Grimson Configuraciones Culturales

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5.

Configuraciones culturales

A lo largo del libro, pero especialmente en el capítulo 4,


hemos utilizado la noción de “configuraciones culrurales”. En
argumentaremos por qué consideramos que esa
este capítulo
noción nos permite evitar los problemas teóricos tanto del cultu-
ralismo clásico como del posmodernismo. Por otra parte, explici-
taremos cuáles son los elementos constitutivos de una configura-
ción culrural.
Es necesario asumir el desafio de articular las tradiciones teóricas
que consideraron a la cultura como constitativa de lo social con
aquellas que enfatizaron la instrumemtalidad de las identificaciones 1
i
para construir respuestas complejas frente a un mundo contempo-
|
ráneo donde sólo con los ojos vendados pueden enconirarse socie-
dades homogéneas. La seductora invitación a descartar todo con-
y
cepto de cultura para dar cuenta de la heterogeneidad, el poder
Ja historicidad no es respondida de manera concluyente cuando se
afirma que los clásicos —al hablar de culturas— no negaron esas no-
ciones. Dado que mmpoco explicaron ni pensaron las culturas
comó configuraciones contingentes atravesadas por el poder, mu-
chas investigaciones relevantes requieren ser releídas desde nuevos
puntos de vista.
Ahora bien, si las teorías contemporáneas sobre la nación son
útiles para pensar los marcos culturales como espacios de con-
preci-
flicto, diferencia y desigualdad, las analogías tienen Hmites
la
sos que conviene explicitar. Hay una diferencia decisiva entre
Es-
configuración nacional y owas configuraciones culturales: el
tado y tedo lo que implica en términos de jurisdicciones, sobera-
el
nías y ciudadanías. Si en toda configuración cultural hay poder,
Estado implica un modo tan específico de Jegitimar las desigual-
172 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 173

dades, establecer la inclusién y vincularse con el rerrirorio que coloniales están lejos de cualquier noción clásica de república. Se-
nos exige formular con precisión nuestra propuesta. gún las distintas configuraciones v: ía el significado de los muer-
Primero, es necesario trasvasar a cualquier noción de “cultura” tos, en particular de los muertos a manos del Estado, Existen espa-
la' heterotopía y heterocronía, la desigualdad, el poder y la histori- cios donde fue posible un genocidio, donde son factibles las
f)dad. Segundo, conviene señalar que no hay ot;as ana’lofias que masacres policiales o del narcotráfico, sin generar consecuencias
Estas y que todo intento de ir más allá convertiria una n?etáfora jurídicas ni movilización cívica, donde la “lucha secial” presupone
Tu
productiva en una tergiversaci n teórica. Tercero, señalar que que se ponen en juego vidas humanas. Por el contrario, hay países
empiricamente las configuraciones culturales no nacionales con- donde un asesinato político basta para paralizar —por su excepcio-
viven con las nacionales y que entre ellas establecen relaciones nalidad—a toda la sociedad. Hay valores distintos para el pasado o
múltiples: de ignorancia (como ocurre en diversos movimientos el futuro, y diferentes significados de “pasado” en las diversas con-
estéticos transnacionales), de parte a todo (como en algunas iden- figuraciones. Los países con ciclos económicos y politicas prelon-
tificaciones étnicas o provinciales), de representación extraterr: gados y estables, a veces conservadores, contrastan con los países
torial del todo {como en los procesos específicamente diaspóri- de ciclos breves o crisis crónicas. Los barrios, ciudades, países o
cos} y muchas otras. * corrientes migratorias con imaginarios de homogeneidad racial o
étnica europeísta contrasian con los postulados del indigenismo,
el mestizaje y el multiculturalismo.
Al mismo tiempo son “campos de posibilidad” porque, en cada
ELE] “TOS DE UNA CONFIGURACIÓN CULTURAL uno de esos espacios simbólicos, los grupos pueden identificarse
públicamente de cierto modo (y no de orros) para presentar sus
El concepto de “confignración cultural” enfatiza la noción de un demandas; y porque el conflicto social (que es inherente 4 toda
1nafco compartido por actores enfrentados o distintos, de articu- configuración) se despliega en ciertas modalidades mientras en
lafxones complejas de la heterogeneidad social. Una configura- otras permanece obturado.
ción cultural se caracteriza por cuatro elementos constitutivos. En Hay configuraciones culturales (en este caso, países en ciertos
primer lugar, las config raciones son campos deposibilidad-en cual- contextos históricos) en las cuales los campos de concentración
S

