Actividad

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MÓDULO 1

ACTIVIDAD 1: Adentrándonos en la conceptualización de la ética


1) Desarrolle las distintas aceptaciones que tiene y tuvo en la historia la Ética, y brinda los
fundamentos que justifican la aceptación actual.

Tradicionalmente la ética ha sido definida como una ciencia práctica, pues estudia la praxis humana y
se encarga de regularla. No obstante, dicha noción también ha sido entendida como “el arte que
enseña el camino a la felicidad” y, también, “como lo que le conviene al hombre como tal”. La ética,
además, puede ser definida como la ciencia normativa de los actos humanos, que no consiste solo en
el acto del buen vivir feliz, sino que implica una obligación absoluta o categórica, logrando concluir
en que es una ciencia normativamente categórica. Cabe destacar que esta noción de ética nos
remite a la voluntad libre del sujeto, puesto que donde interviene la obligación también se encuentra
presente la libertad. Concluyendo, conceptualizamos la ética como una ciencia categóricamente
normativa de los actos humanos, según la luz natural de la razón. Podemos añadir que su objeto
material son los actos humanos (acciones realizadas libremente por el hombre) y su objeto formal los
actos honestos, es decir, cargados de valor moral y sometidos a una norma imperativa. En otras
palabras, la ética, es un conjunto de valores y virtudes, es verdadera en cuanto ética, pero también
imperfecta e incompleta, por lo que necesita de la caridad para alcanzar su perfección y culminación.

2) Establezca similitudes axiológicas-valorativas y diferencias entre las opciones


conceptuales de la Ética aplicada a las profesiones y los parámetros referido a su estudio
y proyección en la realidad tales como: el análisis semántico; el método fenomenológico y
su distanciamiento del empirismo; el acceso intuitivo; la objetividad de las intuiciones
morales y la función de las capacidades subjetivas, entre otros factores.
El análisis semántico para saber de qué se está hablando. Se trata de aclarar el significado de
los términos o conceptos específicamente morales pues, por ejemplo, antes de discutir si
está bien mentir para salir de apuros, hay que precisar antes qué se entiende por «estar
bien» y por «mentira». En nuestros días, la filosofía analítica ha desarrollado notablemente el
análisis semántico. En realidad, ya desde la antigüedad se percibía esta necesidad de aclarar
previamente los conceptos.
El fenomenológico. La filosofía fenomenológica (E. Hüsserl), quiere asumir un punto de
partida sin supuestos, quiere partir de algo garantizado por la evidencia. Ese algo estará
constituido por los datos de la conciencia, pues estos son «los únicos objetos que, en vez de
hacerse presentes en un determinado escorzo que nos muestra una cara y nos oculta otras
muchas (como es característico de los objetos de la percepción externa), nos están dados por
entero. Dicho de otra manera: la fenomenología decide empezar por el análisis descriptivo
de la conciencia, porque sólo los objetos de ésta son susceptibles de percepción adecuada. la
Ética, a pesar de ser un saber eminentemente normativo, le competen también tareas
descriptivas, señaladamente la descripción de las vivencias que conforman la dimensión
moral de la existencia individual, se comprenderá sin dificultad que este saber haya de
valerse del método fenomenológico.
El distanciamiento entre fenomenología y empirismo resulta, a esta luz, muy acusado. la
fenomenología, frente al empirismo, tiende a valorar al sujeto consciente, que sería el
fundamento de las significaciones del mundo natural y cultural en que vivimos, lo cual sigue
siendo muy importante precisamente para los fenómenos éticos. A su vez, sería conveniente
ayudar y completar el método fenomenológico descifrando más laboriosamente las
conciencias mediante la hermenéutica o interpretación de la «arqueología «, muchas veces
inconsciente de los fenómenos (con lo cual nos estamos refiriendo al método
“hermenéutico”).
Por «intuición» entendemos aquí una «captación inmediata»; se opone así a toda nota
«inferida». Tengo una «intuición ‹›, toda vez que, sin necesidad de argumentos, soy
consciente de algo de manera directa. Por ejemplo, de una mancha de color que se presenta
a mi vista, o de un axioma matemático que comprendo, o de la belleza de una música que
aprecio. Pues bien, la tesis constitutiva del intuicionismo ético dice que nuestro acceso a los
datos morales dotados de fuerza normativa (pensemos en la rectitud de una forma de
conducta, en la bondad de un fin, o en la humanidad de un sentimiento) es precisamente, de
naturaleza intuitiva. Sé que es mi obligación ayudar al débil, devolver lo que se me ha
prestado, o combatir la envidia que veo nacer en mí, pero todo eso lo sé de manera
inmediata, con sólo reparar en la naturaleza del desamparo, de la envidia o del compromiso
que contraje al recibir el préstamo, pues cada uno de estos datos posee una fuerza
vinculante que convierte en moralmente obligatorias las acciones mencionadas.
Lo que aquí interesa es sobre todo subrayar que la objetividad de las intuiciones morales no
depende exclusivamente de la patencia de los datos sobre los que se juzga, sino también de
factores subjetivos tales como la educación adecuada, la capacidad de resistir al
ofuscamiento del placer o la ausencia de resentimiento; y que la carencia o desigual posesión
de estos factores explica el que las intuiciones no sean siempre concordantes. En efecto, los
hombres, antes de toda elaboración y fundamentación filosófica, han reconocido y
reconocen los valores morales sintiéndose obligados frente al bien y al mal.

