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Desarrollo embrionario fetal de la

semana 0 ala 30

La gestación es el período de tiempo entre la concepción y el nacimiento cuando un


bebé crece y se desarrolla dentro del útero de la madre. Debido a que es imposible saber
exactamente cuándo ocurre la concepción, la edad gestacional se mide desde el primer
día del último ciclo menstrual de la madre hasta la fecha actual. Se mide en semanas.

Esto significa que durante las semanas 1 y 2 del embarazo, una mujer no está todavía
embarazada. Esto es cuando su cuerpo se está preparando para un bebé. Una gestación
normal dura de 37 a 42 semanas.

Semana 1 a 2

La primera semana de embarazo comienza con el primer día del período menstrual de
una mujer. Ella aún no está embarazada.

Durante el final de la segunda semana, se libera un óvulo del ovario. Aquí es cuando es
más probable concebir si usted tiene relaciones sexuales sin protección.
Semana 3

Durante la relación sexual, los espermatozoides ingresan a la vagina después de que el


hombre eyacula. Los espermatozoides más fuertes viajarán a través del cuello uterino
(la abertura de la matriz o útero) hasta las trompas de Falopio.

Un solo espermatozoide y el óvulo de la madre se encuentran en la trompa de Falopio.


Cuando dicho espermatozoide entra en el óvulo, ocurre la concepción. El
espermatozoide y el óvulo combinados se llaman zigoto.

El zigoto contiene toda la información genética (ADN) necesaria para convertirse en un


bebé. La mitad del ADN proviene del óvulo de la madre y la mitad del espermatozoide
del padre.

El zigoto pasa los próximos días bajando por la trompa de Falopio. Durante este tiempo,
se divide para formar una bola de células llamada blastocisto.

Un blastocisto está compuesto de un grupo interno de células con una cubierta externa

El grupo interno de células se convertirá en el embrión. El embrión es lo que se


convertirá en su bebé.

El grupo externo de células se convertirá en estructuras, llamadas membranas, las cuales


nutren y protegen al embrión.

Semana 4

Una vez que el blastocisto llega al útero, se incrusta en la pared uterina.

En este momento en el ciclo menstrual de la madre, el revestimiento del útero es grueso


con sangre y está para brindarle soporte al bebé.
El blastocisto se adhiere firmemente a la pared del útero y recibe nutrición de la sangre
de la madre.

Semana 5

La semana 5 es el comienzo del “período embrionario”; es decir, cuando se desarrollan


todos los principales sistemas y estructuras del bebé.

Las células del embrión se multiplican y comienzan a asumir funciones específicas.


Esto se llama diferenciación.

Se desarrollan todas las células sanguíneas, las nefronas y las neuronas.

El embrión crece rápidamente y los rasgos externos del bebé empiezan a formarse.

El cerebro, la médula espinal y el corazón de su bebé empiezan a desarrollarse.

El tracto gastrointestinal de su bebé comienza a formarse.

Es durante este tiempo en el primer trimestre que su bebé tiene mayor riesgo de daños a
raíz de factores que pueden causar anomalías congénitas. Esto incluye ciertas
medicinas, consumo de drogas ilícitas, consumo excesivo de alcohol, infecciones como
la rubéola y otros factores.

Semanas 6 a 7

Las yemas o brotes de brazos y piernas comienzan a crecer.


El cerebro del bebé se transforma en 5 áreas diferentes. Algunos nervios craneales son
visibles.

Los ojos y los oídos comienzan a formarse.

Se forma tejido que se ha de convertir en la columna y otros huesos.

El corazón de su bebé continúa desarrollándose y ahora late a un ritmo regular. Esto se


puede ver con un ultrasonido vaginal.

La sangre se bombea a través de los vasos mayores.

Semana 8

Los brazos y las piernas de su bebé se han alargado.

Las manos y los pies comienzan a formarse y lucen como pequeños remos.

El cerebro del bebé continúa formándose.

Los pulmones comienzan a formarse

Semana 9

Se forman los pezones y los folículos pilosos.

Los brazos crecen y se desarrollan los codos.

Se pueden observar los dedos del pie de su bebé.

Todos los órganos esenciales de su bebé han comenzado a crecer.


Semana 10

Los párpados del bebé están más desarrollados y comienzan a cerrarse.

Las orejas comienzan a tomar forma.

Las características faciales de su bebé se vuelven más distintivas.

Los intestinos rotan.

Al final de la décima semana de embarazo, su bebé ya no es un embrión. Ahora es un


feto, la etapa de desarrollo hasta el nacimiento.

Los tonos cardíacos fetales se pueden detectar con un examen Doppler

Semanas 11 a 14

Los párpados de su bebé se cierran y no volverán a abrirse hasta que más o menos la
semana 28.

La cara de su bebé está bien formada.

Las extremidades son largas y delgadas.

Aparecen las uñas en los dedos de las manos y los pies.

Aparecen los genitales.

El hígado de su bebé está produciendo glóbulos rojos.

La cabeza es muy grande – aproximadamente la mitad del tamaño de su bebé.

Ahora su pequeño puede formar un puño.

Aparecen brotes dentarios para los dientes del bebé.


Semanas 15 a 18

En esta etapa, la piel de su bebé es casi transparente.

Un pelo fino llamado lanugo se desarrolla en la cabeza de su bebé.

Los huesos y el tejido muscular se siguen desarrollando y los huesos se vuelven más
duros.

Su bebé comienza a moverse y a estirarse.

El hígado y el páncreas producen secreciones.

Ahora su bebé hace movimientos de succión.

Semanas 19 a 21

Su bebé puede oír.

Su bebé es más activo y continúa moviéndose y flotando.

La madre puede sentir una agitación en la parte inferior del abdomen. Esto se llama
primeros movimientos fetales, cuando la mamá puede sentir los primeros movimientos
del bebé.

Al final de esta etapa, su bebé puede tragar.

Semana 22
El lanugo cubre todo el cuerpo del bebé.

El meconio, primera deposición de su bebé, se forma en el tracto intestinal.

Aparecen las cejas y las pestañas.

Su bebé es más activo con aumento del desarrollo muscular.

La madre puede sentir al bebé moverse.

El latido del corazón de su bebé puede escucharse con un estetoscopio.

Las uñas crecen hasta el extremo de los dedos de su bebé.

Semanas 23 a 25

La médula ósea comienza a producir glóbulos.

Se desarrollan las vías respiratorias inferiores de los pulmones del bebé.

Su bebé empieza a almacenar grasa.

Semana 26

Las cejas y las pestañas están bien formadas.

Todas las partes de los ojos de su bebé están desarrolladas.

Su bebé puede sobresaltarse en respuesta a los ruidos fuertes.


Las huellas de los pies y las huellas digitales se están formando.

Se forman los sacos de aire en los pulmones de su bebé, pero los pulmones aún no están
listos para trabajar por fuera del útero.

Semanas 27 a 30

El cerebro de su bebé crece rápidamente.

El sistema nervioso se desarrolla lo suficiente para controlar algunas funciones del


cuerpo.

Los párpados del bebé se pueden abrir y cerrar.

El aparato respiratorio, aunque inmaduro, produce agente tensioactivo. Esta sustancia


ayuda a que los alvéolos se llenen de aire.

Semanas 31 a 34

Su bebé crece rápidamente y acumula mucha grasa.

Se presenta respiración rítmica, pero los pulmones del bebé no están completamente
maduros.

Los huesos de su bebé están completamente desarrollados, pero son aún blandos.

El cuerpo del bebé comienza a almacenar hierro, calcio y fósforo.

Semanas 35 a 37

Su bebé pesa unas 5 ½ libras (2.5 kg).


Su bebé sigue aumentando de peso, pero probablemente no aumentará mucho más.

La piel no está tan arrugada a medida que se forma grasa bajo la piel.

Su bebé tiene patrones de sueño definidos.

El corazón y los vasos sanguíneos de su bebé están completos.

Los músculos y los huesos están completamente desarrollados.

Semana 38 a 40

El lanugo ha desaparecido excepto en la parte superior de los brazos y los hombros.

Las uñas pueden extenderse más allá de las puntas de los dedos.

Se presentan pequeños brotes mamarios en ambos sexos.

