Enfermedad Inflamatoria Pélvica
Enfermedad Inflamatoria Pélvica
Enfermedad Inflamatoria Pélvica
Complicaciones
Un tratamiento pronto y adecuado puede ayudar a prevenir las complicaciones
causadas por la EPI, tal como el daño permanente a los órganos femeninos. Sin
embargo existe una serie de complicaciones que amenazan la vida de éstas pacientes;
entre las que cabe mencionar: la esterilidad, embarazo ectópico, dolor pelviano crónico,
síndrome Fitz-Hugh-Curtis y la mortalidad como el peor desenlace que puede generar
dicha patología.
Criterios de Hospitalización
Se ha establecido que las pacientes con Enfermedad pélvica inflamatoria requieren
ingreso hospitalario cuando están en grados II y III, también pueden quedar
hospitalizadas si cumplen alguna de las siguientes situaciones: no responde a la terapia
antibiótica después de 48 horas o se sospecha que hay incumplimiento del tratamiento,
temperatura > 38°C, náuseas y vómitos o no tolera la vía oral, embarazo, reacción
peritoneal alta, diagnóstico dudoso o riesgo quirúrgico.
Tratamiento
El tratamiento de la EPI presenta diversos objetivos terapéuticos, que son la eliminación
de la infección aguda, de los síntomas, y la prevención de las secuelas a largo plazo. El
manejo adecuado de dicha patología es de mucha importancia, una vez hecho el
diagnóstico, se establece el grado de severidad de la enfermedad, para determinar si el
tratamiento se hará ambulatoriamente o será necesaria la hospitalización del paciente.
Una variedad de esquemas de tratamiento antibiótico han demostrado ser efectivos en
lograr una curación clínica y microbiológica. Se debe tener en cuenta el costo, la
biodisponibilidad, la sensibilidad antimicrobiana y la aceptación del paciente.
Un aspecto muy importante es la elección de la vía de administración; ya que esto
determinará el cumplimiento del tratamiento por la paciente; más aun teniendo en
cuenta que la vía oral ha demostrado similares resultados que la vía parenteral.
Sin embargo el tratamiento no se circunscribe solamente al manejo antibiótico, sino
que en los últimos años ha recibido valioso aporte de la laparoscopía, la cual se ha
convertido en el procedimiento de mayor valor diagnóstico de la EPI así como de gran
importancia en el tratamiento quirúrgico. El manejo laparoscópico permite realizar: lisis
de adherencias (acuadisección), drenaje del absceso (con toma de cultivos), excisión
de los tejidos infectados o necróticos e irrigación de la cavidad peritoneal.
La terapia neural permite el control del dolor y otros síntomas persistentes, mediante el
uso de 1 cc de Procaína al 1% por vía intravenosa; el cual bloquea la conducción
nerviosa, previniendo el inicio y la propagación del impulso nervioso dando alivio a las
pacientes y mejorando su calidad de vida.
El tratamiento con campos magnéticos aplicado en sesiones cada 8 horas a nivel
pélvico, produce disminución de temperatura, del conteo de leucocitos, de la velocidad
de eritrosedimentación y una mejoría evidente en la ecografía transvaginal.