saludó a la recepcionista, con una sonrisa secreta al darse
cuenta que la noticia de que había salido con un vaquero se sabría en toda
la ciudad al amanecer. Chelwood era demasiado pequeño para tener
cualquier tipo de vida privada, pero a ella no le importaba. Le encantaba el
lugar.

Cody se levantó cuando ella entró en el restaurante. Vestido con una


camiseta y jeans, pero sin su sombrero, parecía una versión más joven del
hombre que había visto más temprano, esa misma tarde. Su amplia sonrisa
le hizo sentir un cosquilleo en su interior, pero eso no fue nada en
comparación con la reacción de su cuerpo, cuando él dejó que sus ojos
hicieran un largo y lento recorrido por su vestido.

"Talia... wow”, dijo él con dificultad, casi sin aliento. "Te ves increíble."
Encantada de haber llevado el único vestido de su armario, Talia alisó los
pliegues invisibles de la Lycra negra del vestido hasta la mitad del muslo. La
noche era cálida, por lo que había dejado sus brazos al descubierto y
llevaba un brazalete de plata a juego con el collar de su cuello. "Gracias, tu
también te ves muy bien."

"Sí, seguro” dijo él, mientras permanecía de pie detrás de ella para empujar
su silla. "Ese es el problema con la vida en la carretera, no puedes llevar un
montón de cosas contigo.” Él le acarició su largo pelo y lo quitó del camino
para dejar caer un ligero beso en su hombro desnudo antes de tomar
asiento.

“Bueno, creo que te ves bien", sonrió ella, conmovida por su nerviosismo.
Talia se sentía un poco nerviosa también, pero la idea de estar a solas con
él finalmente, pesaba más que cualquier duda que pudiera haber tenido.

Cody le sirvió una copa de vino de la botella ya abierta sobre la mesa. No


parecía haber ingerido mucho de la suya. "Quiero mantener la cabeza
clara”, le dijo él cuando ella le preguntó por qué. La mano de Talia tembló
un poco mientras él observaba sus labios cerrarse alrededor del borde de la
copa, entrecerró los ojos mientras ella tragaba con nerviosismo.

“¿Están listos para pedir?” preguntó el camarero, apareciendo de la nada.

"Denos un momento" respondió Cody, sin apartar los ojos de ella. "¿Tienes
hambre?" le preguntó, cuándo el camarero se marchó. Talia asintió con la
cabeza, inclinando su cuerpo hacia adelante. "De comida, quiero decir"
preguntó él, con una lenta sonrisa, mirando sus labios entreabiertos. “Yo
tampoco”, dijo de nuevo, mientras ella negaba con la cabeza.

Ella lo sorprendió poniéndose en pie de repente y tomando su bolso. "Trae


el vino contigo" le ordenó, levantando sus copas y caminando fuera del
restaurante. Cody arrojó unos billetes sobre la mesa, y corrió para
alcanzarla.

Talia le ayudó a abrir la puerta de su habitación, cuando su brazo lesionado


le dio problemas. “¿Estás seguro que estás bien?” le preguntó, observando
mientras movía su hombro, como para aliviar el dolor.
“Sí, pero no esperes ninguna acrobacia”, advirtió él, tomando las copas de
sus manos y colocándolas en el tocador, junto con el vino, mientras cerraba
la puerta con un pie. Envolvió el brazo sano alrededor de su cintura,
atrayéndola hacia él bruscamente.

"Tendrás que me dejarme hacer todo el trabajo esta vez," sonrió ella,
después de que él la besara. Talia rozó sus labios contra su cuello, mientras
ayudaba a sacar su camiseta sobre su cabeza, con cuidado, para evitar que
le golpeara el brazo. Tiró la ropa por la habitación, dejándose caer de
rodillas delante de él para abrir el cinturón de sus jeans. El bulto bajo el
tejido la invitaba de manera tentadora, por lo que no pudo resistirse de
juguetear con sus dientes, sobre la dureza que contenía.

Cody gimió cuando ella deslizó la cremallera hacia abajo, moviendo los
pantalones para dejar que su polla saltara libre. "Cariño, me encanta tu
boca," dijo él, mientras sus labios se cerraban a su alrededor. Talia gimió
en la parte posterior de su garganta mientras lo tomaba tan profundamente
como podía, con los ojos fijos en sus reacciones. Los músculos de su
abdomen se estremecían cada vez que lo sacaba casi hasta la punta, y
luego le permitía volver a deslizarse hacia adentro. "Tengo que sentarme."
Se rió cuando empezó a balancearse sobre ella.