quier espacio social hay representaciones, prácticas e instituciones -son posibles. En otras configuraciones no han sido posibles. Pero
posibles (aunque no sean mayoritarias); hay Tepresentaciones. cabe recordar que el significado de “campo” fue muy diferente en
p'récticvzs € instiruciones imposibles, y hay representaciones, prácí Alemania, la Argentina o Mozambique.!5 En el revés de la trama,
ticas e mfm'tucíones que liegan a ser hegeménicas. en ciertos países la impunidad o los juicios por crímenes de lesa
Una ciudad puede ser una configuración cultural, El sign: humanidad pueden ser posibles o no. Si en un mismo país, cít-
cado de: “barrio” —como el de “espacic público”— varía claramente dad o barrio, un acto relevante posible deviene imposible con el
entre ciudades. Las ciudades con barrios émicos son distintas de correr del tiempo, porque ha sido erosienado o socavado, eso
}as ciudades cuya distribución espacial está vinculada al nivel de
quiere decir que la configuración culmral se ha rransformado —al
ingresos e sus habitantes. Las cindades con un centro cultural y menos en dimensiones decisivas—. De moda análogo, si bien en
pf)l¡dco contrastan con los espacios urbanos fragmentados. El sig(-
nificado de “gobierno” varía drásticamente entre paises, y a veces
:%efau'o de un mismo país. Los países con reyes, con lícierz:zgos po
ifticos religiosos, con gobiernos militares cíclicos o ¿con gobier:;os 15 Omar Ribeiro, comunicación personal.
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todas las sociedades hasta ahora conocidas hay violaciones de mu- Esta frase tiene un vinculo estrecho con ciertos desarrollos de
jeres (Segato, 2003), los modos en que esas violaciones son signi- la teoría antropológica y con la teoría de la complejidad aplicada
ficadas, y las reacciones sociales y jurídicas que suscitan, son muy alas ciencias sociales. En el universo de la reoría cultural, palabras
distintas, y se insertan en regímenes de significación específicos. como “mayor” o “menor” tienen otras especificidades y desplaza-
En un extremo conocido, para los valores de los colonizadores la mientos de significado. Ahora bien, la interrogación misma sobre
violación de las mujeres indígenas era un acto legítimo, que in- la relación entre la parte y el todo tiene su propia historia en la
cluso podía generar orgullo. En ciertas configuraciones culturales antropología (véanse Evans-Pritchard, 1997; Oliven, 1992). Por
el infanticidio es posible. En otras, donde se penaliza de modo otra parte, interesa el señalamiento de que todo depende de si
contundente cualquier asesinato de un niño, es socialmente tole- hay o no interacción entre las partes, y que esa interacción puede
rable —al menos para amplios sectores sociales— que miles de xi- ser variable (produciendo un todo mayor o un tode menor). En
ños mueran por desnutrición u otras causas evitables. rérminos antropolégicos, puesto que un todo siempre debería im-
La literatura, el cine y las artes en general trabajan a veces con plicar que las partes no se ignoran entre sí, la clave radicaría en
esos mites culturales: exploran los significados de traspasarlos y, en cómo comprender las formas específicas en que interactúan.
el mismo movimiento, reponen la contingencia histórica de los sen- La propuesta conceptual de Segato (1998) y de Briones (2005)
tidos sedimentados. Paul Auster, en Un hombre en la oscuridad, ex- de pensar las formaciones nacionales de alteridad implica que siem-
plora lo que podría haber sucedido si el este demócrata no hubiera pre hay diferencias entre “partes” en un espacio nacional o pro-
aceptado el fallo de la Corte Suprema que legitimó la dudosa ree- vincial. Es decir que, sociodemográficamente, las partes de un
lección del presidente estadounidense G. W. Bush. Imagina una todo pedrían ser las mismas en categorías tan vacías come pro-
guerra civil y el surgimiento de los Estados Independientes de Amé- porción de población indígena, europea y afro. Pero, como la 16-
rica. Ficcionalmente, repone un aspecto de los limites de la imagi- gica de producción de identificaciones es siempre localizada y
nación política estadounidense. La pregunta acerca de qué hubiese contingente, esas categorías adquieren significados muy diferen-
sucedido si las cosas se encaminaban de ese modo nos obliga a pre- tes (e incluyen personas muy distintas) en cada contexto social.
guntarnos por qué no atravesaron las fronteras de lo posible. Aunque las partes sean idénticas en términos demográficos, el
La novela El corazón helado, de Almudena Grandes, culmina en todo implica una interrelación específica y distinta entre las par-
un diálogo entre Álvaro, uno de los protagonistas de la historia, y 1es, A su vez, en términos antropológicos, eso implica que las par-
su madre Angélica. El diálogo puede leerse como una metáfora tes no sean idénticas ni equivalentes. Las personas incluidas en la
que procura indagar cómo fue posible que España mantuviera en categoría “negros” son distintas en los Estados Unidos y en Brasil.
un secreto silencio ciertos episodios tenebrosos sobre los cuales Son categorias localmente significadas y, por lo tanto, habitadas
constituyó su presente. Grandes, que publicó su novela pocos por personas diferentes en cada espacic. Si esto se aceptara, de
2ños antes del intento del juez Garzón por volver sobre ese pa- berían perder toda credibilidad los estudios que se siguen soste-
sado, le hace decir a Álváro, que es físico: “El todo puede ser ma- niendo sobre definiciones puramente objetivistas y pretendida-
yor, menor o igual que la suma de las partes, todo depende de la mente universalistas de “indígena" o “afro”, así como los estudios
interacción que se establezca entre estas últimas. Pensad bien en que estructuran preguntas de modo fijo namralizando la existen-
lo que acabo de decir porque esta es una frase muy importante, y cia de razas o etnias. En caso de optar por la autoidentificación,
lo es en sí misma y porque desemboca en esta otra: sólo podemos habri que asumir que sólo podrá saberse cuántas personas se de
afirmar con certeza que el todo es igual a la suma de las partes finen como indígenas o de cualquier otro modo ante los censis-
cuando las partes se ignoran entre sí” (Grandes, 2007: 185). tas en cada contexto censal. Esto Ú o significa considerar re-

el
LOS LÍ TES DE L& CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 177

flexivamente que “censo” es un tipo específico de relación social Suele decirse que la cultura es aquello socialmente c?mparu'do
entre Estado y sociedad. por un grupo. Sin embargo, el concepto de lo comparud'o aveces
Lz idea de que hay una configuración cultural sin que exista se usa para aludir a un aspecto mayoritario de la población (‘aun-
homogeneidad implica necesariamente la existencia de una tota- que no sea homogéneo); otras veces para referif' a creencias o
lidad conformada por partes diferentes que no sólo tienen rela- prácticas relevantes para los sectores populares, e mchy¡so a postu-
ción entre sí sino-una específica lógica de interrelación. Esa lógica Jaciones de la elite de su cultura como “cultura nacional” (con
1. de interrelació s 1 segundo elemento constitutivo mayor o menor pregnancia); y también a elementos presentes n
€ una configuración nacional. Esta lógica, que es particular de diversos escenarios, sean 0 no predominantes en términos cuanti-
cada configuración, puede ser de escisiones dicotómicas en las tativos o cualitativos. _. o~
icentificaciones políticas o en las divisiones espaciales, articulacio- Si no hubiera nadd compartido en ninguna de estas u otras acep-
nes u oposiciones que aparecen con diferentes intensidades en ciones, no estarsáños AUTO Ad
háblar de
7 NZ os
“configu ración cul-
sus instituciones, en su cotidianidad, en las grandes crisis o en los rmmral”. Ése es el cuarto elemento constimtivo de una configura-
conflictos. La heteroglosia no piega la existencia del campo dis- ción cultural. Desde nuestra perspectiva, es difícil que una
cursivo, de géneros. Una configuracién no es utópica, es heterotó- configuración tenga unidad ideológica o política, pero fí se ca-
pica. En otras palabras, partimos —como señala Chakrabarty racteriza por desarrollar las fronteras de lo posible, una lógica de
(2008)— de una heterogeneidad constimtiva de lo político que ex- la interrelación, una trama símbólica común y otros aspectos cul-
presa pluralidades irreductibles. A la vez, toda configuración tiene turales “compartidos”. Todos estos elementos son históricos por-
una légica sedimentada de articulación simada de esa heteroge- aue sólo son, en cada momento, la sedimentación del transcurrir
neidad, dispositivos que otorgan sentidos determinados a las par- de los procesos sociales, Por eso esta conceptualización contrasta
tes. Inestables, esos sentidos son disputados justamente porque con la concepción esencialista —que cree que la cultura se im-
son relevantes y porque estructuran la vida social en múltiples as- pone sobre las divisiones- y con cierto constructivismo que des-
pectos. liza que la cultura es una ficción que pretende, como toda falsa
En tercer lugar, una configuración implica una trama simbélica conciencia, ocultar los conflictos.
común. lenguajes verbales, sonor@mes
putan pueden a la vez entenderse y enfren?síííay categorias
de identificación que se oponen, pero que forman parte de la
misma trama. Allí donde no hay un mínimo de comprensión, no CAMPO DE INTERLOCUCIÓN
hay una configuración. Evidentemente cada grupo y cada actor
dicen cosas muy diferentes, pero lo que enuncian es inteligible En una configuración cultural, los conflictos se despliegan en una
para los otros actores. Sin duda hay interpretaciones distintas y “lengua” pasible de ser reconocida por los diferentes actores. En-
opuestas sobre las misimas enunciaciones, pero los principios de di- tecomillamos la palabra “lenguz”, conscientes del peso dº_ la me-
visión del mundo en rérminos de campo/ciudad, blancos/negros, táfora, a la que no pretendemos utilizar en un sentido :sn"xcm. E}
capital/interior, ricos/ pobres, ciudadanos/ extranjeros u otros im- astellano que se habla en México, Colombia o la Argentina esfa
plican, necesariamente, la sedimentación de ciertos principios de repleto de matices regionales, de acentos distintos según los dis-
(di)visién compartidos, una lógica sedimentada de la heteroge- tintos sectores sociales. Los hablantes utilizan esas lenguas para
neidad que habilira e inhabilita posiciones de sujeto y lugares de expresar sentidos múltiples, contradictorios y opue'saos :?ntre si
enunciación, Pero los diferentes hablantes de una misma lengua, inscriptos en
CONFIGURACIONES CULTURALES 179
178 LOS LÍMITES DE LA CULTURA

