República Dominicana: Sentencia Del 28 de Junio de 2019, Núm. 47
República Dominicana: Sentencia Del 28 de Junio de 2019, Núm. 47
República Dominicana: Sentencia Del 28 de Junio de 2019, Núm. 47
47
Sentencia impugnada: Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, del 11 de diciembre de
2018.
Materia: Penal.
República Dominicana
En nombre de la República, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, regularmente constituida por los
jueces Fran Euclides Soto Sánchez, en funciones de presidente; María G. Garabito Ramírez y Vanessa E. Acosta
Peralta, asistidos del secretario de estrados, en la Sala donde celebra sus audiencias, en la ciudad de Santo
Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, hoy 28 de junio de 2019, años 176° de la Independencia y 156° de la
Restauración, dicta en audiencia pública, como Corte de Casación, la siguiente sentencia:
Sobre el recurso de casación interpuesto por Francisco Alberto Durán Rosario, dominicano, mayor de edad,
titular de la cédula de identidad y electoral núm. 402-2691759-5, domiciliado y residente en la calle primera
número 15, la Piña, Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste, provincia Santo Domingo, imputado, contra la sentencia
núm. 501-2018-SSEN-00184, dictada por la Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito
Nacional el 11 de diciembre de 2018;
Oído al magistrado presidente dejar abierta la audiencia para el debate del recurso de casación y ordenar al
alguacil el llamado de las partes;
Oído al alguacil de turno en la lectura del rol;
Oído a la Lcda. Andrea Sánchez por sí y por la Lcda. Asia Altagracia Jiménez, ambas defensoras públicas, en la
formulación de sus conclusiones, en representación de Francisco Alberto Durán Rosario;
Oído el dictamen del Procurador General Adjunto al Procurador General de la República, Lcdo. Andrés M.
Chalas Velásquez;
Visto el escrito contentivo del memorial de casación suscrito por la Lcda. Asia Altagracia Jiménez Tejeda,
defensora pública, en representación del recurrente Francisco Alberto Durán Rosario, depositado en la secretaría
de la Corte a qua el 26 de diciembre de 2018, mediante el cual interpone dicho recurso;
Visto la resolución núm. 562-2019, dictada por esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia del 19 de
febrero de 2019, mediante la cual se declaró admisible el recurso de que se trata, y fijó audiencia para conocer del
mismo el 6 de mayo de 2019, a fin de debatirlo oralmente, fecha en la cual la Procuradora General Adjunta
Interina dictaminó, decidiendo la Sala diferir el pronunciamiento del fallo dentro del plazo de los treinta (30) días
dispuestos en el Código Procesal Penal, produciéndose dicha lectura el día indicado en el encabezado de esta
sentencia;
Visto la Ley núm. 25 de 1991, modificada por las Leyes núms. 156 de 1997 y 242 de 2011;
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia después de haber deliberado y, visto la Constitución de la
República; los Tratados Internacionales de Derechos Humanos de los cuales la República Dominicana es signataria;
las decisiones dictadas en materia constitucional y las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos; los artículos 70, 393, 396, 399, 400, 418, 419, 420, 423, 425, 426 y 427 del Código Procesal Penal,
modificado por la Ley núm. 10-15 del 10 de febrero de 2015; 295, 296, 302, 379 y 382 del Código Penal
Dominicano; 83 y 86 de la Ley 631-16, para el Control y Regularización de Armas, Municiones y otros Materiales
Relacionados ;
Considerando, que en la decisión impugnada y en los documentos que en ella se refieren, son hechos
constantes los siguientes:
a) que el Procurador Fiscal Adjunto del Distrito Nacional, Lcdo. Waner Alberto Robles de Jesús, en fecha 2 de
octubre de 2017 presentó acusación contra el señor Francisco Alberto Durán Rosario (a) Francis, imputándole
los tipos penales previstos en los artículos 295, 296, 297, 302, 379 y 382 del Código Penal Dominicano y los
artículos 83 y 86 de la Ley núm. 631-16 para el Control y Regulación de Armas, Municiones y Materiales
Relacionados, en perjuicio de los señores María del Carmen Revalderia Cordero y Carlos Carrera Amil (occisos);
b) que el Cuarto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, acogió totalmente la acusación formulada por el
Ministerio Público, por lo cual emitió auto de apertura a juicio contra el encartado mediante resolución núm.
060-2017-SPRE-00344, de fecha 27 de diciembre de 2017;
c) que apoderado para la celebración del juicio, el Cuarto Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Nacional, resolvió el asunto mediante sentencia núm. 941-2018-SSEN-00082, del
1 de mayo de 2018, cuyo fallo se encuentra en la sentencia impugnada;
d) que con motivo del recurso de apelación incoado por el imputado contra la referida decisión, intervino la
sentencia ahora impugnada núm. 501-2018-SSEN-00184, del 11 de diciembre de 2018, emitida por la Primera
Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, cuya parte dispositiva copiada
textualmente establece lo siguiente:
“PRIMERO: Rechaza el recurso de apelación interpuesto en fecha nueve (09) del mes de julio del año dos mil
dieciocho (2018), interpuesto por el imputado Francisco Alberto Durán Rosario, a través de su representante
legal, Lcda. Asia Altagracia Jiménez Tejeda, defensora pública, en contra de la Sentencia núm.
