El Exilio Del Escritor (JCM)

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1

En 1.939, después de 17 años de trabajo in progress, James Joyce finalmente


publicó “Finnegans Wake”. El primer ejemplar impreso llegó a manos del autor el 30 de
enero de ese año y el 2 de febrero, fecha de su cumpleaños, celebró con su familia la
publicación. No fue bien recibido. Con las primeras muestras que, al igual que sucedió con
“Ulises”, se fueron publicando como anticipo del libro, la crítica fue de unánime rechazo
incluso entre sus seguidores. Desoyendo estas críticas Joyce siguió adelante con la
publicación sin modificar nada del texto.

En otras obras de Joyce el texto termina antes que el protagonista se duerma:


Gabriel Conroy en “Los Muertos” y Molly Bloom en “Ulises”. Pero en “Finnegans
Wake” el carácter onírico abarca el conjunto del texto. Otra de sus características es el
carácter cíclico, comienza donde termina. Su argumento es sencillo en sí mismo, si lo
despojamos de las complicaciones del estilo, inspirado en la historia del tabernero de la
balada irlandesa anónima antes mencionada; pero en una historia que quiere englobar toda
la historia. En eso radica la cuestión en juego en esta desconcertante obra de Joyce, además
de las dificultades de los juegos lingüísticos, la técnica onírica y las múltiples
interpretaciones de sentido. El carácter abarcativo recuerda al “aleph” de Borges, un punto
que contiene el universo1.

Cómo afirma García Tortosa: “El sueño significa también la muerte, aunque ésta sea
transitoria –con Finnegans Wake muere una tradición narrativa y el lector pasivo 2- pero, a
la vez, es el comienzo de una nueva vida: una manera nueva de contar y un lector
copartícipe de la innovación”3. Modifica totalmente la literatura, disecciona, o destruye, la
lengua inglesa y combina decenas de lenguas y dialectos, poniendo en evidencia el
funcionamiento de la lalengua. Mostrándose como extranjero a ella.

Pero en realidad si bien el procedimiento es absolutamente novedoso en este texto,


el proceso comenzó mucho antes.

Cuando comenzaba a interesarse en la literatura Joyce rechazó un movimiento


cultural llamado Renacimiento Literario Irlandés. Este partía de principios esencialmente
nacionalistas y pretendía recuperar de alguna manera el antiguo patrimonio artístico-
literario irlandés como las viejas sagas, leyendas y mitos. Joyce siempre rechazó este
movimiento y todo tipo de fervor nacionalista, en "Ulises", en lugar de utilizar como Yeats
héroes épicos irlandeses, se embarca en el mito homérico. Este rechazo queda unido a su
ruptura con la Iglesia Católica. En "The Day of the Rabblement", Joyce hace explícita su
disensión con respecto al modelo cultural que el Renacimiento Literario Irlandés quiere
imponer, acusándolo de provinciano y de no emprender la tarea de europeizar Irlanda.

Las figuras fundamentales de la poesía de esta época son su compatriota W. B.


Yeats y en el campo del teatro se hallan otros dos irlandeses Oscar Wilde y George Bernard

1
“Desde esta perspectiva Finnegans Wake se asemeja al “aleph” de la narración de Jorge Luis Borges”. García Tortosa,
introducción a “Anna Livia Plurabelle”, Editorial Cátedra, Pág. 56.
2
Ihab Asan, citado por García Tortosa.

3
García Tortosa, Ob. cit., Pág. 76.
2

Shaw. Este último fue quien más se dedicó a transmitir las ideas dramáticas del noruego
Henrik Ibsen. El teatro de Shaw es pionero ya que no sólo critica las soluciones de
compromiso que aparecen en dramaturgos anteriores, sino que somete a un exhaustivo
análisis los aspectos más problemáticos de la sociedad y siempre con una cuota de humor.
Su teatro es un teatro de ideas y sus primeras obras están ampliamente influidas por Ibsen.

Joyce escribe su primera obra dramática siendo aún universitario y absolutamente


tomado por su admiración por las ideas y las obras de Ibsen. Esta no ha podido ser
conservada pero contamos con un resumen de su argumento en la biografía de Ellman, la
obra se hubiera llamado “A Brilliant Career”.

