Sant Agenese in Agone
Sant Agenese in Agone
Sant Agenese in Agone
La iglesia de Santa Inés en Agonía es una iglesia barroca del siglo XVII situada
en Roma, Italia. Está construida frente a la plaza Navona, uno de los principales espacios
urbanos en el centro histórico de la ciudad y en el lugar donde la cristiana Santa Inés fue
martirizada en el antiguo estadio de Domiciano. Su construcción comenzó en 1652 por los
arquitectos Girolamo Rainaldi y su hijo Carlo Rainaldi. Después de numerosas disputas,
Francesco Borromini reemplazaría a ambos, aunque tras la dimisión de Borromini, se
volvió a llamar a Carlo Rainaldi, con el fin de que continuara con las obras.
La construcción de la iglesia se inició en 1652, por iniciativa del papa Inocencio X, cuyo
palacio familiar, el palazzo Pamphili, que se encuentra junto a la iglesia acababa de ser
terminado. Debía ser efectivamente una capilla familiar anexa a su residencia (por
ejemplo, se realizó una abertura en el tambor de la cúpula para que la familia pudiera
participar en los servicios religiosos desde su palacio).
Cuando Santa Inés estaba en fase de cimentación, Borromini asume la obra, y aunque
se ve obligado a respetar lo ya construido, consigue dinamizar el espacio, ampliando
la planta en sentido transversal (no podía haberlo hecho de otro modo: por un lado,
tenía la Piazza Navona y por otro la propia calle paralela a la plaza) y configurándola
como un espacio centralizado con forma asimilable a una cruz griega. Pero su gran
aportación es visible en la fachada barroca, abierta a la plaza y replanteada según una
forma cóncava que integra la cúpula.
La iglesia de santa agnes guarda ciertas cualidades con respecto a la trama urbana que la
permiten diferenciarse fácilmente del resto. Si bien, la Roma del barroco busca urbanizar
la ciudad conectando las distintas obras a partir de la apertura de vías principales, no
todas quedan contenidas en dichas vías, siendo la iglesia de santa agnes uno de aquellos
casos.
La plaza navona tienen una particular relación con su trama urbana, ubicándose casi
paralela a una de las vías principales potenciadas durante el barroco, y quedando
resguardada por las construcciones que conforman su límite, aparece como una apertura
entre la estrechez de su entorno, y es a partir de dicha apertura que se pone en valor el
espacio y se contruye la iglesia. Lo anterior refleja el afán del barroco de valorar el
espacio público como receptor de peregrinos haciendo que este forme parte de la obra y
no sea ajeno a ella. La plaza navona acoge a quien llega desde la estrechez del entorno.
La relación con la ciudad es desde la sorpresa, la apertura del espacio es aquello propio
regalado al habitante.
La obra y su entorno próximo
La obra en su composición nace a partir de una planta de cruz griega, lo que sitúa al
habitante en el centro, la cúpula regala la luz central y la verticalidad, contiene distintas
pinturas referidas al milagro de santa Ines. El habitar es desde la contención del cuerpo
hacia la verticalidad dada por la luz, la ornamentación se entremezcla con la estructura y
revela en sus bordes pequeñas capillas, la cúpula se potencia con 8 columnas que la
sostienen resaltando la luz central y la monumentalidad, desde el interior quien habita se
sumerge en el detalle característico de la obra barroca que se contempla.
En un primer momento, los Rainaldi habían planeado una iglesia de planta central con
un amplio espacio cupulado, casi simétrico en sus ejes transversal y longitudinal.
Borromini no destierra esta idea, que supone una continuación con el concepto
secular de mausoleo: el sentido de esto es que desde un comienzo se planeó que los
cuerpos de los miembros de la familia Pamphili fueran enterrados allí.
Por otra parte, la idea de Borromini para la ejecución de la fachada no se limita a una
expresividad particular que trasciende la moderación de otros arquitectos barrocos,
sino que mediante la concavidad de la fachada en las calles cercanas a la entrada
consigue que el arranque de la cúpula esté más próximo al espectador y por lo
tanto parezca más cercana de lo que en realidad está. A ello contrapone además las
escaleras convexas, rompiendo con el carácter plano del proyecto original de los
Rainaldi.