941-2018-SSEN-00082, de fecha primero (01) del mes de mayo del año dos mil dieciocho (2018), dictada por el
Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, cuyo dispositivo es el siguiente: ‘Primero: Declara al ciudadano
Francisco Alberto Durán Rosario, también conocido como Francis, de generales anotadas, culpable de violar las
disposiciones de los artículos 295, 296, 297, 302, 379 y 382 del Código Penal Dominicana; así como los artículos
83 y 86 de la Ley 631-16, para el Control y Regularización de Armas, Municiones y otros Materiales
Relacionados; en consecuencia se le condena a cumplir la pena de treinta (30) años de reclusión mayor,
rechazando las conclusiones de las partes contrarias a lo aquí decidido; Segundo; Declara el proceso exento del
pago de las costas penales, por haber sido el imputado Francisco Alberto Durán Rosario, también conocido
como Francis, asistido de una letrada de la Oficina Nacional de la Defensa Pública; Tercero: Ordena el decomiso
en favor de Estado Dominicano de la prueba material, consistente en un cuchillo de aproximadamente once (11)
pulgadas; Cuarto: En el aspecto civil, declara buena y válida en cuanto a la forma la constitución en actoria civil,
intentada por los señores Carlos Milton Carrera Haché, por sí y en representación de sus hermanas, las señoras
Pura Juliana Carrera Haché, Silvia María Carrera Revaldería y María Soledad Carrera Haché, a través de sus
abogados apoderados, el Dr. Roberto de Jesús Espinal y el Lcdo. Juan José Emilio Guzmán, por haber sido hecha
la misma en tiempo hábil y conforme a la ley. En cuanto al fondo de la referida constitución en actoria civil, se
condena al imputado Francisco Alberto Durán Rosario, también conocido como Francis, al pago de la suma de
dos millones de pesos dominicanos (RD$2, 000, 000.00), en favor y provecho de cada uno de los actores civiles a
título de indemnización, por los daños morales y materiales de que han sido objeto por el accionar del
imputado. Igualmente, se condena al imputado Francisco Alberto Durán Rosario, también conocido como
Francis, al pago de las costas civiles del proceso, ordenando su distracción en favor y provecho de los abogados
concluyentes el Dr. Roberto de Jesús Espinal y el Lcdo. Juan José Emilio Guzmán, quienes afirman haberlas
avanzado en su totalidad; Quinto: Ordena la notificación de esta decisión al Juez de Ejecución de la Pena
correspondiente, a los fines de ley pertinentes; Sexto; Fija la lectura íntegra de esta decisión para el día que
contaremos a veintidós (22) del mes de mayo del año dos mil dieciocho (2018), a las nueve horas de la mañana
(09:00 a.m.), valiendo citación para las partes presentes y representadas, ‘ ‘(sic); SEGUNDO: Confirma en todas
sus partes la sentencia recurrida, por ser justa y fundamentada en derecho, tal y como se ha establecido en el
cuerpo motivado de la presente decisión; TERCERO: Exime al imputado Francisco Alberto Durán Rosario, del
pago de las costas generadas en grado de apelación, por los motivos antes expuestos; CUARTO: Ordena a la
secretaria de esta Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, realizar las
notificaciones correspondientes a las partes, quienes quedaron citadas mediante el auto de prórroga núm.
