5 La Producción de La Prueba

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CURSO “EL JUICIO ORAL CONFORME A LA LEY 1173”

LA PRUEBA Y SU PRODUCCIÓN EN JUICIO ORAL


1. La prueba en materia penal. Concepto de prueba

La prueba es la que confirma o desvirtúa una hipótesis, una teoría, una


afirmación o un hecho.

Esta noción general, trasladada al proceso penal, permite conceptualizar a la


prueba (Cafferata Nores) como todo lo que pueda servir para el
descubrimiento de la verdad acerca de los hechos que en aquél son
investigados y respecto de los cuales se pretende actuar la ley sustantiva1.

La prueba se manifiesta, así como todo material útil al juicio histórico, al


procedimiento de indagación histórica que dota de contenido y fundamento
a la actividad que se lleva a cabo en el proceso penal.

Se habla de prueba para hacer referencia a los elementos que sirven para
hacer patente una hipótesis, teoría, una afirmación o un hecho, es decir, a los
datos de la realidad, idóneos para tal fin, a los antecedentes necesarios para
lograr dicho cometido.

Gossel señala como significado de prueba, que se puede entender “el suceso
en el cual son constatadas circunstancias fácticas conforme a la verdad, en cuanto
esto sea posible al tribunal en vista de la limitada capacidad del conocimiento
humana – la llamada verdad objetiva – relativa”2.

De la misma manera se involucra la palabra “prueba” para referir a alguna


situación que permite inferir la existencia de una circunstancia relevante
para el proceso penal, o sea, a lo que comúnmente se llama “indicio”, o para
indicar el soporte material de un medio de comprobación determinado.

Por último, se emplea el término “prueba” para nombrar el resultado


producido por la aportación de elementos de juicio con respecto a la
confirmación o negación de una determinada hipótesis acerca de los hechos3.

1 Cafferata Nores, José “La prueba en el proceso penal” Pág. 3 y 4


2 Gossel, Karl “Sobre valoración probatoria, apreciación de la prueba y reglas de prueba” en de Figuereido Días y otros “El
penalista liberal” Pág. 96 y 97
3 Ferrar Beltrán, Jordi “Prueba y verdad en el derecho”, Pág. 30

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Los significados del término “prueba” delineados, en modo alguno agotan la


totalidad de sentidos que pueden identificarse de tal expresión. Se trata de
las acepciones más características de la voz, que brindan sustento suficiente
a la afirmación relativa al vicio de ambigüedad inherente al giro “prueba”.

2. Función de la prueba

La función de la prueba es servir como medio idóneo para la reconstrucción


conceptual y acreditación de un hecho acaecido en el pasado y que dota de
contenido a la hipótesis acusatoria.

Carnelutti, aseverar que las pruebas, son las que define como los objetos
mediante los cuales el juez, la jueza o tribunal obtiene las experiencias que le
sirven para juzgar, pueden compararse con llaves, mediante las cuales él
trata de abrir las puertas de lo desconocido, de lo cual, como cualquier otro
hombre, se encuentra rodeado, para saber lo que no sabe: ¿qué es lo que ha
ocurrido?4.

Es que el proceso penal, al igual que los restantes procesos judiciales, son
“maquinas retrospectivas que se dirigen a establecer si algo ha ocurrido y quién
lo realiza”5, las partes formulan hipótesis o una teoría, y el juez, la jueza o
tribunal acoge la que estima acreditada en función del conocimiento que ha
adquirido a través de las pruebas introducidas por aquellas al ámbito de
conocimiento de la causa.

Desde este punto de vista, la actividad del juez, la jueza o tribunal referido,
la prueba se vincula, de alguna manera, con la del historiador, aunque este,
a diferencia de aquél, escoge el tema sobre el cual investigará y no está
limitado más que por cuestiones materiales. El juez, la jueza o tribunal, en
cambio, debe decir sobre un tema que le viene impuesto por las partes, pues
las hipótesis o teoría de caso no son elaboradas por él siguiendo algún interés
propio o gusto particular, sino que son formuladas por las partes que le
acercan el conflicto que deberá resolver6.

Por lo demás, el juzgador para arribar a una conclusión acertada sobre la


acreditación de un hecho histórico, no solo debe enfrentar los límites
4 Carnelutti, Francisco “Lecciones sobre el proceso penal” Pág. 290
5 Cordero, Franco “Procedimiento Penal” Tomo II Pág. 7
6 Guzmán, Nicolás “La verdad en el proceso penal” Pág. 110

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materiales propios de toda investigación, sino también respetar un conjunto


de disposiciones constitucionales y legales que se fundan en barreras
insalvables en la actividad judicial dirigida a la percepción de la verdad.