El cabello de la cabeza ahora es grueso y más denso.

En su 40ª semana del embarazo, van 38 semanas desde la concepción y su bebé podría
nacer en cualquier momento.
Factores de riesgo para el producto
genéticos

Uno de los riesgos más frecuentes asociados al embarazo es la edad materna avanzada,
que se relaciona con alta incidencia de enfermedades crónicas que afectan a la gestante
y a su hijo y se asocia con factores de riesgo genéticos y no genéticos. En la actualidad,
constituye la principal indicación para el diagnóstico prenatal, con el objetivo de
identificar factores de riesgo genéticos y no genéticos en gestantes con diagnóstico
prenatal por amniocentesis , Se revisaron las historias obstétricas y genéticas y se
estudiaron variables de ambas categorías.

El universo lo constituyeron las gestantes con indicación de diagnóstico prenatal por


amniocentesis, la muestra de estudio se constituyó con las gestantes que cumplieron los
criterios de inclusión. Predominaron las gestantes con edad materna avanzada, cesáreas
y enfermedades asociadas, como asma e hipertensión. Otros riesgos propios de la
gestación fueron la preeclampsia y el síndrome de descarga vaginal.

La trisomía 21 fue la anomalía cromosómica más frecuente. La edad materna avanzada


y factores de riesgo asociados al embarazo condicionan, desde la etapa preconcepcional
y durante la evolución del embarazo, afectaciones en el desarrollo fetal y en su calidad
de vida por lo que se recomienda desarrollar y perfeccionar estrategias informativas y
educativas sobre estos temas a la población en riesgo.
Factores de riesgo para el producto ambiente
uterino

Un bebé crece dentro del útero de la madre. Esto se denomina ambiente intrauterino. Un
dispositivo intrauterino (DIU) es un objeto colocado dentro del útero para evitar la
concepción y el embarazo.

Muchos factores diferentes pueden llevar a que se presente un retraso del crecimiento
intrauterino (RCIU). Es posible que un feto no reciba suficiente oxígeno y nutrición de
la placenta durante el embarazo debido a:

Una madre que vive a gran altitud

Embarazos múltiples, como gemelos o trillizos

Problemas en la placenta

Preeclampsia o eclampsia

Los problemas al nacer (anomalías congénitas) o los problemas cromosómicos a


menudo se asocian con un peso por debajo de lo normal. Las infecciones durante el
embarazo también pueden afectar el peso del feto.
Estas incluyen:

Citomegalovirus

Rubéola

Sífilis

Toxoplasmosis

Los factores de riesgo en la madre que pueden contribuir al RCIU incluyen:

Alcoholismo

Tabaquismo

Drogadicción

Trastornos de coagulación

Presión arterial alta o enfermedad del corazón

Diabetes

Enfermedad renal

Nutrición deficiente

Enfermedades de la tiroides

Anemia

Malformaciones uterinas

Embarazo múltiple

Otras enfermedades crónicas

Si la madre es pequeña, puede ser normal que el bebé sea pequeño y esto no se debe al
RCIU.
Según la causa de este retraso, el feto puede ser simétricamente pequeño. O es posible
que el bebé tenga una cabeza de tamaño normal, mientras el resto de su cuerpo es
pequeño. Mientras el resto de su cuerpo es pequeño.

Exposición a sustancias químicas

Tenga cuidado de proteger al feto en desarrollo de sustancias peligrosas durante el


embarazo:

Los gases de pesticidas, limpiadores para el hogar y pinturas pueden ser dañinos para un
feto en desarrollo, en particular durante el primer trimestre. Mientras está embarazada,
utilice productos de limpieza que no contengan sustancias químicas. Si tiene que usar
productos químicos para limpiar, póngase guantes, ventile la zona y evite inhalar los
gases.

La exposición al plomo puede provocar un aborto espontáneo, y los expertos informan


que los niños cuyas madres estuvieron expuestas al plomo durante el embarazo podrían
tener retrasos en el desarrollo. Una mujer embarazada que se expone al plomo también
puede transferirlo al feto a través de la placenta. Para obtener más información, vea el
tema Intoxicación por plomo.
La exposición al mercurio puede provocar daños de leves a graves al sistema nervioso.
Antes del embarazo y el amamantamiento, y durante ellos, tome medidas para evitar los
pescados que contienen niveles altos de mercurio, como tiburón, pez espada, caballa
gigante, pez aguja, reloj anaranjado (“orange roughy”), atún patudo y blanquillo del
Golfo

El esmalte de uñas, las uñas postizas así como los tintes y las permanentes para el
cabello contienen sustancias químicas fuertes. No existen muchos estudios de
investigación acerca del uso de estos productos durante el embarazo. Es siempre una
buena idea reducir la exposición a estas sustancias químicas y asegurarse de que la
habitación esté bien ventilada ,de la Organización de Especialistas de Información
Teratológica para obtener mas información acerca de los efectos que las sustancias
químicas pueden tener en el feto.

Exposición a la radiación: rayos X, viajes en avión y aparatos eléctricos

Una sola prueba de diagnóstico por rayos X, como una radiografía dental, no daña al
feto. Aún así, es una buena idea evitar las radiografías innecesarias durante el embarazo.
Si una radiografía es necesaria, asegúrese de informar al técnico de que está
embarazada. Muchas radiografías pueden posponerse hasta después del embarazo. Si las
radiografías son necesarias, pueden hacerse con un delantal de plomo que le protege el
abdomen.

Si viaja en avión con frecuencia por negocios o como piloto de aerolínea, asistente de
vuelo, mariscal del aire o mensajero, es posible que supere el límite de radiación
cósmica que se considera seguro durante el embarazo . Aunque un vuelo de vez en
cuando no representa un riesgo, los vuelos nacionales frecuentes de baja altitud o varios
vuelos internacionales a gran altitud pueden aumentar su exposición a la radiación.

No se ha demostrado que la radiación de los aparatos domésticos como televisores,


computadoras o mantas eléctricas (radiación electromagnética) causen anomalías
congénitas (de nacimiento). Las mantas eléctricas o los calentadores de camas de agua
se pueden utilizar para calentar la cama, pero es una buena idea apagarlos cuando se
vaya a dormir para que usted no se sobrecaliente
Durante el embarazo, hay muchas cosas que puede hacer para mantenerse usted y su
bebé saludable. Éstas incluyen recibir atención prenatal regular, comer sano y
mantenerse activa. Pero también es muy importante evitar sustancias que puedan ser
dañinas para usted y su bebé, como el tabaco, el alcohol y las drogas.

Tabaco

Fumar durante el embarazo expone a su bebé a la nicotina, monóxido de carbono y


muchas otras sustancias químicas dañinas. La nicotina no solo es un peligro para su
salud, sino que también puede dañar el cerebro y los pulmones de su bebé en desarrollo.
El monóxido de carbono puede impedir que el feto obtenga suficiente oxígeno.

Si fuma durante el embarazo, aumenta el riesgo de que su bebé nazca demasiado


pequeño, demasiado temprano o con defectos de nacimiento. Durante el primer año de
vida, existe un mayor riesgo de que su bebé muera por síndrome de muerte súbita del
lactante (SMSL). Y más adelante en la vida, es más probable que su hijo tenga
problemas de salud, como asma y obesidad.

Otros productos de tabaco, incluyendo cigarrillos electrónicos, también contienen


nicotina y no son seguros para usar durante el embarazo. Y algunos de los saborizantes
que se usan en los cigarrillos electrónicos pueden ser dañinos para los bebés en
desarrollo.

También se recomienda evitar el humo de segunda mano, el que posee algunos de los
mismos riesgos que fumar durante el embarazo.

Alcohol

No existe una cantidad conocida de alcohol que sea segura para beber durante el
embarazo y mientras intenta quedar embarazada. Todos los tipos de alcohol son
igualmente dañinos, incluyendo todas las variedades de vinos y la cerveza. Los riesgos
de beber durante el embarazo incluyen problemas con el crecimiento del bebé en
desarrollo y trastornos del espectro alcohólico fetal. Esta es una afección de por vida
que puede causar una combinación de problemas físicos, de comportamiento y del
aprendizaje.