108-2018, de fecha seis (06) del mes de diciembre del presente año, se indica que la presente sentencia está
lista para su entrega a las partes comparecientes”;
Considerando, que el recurrente en la exposición de su recurso, presenta un único medio para fundamentar el
mismo, expresado en síntesis lo siguiente:
“Único Motivo: Inobservancia o errónea aplicación de disposiciones de orden legal, constitucional o contenido
en los pactos internacionales en materia de Derechos Humanos”;
Considerando, que el desarrollo del medio de casación propuesto por el recurrente, alega en síntesis, lo
siguiente:
“Resulta honorable Suprema Corte, que la corte a qua hace una errónea valoración y análisis del recurso de
apelación Interpuesto por nosotros en favor de nuestro asistido, decimos que la corte a qua no hizo una buena
valoración del recurso, por lo siguiente: La Corte de Apelación en el análisis que hace sobre la valoración de los
elementos de prueba presentados en el proceso y de manera específica en el recurso, interpreta que la vulneración
a la ley que existe en el caso no está presente. Sin embrago, la corte de apelación no verificó al momento de valorar
nuestro primer medio que existe una violación al derecho a la defensa, ya que fue producido y valorado por el
tribunal unas declaraciones dadas por el imputado ante un canal de televisión, declaraciones que se hicieron
violentando el proceso penal, ya que no se le advirtieron sus derechos, no estuvo presente un abogado, y el mismo
se auto incriminó. En el momento en que presentó el video en el cual el imputado emite unas declaraciones y
admite los hechos, considero que la declaración del imputado deriva, en forma inmediata, del principio de defensa
o contradicción: la manifestación del imputado, sobre los hechos punibles que se le atribuyen, se traduce en un acto
destinado a garantizarle su derecho a ser oído en defensa, frente a la acusación que existe en su contra. Este
derecho a declarar sobre los cargos, pretende escuchar al acusado en el ejercicio de su defensa material. El nuevo
sistema procesal penal, al facultar al imputado para que rinda una declaración, pretende asegurarle un espacio
para que, si lo desea, se manifieste sobre la acusación existente en su contra. No siendo un medio de comunicación
el espacio idóneo para realizar dichas declaraciones, ya que en ese lugar no se encontraba en un tribunal, ante el
ministerio público y en la presencia de su abogado y tampoco se le hizo la advertencia de las consecuencias de esas
declaraciones. Siendo esta prueba violatoria de los artículos 13, 14, 102, 103 y 104 del CPP y 69.3 de nuestra
constitución. La culpa, y no la inocencia, deben ser demostradas; y es la prueba de la culpa, y no la de la inocencia
que se presume desde un principio, la que forma el objeto del juicio. La presunción de inocencia no es sólo una
garantía de libertad y de verdad, sino también de seguridad o defensa social, al implicar una función simbólica,
ofertada por el estado de derecho, que otorga una confianza de los ciudadanos en la Justicia, como un medio de
defensa frente al arbitrio punitivo. El imputado no está obligado a probar que es inocente, sino que es el sujeto
acusador, a quien le incumbe la carga de la prueba de los elementos constitutivos del delito y la culpabilidad del
responsable; así, el acusado no puede ser obligado a confesar en su contra, por lo que las legislaciones afectan de
nulidades todas aquellas confesiones obtenidas por medios ilícitos. Hasta la existencia de la sentencia ejecutoriada
de condena, se afirmará que la presunción ha desaparecido, y que tenemos a un culpable, al que se podrá privar de
sus derechos, en los términos de la decisión jurisdiccional. Que la corte a qua continúa diciendo que en el proceso
no se le vulneró al imputado el debido proceso al momento de realizar la valoración de las pruebas, sin embargo, la
corte no verificó que el tribunal de primer grado tomó la decisión de imponer a nuestro asistido la pena de treinta
años de reclusión mayor, sin realizar una verdadera valoración de las pruebas presentadas en el proceso. Decimos
que no existió una verdadera valoración de las pruebas porque existen en este proceso como elementos de pruebas
a cargo fueron presentadas 07 pruebas testimoniales, que entendemos que no son suficientes para sustentar una
sentencia condenatoria. Además. Estos testigos realizaron ante el tribunal unas declaraciones insuficientes, que al
momento del tribunal valorar debió de no darle ningún valor probatorio, ya que estas pruebas testimoniales solo
son pruebas referenciales, ya que ninguno de ellos estuvieron en el lugar de los hechos al momento de la ocurrencia
de los mismos. Otros elementos de pruebas presentados son 04 actas de inspección de la escena del crimen, las
cuales no son pruebas vinculantes sino certificantes de una acción realizada en la investigación. También fue
presentada acta de entrega voluntaria de objetos en el cual se entregó un llavero, en la cual solo se establece que
la señora Grecia Paulino Valerio, le entregó unas llaves a la policía, la cual no es una prueba vinculante ya que no
existe ninguna otra prueba que demuestre que ciertamente esas llaves abrían las puertas de la casa de los hoy
occisos. Se presentaron 02 actas de levantamiento de cadáveres y 02 autopsias las cuales solo son pruebas
