Actividad 4

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Julio Enrique Hernández García

Matrícula: 189653

Grupo: DB01-DB02

Materia: CERTIFICACIÓN Y ACREDITACIÓN EN INSTITUCIONES

DE SALUD

Mtro. ROBERTO MACARIO MEZA HERNANDEZ

Actividad 3. Actividad Integradora: Propuesta de Herramienta o


Sistema de Mejora de calidad

Teziutlán, Puebla, 29 de abril 2024


Las infecciones asociadas a la atención sanitaria se definen como aquella

infección que no está presente ni incubándose en el momento de la admisión, pero que se

observa durante la estadía hospitalaria o al alta del paciente (OPS, 2010).

Las infecciones que ocurren más de cuarenta y ocho horas después del ingreso

suelen ser consideradas como IAAS, incluso las que pueden manifestarse después de su

egreso (Secretaría de Salud, 2016).

Es importante recalcar que el concepto ha sido modificado a “infección

nosocomial”, esto es coherente si analizamos que la asistencia sanitaria ha superado al

ámbito hospitalario, los pacientes actualmente acuden a control de sus enfermedades en

centros de atención primaria diurnos, se practican intervenciones quirúrgicas ambulatorias

en instalaciones fijas, pero también en instalaciones quirúrgicas móviles (Bretón, 2023),

se realizan hemodiálisis ambulatorias, tratamientos endovenosos a domicilio, o lugares

donde realizan atenciones, curaciones o aplicación de medicamentos en diferentes tipos

de centros de asistencia social sanitaria. Sabemos que las IAAS son prevenibles, y

también que este tipo de alteraciones a la salud, además de deteriorar la imagen de las

instituciones sanitarias, causan un gran impacto en la economía del país, en la economía

familiar y en la salud de la persona afectada.

Friedman et al. (2002), plantearon una serie de criterios para definir una

bacteriemia relacionada con el sistema sanitario, que se muestran a continuación:

Paciente con hemocultivos positivos obtenidos durante las primeras cuarenta y ocho

horas del ingreso y cualquiera de los siguientes criterios:

 Hospitalización a domicilio con tratamiento endovenoso.

 Cuidados especializados de herida en un centro ambulatorio.

 Hemodiálisis ambulatoria.
 Tratamiento con quimioterapia en los treinta días previos a la bacteriemia.

 Ingreso en un hospital de agudos durante dos o más días en los noventa días previos

a la bacteriemia.

 Residencia en un centro geriátrico o de larga estancia.

La Organización Panamericana de la Salud, en conjunto con la sociedad de

Epidemiología Hospitalaria de los Estados Unidos, realizaron en el año de 1989 una

conferencia regional sobre la importancia de la implementación de medidas políticas para

la homologación de instrumentos parala prevención y control de las enfermedades

nosocomiales, a partir de esta reunión, en México se empezaron a formular los primeros

avances de lo que después se convertiría en la Norma Oficial Mexicana NOM-045-SSA2-

2005, Para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de las infecciones

nosocomiales (2009).

En México, los primeros antecedentes de la vigilancia de IAAS se da en el Instituto

Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán a mediados de los años

ochenta del siglo pasado, poco a poco se fue extendiendo la necesidad de realizar la

identificación de estas enfermedades, hasta que en el año de 1997 se establece

formalmente el sistema de vigilancia centinela, responsable de unificar los criterios para

recopilar de manera dinámica, sistémica y continua, la información generada en cada

unidad de atención hospitalaria de la República Mexicana, y se le denominó Red de

Vigilancia Epidemiológica Hospitalaria (RHOVE).

El propósito de esta red es que, siendo de aplicación obligatoria a todas las

unidades hospitalarias de segundo y tercer nivel de atención, genere información de

calidad para conocer de manera oportuna el comportamiento de las IAAS, identificando

sus principales factores de riesgo, agentes causales y establecer políticas de prevención y

control. El tipo de vigilancia epidemiológica que se establece para las IAAS será “activa,
permanente, prospectiva y dirigida a las IAAS en pacientes hospitalizados y en los

atendidos en unidades médicas ambulatorias”.