Drogas ilegales

El uso de drogas ilegales durante el embarazo, como la cocaína, las metanfetamina y las
drogas de club, puede provocar problemas tanto a usted como a su bebé. Pueden causar
bebés con bajo peso al nacer, defectos de nacimiento o un aborto espontáneo. Es más
probable que su hijo tenga discapacidades del aprendizaje y del desarrollo. Y si se
inyecta drogas, corre el riesgo de contraer VIH. El VIH puede transmitirse a su bebé
durante el embarazo.

Uso indebido de medicamentos recetados

El uso indebido de medicamentos recetados también puede ser dañino. El uso indebido
puede incluir tomar más de la dosis recetada o tomarla con mayor frecuencia, usarla
para drogarse o tomar los medicamentos de otra persona. Los posibles efectos del uso
indebido de un medicamento durante el embarazo dependen del medicamento que esté
mal utilizando.

Opioides

Un tipo de sustancia que es motivo de preocupación durante el embarazo son los


opioides. Los opioides incluyen fuertes analgésicos recetados como oxicodona,
hidrocodona, fentanilo y tramadol. La droga ilegal heroína también es un opioide.
Tomar opioides durante el embarazo puede causarle problemas a usted y a su bebé. Los
riesgos incluyen defectos de nacimiento, parto prematuro, pérdida del bebé y síndrome
de abstinencia neonatal. Este síndrome causa síntomas de abstinencia en los recién
nacidos.

Si tiene dolor y su profesional de la salud le sugiere tomar opioides recetados durante el


embarazo, primero converse sobre los riesgos y beneficios con el proveedor. Luego, si
ambos deciden que necesita tomar los opioides, pueden trabajar juntos para tratar de
minimizar los riesgos.
Cannabis (marihuana)

El cannabis (marihuana) es otra droga que podría ser dañina para su bebé. Algunas
investigaciones muestran que el consumo de cannabis durante el embarazo está
relacionado con problemas de desarrollo en niños y adolescentes. Aunque se necesita
más investigación, lo más seguro es dejar de usarlo si está embarazada. Los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Recomiendan que
las personas eviten consumir cannabis durante el embarazo.

Problemas de salud de la madre

Todos los embarazos implican algunos riesgos, pero hay ciertas afecciones y problemas
de salud que pueden aumentar ese riesgo, como:

Un problema de salud que tenía antes de quedar embarazada

Un problema de salud durante el embarazo

Un embarazo múltiple

Un problema de salud durante un embarazo anterior que puede ocurrir de nuevo

Consumo de drogas durante el embarazo

Tener más de 35 años

Cualquiera de ellos puede afectar su salud, la de su bebé, o ambos.

Si tiene una enfermedad crónica, debe hablar con el médico para enterarse de qué
manera puede minimizar el riesgo antes de embarazarse. Una vez que se produce el
embarazo, es posible que se necesite un equipo de profesionales de la salud que la
supervise. Algunos problemas de salud comunes que pueden complicar el embarazo
son:

Hipertensión arterial

Síndrome de ovario poliquístico

Problemas renales

Enfermedades autoinmunes

Enfermedades de la tiroides

Obesidad

VIH

Cáncer

Infecciones

Otras afecciones que pueden aumentar el riesgo del embarazo pueden ocurrir durante el
desarrollo del mismo, por ejemplo, diabetes gestacional e incompatibilidad Rh. Un buen
cuidado prenatal puede ayudar a detectarlas y tratarlas.

Algunas síntomas, como náuseas, dolor de espalda y fatiga, son comunes durante el
embarazo. A veces es difícil saber qué es normal. Llame a su profesional de salud si
algo le molesta o le preocupa.
Cuidados durante el embarazo

Recibir buen cuidado antes, durante y después de su embarazo es muy importante.


Puede ayudar a su bebé a crecer y desarrollarse, y a mantenerlos a ambos saludables. Es
la mejor manera de asegurar que su pequeño tenga un buen inicio para una vida
saludable.

CUIDADO PRENATAL

Un buen cuidado prenatal incluye una buena alimentación y buenos hábitos de salud
antes y durante el embarazo. Idealmente, usted debe hablar con su proveedor de
atención médica antes de empezar a intentar quedar embarazada. He aquí algunas cosas
que deberá hacer:
Elegir a un proveedor: Será necesario que elija un proveedor para su embarazo y parto.
Este proveedor le ofrecerá servicios de cuidado prenatal, de parto y de posparto.

Tomar ácido fólico: Si está contemplando quedar embarazada, o si ya lo está, debe


tomar un suplemento con al menos 600 microgramos (0.6 mg) de ácido fólico todos los
días. Tomar ácido fólico reducirá el riesgo de ciertos defectos congénitos. Las vitaminas
prenatales casi siempre contienen 600 microgramos (0.6 mg) de ácido fólico por cápsula
o tableta.

También debería:

Hablar con su proveedor sobre cualquier medicamento que tome. Esto incluye
medicamentos de venta libre. Solo debe tomar los medicamentos que su proveedor
considere que es seguro tomar mientras está embarazada.

Evitar todo uso de alcohol y el uso de drogas recreativas y limitar la cafeína.

Dejar de fumar, si lo hace actualmente.

Asistir a consultas y exámenes prenatales: Usted visitará muchas veces a su proveedor


durante el embarazo para recibir cuidado prenatal. La cantidad de visitas y los tipos de
exámenes que se le harán cambiarán según en qué punto de su embarazo se encuentre:

Cuidado durante el primer trimestre

Cuidado durante el segundo trimestre

Cuidado durante el tercer trimestre

Hable con su proveedor sobre los distintos exámenes que se le practicarán durante el
embarazo. Estos exámenes pueden ayudar a su proveedor a ver cómo se está
desarrollando el bebé y a detectar cualquier problema con su embarazo. Los exámenes
pueden incluir:

Pruebas de ultrasonidos para ver cómo está creciendo su bebé y ayudar a establecer una
fecha de nacimiento estimada
Pruebas de glucosa para detectar diabetes gestacional

Pruebas de sangre para detectar el ADN fetal normal en sangre

Ecocardiografía fetal para revisar el corazón del bebé

Amniocentesis para buscar defectos congénitos y problemas genéticos

Prueba de translucencia nucal (ultrasonido vaginal) para buscar problemas con los genes
del bebé

Análisis en busca de enfermedades de transmisión sexual

Exámenes de tipo de sangre como Rh y ABO

Exámenes de sangre para anemia

Exámenes de sangre para hacer seguimiento a cualquier enfermedad crónica que haya
tenido antes de quedar en embarazo

Según sus antecedentes familiares, puede elegir hacerse pruebas de detección de


problemas genéticos. Hay muchas cosas que debe pensar antes de realizar pruebas
genéticas. Su proveedor puede ayudarle a decidir si esto es lo mejor para usted.

Si usted tiene un embarazo de alto riesgo, podría ser necesario que consulte a su
proveedor con mayor frecuencia, y que se realice exámenes adicionales.

QUÉ ESPERAR DURANTE EL EMBARAZO

Su proveedor hablará con usted sobre cómo manejar las molestias comunes del
embarazo como lo son:

Náuseas del embarazo

Dolores de espalda, de piernas y otros dolores que se presentan en el embarazo

Problemas para dormir

Cambios en la piel y el cabello

Sangrado vaginal en las primeras etapas del embarazo


No hay dos embarazos iguales. Algunas mujeres tienen síntomas leves, o muy pocos
síntomas durante el embarazo. Muchas mujeres trabajan durante todo el término y
viajan mientras están embarazadas. Otras podrían necesitar disminuir sus horas o dejar
de trabajar. Algunas mujeres requieren reposo en cama durante algunos días o
posiblemente semanas para tener un embarazo saludable.

POSIBLES COMPLICACIONES DEL EMBARAZO

El embarazo es un proceso complejo. Si bien muchas mujeres tienen embarazos


normales, pueden presentarse complicaciones. Sin embargo, presentar una complicación
no quiere decir que no tendrá un bebé saludable. Más bien, significa que su proveedor la
vigilará de cerca y cuidará especialmente de usted y de su bebé durante el resto de su
término

Las complicaciones comunes incluyen

Diabetes durante el embarazo (diabetes gestacional).

