Noción de La Prueba-1
Noción de La Prueba-1
Noción de La Prueba-1
define como "todo 10 que sirve para darnos certeza acerca de la ver-
dad de una proposición"; en LESSONA lS, para quien es prueba "todo
medio que puede alcanzar el doble fin de hacer conocido del juez un
hecho"; en LAURENTE y DEL GIÚDICE, el primero de los cuales la de-
fine como "el medio mismo que las partes emplean para demostrar el
hecho discutido", y el segundo como el medio que el legislador reputa
apto para confirmar la verdad de los hechos 14; en PLANIOL y RIPERT l{;,
quienes advierten que "se entiende también con ella los elementos de
convicción considerados en sí mismos"; en FRAMARINO 16, quien dice
que en crítica criminal se da el nombre genérico de pruebas, a "todos
los medios por los cuales la verdad puede llegar al espíritu"; en
RQCCO 17, quien le da eomo tercera aeepdón la de "los medios utili-
zados por las partes para ejecutar (attuare) el control de la 'verdad y
existenda de los hechos (medios de prueba); en GU.A.SP 18, para qnien
la prueba es "el acto o serie de actos procesales por los que se trata de
convencer al juez de la existencia o inexistencia de los datos lógicos
que han de tenerse en euenta en el fallo"; en DE LA PLAZA 19, quien
la considera por un aspecto como "el instrumento mismo"; en FE-
!(ECH 20, quien dice que se utiliza la palabra prueba para designar" un
medio de prueba" j en RoSENBERO 21, para quien una de las acepciones
es la de "el medio de prueba", como el testimonio j en ALSI:><A 22, quien
indiea como una de sus acepciones la de "designar los distintos medios
o elcmenws de juicio ofrecidos por las partes o recogidos por el juez
en el curso de la instrucción" j en SUR A MELERO 23, para quien la prue-
ba no es la convicción del juez, sino el "medio para formarla"; en
13 LESSO~A.; Teor'a general de la PNeba cn derecho civil, Madrid, Edit.
Retls, 192B, t. 1, núm. 7, pág. 7.
14 Citas de LESSONA.: Teor!a genera/, de la prueba en derecho civil, Madrid,
Edit. Reus, 192!l, pág. 5.
15 Pr,ANIOL y RIPERT: Tratlldo te6rico,pl'áctiro de deredw civil, La Habana,
Edit. Cultural, t. VII, pág. 7019.
16 FRAMAIllNO: Lógica de las p-rllebas en materia criminal, Bogotá, Edit. Te'
mis, 1964, t. 1, pág. 94.
17 R<lCCO: Trattato di di>'itto processuale GÍvile, Torino, Utet, 1957, t. II,
pág. 181.
18 GUA.8P; Derecho procesa/, civil, Ma.drid, Instituto de Estudios Políticos,
1962, pág. 333.
1& DE LA PLAZA: Derecha procesa! ewil, Ma.drid, Edit. Rev. de dere>lho pri·
vado, 1954, t. 1, pág. 4012.
20 FENECJI: Derecho procesal pe1W'll, Barcelona, Edit. Lo.bor, 1960, t. 1, pá.
gina 574.
21 RoSE~BERG: Tratado dc derecho procesal civil, Burnos Aires, Edit. Ejea.,
1955, t. lI, pág. 200.
22 ALSlNA: Tratado de derecho procesal civil, Buenos Aires, Edit. Ediar,
1942, t. rr, p!i.g. 171.
23 SILVA MELntQ: La prueba proccsal, Madrid, Edit. Re\'. de derecho pri·
vado, 1963, t. 1, pág. 32.
TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA .JUDICIAL 23
verdad de 108 hechos; SILVA MELER03~, luego de advertir que son mu_
chos 108 significados del término prueba, dice que • 'procesalmente equi-
vale a justificar, manifestar, demostrar o bacer patente un hecho, corro-
borar, confirmar, verificar, aclarar, establecer, averiguar o cerciorarse"
de tal hecho, y por tanto significa "buscar la cert.eza en el proceso,
para convencer de ella al juez, que es el fin de la prueba procesal";
DE LA PLAZA. 36 enseña que el término se usa no sólo para designar el
instrumento, sino para denominar el resultado que se obtiene merced
a su empleo, y que en este último sentido se habla de apreciar las prue-
bas; ARAGONFSES, siguiendo a CmOVENDA 31, dice que" probar significa
crear el convencimiento del juez sobre la existencia o la no existencia
de hechos de importancia en el proceso; FENECH 38 incluye entre los
vados significados el de "resultado de la práctica de un mcdio de
prueba"; KISC:s: 311 dice que, en sentido pasivo, probar cs "el resultado
de la actividad probatoria, es decir, el hecbo de la convicción del juez
(de que está convencido) "; RoSENBERO -lO incluyc entre los significados
de la palabra prueha "el resultado de la prueba"; SENTÍS MELENOO 41
afirma que "la prueba es verificación de afirmaciones", que no es solo
averiguar, sino corroborar o verificar 42; ALSINA -IS la define, en su
acepción lógica, como "demostrar la verdad de una proposición", en
su significado corriente como "una operación mental de comparación",
y judicialmente, como "confrontaeión dc la verdad d~ eada parte con
los medios producidos para abonarla"; ALZATE NOREÑA 44 habla de "un
tercer sentido dc la palabra prueba y es el estado del espíritu, el fenó-
meno sicológico que se produce en el juez o en las partes con los ele-
mentos de convicción expresados, los cuales le dan la eerteza acerca de
35 SILVA MELERO: La prueba procesal, Madrid, Edit. Rev. de derecho pri-
vado, 1963, t. r, pág. 31.
36 DE LA PLAZA: Derecho procesal civi!, Madrid, Edit. Rcv. dc derecllo pri·
vado, 1954, pág. 442.
37 A&AGONESf.S: Técniro procesal, Madrid, Edit. Aguilar, 1958, pág. 493;
CHIOVENDA: 1713titucWnes de derecho proccsal civil, Madrid, Edit. !tev. de derecho
privado, 1954, t. III, páJ!. 205.
38 F},.'Xf.clI: Derecho procesal pcrw.l, Ba.rcelona., Edit. Labor, ]960, t. 1,
pá.g. 514.
39 RISCH: Elementos de derecho procesal cWil, Madrid, Edit. Nev. de dereeho
privado, 1940, pág. 191.
40 RoSF.l'IBERG: Tratado de derecho procesal civil, Buenos Airl's, Edit. Ejea,
1955, t. Ir, pág. 200.
41 S¡';N'I'fS MELEXDO: E;'j proccso civil, Bucnos Air~g, Edit. Ejea, 1951,
pág. 158.
42 SENTís MELE)/DO: El proceso civil, Buenos Aires, Edit. Ejea, 1957, pá..
ginas 173, 115 Y 177.
43 ALSINA: Tratado de dcrecM procesal civil, Buenos Aires, Edit. Ediar,
Hl42, t. n, pág. 111.
H A¡,zATE NORFSA: Prnebas jlldicialc.~, Bogotá Librería Siglo XX, 1944,
pág. 13.
TEORIA (]ENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL 25
78 LESSONA: Teo-rta general de la prucba en. dl!TceM ci1!il, Madrid, Edit. R€us,
1928, t. T, núm. 2, pág. 3.
79 CHlOVENDA: Prin¡;ipws d8 derellhQ prQGe8al, :Madrid, Edit. R€us, H141,
t. lI, núm. 59, pág. 282; MICHELI: La carga dc la, pru8ba, BuenQs Aires, Edit. Ejea,
1951, núm. 16, pflg. 112.
BO CARNELUT'I'I: La pffleba civil, Buenos Aires, Edic. ArlLyú, 1955, pág. 43.
81 La prueba civil, Apéndice, XVII, págs. 221-228.
82 CARNELUT'I'I: Lezwni di dinteo PTooos,malc civile, PadQVIL, CEDAM, 1930,
t. TI, pág. 386.
S3 C¡\RN~;LUTTI: SidcflUl de dI!T8cM prQc8sal civil, Buenos Aires, Uthea, 1044,
t. T, pág. 614.
32 HERNANDO DEVIS ECHANDIA
8' CARNELUTTI: Te0ri6 generale del dintto, Roma, Foro Itn1., 1951, pá.g. 439;
IstituzioM, t. T, pá.g. 155.
8~ CARNELUTTI: Letio-M di Iliritto process-uale cillile, Pl\dova, CEDAM, 1930,
t. T, pá.gs. 204 y sigs.
86 DEVlS ECHANDb.: Tratado, ed. cit., t. I, núm. 74.
81 RICOl: Tratoifo ife los p1vebos, Madrid, Edit. La Espo.il.a Moderna, 8.1.,
t. I, pág. 11.
8S FLOltIAN: Delle p10ve V_Ji, Milano, Lstituto Editmiale Ci.I!alpino, 1961,
número 2.
TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL 33
que prolonga los efectos de aquél 96, puede afirmarse que existe un dere-
cho subjetivo de probar, en el proceso, los hecbos de los cuales se intenta
deducir la pretensión formulada o la excepción propuesta.