Las heridas crónicas, dentro de las que se incluyen las úlceras por presión (UPP),

son un problema de salud no solo individual sino colectivo, como consecuencia de las

diversas implicaciones que trae para el individuo, para la familia y cuidadores y para el

sistema de salud. Lo anterior trae consigo un aumento de los costos directos e indirectos

de los servicios sanitarios que diariamente presentan alta demanda de pacientes con

estas patologías, lo que se traduce en elevados gastos de elementos de curación,

aumento de la estancia hospitalaria, tiempo de atención de profesionales de enfermería y

de procesos y demandas legales, puesto que la aparición de estas lesiones determina la

efectividad del cuidado de la piel. Por tales razones, es preciso establecer criterios

globales estandarizados para estos pacientes y que se articulen políticas de salud

orientadas hacia la prevención y tratamiento de las UPP de manera que se asegure la

atención integral a los pacientes con úlceras por presión y que se involucre el entorno

familiar

Factores de riesgo asociados con las UPP

Además de la presión, existen otras fuerzas mecánicas externas como son la

fricción y el cizallamiento, que aparecen sobre todo en pacientes que están encamados y

necesitan ser movilizados, además de otros factores locales y extrínsecos que modifican

la resistencia tisular.

Algunos de ellos son: la inmovilidad, el deterioro de la piel, malnutrición y

deficiente hidratación, enfermedades circulatorias y respiratorias y las enfermedades

neurológicas.
Se plantea una valoración detallada del riesgo de que aparezcan estas lesiones,

considera el impacto de ciertos factores sobre el individuo, . En ese sentido, factores

como los indicadores nutricionales (la hemoglobina, la anemia y la albúmina sérica, las

mediciones de la ingesta nutricional y el peso), los factores que afectan a la perfusión y a

la oxigenación (la diabetes, la inestabilidad cardiovascular, el uso de norepinefrina, el

índice tobillo-brazo, la baja presión de sangre y el uso de oxígeno), la humedad de la piel,

la edad avanzada, la percepción sensorial y la temperatura corporal, entre otros, se

convierten en fuertes indicadores de la aparición de estas lesiones. Es aquí donde el

cuidado de enfermería tiene una oportunidad excepcional, pues contar con un método

propio, la información necesaria podría ser sistematizada a través de indicadores

empíricos concretos y, por ende, mayores oportunidades de investigación y mejoramiento

de la calidad del cuidado.

En relación con el cuidado de la piel y conservación de la integridad cutánea, el

tratamiento inicial está encaminado a la prevención de estas lesiones y la actividad

educativa, dirigida a pacientes y cuidadores, cumple un papel fundamental. Por ello, es

necesario hacer énfasis en las necesidades de las personas de modo que se aumente la

confianza, disminuya la ansiedad y se aplique mejor el cuidado. La inclusión de la familia

en el proceso es importante para lograr la participación activa en el tratamiento, hecho

que mejorará los resultados esperados de las intervenciones realizadas.


Aunque se ha avanzado en el cuidado de la piel, aún es complicado estandarizar un plan

de cuidados para los pacientes que padecen de UPP. Esto hace necesario que el

profesional tenga muy claro, aspectos que, en los últimos años, han demostrado tener

una gran importancia en la recuperación y cicatrización de las lesiones como es el estado

nutricional y la presencia de algunos aminoácidos como la arginina, que cumplen un papel

primordial en el proceso de cicatrización.

Cuando se trata de atender pacientes con úlceras por presión nadie tiene la última

palabra y los cuidados estarán enfocados a las necesidades reales del paciente y no a

cuidados estándar que no todos los pacientes necesitan.

Proceso de cuidado del paciente con UPP a través del proceso enfermero

Valoración

La valoración es la primera etapa del proceso enfermero, que debe ser organizada y

sistematizada para la recopilación de la información, sobre la situación del paciente en el

momento de la atención y se refiere a la obtención de información sobre las condiciones

de salud de la persona.

