Acción Protección Profesores Catacocha

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Señor Juez Multicompetente de Loja, con sede en el cantón

Paltas:

Nosotros, Rina Antonieta Sánchez Ludeña, ecuatoriana, portadora


de la cédula de ciudadanía Nº. 1102832647, de 42 años de edad, de estado
civil soltera, de profesión Licenciada en Informática Educativa; Karla
Magaly Soto Elizalde, ecuatoriana, portadora de la cédula de ciudadanía
Nº. 1103972483, de 28 años de edad, de estado civil soltera, de profesión
Abogada; Sandro Benito Guamán Díaz, ecuatoriano, portador de la
cédula de ciudadanía Nº. 1103234074, de 36 años de edad, de estado civil
soltero, de profesión Economista; y, César Plutarco Guamán Celi,
ecuatoriano, portador de la cédula de ciudadanía Nº. 1103852453, de 28
años de edad, de estado civil soltero, de profesión Médico Veterinario;
todos domiciliados en la cuidad de Catacocha, del cantón Paltas y provincia
de Loja, ante usted y amparado en lo que estipulan los Arts. 86, 87 y 88 de
la Constitución de la República; y, 6, 10, 11, 39, 40 41 de la Ley Orgánica
de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, interponemos la
acción de protección que precede:

Primero: La Autoridad accionada y legítimo contradictor, es el es el


señor Lic. Marlon Barrazueta Morillo, en su calidad de Rector Encargado y
Presidente del Consejo Directivo del Colegio Nacional “Segundo Cueva
Celi”, de la parroquia Lourdes, cantón Paltas, provincia de Loja. El
demando será notificado con el contenido del presente memorial, en el
barrio San Vicente del Rio, de la parroquia Luordes, cantón Paltas,
Provincia de Loja; y, para garantizar la celeridad del trámite, al teléfono
3031317, en la forma que manda el Art 86, numeral 2, literal d) de la Ley
Suprema.

Segundo.- Descripción del acto u omisión violatorio del derecho


que produjo el daño:

2.1. Los suscritos, desde hace de un año consecutivo, nos venimos


desempeñando como docentes secundarios contratados, para las materias
de Computación, Estudios Sociales, Matemáticas y Química,
respectivamente, en el Colegio Nacional “Segundo Cueva Celi”, de la
parroquia Lourdes, del cantón Paltas, provincia de Loja.
2.2. Más acontece, que el 14 de diciembre del año 2010, hemos sido
notificados con el contenido de los oficios Nros. 95, 96, 97 y 98 CNSCC-
R.E. , en los que se nos hace conocer que los contratos de servicios lícitos y
personales, firmados con dicha autoridad, no serán renovados. La
explicación con la que se pretende justificar tan abusivo procedimiento,
textualmente, dice: “Que de acuerdo al Contrato de Servicios firmado entre
las dos partes Rectora encargada y usted este concluirá el próximo 31 de
diciembre del año en curso, así como lo reza la cláusula Sexta del contrato
subscrito el 23 de diciembre del año 2009. Por esta razón las Autoridades,
Personal Docente, Administrativo, de Servicio, Alumnos y Padres de
Familia le agradecen imperecederamente por el valioso aporte desplegado
en bien de nuestro plantel, en el cual aspiramos a seguir contando en todo
caso con la Institución les estará comunicando por escrito y oportunamente
en caso de continuar requiriendo sus servicios…Pongo a su saber que el
Ministerio de Finanzas del Ecuador, mediante acuerdo Nº. 315 y sus
diferentes artículos determina que los presupuestos anuales del sector
público se clausurarán el 31 de diciembre y, que después de esa fecha no se
podrán contraer compromisos ni obligaciones, ni realizar acciones de
ninguna naturaleza que afecten el presupuesto clausurado…”.

Dicha resolución de dar por finiquitados nuestros contratos laborales


para con el Colegio Nacional “Segundo Cueva Celi”, sin motivación legal
correspondiente y soslayando los principios de igualdad, equidad, lealtad y
responsabilidad, sin lugar a dudas, violenta una serie de derechos y
garantías; como se explicará en el numeral que subsiguiente.

