Material 2016F CMU108 12 65199
Material 2016F CMU108 12 65199
Material 2016F CMU108 12 65199
Aunque la noción de paratexto no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE), su uso es frecuente en el
ámbito de la lingüística. Se conoce como paratexto a aquellos mensajes, postulados o expresiones que complementan el
contenido principal de un texto. Su finalidad es aportar más información sobre la obra en cuestión y organizar su estructura.
El título y los subtítulos de un libro son considerados como paratextos, al igual que
un prólogo, las dedicatorias, un índice, las notas al margen y otros enunciados.
Estos paratextos son creados por el propio autor.
Supongamos que un autor escribe una novela de 120 páginas sobre un niño que quería
visitar la Luna. En todas esas páginas desarrolla su historia: aparte, incluye paratextos
como el título (“Sueños que escapan del mundo”), subtítulos (“El nacimiento de una
ilusión”, “Preparativos para el vuelo”) y una dedicatoria (“A mi esposa, Fátima; y mis
hijos, Romeo y Luis”).
La editorial, por otra parte, también puede incluir paratextos, independientemente de los
incluidos por el propio autor. Así aparecen textos en solapas (“John Kuclick, nacido el 18 de marzo de 1940, es un autor
norteamericano que comenzó su carrera literaria cuando tenía 18 años de edad…”), el lomo (“Sueños que escapan del mundo, de
John Kuclick”) y en otros sectores del libro.
Cuando la obra en cuestión es una investigación, es habitual que el autor mencione las fuentes que consultó en la bibliografía.
También es probable que, si el libro es de carácter técnico, se presente un glosario. Ambas secciones (bibliografía y glosario) forman
parte de los elementos paratextuales.
El paratexto abre las puertas al análisis y a la crítica del discurso, así como
a su ampliación o síntesis a través de notas y prólogos que complementan el mensaje principal. Por otro lado, su presencia compensa
de alguna manera la ausencia del receptor en el momento de la escritura, lo cual repercute en que no pueda tener lugar un
intercambio de ideas durante la lectura.
Una de las funciones del paratexto es guiar al lector para asegurarle una lectura efectiva. En textos de carácter técnico, por ejemplo,
es normal que se indique a través de pequeñas anotaciones qué sección conviene consultar para profundizar más acerca de un
determinado tema, o bien que se incluyan imágenes que ayuden a entender el contenido.
Dentro del paratexto es posible reconocer elementos de tipo factual, icónico y material; algunos autores consideran que los últimos
dos pertenecen a una misma clase, que denominan simplemente paratexto icónico, de la cual forman parte los gráficos y las
ilustraciones, que se diferencian claramente de los componentes verbales del paratexto factual. (WordPress, 2016).