esa hererogeneidad, se comprenden entre sí. O al menos se com- Un campo de interlocución es un marco dentro del cual son
prenden en un nivel cualitativamente superior al que acceden posibles ciertos modos de identificación, mientras que otros que-
cuando tienen frente a ellos al hablante de una lengua por com- dan excluidos. Entre los modos posibles de identificación existe
pleto desconocida. Y además construyen jerarquias, distinciones y una distribución desigual del poder. Cada Estado nacional consti-
estigmas sociales asociados a los matices de una lengua. tuye un campo de interlocución donde los actores y los grupos se
En los procesos de interacción social las comprensiones tien- posicionan como parte del diálogo y el conflicto respecto de otros
implica
den a ser parciales. Como todo espacio social es hetérogéneo, no actores y grupos. Es decir que un campo de interlocución
caciones (véase
existen fronteras objetivas e inmutables que los investigadores una economía política de produccién de identifi
simplemente deban descubrir. No se trata de establecer dónde Briones, 2005: 18).
hay configuraciones, como antes se pretendía estabiecer cuáles En términos de configuración de culturas políticas, se considera
a
eran las culturas. Se trata de encontrar limites culturales en los que un proyecto hegeménico es exitoso no porque haya anulado
la oposición, sino en la medida en que la resisten cia a los seciores
cuales los participantes perciben diferencias en los regimenes de actores
significacién. Alli donde hay fronteras relevantes, que nunca son dominantes se haya realizado en los términos en que los
s,
absoluras, resulta crucial no pens:'ar su “interior” heterogéneo y fueron interpelados: como obreros, como negros, como indígena
como soldados , como consumi -
desigual como “cultura” sino más bien como configuración. como campesinos, como varones,
Hay reglas de significación para todos los matices y las disputas dores. Un éxito específico del Estado consiste en su capacidad
se des-
de significación que configuran una totalidad histórica, En ciertas para imponer las clasificaciones socialesy la lógica en la que
ocasiones los agentes sociales intervienen sobre las propias reglas arrolla el conflicto sociopolítico.
buscando reforzarlas o socavarlas. Se trata de coyunturas históricas No obstante, el Estado no siempre tiene éxito. También ocu-
rechazan
donde las suturas son socialmente visualizadas en su contingencia, rren múltiples fracasos cuando los sectores subalternos
n
y donde por lo tanto existe la posibilidad de que se resquebrajen la interpelación, postulan otras identificaciones y las impone
en el escenario político. La configuración de una cultura polí-
parcial o totalmente. Es decir que se abren movimientos culturales , una
de‘los que pueden emerger nuevas cualidades del proceso hege- tica en un espacio nacional determinado no es, en absoluto
mónico. consecuencia exclusiva de los éxitos de un Estado nacional. Por
capaci-
Por otra parte, la estructuración de un espacio social también - una parte, los fracasos de los Estados tienen también una
en
conlleva lenguajes políticos específicos. La peculiaridad de la con- dad estructuradora difícil de exagerar. Por otra parte, tanto
ac-
figuración nacional entre las diversas configuraciones es la acción las configuraciones nacionales como en otras existen diversos
sobre
crucial del Estado y las acciones sociales dirigidas a él, incluyendo tores que pueden tener, fuera del Estado, un peso decisivo
los raba-
las acciones orientadas a constituirlo. En los Estados nacionales, estos procesos. Los modos de organización y acción de
n-
cada aparato institucional propuso sus propias estrategias de uni- jadores, los campesinos, los indigenas, las mujeres, los inmigra
tes, los afrodescendientes, los consumidores, los desocu pados,
ficación y los diversos sectores sociales respondieron de diferentes te-
formas 2 esas políticas. De las tensiones sociales generadas en ese los vecinos y los ciudadanos con distintas demandas pueden
rísticas
proceso surgieron formaciones nacionales de diversidad que esta- ner distinta incidencia en diferentes espacios. Las caracte
blecieron clivajes peculiares: “culturas distintivas, tradiciones reco- de las elites políticas, económicas e intelectuales también son
nocibles e identidades relevantes en el juego de intereses políti- decisivas. Y los movimientos culturales también pueden resultar
ncia
cos” (Segato, 1998: 171). De ese modo se forjó un estilo específico centrales en la elaboración de los significados de la experie
de interrelación entre las partes de un país. social,
MITES DE LA CULTURA. CONFIGURACIONES CULTURALES 181