Cabe recalcar, que mediante sendos oficios remitidos por los


comparecientes a la autoridad recurrida, con fechas 27, 29 y 30 de
diciembre del 2010, solicitándole fotocopia debidamente certificada del
acta del Consejo Directivo donde resolvió dicho acto, así como también,
los informes personales en los que funda el mismo, se han negado a dar
cumplimiento con el mismo. (Se agrega la documentación de estilo).

2.3. El acto administrativo que se relata -a no dudarlo- equivale a


destitución arbitraria del cargo que venimos desempeñando y ha sido
expedido, de tal manera, que se evidencia un total desconocimiento respecto
del principio que, los mismos deben ser proyectados sobre la base de
disposiciones constitucionales y legales, sin que se pueda aplicar un criterio
discrecional, so pena de viciarlos, como en efecto lo está el que se comenta.
Además, por la ilegalidad que impera en su forma y fondo, la remoción
injusta de nuestro empleo, es nula de nulidad absoluta, trayendo como
lógica consecuencia el que no tenga efecto legal alguno, ya que es producto
de acciones espurias y contrarias a nuestro marco legal.

Nosotros reclamamos nuestros derechos a la estabilidad laboral y


trabajo, a partir de la Constitución, soslayando las disposiciones legales o
normas que la contradigan, como oportunamente alegaremos en la
audiencia respectiva.

Y no solo eso. El hecho que se relata, es ilegítimo, temerario e


improcedente. Ilegítimo, porque los servicios prestados han sido legales, sin
que quepa duda de ello. Temerario, porque puede llevar a presumir que los
así removidos hemos cometido alguno de los actos que se sancionan de ese
modo; e improcedente porque no se ha seguido el trámite adecuado,
vulnerando, así, derechos garantizados por la Constitución de la República
y otros cuerpos legales, como los que pasamos a detallar:

Tercero.- Violaciones Constitucionales y legales:

3.1.- El Art. 1 de la Constitución de la República, declara al Ecuador


como un Estado Constitucional de Derechos y justicia, social, democrático,
soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico.
Nuestro tiempo es el del Estado constitucional, el que ha venido a
reemplazar la concepción de Estado de derecho. Este cambio no solo
supone una sustitución de términos, sino un auténtico cambio de paradigma
con todo lo que ello significa y trae consigo. De este modo, el Estado
constitucional no solo es el Estado en el que todos los actos del poder se
encuentran sujetos a la Constitución, sino además, en el Estado que se
respetan ciertos valores y principios, sin los cuales a pesar de tener una
constitución, sería imposible sostener que nos encontramos ante un Estado
constitucional: Dignidad de la persona humana, separación de poderes,
protección de los derechos fundamentales, independencia de los órganos
jurisdiccionales, control entre los órganos y soberanía popular.

La existencia de estos principios y valores recogidos en la norma


Suprema, deben necesariamente ser actuados en el ámbito de la realidad ya
que si ello no ocurriera, la Constitución se convertiría en un elenco de
buenas intenciones, careciendo de fuerza normativa. Por ello, un Estado
constitucional requiere que los valores y principios constitucionales tengan
una actuación en el ámbito de la realidad, de modo que en ella se respeten
de manera efectiva los derechos fundamentales, en los cuales los poderes y
entidades del Estado no solo encuentran sus verdaderos y auténticos
límites, sino también su razón de ser. El Estado y el ordenamiento jurídico
todo, se convierten por esta vía, en expresión del Estado constitucional.

El estado constitucional ha dado una gran apreciación a la labor y


función que desempeña el Poder judicial. De esta manera, queda cada
vez más lejos al punto de ser contraria a un Estado constitucional, la
reduccionista idea del juez como boca de la Ley de Montesquieu. En
nuestro tiempo actual, una idea como aquel histórico planteamiento
francés, supondría admitir la sumisión del Poder Legislativo, noción
mucho más cercana a la idea de Estado de derecho, que aquella que
corresponde a un Estado constitucional. Más bien, la concepción de
que el Poder Judicial cumple un rol trascendental como garante de los
diversos principios y valores constitucionales, hace, que en términos
generales, todos los tribunales de la República sean considerados como
auténticos tribunales constitucionales.