Basta recordar la importancia extraordinaria que la prueba tiene
no sólo en el proceso, sino en el campo general del derecho (cfr., nú-
meros 1-3), para comprender que se trata de un indispensable comple-
mento de los derechos materiales consagrados en la ley y del derecho
de dcfensa. En cuanto al demandado se refiere, es claro que sin el de-
recho de probar no existiría audiencia bilateral, ni contradictorio efec-
tivo, ni se cumpliría la exigencia constitucional de oírlo y vencerlo
para condenarlo; en relación al demandante, es igualmente indudable
que sin el derecho de probar resultaría nugatorio el ejercicio de la
acción e ilusorio el derecho material lesionado, discutido o insatisfecho.
Su naturaleza de derecho subjetivo es clara, porque la obligación
que genera depende de un acto de voluntad: la petición del interesado;
en cambio, cuando en el proceso inquisitivo, civil o penal, el juez está
obligado a practicar oficiosamente la prueba, su obligación emana de
la ley directamente y no existe entonces un derecho subjetivo de las
partes a esas pruebas; pero existirá siempre el derecho a que se practi-
quen las que ellas soliciten.
Podría pensarse que el derecho de probar es un aspecto del derecho
material que se pretende hacer valer en el proceso o simple ejercicio de
tal derecho. Más para desechar tal concepto basta recordar que el de-
mandante temerario, cuya pretensión carece de respaldo en derecho y en
los hechos o sólo en el primero, lo mismo que el demandado que con
o sin razón se oponc a la demanda pero que no reconviene y no vre-
tende ejercitar ningún derecho material, sino defender su libertad jurí-
dica o económica frente a la pretensión del demandante, tienen igual
derecho a probar los hechos relacionados con el litigio y de los cuales
consideran que se deduce su pretensión o su excepción, como el deman-
dante que efectivamcnte es titular del derecho material reclamado.
/, Cuál es la naturaleza del derecho de probar? Aun cuando la no-
ción de ,prueba trasciende el campo del proceso y forma parte de la
teoría general del derecho, creemos que no puede hablarse del derecho
de probar sino desde un punto de vista exclusivamente procesal. Exis-
ten pruebas exigidas por las leyes materiales, civiles y comerciales,
para la existencia o validez de ciertos actos y contratos, como en
varias ocasiones hemos visto; mas entonces la prueba es inseparable
del acto o contrato y no cabe hablar de un derecho a aquélla, sino,
más técnicamente, de un derecho a ejecutar tal acto o contrato. Se
trata, pues, de un derecho subjetivo procesal, como el derecho de re-
Boceo 100 reconoce que "de las normas procesales que regulan el
instituto de la prueba se deducen, sin duda, dereMos subjetivos y obli-
gaciones de las partes", y habla del "derecho de la parte sobre el
material instructorio, reconocido por todos los autores, en el cual la
voluntad de la parte es decisiva en relación a la actuación de la obli-
gación del juez de tramitar la prueba". El juez no es libre de rechazar
la petición de prueba; su volUDtad está sometida a la de la parte, puesto
que tiene obligación de dar curso a la prueba pedida, siempre que la
forma procesal admita la posibilidad de su práctica.
GUASP 101 dice en el mismo sentido: "Las partes tienen, evidente-
mente, un derecbo a probar: por su condición jurídica de partes se les
atribuye la facultad o serie de facultades correspondientes."
PLANIOL y RIPERT 102 opinan lo mismo: "En principio, el litigante
tiene siempre el derecho de probar lo que alegue en su favor: sea un
becho puro o simple o UD acto jurídico"; más adelante observa que
a veces la ley probíbe toda prueba, cuando la revelación del hecho
constituiría un escándalo demasiado perjndicial a la moral pública,
y entonces se presenta "una supresión excepcional del derecho de
probar."lOS
LUIS ALZATE NOREÑA 104 babla de derecho de aducir la prueba
y de derecho a la contraprueba; pero en realidad es el mismo derecho
que corresponde a todas las partes, y el mismo autor lo reconocc en
otro lugar 105, al decir que "cuando se habla de la prueba hay que
entender que ella envuelve la contraprueba".
Otros autores se refieren a "poder ", en lugar de "derecho". Así,
MICHELI 108 dice: "A ambas partes se les concede el poder de formu-
lar determinadas afirmaciones y de acompañarlas de prueba cuando
sean negadas." Pero creemos que se trata de un verdadero derecho
subjetivo, porque la obligación del juez de practicar las pruebas pedi_
das por la parte es generada por ese acto de voluntad; a diferencia de
lo que ocurre en el proceso inquisitivo, civil o penal, cuando el juez
practica pruebas oficiosamente, pues entonces tiene el deber, más que
la facultad o poder de ejercitar su actividad para esclarecer los he-
100 Roceo: n'attato dl diritto procu.rrwlc oivi/e, Torillo, Utet, 1957, t. II,
página 181.
