LENGUA Y LITERATURA - Cuadernillo Heroísmo Medieval
LENGUA Y LITERATURA - Cuadernillo Heroísmo Medieval
LENGUA Y LITERATURA - Cuadernillo Heroísmo Medieval
La Edad Media es el período histórico comprendido entre los siglos V y XV d. C. Aunque no es posible
ligar esta época a fechas específicas, es posible nombrar sucesos considerados indicadores del
principio y el final del Medievo: son el año 476, con la caída del Imperio Romano de Occidente, y el
año 1492, con la llegada de Colón a América.
Esta época fue marcada por el feudalismo, fue el sistema político y económico dominante entre los
siglos XI y XV. Su característica principal fue la descentralización del poder. El rey era la cabeza del
reino, pero su poder se encontraba delegado en los señores feudales, que eran sus vasallos. Estos
controlaban los feudos –tierras que les eran asignadas- en nombre del rey, a quien debían obediencia
y lealtad. A sí mismo, esta relación se reproducía entre los hombres de menor categoría y los hombres
más poderosos.
Los señores tenían, a su servicio, a los campesinos, conocidos como siervos, quienes pagaban
impuestos y debían trabajar las tierras de sus amos. A cambio, los señores feudales los protegían
durante las guerras y les otorgaban una parcela donde los siervos construían sus viviendas y en la
que cultivaban los alimentos que necesitaban. A esta relación se la denominaba servidumbre.
Entonces, la sociedad medieval estaba
dividida en tres estamentos: la nobleza,
el clero y el pueblo. Estos estamentos se
encontraban bien definidos y no existía
una posible movilidad social. A la
nobleza pertenecían los reyes, los
señores y los caballeros, quienes
debían encargarse de la protección de
las tierras y de sus habitantes. El clero
estaba formado por los ordenados en el
servicio religioso (como los sacerdotes,
los fieles, etc.). Estos dos estamentos, la
nobleza y el clero, eran privilegiados ya
que poseían las tierras y no debían
pagar impuestos. Por último, el pueblo
llano que incluía a los campesinos y
artesanos, quienes se encargaban de
labrar la tierra y manufacturar los
productos de uso diario.
La literatura medieval
La literatura caballeresca medieval se caracteriza por tratar los hechos y aventuras de una
aristocracia guerrera con afán de gloria. Las aventuras de los caballeros se relacionan con principios
religiosos y morales, como Dios, la Fortuna, el Destino y la Libertad, que les confieren a estos héroes
una dimensión espiritual.
Esta literatura era una expresión artística oral, compuesta para ser oída y difundida por medio del
canto o de la recitación pública. Principalmente como consecuencia a que, en la Edad Media, la
sociedad era en su mayoría analfabetas, y su forma de divertirse o distraerse era con las actuaciones
que presenciaban de los juglares.
Entonces, como resultado de esta esta situación predominará la
poesía por sobre la prosa, ya que debido a sus recursos –ritmo y
rima- la poesía era más fácil de memorizar.
La épica
La épica es un género literario que surge en la Antigüedad
clásica y se encarga de narrar los hechos protagonizados por un
héroe famoso, histórico o legendario. Solían tener como tema principal la guerra, relacionada con cierta
idea de nacionalidad o de pertenencia a un pueblo.
En relación al héroe medieval, era un héroe nacional y representaba los valores y virtudes más
sobresalientes de su pueblo. En los poemas épicos medievales se construye la noción de enemigo
asociado al otro extranjero.
Dentro de la poesía épica está la epopeya y, como subgénero de esta, el cantar de gesta y, entre
ellos los diferentes cantares de acuerdo a la nacionalidad (como por ejemplo el cantar de gesta
español, el cantar de gesta francés, etc.).
Características principales
➢ Es oral y se transmite de boca en boca, hasta que logra asentarse por escrito.
➢ Tiene como protagonista a un héroe, que funciona como exponente de los valores morales a
seguir por esa sociedad. Tiene un antagonista o un personaje del bando contrario.
➢ Está compuesta en versos y dividida en cantos, y posee una considerable extensión.
➢ Puede basarse en hechos reales o inventados; pero debe ser verosímil, es decir, al momento de
presentarse ante los ojos del escucha o lector, este debe tomar por cierto lo que se está
escuchando o leyendo.
➢ Suele tener cierto carácter objetivo, ya que el poeta cuenta e informa acerca de una serie de
acontecimientos que no le atañen a él personalmente. Sin embargo, el juglar puede llegar a tomar
partido idealizando al protagonista de la historia.
➢ Se centra en la acción, en aquello que realiza el héroe protagonista.
➢ Aparecen epítetos que caracterizan al héroe. Estos son frases hechas que toman alguna
característica principal del héroe para resaltarlo.
El héroe medieval
Anna Hyatt Huntington, El Cid, Hispanic Society of America, New York, 1927. Juan Cristóbal González Quesada, Monumento al Cid en
Burgos, inaugurado en 1955.
En la Edad Media, los héroes épicos son seres humanos, se diferencian de los héroes de la
Antigüedad donde eran seres semidivinos, principalmente producto de la unión de un dios con una
mortal o viceversa.
Los héroes de la nueva epopeya tuvieron una existencia real, histórica, con hazañas que los
engrandecieron. El héroe épico mantiene su nobleza y su decisión frente a los problemas de la vida,
luchando por vencer y demostrar su heroísmo.
