Tarea de Psicopatologia
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EVANGÉLICA
SUSTENTANTE: JESSICA DE LA ROSA DE LOS S.
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MATRICULA: 2023-3200339
La salud mental es una parte esencial del bienestar general, influenciada por
una variedad de factores que pueden llevar al desarrollo de diferentes
trastornos. Entre estos, el estrés y sus manifestaciones más severas, como el
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), el Trastorno Obsesivo-Compulsivo
(TOC) y los Trastornos Disociativos, ocupan un lugar destacado. Cada uno de
estos trastornos afecta de manera única a quienes los padecen, interfiriendo en
su capacidad para llevar una vida plena y satisfactoria. En este análisis,
exploraremos las características, causas y tratamientos de estos trastornos,
subrayando la importancia de una atención adecuada y oportuna.
El Estrés
¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
¿Tras leer un artículo de B. Don Franks publicado en una revista científica bajo
el título What is stress? (Franks, 1994), llama la atención que después de más
de medio siglo de profusa utilización del término «estrés» aún siga siendo
necesario delimitar el significado de dicho término en revistas especializadas. Y
es que posiblemente no exista otro término en psicología sobre el que haya
más ambigüedad y abuso. Es utilizado frecuentemente por psicólogos,
médicos, psiquiatras, sociólogos... y por la gente en general, tanto en las
conversaciones cotidianas como en la radio y la televisión. Hace más de veinte
años, Hans Selye, sin duda una de las personas que más ha contribuido al
conocimiento del estrés, advertía de este problema cuando decía que:
Hoy día todo el mundo parece hablar del estrés. Usted puede oírlo no sólo en
las conversaciones diarias, sino también a través de la televisión, la radio, los
diarios, y el elevado número de conferencias, centros de estrés y cursos
universitarios dedicados a este tópico. Todavía muy poca gente define el
concepto con el mismo sentido o se preocupa de intentar una clara definición.
La palabra estrés, como éxito, fracaso o felicidad, significa cosas distintas para
diferentes personas. ¿Es el estrés esfuerzo, fatiga, dolor, miedo, necesidad de
concentración, humillación por censura, pérdida de sangre, o incluso un suceso
inesperado que requiere una completa reestructuración de la propia vida? El
hombre de negocios piensa de él como si se tratara de una frustración o
tensión emocional, el controlador aéreo como un problema de concentración, el
bioquímico y el endocrinólogo como un fenómeno puramente químico, el atleta
como una tensión muscular (Selye, 1983, p. 2). El estrés es la respuesta física
y emocional del cuerpo a situaciones que percibe como amenazantes o
desafiantes. Puede ser causado por factores externos, como problemas
laborales o personales, y factores internos, como pensamientos negativos o
preocupaciones. Aunque un nivel moderado de estrés puede ser beneficioso y
motivador, el estrés crónico puede tener efectos negativos en la salud,
incluyendo problemas cardiovasculares, trastornos del sueño y afecciones
mentales.
Se ha indicado que el término estrés ya fue empleado a partir del siglo xiv para
referirse a experiencias negativas, tales como adversidades, dificultades,
sufrimiento, aflicción, etcétera, Sin embargo, en el siglo xvii, por influencia del
prestigioso biólogo y físico R. Hooke, el concepto de estrés se asocia a
fenómenos físicos como presión, fuerza, distorsión (strain), etc. Hooke lo aplicó
a estructuras fabricadas por el ser humano (por ejemplo, puentes) que tienen
que aguantar el efecto de fuerzas diversas. A partir de este autor, los físicos e
ingenieros empezaron a emplear tres conceptos relacionados basados en las
características físicas de los cuerpos sólidos, denominados carga (load),
distorsión (strain) y estrés (stress) (Cox, 1978; Feuerstein, Labbé y
Kuczmierczyk, 1986; Hinkle, 1974; Lazarus, 1993a).
Sin duda alguna, Hans Selye es la persona que ha popularizado el término
«estrés», y es también quien puede considerarse como fundador de esta área
de investigación aplicada a las ciencias de la salud (véase Sandín, 1984, para
una amplia exposición sobre la teoría de este autor). La teoría del estrés
Capítulo 1 El estrés 5 formulada por Selye, tanto en las primeras versiones
(Selye, 1954, 1960) como en otras más recientes (Selye, 1983), entiende el
estrés como una respuesta no específica del organismo. Este autor ha definido
el estrés como «el estado que se manifiesta por un síndrome específico,
consistente en todos los cambios inespecíficos inducidos dentro de un sistema
biológico. Así, el estrés tiene su forma y composición características, pero
ninguna causa particular» (1960, p. 65).