Presión arterial alt durante el embarazo (preeclampsia). Su proveedor hablará con usted
sobre cómo cuidarse si tiene preeclampsia.

Cambios prematuros o pretérmino en su cuello uterino.

Problemas con la placenta. Es posible que cubra el cuello uterino, que se aleje de la
matriz o que no esté funcionando tan bien como debería.

Sangrado vaginal.

Trabajo de parto prematuro.

Que su bebé no esté creciendo bien.

Que su bebé presente problemas de salud.

Pensar en los posibles problemas puede ser atemorizante. Pero es importante estar al
tanto de manera que pueda informar a su proveedor si nota síntomas inusuales.

TRABAJO DE PARTO Y ALUMBRAMIENTO


Hable con su proveedor sobre lo que puede esperar durante el trabajo de parto y el
alumbramiento. Puede comunicar sus deseos preparando un plan de parto. Hable con su
proveedor sobre lo que debe incluir en su plan de parto. Puede querer incluir cosas
como:

Cómo desea manejar el dolor durante el trabajo de parto, incluso si desea o no recibir un
bloqueo epidural

Sus sentimientos sobre la episiotomía

Qué sucedería si requiere una cesárea

Sus sentimientos sobre un parto asistido con fórceps o con ayuda de ventosas

Quién desea que esté con usted durante el parto

También es buena idea hacer una lista de las cosas que debe llevar al hospital. Empaque
una maleta con anticipación para tenerla lista cuando comience el trabajo de parto.

Conforme se acerque la fecha esperada para el parto, notará ciertos cambios. No


siempre es fácil notar cuándo comenzará el trabajo de parto. Su proveedor podrá decirle
cuándo es momento de visitarlo para hacerse un examen o dirigirse al hospital para el
parto.

Hable con su proveedor sobre lo que sucede si supera la fecha esperada de parto. Según
su edad y factores de riesgo, su proveedor podría tener que provocar el parto entre la
semana 39 y la semana 42, aproximadamente.

Una vez que comienza el trabajo de parto, puede utilizar una serie de estrategias para
sobrellevarlo.

QUÉ ESPERAR LUEGO DEL NACIMIENTO DE SU BEBÉ


Tener un bebé es un hecho emocionante y maravilloso. También implica mucho trabajo
para la madre. Usted necesitará cuidarse en las primeras semanas luego del
alumbramiento. El tipo de cuidado que necesitará dependerá de cómo dio a luz a su
bebé.

Si tuvo un parto vaginal, probablemente pasará 1 o 2 días en el hospital antes de irse a


casa.

Si tuvo una cesárea se quedará en el hospital por 2 o 3 días antes de irse a casa. Su
proveedor le explicará cómo cuidarse usted sola cuando regrese a casa conforme se
recupera.

Si usted es capaz de amamantar, hacerlo tiene muchos beneficios. También puede


ayudarle a perder el peso que subió durante el embarazo.

Téngase paciencia mientras aprende a amamantar. Aprender las habilidades necesarias


para amamantar a su bebé puede llevar de 2 a 3 semanas. Hay mucho que aprender,
como:

Cómo cuidar sus senos

La posición del bebé para amamantarlo

Cómo superar cualquier problema con el amamantamiento

Extracción y almacenamiento de leche materna

Cambios en la piel y el pezón a causa del amamantamiento

El mejor momento para amamantar

Si necesita ayuda, hay muchos recursos disponibles para las madres primerizas.

Llame a su proveedor si está o cree que está embarazada y:

Toma medicamentos para diabetes, enfermedad de la tiroides, convulsiones, depresión,


presión arterial alta o cualquier otra afección médica

No está recibiendo cuidado prenatal

No puede manejar las molestias comunes del embarazo sin tomar medicamentos
Podría haber estado expuesta a una infección de transmisión sexual, a químicos, a
radiación o a otras sustancias tóxicas

Consulte a su proveedor inmediatamente si está embarazada y tiene:

Fiebre, escalofrío o micción dolorosa

Sangrado vaginal

Dolor abdominal intenso

Traumatismo físico o trauma emocional grave

Ruptura de fuente (ruptura de membranas)

Poco o ningún movimiento del bebé en la segunda mitad de su embarazo.

Orientación y promoción ala futura


madre

Es la mejor manera de asegurar que su pequeño tenga un buen inicio para una vida
saludable. Un buen cuidado prenatal incluye una buena alimentación y buenos hábitos
de salud antes y durante el embarazo.
Una visita de cuidados previos a la concepción puede ayudar a que las mujeres tomen
medidas para tener un embarazo saludable incluso antes de quedar embarazadas.

Las mujeres pueden ayudar a promover un embarazo saludable y el nacimiento de un


bebé sano tomando las siguientes medidas antes de quedar embarazadas1:

Elaborar un plan para su vida reproductiva

Aumentar la ingesta diaria de ácido fólico (una de las vitaminas B) a al menos 400
microgramos2

Asegurarse de tener las vacunas al día

Controlar la diabetes y otras afecciones médicas

No fumar, beber alcohol ni consumir drogas

Tener un peso saludable

Obtener información sobre sus antecedentes de salud familiares y los de su pareja

Buscar ayuda para problemas de depresión, ansiedad u otros problemas de salud mental.

Las mujeres que sospechan que podrían estar embarazadas deben programar una visita
con su proveedor de atención médica para comenzar a recibir cuidados prenatales. Las
visitas prenatales a un proveedor de atención médica generalmente incluyen un examen
físico, control del peso y entrega de una muestra de orina. Según la etapa del embarazo,
los proveedores de atención médica también pueden realizar análisis de sangre y
estudios por imágenes, como exámenes por ultrasonido. En estas visitas también se
habla sobre la salud de la madre, la salud del feto y cuestiones relacionadas con el
embarazo.3

Los cuidados previos a la concepción y los cuidados prenatales pueden ayudar a


prevenir complicaciones y a informar a las mujeres sobre medidas importantes que
pueden tomar para proteger al bebé y garantizar un embarazo saludable. Con cuidados
prenatales regulares, las mujeres pueden obtener los siguientes beneficios:
Reducir el riesgo de complicaciones del embarazo. Seguir una dieta saludable y segura;
hacer ejercicio de forma regular según lo recomiende un proveedor de atención médica;
y evitar la exposición a sustancias potencialmente perjudiciales, como plomo y
radiación, puede ayudar a reducir el riesgo de problemas durante el embarazo y a
promover la salud y el desarrollo del feto.4 Controlar las afecciones existentes, como
presión arterial alta y diabetes, es importante para prevenir las complicaciones serias y
sus efectos.5

Reducir el riesgo de complicaciones del feto y del bebé. Se ha demostrado que el


consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo aumenta el riesgo de síndrome de
muerte súbita del lactante.6 El consumo de alcohol también aumenta el riesgo de
desarrollo de trastornos del espectro alcohólico fetal, que pueden causar diversos
problemas, como rasgos faciales anormales, cabeza pequeña, mala coordinación, mala
memoria, discapacidad intelectual y problemas cardíacos, renales u óseos.7 Según un
estudio reciente respaldado por los NIH, pueden presentarse estos y otros problemas a
largo plazo incluso con niveles bajos de exposición prenatal al alcohol.8

Además, el consumo diario de 400 microgramos de ácido fólico reduce el riesgo de


desarrollo de defectos del tubo neural en un 70%.2,9 La mayoría de las vitaminas
prenatales contiene los 400 microgramos recomendados de ácido fólico, al igual que
otras vitaminas que las mujeres embarazadas y los fetos en desarrollo necesitan.1,10 Se
ha agregado ácido fólico a alimentos como cereales, panes, pasta y otros alimentos a
base de granos. Aunque hay una forma relacionada (denominada folato) presente en el
jugo de naranja y los vegetales de hojas verdes (como la col rizada y la espinaca), el
folato no se absorbe tan bien como el ácido fólico.