El héroe medieval es un hombre con virtudes, capaz de sobreponerse a todas las adversidades con
tal de lograr su objetivo, aunque también se podría decir que en ocasiones contaba con ayuda
sobrenatural.
La aparición de este se relaciona con la concepción medieval que consideraba la vida como una
misión, como un ideal cristiano cuyo móvil principal era la reconquista y la cristianización de los
territorios perdidos. De esta manera, el héroe para consolidarse como tal debía realizar un viaje,
llamada el viaje heroico, que se llevaba a cabo para conseguir un determinado deseo y en el que debía
enfrentar múltiples obstáculos. Su punto de partida era su lugar de origen, su casa; y durante ese viaje
se enfrentaba a una serie de pruebas, tanto físicas como espirituales, que lo hacían regresar al punto
de partida con su imagen y su condición de héroe asumida y consolidada.
Estos héroes eran ejemplares para la sociedad y la literatura; el recrear sus vidas tenía una finalidad
didáctica. Por ello, los caballeros debían atenerse a una serie de normas de cumplimiento básico para
su correcto ejercicio. El héroe más característico es el guerrero, con los siguientes valores que lo
definen: el valor y la lealtad a sus compañeros de armas. También en la épica medieval se suma el
sagrado respeto a la relación entre el vasallo y el señor, es decir, la obediencia incondicional del rey.
El objetivo primordial de los libros de caballerías, era recrear a ese público cada
día más numeroso que en esas maravillosas fábulas encontraba un escape a la
realidad y una reafirmación de las posibilidades del “yo” para dominar el mundo.
Allí hallaba el lector un tipo humano ideal, desead y soñado siempre por el
hombre: exaltación del valor individual y del honor, el perfecto amor, osadía y
valor en su mayor grado y cortesía con las damas.
L. De Stefano, “El caballero Zifar: novela didáctico-moral” en Thesaurus, mayo-agosto 1972.
El cantar de gesta
Los cantares de gesta eran poemas épicos-narrativos destinados a evocar los episodios heroicos de
la historia local o nacional. Eran compuestos para ser cantados o recitados oralmente. Estos cantares
narraban hechos importantes para la comunidad y, también, representaban sus valores. Por eso, el
héroe poseía aquellas características que el pueblo consideraba como virtudes más elevadas: el
honor, la fidelidad a su superior, el heroísmo, la prudencia, entre otras.
Estas composiciones nacen como expresiones de sucesos recientes de la historia local; por lo que
una de las características de estas obras es su verismo, es decir, el respeto al fondo histórico que le
dio origen. Los acontecimientos poetizados son conocidos por la audiencia, por lo tanto no pueden ser
modificados y ficcionalizados en lo esencial.
Las cruzadas
Durante la Edad Media se produjo un sentimiento heroico de la vida y el sentimiento de la hazaña
individual ocupa un lugar principal. Los cristianos comenzaron a sentir que el heroísmo no valía tanto
por sí mismo como por los objetivos en cuya defensa se ponía de manifiesto. Esos objetivos eran el
triunfo de la fe; naciendo el “espíritu de la cruzada”, el cual se forjó a fines del siglo XI, pero se
transformó en un elemento director de la conducta durante los siglos XII y XIII.
El objetivo del caballero no debía ser la hazaña misma, sino alfo más trascendente: la conquista del
Santo Sepulcro, la defensa de la fe, la destrucción de los infieles.
En la elaboración de la leyenda épica el poeta, generalmente un clérigo, presentaba al héroe de
manera ejemplar acorde a la fe cristiana. Así crecieron, entre otras, las figuras de Carlomagno y
Roldán.
El cantar de Roldán
El Cantar de Roldán relata hechos alejados
históricamente, ya que Carlomagno y su sobrino Roldán
vivieron en el siglo I. El clérigo que compuso el Cantar
estaba en condiciones de alterar algunos hechos
históricos para poder enriquecerlos simbólicamente.
Por ejemplo, vemos en Carlomagno rodeado de sus
doce pares, sus mejores caballeros, que hacen pensar
en los doce apóstoles, entre los cuales se encuentra
Ganelón, el traidor.
El Cantar representa a una sociedad feudal, en la que
un señor, Carlomagno, dispone lo que hay que hacer y
sus vasallos, mostrando la virtud de la fidelidad,
obedecen y sirven ciegamente ya no solo a la causa de su señor, sino a la causa del Señor en las
denominadas “guerras santas”. El traidor Ganelón informa al rey Marsil que Roldán y los mejores
hombres de Carlomagno estarán en la retaguardia, diciendo “Quien pueda conseguir que allí muera
Roldán / sin su mano derecha dejaría al rey Carlos”.
El reino de Carlomagno comprendía casi toda la Francia actual, los Países Bajos y parte occidental
de Alemania. Carlomagno debió luchar unas veces para ensanchar las fronteras de sus dominios,
otras para conservar los territorios conquistados frente a invasiones de germanos y moros de España.
Sus principales campañas militares estuvieron dirigidas contras los lombardos, los musulmanes y los
sajones.
Fue una guerra contra los musulmanes, entre el año 778 y 802, cuando Carlomagno inició una serie
de expediciones no muy afortunadas para alejar a los árabes del sur de Francia. En una de esas
campañas, Carlomagno logró apoderarse de Pamplona, pero al retirarse a través de los Pirineos, su
retaguardia fue sorprendida y derrotada por los árabes en el desfiladero de Roncesvalles. En este
episodio halló la muerte un sobrino de Carlomagno, llamado Roldán.