heteroge-
.V?nf_os a considerar un ejemplo bastante presente en el proceso heteroglosia o conflicividad. Sin embargo hay mayor
hxs:of‘ico de constitución del Estado-nación en distintos países. La debida a las
neidad de la que babirualmente se advierte, no sólo
relación entre “campesinos” y “nacién” generalmente fue imagi- n a las diferen-
desigualdades políticas y econdmicas sino tambié
nada como una relación en la que las elires intentaron, con mayor confignra-
cias de género y de generación. La existencia de una
(a0
S menor éxito, imponer a los campesinos nna ideología que iden- ción implica que esas diferencias y desigualdades se procesan
tificara los intereses hegemónicos con los del conjunto de los habi- sólo, aunque sí de un modo específico) dentro de ese marco.
na-
tantes pobres. “La noción de que los campesinos -y otros sectores El concepto tradicional de cultra, como la antigua idea de
ctiva, en
populares- pudieran haber participado en el prcce_;o de imaginar, ción, presuponian homogeneidad. Desde aquella perspe
d'ebarir, definir y cambiar 2 las naciones se ha mantenido ajena a l; en un díos, habla-
una cultura y en una nación las personas creían
caban -
historia” (Tutino, 2003: 29). Florencia Mallon invirtió la mirada y ban una lengua, cocinaban ciertos animales y no otros, practi
conocemos no
mos'm-ó distintas simaciones históricas en las cuales los campesinos ciertos ritos. Resulta claro que las naciones que hoy
, plu-
mexicanos y peruanos se involucraron e incidieron sobre esos pro- responden a ese estereotipo: muchas de ellas son muldlingties
varse in-
cesos: desarrollando un liberalisme comunirario, participando sin rirreligiosas y pluriémicas. Muchas veces prerende conser
g.oberna', siendo más nacionalistas que las elites regionales. Se trata óto de cultura, como
concep si hablar a exclus ivamen te de
tael ci
de que “los campesinos y otros sectores subalternos jugaron un pa- idea de que “todas las
unidades homogéneas, y de ello se deriva la
cultura
pel c‘entraI en las luchas políticas que llevaron a la formación de los nacipnes son multiculmrales”. Esa formulación equipara
pa-
Esta.cos,-naf:ión" (Mallon, 2008: 53). Si retomamos los problemas de con grupo émico. Es por eso que “multicultural” y “multiétnico”
naciocentrismo señalados en el capítulo anzerior, comprenderemos mático porque mucha s otras hete-
recen sinónimos. Esto es proble
“iden-
que "la» idea de que son los grupos dominantes los que construyen rogeneidades quedan excluidas de esa conceptualización. Si
1'2.5 naciones reproduce, en una cuestión empírica; un problema te- suficientemente de “emicidad”, conviene explorar
tidad” bebió
mpo-
órico re‘flejado en la aproximación a los sectores populares en tér- hasta qué punto “cultura” puede nutrirse del concepto conte
minos de 'r*fegemonía y subordinación” (Merenson, 2010). ráneo de “nación”.
f'—t¿hora bien: allf donde hay un poder articulador —positivo o ne- El principal problema de la restricción del rérmino “cultura”
gativo, amplio o restringido—, allí donde hay un gentilicio, allf para aludir a unidades homogéneas es que, cuando observamos
c%onde hay una jurisdicción, hay una experiencia social cozr;par- resultan
más de cerca esas mismas unidades, las heterogeneidades
in-
tida. 'Una experiencia social significada de maneras diversas por evideñtes, En el mundo contemporáneo, la distancia cultural
se procesan
!(35_ distintos actores, pero de maneras relevantes (y por eso deba- tergeneracional se amplía, las diferencias de género
tíbles, cvr“ icables o aborrecibles) incluso para quienes disienten o tornan visible y cotidiano el
de nuevos modos, las migraciones
organi-
prerenden imponer interpretaciones opuestas o alternativas de Tercer Mundo dentro de los países cenirales, así como las
de dinero ha-
zaciones internacionales pero también las remesas
las cone-
cen lo propic con el Primer Mundo en las periferias, y
xiones mediáticas plantean nuevos paisajes de tanslocalidad.
Estos distintos modos de interconecrarse alimentan la heteroge-
FRONTERAS, SENTIDOS, HETEROCENEIDAD neidad de cualquier grupo.
Cuando frente a la interconexión se decrera que todas las fron-
es po-
El Vlejo(cºncepzo de cultura muchas veces presuponía que, a! me- teras han desaparecido, que lo único que tenemos delante
de sig-
hos en Jos grupos relativamente pequeños, no había desigualdad, residad, y se nos propone renunciar a la noción de marco
182 Los LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 183

nificación, se nos compele a una rendición incondicional ante la Pero sabemos que no es asi, y las sociedades nacionales ofrecen
complejidad. Puesto que el mundo es heterogéneo, complejo y di- ejemplos diversos y complejos. Estas desarticulaciones entre cul-
námico se postula que toda caralogación, unidad o marco es una: tura e identificación también suceden en (por lo menos) algunos
ficción del antropólogo. Pero cuando pensamos derenidamente grupos émicos. No se trata de reintroducir aquí una perspectiva
en estas afirmaciones percibimos sus riesgos. El mundo es com- individualista, que siempre aduce la posibilidad de que exista al-
plejo pero los japoneses siguen sin hablar francés ni ruso en sus gún individuo distinto en cualquier grupo. Es obvio que en cual
primeros años de vida, y los mexicanos no escucharon músicas ru- quier grupo hay múltiples diferencias. Sin embargo, cuando ha-
manas en su infancia y no consideran "propio” el cordero coci- blamos de configuración cultural pretendemos decir que cada
nado al estilo de Argelia. grupo significa, valora y jerarquiza sus propias diferencias de ma-
Salvo excepciones, claro está; pero tratar de guardar las propor- neras distintas. Es posible que existan tantas diferencias relevantes
ciones no es menor en el debate. La inmensa mayoría de la pobla- en grupos relativamente pequeños como en grupos, por ejemplo,
<ién mundial no migra a otro país, la mayoría de la gente no es bi- que se constituyen en étnicos mediante un proceso migratorio es-
lingúe, la mayoría de las personas np tiene acceso irrestricto a las pecífico. .
tecnologías telemáticas, las lenguas primeras continúan siendo re- Así como dentro de las fronteras identitarias instituídas por
levantes, la ubicación geográfica sigue teniendo importancia. Y con agenciamientos políticos hay una cierta heterogeneidad cultural,
Ta probable excepción de Internet, así seguirá siendo en el futuro. también puede suceder exactamente lo contrario, como es fre-
El mundo ha cambiado, claro está. Pero seguimos intentando cuente en América Latina, Y en algunas zonas de Europa: grupos
comprender 2 seres humanos gue, con recursos muy distintos, que hablan la misma lengua, celebran las mismas festividades y
despliegan su vida en regiones distintas del planeta y se comuni- usan ropas similares -en fin, grupos que tienen algo así como as-
can de modos diversos. Debemos prestar un poco menos de aten- pectos culturales muy similares— terminan adscribiendo con el
ción a las modas académicas, y un poco más a los modos en que paso del tiempo a nacionalidades dístintas y a veces en conflicto.
las personas reales, de carne y hueso, viven estos fenómenos. Una, Tanto para la perspectiva nacionalista como para la perspectiva
minoría —cuantitativamente irrelevante— se siente “ciudadana del remántica o populista, la desarticulación entre cultura e identifi-
mundo”. Las mayorías sienten que habitan en lugares, en barrios, cación consiituye una anomalía transitoria que debe ser corre-
en ciudades, en países, en culturas y piensan “clásicamente” —o gida. Los nacionalistas clásicos buscarán que la población no sólo
sea “etnocéntricamente”— en “los otros”. Cuando los “ciudadanos se identifigue con su patria sino que adopte sus “pauias cultura-
del mundo” no comprenden esto, también piensan .y actian etno- les”. La heterogeneidad cultural es percibida como un obstáculo
céntricamente. para los intereses nacionales. En cambio, los románticos conside-
Si pensamos hasta qué punto las culturas son o no coextensivas ran la identificación émica como los marxistas pensaban la “clase
con las fronteras nacionales, la distinción entre una heterogenei- en sí" y la “clase para sí”. La cultura sería una “clase émica objeti-
dad cultural más o menos visible y el sentimiento de pertenencia vamente existente” y la ausencia de etnicidad política sería un
más o menos poderoso cobra relevancia. De lo contrario, habría mero indicador de “falsa conciencia”. Lz conciencia étnica es un
que concluir que una sociedad multilinghe y multiétnica tendrá “deber ser” que, si no se expresa, es porque existe de manera invi-
un ntimiento nacionel de pertenencia más débil que una soci sible o existirá imevirablemente en el futuro. En cualquier caso, el
dad sonolinghe y con rasgos étticos homogéneos. En sintesis: fururo no presentará anómalías: en esa utopía, cultura e identi-
mayor uniformidad implica: más identidad, y viceversa. Si así dad se reenconwarén.
fuera, las cosas serían muy si ples.
184 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 185