3.2.- El Art. 33 Ibídem., garantiza el derecho al trabajo y el Art. 229,


hace lo mismo respecto de la estabilidad de los funcionarios públicos.
Además, el Art. 11, del mismo Código Constitucional, establece varios
principios para el ejercicio de los derechos, entre ellos: 2. Todas las
personas son iguales y gozarán de los derechos, deberes y oportunidades.
Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento,
edad, sexo, etc., etc… El Estado adoptará medidas de acción afirmativa
que promuevan la igualdad real a favor de los titulares de derechos que se
encuentren en situación de desigualdad. El numeral 8, inciso segundo, de la
misma norma, declara: Será inconstitucional cualquier acción u omisión de
carácter regresivo que disminuya, menoscabe o anule injustificadamente el
ejercicio de los derechos. Y luego, tenemos la proclama del numeral 9, la
que de manera precisa, que no permite duda alguna, sanciona que “el más
alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos
garantizados en la Constitución”. De esta manera el Estado, asume, para
el objeto de nuestro estudio, tres posiciones fundamentales: a).- Abolir
cualquier forma de discriminación; b).- Reconocer la inconstitucionalidad
de cualquier acción tendente a retroceder o menoscabar el ejercicio de los
derechos; y, c).- Se impone un deber fundamental que se desdobla en dos
actitudes principales: respetar él, como Estado, los derechos humanos sin
excepción alguna; y, además, se impone el deber de hacer que todos los
ciudadanos y todas las Instituciones del Estado, o particulares, respeten
esos derechos. Este reconocimiento jurídico de un deber especial del
Estado es el que irradia a lo largo de todo el texto Constitucional, que lo
convierte así en un celoso guardián; y a la vez, aguerrido defensor de los
derechos humanos. Esta posición constitucional genera, como consecuencia
inmediata, la erradicación de la violencia institucional que, como se sabe,
ha sido y es un factor sancionador de destacada influencia negativa en el
desarrollo de la sociedad.

Ahora bien, entrando en el campo de las definiciones,


discriminación1, en términos constitucionales, sería: “Separación,
exclusión. Si bien existe diversos supuestos de segregación, aquí algunos
aspectos que con más frecuencia se presentan en la sociedad.” Luego, la
discriminación en materia laboral se acredita por los dos tipos de acciones
siguientes: Acción directa, que es la conducta del empleador cuando forja
una distinción basada en una razón inconstitucional –discriminación-. En
esta hipótesis, la intervención y el efecto perseguibles se fundamentan en
un juicio y una decisión carente de razonabilidad y proporcionalidad. Tal es
el caso de la negación de acceso al empleo derivada de la edad o la opción
política. Acción indirecta, la conducta del empleador forja una distinción
basada en una discrecionalidad antojadiza y veleidosa, revestida con la
apariencia de lo “constitucional”, intención y efecto perseguible, empero,
son intrínsecamente discriminatorios para uno o más trabajadores.

No cabe discusión respecto de la discriminación, por acción


indirecta, de la que somos objeto. Por ello, el Estado, representado por
Usía, está en la obligación de pronunciarse sobre el particular,
reivindicando mis derechos y tutelándolos de manera ágil y oportuna.

