Técnicas Apicocoronales

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Técnicas apicocoronales

Sin pretender explicar todas las técnicas manuales existentes, ni sus modificaciones por
diversos autores, se citan las más representativas.

Técnica seriada de Schilder

En 1974, Schilder propuso una técnica seriada, secuencial, mediante instrumentos manuales
precurvados y una recapitulación constante para mantener la permeabilidad del orificio apical
y conseguir una conicidad suficiente para poder obturar los conductos con la técnica de la
gutapercha caliente. Con demasiada frecuencia elige como límite apical de la instrumentación
el ápice radiográfico.

Técnica de step-back

El concepto de preparación mediante retrocesos de la longitud de trabajo de las limas fue


expuesto por primera vez por Clem. Posteriormente, Weine y Mullaney explicaron con detalle
la técnica. Esta permite mantener un diámetro apical del conducto de escaso calibre, creando
una conicidad suficiente para conseguir la limpieza y desinfección de los conductos, sin
deformar en exceso la anatomía original y poder obturarlo tras crear una adecuada morfología
apical. La técnica se inicia permeabilizando el conducto con una lima K precurvada de escaso
calibre. A la primera lima que alcanza y ajusta en la constricción se la llama lima inicial apical
(LIA). El conducto se ensancha 3-4 calibres más mediante limado lineal en sentido
circunferencial. La última lima que instrumenta toda la longitud del conducto se conoce como
lima maestra apical (LMA). La parte más coronal del conducto se instrumenta con limas de
calibre progresivamente superior en retrocesos para cada incremento de calibre o step-back. A
cada lima de calibre superior se le ajusta el tope de silicona 1 mm más corto, de modo que se
vaya creando una morfología cónica con escasa deformación del conducto (fig. 15-19 A y B). Si
la curvatura es muy pronunciada, se pueden utilizar limas de calibres intermedios y efectuar
retrocesos menores, de 0,5 mm. Tras el paso de cada nueva lima, se recapitulará con la LMA
para mantener la permeabilidad del conducto. No hay que olvidar el uso de las limas de
permeabilización apical. Las zonas más coronales del conducto se pueden ensanchar aún más
con limas H o con trépanos Gates-Glidden números 1, 2 y 3. Calibres superiores solo se deben
emplear en la entrada cameral del conducto (fig. 15-20).

Limado anticurvatura

El ensanchamiento de la zona media de los conductos curvos mediante limado circunferencial


adelgaza en exceso la pared cóncava de los conductos, con el consiguiente peligro de
perforación del mismo hacia la zona de la bifurcación radicular. Cuando las limas son de calibre
algo elevado, el peligro aumenta; además, con la acción de limado circunferencial puede
producirse transporte apical. Para evitar este problema, Abou-Rass y cols.87 presentaron la
técnica de limado anticurvatura para conductos radiculares curvos ya que, para los rectos, el
limado circunferencial no era peligroso. La técnica consiste en efectuar la acción de limado
lineal ejerciendo presión hacia la pared convexa del conducto (fig. 15-21 A y B). Con ello se va
suavizando la curvatura, se evita el riesgo de adelgazar o perforar la pared cóncava del
conducto y se minimiza el transporte apical.

Técnicas coronoapicales
En la primera mitad de la pasada década de los ochenta se propusieron 3 técnicas que
preparaban las zonas más coronales de los conductos, como condición previa para
instrumentar la zona apical. Se conocen como técnicas coronoapicales.

Técnica step-down

En 1982, Goerig y cols.88 presentaron la técnica step-down, en la que, por primera vez, se
ponía el énfasis en ensanchar las porciones coronales del conducto antes de preparar la zona
apical, con la intención de evitar interferencias de la lima a lo largo de las paredes del
conducto y permitir su acción en la zona apical con mayor libertad. Además, se conseguía una
descontaminación progresiva del conducto, una mayor luz para el paso de las agujas de
irrigación hasta el final del mismo y una obturación más fácil (fig. 15-22). Una modificación
simplificada de la técnica es la siguiente:

1. Una vez permeabilizada la entrada del conducto con una lima 20, se inicia la preparación del
tercio coronal y medio del conducto con taladros Gates-Glidden números 4, 3, 2 y 1 hasta
encontrar cierta resistencia, el primero en la entrada cameral del conducto. Se alisan las
paredes con limas H calibres 15-35.

2. Se determina la longitud de trabajo. Se prepara la zona apical del conducto con limas K hasta
un calibre suficiente, 25 o 30.

3. Para dar una continuidad a la preparación, se instrumenta la zona del conducto que queda
entre las ya preparadas en las fases anteriores mediante limas K o H en retrocesos progresivos.

Técnica de doble conicidad

Fava89 presentó en 1983 su técnica de doble conicidad para conductos rectos o


moderadamente curvos. Se efectúa de modo manual con limas K en 3 fases:

1. Se inicia la instrumentación con una lima de calibre elevado, por ejemplo, un calibre 70. A
continuación se progresa 1 mm más con la lima de calibre inmediatamente inferior y así
sucesivamente, hasta aproximarse a la zona apical. Se determina la longitud de trabajo y se
continúa hasta alcanzar la constricción.

2. Si se ha alcanzado un diámetro 20, se continúa ensanchando la zona final del conducto hasta
conseguir su limpieza y un calibre suficiente.

3. Se efectúa una preparación en step-back con los retrocesos suficientes para dar continuidad
a la preparación de la totalidad del conducto.