CATEGORÍAS, PERTENENCIA ¥ CONFIGURACIONES rada en el sentido común. De manera análoga, en otros países de
un
lengua castellana la palebra “gorila” alude específicamente 2
Retomaremos varias de las críticas y dilemas que hemos analizado animal, mientras que en la Argentina adquier e un sentido poli-
hasta ahora para enunciar cómo pedrian distinguirse los concep- tico como equivalente a “antiperonista”.
tos de “configuración cultural” e “identificación”. En una configuración culnral, las clasificaciones son más com-
o
Desde nuestra perspectiva, resulta necesario acotar las acepcio- partidas que los sentidos de esas clasificaciones. Así, “porteño”
sentido s negativ os 0 positivo s para
nes de identificación, en referencia exclusiva a las categorías de “boliviano” pueden adquirir
la inves-
grupos sociales, a los sentimientos de pertenencia a un determi- distintos miembros de la sociedad y, como ha establecido
nado colectivo, y a los intereses comunes que se articulan en torno tigación antropelógica, los sentidos negativos pueden desglosarse
hasta el
2 una denominación. Esas categorías surgen y sedimentan en rela- en diferentes tipos que van desde el racismo y el clasismo
ción con los procesos de percepción y significación vinculados a las fundamentalismo cultural y etros. Por ello, la disputz acerca del
los
alterizaciones. Toda sociedad, como hace tiempo mostraban Dur- sentido de las categorias clasificatorias es una parte decisiva de
kheim y Mauss (1996), produce,innumerables conflictos sociales. Existen movimientos sociales y cultural es que
clasificaciones. La
más fundamental refiere 2 las divisiones y agrupamientos de la buscan invertir los sentidos estigmatizadores, como el célebre
propia sociedad y de las sociedades vecinas o significativas. A lo black'is beautiful En otros contextos los movimientos pueden con-
largo de su historia las clasificaciones sociales, políticas, territoría- siderar que los sentidos peyorativos se encuentran tan secimenta-
les, ideológicas, estéticas, émicas, de género y de generación emer- dos que la lucha por el significado debe implicar al propio signi-
gen, tienen mayor o menor relevancia social y luego sedimentan. ficante. Así, puede buscarse reemplazar el término bladk por
Un estigma
Pf)rwño, tucumano, correntino, federal, peronista, gorila, comu- “afro”, va' que el primero, en ciertos contextos, carga
nista, hippie, rockero, punk, mapuche, boliviano, son categorías que indeleble.
hoy tienen sentido en la Argentina. En un contexto hísu;—¡co espe- Por otra parte, conviene reservar la noción de “identificación”
cmc.o, una sociedad tiene una caja de herramientas identitarias, un para aludir especificamente al sentimiento de pertenencia que las
conjunto de clasificaciones disponibles que permiten a sus miem- personas tienen respecto de un colectivo, y 2 los agrupamientos
ca-
bros identificarse a s mismos e identificar a los otros. Algunas de en función de intereses comunes, siempre cristalizados en una
esas categorías son antiguas, otras sor recientes, algunas fueron fa- tegoría disponible. Como hemos visto, los aspectos ligados a los
bricadas Jocalmente, otras han viajado desde lugz;es remotos: atributos sociales y a las relaciones entre las personas no tienen
y
Las caracteristicas de esa caja de herramientas identitarias ofre- vinculación causal alguna con sus sentimientos de pertenencia
cación
:?n un pa'nora.ma sobre cámo una sociedad se piensa a sí misma y sus intereses. En ese sentido, consideramos que la identifi
conciu-
cómo actúan sus miembros en relación con otros. Las caregorías es siempre una definición de los zctores sociales, y no una
disponibles tienen distinta relevancia social. No se trata simpie- sión objetivista del investig ador.
mente de que un térinino sea lingifsticamente comprensible De modo similar; mientras el concepto de sentimiento de perte-
o
o de que tenga potencia identificatoria. Así, por ejemplo, en eí nencia alude 2 una defin ión fliatoria de los actores, el concept
castellano que se habla en la Argentina existen las palabras “mu- de “intereses” es bastante más problemático , Sabem os que se han
aná-
¡aa?" o “mestizo”. pero ninguna de ellas tiene relevancia clasifica- analizado los intereses históricos de las clases y que de modo
toria comparable al fugar que ocupa el primer término en la “caja logo se han estipulado los intereses objetivos de cualquier grupo
,
brasilefia” o el segundo en la mexicana o peruana. Esas clasifica- social: La cuestión de los intereses “objetivos” requiere nn debare
ciones hablan de una historia social, culmral y pelítica incorpo- ya que deben contrastarse los intereses a COFtO y largo plazo, los
156 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 187

