Dicen Que Tuve Un Bebé

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­El comienzo

Corresponde habilitar el tratamiento del expediente


­
­ D 22/18 que por ­Secretaría se enunciará. […] ­Se trata del expe-
C
diente C
­ D 22/18 proyecto de ley en revisión sobre régimen de interrup-
ción voluntaria del embarazo.

­ stá nublado y el pronóstico anuncia lluvia. ­Son las 10.45 del


E
miércoles 8 de agosto de 2018 y quien habla es el presidente
provisional del S ­ enado, ­Federico ­Pinedo. ­Así se abre la sesión
en la cual la ­Cámara de ­Senadores debe votar la aprobación
o el rechazo del proyecto de ley de interrupción voluntaria
del embarazo, que en ­Diputados ya recibió media sanción.
­Afuera del recinto, a la intemperie, miles de personas em-
piezan a agruparse con sus pañuelos verdes, sus carteles, sus
banderas, sus frasquitos de glitter y su convicción de que, en
la calle, ya es ley.
­Expediente C ­ D 22/18. ­Así le dicen en el ­Senado a esa gesta
feminista, hecha proyecto de ley. ­Así tradujeron al lenguaje
palaciego el reclamo histórico y masivo por aborto legal, segu-
ro y gratuito. ­El proyecto propone, entre otras cuestiones, “el
aborto libre como un derecho hasta la semana 14 del emba-
razo y hasta el final del embarazo en tres causales (violación,
peligro para la vida o la salud física, psíquica y social de la
madre, y malformaciones fetales graves)”.1

1 ­Comisión de J­ usticia y ­Asuntos ­Penales, ­Informe de gestión 2018,


­Cámara de ­Senadores.
18 Dicen que tuve un bebé

­En el debate que está a punto de comenzar, en el que ya se


dio en la ­Cámara de ­Diputados y en las reuniones plenarias
de las comisiones de ambas cámaras se repitió un argumento
en contra del proyecto: en la ­Argentina no hay mujeres presas
por aborto.2 ­Estas fueron algunas de las expresiones que se
pudieron escuchar en las comisiones parlamentarias:

­ s necesario aclarar que las mujeres que causan su


E
aborto no van presas con la legislación vigente. ­Si
cometen un primer aborto pueden pedir la probation
o suspensión del juicio a prueba y evitar una conde-
na. ­Si transcurren más de ocho años y cometen otro
aborto, pueden acceder a una segunda probation. ­En
otras palabras, según vemos, una mujer en veinticin-
co años puede cometer cuatro abortos y no ir un solo
día presa.3

­ l aborto está despenalizado en la ­Argentina de hecho,


E
porque no hay mujeres presas por abortar.4

­ as estadísticas muestran que la realidad está lejos de confir-


L
mar esas afirmaciones. ­Según cifras oficiales, la ­Argentina re-

2 ­Este tipo argumentos son extendidos. ­En el mismo sentido, ­Federico


­Pinedo publicó una nota en la que explicaba: “­En el debate en la
­Cámara de ­Diputados hay una mayoría muy marcada que cree que
no hay que poner en una cárcel a una mujer que aborta. ­Casi todos
queremos que no pase lo que de todos modos sabemos que no
pasa. ­Nunca pasa. ­No hay ningún caso de una mujer presa por eso”
(­F. ­Pinedo, “­Con el aborto, dejemos la mentira”, ­La ­Nación, 21/6/2018,
disponible en <www.lanacion.com.ar>).
3 ­Hernán M ­ unilla ­Lacasa, doctor en ­Ciencias ­Jurídicas y profesor de
­Derecho ­Penal de la ­Universidad ­Católica ­Argentina, según la versión
taquigráfica de la reunión plenaria de las comisiones de ­Salud, de
­Justicia y ­Asuntos ­Penales y de ­Asuntos ­Constitucionales, 10/7/2018.
4 ­Juan N ­ avarro F­ loria, abogado y profesor de la ­Universidad ­Católica
­Argentina, en uno de los plenarios de comisiones.
­El comienz 19

gistró 447 condenas por el delito de aborto entre 1990 y 2009.


­En particular, entre 2002 y 2008 las mujeres condenadas fue-
ron 22.5 ­Más allá de esos casos, la investigación que presenta-
mos en este libro nos permitió identificar a otras mujeres que
fueron perseguidas penalmente y privadas de su libertad tras
haber transitado abortos espontáneos, partos prematuros,
en avalancha, en los que los bebés nacieron sin vida, algu-
nas de las cuales ni siquiera sabían que estaban embarazadas.
­Hechos involuntarios detrás de cuya injustificada persecución
penal, como veremos, subyacen y operan los mismos manda-
tos y expectativas sociales sobre la forma moralmente correc-
ta de la maternidad. S ­ on mujeres cuyas historias quedaron
por fuera de los radares de los feminismos, que no llegaron
a identificarlas ni a hacerse eco de sus reclamos por libertad.