101 GUASP: Derecho procesal civil, Madrid, Instituto de Estudios Politieos,'
1962, pá.g. 115.
102 PLAlUOL y RIPEf;:T: Tratado te6T1:CQ·pr&:tico de derecho civil, La Habana.,
Edit. Cultural, t. VIT, pág. 754.
103 PI...ANIOL Y RIPEf;:T: Tratado te6rioo-práctioo de derecho civil, La Ha.bana.,
Edit. Cultural, t. VII, pág. 756.
lO", AJ.,zATE NOWA: Pruebas juili.,wlcs, Bogotá, Libreria Siglo xx, 194.4.,
página 15. • "-l.
105 ALZ.!.'l'l: NOREÑ<\.: PTtiebM judit,iales, Bogotá., Librería. Siglo xx, 1944,
r.~g. 86. ·'·-'~l
106 ],{ICHELI: La carga de lo. prueba, Buenos Aires, Edit, EJea, 1961, nú-
mero] 6, pág. 115.
TEOBIA QENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL 39
cbos lO7, sin que las .partes tengan un derecho subjetivo sohre ese ma-
terial instructorio. Sin embargo, aun en el proceso inquisitivo existe
el derecho subjetivo de las partes de pedir las pruebas conducentes
a establecer otros hechos o modalidades de los reconstruidos oficiosa-
mente por el juez.
FENECH 108 utiliza ambos términos: "No se puede negar que existe
un derecho o un poder de las partes a probar aquellos hechos que han
alegado"; por esta razón su concepto resulta incierto.
CARNELUTTI 109 considera que las pruebas son hechos jurídicos
procesales y que cuando se trata de "un acto realizado por el sujeto
con el fin de producir dicho efecto (jurídico), no cabe sin incoherencia
desconocer su carácter de negocio jurídico" procesal; observa que se
trata de un efecto jurídico producido por una declaración de volun-
tad. Más adelante trae un párrafo con el título Obligación ckl jlteZ
y derecho de le parte en materia de prueba 110, en el cual trata sobre
la "obligación de no poncr en la sentencia hechos discutidos que no
hayan sido fijados mediante alguno de los procesos rcqueridos por la
ley", y plantea, sin resolverlo, el interrogante de si sujeto de tal
obligación es el Estado o el juez (nos parece que es el juez, puesto
que se trata de regular su actividad, limitándola mediante el principio
de la congruencia, entendido aquí en un sentido amplio, no sólo con
relación a los hechos afirmados en la demanda, sino a los que resulten
probados). Igualmente pregunta "si a esta obligación genérica del
juez corresponde un derecho de la parte"; y observa que la respuesta
depende de si para la obligación susodicha es decisiva o indiferente
la voluntad de la propia parte", pues s610 si esa voluntad es decisiva
para la obediencia del juez a tal obligación, existirá un derecho de
la parte. Luego concluye negando que exista tal derecho.
Estamos de acuerdo con CARNEI,UTTI en que la obligación del juez
de fundar su decisión sólo en los hechos probados legalmente, no
corresponde a un derecho de las partes, porque creemos que se trata
de una obligación ex wge, emanada en forma directa y exclusiva de
la ley, no de la voluntad de las partes, conforme sucede con la obli-
gación del demandado a someterse al juicio 111 o con la de proveer
para el mismo juez. En este sentido es evidente que no existe un
derecho de las partes a la fijación del m/lterial instructorio, como
tampoco existe el derecho a que el juez se declare convencido con la
prueba que se aduce o practica, como vimos antes.
107 SENTÍS MELEHOO: El proccso civil, Buenos A;rcs, Edit. Ejea, 1957, pá-
gina 159.
108 FENECH: DereCM procesal penal, Barcelona, Edit. Labor, 1960, t. J,
página 588.
109 CAR~ELUTTI: La prueba civii, Buenos Aires, Edic. Arayú, 1955, pági.
nas 31·33.
110 CARNELUTTI: Ob. eit., págs. 44·49.
111 DEVIS ECBA~D.!A: Tratado, ed. eit., t. l, núm. 110, letra E.
40 HERMANDO DEVIS ECHANDIA
112 nF.nl-i E,'HA/o,iA; Trat(lr/o, {"d. cit., t. l{f, n(Ím~. 4m(--±10." .voc;onrs /}HI!.-
rale~ de dcrtrho proc('8('1 6";1, en. (·il., nÚm~. 102-10-±.