Ferrajoli sostiene que para que el juicio no sea solo explicativo, sino que se
base en el control empírico es preciso que las hipótesis o teoría de caso
acusado “sean concretamente sometidas a verificación y expuestas a refutación,
de forma que resulten convalidadas sólo si resultan apoyadas por pruebas y
contrapruebas (…) de ahí se deriva un modelo teórico y normativo del proceso
penal como proceso de cognición o de comprobación, donde la determinación del
hecho configurado por la ley como delito tiene el carácter de un procedimiento
probatorio de tipo inductivo, que excluye las valoraciones en lo más posible y
admite sólo, o predominantemente, aserciones o negaciones – de hecho o de derecho
– de las que sean predicables la verdad o la falsedad procesal (…). La
jurisdiccionalidad (…) es, al menos, aspira a ser – ius dicere y no ius dare: es
decir, es una actividad normativa que se distingue de cualquier otra – no solo de
la actividad negocial – en cuanto que está motivada por aserciones supuestas
verdaderas y no sólo por prescripciones, de modo que no es meramente potestativa
y ni siquiera discrecional, sino que está vinculada a la aplicación de la ley a los
hechos juzgados mediante reconocimiento de la primera y conocimiento de los
segundos”7.

Una de las funciones esenciales de la prueba, entonces, está dada por la


pretensión de evitar toda posibilidad de arbitrariedad en la resolución de un
caso penal, mediante la expulsión de toda sanción penal que no se funde en
una hipótesis acusatoria sometible a prueba, y, fundamentalmente,
efectivamente probada.

No podrá ser la pura subjetividad del juez, concretiza en un potestativo acto


de autoridad carente de todo anclaje empírico preciso, la que funde
legítimamente la imposición de una pena.

Ferrajoli señala, para enfatizar que, en derecho penal, “la única justificación
aceptable de las decisiones es la representada por la verdad de sus presupuestos
jurídicos y fácticos, entendida la “verdad” (…) en el sentido de
“correspondencia” lo más aproximada posible de la motivación con las normas

7 Ferrajoli, Luigi “Derecho y Razón” Pág. 37

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aplicadas y los hechos juzgados”8.

3. Importancia de la prueba

La importancia de la prueba en el proceso penal puede ser abordada desde


diversos puntos de vista: La prueba es el medio más seguro para descubrir la
verdad; La prueba se rige en la mayor garantía contra la arbitrariedad de las
decisiones que adoptan los órganos judiciales; y la prueba constituye una de
las formas sustanciales del debido proceso.

3.1. La prueba es el medio más seguro para descubrir la verdad

La búsqueda de la verdad es el fin inmediato del proceso penal, debe


desarrollarse teniendo a la reconstrucción conceptual y acreditación del
acontecimiento histórico sobre el cual aquél versa. La prueba es el único
medio confiable de lograr esa reconstrucción de modo comprobable y
demostrable9.

Desde este punto de vista, la prueba se muestra como el instrumento de


conocimiento apto para proveer aquellas informaciones relativas a los hechos
del proceso mediante las cuales se podrá establecer la verdad que más se
aproxima a la realidad empírica de tales acontecimientos.

El hecho de que el proceso sea un contexto de búsqueda y aproximación a la


verdad que tiene reglas y limites propios, “no dice nada distinto de lo que se
dice cuando se observa que la verdad (como prueba de los hechos) que se puede
conseguir en el proceso es relativa y contextual, y por tanto no puede ser otra que
una aproximación mejor o peor a la realidad empírica de los hechos que son
determinados”10.

De lo señalado, parece innegable que el principio de verdad material se halla


ideológicamente sobredimensionado para inmunizarlo, y que, aun la verdad
material “tampoco es distinta de la “formal”, porque de todos modos se formaliza
mediante múltiples mecanismos”11.

8 Ferrajoli, Luigi “Derecho y Razón” Pág. 68


9 Cafferata Nores, José “La prueba en el proceso penal” Pág. 5
10 Taruffo, Michele “Algunos comentarios sobre la valoración de la prueba. “Discusiones” Nro. 3 Pág. 93
11 Volk, Klaus “Verdades diversas” “la verdad sobre la verdad y otros estudios” Pág. 92 y 93.

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Pero, incluso con las limitaciones que le impiden al juez, a la jueza o tribunal
el establecimiento de la verdad “real”, la verdad histórica debe seguir siendo
considerada como el punto de referencia hacia el que se orienta la actividad
de quien tiene la función de determinar y juzgar los hechos, pues “un decisor
racional debe tender a maximizar la verdad de su conocimiento sobre los hechos
que le interesan, si quiere maximizar la validez de sus decisiones y reducir el
riesgo de errores que pueden traer graves consecuencias”12.

En sintonía con esta última perspectiva de análisis, Gossel asegura que el


poder, aunque se desarrolle, debe necesitar de la nobleza de su sumisión a la
justicia, y solo puede considerarse correcta una resolución judicial, “cuando
la misma constata los hechos sometidos a su conocimiento conforme al criterio de
la verdad”13.