El trabajo de Joyce como dramaturgo queda entonces plasmado en "Exiliados",


drama en tres actos concluido en 1915 y publicado y estrenada en 1918. La figura de Ibsen
y el teatro de ideas son los elementos fundamentales del contexto de esta obra. La forma en
la que Joyce resuelve el conflicto que plantea refleja claramente esa tradición.

La obra sólo pudo ser estrenada gracias a los esfuerzos del escritor Stefan Zweig en
una traducción alemana en agosto de 1918 en Munich. La representación fue un fracaso y
las críticas altamente desfavorables, así como también su primera producción en inglés, en
febrero de 1925. En Dublín la obra recién fue estrenada en febrero de 1973, pero ya para
esa época las críticas la favorecieron.

La primera traducción de "Exiliados" al español fue realizada por Osvaldo López -


Noguerol para la Editorial Fabril de Buenos Aires en 1961. El argumento de "Exiliados"
transcurre en 1912, en una casa en las afueras de Dublín, donde viven, con su hijo de 8
años, el escritor Richard Rowan y su mujer Bertha. Ellos han estado fuera de Irlanda mucho
tiempo y regresado ese mismo año (último año en que Joyce visitó Irlanda). Bertha es
social e intelectualmente inferior a él pero ha compartido su amor en el exilio. Ha sido para
él su "novia en el exilio" y lo ha sostenido en los momentos más difíciles. Por él lo ha
dejado "todo": la religión, su familia y su "propia paz.". El periodista Robert Hand, primo
de Bertha, está enamorado de ella, pero es amigo de Richard y nunca antes se ha atrevido a
confesar sus sentimientos. Richard siempre lo supo y si bien ama a su esposa, desea que
ella y su amigo lleguen hasta el final de esta situación. Por momentos parece estar jugando
con la incertidumbre respecto de la fidelidad de ella.

Algunas frases de Robert y de Richard están casi literalmente sacadas de cartas de


Joyce a Nora de 1909.

El tema de la traición amorosa se confunde por momentos con otras situaciones que
hacen a la realidad política de Irlanda. Richard, refiriéndose a Robert, habla de "la fe del
maestro en el discípulo que le ha de traicionar" ("Exiliados", Pág. 108). Joyce, en 1912
dijo acerca de la caída de Charles S. Parnell, político católico, héroe de la independencia
irlandesa: "La melancolía que dominó su mente quizás tenía su origen en la profunda
convicción de que, en la hora crítica, uno de los discípulos que mojaba el pan en el mismo
cuenco que él, le traicionaría" ("La sombra de Parnell).
3

Por otra parte tenemos también la idea de un amor que se oculta durante toda una
vida, es un tema que atrae a Joyce y se encuentra también presente en "El muerto", en
"Dublineses". Y la posición rígida en la que se coloca el protagonista se puede encontrar en
Gabriel Conroy de "El muerto", quien reniega de los orígenes de su esposa que procede de
la parte occidental de Irlanda, al igual que en la vida real la mujer de Joyce, Nora Barnacle.
Para Conroy lo "occidental de la isla" representa el primitivismo y el campesinado, lo
opuesto a la civilización europea. Pero ese rechazo lo lleva también al desconocimiento de
una parte importante de la vida de su esposa, es allí en donde ella nació que fue capaz de
vivir un gran amor ya que un joven murió de amor por ella. En Exiliados cuando Richard se
cruza en la casa de soltero de Robert con Bertha, (lugar de la cita acordada por ambos),
exclama "¡Bienvenida a la vieja Irlanda!" ("Exiliados", Pág. 141).

La mujer simboliza para Joyce muchas veces a Irlanda, no sólo ve a Nora Barnacle
como su “Irlanda portátil”, así la denomina, sino que también le hace decir a Stephen en
"Retrato…" que “(…) su chica irlandesa posee el secreto de su raza”. Conroy (a diferencia
de Richard) termina por darse cuenta que por renegar de sus orígenes, reniega también del
lugar de las tradiciones y de las grandes pasiones.