Como corolario de este procedimiento deshonroso, tenemos el


desconocimiento del Art. 66, numerales 2, 3, literales a), b) y c); y, 4,
Ibídem., que no es otra cosa, que el irrespeto a la integridad personal, que
incluye las esferas física, psíquica y moral, a una vida libre de violencia en
el ámbito público y privado, a la prohibición de tratos degradantes; al
derecho a la igualdad formal, igualdad material y no discriminación, siendo
la Carta Magna, insistente en el último término.
1
Chanamé Orbe, Raúl. “Diccionario de Derecho Constitucional”. Editorial “ADRUS”, pág. 234.
3.3.- Tómese en cuenta, que los Arts. 226, 230, numeral 3 y 233, del
Código Político, que prescriben, que los funcionarios públicos no podrán
ejercer otras atribuciones que las consignadas en la Constitución y en la ley
y que no habrá dignatario, autoridad, funcionario ni servidor público exento
de responsabilidades por los actos realizados en el ejercicio de sus
funciones, o por sus omisiones. Se insiste además, en la prohibición de
“discriminación de cualquier tipo”. La hermenéutica jurídica de la
actividad administrativa está regulada y sometida a la Ley, sin posibilidad
alguna que la autoridad, por capricho o desconocimiento, pueda violentar el
expreso mandato de las normas constitucionales vigentes. La autoridad
demandada no carece de atribuciones para implementar el procedimiento
que se glosa.

3.4. Falta de motivación. La susodicha resolución quebranta lo


dispuesto en el literal l), del Art. 76 de la Constitución de la República
(relacionado con el Art. 31 de la Ley de Modernización del Estado) que
dispone, en forma categórica, que las resoluciones que afecten a las
personas, deberán ser motivadas. No habrá tal motivación si en la
resolución no se enunciaren normas o principios jurídicos en que se haya
fundado, y no se explicare la pertinencia de su aplicación a los antecedentes
de hecho. Un acto administrativo debe estar debidamente motivado, en él
se deben encontrar claramente los fundamentos de hecho y de derecho que
provoca dicho acto, de lo contrario es ilegítimo, ilegal, arbitrario.

Del estudio de los oficios oficio Nos. 95, 96, 97 y 98 CNSCC-R.E.,


de fecha 14 de diciembre del 2010, suscrito por el Lic. Marlon Barrazueta
Morillo, en su calidad de Rector Encargado y Presidente del Consejo
Directivo del Colegio Nacional “Segundo Cueva Celi”, se advierte que no
se han observado las normas constitucionales y legales invocadas
anteriormente, lo cual convierte a este acto en ilegítimo por violatorio de
las garantías y derechos constitucionales.

3.5. Se infringe, además, el derecho al honor y al buen nombre,


consagrado en el numeral 18 del Art. 66 de la Constitución de la República.

3.6.- Finalmente, se ha desconocido que la Declaración de los


Derechos Humanos, establece en el Art. 1, que “Todos los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros” y, en el Art. 23, que específicamente trata sobre el derecho al
trabajo, en condiciones equitativas y satisfactorias y a la protección contra
el desempleo…” de donde se colige que el trato a todos los seres humanos
debe establecerse en igualdad de condiciones y no procede la
discriminación en perjuicio de su bienestar, por asuntos de edad, más aún si
la persona goza de capacidades físicas y mentales óptimas para
desempeñarse en sus funciones.

El Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y


Culturales DESC, en el Art. 6 dispone que “Los Estados Partes en el
presente Pacto reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho
de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un
trabajo libremente escogido o aceptado, y tomarán medidas adecuadas para
garantizar este derecho…”

El Convenio 111 sobre Discriminación en el Empleo y la Ocupación,


ratificado por nuestro país en 1962, señala en el Art. 1: “ A los efectos de
este convenio, el término discriminación comprende: a) cualquier
distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo,
religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga
por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el
empleo y la ocupación; b) cualquier otra distinción, exclusión o preferencia
que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato
en el empleo u ocupación…”; y, en el art. 2, añade: “Todo miembro para el
cual este Convenio se halle en vigor se obliga a formular y a llevar a cabo
una política nacional que promueva, por métodos adecuados a las
condiciones y a la práctica nacionales, la igualdad de oportunidades y de
trato en materia de empleo y ocupación, con el objeto de eliminar cualquier
discriminación a este respeto.