3.2. La prueba constituye una de las formas sustanciales del debido proceso

Junto a la acusación, defensa y sentencia, ella forma parte el sustento


definitorio de aquella garantía constitucional14.

En materia penal la garantía consagrada por la constitución del debido


proceso y la defensa en juicio del acusado, exige la observancia de las formas
sustanciales del juicio, relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia
dictadas por los jueces naturales.

4. Principios probatorios

En términos generales, puede afirmarse que la materia probatoria en la


actualidad está dominada por determinados principios fundamentales.

4.1. Necesidad

Los efectos de fundar una sentencia de condena, el juzgador no puede


apoyarse en la mera subjetividad. Antes bien, es preciso que el juzgador
asiente su decisión en un sustento empírico concreto, que solo puede obtener
de los elementos de comprobación legalmente obtenidos e introducidos al
proceso.
12 Taruffo, Michele “Algunas consideraciones sobre la relación entre prueba y verdad”, “Discusiones”. Nro. 3 Pág. 37
13 Gossel, Karl “La verdad en el proceso penal” ¿es encontrada o construida? En obras completas, Tomo I, Pág. 116
14 Balcarce, Arocena “La prueba en el proceso penal” Pág. 26

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Según este principio, en el proceso penal, es necesario “contar con prueba sobre
los hechos denunciados e imputados, ya que le está vedado al juez o tribunal
sentenciar en ausencia de ellos o suplantarlos por el conocimiento privado que
puedan poseer sobre los mismos”15.

No parece estéril que se añada que el carácter necesario de la prueba no debe


conducir a error, en cuanto a quién incumbe el deber de lograr la introducción
al proceso de los elementos de comprobación sobre los cuales el juzgado debe
apoyar su convicción.

En un modelo procesal en el que se pretende asegurar la imparcialidad del


juzgador y evitar todo compromiso de este con la hipótesis acusatoria que
conforma el objeto de procedimiento, es indudable que tal responsabilidad
probatoria corresponde al órgano de la persecución penal (Ministerio
Público).

De tal suerte, en los juicios por delito de acción penal pública es el Ministerio
Público el responsable de la iniciativa probatoria tendiente a descubrir la
verdad sobre los extremos de la imputación (acusación) delictiva; el titular
de la acción penal pública parece, así como el responsable del esfuerzo
dirigido a lograr la incorporación, al procedimiento, de aquellas pruebas en
las que deberá descansar la decisión del juzgador.

4.2. Unidad

Ordinariamente, la prueba que se introduce en los juicios penales se compone


de una pluralidad de datos, y no de un único elemento de comprobación.

El principio de unidad de la prueba requiere, que todos los elementos que


forman parte de este conjunto de pruebas sean valorados como integrantes
de una unidad indivisible.

El juez y las partes deben examinar todas y cada una de las probanzas de la
causa, contrastarlas y contraponerlas entre sí, para luego
contextualizándolas en el marco de la trama probatoria completa del proceso
y proceder a la valuación global de ellas.
15 Hall, Carlos “La prueba penal” Pág. 29

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4.3. Inmediación

Por virtud de esta máxima, el juez, la jueza o tribunal debe elaborar la


sentencia sobre la base de las “impresiones personales”16, que obtiene de la
prueba recibida en el procedimiento principal (debate oral y público), sin
que, en principio pueda reemplazar tales elementos de comprobación por la
prueba reunida en la investigación penal preparatoria.

Puesto que solo el debate es oral y público y durante él, rige sin restricciones
el principio de contradicción (entendida como el derecho de las partes a
probar el fundamento de la pretensión que hacen valer y de controlar la
prueba del adversario), mientras que la etapa de la investigación en algunas
circunstancias es escrita, limitadamente pública y contradictoria, las propias
leyes de proceso penal limitan la eficacia de las pruebas reunidas durante esta
última, disponiendo, que salvo algunas excepciones, ellas solo servirán para
dar base a la acusación.

Por el contrario, y como se acaba de señalar, la prueba recibida durante el


juicio, que llega al ánimo del juez, la jueza o tribunal sin intermediación
alguna entre este y los órganos de pruebas, reviste plena aptitud de
verificación y sirve en cuanto tal, como único elemento de comprobación en
que podrá fundarse la sentencia de condena.

Sin lugar a duda, el origen de este principio reside en la voluntad de evitar


un procedimiento penal en el que el juicio se realice en forma secreta
impidiendo que las partes, y aún la comunidad toda controlen la
introducción de la prueba sobre la base de la cual el juez, la jueza o tribunal
deberá fundar su conclusión en orden a la eventual acreditación de los
hechos.