Pero el exilio parece casi una operación necesaria para que un ser humano pueda
instituirse, algo como un retiro del lugar del Otro. Joyce le hará decir a Stephen "la familia
es un nido del cual habrá que escapar". Como Ibsen, Joyce pensaba que el exilio es
condición fundamental para el escritor y es por él que deja Irlanda. Escapa de las "redes de
la nacionalidad, de la lengua y de la religión para quedar situado en el descentramiento que
le permitiría ser, incluso, el gran relator de Dublín. ¿Por qué no vuelve a Dublín? Pregunta
a la que siempre respondió: "porque me impediría escribir sobre ella”4. Ibsen sentía que no
encontraba su lugar, en el tiempo o en su país. Ya en 1870 había escrito al crítico danés
Georg Brandes que era necesario volver a las ideas de la revolución francesa, de libertad,
igualdad y fraternidad. Y en 1875 escribe — esta vez también a Brandes: "¿Porqué Ud. y
los que tenemos una postura europea estamos tan aislados en nuestros países?".

Fue en los años 1870 que Ibsen se orientó hacia su postura "europea". Y aunque
vive en el extranjero, elige consecuentemente ambientes noruegos como escenario de sus
dramas contemporáneos. Por lo general nos encontramos en un pueblo noruego de la costa.
La obra literaria de Ibsen representa una reflexión poética sobre la necesidad del ser
humano de vivir en otra forma de la que realmente hace. Por eso, hay un profundo
trasfondo de desesperación. Su vida de artista podrá parecer una larga e intensa lucha hasta
la victoria y la fama — un camino espinoso desde la pobreza hasta el éxito internacional.
Pasó 27 años en el extranjero, en Italia y Alemania. Abandonó la patria cuando tenía 36
años, en 1864. Regresó a los 63 años a su hogar, Cristianía, donde falleció en 1906, a la
edad de 78 años. En la última obra dramática de Ibsen, "Cuando los muertos nos
despertemos ", describe la vida del artista que podría parecerse a la propia. El famoso
escultor, el catedrático Rubek, ha regresado a Noruega tras haber permanecido muchos
años en el extranjero. Está cansado de su vida artística, y no siente ninguna felicidad
verdadera por su éxito y fama. En la obra central de su vida ha modelado una imagen de sí
mismo, titulándola "el arrepentimiento sobre una vida desperdiciada". Durante el transcurso

4
Lasic, Nada, "James Joyce", Pag. 26, en "Joyce o la travesía del lenguaje"
4

de la obra se le obliga a admitir que ha hecho desperdiciar su felicidad y la de otros. Ha


renunciado a todo por el arte, tanto al amor de su juventud como a su antiguo idealismo.
Pero con esto también ha traicionado una parte esencial de su propio arte. Justamente la que
era el amor de su juventud y su modelo, Irene, le visita a la hora del desenlace y le dice la
verdad: “Hasta que los muertos no nos despertamos, no vemos lo irremediable, que es que
nunca hemos vivido”.

La sensación trágica característica de los dramas de Ibsen, la sensación de una vida


irreal y una forma de muerte en vida. Como contrapartida se vislumbra una existencia
utópica en libertad, verdad y amor. En el mundo de Ibsen los protagonistas aspiran a
alcanzar una meta pero la misma aspiración conduce a la soledad. No obstante, siempre ha
existido la posibilidad de elegir otro camino. El problema para el personaje de Ibsen es que
el individuo no ve las consecuencias de su elección.

En "Cuando los muertos nos despertemos" la frialdad del arte se contrasta con el
calor de la vida. El arte, bajo una perspectiva podrá parecer una cárcel de la que el artista no
puede ni quiere salir. Como dice Rubek a Irene: "Soy artista, Irene. Y no me avergüenzo de
la fragilidad que quizás me acompaña. Porque soy artista innato, ves. — Y nunca seré nada
más que artista de todas formas". Pero para la traicionada Irene no es excusa suficiente. Su
perspectiva es otra, ella le llama un lírico, uno que crea su propio mundo ficticio y por lo
tanto, traiciona al ser humano dentro de sí mismo y en la persona que le ama. Es
exactamente la misma acusación que hizo Ella Rentheim en "Juan Gabriel Borkman"
(1896) al hombre que la sacrificó por su carrera. Lo trágico de la perspectiva de Ibsen
parece ser que para el tipo de personaje que el describe, el conflicto aparentemente es
imposible de solucionar.

Conflicto de los sentimientos humanos con el egoísmo artístico. También respecto


de Ibsen se discute la influencia autobiográfica. Algunos investigadores no han resistido la
tentación de ver paralelos entre vida y obra, considerando el drama "Cuando los muertos
nos despertemos" como la autocrítica despiadada del escritor noruego.