certificantes y no vinculantes, por lo que no revisten ningún valor probatorio. Que presentan como elementos de
pruebas también una experticia de video en el cual nuestro asistido hace unas declaraciones ante la prensa,
experticia que junto al video en sí de las declaraciones son violatorias del derecho a la defensa y el principio de no
autoincriminación. Es por esto que estos elementos de pruebas no podían ser valorados por el tribunal. 02 actas de
reconocimiento de objetos, en el primero se hace un reconocimiento de vehículo por parte del testigo Wilkin
Espinosa, la cual no tiene valor probatorio porque en el plenario este testigo no pudo establecer las características
del vehículo por lo que se crea dudas si realmente fue ese el vehículo reconocido por este. La segunda acta en la
cual la señora Grecia Paulino hizo un reconocimiento de un cuchillo, no debió de ser valorado por el tribunal porque
esta acta no fue autenticada por el testigo idóneo, ya que esta testigo durante su deposición no estableció nada
sobre ningún cuchillo, lo que crea la duda si ciertamente ella hizo este reconocimiento. 02 certificaciones, una del
canal 11 sobre el video de las declaraciones del imputado y la certificación de propiedad del vehículo de los occisos,
las cuales no son pruebas vinculas sino certificantes por lo que no representan valor probatorio para nuestro
asistido. Certificado de análisis forense, en el cual se analizaron las huellas latentes obtenidas supuestamente en el
lugar de los hechos y en el vehículo, las cuales según el analista coinciden con las de nuestro asistido y nos
preguntamos cómo obtuvieron las huellas de nuestro asistido para compararlas, lo cual no lo establece la
experticia lo cual le resta credibilidad a la misma y por lo tanto no puede darle este tribunal ningún valor
probatorio. Además de que no puede el ministerio público demostrar más allá de cualquier duda razonable la fecha
en la cual esas huellas supuestamente llegaron allí, esto porque si ese ciudadano trabajaba en ese condominio
pudo tener acceso a esas áreas y al vehículo por solicitud de los hoy occisos. Además de que existen otras huellas
desconocidas que no fueron identificadas, lo cual crea una duda que deba de beneficiar al imputado. Por otro lado
en cuanto a las pruebas obtenidas en el vehículo, nos preguntamos qué pasó con el cabello encontrado en el
asiento del chofer, que no existe un análisis del mismo, para demostrar quién utilizó ese vehículo por última vez.
Porque dependiendo de quién fuera ese cabello podía ser una prueba exculpatoria de nuestro asistido. Más cuando
las huellas de nuestro asistido fueron encontradas del lado afuera del mismo, no se encontró dentro, esto es en el
asiento, en el guía, si supuestamente él se llevó el vehículo y lo condujo. En el lugar de los hechos se encontraron
huellas de pisadas del número 06 y del número 07, no fueron verificadas las huellas de nuestro asistido, para ver si
coincidían, pero al existir dos huellas de personas diferentes y que ninguna coincida con las de nuestro asistido
ubica a dos personas diferentes a este en el lugar de los hechos, lo que crea una duda de quién cometió los hechos,
cuando nadie ha podido ubicar a nuestro asistido en el lugar de los hechos el día de la ocurrencia de los mismos.
Por otro lado los dos occisos eran más altos que nuestro asistido y según el cuadro fático ambos murieron en la
sala, sin embargo los cuerpos de estos fueron encontrados en el baño, y no existen marcas de arrastre, como pudo
nuestro asistido una persona pequeña, poder llevar cargados 02 cadáveres hasta el baño él solo. Además sin que se
ensuciara su ropa. No fue encontrada ropa ensangrentada y en el vehículo no se encontró sangre, ya que las
marcas rojizas no fueron analizadas. Una persona que infiera tantas puñaladas debió de verse cortado, dice la
señora Grecia que le vio una venda en un dedo a nuestro asistido, no recuerda que dedo ni que mano y el ministerio
público tampoco presenta un certificado médico que demuestre que nuestro asistido tuviera alguna una cortada en
las manos. Finalmente, fue presentada la prueba material consistente en un cuchillo, la cual no se puede vincular
con nuestro asistido y tampoco se puede saber si con este cuchillo se le dio muerte a los hoy occisos, ya que no se le
hizo experticia para determinar la presencia de sangre en el mismo y tampoco existe una experticia de
comparación de huellas en el que se pudiera establecer quién es la persona que utilizó ese cuchillo, por estas
razones el tribunal no debió de darle ningún valor probatorio al mismo. Ya que todas estas pruebas crean dudas y
las dudas deben de beneficiar al imputado. El juicio oral no es algo desordenado, tiene sus reglas, principios y
normas denominadas Debido Proceso, con miras a garantizar un juicio “justo e imparcial”. Es obvio pues que el juez
durante un proceso penal ordinario, resulta solamente un árbitro del proceso, que se rige por el principio de justicia
rogada, dado que falla sobre la base de lo que piden las partes y logran establecer mediante pruebas fehacientes.
En otras palabras, él no busca, ni tiene ni debe buscar las pruebas, solo las partes en el proceso pueden hacerlo, a
menos que de manera excepcional y de forma expresa así el legislador lo disponga, que no es el caso de la especie.