4.4. In dubio pro reo

Con respecto a esta regla17, partiendo del reconocimiento de que el


razonamiento judicial constituye un silogismo cuya premisa mayor es la
norma jurídica aplicable, su premisa menor, el asunto que se juzga, y su

16 Roxin, Claus “Derecho procesal Penal” Pág. 102


17 Suarez Sánchez, Alberto “El Debido proceso penal” Pág. 212

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conclusión, la solución del caso, cabe señalar que la construcción de la


proposición que afirma la hipotética existencia de los hechos a subsumir en
la norma, se lleva a cabo por vía inductiva, conforme a los datos probatorios
obrantes en el contexto de determinada causa judicial.

Esta premisa menor del silogismo práctico, es púes, una proposición cuya
verdad o falsedad puede postularse solo mediante la investigación empírica;
ella es comprobable mediante la acreditación del acaecimiento del hecho y de
la participación en él del acusado o la acusada.

No obstante, cuando en el proceso judicial se procede a la reconstrucción


conceptual y la acreditación del hecho que es su objeto, no se le hace a partir
de la experimentación u observación directa de este acontecimiento del
pasado, sino que se lo realiza basándose en las pruebas, que son, experiencias
de hecho presentes, que el juzgador o juzgadora valora como signos de hechos
pasados.

En función de esto, puede afirmarse que la verdad de la premisa menor del


razonamiento judicial es, como sostiene Ferrajoli, el resultado de una ilación
de los hechos “probados” del pasado con los hechos “probatorios” del
presente.

Es una ilación que aparece como una inferencia inductiva que se apoya en
premisas que contienen los elementos de comprobación reunidos, a la vez que
generalizaciones sobre la eficacia probatoria de estos datos de la realidad
fundadas en la experiencia común, y que se corona con una conclusión que
enuncia el hecho que se acepta como probado por tales premisas.

Al igual que todas las inferencias inductivas, la conclusión fáctica


materializada en la premisa menor del silogismo judicial tiene “el valor de una
hipótesis probabilística en orden a la conexión causal entre el hecho aceptado
como probado y el conjunto de los hechos adoptados como probatorios, y su verdad
no está demostrada como lógicamente deducida de las premisas, sino solo probada
como lógicamente probable o razonablemente plausible de acuerdo con uno o
varios principios de inducción”18.

No se puede dejar de mencionar, por otro lado, que la condena del acusado o
18 Ferrajoli, Luigi “Derecho y Razón” Pág. 53

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la acusada solo estará justificada cuando, sobre base de las pruebas


disponibles en el caso concreto, el juzgador o juzgadora arribe a una
reconstrucción conceptual de la hipótesis fáctica contenida en la acusación
que implique la mejor aproximación posible a la verdad “histórica” o
“empírica” de los hechos. Es en este sentido, entonces, que debe interpretarse
la “certeza” a la que habrá de aspirarse en el contexto de la reconstrucción
conceptual y consiguiente acreditación de la hipótesis fáctica que dota de
contenido al proceso penal. Se trata, en resumidas cuentas, de una
probabilidad que ha alcanzado un grado suficiente, excluyente de toda duda
razonable.

A dicha circunstancia debe añadirse que, en el proceso judicial, la conclusión


sobre la eventual comprobación del supuesto de hecho que se pretende
acreditar es, por un lado, obligatoria y por el otro, de necesaria producción
en un lapso determinado. De esta forma lo exige, de modo incuestionable, la
vigencia del derecho del imputado o la imputada a ser juzgado dentro de un
plazo razonable o sin dilaciones indebidas.

En un término cierto, entonces, el Estado, a través de los órganos


predispuestos para cumplir su función judicial en lo penal, debe expedirse,
con fundamento en las pruebas reunidas en la causa, acerca de la eventual
comprobación de la culpabilidad del imputado o la imputada respecto del
hecho contenido en la acusación.

Pero, incluso, debe hacerlo declarando la culpabilidad del reo solo cuando
haya podido demostrarla con certeza de inocencia, hace que el acusado o la
acusada no pueda ser considerado culpable y, por ello castigado, hasta que
no se haya destruido su estatus de persona jurídicamente inocente. El
Estado, para poder decidir la aplicación de una consecuencia jurídica – penal
respecto del inculpado, en un lapso razonable, y basándose en la prueba del
proceso, debe demostrar lo contrario a la inocencia de este.

Si en este cometido, el Estado no logra fundar una conclusión de certeza en


orden a la culpabilidad del acusado o la acusada, deberá absolverlo. La duda,
entendida aquí como falta de certeza “representa la imposibilidad del Estado
de destruir la situación de inocencia, construida por la ley, que ampara al
imputado, razón por la cual ella conduce a la absolución”19. Esta última es, en
19 Maier, Julio B. “Derecho Procesal penal” Tomo I. Pág. 495

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suma, la más elemental presentación del principio que se analiza.

El “in dubio pro reo” no es, en rigor de verdad, una regla para la apreciación
de la prueba, sino que se aplica “solo después de la finalización de la valoración
de la prueba”20.