Técnica crown-down sin presión

Fue presentada por Marshall y Pappin en 1983 y publicada, tras su evaluación, por Morgan y
Montgomery90. Puede esquematizarse en las siguientes fases:

1. Se inicia la instrumentación con una lima K calibre 35, girándola de modo pasivo, sin presión
hacia apical, hasta encontrar resistencia. Si no progresa, se inicia el acceso con limas más finas
hasta alcanzar la 35. Cuando la lima 35 se encuentra holgada en el conducto, se utilizan
taladros de Gates-Glidden números 2 y 3 sin presión hacia apical, para ensanchar el acceso
radicular. Luego se continúa con una lima calibre 30 girándola en sentido horario dos veces. Se
repite el procedimiento con una lima de calibre inferior hasta acercarse a la zona apical.
Entonces se realiza una radiografía con la lima en el conducto y se establece la longitud de
trabajo provisional. Se continúa progresando con limas cada vez más finas, 15 o 10, hasta
suponer que se ha alcanzado la constricción apical. Se determina la longitud de trabajo
verdadera.

2. Si hemos llegado, por ejemplo, hasta un calibre 10, se repite la secuencia iniciándola con
una lima calibre 40, con lo que en la zona de la constricción puede alcanzarse probablemente
un diámetro 15. Se vuelve a repetir la secuencia empezando con un calibre 45, con lo que se
alcanzará un calibre apical de 20 o 25 (fig. 15-24).

En la preparación coronoapical o coronodescendente hay que remarcar 3 aspectos: el acceso a


la zona apical no es difícil porque su diámetro sea pequeño, sino por las dificultades de paso de
una lima a lo largo de todo un conducto; antes de llegar a la zona apical, deben eliminarse los
residuos contenidos en él, descontaminando progresivamente el conducto y evitando su
extrusión al periápice; y, por último, la irrigación de la zona apical debe efectuarse de modo
precoz. Se define así la cavidad de acceso radicular a la zona apical91. La técnica crown-down
introdujo de nuevo la rotación en la instrumentación de conductos curvos. Las siguientes
técnicas no son coronoapicales puras, sino técnicas mixtas o combinadas.

Técnica de fuerzas equilibradas

La eliminación de los bordes cortantes del extremo apical de las limas K, suavizándose el
ángulo de transición entre la punta y el resto del segmento cortante, y la constatación de que
los instrumentos con un ángulo de corte inferior a 45° eran más eficaces mediante un
movimiento de rotación, impulsó a Roane y cols.17 a presentar su técnica de fuerzas
equilibradas. Se inicia la preparación preparando una cavidad de acceso radicular con limas K y
taladros de Gates-Glidden. La técnica de fuerzas equilibradas propiamente dicha empieza
entonces y tiene 3 fases:

1. En la primera se introduce una lima K inactiva en su punta y se efectúa un giro horario, con
presión apical suave, con una magnitud variable en función de la curvatura del conducto, pero
siempre inferior a 180° para evitar que el instrumento pueda doblarse.

2. En la segunda fase se produce el corte de la dentina; se realiza mediante un giro de la lima


en sentido antihorario, con una cierta presión hacia apical y una magnitud no inferior a 120°.
La presión hacia apical será similar a la aplicada a la lima para hacerla girar, y será mayor
cuanto más grande sea el calibre de la lima empleada. La dentina opone una fuerza semejante
y antagónica a la que ejerce la lima al cortar. En una lima de sección triangular, la componente
de fuerzas según estos autores se dirigirá al centro del conducto sin deformarlo.

3. La última fase consiste en efectuar 1 o 2 giros completos de la lima en sentido horario para
extraer las virutas de dentina generadas y alojadas entre las espiras, seguida de una irrigación.
La secuencia se repite con limas de calibre menor hasta alcanzar la constricción, ensanchando
a la altura de la terminación apical hasta un diámetro suficiente. Aunque originalmente Roane
preconizaba alcanzar diámetros elevados a esta altura, 40 e incluso mayores, estudios
posteriores han recomendado no superar un calibre 30 o máximo 35 en conductos curvos (fig.
15-25). Con esta técnica se consiguen mejores resultados en cuanto a la morfología del
conducto que con el limado lineal y la preparación en step-back. Recientemente, Charles y
Charles92 han demostrado, mediante un modelo matemático, los movimientos y los efectos
de las limas con esta técnica, confirmando su eficacia.

Técnica Canal Master


Fue presentada en 1988 por Wildey y Senia19 y modificada ligeramente al comercializarse los
instrumentos Canal Master U. Es una técnica mixta. En primer lugar se permeabiliza la
totalidad del conducto hasta un calibre 15 y se determina la longitud de trabajo. Se inicia la
preparación coronoapical mediante los taladros rotatorios calibres 50, 60, 70 y 80, hasta
conseguir una cavidad de acceso adecuada al tamaño y curvatura del conducto. Tras copiosa
irrigación, se empieza a instrumentar de forma manual con el Canal Master U de calibre 20 con
presión suave y un movimiento rápido y constante de giro en sentido horario hasta alcanzar la
constricción. Se repite la misma acción con los calibres 22,5, 25, 27,5, etc., hasta conseguir una
limpieza completa de la zona apical. Debido a la flexibilidad de estos instrumentos, se puede
alcanzar con facilidad un calibre 40 en la zona apical. Para dar mayor conicidad a la
preparación, se efectúa un retroceso en step-back suficiente para conseguir una continuidad
con la zona preparada de modo rotatorio. Mediante esta técnica se consiguen unos conductos
centrados, de sección circular y escaso transporte apical93-95. En caso de conductos elípticos,
habrá zonas que deberán instrumentarse mediante limado circunferencial. En la zona final del
conducto, no obstante, es suficiente el uso de estos instrumentos, ya que su anatomía original
es bastante circular. Esta técnica sentó las bases para la instrumentación rotatoria continua
por medios mecánicos.

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