Talia le ayudó a salir de sus jeans y botas, antes de ponerse de pie para
abrir la cremallera de su vestido. “Yo puedo hacer eso” dijo él, haciéndola
girar. Cody le pasó la lengua por la piel que exponía mientras abría la
prenda, retirando los tirantes de los hombros para dejar caer la tela sobre
sus caderas, antes de girarla.

Miró sus pechos, pasándole el pulgar sobre el pezón, para luego deslizar la
palma abierta hacia su abdomen, dejándola desaparecer dentro de las
capas del vestido. Talia lo miraba expectante, sonriendo cuando sus ojos se
estrecharon y hundió sus dientes en su labio inferior, cuando descubrió que
no llevaba ropa interior. "Pensé en hacer las cosas un poco más fáciles para
ti" le explicó inocentemente, encantada con su reacción. "¡Oh!”.

Los dedos de Cody no habían perdido el tiempo, deslizándose hasta los


nudillos, profundamente en su coño. "Esto es lo que ocurre con las chicas
malas", dijo él, mientras su cabeza caía hacia atrás, obligándola a agarrarse
a sus hombros para mantener el equilibrio, mientras él se movía dentro y
fuera de ella.

“Cama”, fue lo único que pudo decir, mientras utilizaba su cuerpo para
empujarlo hacia esta. Los dedos de Cody salieron de ella y ella gimió por la
pérdida. Esperó hasta que él se deslizó en medio de la enorme cama, y
luego se quitó el vestido y se arrastró para quedar de rodillas a su lado.

"¿Qué quieres que haga?" preguntó ella, sonriendo, mientras él pasaba una
mano por su cabello, retorciendo los oscuros mechones alrededor de sus
dedos.

Él le empujó la cabeza hacia su polla. Talia lo llevó a su boca


inmediatamente, apoyando las manos sobre sus muslos al sentir que
levantaba una de sus piernas por encima de su cuerpo, para llevar su ingle
hacia arriba, hacia su cara. El vello de su barbilla rozó la sensible piel de la
cara interna del muslo, segundos antes de que su lengua girara sobre su
clítoris. Ella gimió y separó sus piernas aún más, dando la bienvenida a la
sensación de su caliente boca sobre ella.

Ella lo succionó, una y otra vez, utilizando sus manos para mantenerlo fijo,
mientras sus caderas se resistían debajo de ella. Talia tuvo que levantar la
cabeza cuando su pulgar entró en su vagina sin previo aviso, por lo que
gritó y se movió contra su lengua, que todavía se movía sobre su clítoris.

“Cody… Cody, voy a correrme. Oh, voy a correrme. Tan fuerte, tan
jodidamente fuerte" dijo entrecortadamente, clavando sus uñas en sus
muslos, cuando él echó un brazo por encima de su culo, fijándola contra su
boca. Succionaba su clítoris entre los labios, moviendo la cabeza
rápidamente de lado a lado.

Talia aguantó tanto como pudo, antes de alejarse de él, demasiado sensible
para permitirle seguir adelante. Cayó sobre la cama con un suspiro, con las
piernas abiertas sobre el torso y el abdomen de él. “Jesús”, dijo, mientras
miraba al techo en estado de shock, riéndose un poco por la intensidad de
su orgasmo.

“Pensé que ibas a hacer todo el trabajo ", dijo Cody, tratando de colocarla
de nuevo sobre él con un brazo. "Ven aquí y fóllame, ¿quieres?”
“Lo siento” se echó a reír, poniéndose a horcajadas sobre él. Sus ojos ardían
sobre ella y se mordió el labio, otra vez, mientras la observaba sostener su
polla en posición vertical y retorcer las caderas, para colocarlo en la entrada
a su coño. Los ojos de Talia brillaron cuando la primera pulgada, estiró su
entrada y contuvo el aliento cuando se empujó hacia abajo, cubriéndolo por
completo.

"Dios, estás tan húmeda” gimió él con voz ronca, usando su mano sana para
mantenerla inmóvil, mientras se estremecía en su interior. "Tan estrecha y
húmeda."

Talia se inclinó hacia adelante, apoyando sus manos sobre su ancho pecho,
mientras comenzaba a mecerse contra él, gimiendo un poco con cada
embestida. Cody tomó su cabello en su mano y lo utilizó para empujar su
cuerpo hacia el suyo, besándola cuando sus rostros se encontraron. Él se
hizo cargo, sosteniéndola contra él con un brazo fuerte en la espalda,
mientras sus caderas dejaban la cama para introducir la polla dentro de ella,
una y otra vez.

Ella deslizó su propia mano entre ellos, presionando los dedos contra su
montículo, para aumentar la fricción causada por su abdomen. Su otra
mano se colocó en su cabello, anclando su cuerpo contra sus empujes.

“¿Te vas a correr?" le gruñó él al oído, cuando sus músculos comenzaron a


latir a su alrededor. "Puedo sentir los espasmos en lo más profundo de tu
coño."