En efecto, la operatividad de este principio presupone una previa valuación


de los elementos de comprobación obrantes en la causa que conduzca al
resultado de la falta de certeza del juzgador o juzgadora, en orden a los
extremos que habilitan la imposición de una pena.

5. La producción de la prueba en juicio oral

El momento cumbre del juicio viene a ser el debate o desarrollo donde se tiene
que producir la prueba de cargo y de descargo ofrecida por el fiscal, la
acusación particular y de la defensa, como parte de la preparación de esta
fase.

En el debate o desarrollo del juicio oral y público tendrá que definirse la


situación jurídica del imputado o la imputada (condena o absolución) motivo
por el cual el legislador exige el cumplimiento escrupuloso de presupuestos
procesales, así como el respeto de los derechos, garantías y principios
consagrados en la Constitución boliviana, los convenios y tratados
internacionales.

A efectos de garantizar el desarrollo del juicio, el Código de Procedimiento


Penal en su Art. 339 faculta al juez, la jueza o presidente del Tribunal, como
parte del poder ordenador y disciplinario, a adoptar las providencias que sean
necesarias para mantener el orden y adecuado desarrollo de la audiencia
imponiendo, en su caso medidas disciplinarias a las partes, abogados,
defensores, funcionarios, testigos, peritos y personas ajenas al proceso. El
llamado poder de policía que tiene la autoridad judicial también le permite
en caso necesario, requerir el auxilio de la fuerza pública para el
cumplimiento de sus decisiones y suspender el debate cundo no se posible
restablecer el orden alterado o se produzca un incidente que impida su
continuidad.

20 Roxin, Claus “Derecho Procesal Penal” Pág. 111

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En todo caso, tomando en cuenta que lo más relevante del debate es la


producción de la prueba ofrecida de cargo y de descargo, corresponde
analizar y estudiar la prueba penal y su incidencia directa en la fase esencial
del proceso penal.

5.1. Procedimiento probatorio

El procedimiento probatorio que es exclusivo de las partes, consta de tres


fases: proposición, admisión y ejecución o producción de la prueba.

a) Proposición. El fiscal propone sus pruebas de cargo en la acusación,


cuya exigencia se encuentra contenida como parte de la proposición
acusatoria en el Artículo 341 núm. 5 del Código de Procedimiento
Penal modificado por la Ley 586; De igual circunstancia lo realizará
la víctima y/o querellante a través de la acusación particular.

Por parte de la defensa el imputado o la imputada propondrá sus


pruebas de descargo y lo hace dentro los 10 días hábiles que le otorga
la norma procesal misma computable a partir de la respectiva
notificación con la acusación (es), conforme lo establece en el Art. 340
parágrafo III del adjetivo penal.

b) Admisión. A los efectos de la admisión de la prueba ofrecida, el Art.


171 del Código de Procedimiento Penal se ha encargado de establecer
que un medio de prueba será admitido si se refiere, directa o
indirectamente al objeto de la investigación y sea útil para el
descubrimiento de la verdad, sin embargo, la norma aclara que el
juez, la jueza o tribunal limitará los medios de prueba ofrecidos
cuando ellos resulten manifiestamente excesivos o impertinentes.

c) Producción. El Código de Procedimiento Penal sienta el principio de


que la verdadera actividad probatoria solo se puede realizar en el
juicio oral y público, bajo el principio de inmediación del juez de la
jueza o tribunal con las partes. Será en el juicio oral donde tendrá que
producirse la prueba ofrecida y aceptada por el juez, la jueza o
tribunal.

La prueba testifical o pericial se recibirá en el siguiente orden: la que

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haya ofrecido el fiscal, el querellante y la del imputado o la imputada.


Los testigos o peritos explicarán la razón y el origen del contenido de
sus declaraciones y en su caso, señalarán con la mayor precisión
posible a las personas que hubieran informado.

El legislador ha dispuesto que después de que el juez, la jueza o el


tribunal interrogue al perito o testigo sobre su identidad personal y
las circunstancias generales para valorar su declaración, se dé curso
al interrogatorio directo, comenzando por quien lo propuso, luego por
las partes y finalmente por el juez, la jueza o tribunal.

El juez, la jueza o presidente del tribunal moderará el interrogatorio,


así como toda la recepción probatoria, procurando que se conduzca
sin presiones indebidas y sin ofender la dignidad del declarante. Las
partes podrán plantear la revocatoria de las decisiones del tribunal y
objetar las preguntas capciosas, sugestivas o impertinentes conforme
lo regula el Art. 350, 352 del adjetivo penal.

Las pruebas literales o evidencias documentales serán leídas, las


pruebas materiales serán exhibidas en la audiencia, con indicación de
su origen, así como los objetos y otros elementos de convicción
secuestrados; las grabaciones y elementos audiovisuales serán
reproducidos en audiencia, en su parte pertinente por las cuales ofrece
la parte.