Ayudar a garantizar que los medicamentos que toman las mujeres sean seguros. Las
mujeres no deben tomar ciertos medicamentos, incluidos algunos tratamientos para el
acné11 y suplementos alimenticios y a base de hierbas12 durante el embarazo, ya que
pueden dañar al feto.
Beneficios del ácido fólico
Ácido fólico o folato son términos que se utilizan de forma indistinta aunque el ácido
fólico es un folato artificial. También se llama vitamina B9. El ácido fólico es
hidrosoluble, es decir, que se puede diluir en líquido. De hecho, el exceso de ácido
fólico en el cuerpo se elimina mediante la orina. Te contamos para qué sirve el ácido
fólico y cómo tomarlo.

¿Qué es el ácido fólico?

El ácido fólico o folato es una vitamina que pertenece al grupo B, por lo que se habla
también de vitamina B9. El nombre de la vitamina viene de la palabra latina folium que
significa hoja. El ácido fólico es fundamental para la formación de las células, ayuda a
prevenir las anemias y a mantener la piel sana.

¿Cuáles son las aplicaciones de ácido fólico?

Puede que te preguntes para qué sirve el ácido fólico. A continuación, te contamos
cuáles son sus principales aplicaciones:

Contribuye al crecimiento de los tejidos y de las células.

Colabora con la vitamina B12 y la vitamina C para crear nuevas proteínas.

Contribuye a la formación de glóbulos rojos, por lo que es un elemento fundamental


para prevenir anemias.

Colabora en la formación del ADN.

Ayuda a prevenir la hipertensión.

Puede colaborar en la prevención de algunos tipos de cáncer como el de colon o el de


útero, por ejemplo.

Aunque el ácido fólico se recomienda especialmente para mujeres embarazadas, en el


caso de los hombres también es un elemento fundamental para:

Disminuir el riesgo de padecer enfermedades del corazón.

Contribuir en la lucha contra la aparición del Alzheimer.


Ayudar contra la depresión.

Además, en el caso de que una pareja quiera tener un hijo el ácido fólico puede ayudar
al hombre a que la calidad del esperma sea mejor y se eviten malformaciones en el feto.

¿Para qué sirve el ácido fólico en las mujeres?

Los beneficios del ácido fólico en las mujeres, sobre todo en casos de embarazo, son los
siguientes:

Reducir las malformaciones del feto. Es decir, disminuyen los riesgos de que el bebé
tenga espina bífida, anencefalia y otros problemas del cerebro o de la columna vertebral.

Prevenir cardiopatías.

Reducir las posibilidades de un parto prematuro.

Más adelante analizaremos con detalle el caso de las embarazadas.

¿Qué beneficios tiene tomar ácido fólico?

Tal y como hemos visto anteriormente, los beneficios del ácido fólico favorecen la salud
tanto de hombres como de mujeres, sobre todo en el caso de un embarazo. A
continuación, te contamos en qué alimentos se encuentra y cómo tomarlo.

¿En qué alimentos se encuentra?

Podemos destacar los siguientes alimentos que contienen ácido fólico:


Vegetales de hojas verdes (lechuga, espinaca, canónigos, grelos, acelgas). Lo más
aconsejable es tomar las verduras frescas y crudas, siempre muy bien lavadas, porque
puede que al cocerlas o cocinarlas se pierda una parte del ácido fólico que contienen.

Frutas como la naranja, el melón o el plátano.

Panes y cereales.

Hígado.

Además de lo anterior, existen alimentos especialmente enriquecidos con ácido fólico.


Por lo que cuando hagas la compra fíjate en las etiquetas y en la composición para
comprobar qué alimentos tienen ácido fólico y en qué proporción.

Control del embarazo


Qué es el control del embarazo?

El control del embarazo o control prenatal es el seguimiento que se realiza durante todo
el periodo de gestación. Las revisiones con el especialista ginecólogo deben ser
mensuales durante los siete primeros meses del embarazo y más frecuentes cuando se
acerca la fecha estimada de parto. En cada cita se realizan pruebas de rutina para
verificar el buen desarrollo de la gestación, mientras algunos reconocimientos se
realizan solo en embarazos de riesgo.

¿Por qué se realiza?

El control del embarazo se realiza porque es necesario para el bienestar de la madre y


del bebé. Durante el embarazo pueden darse una serie de complicaciones para el bebé y
la propia madre que pueden prevenirse y evitarse mediante un seguimiento de la
evolución. Así, el control del embarazo se realiza para una correcta prevención de las
complicaciones, aconsejar a la madre y controlar el estado del feto.

¿En qué consiste?

El control del embarazo consiste en una serie de revisiones y visitas sucesivas al médico
para llevar a cabo la observación de la evolución del bebé. Las pruebas diagnósticas y
de control más frecuentes durante el control parental son:

Examen obstétrico

Toma del peso y la tensión arterial

Análisis de sangre y orina

Ecocardiografía

Ecografía obstétrica

Pruebas de diagnóstico prenatal

Preparación para el control del embarazo


Las revisiones propias de control del embarazo no suelen requerir preparación previa.
Aun así, suele darse que la mujer deba tomar algunas medidas previas para las pruebas
diagnósticas que lo requieran, como por ejemplo acudir en ayunas al análisis de sangre.

Cuidados tras la intervención

Las consultas de control del embarazo no requieren cuidados tras las mismas, aunque el
especialista ginecólogo puede prescribir medidas o medicación en caso de ser necesario.

Consulta de control del embarazo

En cada consulta es aconsejable plantear todas las preguntas y comunicar los temores,
aunque se pueda pensar que son irracionales, o que van a parecer ridículos o irrisorios.

Durante el embarazo siempre se debe consultar inmediatamente con el médico ante:

Vómitos repetidos o intensos.

Desmayos o mareos.

Aumento súbito de peso, con hinchazón general.

Orina escasa o molestias al orinar.

Dolor abdominal.

Dolor de cabeza intenso o permanente.

Secreción acuosa vaginal.

Hemorragia vaginal.

Fiebre.

Erupción generalizada.

En la primera visita el ginecólogo, al que idealmente ya se habrá acudido para la


consulta preconcepcional, se completa la historia clínica y realiza una exploración física
completa. Esta primera visita de control se realiza normalmente entre la séptima y la 10ª
semana del embarazo y sirve para:
Confirmar el diagnóstico de embarazo.

Descubrir antecedentes que pueden actuar sobre el embarazo actual.

Descartar precozmente la posibilidad de complicaciones (amenaza de aborto, embarazo


ectópico, etc.).

Indicar las primeras normas higiénicas.

Aun cuando el ritmo de las visitas depende de cada caso, en general el control clínico se
realizará con la siguiente frecuencia:

Hasta las 32 semanas: mensual.

De las 32 a las 38 semanas: quincenal.

A partir de las 38 semanas: semanal.

A través de estas visitas se podrá:

Efectuar una prevención correcta de las complicaciones.

Dictar consejos adecuados a cada mujer.

Controlar el estado del feto.

En el curso de cada consulta, además seguir el estado de salud de la embarazada y


revisar su estado general, se efectúan los siguientes exámenes:

Examen obstétrico para determinar el crecimiento, posición y condiciones del feto.

Peso y tensión arterial.

Estudio de una muestra de orina para investigar la presencia de proteinuria (albúmina),


glucosuria (azúcar), acetonuria (acetona) o hematuria (sangre) en orina.

En función de los resultados de todos estos exámenes, se actúa en consecuencia:

Informando a al embarazada del curso de su embarazo.


Dando las oportunas instrucciones dietéticas o higiénicas.

Solicitando las exploraciones que crea oportuno.

Recetando, si es necesario, la medicación precisa.

También según el momento de la gestación, y en función de las características de cada


embarazo, se realizan una serie de pruebas complementarias que fundamentalmente son:

Análisis de sangre.

Ecografía obstétrica.

Ecocardiografía.

Pruebas de diagnóstico prenatal

Controles en el primer trimestre

Básicamente las pruebas que se realizan durante el primer trimestre de la gestación son:

Ecografía de primer trimestre.

Analítica del primer trimestre.

Test EBA.

La primera ecografía se realiza hacia la segunda falta menstrual (8 a 10 semanas). En


estas primeras semanas suele efectuarse el estudio ecográfico por vía transvaginal, lo
que mejora significativamente la resolución y calidad de las imágenes ecográficas
obtenidas.

