LA NOVIA DEL MUERTO Cuento

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LA NOVIA DEL MUERTO

JUANA MANUELA GORRITI

PARTE 1

La ciudad de Tucumán es hermosa.


Las casas son blancas.

Hay muchos campos con árboles de naranjas.


Los caminos son como avenidas con muchas flores.

Durante el día hay mucha luz y el cielo es azul.


Por las noches en el cielo se ven muchas estrellas.
También la gente toca música y canta en los patios de las casas.
Por eso se escucha música y canciones en toda la ciudad.

En Tucumán se declaró nuestra independencia.


Y comenzamos a llamarnos libres.

Pero en la ciudad de Tucumán también pasaron cosas muy feas.


Hubo guerra.
Los hombres estaban siempre peleando.
Había 2 grupos que se peleaban.
Por un lado estaban los federales con sus tropas.
El caudillo malo era Facundo Quiroga.
Por otro lado estaba el ejército de los unitarios.

El gobernador de la provincia de Tucumán


era el General Alvarado un hombre bueno y valiente.
preparó al ejército para la guerra.

PARTE 2
La primavera es muy hermosa en la ciudad de Tucumán.
Hay mucha luz, el cielo es muy azul y las plantas tienen muchas flores
Los cantos de los pájaros se mezclan con las trompetas del ejército.

Cuando terminaba el mes de octubre


estaba todo tranquilo, los soldados del ejército descansaban.
Las familias tucumanas hacían fiestas para entretener a los soldados.
PARTE 3
El 3 de noviembre al atardecer
2 hermosas muchachas estaban apoyadas
en la ventana de una casa de Tucumán.
estas miraban a los soldados
que pasaban por la calle.

Una de las muchachas le dijo a la otra:


—Aquí viene Ravelo.
Es muy lindo,tiene ojos negros y una barba re larga.
El joven que venía a caballo por la calle se llamaba Horacio Ravelo.
Y era un jinete muy bueno.
Vestía uniforme militar y tenía distintivo de comandante.
Horacio Ravelo era un oficial del ejército unitario.
Era muy valiente.

Todas las jóvenes de Tucumán estaban enamoradas


de Horacio y querían ser sus novias.
Horacio Ravelo saludaba a todas las jóvenes
con gracia.
Iba a todos los paseos y fiestas.
Pero Horacio Ravelo no tenía novia.
Cuando iba a los bailes Horacio se quedaba un rato
y de repente se iba.

Después de las últimas casas de la ciudad de Tucumán


había una hermosa quinta que se llamaba El Ceibal.
En ella había una casa blanca, con cerco de moras
y delante de la casa había un jardín con limoneros.
Detrás de la casa había un campo con árboles.

En la quinta El Ceibal vivía el montonero* Avendaño.


El montonero Avendaño salía de la casa todas las noches.
Se reunía con otros montoneros en el campo.
Estos vigilaban los caminos y no dejaban pasar a personas
que podían llevar mensajes al ejército nacional.

Un atardecer una anciana (tía de la joven) y una joven paseaban tomadas del brazo
por el jardín de la quinta El Ceibal.
La anciana juntaba hierbas aromáticas
La joven era muy hermosa y se llamaba Vital.
Vital tenía trenzas negras y estaba vestida de blanco.
Vital era la hija del montonero Avendaño.

Vital y la tía iban hablando.


La tía decía:
—Vital, tenés un brillo especial en los ojos.
Estás muy contenta.
Me parece que estás enamorada.
Vital contestó:
—No tía. No estoy enamorada.
Estoy contenta porque es primavera.

Además estoy pensando en un personaje


como por ejemplo un héroe de una novela.
Mi héroe de novela es un joven hermoso y valiente.
Todos los hombres lo admiran.
Todas las mujeres están enamoradas de él.
Mi héroe de novela está enamorado de una joven.
Pero no pueden amarse porque
la familia de él y la familia de ella están peleadas.
Pero mi héroe de novela y su amada se encuentran de noche
entre los árboles del campo.

La tía dijo:
—Sebastián, que trabaja en la quinta, me contó
que de noche ve a una pareja en el campo.
Él va vestido de militar y ella va vestida de blanco.
Pero debe ser un invento.
Porque tu padre nunca vio a esa pareja cuando sale de noche.

Vital preguntó:
—¿Por qué mi padre sale de noche?
La tía contestó:
—Tu padre sale de noche porque es un federal.
De día no hace nada pero de noche sale
para molestar y vigilar al ejército enemigo.
Y le cuenta todo al General Quiroga.

Mañana a las 6 de la mañana vamos a ir a misa


a la iglesia de Santo Domingo.
Y no le cuentes a tu padre que yo te dije
que sale de noche para ayudar a los federales.
Vital se encerró en su cuarto.
Estaba muy preocupada.
Su amado era Horacio Ravelo era unitario.
Y el padre de Vital era federal.
Vital y Horacio Ravelo se amaban
y por las noches se encontraban entre los árboles del campo.
Vital no sabía qué hacer.
Si Vital le contaba a Horacio lo que le había dicho su tía
traicionaba a su padre.
Y si Vital no le contaba nada
Horacio Ravelo podría morir

Vital rezó de rodillas delante de una imagen de la Virgen.