de colectivos definidos de un modo u otro (nacional e internacio- específicas no existen o son completamente diferentes, como su-
nal, por ejemplo). Pero cuando aludimos al concepto no teleoló- cede con “mestizo”, “mulato” y “gorila”.
gico de identificación que postulamos aquí, “intereses” siempre Hay cinco aspectos consttutivos de toda configuración cultural
refiere a una construcción o articulación de los actores sociales. que, no obstante, no forman parte de las definiciones antropoló-
Esos intereses articulados no implican por defecto la existencia de gicas clásicas de “culrura”: la heterogeneidad, la conflicdvidad, la
sentimientos, y viceversa. Como puede observarse, se trata del desigualdad, la historicidad y el poder. Algunas de las respuestas a
smo procedimiento con el cual separamos configuración e los posmodernos, como la de Bruhmann (1999), mostraron que
identificación: no pueden inferirse simplificadamente otras con- los clésicos no negaban aquellas características. Pero resulta claro
clusiones, extrapoladas, de los mismos datos. que tampeco estaban presentes en sus conceptualizaciones, no
Las categorías identirarias, ciertamente, no sólo se usan para re- sólo del término sino de los análisis de las sociedades que estudía-
ferir a una descripción de la sociedad o para aludir a la relación ban. Podriamos ofrecer una lista de excepciones, que en algún as-
del hablante con su sentimiento de pertenencia. Las personas pecto incluiría a varios autores clásicos. Sin embargo, se trata más
también las utilizan para referirse a sus interlocutores: una situa- bien de intentar actualizar el proyecto teórico que propone Ed-
ción clave de reconocimiento, acep.tación orechazo. Como esfre- mund Leach (1977) en su libro Sistemas políticos de Alta Birmania,
cuente que haya diferencia entre los modos en que una persona que de creer que ese u otro trabajo hayan podido resolver todos
es considerada por las otras y cómo se considera a sí misma, con- muestros dilemas teóricos.
viene reservar la noción de “interpelación” para aludir a los mo- ¿Qué conceptos nos ofrecen las teorías históricas y antropológi-
dos en que una persona o grupo o instirución se refiere a sus alte- cas de las naciones para pensar la cultura? A mi entender, el carác-
ridades. Utilizando. la caja de herramientas identitaria, un ter imaginado de la comunidad se ha expandido al pensamiento
miembro de una sociedad se identifica, es interpelado e interpela sobre las identidades. Del mismo modo, la historicidad de lo so-
2 los otros: se afilia y se desafilia, estigmatiza y es estigmatizado, cial se ha incorporado a todas las dimensiones de la teorfa. El he-
contraestigmatiza. cho de que las naciones o las culturas sean históricas simplemente
En ese proceso de circulación social de categorías y clasificacio- significa que son humanas. El problema no radica en el cambio
nes humanas se dispuran sentidos, desigualdades, jerarquías y po- sino en los eventuales préstamos, apropiaciones o combinatorias,
der- Esas disputas son factibles porque las categoríasse compar- desigualdades y empoderamientos que el cambio inwoduce.
ten, porque los significantes se anudan a algún significado, A mi entender, el mayor desafio que plantea la noción de con-
aungue no necesariamente al mismo para todos. figuración culrural es que, al igual que las naciones, si existe, es
Ese compartir un territorio de diferencia, de conflicto, una un fenómeno de alta complejidad. La complejidad radica en que
arena que es histórica, es constitutivo de la noción de “configura- si observamos cualquier región del mundo encontraremos, in-
ción cultural”. Frente a las visiones de que cada cultura es homo- cluso en espacios restringidos, múltiples prácticas curativas, con-
génea, y frente a las propuestas que infieren que -dado que esa cepciones contrastantes sobre la juventud, tisos diferentes de las
homogeneidad no se verifica— el concepto de cultura debe ser recnologías, cambiantes dioses invocados, amor y repulsión hacia
desechado, necesitamos un concepto que explique por qué “cha- la carne de cerdo o de caballo, percepciones disímiles acerca del
paco”, “paisa” o “boricua” tienen sentido en un espacio social y no futuro de la humanidad.
en owo. También necesitamos un concepto que distinga estos dos La pregunta es si existen las fronteras. No sólo como líneas de-
fenómenos: que en toda sociedad las principales categorfas son marcatorias de pertenencias. Fronteras de significados, lugares
polisémicas y contestadas; que en otras sociedades esas dispuras reales o virtuales donde un santo o una virgen, un color de piel o
198 Los LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 180

un beso entre varones, un estilo de vestir o de caminar, cambian bailara el tango, practicara el umbanda y defendiera la soberanía
d_fás'tíczmenze de sentido. Si hay un límite que separa no sólo los de los pueblos originarios del mundo andino. Aun cuando esa
significados
sino, más bien, los regímenes de articulación de persona fuera hoy factible, sería ridículo pensar los dilemas del
los significados. Si las fronteras existen, dentro de esos marcos cul- mundo contemporáneo 2 través de su caso. Bruhmann defiende
turales hay heterogeneidad. Pero esa hererogeneidad estaría con- una perspectiva distributiva de la cultura cuando señala que una
tingentemente organizada de algún modo. Si no se encontrara ar- persona podrá no tener un rasgo determinado (hav argentinos ve-
ticulada, si fuera una sumatoria de rasgos o prácticas, la noción de gewrianos y brasileños que detestan el carnaval) pero que sus ca-
marco culeural sería ociosa. racterísticas DO son azarosas.
Pero en el espacio national, al igual que en cualquier espacio Esta perspectiva “distribucional” se interroga sobre la relación
?ulzural. no sólo hay heterogeneidad, sino una lógica institida de entre individuos y rasgos culturales. Dadas una lista de rasgos y
interrelación entre las partes, que a su vez implica una noción una lista de individuos, podemos reconocer dos culturas porque
acerca de qué es una “parte” y qué no puede ser enunciado como ciertos individuos tienen ciertos rasgos, y otros rienen otros: Si
“parte”. En una investigación que buscaba comparar a la Argen- bien admite la heterogeneidad porque sostiene que el encastre
tina con Brasil les preguntamos«a más de doscientos mediadores nunca es perfecto, si bien su crítica al posmodernismo es razona-
socioculturales de seis ciudades argentinas y brasileñas cómo se ble en varios aspectos, el concepto de cultura que defiende Bruh-
dividfa la gente en su país (Grimson, 2007). No sólo encontramos mann y la noción de configuración cultural responden a pregun-
criterios diferentes de clasificación de las partes, sino rambién sig- tas diferentes. La configuración cultural es una noción que, en
nificados contrastantes acerca de qué significa “dividir” en un país lugar de preguntar por los rasgos y los individuos, pregunta por
y en el arro. En otras palabras: mientras en Brasil se divide para in- los espacios y los regímenes de sentido. Un mismo individno
tegrar cada parte en su lugar, en la Argentina la división se vincula puede habitar y habita diferentes espacios (territoriales o simbóli-
ala confrontación (Semán y Merenson, 2007). cos), y puede cambiar de creencias o de prácticas más fácilmente
Los conflictas sociales por lo general tienden a desarrollarse en las
que lo que puede incidir para que cambien las creencias de
esa lengua compartida, utilizando las categorías identitarias sedi- configuraciones culturales de las que partícipa. -
mentadas en función de posiciones de sujeto autorizadas o alenta- Una trama simbélica compartida implica que no es lo mismo
das. También hay conflictos sociales que disputan la propia lágica 1o comer carne de vaca en la Argentina que en otras regiones
de la interrelación y generan posiciones imprevistas. En este caso del mundo, porque la persona vegetariana (ya dijimos que hay
se wara de movimientos que trabajan sobre la propia frontera de vegerarianos argentinos) sabe y tiene incorporado el lugar que
la hegemonía: no sólo sobre el sentido de una identidad o una ocupa la carne en el conjunto de las prácticas cotidianas del u-
posición sina sobre la propia configuración cultural, es decir so- gar en el que habita. No significa lo mismo “huir del carnaval” en
bre el sentido de todas las interrelaciones, Río que en Buenos Aires (nadie huye de un fenómeno menor),
Las heterogeneidades que se articulan no deben comprenderse porque “carnaval” significa cosas completamente distintas, como
sólo o principalmente como identidades, y menos aún como emi- bíen saben sus cultores y los sectores altos, que en algunos casos
cidades. En sus criticas a los abolicionistas del concepto de cul- se deleitan diferenciándose de la masa” —una masa que no existe
Tura, Bruhmann sostiene que los rasgos culturales 10 son homo- de ese modo en París—. Ésa es la primera cuestión: las personas
géneas en cada grupo y contrastantes con los del grupo vecino, una configuración cultural y no comparten uno 1
que habiran
pero 2grega que tampoco se encuentran alearoriamente dismibui- orro rasgo frecuente significan de un modo distinto ese rasgo y
des por el mundo como si alguien nacido en Bali hablara japonés, esa diferencia que alguien que habira otra configuración. En
)
CONFIGURACIONES CULTURALES 191
190 LOS LÍMITES DE LA CULTURA