Durante las primeras semanas de embarazo la ecografía permite:

Asegurar el diagnóstico de gestación.

Averiguar si la gestación es evolutiva.

Precisar la localización intrauterina correcta de la gestación.


Calcular las semanas de gestación (si se corresponden con la fecha de la última
menstruación).

Conocer el número de embriones viables.

Averiguar si existe alguna patología ginecológica asociada (quistes ováricos, miomas,


etc.).

También se solicita un análisis básico de sangre que incluye la determinación del estado
inmunológico de todas aquellas infecciones que pueden trasmitirse al feto a través de la
placenta, así como un análisis de orina. En esta primera analítica del embarazo se suelen
realizar las siguientes determinaciones:

Grupo sanguíneo y factor Rh:

Interesa para conocer si se es Rh – (negativo) y en tal caso poder prevenir los problemas
de incompatibilidad, así como para posibles transfusiones, etc. Si se conoce ya, por
haberse realizado con anterioridad en un laboratorio de garantía, puede omitirse.

Hemograma y plaquetas:

Permite valorar si se padece anemia, y en su caso de qué tipo, así como conocer si el
número y morfología de los glóbulos blancos y plaquetas es normal, con el fin de
descartar procesos infecciosos, inmunológicos o incluso hematológicos.

Pruebas de coagulación:

La coagulación de la sangre es un proceso complejo y para explorarlo hay que hacer una
“batería de pruebas” que permiten descartar cualquier anomalía en alguna de las etapas
del proceso. Con ello se pretende conocer sí hay algún trastorno de la coagulación que
podría producir hemorragias en el momento del parto o incluso durante el embarazo.

Glucemia:
Es la valoración del nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. Una persona puede ser
diabética sin presentar síntomas durante años. Durante el embarazo puede potenciarse la
posible aparición de una diabetes, que suele revertir después del embarazo.

Serología luética:

Normalmente se hace una sola prueba llamada RPR o VDRL que descarta la presencia
de anticuerpos de la sífilis. En caso positivo tendrá que verificarse el resultado con otras
pruebas y de confirmarse, la mujer debe tratarse, pues la enfermedad puede afectar
gravemente al niño.

Serología de la toxoplasmosis:

La toxoplasmosis es una infección parasitaria que el 85% de las personas adultas han
padecido la mayoría de las veces de forma inadvertida. Si se padece la enfermedad por
primera vez estando embarazada, se puede afectar gravemente el feto o puede
producirse un aborto espontáneo. Con los análisis sabremos si se ha infectado
recientemente (anticuerpos IgM positivos) y en tal caso tendría que medicarse
enseguida, o bien la ha padecido hace un cierto tiempo (anticuerpos IgG altos e IgM
negativos), en cuyo caso no hay peligro para el feto pues la enfermedad ya ha pasado.
En caso de duda puede que el médico solicite otros análisis: IgA, test de avidez, etc. Si
resulta que no está inmunizada, es decir, no ha pasado la enfermedad y por tanto no
tiene defensas frente a ella (anticuerpos IgG negativos), el médico le recomendará unas
medidas profilácticas para minimizar el riesgo de infectarse durante el embarazo.

Serología de la rubéola:

La rubéola es una enfermedad vírica que se padece en general en la infancia y frente a la


que hoy en día la mayoría de las mujeres han sido vacunadas. Si se adquiere durante el
embarazo (contagio por otro hijo, etc.) puede producir graves lesiones al feto. Dado que
la vacuna de la rubéola no puede administrarse durante el embarazo, a las mujeres que
no tengan anticuerpos frente a la enfermedad se les recomienda evitar cualquier
situación de riesgo y vacunarse una vez terminado el embarazo.

VIH:
Es posible que el médico solicite el permiso de la gestante para efectuarle una prueba de
VIH (SIDA) aunque no tenga ningún factor de riesgo. Ello facilita enormemente el
control epidemiológico de la enfermedad, además el diagnóstico precoz permite reducir
drásticamente el riesgo de transmisión materno-fetal de la enfermedad mediante la
administración de los tratamientos adecuados alrededor de la fecha probable del parto.

Sedimento y cultivo de orina:

Es el análisis de una muestra de orina. Sirve para descartar cualquier posible infección
de vías urinarias, problema frecuente y que se acentúa en el embarazo.

Se conoce como Screening ecográfico-bioquímico de aneuploidías (Test EBA) a la


determinación del índice de riesgo del síndrome de Down, mediante la combinación de:

Una ecografía transvaginal de alta resolución.

Un estudio bioquímico en sangre materna (alfa-fetoproteína y beta-hCG).

Debe tenerse en cuenta que el resultado de esta prueba no permite establecer un


diagnóstico, sino que solamente aporta un índice de riesgo de cromosomopatía válido
únicamente para aquel embarazo en concreto, en función del cual se valorará la
conveniencia o no, de realizar otra prueba con valor diagnóstico, que en general será
una amniocentesis o una biopsia de corion para la obtención del cariotipo fetal.

Por tanto está indicada únicamente en las embarazadas que no pertenecen a un grupo de
alto riesgo de cromosomopatía, en cuyo caso se recomendaría la realización de una
técnica invasiva para la obtención del cariotipo fetal.

Controles en el segundo trimestre

Básicamente las pruebas que se realizan durante el segundo trimestre de la gestación


son:
Analítica del segundo trimestre.

Ecografía del segundo trimestre.

En la analítica del segundo trimestre se suelen realizar las siguientes determinaciones:

Hemograma:

En esta analítica se controla de nuevo el número de glóbulos rojos y los valores de


hemoglobina y hematocrito con el fin de controlar el grado de anemia que de forma
fisiológica se produce en el embarazo, pero que de ser más acentuada de lo normal
deberá medicarse (vitaminas, hierro, etc.), pues podría afectar al normal suministro de
oxígeno al feto.

Test de O’Sullivan:

Consiste en la administración de una solución de 50 g de glucosa y la determinación de


la glucemia al cabo de 60 minutos. No es necesario estar en ayunas. Esta prueba se
realiza para descartar la posibilidad de una diabetes gestacional. En caso de sobrepasar
el resultado los 140 mg/dl, el médico solicitará una curva de glucemia.

Serología de toxoplasmosis:

Si en la analítica de primer trimestre se constató la ausencia de anticuerpos frente a esta


enfermedad se vuelve a repetir la determinación para descartar la posibilidad de haber
contraído la enfermedad durante el embarazo.

Test de Coombs indirecto:

Esta prueba se solicita a todas las mujeres de cualquier grupo sanguíneo y factor Rh con
el objetivo de detectar la presencia de anticuerpos grupales (ABO) anti-D y no-A no-B y
no-anti-D. Si se detectan, debe continuarse su investigación y control.

Sedimento de orina:

También se repetirá, en algunos casos, el sedimento de orina para descartar cualquier


infección urinaria.
La ecografía del segundo trimestre se realiza sistemáticamente a todas las gestantes
entre las 20-22 semanas de gestación y su objetivo principal es identificar las
malformaciones fetales detectables ecográficamente. Se lleva a cabo en estas semanas
de gestación porque el feto ya tiene un tamaño suficiente para poder ver sus órganos y
porque, en el caso de diagnosticar una malformación muy grave, la gestante puede optar
por una interrupción legal de la gestación, que es posible hacer antes de las 22 semanas.

Esta ecografía nos permite controlar:

Medición de las estructuras fetales (biometría fetal).

Malformaciones (prácticamente el 70% de las diagnosticables por ecografía).

Sexo fetal.

Localización placentaria.

Valoración del volumen de líquido amniótico.

Movimientos fetales.

Doppler en arterias uterinas (incremento de riesgo para enfermedad hipertensiva de la


gestación y crecimiento intrauterino restringido).

Valoración de la longitud cervical (incremento de riesgo para parto pretérmino).

En esta exploración se hace un estudio minucioso de la anatomía fetal tanto externa


como interna, y es recomendable que se efectúe por especialistas dedicados
exclusivamente al diagnóstico prenatal ecográfico, con equipos de ecografía dotados de
los últimos avances técnicos y en un centro de diagnóstico prenatal con posibilidad de
practicar técnicas invasivas fetales.