El profesional de enfermería debe llevar a cabo una evaluación completa de las

necesidades de cada paciente. En el caso del cuidado de UPP, las primeras etapas de la

atención, la valoración del riesgo entendida como la probabilidad de desarrollar una UPP,

como ya se ha dicho, es el medio más eficaz para identificar los pacientes susceptibles de

tener UPP.

Diagnósticos de enfermería

Identificadas las necesidades del paciente, se formula un diagnóstico de enfermería, se

toman como referencia los diagnósticos de la North American Nursing Diagnosis


Association (Nanda) que proporciona un marco lógico para el desarrollo de los

diagnósticos y futuras intervenciones, entre los que se pueden considerar algunos

relacionados con el riesgo o deterioro de la integridad cutánea, alteración de la perfusión

hística, dolor crónico, alteración de la nutrición, por exceso o por defecto, riesgo de

infección, conocimientos deficientes, trastorno de la imagen corporal, entre otros.

Las UPP traen consigo un sinnúmero de complicaciones que intervienen de manera

negativa en la salud y bienestar de los pacientes y las familias, por eso las intervenciones

del profesional de enfermería son de suma trascendencia. El deterioro de la integridad

cutánea implica que el paciente experimente dolor, riesgo de infección y deterioro de su

imagen corporal, así como la falta de prevención o un tratamiento incorrecto o inadecuado

pueden acabar con graves lesiones como la amputación e, incluso, la muerte del

afectado.

Intervenciones de enfermería

Después de establecer los diagnósticos, se planifican los cuidados y se definen

prioridades de acuerdo con el juicio clínico del profesional de enfermería y con unos

objetivos. La clasificación de intervenciones de enfermería NIC es una clasificación global

y estandarizada de las intervenciones que realizan los enfermeros para ayudar al paciente

a avanzar hacia un resultado deseado

La intervención de enfermería incluye habilidades cognitivas, interpersonales y

psicomotoras. La no presencia y, en algunas situaciones, la resolución pronta de las

úlceras cutáneas debido a la presión, son indicadores que determinan, entre otros, la

calidad de cuidado que la enfermería brinda a los pacientes. Una atención adecuada en

este campo ayuda a prevenir la aparición de UPP y a disminuir el consumo de recursos,

los días de estancia hospitalaria y las demandas legales.


Evaluación

La evaluación es compleja y se da a través del despliegue del Proceso enfermero, es la

clave para la excelencia en la provisión de los cuidados. Se puede llevar a cabo con la

comparación del estado de salud del paciente con los objetivos definidos por el

profesional de enfermería.

En esta fase, se determina el logro de los objetivos, las interferencias y obstáculos que se

presentan. La evaluación mide la respuesta de la persona afectada a las acciones de

enfermería con los resultados esperados establecidos en la planificación y es central en la

provisión de los cuidados.

Los profesionales de la salud han percibido como inevitable prevenir las UPP. En

consecuencia, es necesario sensibilizar y empoderar los cuidados hacia el mejoramiento

continuo de la atención integral con alto riesgo de UPP y que se propenda por la

reducción significativa de las complicaciones adyacentes al cuidado de la salud.


Referencias

SecretaríadeSalud.
(2016).ManualdeProcedimientosEstandarizadosparalaVigilanciaEpidemiológicaHospitalaria. Ciudad
de México, México: Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (RHOVE).Recuperado de:
https://epidemiologia.salud.gob.mx/gobmx/salud/documentos/manuales/28_Manual_RHoVE.pdf

León Román, C. A., & Cairo Soler, C. (2020). Metodología para la protocolización de
enfermería en la prevención de úlceras por presión en pacientes hospitalizados. Revista Cubana
de Enfermería, 36(1).

Valero Cárdenas, H., Parra, D. I., Rey Gómez, R., & Camargo-Figuera, F. A. (2011).

Prevalencia de úlcera por presión en una institución de salud. Revista de la Universidad Industrial

de Santander. Salud, 43(3), 249-255.

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