otras palabras: hay fronteras entre regímenes de sentido de espa- o determinado grupo) como una homogeneidad cultural que se
cios diferentes. vincula homogéneamente con otros grupos. Dentro de cada
La segunda cuestión es que las configuraciones culmurales no grupo hay, sin duda, brechas culturales intergeneracionales, de
son sumarorias diferentes de rasgos, como podría malinterpre- género y de clase que no deben ser menospreciadas. Como con-
trarse 2 partir de la propuesta de Bruhmann.sobre la cultura. Son cepto heurístico, “interculturalidad” no significa que haya cultu-
combinatorias distintas, articulaciones específicas, estructuras ras homogéneas en contacto; antes bien, permite revelar las inter-
(contingentes, histéricas) de elementos que adquieren signifi- secciones múltiples entre configuraciones culturales. El concepto
cado en la trama relacional, de interculturalidad es útil porque no presupone ni una teleolo-
Por eso la presencia de un televisor o una lapiop en una tribu in- gía ni un modelo de vinculación entre los grupos. Pero también
dígena, de cualquier proceso de incorporación de un simbolo, porque no presupone ahistóricamente a los grupos, al reconocer
práctica o elemento que viaja desde otros lugares reales o virtua- que éstos se constituyen como tales en procesos reales de interac-
les, implica un nuevo lugar en esa configuracién. Por lo ranto es ción con otros.
en cierto modo un trastrocamiento de la articulación anterior, un Cualquier proceso comunicativo presupone, simultáneamente,
cambio cultural menor e mayor. La incorporación del mismo la existenciz o la producción de un código compartido y de una
signo a diversas articulaciones sólo puede comprenderse como diferencia. Si un elemento deviene efectivamente en significante
homogeneización si, en lugar de pensar en configuraciones, se es porque produce sentido en una configuración cultural. Cual-
considera que las culturas son sumatorias de características con quier significante que podamos imaginar (una palabra, una ac-
significados transcontextuales y que por lo tanto no hay marcos ción, una comida, un olor, un color) producirá sentidos diferen-
de articulación de las heterogeneidades. tes en distintas configuraciones y será polisémico y heteroglósico
en una misma configuración cultural.
El contacto entre personas o grupos atravesadosy constituidos
por flujos culturales diferentes es justamente un contacto entre
INTERCULTURALIDAD, COMUNICACIÓN Y CONFIGURACIÓN olores, sabores, sonidos, palabras, colores, corporalidades, espa-
cialidades, Las dificultades de comunicación entre universos sim-
Los procesos culturales, alejados de los tipos ideales que habitan las bólicos diferentes no es un tema nuevo en antropología. Uno de
identidades, son procesos de intersección. Todos vivimos en inter- los autores clásicos, Edward Hall, mostró hace tiempo que para es-
secciones culturales y, como individuos, residimos en intersecciones mudiar esos procesos no sólo debemos prestar atención a lo más
peculiarísimas que, a su vez, irán transformándose z lo largo de la evidente —como son las diferencias lingúísticas, de vestimenta o de
vida. La interculturalidad no es un fenómeno novedoso: no hay ca- consumo zlimenticio—, sino a los “lenguajes silenciosos” y las “di-
pitulos conocidos de lashistoria humana completamente ajenos al mensiones ocultas” —como son los sentidos del espacio y el tiempo
contacto entre diferentes configuraciones culturales. Más bien, la en los grupos humanos— (Hall, 1989 y 2097).
historia humana también está constituida por la dinámica, la inten- Estos análisis pueden criticarse por sus generalizaciones, como
ad, el valor y los sentidos de esos intercambios, muchas veces con- cristalizaciones homogéneas en función de la nacionalidad. que
Aictivos. El término “interculturalidad” es una forma relaúvamente no siempre se corresponden con las diversidades internas de los
nueva (véase Maro, 2009b) de nombrar un proceso histórico, países, ¿Será igual la percepción del riempo y el espacio entre la
Un riesgo presente en ciertas nociones de interculturalidad es clase alta blanca de Nueva York que entre los grupos de afronor-
volver a considerar las unidades culturales (determinado puebio teamericanos o los pueblos indígenas que habitan ese pais? ¿O
192 LOS LÍMITES DE LA CULTURA 193
CONTIGURACIONES CULTURALES
será que la frase “los estadounidenses” no incluye a alguno de es- de signi-
comunicarivos, 2 partir de la heterogeneidad de las tramas
105 grupos? y “po-
_Ahora bien, cuando esas críticas renuncian a comprender las ficación. En ese sentido, la diferencia entre “hacer público”
ual-
diferencias culturales en interacción abandonan la posibilidad de
ner en común” puede traducirse en dos posibilidades concept
nsión.
mente extremas de la comunicación: el contacto y la compre
comprender que, cuando dos personas con experiencias históri- presenc ial o virtual,
El contacto es una simación de interac ción,
casy rutinas cotidianas diferentes interactúan, g::*arz parre de estas
en la cual la circulación de significantes no indica nada sobre los
a_sm?en—ías de sentido se plantean de manera aguda. Las perspecti-
significados que están siendo procesados. Cuando una persona
vas JÍsn.'umen:LIisr¿s —que no comprenden las sedimentaciones
comienza 2 interactuar con un medio de comunicación o con
lingúísticas, kinésicas y proxémicas de Jos sentidos, de los olores y
otra persona perieneciente a una configuración culmral que des-
Io_s sabores, de los sentimientos de añoranza— tampoco pueden ad cultu-
conoce, cuando alguien inicia un vínculo con una alterid
ofrecernos nuevas opciones para repensar la propuesta de Hall en o, si hay
ral, se produce claramente un contacto pleno. Sin embarg
la contemporaneidad. del
un desconocimiento de la lengua o de las tramas simbólicas
En _ese sentido, la perspectiva intersubjetiva configuracional nos nulz. Una situa-
otro, ese contacto se waduce en una comprensión
permite comprender la historicidad de esas comunicaciones in- nes
terculturales y al mismo tiempo dar cuenta de las fronteras cultu- ción en la que se multiplican los contactos entre configuracio
nto del orro,
?ale.s más duras y más porosas, como asimísmo la heterogeneidad diferentes pero en la que prevalece el desconocimie
de in-
unaprofunda incomprensión, es una situación generadora
intrínseca a tedos los grupos humanes. pre-
La» interculturalidad nos interpela a repensar la noción de co- certidumbre. Sólo cuando alguien conocea un amigo puede
a ciertas circuns tancias . Sélo
municación como una intersección de configuraciones culmirales, decir cómo reaccionará frente
o-
cuando alguien se convierte en un relevidente con cierta trayect