Consiguió una nueva forma de expresión arquitectónica con sus muros ondulantes,
cóncavo-convexos, así como con sus originales volúmenes, desarrollados a partir de un
motivo geométrico, además de darle un gran dinamismo y movimiento a las obras, sobre
todo se caracteriza por el exceso de adorno en las iglesias y fachadas para sorprender e
impresionar como se pueden observar en la iglesia Sant' Agnese. Sin embargo, nunca
rechazó el estudio de los modelos clásicos, incorporando a su obra rasgos de la
arquitectura antigua y de la barroca.
La iglesia de la Compañía de Jesús por ser una de las más hermosas, no solo de
Quito, sino de América Latina, es una muestra clara de barroco, siendo un relicario
de la escultura quiteña y ha sido llamada de muchas maneras, tales como: “1er
templo de Salomón de América del Sur” o “Ascua de oro”. Según el padre
Bernardo Recio, es una de las iglesias muestra del barroco ecuatoriano, y dicho
por el embajador de España en Ecuador, Ernesto La Orden, “es el mejor templo
Jesuistico del mundo”.
La Iglesia de la Compañía de Jesús ocupa todo el lado sur del Complejo de los
Jesuitas, en una manzana bordeada al norte por el pasaje Eugenio Espejo, al sur
por el pasaje Sucre, al Oeste por la calle Sebastián de Benalcázar, y al Este por la
calle Las Siete Cruces; el Templo por haber sido construida por varios arquitectos,
es una mezcla de cuatro estilos; como el mudéjar, el churrigueresco y el
renacentista, y el barroco.
Dimensiones
• Sus naves laterales contienen cupulines con linternas que dejan entrar una luz
indirecta, dando el efecto de penumbra a cada una de sus seis capillas o retablos
laterales, que son más pequeños que sus retablos principales, y decorados de
distintas formas con un arte barroco distinguido, plateresco y churrigueresco, los
cuales se los dedica cada uno a diferente santo, dando al sitio un sentido de
unidad espacial.
Construcción
Fachada Exterior
La característica portada exterior de La Compañía de Quito está tallada
íntegramente en piedra ecuatoriana, e inició en 1722 bajo las órdenes del padre
Leonardo Deubler, pero la obra fue suspendida en 1725 para luego ser retomada
en 1760 por el hermano Venancio Gandolfi, quien la terminó en 1765.
Flanquean la puerta principal de entrada seis columnas salomónicas de cinco
metros de altura, estriadas en su tercio intermedio, derivadas de las del Bernini en
el altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro. De la misma manera, las
puertas laterales están flanqueadas por dos pilares de estilo romano corintio,
todas ellas colocadas sobre un estilóbato a paneles con decoración renacentista.
Sobre el arquitrabe corre un friso decorado con flores, estrellas, follaje, y sobre
este la cornisa adornada con hojas de acanto, que sigue los resaltos de la fachada
estirándose en arco semicircular para proteger un nicho formado sobre un frontón
interrumpido que, soportado por cuatro querubines, corona la puerta principal y da
cabida a una imagen de la Inmaculada Concepción rodeada de ángeles y
querubines. En la parte superior del nicho, otro frontón más pequeño contiene al
Espíritu Santo en su símbolo de paloma.