A Ibsen le han llamado, con o sin justificación, un "Freud del teatro". En todo caso
es un hecho que Freud ha podido usar las descripciones de los personajes de Ibsen para
ilustrar sus propias teorías o servir de fundamento para el análisis de carácter. Es conocido
el análisis que hizo Freud de Rebekka West en "La casa Rosmer" (1886), un caso que trató
en 1916 con otros tipos de carácter, "los que fracasan al triunfar”.

Antes, en 1879, Ibsen lanzó al personaje de Nora Helmer al mundo, con la exigencia
de que también una mujer debería tener la libertad de desarrollarse como persona adulta,
independiente y responsable. El dramaturgo tenía ya 50 años y entonces llega a ser
realmente conocido fuera de los países nórdicos. "Los pilares de la sociedad" le había
abierto las fronteras alemanas, pero es con "Casa de muñecas", más tarde con "Espectros"
(1881), que se sitúa a la vanguardia teatral europea que tanto impactaría a Joyce. Esa Nora
queda en oposición con la mayoría, con la autoridad opresiva de la sociedad. Nora lo dice
así: "Tendré que mirar quién tiene razón, la sociedad o yo".
5

Tal vez esta otra Nora, me refiero al personaje de Ibsen, que Joyce conocía muy
bien, deba incluirse en la lista de las mujeres que influyeron en él. Hasta en sus sueños.

Se ha dicho que Joyce buscaba el significado de las cosas comúnmente consideradas


insignificantes o irreflexivas pero que sin embargo evidencian interés y elaboraciones
mentales muy importantes. También en los sueños.

Según su hermano Stanislaus, Joyce pensaba que los sueños son una
“recomposición incontrolada” de nuestros pensamientos que revelan lo que nuestros
pensamientos controlados encubren. Stanislaus fue compañero y protector del escritor,
llamándose a sí mismo su “guardaespaldas”. La biografía de Joyce escrita por él quedó
inconclusa ya que falleció en Trieste en 1955 un 16 de junio, la misma fecha elegida por
James Joyce para su novela Ulises5. En español el nombre de la biografía es “Mi hermano
James Joyce”, pero el título inglés en la edición original es “My Brother´s Keeper” (El
guardián de mi hermano)6. En esa obra7 Stanislaus relata tres sueños del escritor,
mencionados con relación a la recolección de epifanías. Corresponden a los 19 años de
Joyce, aún en Irlanda, en la época en que la familia vivía en la Royal Terrace, ubicada en
un suburbio de Dublín. Obviamente no se puede hacer una interpretación de estos sueños.
Ni cuento con asociaciones del soñante ni he consultado la versión original en inglés del
relato que de ellos nos lega Stanislaus. Pero sí podemos relacionarlos con textos y
referencias mencionadas que nos servirán de excusa para ceder a la tentación de un breve
comentario.

El primero: "Una blanca llovizna cae lentamente. El sendero me lleva a un charco


de agua oscura. Algo se mueve en el charco, es una bestia polar vestida con un tosco saco
amarillo. Yo confío en mi garrote y mientras sale del agua observo que su lomo se hunde
hacia la rabadilla. Se mueve pesadamente. No tengo miedo, la empujo y se coloca delante
de mí. Mueve sus patas con lentitud y farfulla palabras en un lenguaje que no entiendo".
Según Joyce "la pesada bestia polar" era el mismo Stanislaus, pero ese comentario bien
podría ser parte de las bromas que entre ellos se hacían.

El siguiente: "Oscuras nubes cubrían el cielo. En la costa cenagosa, donde se


encuentran tres caminos, se hallaba un gran perro reclinado. De vez en cuando levantaba el
hocico en el aire y aullaba dolorosa y prolongadamente. La gente se detenía para mirarlo,
algunos continuaban su marcha, otros se quedaban atraídos quizá por ese lamento en el que
reconocían su propio dolor, que alguna vez tuvo esa voz y ahora está mudo, un testigo de
los días difíciles. Comenzó a llover". Vemos que la construcción del texto en ambos está
altamente elaborada, como si fuera un pequeño relato muy breve. Joyce dijo a su hermano
5
Stanislaus no solo murió un 16 de junio, al dejar inconclusa la biografía de su hermano llega en ella hasta
justo antes del Bloomsday.
6
Según el comentario introductorio de T. S. Eliot ese nombre refiere a su vez al “¿soy acaso el guardián de mi
hermano?”, con que Caín responde a la pregunta de Dios acerca de qué pasó con Abel, episodio relatado en el
libro del Génesis del Antiguo Testamento.
7
Joyce, Stanislaus, “Mi hermano James Joyce”, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires agosto de 2000.
Páginas 158/159.
6