La norma advierte que se podrán efectuar careos, reconstrucciones,


inspecciones y el reconocimiento del imputado o la imputada, así
como cualquier otro medio lítico, útil y pertinente que se haya
ofrecido formalmente.

No hay que olvidar que rige el principio de libertad probatoria y que


el juez, la jueza o tribunal admitirá, como medio de prueba, todos los
elementos lícitos de convicción que puedan conducir al conocimiento
de la verdad histórica del hecho, de la responsabilidad y de la
personalidad del imputado o la imputada; además podrán utilizarse
otros medios no previstos.

El principio de que la verdadera actividad probatoria solo se puede

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realizar en el juicio oral y público bajo el principio de la inmediación


del juez, la jueza o tribunal con las partes, sin embargo, encuentran
una excepción, cuando se trata del anticipo de prueba.

Como el anticipo de prueba establecida en el Art. 307 del Código de


Procedimiento Penal concordante con el Art. 326 núm. 6 y 328 núm.
3, se recibe en la etapa preparatoria, el juez, la jueza o tribunal de
sentencia tiene que verificar el cumplimiento de los presupuestos
legales para que sea tomado en cuenta y valorado como si hubiera
producido en el juicio oral y público. El precepto exige dos
circunstancias concretas para poder anticipar la prueba.

a) Que el hecho sea irrepetible.

b) Que se reciba ante el juez instructor.

La primera condición se aplica a los actos de reconocimientos,


registros, reconstrucciones o pericias. En el caso de las declaraciones
de los testigos, la ley presume la existencia de algún obstáculo
insalvable, como una enfermedad terminal, trasladarse al exterior,
etc. El obstáculo habrá que demostrarlo, caso contrario, tal
declaración debe repetirse en el juicio oral para que tenga valor
probatorio.

La prueba anticipada ha de ser introducida en el juicio oral y público


a través de su lectura, previo ofrecimiento formal. Esta formalidad
posibilita la contradicción por las partes e impide que puedan
introducirse, en calidad de prueba, actos de investigación que no
tendrá valor probatorio por sí mismo para fundar la condena del
acusado o la acusada, con excepción de los elementos de prueba que
el Código autoriza introducir al juicio por su lectura, así lo establece
el artículo 280, 333 del Adjetivo Penal.

5.2. Acto de prueba

Los actos de prueba vienen a ser, en definitiva, los que tendrán que formar
la convicción del juez o tribunal acerca de la verdad o certeza de los hechos
afirmados por las partes y que consecuentemente, definir la situación jurídica

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del imputado o la imputada. La actividad probatoria solo tiene que


desarrollarse en el juicio oral y público.

Mientras los actos de investigación pueden realizarse en forma ilimitada y su


ejecución dependerá de la propia necesidad que tenga el fiscal de esclarecer
el hecho delictivo, aunque se proclame el principio de la libertad probatoria,
los actos de prueba son limitados y se encuentra reconocidos expresamente
en el Código procesal, en consecuencia, los aludidos actos de prueba que
pueden ofrecerse y practicarse en el juicio oral y público son:

a) Prueba testifical. Con la finalidad de satisfacer todas las garantías,


exigidas por la naturaleza del debate, el legislador ha puesto a
disposición del acusador dos testigos excepcionales: la víctima y el
policía. Lo que debe quedar claro, y que también marca la diferencia,
es que mientras en el proceso civil reinan como prueba los
documentos, en el juicio oral y público la estrella viene a ser el testigo.
La prueba documental tampoco puede satisfacer o cumplir la
garantía de contradicción, pues no solo es este caso no se puede
contrainterrogar sino, dígase lo que se diga y argumente y contra-
argumente, el documento y su contenido siempre seguirán siendo los
mismos.

Testigo es la persona física llamada a declarar según su experiencia


personal acerca de la existencia y naturaleza de unos hechos
conocidos con anterioridad al proceso por haberlos presenciado
(testigo presencial) o por haber tenido noticia de ellos por otros
medios (testigo referencial). Lo cierto es que el testigo,
tradicionalmente ha sido concebido como una persona física, extraña
a las partes, conocedora directa o indirectamente de los hechos a
juzgarse. El testigo tiene como objetivo – compromiso la verdad y
nada más que la verdad de todo cuanto tenga conocimiento y pueda
aportar al juicio oral.

b) Prueba pericial. Aun cuando la ley alude a la presentación de informe


o trabajo de gabinete, el dictamen pericial debe realizarse en el juicio
oral y público, de tal forma que las partes y consultores técnicos
puedan intervenir y ejercer sus derechos a contradecir la prueba. El
Código de Procedimiento Penal en su Art. 209 establece entre otras

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cosas, que el juez o tribunal fijará con precisión los temas de la pericia
y el plazo para la presentación de los dictámenes.