***

5 ­En la C ­ iudad A­ utónoma de ­Buenos ­Aires (­CABA), entre 2006 y 2012


se realizaron 445 denuncias por aborto. ­Catorce de las investigacio-
nes llegaron a la etapa de juicio y en dos se produjeron condenas.
­Entre 2011 y 2016, se formaron al menos 167 causas contra mujeres
por el delito de aborto, de las cuales se informaron dos condenas y
una suspensión de juicio a prueba. ­En ­Tucumán, entre 1992 y 2012
fueron criminalizados 534 abortos. ­En el 97% de los casos la mujer
fue imputada por aborto propio. S ­ olo cinco de ellas fueron sobreseí-
das. ­En la provincia de ­Buenos ­Aires, entre 2009 y 2018 se iniciaron
92 investigaciones contra mujeres por el delito de aborto propio.
­Resulta notable el crecimiento de las investigaciones en 2018, lo que
podría coincidir con una reacción al debate parlamentario (véanse, al
respecto, exposición de ­Paola ­Bergallo en la ­Honorable ­Cámara de
­Diputados de la ­Nación, en el marco del debate sobre el proyecto de
ley de interrupción voluntaria del embarazo, 10/4/2018, disponible en
<www.youtube.com/watch?v=Nh00h06QVak>; ­Deza, ­Iriarte y ­Álvarez,
2014; ­Clínica ­Jurídica ­UNLP, 2019).
20 Dicen que tuve un bebé

­ uando un hecho ingresa en la órbita judicial, los tribunales


C
le colocan una carátula, que es la cara física y simbólica del
expediente. ­En general, la carátula comienza por el apelli-
do de la persona acusada, le sigue su nombre y termina con
el delito que se le imputa. ­Es decir, los tribunales clasifican
un presunto hecho delictivo según los delitos previstos por el
­Código ­Penal. ­No valen, por lo tanto, carátulas que nombren
hechos feos, tristes, desagradables o moralmente reprocha-
bles. ­La regla es que solo se pueden realizar investigaciones
que se correspondan con los delitos identificados previamen-
te en la ley penal.
­Sin embargo, en los registros judiciales argentinos es po-
sible encontrar carátulas de expedientes en las que ciertos
hechos se describen por fuera de esas calificaciones. ­Se trata
de los que aquí llamaremos eventos obstétricos, que son nom-
brados como “aborto seguido de homicidio agravado por el
vínculo”, “aborto espontáneo” u “homicidio agravado cometi-
do contra bebé varón”.6 ­Es decir, carátulas con calificaciones
legales inexistentes. ­Esta es quizá la expresión más burda de
lo que nos proponemos estudiar. ­Mediante una serie de rela-
tos intentaremos poner de relieve cómo el ­Estado criminalizó
a mujeres que atravesaron eventos obstétricos involuntarios
y traumáticos, y que además debieron hacerlo, en general,
en condiciones precarias. ­Estos casos son paradigmáticos y
ponen de manifiesto la existencia y extensión de la crimina-
lización de mujeres por hechos ni voluntarios ni punibles en
nuestro país.
­Algunos de esos casos están presentes en la memoria colec-
tiva feminista. ­Uno de ellos es el de B
­ elén.
­Belén tenía 25 años cuando en 2014 llegó a la guardia del
­Hospital A ­ vellaneda de ­San ­Miguel de ­Tucumán porque le

6 Algunas de estas carátulas también fueron identificadas en el


libro J­ aque a la reina. ­Salud, autonomía y libertad reproductiva en
­Tucumán, coordinado por S ­ oledad ­Deza (2014: 168).
­El comienz 21

dolía la panza. ­Ese mismo día fue detenida y acusada de dar


a luz a un bebé en el baño de la guardia, cortar el cordón
umbilical y luego darle muerte. ­Belén manifestó que no sa-
bía que estaba embarazada. D ­ urante el proceso no se realizó
ningún estudio de ­ADN que acreditara el vínculo entre ella y
el feto. E
­ l hecho fue calificado como homicidio doblemente
agravado por el vínculo y por haber sido cometido con ale-
vosía. ­Belén fue condenada a ocho años de prisión. ­Luego
de estar detenida durante dos años y cuatro meses, la ­Corte
­Suprema tucumana la absolvió. L ­ os fundamentos de la sen-
tencia se basaron, entre otras cuestiones, en la carencia de
prueba suficiente. ­Además, fueron destacadas las graves irre-
gularidades que marcaron la investigación del hecho. U ­ no de
los integrantes del tribunal se expidió de manera específica
sobre la violación del secreto profesional efectuada por los
médicos y consideró que su infracción, en el caso, había con-
sistido en la primera manifestación de violencia institucional
sufrida por ­Belén.
­El 11 de julio de 2018, dieciséis meses después de su abso-
lución, la senadora por ­Tucumán ­Beatriz ­Elías de P ­ érez se
seguía refiriendo a ella como homicida:

­ osotros sostenemos que no hay hoy mujeres que


N
estén presas por casos de aborto. ­El caso ­Belén no
ha sido un caso de aborto, la tipificación que tiene es
homicidio. ­El bebé nace y luego de nacido es tirado a
un inodoro del hospital. ­Le hacen la autopsia y se deter-
mina que el bebé ha muerto ahogado, y eso es lo que
consta en el caso.7

7 ­Versión taquigráfica de la reunión plenaria de las comisiones de


­Salud, de J­ usticia y ­Asuntos ­Penales y de ­Asuntos ­Constitucionales,
11/7/2019, disponible en <www.senado.gov.ar/upload/29446.pdf>.
22 Dicen que tuve un bebé

­ elén marcó la agenda de los feminismos con relación al de-


B
bate sobre el aborto legal y mostró hasta dónde eran capa-
ces de llegar quienes se oponían al proyecto de interrupción
voluntaria del embarazo. ­Su caso puso sobre la mesa la cri-
minalización y el flagelo de las mujeres presas por eventos
obstétricos y los persistentes vínculos entre las corporaciones
médicas y judiciales. L ­ a campaña por su libertad rompió to-
das las barreras y se extendió a nivel internacional con ac-
ciones urgentes y actividades globales de los organismos de
derechos humanos que encendieron la alarma por su pedido
de libertad (­Correa, 2019). ­Belén fue bandera y su nombre
significó injusticia pero también lucha y solidaridad feminis-
ta. ­Su libertad fue vivida como un triunfo, un alivio y la con-
firmación de una certeza: en la ­Argentina no puede haber
mujeres presas por aborto.
­Sin embargo, lo que le pasó a ­Belén está lejos de ser un
hecho aislado de nuestro país.
­En 2016, ­Evelyn fue detenida en ­El ­Salvador. ­Tenía 18 años
cuando quedó embarazada por una violación y dio a luz en su
casa, en una fosa. ­Pero la bebé falleció y a ella se le imputó no
haber hecho nada para impedirlo. ­La fiscalía consideró que
era autora del delito de homicidio agravado por omisión y pi-
dió que se le impusieran cuarenta años de prisión. ­En agosto
de 2019, luego de una intensa lucha de la organización femi-
nista ­Las 17,8 ­Evelyn fue absuelta.
­En C
­ olombia, ­Alba L
­ ucía –­joven y campesina–­fue violada y
quedó embarazada. ­El parto fue en su casa y, según declaró,
la bebé “hizo un suspiro y ya, se quedó”. ­Perdió mucha sangre
durante el parto y llegó a su cama semiinconsciente. ­Su her-
mana la encontró en ese estado y la llevó a un hospital, donde
un médico consideró que había causado intencionalmente
la muerte de la bebé. ­Alba ­Lucía fue condenada a cuarenta

8 ­Campaña de la ­Agrupación ­Ciudadana por la ­Despenalización del


­Aborto de ­El ­Salvador.
­El comienz 23

y cinco años de prisión por el delito de homicidio agravado.


­Luego de las instancias recursivas, la joven fue absuelta por la
­Corte S
­ uprema de ­Justicia del país.9

***

­ asos como estos no son pocos, aunque sí desconocidos. ­Es un


C
fenómeno mucho más común de lo que se percibe a primera
vista. ­Esta invisibilización se vincula directamente con la difi-
cultad para identificarlos y con las especiales circunstancias
de detención en las que se encuentran las condenadas. ­En
general, estas mujeres son alojadas en los pabellones de “in-
fanto”, es decir, para “infanticidas” (figura derogada en nues-
tro sistema penal), bajo condiciones especiales de protección
porque su vida suele correr peligro ante las posibles represa-
lias de las internas que están en prisión por otros delitos.
­Nuestro trabajo comenzó con un relevamiento y análisis
de noticias y sentencias judiciales a partir de la búsqueda en
medios periodísticos en línea, la lectura de bibliografía espe-
cializada y, sobre todo, la investigación en las bases de datos
abiertas de registro de sentencias.10 ­Los resultados variaron