A pesar de tener en cuenta todas estas premisas, hay una serie de circunstancias
(obesidad, poco líquido amniótico, posición fetal, etc.) que pueden impedir detectar
alguna malformación. Además, debe tenerse en cuenta que algunas malformaciones no
son detectables en estas semanas de gestación o se producen en etapas más tardías.
Controles en el tercer trimestre

Básicamente las pruebas que se realizan durante el tercer trimestre de la gestación son:

Analítica del tercer trimestre.

Control de la condición fetal.

Electrocardiograma (ECG).

La analítica del tercer trimestre se solicita de cara al parto y la anestesia obstétrica. Se


suelen realizar las siguientes determinaciones:

Hemograma:

Para valorar la presencia y grado de anemia.

Pruebas de coagulación:

En caso de estar alteradas pueden condicionar la imposibilidad de aplicar técnicas de


anestesia regional (epidural) y un mayor riesgo de hemorragia en el momento del parto.

Sedimento de orina:

Para descartar cualquier infección urinaria.

Para el control de la condición fetal se utilizan los siguientes procedimientos:

Ecografía de tercer trimestre:

Se evalúa la salud general del bebé.


Se controla el crecimiento del feto.

Se verifica la cantidad de líquido amniótico.

Se determina la posición del feto.

Se evalúa la placenta.

Estimulación vibroacústica fetal (EVA).

Estimulación vibroacústica fetal (EVA):

Es una prueba de bienestar fetal que valora las modificaciones de la frecuencia cardíaca
fetal (FCF) tras la estimulación fetal mediante una laringe artificial.

Fluxometría Doppler:

Permite la evaluación del flujo hemático que tiene lugar en un vaso determinado,
mediante el Doppler pulsado. Habitualmente por este procedimiento es posible
adelantarse en 2-3 semanas a los signos de peligro proporcionados por otras
exploraciones. Este examen es absolutamente indoloro e inofensivo, ya que se efectúa
mediante una variante de la técnica ecográfica.

Cardiotocografía o prueba de “las correas”:

El registro continuo mediante cardiotocografía (CTG) electrónica de la frecuencia


cardíaca fetal (FCF) y de la actividad uterina (contracciones y movimientos fetales), nos
proporciona información sobre la llamada Reserva Respiratoria Fetal (RRF), es decir, la
capacidad placentaria para el transporte de oxígeno desde la madre al niño, y el estado
de los mecanismos de defensa del feto frente al “estrés”. Es un método diagnóstico
simple, inofensivo y nada molesto.

Además, en algunos casos, dependiendo de las condiciones clínicas que se den en cada
uno de los mismos, se podrán realizar otras pruebas complementarias como:
Amnioscopia:

Consiste en la observación del líquido amniótico, es decir, de las aguas que rodean al
niño, por medio de un dispositivo óptico llamado amnioscopio. Suele realizarse cuando
el embarazo ha llegado a término y se desea confirmar que su prolongación no es
peligrosa para el feto.

Amniocentesis tardía:

Consiste en la extracción de una muestra de líquido amniótico (líquido contenido en la


bolsa de las aguas en el que flota el feto) mediante la punción, con una aguja muy fina,
de la pared abdominal de la madre. Esta técnica se practica en aquellos casos en que las
otras pruebas sobre el control del bienestar fetal sean dudosas o no pueda efectuarse una
amnioscopia.

Evaluación pélvica:

Al final del embarazo es importante confirmar que el cinturón óseo materno, a través
del cual tiene que avanzar el feto durante el parto (pelvis) es de unas dimensiones
adecuadas, especialmente si se trata de una mujer que va a dar a luz por primera vez.
¿Por qué cambia el cuerpo de la mujer
durante el embarazo?

El embarazo dura alrededor de 280 días (entre 37 y 42 semanas). Habitualmente, se


hablaba de 280 días por medirse en meses lunares (el promedio de duración de un ciclo
menstrual, 28 días, por 10 meses). Suelen darse errores de cálculo sobre el inicio del
embarazo, ya que la fecha de la última regla no es la más exacta, sino que éste se sitúa
unos 14 días después. De ahí que hablemos de que un embarazo normal dura entre 37 y
42 semanas.

Durante la gestación, hay dos periodos claramente diferenciados: el periodo


embrionario y el fetal. El primero dura 8 semanas y en él se va formando el bebé,
llamado embrión. Desde la novena semana hasta el parto, el bebé ya está formado, y lo
que hará principalmente es crecer. Este es el periodo fetal, y en esa fase ya hablaremos
de feto.

El embarazo es un periodo de adaptación a una nueva situación en la que se producen


cambios psicológicos, además de que el cuerpo de la mujer experimenta una profunda
transformación física ya que debe acoger la formación y el crecimiento de un bebé en su
interior. La mayoría de estos cambios no generan molestias y revierten tras el embarazo.

¿Qué cambios se producen en el primer trimestre del embarazo?

En este periodo, se produce un aumento de la producción de algunas hormonas. Las


hormonas son mensajeros químicos que se producen en algunos órganos y actúan sobre
otros.

Estas hormonas son necesarias para preparar el cuerpo para el embarazo y mantenerlo,
como los estrógenos y la progesterona, la gonadotropina coriónica (que suprime la
menstruación), preparar las glándulas mamarias para la lactancia (estrógenos y
prolactina), inducir el parto (oxitocina) y, en menor medida, las hormonas tiroideas (que
incrementan funciones corporales de la madre para que el crecimiento del feto sea
adecuado) o la insulina para la regulación de la glucosa. Estas variaciones hormonales
serán las responsables de muchos de los cambios que tienen lugar en el cuerpo femenino
durante la gestación:

Ausencia de menstruación. Tras la concepción, es uno de los primeros signos y uno de


los más evidentes. En las primeras semanas también puede producirse un ligero
sangrado por la implantación del embrión.

Aumento del tamaño y la sensibilidad de las mamas. Además, los pezones se tornan más
prominentes y las areolas se agrandan y se hacen más oscuras. Igualmente, se hinchan y
se hacen visibles unas pequeñas protuberancias blanquecinas alrededor del pezón,
llamadas tubérculos de Montgomery, que posteriormente se encargarán de producir un
líquido que ayudará a protegerlo. En ocasiones, el desarrollo de la mama puede producir
punzadas y dolor en los pezones.

Aumento de la secreción vaginal. Un cambio totalmente normal.

Aumento del tamaño del útero. Sus paredes se fortalecen, al tiempo que los vasos
sanguíneos se dilatan y el volumen de sangre aumenta de cuatro a cinco litros, con la
finalidad de nutrir adecuadamente al embrión. A las 12 semanas de embarazo, se puede
observar un leve abultamiento en el abdomen. Pasadas las 20 semanas, el crecimiento
del útero alcanza la altura del ombligo y el abultamiento del abdomen se hace más
patente.

Aumento de la frecuencia de micción: tanto por el aumento de la actividad de los


riñones, como por la presión que el útero va ejerciendo sobre la vejiga. Esto es más
frecuente a la hora de acostarse y al final del embarazo.

Incremento del ritmo cardiaco. Dado que tiene que bombear más sangre, el corazón late
más deprisa. Al final del embarazo, la placenta recibe una quinta parte del flujo
sanguíneo de la madre. También aumenta la cantidad de sangre que tiene la madre, y el
ritmo respiratorio y el metabolismo se vuelven más rápidos. El retorno sanguíneo por
las venas, desde las piernas, puede verse más afectado por el aumento de tamaño del
útero y se puede producir hinchazón o edema en las piernas y, en ocasiones, varices.
Mayor apetito y aumento de peso, aunque también es posible adelgazar un poco. La
cintura puede ensancharse y, a partir del segundo mes, también pueden hacerlo las
caderas. El desarrollo del bebé, la placenta, el líquido amniótico y el extracelular, el
mayor volumen de sangre, de las mamas y del útero, así como el aumento de los
depósitos de grasa, producen el incremento de peso a lo largo de los nueve meses de
embarazo.

Si antes del embarazo la mujer era de constitución muy delgada (Índice de Masa
Corporal <18), el aumento de peso normal debe estar entre los 12 y los 18Kg. Si el IMC
estaba entre 18,5 y 24,5, el incremento de peso debería estar entre los 11,5 a 16Kg. En
caso de sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9), el peso no debería aumentar en más de 7 a
11,25 Kg. Y si había obesidad (IMC>30), el peso no debería aumentar más de 5 a 9Kg.