De idéntica manera se pronuncian el Convenio Internacional de la


O.I.T., suscrito en Ginebra el 25 de junio de 1958 y publicado en el R.O.,
219 del 30 de julio de 1962, que es un Convenio Relativo a la
Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación; Carta de las Naciones
Unidas sobre Derechos Humanos, etc., etc.

Anótese que los Convenios Internacionales son también de


aplicación directa e inmediata.

Cuarto.- Pretensión:
En razón de los antecedentes expuestos, acudimos ante su Autoridad
para que, como Juez Constitucional, constatada la vulneración de nuestross
derechos, así la declare y, en sentencia, resuelva lo siguiente:

4.1.- Dejar sin efecto el acto administrativo refutado, comprendido


en los oficios Nos. 95, 96, 97 y 98 CNSCC-R.E., de fecha 14 de diciembre
del 2010, suscrito por el Lic. Marlon Barrazueta Morillo, en su calidad de
Rector Encargado y Presidente del Consejo Directivo del Colegio Nacional
“Segundo Cueva Celi”;

4.2.- Reintegrarnos al cargo que venimos desempeñando, en el plazo


de 48 horas; y,

4.3.- Ordene el pago de las remuneraciones que hemos dejado de


percibir en razón de la ilegalidad perpetrada en nuestra contra.

Quinto.- Medida Cautelar:

Le encarecemos disponer, como medida cautelar, se ordene la


suspensión del concurso de méritos y oposición para ocupar las vacantes de
profesores contratados en el Colegio Nacional “Segundo Cueva Celi” y se
nos restituya a nuestros cargos, esto mientras usted emite la sentencia
definitiva.

Sexto.- Juramento:

Declaramos, bajo la solemnidad del juramento, que no hemos


formulado otro recurso sobre la materia que es objeto de la presente acción
de protección constitucional.

La cuantía de esta acción, por su naturaleza, es indeterminada. El


trámite especial.
A fin de demostrar nuestros asertos, desde ya solicitamos, se sirva
remitir atento oficio a la autoridad recurrida, a fin de remita fotocopia
debidamente certificada de los contratos suscritos con los comparecientes,
así como también, del acta del Consejo Directivo donde resolvió dicho
acto, y los informes personales en los que funda el mismo.
Se adjunta la documentación correspondiente.
Señalo como domicilio judicial la casilla Nº. 99.
Autorizo al Dr. Adolfo Moreno Bravo para que suscriba escritos
relacionados con este asunto.

Con copia.

Muy atentamente,

______________________
Dr. Adolfo Moreno Bravo. Lic. Rina Sánchez Ludeña.
Mat. 11-2002-1 F.A.

_____________________ ________________________
Dra. Karla Soto Elizalde. Econ. Sandro Guamán Díaz.

____________________
Dr. César Guamán Celi.
Tercero.- Los Derechos que se Consideran Violados: En cuanto a
la persona, podemos anotar estos:

3.1.- Como premisa fundamental, reafirmamos que el Ecuador es un


Estado Constitucional de derechos y Justicia Social, en donde todas las
personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y
oportunidades. Los derechos y garantías establecidos en la Constitución y
en los Instrumentos Internacionales de derechos humanos serán de directa e
inmediata aplicación por y ante cualquier servidora o servidor público,
administrativo o judicial, de oficio o a petición de parte. Para el ejercicio de
los derechos y las garantías constitucionales no se exigirán condiciones o
requisitos que no estén establecidos en la Constitución o la ley. Los
derechos serán plenamente justiciables. No podrá alegarse falta de norma
jurídica para justificar su violación o desconocimiento, para desechar la
acción por esos hechos ni para negar su reconocimiento. Ninguna norma
jurídica podrá restringir el contenido de los derechos ni de las garantías
constitucionales. En materia de derechos y garantías
constitucionales, las servidoras y servidores públicos,
administrativos o judiciales, deberán aplicar la norma y la
interpretación que más favorezcan a su efectiva vigencia. El
reconocimiento de los derechos y garantías establecidos en la Constitución
y en los Instrumentos Internacionales de derechos humanos, no excluirá los
demás derechos derivados de la dignidad de las personas. El más alto deber
del Estado consiste en respetar los derechos garantizados en la
Constitución. El Estado, sus delegatarios, concesionarios y toda persona
que actúe en ejercicio de una potestad pública, estarán obligados a reparar
las violaciones a los derechos de los particulares por la falta o deficiencia
en la prestación de los servicios públicos, o por las acciones u omisiones de
sus funcionarias y funcionarios, y empleadas y empleados públicos en el
desempeño de sus cargos.