ACTIVIDAD 2: La acción humana


1) Determine que entiende por actos “humanos” y actos “del hombre”.
Esta distinción entre actos «humanos» y actos «del hombre» es clásica, y responde a una intuición de
la conciencia espontánea. En efecto, el hombre no siempre actúa de manera específicamente
humana, pues a veces emanan de nosotros ciertos actos que nos son comunes con los animales y los
vegetales. Nacer, vivir, digerir, asimilar, etc., son actos que en verdad realizamos, pero no son
«específicamente « humanos. No hay nunca acto humano concreto que sea pura y simplemente
libre. Y a la inversa, muy pocos actos del hombre son de hecho sólo actos del hombre, porque la
libertad penetra y colorea la mayor parte de nuestros comportamientos, incluso involuntarios. En
suma, la libertad es demasiado compleja para entrar en el marco de una distinción tan elemental. No
se la puede aislar en una pura transparencia de sí misma, y no resulta extraña a las oscuridades del
comportamiento instintivo; por ello, la libertad humana no puede asimilarse a la libertad de un ángel
o de un dios, ni tampoco reducirse a la espontaneidad de una planta o de un animal. A título
preliminar, podemos situar el problema de su estatuto diciendo que se trata positivamente, pero
también solamente, de una libertad humana. Sabemos, además, que el hombre está vinculado
incondicionalmente al deber de practicar el bien y evitar el mal. Pero no cualquier bien es un valor
ético para el hombre, sino aquel que perfecciona su íntegra naturaleza humana, considerada en la
totalidad de sus relaciones.
2) ¿Cuáles son los condicionantes de la denominada libertad “limitada”?
La libertad es ante todo «limitada» porque está motiva, a raíz que la legitiman razones para actuar.
En efecto, la voluntad humana no es nunca enteramente gratuita, arbitraria, espontánea, como un
puro «estallido». Es siempre una iniciativa legitimada por un motivo, es una opción que puede
invocar sus razones. En todos los niveles, la libertad no elige y decide en virtud de una iniciativa
absoluta, sino sobre el fondo de una receptividad fundamental. «Somos libres, sí, pero para ciertos
fines, a la vista de ciertos móviles, al servicio de ciertos valores, expresiones todas ellas en que se
traduce la relatividad, y por lo mismo la finitud (l imitación) de nuestras decisiones».
3) Analice la estructura de la acción humana y su correlación con la llamada “libertad de
acto”.
Se trata de distinguir diversos aspectos de una misma acción concreta, según nace en la interioridad
de la voluntad profunda y se expresa en la exterioridad. Se dan en el actuar moral cuando no se obra
precipitadamente o por la sola imaginación, sino con prudencia y madurez, si bien difícilmente son
percibidos en forma distinta, pues se trata de un análisis «estructural” más que “psicológico».

 La aprehensión intelectual del bien.


 La voluntad, por la que éste bien se apetece.
 La intención por la que se tiende a él.
 El consejo, por el que se consideran los medios para obtenerlo.
 El consentimiento, por el cual la voluntad aprueba estos medios.
 La elección, por la que se retiene el medio más apto.
 El imperio, por el que la razón ordena y manda que este medio se actúe.
 El uso, por el que la voluntad aplica a la obra las potencias ejecutoras (por ejemplo, los
miembros).
 El gozo, por el cual la voluntad se deleita en el bien conseguido.

Es necesario privilegiar la función combinada de la inteligencia y de la voluntad, por ser las dos
facultades espirituales que definen el acto humano en cuanto tal, sea cual fuere la importancia de la
sensibilidad y de la motricidad corporal. La libertad está así presente a lo largo de todo el proceso
como un polo de atracción de los actos que convergen hacia ella.

4) ¿Qué planteo concreto usted realizaría ante sus compañeros de estudio para justificar la
influencias de la ignorancia en la voluntad del acto?

La ignorancia hace que el acto sea «involuntario», o sea, de ninguna manera voluntario en cuanto tal
acto. Por ejemplo, si un hombre hace algo ignorando una circunstancia que estaba obligado a saber.
Como si dijera: «lo hice; pero si hubiera conocido esa circunstancia no lo habría hecho».

ACTIVIDAD 3: El valor en general


1) Referencie y desarrolle de manera pormenorizada la diferencia entre juicios de “ser” y
juicios de “valor”, y la proyección de la filosofía de los valores en su tendencia realista.
Juicios de «ser», por los cuales se refiere objetivamente a lo que las cosas son en sí mismas, y juicios
de «valor», por intermedio de los cuales afirma lo que las cosas son para él, apreciando y estimando lo
que «valen « para él. Las cosas “son” y “valen”, pero el valor. Todo ser es metafísicamente bueno, es
decir, apto para ser querido, para ser amado, en la medida en que es. Bien y amor son correlativos,
una inteligencia que, por imposible, no tuviera la noción del amor, tampoco tendría la noción del bien.
Filosofía de valores, valores objetivos e incondicionales pero que sólo son percibidos por cierta
intuición emotiva. Por varias causas esta filosofía aumentó su influencia en la actualidad.

2) ¿Qué entiende Ud. Por jerarquía de los valores?


La jerarquía de valores a aquella estructura en la que ubicamos las creencias y actitudes que
determinan nuestro comportamiento, asignándole a cada una de ellas una determinada importancia.
Los valores que conforman tal jerarquía no son estables a lo largo del tiempo, puesto que en función
de nuestra experiencia, cambios de opinión e influencias sociales valoramos de forma distinta una u
otra cosa a lo largo de nuestra vida. Los valores no se manifiestan simplemente «diversos», sino
«ordenados» entre sí: se da una jerarquía de valores.

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