Alteraciones olfativas y del gusto. Como consecuencia de los cambios hormonales,


pueden percibirse de manera diferente los sabores. También el olfato está más sensible
de lo habitual, con lo que puede tenerse una percepción exagerada de algunos olores,
que den lugar a náuseas. Del mismo modo, es habitual la congestión nasal.

Cambios de humor e irritabilidad. También puede darse una mezcla de emociones como
dudas, alegría y ansiedad.

Aparición de diversas molestias. Por ejemplo, la madre puede sufrir inflamación de las
encías, náuseas y vómitos (especialmente por las mañanas), ardor de estómago,
malestar, cansancio, estreñimiento, hemorroides, necesidad de dormir más horas o dolor
de pelvis, etc. La frecuencia e intensidad de estos síntomas difieren de unas madres a
otras.

Cambios en la piel: aumenta la actividad de los melanocitos (células de la piel que


contienen un pigmento llamado melanina). Esto provoca la aparición de una línea
oscura entre el pubis y el ombligo y el oscurecimiento de los pezones y areolas.

¿Qué cambios se producen en el segundo trimestre?

Durante estas semanas, el cuerpo de la madre seguirá transformándose para facilitar el


desarrollo y crecimiento del feto.

El útero y, por tanto, el abdomen, siguen aumentando de volumen. En consecuencia, la


cintura sigue ensanchándose. Esto puede originar estrías de color rosáceo en la piel.
Los pechos continúan creciendo y su superficie muestra numerosos vasos sanguíneos.

El peso de la madre sigue aumentando a un ritmo aproximado de un kilogramo al mes.

El sistema inmunológico se torna menos sensible. De esta manera, evita cualquier


rechazo inmunológico a su hijo.

Los riñones y el corazón trabajan todavía con más intensidad –el volumen de sangre ha
aumentado un cincuenta por ciento-. Se puede producir mayor sensación de piernas
hinchadas o cansancio, orinar con más frecuencia por la presión sobre la vejiga y
pueden aparecer varices en las piernas.

El ritmo intestinal se ralentiza, lo que puede producir digestiones pesadas, ardor de


estómago, flatulencias y estreñimiento.

Las encías también se vuelven más sensibles y pueden sangrar.

Muchas de las molestias que pudieran haber aparecido durante el primer trimestre,
como las náuseas o el cansancio, desaparecen durante estas semanas y, de hecho, es
habitual que la madre se sienta plena de energía.

Qué cambios se producen en el tercer trimestre del embarazo?

Durante estas semanas, la embarazada vivirá los siguientes cambios físicos y síntomas:

En el segundo trimestre del embarazo, el peso de la madre sigue aumentando.

El mayor aumento de peso suele producirse entre las semanas 20 y 24.

Continúa el aumento de tamaño del útero y del abdomen. Pueden incluso llegar a
interferir con la rutina diaria de la mujer embarazada en actividades tan básicas como
comer, dormir, caminar, inclinarse o incorporarse.

Sigue aumentando el peso. En general, el mayor incremento suele producirse entre las
semanas 20 y 24 del embarazo.

Cansancio intermitente, lo que provoca una mayor necesidad de dormir con más
frecuencia.

Puede producirse hinchazón de piernas, tobillos y pies.


Estiramiento de los ligamentos del cuerpo, principalmente en caderas y pelvis. De esta
manera, el cuerpo de la mujer se prepara para el parto.

En las últimas semanas de gestación o en los primeros días tras el parto, las mamas,
pueden producir un líquido amarillento o blanco denominado calostro que contiene gran
cantidad de minerales y anticuerpos. Es un líquido normal que será el primer alimento
del bebé en la lactancia materna.

Aumento de las ganas de orinar, cuando la cabeza del bebé ya está encajada en la pelvis.

Son frecuentes molestias como el dolor de espalda o de pelvis o ardor de estómago.

¿Cómo cambia la piel durante el embarazo?

Durante el embarazo, en la piel de la gestante es frecuente que aparezcan:

Estrías. Durante la gestación, la piel sufre una distensión en algunas zonas de cuerpo,
que puede provocar la formación de estrías, sobre todo durante el tercer trimestre. Las
estrías son una rotura del tejido de las fibras elásticas de la epidermis, que produce
múltiples líneas en la piel, normalmente longitudinales y simétricas entre sí. Suelen
aparecer, sobre todo, en la parte inferior del abdomen, alrededor del ombligo, en las
caderas, las mamas, los muslos, las nalgas y las axilas. Inicialmente, su tono es entre
rojo y violeta y, con el paso del tiempo, pasan a tener un color blanco nacarado y se
vuelven menos visibles. Los factores hormonales y genéticos también influyen en su
aparición.

Manchas. A partir del cuarto mes del embarazo, también son habituales alteraciones en
la melanina (pigmento natural de la piel), que dan lugar a manchas llamadas cloasmas.
Estas suelen ser de color marrón claro u oscuro y de bordes poco definidos. Suelen
aparecer en las zonas más expuestas a la luz del sol como la frente, los pómulos y el
labio superior, pero normalmente desaparecen unos seis meses después el parto.
Además, los lunares y pecas tienden a oscurecerse.

Acné. Al comienzo de la gestación, los cambios hormonales pueden desencadenar un


exceso de secreción y retención de sebo en los poros de la piel. Esto puede provocar la
aparición de brotes de acné que, normalmente, se localizan en el rostro, el pecho y la
espalda.

Picores. Fruto de la sequedad y el estiramiento de la piel que produce la gestación,


suelen ser habituales en la recta final de la gestación. Pueden estar localizados en una
zona o afectar a varias partes del cuerpo, especialmente en el vientre y el pecho, al igual
que en las zonas donde han aparecido estrías. Su intensidad puede aumentar según
avanza el embarazo.

¿Qué cambios psicológicos se producen durante el embarazo?

Las transformaciones fisiológicas propias del embarazo suelen llegar acompañadas de


distintas emociones, que se suceden a lo largo de la gestación:

Cambios de humor. En los primeros meses, es normal que la mujer sufra cambios de
humor y se sienta a menudo irritada sin que, aparentemente, exista una razón. Esto se
debe tanto a los cambios hormonales típicos de esta etapa, que aumentan la sensibilidad
de la mujer, como a las preocupaciones respecto a la evolución del embarazo y a la
salud de su bebé, que suelen surgir durante el primer trimestre. Es importante manifestar
estas emociones y hacer las preguntas que las generan. El ginecólogo/a y la matrona son
las mejores fuentes de información veraz y realista.

Durante el segundo trimestre se experimenta generalmente un momento de mayor


tranquilidad. Es en este periodo cuando la mayoría de las preguntas ya han sido
respondidas y el bebé ya es un feto, no se está formando, sino que está creciendo. Se
notan los movimientos del bebé y desaparecen muchos síntomas como las náuseas o los
vómitos. Son momento de conexión entre la madre y el hijo.

Emociones negativas como miedo o ansiedad. Durante el tercer trimestre, la cercanía


del parto puede reavivar las preocupaciones y temores por la salud del bebé y por la
capacidad para cuidarlo adecuadamente, al tiempo que la embarazada comienza a
sentirse más impaciente por conocerle. Es importante manifestar estas preocupaciones y
preguntar tanto como sea necesario. En estos momentos, son muy útiles las charlas y
cursos de preparación al parto.

En ocasiones, puede darse también un estado de ánimo depresivo en la mujer


embarazada. No obstante, los anteriores sentimientos dependen de factores como la
personalidad de la madre y las circunstancias de su embarazo.

Por último, los cambios en su cuerpo pueden conducir a una menor autoestima, sobre
todo en el tercer trimestre, ya que no se siente tan atractiva como antes o siente miedo
de no volver a ser la misma tras el parto. Todo ello, de nuevo, puede intensificar la
tristeza y la preocupación.

Emociones positivas como la alegría, el orgullo y la ilusión. Son frecuentes desde el


momento en que se conoce el embarazo.

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