Como es evidente, existe una total inobservancia del Art. 226 de la


Constitución de la República, que a la letra manda: “Las instituciones del
Estado, sus organismos, dependencias, las servidoras o servidores públicos
y a las personas que actúen en virtud de una potestad estatal ejercerán
solamente las competencias y facultades que le sean atribuidas en la
Constitución y la ley…”;

3.2. Además se ha violado el Art. 2 de la Carta Interamericana de


Garantías Sociales o Declaración de los Derechos Sociales del Trabajador,
que al tenor literal dice: “Considérense como básicos en el derecho social
de los países americanos los siguientes principios: a) El trabajo es una
función social, goza de la protección especial del Estado y no debe
considerarse como artículo de comercio; b) Todo trabajador debe tener la
posibilidad de una existencia digna y el derecho a condiciones justas en el
desarrollo de su actividad...”; y, el Art. 6 del Protocolo Adicional a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos "Protocolo de San
Salvador, que establece: “Derecho al Trabajo.- 1. Toda persona tiene
derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los medios
para llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una
actividad lícita libremente escogida o aceptada; 2. Los Estados partes se
comprometen a adoptar las medidas que garanticen plena efectividad al
derecho al trabajo, en especial las referidas al logro del pleno empleo...”.
3.3. También se violenta el Art. 229 de la Carta Fundamental, en la
parte que establece que los derechos de las servidoras y servidores públicos
son irrenunciables. La ley definirá el organismo rector en materia de
recursos humanos y remuneraciones para todo el sector público y regulará
el ingreso, ascenso, promoción, incentivos, régimen disciplinario,
estabilidad, sistema de remuneración y cesación de funciones de sus
servidores;
3.4. en igual forma, y en virtud que no nos encontramos inmersos en
ninguna de los presupuestos establecidos en los Arts. 42, 43, 47 y 48 de la
Ley orgánica de Servicio Público, en estricta relación con lo establecido en
el Art. 1 ibídem.
3.5. La decisión de dejar insubsistentes los contratos de servicios
lícitos y personales, atropellan nuestra dignidad laboral, derecho titulado en
el Art. 33 Ibídem;

3.6. Ahora bien, los oficios signados con los Nos. 95, 96, 97 y 98
CNSCC-R.E., calendados 14 de diciembre del año 2010, suscrita por el
señor Lic. Marlon Barrazueta Morillo, en su calidad de Rector Encargado y
Presidente del Consejo Directivo del Colegio Nacional “Segundo Cueva
Celi”, por medio de la cual se adopta la resolución de dejar sin efectos los
contratos laborales, carece de motivación. La Constitución de la República,
en el Art. 76, numeral 7, literal 1), manda: “Las resoluciones de los poderes
públicos deberán ser motivadas. No habrá motivación si en la resolución no
se enuncian las normas o principios jurídicos en que se funda y no se
explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho. Los
actos administrativos, resoluciones o fallos que no se
encuentren debidamente motivados se considerarán nulos. Las
servidoras o servidores responsables serán sancionados”. (negrillas y
subrayado es mío).

La resolución controvertida, no se compadece con este mandato


constitucional; pues, la exigua decisión del señor Lic. Marlon Barrazueta
Morillo, Rector Encargado y Presidente del Consejo Directivo del Colegio
Nacional “Segundo Cueva Celi, no exhibe las bases sobre las que se asienta
el acto administrativo de marras.