aaa
exm'e_ el contacto y la comprensión. Autores como Marfin-Barberc: ones que
(1987) o Anibal Ford (1994) comenzaron a trabajar hace décadas ría y con un “saber del género”, puede intuir las direcci
una concepción antropológica de la comunicación como parte de romará el guión de una telenovela (Steimberg. 1993). Sólo el co-
la
la cultura que se distanció de cualquier noción informacional o nocimiento genera la posibilidad de la comprensión. Y sólo
sí horizon-
exc‘lusivamen(e tecnolégica. Desde esa tradición se postuló hace comprensión instaura, no digamos certidumbres, pero
tes de previsibilidad.
ya tiempo recuperar la etimología de “comunicar”: poneren comiún, ra
hacer público, comunión volvieron a ser los términos clave que deñí ¿Qué se entiende, entonces, por comunicación? Si se definie
ca a par-
la comunicación como un proceso de interacción simbóli
nen la comunicación (véase también Winkin, 1984). er idea de
tr de una situación de contacto, se abandonaría cualqui
I:a coincidencia de estas preguntas con la interculmralidad caso,
cfol¡ga a reformular algunos problemas. La cuestión más insistente que comunicar implica poner en comtn, compartir. En este
la comunicación volvería a ser un acto merame nte mecáni co, que
del mundo contemporáneo es si realmente podemos estar seguros Si, en
existiría cuando no hubiera siquiera actos interpretativos.
de’que, cuando algo se hace público, se lo está poniendo en co- cuando hay
min. 5}&‘:350 “publicar” implica “comunión”? ¿Es lo mismo “poner cambio, definiéramos que sólo hay comunicación
de
en comiin” que “hacer público”? Es lo mismo, siempre y cuando plena comprensión en:re los interactuantes —. al menos,
k:agam'as coma sino hubiera códigos comunicativos diverécntes es parte de uno de ellos—, ciertamenie no existiría la comunicación
abso-
decin si hacemos abstracción de la heterogeneidad cultyral. humana. En sentido estricto, no hay comprensión piena,
’ ni tampoc o en el marrim o-
Juta, entre amigos ni en re hermanos,
Si vívimos en un mundo intercultural, la comunicación debe person as con tramas
nio, ni mucho menos podsiz naberla entre
pensarse 2 partir de la coexistencia de una multiplicidad de cédigos
simbólicas distintas,
s LOS LÍMITES DE LA CULTURA

Por eso, en un mundo interculmral la comunicación requiere 6. La interpretación


ser pensada como intersección entre configuraciones culturales
superpuestas y diferentes. Diferentes por razones generacionales,
de las imbricaciones culturales
émicas, nacionales, de género, de clase. Intersecciones variables
que 2 veces se acercan a la situación de puro contacto con muy
baja comprensión y que, en el orro extremo, se acercan a la com-
prensión sia alcanzar jamás la plena conmensurabilidad, Si la co-
municación es una intersección entre dos o más configuraciones
que implica algo más que contacto y algo menos que compren-
sión total, entonces la multiplicación de los contactos en el En este capítulo quisiera concentrarme en algunos pro-
mundo actual, en ausencia de políticas orientadas hacia una cre- blemas que se refieren no ya al debate de la conceptualización,
ciente comprensi , constituye una fábrica de incertidumbres y sino al análisis y la interpretación de procesos sociales específicos.
temores ante alteridades presentes pero aparentemente -y sólo Hemos procurado formular las distinciones entre configuraciones
aparentemente— inconmensurables. culturales e idenrificaciones, sabiendo que los datos nunca se pre-
Al encontramos ua tensión: en el mundo interculrural “ha- sentan de modo distintivo en la realidad ni rampoco en los proce-
cer público”, publicar, sólo parcialmente implica “poner en co- sos de investigación. Por eso aludiremos a imbricaciones compli-
mún”. Si lo público es constitutivamente heterogéneo, si la comu- cadas y a interpretaciones para detectar posibles problemas
nidad es desigual, si la multiplicación de esferas públicas no evita conceptuales de las ideas propuestas.
el reconocimiento de grandes dilemas comunes abordados de Una configuración cultural se encuentra conformada por innu-
modos disimiles, sólo puede ponerse en común de manera con- merables elementos de diferente tipo que guardan entre si relacio-
ungente, a través de suturas que nunca llegan a ser clausuras. nes de diferencia, oposición, complementariedad y jerarquía. Una
La configuración cultural es la sutura, constantemente recons- identificación, como categoría asociada a sentimientos de pertenen-
cruida, de las heterogeneidades inestables pero sedimentadas. Es cia o bien a agrupamientos de intereses, es un elemento clave de
la (im)posibilidad de fabricar alteridades y alterar desigualdades una configuración cultural. La relación de una configuración cultu-
de poder. Es el espacio en el cual, a través de hegemonías siempre ral'con una categoría de identificación es de extrema complejidad.
con riesgos de erosión y de socavamiento, se instituyen los térmi- Conviene señalar, al menos, dos problemas de esa complejidad.
nos de la dispura social y política. Como habitantes de múltipies En primer lugar, cultura e identidad son categorías a la vez de la
configuraciones culturales, somos constitidos y nos posicionáa- préctica y del análisis. Esto implica que las personas, los grupos y
mos ante poderes disimiles y cambiantes. Poderes que, al igual los Estados constantemente hablan de “la cultura andina”, “la cuil-
que sus lenguajes y sus simbologías, son la objetivación de accio- tura mexicana”, “la cultura mapuche”. Muchos de esos usos socia-
=mes humanas históricamente simadas. Jles de “culura” aluden a la supuesta existencia de grupos homo- |
géneds y separados, claramente distinguibles: supuestas unidades
discretas. Ahora bien: sería absurdo que, puesto que las personas
hablan vulgarmente del “inconsciente”, los psicoanalistas deban
optar entre adoptar el uso comiin o renunciar al rérmino,
Lo mismo sucede con algunas nociones que utiliza la sociolo-
gía, como “desigualdad” o “pobreza”. Un argumento que indicara

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