que en el segundo sueño el perro era él, Stanislaus. Éste no opuso reparos pero retrucó que
bien podía ser que el lúgubre aullido proviniera de alguna parte secreta del propio corazón
del soñante, es decir de James Joyce.

En estos dos sueños notamos la presencia de la bestia, nombrada como tal o como el
perro gigante. Mencionaré mas adelante algo sobre La Bestia que surge del fango.
Encontramos también la insistencia de la lluvia sobre el agua, sea en el charco o la costa
cenagosa. Recuerdo entonces el final de su cuento “Los Muertos” 8: ...la nieve caía sobre
todos los lugares... caía dulcemente sobre el pantano de Allen... . O el comienzo del poema
“Ella llora sobre Rahoon”9: Dulce cae la lluvia sobre Rahoon, dulcemente cayendo, o su
final: ... y la lluvia que murmura.

Otra cuestión que me resulta significativa es la audición de una voz ininteligible,


"farfulla palabras que no entiendo" -en el primer caso- y el aullido "como ese lamento en el
que reconocían su propio dolor, que alguna vez tuvo esa voz y ahora está mudo" -en el
segundo-. También se menciona un sendero o un cruce de caminos en ambos. En la obra de
Joyce el trabajo de la lengua a veces se hace ininteligible, pero con el resultado de que
finalmente eso transmite algo. Función desnuda de la palabra que resalta sus vestiduras, el
estilo y la sintaxis, tan muda y tan sonora a la vez. La palabra farfullada es el trabajo sobre
el efecto de la fonación que va Joyce a desarrollar progresivamente y que se destaca en su
novela Ulises para finalmente explotar en múltiples sentidos trans-lingüísticos en Finnegans
Wake. Me agrada entender los cruces de caminos mencionados en los sueños como el cruce
de lenguas en Finnegans Wake.

En el tercer y último sueño citado por Stanislaus vuelve a aparecer la referencia a


los lenguajes, en este caso una lengua extranjera de la cual algo se sabe. La referencia fálica
es quizá más clara que en el primero en que aparecía el garrote de Joyce manteniendo a
raya a la bestia, pero no aparece ningún animal bestial y la elaboración del texto resulta
apenas algo menor. El tercer sueño: "Sí, son dos hermanas. La que bate manteca con sus
fuertes brazos (su manteca es famosa) está triste, parece desgraciada; la otra es feliz porque
ha encontrado su camino. Su nombre es R... Rina. Conozco el verbo ser en el lenguaje de
ellas. ¿Tú eres Rina?, sabía que era ella. Pero he aquí que él aparece con una levita con
faldones y un anticuado sombrero de copa. No les presta atención, camina con pasos
menudos y los faldones de su levita se agitan... ¡Ave María! ¡Qué pequeño es!. Debe ser
muy pequeño y vanidoso, quizá no sea como yo... Es divertido que dos mujeres fuertes
caigan sobre ese hombrecito... pero, después es el hombre más grande de la Tierra". Habría
mencionado James Joyce que el personaje que aparece es Ibsen y que se confunde el
idioma (¿la lengua de la cual se entiende el verbo ser?), que debería ser el noruego, con el

8
Joyce, James, “Los Muertos”, en el libro de cuentos “Dublineses”, editorial Cátedra, Madrid 1998. Página
346.
9
Joyce, James. “Poemas Manzanas”. Editorial Visor, Madrid, 1.986. Página 23. Se supone que este poema
fue inspirado por su visita al cementerio de Rahoon en Galway, donde encontró una tumba con el epitafio J.
Joyce. Además en ese cementerio yacía la tumba de Michael Brodkin, antiguo novio de Nora Barnacle y cuya
historia inspiró Los Muertos, quien estaría representado por Michael Furey en dicho cuento. De todos modos
el sueño fue anterior al encuentro de Joyce con Nora.
7

danés. Toda una ofensa para los noruegos que no veían con agrado a los daneses, de
quienes se independizaron.