Motivar significa dar las razones y motivos en que se funda la


decisión. Los considerandos o argumentos jurídicos tenidos en cuenta para
la providencia de fondo deben ser serios, claros y lógicos. Un asunto tan
importante, como el de dejar sin un recurso de trabajo y sustento de varias
familias, ameritaba una exposición de los hechos, su fundamentación, si
existía, etc. Nada de eso ocurrió, por lo tanto, viola el artículo transcrito.

Resulta evidente que cuando un funcionario público incumple con la


obligación de motivar sus actos administrativos, viola en forma directa este
derecho de protección, relacionado muy estrechamente con la posibilidad
del ejercicio de defensa, lo que se agrava con el hecho que no tenían
competencia para ello. Conscientes de que la falta de motivación de
determinadas actuaciones es violatoria a preceptos constitucionales y
legales, el único correctivo que puede imponer a tal omisión, es la nulidad,
en la forma que reza el precitado literal 1).

La simple motivación no es un simple dictado retórico, es una


garantía que tiene que hacer cumplir el juez constitucional
inexorablemente; y,

3.7. A la par, se atenta contra mi derecho a la integridad personal, en


lo que incumbe a una vida libre de violencia en el ámbito público y
privado, en la forma que manda el Art. 66, numeral 3, literal b) Ibídem; y, a
la seguridad jurídica (Art. 82 Carta Fundamental).

La acción de protección, cabe: a) Contra actos u omisiones de


cualquier autoridad pública no judicial que vulnere derechos
constitucionales; b) Contra políticas públicas que supongan la privación o
el goce o el ejercicio de los derechos constitucionales; y, c) Contra
particulares que violando tales derechos provoquen daño, cuando preste
servicios públicos impropios, si actúa por delegación o concesión o cuando
la persona afectada se encuentra en estado de subordinación, indefensión o
discriminación.

De lo expuesto, se colige que los tres elementos descritos, se


encuentran presentes en esta pretensión.

Cuarto: Por las consideraciones expuestas, me permito dirigir a


usted, señor Juez, para deducir acción de protección en contra del señor
Lic. Marlon Barrazueta Morillo, Rector Encargado y Presidente del
Consejo Directivo del Colegio Nacional “Segundo Cueva Celi, para que,
mediante sentencia, se declare que el acto impugnado en los oficios Nos.
95, 96, 97 y 98 CNSCC-R.E., de fecha 14 de diciembre de3l 2010, es
ilegitimo y por tanto inconstitucional y en virtud, se declare su nulidad e
improcedencia ordenando que los suscritos se reintegren a sus funciones
como docentes secundarios en las materias para las cuales fueron
contratados, garantizando de esta manera los derechos fundamentales que
nos asisten.

Quinto: Le encarecemos, señor o señora Juez, que en auto inicial y a


titulo de medida cautelar, se ordene la suspensión del concurso de méritos y
oposición para ocupar las vacantes de profesores contratados en el Colegio
Nacional “Segundo Cueva Celi”.

Sexto: Declaramos bajo juramento que no hemos presentado otra


acción de protección por la misma materia y hecho.

Al señor Lic. Marlon Barrazueta Morillo, Rector Encargado y


Presidente del Consejo Directivo del Colegio Nacional “Segundo Cueva
Celi, se lo notificará en el barrio San Vicente del Rio, de la parroquia
Luordes, cantón Paltas, Provincia de Loja; y, para garantizar la celeridad
del trámite, al teléfono 3031317, en la forma que manda el Art 86, numeral
2, literal d) de la Ley Suprema.

Cuéntese con un representante de la Procuraduría General del Estado


en representación del mismo, debiendo para el efecto notificar al Director
Regional en Loja.

Se adjunta la documentación que confirman nuestros asertos.

Señalamos como domicilio judicial la casilla Nº. 99.

Firmamos con nuestro Defensor:

Con copia.

Muy atentamente.

______________________
Dr. Adolfo Moreno Bravo. Lic. Rina Sánchez Ludeña.
Mat. 11-2002-1 F.A.

_____________________ ________________________
Dra. Karla Soto Elizalde. Econ. Sandro Guamán Díaz.

____________________
Dr. César Guamán Celi.

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