La prueba pericial, que han de rendir las personas con especiales


conocimientos en alguna materia, que analiza los puntos propuestos
por las partes, puede ser necesaria en el juicio oral y público para
llegar a comprobar el delito y la responsabilidad del imputado o la
imputada.

La gravedad de una lesión o como determinar las causas de la muerte


de una persona suponen conocimientos profundos de medicina, etc.,
el Código de Procedimiento Penal en su Art. 204 establece que se
ordenará una pericia cuando para descubrir o valorar un elemento de
prueba sea necesario poseer conocimientos especiales en alguna
ciencia, arte o técnica, la ley se limita a exigir que serán designados
peritos quienes, según reglamentación estatal, acrediten idoneidad en
la materia.

La norma advierte que, si la ciencia, arte o técnica no está


reglamentada o si no es posible contar con un perito, se designará a
una persona de idoneidad manifiesta. Asimismo, la norma establece
que las partes podrán proponer peritos, debiendo fijar con presión los
temas de la pericia y el pazo para la presentación de los dictámenes.
La norma aclara que las partes podrán proponer u objetar los temas
de la pericia.

Siendo que la prueba está destinado a persuadir al juzgador o la


juzgadora para que tome la decisión y acoja la verdad de una de las
partes, con relación a la prueba pericial es decir la realización de una
pericial, para generar un convencimiento a la autoridad es necesario
realizarlo bajo la dirección del juzgador o en la medida que sea posible
lo realice en presencia de las partes, según el caso, y en caso de que
por la demora procesal y hasta llegar al juicio oral imposibilitaría la
realización de una pericia en juicio, el mecanismo idóneo para que
tenga la condición de pericia está el anticipo de prueba.

c) Documentales. En el Art. 216 con carácter general, señala que se


admitirá toda prueba documental lícitamente obtenida y que el

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CURSO “EL JUICIO ORAL CONFORME A LA LEY 1173”

imputado o la imputada no podrá ser obligado a reconocer


documentos privados que obren en su contra, debiendo el juez, la
jueza o tribunal interrogarle si está dispuesto a declarar sobre su
autenticidad, sin que su negativa le perjudique. Como formalidades,
el art. 217 establece que los documentos, objetos y otros elementos de
convicción incorporados al juicio oral podrá ser exhibidos al
imputado o la imputada, a los testigos y a los peritos para que los
reconozcan e informen sobre ellos. Los que tenga carácter reservado
serán examinados privadamente por el juez, la jueza o tribunal y si
son útiles para la averiguación de la verdad, los incorporará al
proceso.

La prueba documental se exterioriza en la escritura y otros signos


gráficos que expresan o perpetúan las convenciones, acuerdos o actos
de los particulares o de cualquier autoridad.

d) Careo. El careo consiste en el enfrentamiento (cara a cara) entre dos


personas para dirimir, en diálogo abierto, las contradicciones a que
hayan llegado en sus respectivas declaraciones, por medio de
razonamientos mutuos que permitan aclarar y establecer la verdad
histórica de los hechos.

El artículo 220 del Código de Procedimiento Penal establece que


cuando existan contradicciones en las declaraciones de los testigos, se
podrá confrontar a las personas que las emitieron, a quienes se les
llamará la atención sobre las contradicciones advertidas, la norma
aclara que regirán, las normas del testimonio y de la declaración del
imputado o la imputada.

El careo es un acto de prueba que tiene carácter subsidiario y


excepcional ya que solo se debe practicar cuando no haya otro medio
de comprobar la existencia del hecho delictivo y sus circunstancias o
la autoría del imputado o la imputada. Este acto exige como
presupuesto:

 La existencia previa de declaraciones contradictorias;

 Que el hecho o la circunstancia que se trata de esclarecer sea de interés

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CURSO “EL JUICIO ORAL CONFORME A LA LEY 1173”

para el proceso.

El careo es un acto fácilmente incriminatorio y de alto riesgo para el


imputado o la imputada, por lo cual es un acto voluntario, libre y que
debe realizarse con todas las garantías constitucionales y procesales.
Con la finalidad de salvaguardar las aludidas garantías y carácter
excepcional.

e) Inspección judicial y reconstrucción del hecho. El Código de


Procedimiento Penal en su Art. 179 fusiona estos dos actos y establece
que el juez, la jueza o tribunal podrán ordenar la inspección ocular
y/o la reconstrucción del hecho, de acuerdo con las declaraciones
recibidas y otros elementos de convicción, para comprobar si se
efectuó o pudo efectuarse de un modo determinado.