Lo cual no ocurre en el presente proceso, ya que aún con unas pruebas a todas luces insuficientes, el tribunal de
primer grado condena a nuestro asistido extrayendo de las pruebas a cargo, aquellas partes que pudieran
sustentar una condena en contra de nuestro asistido, y la corte de apelación la cual esta llamaba a verificar si
ciertamente la sentencia recurrida cumple con el voto de la ley, confirma la sentencia recurrida perpetuando con su
decisión la violación al debido proceso cometida por el tribunal de primer grado”;
Considerando, que el recurrente, plantea como único motivo, sentencia manifiestamente infundada, de manea
concreta se reclama en primer orden que la Corte a qua al momento de examinar el primer motivo de apelación
sobre la violación al derecho de defensa, en razón de que fue producido y valorado por el tribunal de primer grado
unas declaraciones dadas por el imputado ante un canal de televisión, declaraciones estas que violentan el debido
proceso penal, ya que no se le advirtió sobre sus derechos y mucho menos estuvo asistido de un abogado para
tales fines;
Considerando, que del análisis de la sentencia impugnada, así como la glosa procesal, se advierte, que el
tribunal a quo estableció lo siguiente:
“3) De manera específica el recurrente alega en su primer medio que el tribunal de primer grado valoró unas
declaraciones dadas por el imputado ante un canal de televisión, violentando de esta forma el proceso penal, pues
no le fueron advertido sus derechos, no estuvo presente su abogado y el mismo se auto incriminó, y el nuevo
sistema procesal penal, al facultar al imputado para que rinda una declaración, pretende asegurarle un espacio
para que, si lo desea, se manifieste sobre la acusación existente en su contra. 4) En esa tesitura, esta alzada
entiende oportuno verificar lo dicho por el tribunal a quo, respecto de la prueba a la cual hace referencia el
impugnante en su primer medio, consistente en el “Informe Técnico Pericial de Video, de fecha treinta (30) del
mes de junio del año dos mil diecisiete (2017), expedido por la Dirección Central de Investigación Dirección adjunta
de Investigación, Policía Científica Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, en
donde se analiza la veracidad de las mismas y todo lo que aconteció durante su entrega a las autoridades,
conjuntamente con el CD del audiovisual”, prueba que de acuerdo al acta de audiencia de fecha 27/04/2018, la
defensa del imputado, realizó formal oposición a su reproducción, pedimento que el tribunal a quo rechazó bajo el
argumento de que: “no procede la exclusión del documento porque ciertamente para producir un interrogatorio
es necesario que el imputado esté asistido de un abogado siempre como una garantía fundamental para el mismo,
pero aquí y según refiere la doctora no se trató de un interrogatorio, sino de unas declaraciones que él da de su
propia boca en un medio de comunicación, entonces la formalidad del abogado ahí no es necesaria, por vía de
consecuencia el tribunal recibe la prueba y le dará su justo valor, (ver acta de audiencia de fecha 27/04/2018),
criterio con el que esta alzada está en consonancia”;
Considerando, que contrario a lo expuesto por el recurrente, la Corte a qua dio respuesta apegada al derecho
respecto del punto cuestionado, toda vez que el imputado se presentó motu proprio al canal televisivo con la
finalidad de ponerse a la disposición de las autoridades por el hecho investigado, y tal como planteó el a quo al
momento del justiciable presentarse al canal de televisión no se le realizó ningún interrogatorio, sino que, se
presentó por su propia voluntad a manifestar su participación en los hechos, describiendo con detalles la forma en
que se dio muerte a los esposos, sin ser coaccionado o amenazado por los periodistas y personas allí presentes; no
obstante, del cotejo de la glosa procesal se advierte que esta no fue la única prueba valorada por primer grado
para retenerle responsabilidad penal al imputado, ya que fueron analizados y valorados los siguientes medios de
pruebas: testimonios de los señores, Joel Antonio Mañón Pimentel, Wilkin Espinosa Valenzuela, Grecia Paulino
Valerio, Alejandro Soñé Sénior, Luis Mercedes Hidalgo, Gabriel Zapata Palen, y certificado de análisis forense de
fecha 1 del mes de julio del 2017, registro de huellas dactilares, por lo que se procede a rechazar el primer aspecto
examinado dentro del único motivo de casación presentado;
Considerando, que en segundo orden argumenta el recurrente, que la Corte a qua no verificó que el tribunal de
primer grado tomó la decisión de imponer la pena de treinta años sin realizar una verdadera valoración de las
pruebas presentadas en el proceso, toda vez que en la especie existen siete pruebas testimoniales, las cuales no
son suficientes para sustentar una sentencia condenatoria, por ser pruebas referenciales, porque ninguno de los
testigos estuvieron en el lugar de los hechos al momento de la ocurrencia de los mismos; que en cuanto a las
cuatro actas de inspección de la escena del crimen, estas no son vinculante sino certificantes; así mismo dos actas