Por otra parte, subraya que la respuesta de estrés está constituida por un
mecanismo tripartito que denomina síndrome general de adaptación (SGA). El
SGA es la consideración de la respuesta de estrés mantenida en el tiempo.
Cuando ésta persiste se produce un síndrome estereotipado, caracterizado
primariamente por hiperplasia suprarrenal, atrofia en el timo y ganglios
linfáticos, y signos de úlcera de estómago, junto con otros cambios orgánicos
que se producen paralelamente. El desarrollo completo del síndrome incluye
las tres etapas siguientes (véase la Figura 1.2):
1. Reacción de alarma. Reacción del organismo cuando es expuesto
repentinamente a diversos estímulos a los que no está adaptado. Se sugiere el
término «reacción de alarma» para la respuesta inicial del organismo porque el
síndrome probablemente representa una llamada general a las fuerzas
defensivas del organismo. Esta etapa tiene dos fases, choque y contrachoque.
La fase de choque constituye la reacción inicial e inmediata al agente nocivo.
Son síntomas típicos de esta fase la taquicardia, la pérdida del tono muscular y
la disminución de la temperatura y la presión sanguínea. La descarga de
adrenalina, corticotrofina (ACTH) y corticoides son reacciones primarias de
defensa que empiezan durante esta fase, pero que se hacen más evidentes en
la siguiente fase. La fase de contrachoque es una reacción de rebote
(defensa contra el choque) caracterizada por la movilización de una fase
defensiva, durante la cual se produce agrandamiento de la corteza suprarrenal
con signos de hiperactividad (incremento de corticoides), involución rápida del
sistema timo-linfático y, en general, signos opuestos a los de la fase de
choque, es decir, hipertensión, hiperglucemia, diuresis, hipertermia, etc.
Muchas de las enfermedades asociadas a estrés agudo corresponden a estas
dos fases de la reacción de alarma.
2. Etapa de resistencia. Ningún organismo puede mantenerse
constantemente en un estado de alarma. Si el agente es incompatible con la
vida y se mantiene, el animal muere durante la reacción de alarma en pocas
horas o días. Si el animal puede sobrevivir, la fase inicial de alarma es
necesariamente seguida por la «fase de resistencia». En esta etapa se
produce adaptación del organismo al estresor junto con la consecuente mejora
y desaparición de los síntomas. Se caracteriza por una resistencia aumentada
al agente nocivo particular y por una menor resistencia a otros estímulos. Así
pues, se obtiene la impresión de que se adquiere la adaptación a un agente a
costa de la menor resistencia a otros agentes. La mayoría de los cambios
morfológicos y bioquímicos presentes durante la reacción de alarma
desaparecen durante este período y en algunos casos se invierten. Por
ejemplo, mientras que en la reacción de alarma se observan, en general,
fenómenos catabólicos, durante la fase de resistencia se evidencian signos de
anabolismo.
3. Etapa de agotamiento. Si el organismo continúa expuesto al estresor
prolongadamente pierde la adaptación adquirida en la fase anterior entrando
en la tercera fase o de agotamiento. El agotamiento llega si el estresor es
suficientemente severo y prolongado. Reaparecen los síntomas característicos
de la reacción de alarma y puede significar la muerte del organismo.
Los síntomas del TEPT pueden variar en severidad y se dividen en las siguientes
cuatro categorías.
Síntomas de obsesión
Al igual que las obsesiones, las compulsiones suelen tener temas, como los
siguientes:
Lavar y limpiar.
Comprobación constante.
Contar.
Ordenar.
Cumplir con una rutina estricta.
Exigir tranquilidad.
La gravedad varía
Trastorno Disociativo
El Trastorno Disociativo se refiere a condiciones que implican una desconexión
o interrupción en la memoria, conciencia, identidad o percepción. Estas
condiciones pueden ser una respuesta a un trauma severo o estrés. Los
trastornos disociativos incluyen el Trastorno de Identidad Disociativo
(anteriormente conocido como Trastorno de Personalidad Múltiple), la Amnesia
Disociativa y el Trastorno de Despersonalización/Derealización. Los síntomas
pueden variar desde olvidos y pérdida de tiempo hasta cambios en la identidad
y la percepción de la realidad. El tratamiento generalmente incluye terapia
psicodinámica, cognitivo-conductual y en algunos casos medicación.
Conclusión