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen, en aquel tiempo poco conocido en Irlanda, era
muy admirado por Joyce quien en varios sentidos lo tomaba como modelo. El conflicto del
hombre para afirmar su individualidad y la idea de que el exilio es condición del escritor se
expresan en su obra. Varios meses antes de este sueño, en abril de 1.900, Joyce a la edad de
18 años publicó en la Fortnightly Review de Londres un texto de 12 carillas titulado “El
Nuevo Teatro de Ibsen”. Ibsen escribió a Joyce, por intermedio de su traductor al inglés
William Archer, para agradecerle su artículo. A su vez Joyce estudió noruego para leer a
Ibsen en su lengua. En la época del último sueño Joyce escribió una pieza teatral, cuyo
manuscrito luego destruyó, “A Brillant Career” (Una Carrera Brillante), inspirada en
personajes y temas prototípicos de la dramaturgia de Ibsen.

Cuando tiempo después Joyce escribió “The Day of the Rabblement” (El Día del
Tumulto), donde también homenajea a Ibsen, en ese corto ensayo de critica literaria acusa
al Teatro Literario irlandés de prostituir el arte en nombre del populacho nacionalista y
llama al populacho La Bestia Trionfante, utilizando las despectivas palabras de Giordano
Bruno10.

Más arriba cité el final de Los Muertos, recordemos entonces el conflicto de su


personaje central, Gabriel Conroy, entre la cultura popular irlandesa y la cultura del
“continente”, la cultura europea11. Fue Joyce un hombre vanidoso, sabía desde muy joven
que su destino sería Una Carrera Brillante, pero escribiendo a contrapelo de los gustos
populares, del populacho irlandés y universal. Populacho ( La Bestia...) al que no temía, ni
servía, según vimos en el primer sueño.

El tercero muestra el carácter fálico de la ambición, que se destaca por el efecto de


“engrandecimiento” de aquel “pequeño” que crece descomunalmente cuando las fuertes
mujeres le caen encima. Dice este sueño sobre Ibsen: “un hombre vanidoso, quizá no sea
como yo ...”. Sin embargo tal vez bien podría decir: “yo (Joyce) no soy como él
(Ibsen), ...aún”. Y finalmente: “es el hombre más grande de la tierra”. La ambición de
James Joyce aquí expresada terminó por realizarse. No porque él haya sido el hombre más
grande de la tierra, pero sí porque fue para muchos el más grande escritor del siglo XX.
Bestial ambición de enaltecer su nombre12 y verlo crecer, descomunalmente ...

10
También en otra ocasión utilizó el seudónimo George Brown por su admiración a Giordano Bruno, pues
ambas iniciales coinciden.
11
Finalmente al terminar el cuento Gabriel Conroy anuncia que llegó la hora de emprender su “viaje a
occidente”, es decir el occidente de Irlanda, la parte más primitiva, rural e inculta; la región donde nació tanto
Gretta Conroy –personaje de ficción, la esposa de Gabriel- como Nora Barnacle –la esposa de Joyce-. El
escritor emigró hacia el oriente, la culta Europa continental, pero finalmente hizo las paces con su occidente,
lo primitivo y popular de Irlanda, sus tradiciones y canciones, de la mano de Nora Barnacle a quien llamaba
su “Irlanda portátil”.
12
Sobre la cuestión de enaltecer “su” nombre sabemos que este nombre, James Joyce, era el que debía haber
tenido el padre de Joyce, inscripto por error como John Joyce. Al respecto se puede leer el texto que
escribimos junto con Mónica Veli: “En nombre del padre... James Joyce”, en la sección Colaboraciones del
8

Stanislaus, quizá tomando palabras del mismo Joyce, afirmó que el ejercicio
literario en el texto escrito de estos sueños es el intento de reproducir las impresiones que
un sueño produce y da como ejemplo cuando en el sueño es revelado un nombre. De todos
modos Stanislaus insiste en que los relatos corresponden a auténticos sueños, pero aclara
que Joyce al escribirlos les dio forma literaria y agrega con mucho tino: de lo contrario, si
no se hiciera así, ¿para qué escribirlos?.

sitio El Sigma.Com.

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