El segundo cuerpo, ubicado en la parte alta del anterior, está compuesto de una
enorme ventana central adornada de un frontón entrecortado para recibir una gran
cartela de conchas y de frondas con una leyenda dedicada a San Ignacio, patrón
de la orden jesuítica: «DIVO PARENTI IGNATIO SACRUM». El frontón está
apeado sobre modillones de hojas de acanto, y entre ellos una tarjeta ornamental
de gusto plateresco concluye la composición de la ventana. Flanquean a ésta
riquísimas pilastras cuyo capitel tiene una sola fila de hojas de acanto (la superior),
decoradas y compuestas a la manera como componían y decoraban los muebles y
objetos preciosos los orfebres y ebanistas franceses del siglo XVIII; es decir con
estrías horizontales y grandes espejos decorados en su centro. Corre sobre ellas
un entablamento que recuerda el del primer cuerpo, y remata el conjunto en un
tímpano semicircular entrecortado para encajar un gran modillón en el centro,
sobre el cual se destaca la cruz jesuítica de bronce brillante, sobre característico
espigón de la crestería. Defiende la portada total una techumbre forrada de
azulejos de medio mogote
Decoración En El Interior
De La Iglesia Una vez terminada la obra material del templo, e incorporando las
nuevas técnicas para la construcción del templo, que fue un hecho importante
para la ciudad, era indispensable adornar la iglesia, para que sea una verdadera
morada para Nuestro Señor Jesucristo, y sabiendo que la verdadera belleza del
templo se encontraba tanto en su decoración, como en las pinturas y esculturas,
las cuales representan la tradición de la arquitectura religiosa y complementan el
mensaje que los padres Jesuitas querían dar a la comunidad, sabiendo todo esto,
los Padres no escatimaron en gastos ni en sacrificios, y su decoración duró más
años de lo que demoró su construcción, el embellecimiento de la iglesia fue
dándose paulatinamente al pasar de los años, ya que cada Rector que pasaba iba
demostrando su devoción y su culto divino, así como también a los generosos
donativos de los fieles, por esto la decoración fue realizada entre los años de 1652
y 1765. Al entrar a la iglesia se puede apreciar el exquisito arte barroco en cada
rincón de la iglesia, en sus bóvedas, cúpulas, arcos, pilares, muros, entre otros,
sus complejas decoraciones geométricas y de arte mudéjar impregnados en el
estuco y tallas en madera de cedro, son bañadas con unas finas capas de pan de
oro de 23 quilates sobre un fondo rojo, lleva la marca de lo Arabesco, las cuales
relucen con la entrada de la luz por las ventanas existentes.
Se pueden apreciar que las curvas y los trenzados de ambas figuras son muy
similares; aunque estas obras hayan sido construidas en distintos siglos, y se
encuentren separadas miles de kilómetros, se nota claramente como la decoración
de la Iglesia de la compañía es influenciada por los españoles, enseñando a los
quiteños un arte muy antiguo e impregnándolo en sus obras.
Las cúpulas tienen un adorno de distintos colores, empezamos por la cúpula del
crucero, la cual se encuentra a 27 m de altura, la decoración en su interior
contiene varios rostros de ángeles y adornos de 12 medallones de Arcángeles y
12 medallones más pequeños de cardenales Jesuitas, los 12 ventanales iluminan
toda ésta decoración, así también como a los balaustres que se encuentran
rodeando el tambor, en las cuatro pechinas se pueden observas 4 medallones
circulares, en cada una un Evangelista, la cúpula remata con una figura del sol
símbolo de los jesuitas de fuego y luz, por donde radia la luz que entra por la
linterna, todas las figuras fueron hechas en el estuco, cubiertos con pan de oro y
colores como el rojo, sobre un fondo celeste.
http://losguaposyborromini.blogspot.com/2014/09/estilo-y-caracteristicas.html
https://www.lacamaradelarte.com/2020/08/iglesia-de-santa-ines-en-la-plaza-
navona.html
https://wiki.ead.pucv.cl/Santa_Agnese_en_Agone_-_Roma_-_Andr%C3%A9s_Morales_Villarroel
https://historiaculturayarte.blogspot.com/2012/05/santagnese-in-agone-obra.html
Realizar un análisis geométrico de la obra buscando formas geométricas simple y/o complejas y
ejes de simetría y ejes de composición en plantas y alzados. Ver materiales texturas y colores en
relación al rol que tienen estos materiales en la forma de la obra y cual el papel que la obra tiene
ante el entorno a partir de su propuesta formal.
4-Iglesia “Sant ́Agnese” de Borromini y Iglesia Compañía de Jesus en Quito (Iglesia Jesuita en
Quito)