de reconocimiento de objetos, donde el testigo Wilkin Epinosa, no pudo establecer en el plenario las
características del vehículo, creando dudas si realmente fue ese el vehículo reconocido por este, y la segunda acta
donde la testigo Grecia Paulino hizo un reconocimiento de un cuchillo, sin embargo, en la audiencia nunca hizo
referencia al supuesto cuchillo; que por otro lado, en cuanto al certificado del análisis forense, en el cual se
analizaron las huellas obtenidas en el lugar de los hechos, las cuales fueron compatibles con las del imputado, la
misma no establece como se obtuvieron esas huellas; que por todos esos motivos no podía el tribunal
sentenciador darle valor probatorio a dichas pruebas, situación esta que a decir del recurrente no fue verificada
por el tribunal a quo;
Considerando, que del estudio de la sentencia emitida por la Corte a qua, se indica que frente a lo denunciado,
el tribunal se pronunció de la siguiente manera:
“8) En su segundo medio alega el recurrente, que el tribunal tomó la decisión de imponer al imputado la pena
de treinta años de reclusión mayor, sin realizar una verdadera valoración de pruebas presentadas en el proceso;
que no existió una verdadera valoración de las pruebas, porque en el proceso como elementos de pruebas a cargo
fueron presentadas 07 pruebas testimoniales, que a su entender no fueron suficientes para sustentar una
sentencia condenatoria, además estos testigos realizaron ante el tribunal unas declaraciones insuficientes. 9) En
ese tenor es preciso remitirnos a la valoración realizada por el a quo en su sentencia, resultando oportuno indicar
que la norma procesal penal regula la legalidad y la forma en la que deben de ser incorporados los testigos, su
utilidad, idoneidad y pertinencia, cumplidos estos requisitos los elementos probatorios pueden ser efectivamente
valorados por el a quo, y en la especie, hemos observado, que el tribunal valoró los testimonios de los señores: a)
Joel Antonio Mañón Pimentel, y respecto del cual estableció: ‘que el tribunal le da credibilidad a este testigo, en el
sentido de que el mismo establece la circunstancia en la que el hoy imputado se presenta a su casa con la finalidad
de sustraerse del proceso, pues le invita a un lugar para conseguirle empleo, lo que se colige, que su intención era
simplemente fugarse, tras haber cometido los mismos; b) Wilkin Espinosa Valenzuela: manifestando que “Con este
testimonio ha quedado demostrado la sustracción de la cosa por parte del imputado, es decir, el vehículo Hyundai,
modelo Accent, blanco, que era propiedad de la hoy occisa, la señora María del Carmen Revaldería, según la
Certificación, emitida por la Dirección General de Impuestos Internos, de fecha siete (07) del mes de julio del año
dos mil diecisiete (2017); c) Grecia Paulino Valerio, “Con el testimonio de esta testigo ha quedado demostrado que
el imputado llevó la llave del residencial a la casa de la misma, y la dejó en su posesión. Además, la misma pudo
presenciar que el imputado estaba herido en uno de sus dedos, no especificando en cual, pero el mismo, solo le
comentó que se había herido en su trabajo; d) Alejandro Soñé Sénior “Con la declaración de este señor, se puede
demostrar que el imputado era empleado del residencial, pues el mismo testigo refiere que fue quien le contrató y
el tiempo que tenía desempeñando sus funciones en el referido residencial. Además, específica cuales eran las
tareas propias de su oficio”; e) Luis Mercedes Hidalgo Germán: “Mediante este testigo ha quedado comprobado
ante el plenario la entrega voluntaria del objeto encontrado en la casa de la señora Grecia, dígase las llaves que
eran propiedad del apartamento donde residían las víctimas: f) Gabriel Zapata Palen: Con este testimonio se pone
de manifiesto que las huellas dactilares encontradas en la escena del crimen pertenecen al hoy imputado Francisco
Alberto Durán Rosario, también conocido como Francis, lo cual se puede apreciar según el certificado de análisis
forense marcado con el No. 29S3-20I7 de fecha uno (01) del mes de julio del año dos mil diecisiete (2017), emitido
por la Subdirección Central de Policía Científica, sección Dactiloscopia, análisis solicitado: dactiloscópico,
investigado: Francisco Durán Rosario; Descripción de la (s) evidencia (s): Varias huellas latentes reveladas y
levantadas por los técnicos de esta subdirección P.N., en los siguientes escenarios: Escenario.- Por el Raso
Alexander Martínez Santos, en fecha 27-06-2011, a) de una puerta de madera puerta principal, b) de una ventana
corrediza de cristal, c) de una table marca Iphone, d) de un gavetero de la habitación principal que fueron tocados
por personas aun sin identificar penetraron a la residencia donde resultaron muertos los propietarios Sra. María
del Carmen Revalderla Cordero y el Sr. Carlos Carrera Amil, por herida de arma blanca, ubicada en la calle Rosa
Duarte No. 02, Residencia El Escorial apto. I”, sector Gazcue, D.N.; Escenario 2.- Por el Sargento George Yolera