9 ­Las organizaciones feministas denunciaron al ­Estado colombiano


por haber sometido a ­Alba ­Lucía a un proceso judicial discriminatorio
por razón de género y condición social. ­El caso llegó a la ­Comisión
­Interamericana de ­Derechos ­Humanos (­CIDH) y en 2014 se arribó
a una solución amistosa (véase ­CIDH, informe nº 59/14, petición
nº 12 376).
10 ­Seleccionamos un grupo de términos tanto jurídicos como coloquiales
que permitieran describir situaciones relacionadas de forma precisa o
conexa con el objeto de esta investigación. ­Así, utilizamos de forma
combinada términos compuestos como “homicidio agravado por el
vínculo” o “abandono de persona seguido de muerte agravado por
el vínculo”. ­A los resultados les aplicamos filtros por palabras como
“feto”, “bebé”, “recién nacido”, “recién nacida”, “embarazo” y “sema-
nas”, lo que nos permitió descartar otros acontecimientos calificados
24 Dicen que tuve un bebé

en número de acuerdo con el sitio especializado a pesquisar11


y en todos los casos fueron revisados de forma exhaustiva.12
­Como señalamos, los materiales periodísticos y decisiones
judiciales clasificaron estos hechos al margen de las tipifica-
ciones que prevé el ­Código ­Penal, lo cual en muchos casos
dificultó la búsqueda. ­Por eso, la ausencia de terminología
adecuada para describir los diferentes eventos obstétricos, el
uso de palabras estigmatizantes y estereotipadas y los pocos
datos disponibles en las noticias policiales nos hacen pensar
que los casos aquí reseñados solo constituyen una muestra de
prácticas actuales extendidas en el sistema penal.
­A partir de ese material, detectamos y relevamos decenas de
casos de eventos obstétricos criminalizados. ­De todos esos, se-
leccionamos los siete que aquí presentamos en detalle, aque-
llos en los que nos fue posible acceder a información judicial,
periodística o personal suficiente para reconstruir con preci-
sión los hechos que ocasionaron las actuaciones de les profe-
sionales de la salud, personal policial y operadores judiciales.
­El primer capítulo de este libro pone el foco en el caso de
­Yamila. ­Con consideraciones sobre las investigaciones judicia-

o descriptos como homicidios agravados que no obedecieran a


eventos obstétricos.
11 ­Para unificar los términos y garantizar la exhaustividad de la revisión de
los resultados, como fuente principal utilizamos ­Google en su opción
de búsqueda avanzada, limitando por sitios de noticias o de jurispru-
dencia. E­ n ningún caso activamos un filtro temporal, pero el motor
de búsqueda lo aplica automáticamente en las bases que consulta
porque organiza el contenido por años. ­Para restringir los resultados
por territorio, en primer lugar usamos la extensión “.ar” como filtro
espacial. ­En otros casos, seleccionamos “­Argentina” dentro del campo
“región”, lo cual nos permitió incluir páginas de nuestro país pero con
extensión “.com”.
12 ­Adicionalmente, usamos las “alertas de búsqueda” de ­Google para
mantener activa hasta el final de este trabajo la identificación y revisión
de novedades periodísticas o sentencias judiciales recientes que
respondieran a los términos descriptos.
­El comienz 25

les, el principio de imparcialidad y el derecho de las mujeres


a ser juzgadas en igualdad y sin discriminación, el capítulo da
cuenta de las deficiencias en los expedientes que investigan
a mujeres, la errónea y estereotipada argumentación que se
utiliza para su imputación y la severa violencia institucional a
las que son sometidas en ese proceso.
­Los capítulos restantes recuperan las historias de ­Paloma,
­Gimena, ­Inés, E­ liana y ­Rosalía. S
­ e tratan en ellos cuestiones
relevantes respecto de los abusos sexuales cometidos con-
tra mujeres, las dificultades en la aplicación de la ­Ley de
­Educación ­Sexual ­Integral y el derecho a la información so-
bre los derechos sexuales y (no) reproductivos. A ­ demás, se
muestran fallas en los modos de producir y valorar las me-
didas de prueba vinculadas con el universo médico. P ­ or úl-
timo, se aborda el impacto de la organización y la militancia
feminista para incidir en los pronunciamientos judiciales. A ­l
momento de publicarse este libro, R ­ osalía, G
­ imena y ­Eliana
están detenidas con penas de ocho, diez años y prisión
perpetua, respectivamente.
El último capítulo se enfoca en la historia de vida de
­
­Patricia, quien falleció en prisión, esposada a la cama de un
hospital mientras se desarrollaba esta investigación. P ­ atricia
fue la primera de nuestras entrevistadas. ­Con ella comenzó
este libro y con su historia lo cerramos. ­Porque su caso es el
ejemplo de lo que puede suceder cuando el ­Estado viola de-
rechos una y otra vez13.