En la inspección, el juez, la jueza o tribunal examina y observa, en


forma directa, las cosas y lugares, los rastros, vestigios, huellas y otros
efectos materiales que se relacionen con el delito. La inspección tiene
por finalidad documentar en el juicio oral y público el estado en que
se hallan personas, cosas y lugares, lo que se logra relatando y
describiendo lo observado en un acta. Según Montón Redondo, en la
inspección se puede apreciar:

 El lugar en que se sitúa la comisión de los hechos, debiendo indicarse


todas sus particularidades;

 Las circunstancias concurrentes en la perpetración del presunto


delito;

 La observación y conservación de objetos o elementos materiales que


pudieran hallarse relacionados con este.

La reconstrucción consiste, en cambio en la reproducción artificial de


un hecho de interés para el juicio oral, una suerte de representación
teatral o cinematográfica sobre los momentos en que se cometió el
delito o sobre algunas circunstancias vinculadas. Se produce en lo
posible, con las mismas personas protagonistas del hecho.

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CURSO “EL JUICIO ORAL CONFORME A LA LEY 1173”

Este acto de prueba tiene la finalidad de contrastar circunstancias y


declaraciones de testigos o del imputado o la imputada o de la
víctima, que permitan establecer si pudo cometerse el hecho de un
modo determinado y, por ende, contribuyen a clarificar las
afirmaciones fácticas realizadas por las partes.

Lo que caracteriza a la reconstrucción del hecho es su objeto, que


consiste, en el desarrollo efectivo de una acción, de un acontecimiento
o de un episodio, y se basa en los siguientes presupuestos:

 Es un acto de prueba que permite controlar otros actos, y, por tanto,


sirve para confirmar o desvirtuar afirmaciones que ya se han
realizado;

 La reconstrucción puede realizarse únicamente con el fin de


comprobar si un hecho ocurrió o pudo ocurrir de terminada manera y
no con fines distintos;

 Como es un acto de prueba compleja y de ejecución difícil, se lo debe


realizar únicamente cuando sea imprescindible su resultado.

La inspección judicial o también denominado inspección técnica


ocular, se debe tener presente que de realizarse en la etapa de la
investigación, este acto está destinado para lograr el convencimiento
al fiscal para determinar continuar con el proceso penal o en su caso
dar por concluido; sin embargo, la prueba en juicio oral como se ha
señalado está destinado a lograr el convencimiento a la autoridad
jurisdiccional para que tome la decisión y se incline en la verdad de
una de las partes, por lo cual como elemento de prueba esta para
lograr el convencimiento debe realizarse en presencia y bajo dirección
del mismo.

Asimismo, con relación a la reconstrucción del hecho, en muchas


circunstancias se llega a realizar la reconstrucción en la etapa
preparatoria como elemento que conduce a una verdad, pero esta se
encuentra destinado para el convencimiento de las partes interesadas
en especial del fiscal, que a través de este acto investigativo se logre
una verdad; pero en la etapa de juicio oral, se encuentra ante un

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tercero imparcial que desconoce los hechos y los elementos


probatorios que sostiene la pretensión de la parte, por lo que para
lograr el convencimiento a ese tercero (juez, jueza, tribunal) bajo la
dirección de la misma debe desarrollarse para constituirse en prueba
que sostenga la teoría del caso sea del acusador, o de la defensa.

f) Otros medios de prueba. El artículo 355 del Código de Procedimiento


Penal, reconoce las formalidades para introducir la prueba
documental, que será judicializada e introducida al juicio oral y
público a través de su lectura y exhibición en la audiencia, con
indicación de su origen. En el caso del anticipo de prueba, los objetos
y otros elementos de convicción secuestrados y recogidos en la etapa
preparatoria será, igualmente, exhibidos para su reconocimiento por
testigos, peritos o por el imputado o la imputada.

El legislador reconoce, en forma expresa, que se podrán efectuar


careos, reconstrucciones, inspecciones judiciales y el reconocimiento
del imputado o la imputada, aunque dependerá del juez, la jueza o
tribunal el permitir la producción no solo de los medios tradicionales
sino de cualquier otro medio de los que alude el precepto.

Como una verdadera excepción de que la prueba solo se puede ofrecer y


producir en el juicio oral y público, en el Art. 333 del Procedimiento Penal
reconoce que podrán incorporarse por su lectura, las pruebas que se hayan
recibido conforme a las reglas de anticipo de prueba, sin perjuicio de que las
partes o el tribunal exijan la comparecencia personal del testigo o perito,
cuando sea posible; las declaraciones o dictámenes producidos por comisión
o informe, cuando el acto se haya producido por escrito, conforme a lo
previsto por ley, sin perjuicio de que las partes o el juzgador exijan la
comparecencia del testigo o perito, cuando sea posible; la denuncia, la prueba
documental, los informes y las actas de reconocimiento, registros o inspección
practicadas conforme a lo previsto el Código de Procedimiento Penal. En
todos estos casos, el juez, la jueza o el tribunal ordenará la lectura de su parte
pertinente.

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