Pérez, en fecha 27-06-2017. a) del cristal de la puerta derecha delantera, b) de la puerta delantera lateral derecha,
c) de la puerta delantera izquierda, d) del baúl de que fueron tocados por personas aun sin identificar dejaron
abandonado en la calle 3 Barrio Juana Saltitopa de los Alcarrizo Sto. Dgo. Oeste, el vehículo marca Hyundai accent
color blanco, placa A591853, propiedad de los hoy occisos Sra. María del Carmen Revalderla Cordero y el Sr. Carlos
Carrera Amil, los cuales resultaron muertos por herida de arma blanca en su residencia, ubicada en la calle Rosa
Duarte No. 02 Residencia El Escorial, apto. 1”, sector Gazcue, D.N.; cuyos resultados son los siguientes: “De
acuerdo con el análisis dactiloscópico realizado a las huellas latentes reveladas e indicadas como evidencias,
utilizando las técnicas macro y micro comparativas específicas para estos fines, pudimos, determinar los siguientes
resultados: Escenario I: Que las huellas latentes colectadas de un table marca iphone evidencia (c) y de un
gavetero de la habitación principal evidencia (d) coinciden con las impresiones dactilares tomadas al investigado
Francisco Durán Rosario (a) Francis, quien figura más arriba como investigado; Escenario 2: Que las huellas latentes
colectadas de la puerta delantera lateral izquierda evidencia (c) y del baúl evidencia (d) (vehículo) coinciden con las
impresiones dactilares tomada al nombrado Francisco Durán Rosario (a) Francis. quien figura más arriba como
investigado “ (sic); g) Gregorio Brioso de la Rosa: Con dicho testimonio, el tribunal quedó edificado y quedó
demostrado ante el mismo, las evidencias pertinentes a la posesión del imputado luego de haber cometido los
hechos que le son endilgados. Asimismo, dichas evidencias constatan que fue éste quien sustrajo dicho automóvil,
h) Adán Durán Genao: “Con este testimonio ha quedado demostrado, que la entrega del video de parte de la
planta televisora Telesistema Canal II, el imputado se hace responsable de la comisión de los hechos que le fueron
endilgados, a la vez de que se asume una participación única, donde no se asistió de ninguna otra persona para la
realización de los mismos. Declaraciones estas que fueron ofrecidas de manera libre y voluntaria por parte del
imputado. Que el a quo al valorar de forma conjunta estos testimonios estableció lo siguiente; “El tribunal le da
total credibilidad a los testimonios de los señores Joel Antonio Manon, Wilkin Espinosa Valenzuela, Grecia Paulino
Valerio, Alejandro Soñé, Luis Mercedes Hidalgo, Gabriel Zapata Palen, Gregorio Brioso de la Rosa y Adán Durán
Genao. Al ser los mismos coherentes entre sí, y sin contradicciones, corroborándose sus declaraciones unas con
otras, quedando establecido en el plenario la responsabilidad penal del hoy imputado Francisco Alberto Durán
Rosario, también conocido como Francis, que fue la persona que con su actuar realizó los hechos esgrimidos en la
acusación en los términos acogidos por el Tribunal, quien luego de asesinar vilmente a las víctimas, con una arma
que portaba de manera ilegal tipo cuchillo, siendo un empleado de confianza del residencial donde vivían, sustrajo
algunos bienes de la misma; declaraciones que además se corroboran con las pruebas documentales y científicas
incorporadas al proceso, sobre todo, con el contenido del acta de inspección de la escena del crimen, los informes
de autopsias judicial, la comunicación emitida por la planta televisora Telesistema Canal y las actas de
reconocimiento de objetos; así como la ocupación del vehículo de propiedad de la occisa por parte del imputado,
quien lo sustrajo luego de haber dado muerte a las hoy víctimas. 11) Que esta Corte tras el análisis de los
razonamientos dispuestos en la sentencia apelada, ha observado que los jueces de primer grado realizaron una
correcta valoración a las pruebas aportadas, conforme lo establecido en la norma procesal penal vigente, en su
artículo 172, en el sentido de que aplicaron las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de
experiencia, explicando las razones por las cuales otorgaron determinado valor a cada elemento probatorio,
salvaguardando las garantías procesales y constitucionales de las partes envueltas en el presente proceso, siendo
la decisión hoy recurrida el resultado de un adecuado análisis a las pruebas aportadas, lo que les permitió construir
la decisión en apego a los principios que lo rigen y a tono a los designios establecidos en la norma. 12) Que a
propósito de lo anterior resulta oportuno destacar lo establecido por nuestro más alto tribunal de justicia respecto
a la valoración probatoria, a saber: “... la valoración de los elementos probatorios no es una arbitraria o caprichosa
actividad sometida al libre arbitrio del juzgador, sino que se trata de una tarea que se realiza mediante una
discrecionalidad racional jurídicamente vinculada a las pruebas que hayan sido sometidas al proceso en forma
legítima y que se hayan presentado regularmente en el juicio oral, mediante razonamientos lógicos y objetivos”;