Las palabras de Cody la llevaron hasta el borde y levantó la cabeza para


empujar hacia abajo, contra él, empalándose a sí misma sobre su eje.
Comenzó a gemir, incapaz de hacer cualquier otro sonido, hasta que el
aliento dejó sus pulmones.

"¡Mierda!", gritó él cuando explotó violentamente, clavando los dedos en la


piel de su culo, para mantenerla cerca mientras se sacudía dentro de.
"¡Mierda!" dijo de nuevo, mientras su cuerpo se desplomaba en la cama,
con los últimos restos de su orgasmo, haciéndolo temblar debajo de ella.
Cody hizo una mueca cuando su pene se deslizó fuera de ella y Talia saltó,
alejándose alarmada, malinterpretando la razón de su dolor. "¿Te lastimé el
brazo?"

Él se rió, atrayéndola de nuevo hacia él, para besarla en la frente. "Estaba


enterrado tan profundamente dentro de ti, que me he quedado sin aliento al
retirarme, eso es todo."

Talia no necesitaba que se lo recordara, sus propios músculos seguían


ajustándose tras su retirada, necesitando un momento para acostumbrarse
a la pérdida de su presencia. ¿Es eso lo que sentí picándome en la parte
posterior de la garganta? Se rió ella, saltando cuando él le pellizcó el trasero
en respuesta.

Para cuando llegó el alba, finalmente lograron conciliar el sueño, después de


hacer el amor hasta el agotamiento.

Y Talia tuvo razón, ella y el vaquero fueron la comidilla de la ciudad.

Capítulo 11
Cuando Reb volvió a la ciudad una semana después, Cody estaba viviendo
en el apartamento de Talia. Ambos habían acordado que era una tontería
perder tiempo estar separados, especialmente cuando él volvería a salir
pronto a la carretera otra vez.

“¿Cómo vas a hacer que esto funcione?” preguntó Reb, cuando Cody le dijo,
delante de Talia, que tenían la intención de seguir viéndose.

"Sólo faltan dos meses más hasta el final de esta temporada, y luego voy a
colgar mis espuelas”.

"¿Vas a dejar el Rodeo?” preguntó Talia, tan sorprendida como Reb por la
noticia. "¿Cuándo decidiste eso?”

"Hace un par de días", él sonrió, mirando de uno a otro.

"¿Qué vas a hacer?” preguntó Reb, con un gesto molesto en su hermoso


rostro. "Esto es todo lo que sabemos hacer."

“Sí, esa es exactamente la razón, por la que es el momento de seguir


adelante", dijo Cody, poniendo una mano en el hombro de Reb. "No se tu
amigo, pero creo que ya es hora de echar raíces”.

Reb sonrió, lanzando su brazo alrededor de Cody. "Supongo que sabes lo


que quieres” dijo, echando una mirada cálida hacia Talia, “pero no será lo
mismo sin ti."

"Yo también te echaré de menos, Reb. Hemos estado juntos mucho tiempo."

Talia empezó a tararear el tema de la película ‘Love Story’, saltando fuera


del camino con una sonrisa, cuando Cody lanzó hacia ella una de las toallas
de la barra. "¿Ves lo que tengo que aguantar?" le preguntó a Reb, con una
sonrisa.

"Parece que puedes manejarlo", respondió él, haciéndole un guiño a Talia y


sosteniendo su mirada un momento más antes de volverse hacia Cody.
"Entonces, ¿estás listo para salir a la carretera por última vez?"

"Solo tengo que coger mis cosas y despedirme.”


Reb captó la indirecta, despidiéndose de Talia y diciéndole a Cody que
esperaría en el camión.

"No seas tan duro con él” dijo ella mientras observaba a Reb, alejándose de
ellos. "No creo que tuviera la intención de interponerse entre nosotros."

“Le confiaría mi vida”, le aseguró Cody, colocándola en el espacio entre sus


piernas mientras se apoyaba contra la barra. "Di marcha atrás porque él me
lo pidió y sé que él haría lo mismo por mí."

Talia envolvió sus brazos alrededor de su cuello, obligando a su oscura


cabeza a bajar hacia ella para besarlo. Cody la levantó del suelo, poniendo
sus caras al mismo nivel, gimiendo cuando un claxon sonó en la calle,
recordándoles a los dos que tenía que irse.

"¿Realmente vas a volver?” Preguntó ella cinco minutos después, mientras


él caminaba hacia la puerta, tenía que oírle decir las palabras, a pesar de su
conversación anterior con Reb.

Él se rió, tirando del sombrero hasta sus ojos. "¿Qué pasa contigo y esas
estúpidas preguntas?”

Fin
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