***

­ n aborto espontáneo no es, por definición, punible en la


U
­Argentina. ­En cambio, si al mismo hecho se lo denomina

13 ­En los casos de P


­ aloma, ­Gimena, ­Eliana e ­Inés, los nombres han sido
cambiados para proteger la identidad de las protagonistas.
26 Dicen que tuve un bebé

“homicidio calificado por el vínculo”, la pena que le corres-


ponde es la prisión perpetua. C ­ omo anticipamos, en el curso
de nuestra investigación detectamos carátulas que hacen refe-
rencia a delitos inexistentes para el ­Código P ­ enal argentino:
homicidio calificado “cometido contra bebé varón”, “abando-
no de persona seguido de muerte agravado por ser cometido
por un padre contra su hijo”, “aborto seguido de homicidio
agravado por el vínculo”.
­Ante la misma experiencia de un cuerpo gestante, los dis-
tintos componentes del sistema judicial pueden interpretar
que fue un aborto o que fue un homicidio, una prerrogati-
va que sin embargo es ajena a la justicia penal, dado que el
­Estado no debería juzgar a una persona por las consecuen-
cias de una experiencia obstétrica. ¿­De dónde proviene ese
afán punitivo que transforma estos sucesos en investigaciones
penales? ­Como mostraremos en detalle en estas páginas, de
un sistema patriarcal en el que los cuerpos gestantes se en-
cuentran instrumentalizados al servicio de la reproducción.
­Las protagonistas de estas historias encarnan cuerpos que
son socializados y codificados culturalmente (­Vazquez L ­ aba,
2011). ­El bien jurídico tutelado no es la infancia, la vida en
general ni la de las personas gestantes en particular, como se
suele afirmar. ­El poder de los cuerpos para decidir si gestar
es lo que desencaja el poder de control del E ­ stado y desata su
obsesión punitiva.
­Todo parto es político. T
­ odo aborto también.
­Nombrar los casos de modo justo requiere una mirada in-
terdisciplinaria y colectiva que abarque conocimientos aca-
démicos y escuche la voz de las protagonistas. ­Nos falta aún
palabra propia como feminismo para nombrar estos acon-
tecimientos; es una tarea necesaria y pendiente para pelear
contra su criminalización. ­Mientras tanto, no encontramos
una forma de nombrarlos que prescinda del discurso médico
hegemónico y respete las vivencias de las mujeres. ­Es por eso
que en este libro respetaremos el modo en que los han llama-
do o vivido estas siete protagonistas y, al referirnos a otros ca-
­El comienz 27

sos, hablaremos –­como ya adelantamos–­de eventos obstétri-


cos.14 ­Esto por motivos metodológicos y porque entendemos
que aquello que atrajo al poder punitivo estatal es el hecho
mismo de la gestación.
­Dos de las mujeres que protagonizan las historias que aquí
presentamos atravesaron con suerte el panóptico obstétrico
y hoy reconstruyen con esfuerzo su vida extramuros. ­Dos si-
guen allí, tras las rejas, ocultas, lejanas y hasta inalcanzables a
las redes feministas. O ­ tra se encuentra en arresto domicilia-
rio. ­Una está a la espera: con una condena firme a ocho años
de prisión pelea por mantener su libertad y su vida. L ­ a última
está muerta.
­Desde estas páginas afirmamos: ­Belén no es la única. ­A la
vez, nos proponemos sembrar una duda que encienda un
cuestionamiento y que se proyecte en militancia: ¿cuántas
mujeres más, en distintos lugares de la ­Argentina, en este mis-
mo momento, están presas o son perseguidas por un evento
obstétrico?

14 ­La medicina llama “eventos obstétricos” a experiencias como las que


vivieron las mujeres que protagonizan las historias que aquí contamos.
­Reconocemos que utilizar esta denominación, creada y utilizada por
la medicina hegemónica, puede resultar problemático, pero creemos
que debe resaltarse el contexto actual en el que es posible utilizarlo.
­Al momento de publicarse este libro, una mesa de organizaciones
con amplia trayectoria en materia de derechos humanos y género
como el ­CELS, ­ELA, la ­Campaña ­Nacional por el ­Aborto, profesoras
del ­Cusam, junto con investigadoras e investigadores de múltiples
disciplinas nos encontramos trabajando a nivel nacional para identificar
más casos como los relatados.

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