Técnicas Apicocoronales
Técnicas Apicocoronales
Técnicas Apicocoronales
Sin pretender explicar todas las técnicas manuales existentes, ni sus modificaciones por
diversos autores, se citan las más representativas.
En 1974, Schilder propuso una técnica seriada, secuencial, mediante instrumentos manuales
precurvados y una recapitulación constante para mantener la permeabilidad del orificio apical
y conseguir una conicidad suficiente para poder obturar los conductos con la técnica de la
gutapercha caliente. Con demasiada frecuencia elige como límite apical de la instrumentación
el ápice radiográfico.
Técnica de step-back
Limado anticurvatura
Técnicas coronoapicales
En la primera mitad de la pasada década de los ochenta se propusieron 3 técnicas que
preparaban las zonas más coronales de los conductos, como condición previa para
instrumentar la zona apical. Se conocen como técnicas coronoapicales.
Técnica step-down
En 1982, Goerig y cols.88 presentaron la técnica step-down, en la que, por primera vez, se
ponía el énfasis en ensanchar las porciones coronales del conducto antes de preparar la zona
apical, con la intención de evitar interferencias de la lima a lo largo de las paredes del
conducto y permitir su acción en la zona apical con mayor libertad. Además, se conseguía una
descontaminación progresiva del conducto, una mayor luz para el paso de las agujas de
irrigación hasta el final del mismo y una obturación más fácil (fig. 15-22). Una modificación
simplificada de la técnica es la siguiente:
1. Una vez permeabilizada la entrada del conducto con una lima 20, se inicia la preparación del
tercio coronal y medio del conducto con taladros Gates-Glidden números 4, 3, 2 y 1 hasta
encontrar cierta resistencia, el primero en la entrada cameral del conducto. Se alisan las
paredes con limas H calibres 15-35.
2. Se determina la longitud de trabajo. Se prepara la zona apical del conducto con limas K hasta
un calibre suficiente, 25 o 30.
3. Para dar una continuidad a la preparación, se instrumenta la zona del conducto que queda
entre las ya preparadas en las fases anteriores mediante limas K o H en retrocesos progresivos.
1. Se inicia la instrumentación con una lima de calibre elevado, por ejemplo, un calibre 70. A
continuación se progresa 1 mm más con la lima de calibre inmediatamente inferior y así
sucesivamente, hasta aproximarse a la zona apical. Se determina la longitud de trabajo y se
continúa hasta alcanzar la constricción.
2. Si se ha alcanzado un diámetro 20, se continúa ensanchando la zona final del conducto hasta
conseguir su limpieza y un calibre suficiente.
3. Se efectúa una preparación en step-back con los retrocesos suficientes para dar continuidad
a la preparación de la totalidad del conducto.
Fue presentada por Marshall y Pappin en 1983 y publicada, tras su evaluación, por Morgan y
Montgomery90. Puede esquematizarse en las siguientes fases:
1. Se inicia la instrumentación con una lima K calibre 35, girándola de modo pasivo, sin presión
hacia apical, hasta encontrar resistencia. Si no progresa, se inicia el acceso con limas más finas
hasta alcanzar la 35. Cuando la lima 35 se encuentra holgada en el conducto, se utilizan
taladros de Gates-Glidden números 2 y 3 sin presión hacia apical, para ensanchar el acceso
radicular. Luego se continúa con una lima calibre 30 girándola en sentido horario dos veces. Se
repite el procedimiento con una lima de calibre inferior hasta acercarse a la zona apical.
Entonces se realiza una radiografía con la lima en el conducto y se establece la longitud de
trabajo provisional. Se continúa progresando con limas cada vez más finas, 15 o 10, hasta
suponer que se ha alcanzado la constricción apical. Se determina la longitud de trabajo
verdadera.
2. Si hemos llegado, por ejemplo, hasta un calibre 10, se repite la secuencia iniciándola con
una lima calibre 40, con lo que en la zona de la constricción puede alcanzarse probablemente
un diámetro 15. Se vuelve a repetir la secuencia empezando con un calibre 45, con lo que se
alcanzará un calibre apical de 20 o 25 (fig. 15-24).
La eliminación de los bordes cortantes del extremo apical de las limas K, suavizándose el
ángulo de transición entre la punta y el resto del segmento cortante, y la constatación de que
los instrumentos con un ángulo de corte inferior a 45° eran más eficaces mediante un
movimiento de rotación, impulsó a Roane y cols.17 a presentar su técnica de fuerzas
equilibradas. Se inicia la preparación preparando una cavidad de acceso radicular con limas K y
taladros de Gates-Glidden. La técnica de fuerzas equilibradas propiamente dicha empieza
entonces y tiene 3 fases:
1. En la primera se introduce una lima K inactiva en su punta y se efectúa un giro horario, con
presión apical suave, con una magnitud variable en función de la curvatura del conducto, pero
siempre inferior a 180° para evitar que el instrumento pueda doblarse.
3. La última fase consiste en efectuar 1 o 2 giros completos de la lima en sentido horario para
extraer las virutas de dentina generadas y alojadas entre las espiras, seguida de una irrigación.
La secuencia se repite con limas de calibre menor hasta alcanzar la constricción, ensanchando
a la altura de la terminación apical hasta un diámetro suficiente. Aunque originalmente Roane
preconizaba alcanzar diámetros elevados a esta altura, 40 e incluso mayores, estudios
posteriores han recomendado no superar un calibre 30 o máximo 35 en conductos curvos (fig.
15-25). Con esta técnica se consiguen mejores resultados en cuanto a la morfología del
conducto que con el limado lineal y la preparación en step-back. Recientemente, Charles y
Charles92 han demostrado, mediante un modelo matemático, los movimientos y los efectos
de las limas con esta técnica, confirmando su eficacia.