cuestión que se aprecia en la especie, en virtud a la correcta apreciación de los medios de pruebas objetivos,
legalmente aceptados y legítimamente obtenidos, que sirvieron de base para determinar la responsabilidad penal
del imputado, por lo que el primer y segundo motivo y los aspectos que lo comprenden se rechazan por los
mismos carecer de fundamento y no configurarse en la decisión; (…)”;
Considerando, que de lo anteriormente transcrito se colige, que la Corte obró correctamente al considerar que
la presunción de inocencia que asistía al imputado había quedado destruida, toda vez que los indicios apreciados
por los juzgadores de fondo y confirmados por el tribunal de segundo grado reúnen los requisitos exigidos para su
validez, en razón de que son múltiples y concordantes y se encuentran plenamente acreditados, existiendo una
coherencia entre las pruebas valoradas y el fallo, y el razonamiento ofrecido está revestido de congruencia y
logicidad; cabe significar que el hecho de que la valoración que hizo el tribunal de juicio a cada uno de los medios
de prueba, no fueron en beneficio del imputado, esto no significa que los jueces no hayan valorado correctamente
los mismos, situación que escapa del control casacional, siempre y cuando no se produzca una desnaturalización;
lo que no ha ocurrido en la especie, motivo por el cual procede desestimar el vicio examinado;
Considerando, los vicios denunciados no se encuentran presentes en la sentencia recurrida, la Corte a qua falló
conforme derecho, evidenciándose que dicha decisión se encuentra debidamente fundamentada, actuando
conforme a lo establecido en los artículos 24, 172 y 333 del Código Procesal Penal, dando motivos suficientes y
pertinentes para fundamentar su decisión, por lo que la sentencia objetada, según se observa en su contenido
general, no trae consigo los vicios alegados por el recurrente, ni en hecho ni en derecho, pudiendo advertirse que
la ley fue debidamente aplicada por la Corte a qua; por lo que procede rechazar el recurso de casación
interpuesto, de conformidad con las disposiciones del artículo 427.1 del Código Procesal Penal, modificado por la
Ley núm. 10-15 del 10 de febrero de 2015;
Considerando, que los razonamientos externados por la Corte a qua, se corresponden con los lineamientos que
rigen el correcto pensar, y satisfacen las exigencias de motivación, toda vez que en la especie, el tribunal de
apelación desarrolla sistemáticamente su decisión; expone de forma concreta y precisa cómo ha valorado la
sentencia apelada, y su fallo se encuentra legitimado en una fundamentación ajustada a las normas adjetivas,
procesales y constitucionales vigentes, y aplicables al caso en cuestión; de tal manera, que esta Sala de la Corte de
Casación no percibe vulneración alguna en perjuicio del recurrente, por lo que procede rechazar el recurso de que
se trata;
Considerando, que el artículo 427 del Código Procesal Penal dispone lo relativo a la potestad que tiene la
Suprema Corte de Justicia al decidir los recursos sometidos a su consideración, pudiendo tanto rechazar como
declarar con lugar dichos recursos;
Considerando, que el artículo 246 del Código Procesal Penal dispone: “Toda decisión que pone fin a la
persecución penal, la archive, o resuelva alguna cuestión incidental, se pronuncia sobre las costas procesales. Las
costas son impuestas a la parte vencida, salvo que el tribunal halle razón suficiente para eximirlas total o
parcialmente”; que en el presente caso, exime al imputado recurrente por estar asistido de un miembro de la
Defensa Pública;
Considerando, que los artículos 437 y 438 del Código Procesal Penal, modificados por la Ley núm. 10-15, y la
resolución marcada con el núm. 296-2005 del 6 de abril de 2005, contentiva del Reglamento del Juez de la
Ejecución de la Pena para el Código Procesal Penal emitida por esta Suprema Corte de Justicia, mandan a que copia
de la presente decisión debe ser remitida, por la secretaría de esta alzada, al Juez de la Ejecución de la Pena del
Departamento Judicial correspondiente, para los fines de ley.
Por tales motivos, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia,
FALLA:
Primero: Rechaza el recurso de casación interpuesto por Francisco Alberto Durán Rosario, contra la sentencia
núm. 501-2018-SSEN-00184, dictada por la Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito
Nacional el 11 de diciembre de 2018; en consecuencia, confirma dicha decisión;
Segundo: Exime al imputado del pago de las costas por los motivos expuestos;
Tercero: Ordena a la secretaría notificar la presente decisión a las partes y al Juez de la Ejecución de la Pena del
Distrito Nacional, para los fines de lugar.
Firmado: Fran Euclides Soto Sánchez, María G. Garabito Ramírez y Vanessa E. Acosta Peralta. César José García
Lucas, Secretario General.
La presente sentencia ha sido dada y firmada por los señores Jueces que figuran en su encabezamiento, en la
audiencia pública del día, mes y año en él expresados, y fue firmada, leída y publicada por mí, Secretario General,
que certifico.
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