Al rato se levantó y se acercó a la ventana.
Vital miró afuera, a los árboles del campo.
En ese momento vio a un hombre que bajaba de su caballo.
El hombre era Horacio Ravelo.
Vital agarró el manto blanco de la Virgen
y se cubrió.
La reja de la ventana tenía un barrote flojo lo saco y salio afuera.

PARTE 4
La mañana del 4 de noviembre era hermosa.
Los pájaros cantaban. Las campanas de las iglesias sonaban.
En el campamento del ejército unitario
los clarines sonaron para despertar a los soldados.
Las puertas de la iglesia de Santo Domingo se abrieron.
Muchas mujeres tucumanas entraron a la iglesia.
Usaban mantillas blancas o negras sobre sus cabellos y tenian vestidos.

Unas muchachas sentadas en los bancos de la iglesia


Hablaban del baile de la noche anterior.
Una muchacha dijo en voz baja:
—Horacio Ravelo estuvo en el baile durante una hora y se fue.
Otra muchacha le contestó:
—Acabo de encontrarme con Ravelo esta mañana
cuando venía para la misa.
Otra muchacha preguntó:
—¿Quién es esa joven que se levantó del banco
y se fue detrás de esa columna?
No la conozco. Anoche no estuvo en el baile.
La muchacha que había hablado antes le contestó:
—No viene a los bailes porque es la hija de un federal.
La joven que se había levantado era Vital.
Horacio Ravelo la esperaba detrás de la columna.
Horacio Ravelo tomó la mano de Vital y le preguntó:
—¿Me amas?
Vital contestó:
—¡Te amo más que a mi alma!
Horacio y Vital se arrodillaron juntos.
Cuando el sacerdote se dio vuelta y dio la bendición
Así Horacio y Vital se casaron.

De pronto se oyó un ruido confuso y también se oyeron gritos.


Un montón de gente entró a la iglesia a los empujones gritando:
- ¡Vienen los federales!
Vital se arrojó a los brazos de Horacio que ya era su esposo.
Horacio besó la frente de Vital que ya era su esposa y le dijo:
—¡Hasta la noche!

La mañana del 4 de noviembre


el ejército nacional y el ejército federal
se encontraron en La Ciudadela.

El ejército nacional se formó para pelear y esperó al enemigo.


La batalla de La Ciudadela duró 2 horas y media.
Muchos soldados murieron.
Murieron más soldados unitarios que federales.
Los soldados de Facundo Quiroga arrastraron a los heridos
hasta la plaza principal de la ciudad.

Uno de los heridos que iba a ser fusilado en la plaza principal


llamó a un sacerdote que había ido para ayudar.
El herido habló en voz baja con el sacerdote
y le dio algo pequeño.
El sacerdote le dio la bendición.
Entonces sonó una descarga de fusiles.
Todo terminó.
Los heridos quedaron todos muertos.
Facundo Quiroga ordenó dejar los cadáveres
en la plaza a la vista de todos.
Esa noche las madres, las hermanas y las esposas
de los soldados unitarios se encerraron en sus casas.
Pasaron una noche terrible porque no sabían
quiénes habían muerto y quiénes se habían salvado.

PARTE 5
En la quinta de Avendaño festejaban la victoria
Vital rezaba por su esposo Horacio Ravelo.
Esperaba encontrarse con el esa misma noche.
Vital se encerró en su cuarto y apagó la luz, estaba muy cansada.
Por momentos, creía escuchar que alguien venía.
De repente Vital no dudó más.
Era verdad que alguien se acercaba.
La sombra de una persona que había en la ventana
tapaba las estrellas.
Vital dijo:
—¡Horacio!
Entonces unos labios ardientes la besaron.
Unos brazos fuertes le dieron un abrazo.
Después se hizo silencio.

Vital se despertó cuando sintió una fresca brisa sobre su frente.


Ya era de día.se acordaba de todo lo que había pasado a la noche.
Se acordaba de haber estado en los brazos de Horacio, su esposo.
¿Había sido verdad o lo había soñado?
Vital se miró la mano y gritó.
En un dedo tenía un anillo que le había regalado a Horacio.
Vital no había soñado, Horacio Ravelo había venido.
Vital había dormido con su esposo.

PARTE 6
Entonces su tía entró al cuarto de Vital.
—Vamos, querida mía. Tu padre te deja hacer una obra de bien.
Quiroga permite que las madres y esposas
entierren a los soldados muertos.
Vamos a ayudar a cumplir ese deber tan horrible.

Vital salió con su tía dando gracias a Dios


porque su esposo se había salvado.
Estaba convencida de que era así.
Vital y su tía fueron también aunque no esperaban encontrar
seres queridos entre los cadáveres.
Vital y su tía iban solamente para ayudar.
Llegaron a la plaza y empezaron a caminar cuando vio
en el suelo a su esposo Horacio Ravelo
entre los otros soldados muertos.

Desde ese día Vital se volvió una persona rara.


iba de un lado a otro como un fantasma.
Vital no hablaba con nadie.
Por las noches decía con ternura ¡Horacio!

30 años después de la batalla de La Ciudadela


todavía la gente ve a Vital caminando por el campo
en las noches de verano.
Vital camina a la luz de la luna bajo los naranjos perfumados.
Vital hace coronas con las flores de azahar*.
Vital se pone las coronas de flores de azahar en la cabeza.
Vital todavía tiene el pelo negro peinado en 2 trenzas.
Puede ser que Vital esté loca.
También puede ser que Vital viva feliz
creyendo que Horacio Ravelo está vivo.

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