Resumen U4

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FICHA DE CÁTEDRA. EL PROCESO JUDICIAL.

LA PRUEBA PERICIAL PSICOLÓGICA (Marquez)


Primera parte. El proceso judicial.
Según Alvarado Velloso, “la razón de ser del proceso es la concreta existencia de un conflicto intersubjetivo de
intereses, traducido en la realidad de los hechos en la concurrencia de una pretensión y una resistencia respecto de un
mismo e idéntico objeto”.
Se propone como una actividad ordenada que se desarrolla ante el Poder Judicial con el objeto de posibilitar que un
tercero decida a quién asiste la razón entre dos o más personas contendientes, o si hay merecimiento de aplicar una
sanción.
El Proceso Judicial es el conjunto de actos coordinados que se ejecutan por ante los funcionarios competentes del
órgano judicial del Estado, para obtener, mediante la actuación de la ley en un caso concreto, la declaración, la defensa
o la realización coactiva de los derechos que pretendan tener las personas privadas o públicas, en vista de su
incertidumbre o de su desconocimiento o insatisfacción o para la investigación, prevención y represión de los delitos y
las contravenciones, y para la tutela del orden jurídico y de la libertad individual y la dignidad de las personas, en todos
los casos.
Podemos distinguir tres acepciones de la palabra proceso:
1) como secuencia, desenvolvimiento, sucesión de momentos en que se realiza un acto jurídico. Aquí constituye una
acción humana que se proyecta en el tiempo, es una situación análoga a la que existe entre el ser y el devenir;
2) como juicio, causa o pleito, conjunto de relaciones jurídicas entre las partes, regulado por la ley y dirigido a la
solución de un conflicto susceptible de ser dirimido por una decisión basada en autoridad de cosa juzgada. Aquí el
proceso es un fenómeno interporal e inespacial, un concepto, construido por el pensamiento de los juristas;
3) como expediente, legajo de papeles en que se registran los actos de un juicio civil, penal, etc. Aquí el proceso es un
objeto físico, es una cosa.
Entonces, el proceso supone la existencia de un conflicto intersubjetivo de intereses, y supone también elementos
procesales: elemento subjetivo (sujetos procesales: tercero imparcial y las partes), elemento objetivo (actos procesales
que se desarrollan de manera ordenada), y elemento teleológico (paz social y/o satisfacción de un interés individual).
Existencia de un conflicto intersubjetivo de intereses. En un sistema de tipo liberal como el nuestro, la paz social a la que
apunta el Estado consiste, básicamente, en un estado general de libertad jurídica.
Ahora bien, cuando esas esferas de libertad se expanden de tal manera que afectan a las de los demás coasociados
surgen conflictos entre los distintos sujetos que componen la sociedad o entre ésta última, en sí misma considerada, y
los individuos. Estos conflictos son de varias especies pero, cuando tienen trascendencia jurídica y son susceptibles
también de solución jurídica, reciben el nombre de lite, o litigio.
Podemos definir a la litigio como un conflicto intersubjetivo de intereses susceptible de solución jurídica. La presencia
de una litigio altera el estado de paz social que pretende mantener el Estado. De allí que, desde que el hombre vive de
manera gregaria, se haya ideo desarrollando distintos medios o formas de solución de conflictos.
El proceso, por ende, se presenta como el medio que mayores posibilidades ofrece para aportar la solución justa y
pacífica al conflicto.
Elementos del proceso. Podemos definir tres tipos de elementos esenciales:
1) Elementos subjetivos del proceso:
a.- Juez. Es quien tiene la facultad de juzgar. La “jurisdicción” es la facultad que tiene el Estado para administrar justicia
por medio de los órganos judiciales instituidos al efecto, los cuales tienen por finalidad la realización o declaración del
derecho mediante la actuación de la ley a casos concretos.
Históricamente, todas las sociedades desarrollaron distintas instituciones y procedimientos para resolver los conflictos
que se suscitan entre los individuos que las componían. Las contiendas entre sujetos eran resueltas por el jefe de la
tribu, el sacerdote, los ancianos, los jefes militares, siguiendo diferentes procedimientos.
En cambio, la noción de “función jurisdiccional del Estado” tal como hoy la conocemos surge con el advenimiento del
Estado moderno y con la consolidación del denominado principio de la “división de poderes”. El Estado es una “persona
jurídica”; mientras nosotros somos personas jurídicas de existencia visible, el Estado es una “persona jurídica de
existencia ideal”. Sin embargo, tanto nosotros como el Estado perseguimos “fines”, y para poder satisfacerlos ambos
ejercemos distintas funciones.
Los particulares normalmente tendemos a la satisfacción de nuestros intereses propios: intereses privados; el Estado, en
cambio, tiende a la satisfacción del interés de la colectividad, es decir, interés público.
Las funciones que ejerce el Estado son entonces funciones públicas, a través de las cuales se desarrolla toda la acción
estatal, la que se desenvuelve en tres direcciones, dando lugar a: función legislativa, función ejecutiva, y función
jurisdiccional. Ambas tres son públicas y tienden a la satisfacción del genérico interés público.

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Estas funciones constituyen una manifestación directa del poder del Estado. Por lo tanto resultan inherente a la
naturaleza y a la existencia misma de Estado. Un Estado para ser tal debe necesariamente desarrollar estas funciones.
La función jurisdiccional constituye una función pública, esencial del Estado, que consiste en resolver las contiendas que
se susciten entre los individuos pro violaciones que se hayan cometido contra el ordenamiento jurídico de ese Estado,
restableciendo y aplicando dicho ordenamiento. Tiene como finalidad primordial la erradicación del uso de la fuerza
ilegítima en el grupo social, para asegurar el mantenimiento de la paz y de la adecuada convivencia.
Las constituciones establecen un Poder Judicial, que es quien ejerce la función jurisdiccional. Dentro del Poder
jurisdiccional se desarrolla actividad administrativa y legislativa pero lo esencial sigue siendo la función jurisdiccional.
También se ejerce función jurisdiccional fuera del Poder Judicial, como por ejemplo la que desarrolla el Poder Legislativo
en el juicio político.
Los sujetos que encarnan la función jurisdiccional (los jueces) aparecen en el proceso como autoridad (autoridad
imparcial e impartial dotada de ciertas atribuciones que ejerce independientemente en un proceso).
El juez es una autoridad imparcial e impartial, ello indica que el juez no puede ser parte del conflicto (por ello se dice
también que se trata de un tercero imparcial) y no debe estar psicológicamente determinado a favorecer a ninguna de
las partes. Esta autoridad está dotada de las atribuciones a que se hizo referencia de manera independiente en un
proceso.
El carácter de autoridad en el marco del proceso, le viene impuesto a los jueces u órganos jurisdiccionales pro el hecho
de tener una serie de prerrogativas que no tendría otro ciudadano común. A esas atribuciones o facultades distintivas,
se las denomina en su conjunto elementos de la jurisdicción, y se las individualiza con cinco vocablos latinos que hacer
referencia al contenido de cada potestad: notio hace referencia a la facultad que tienen los jueces de conocer en los
asuntos a los que se los convoca; vocatio hace referencia a la potestad que tiene los jueces a citar y emplazar a las
partes a comparecer a estar a derecho bajo apercibimientos de declararlos rebeldes; cohertio hace referencia a la
facultad de ejercer el uso de la fuerza sobre cosas y personas; iudicium al poder de decidir imperativamente, de decidir
con fuerza obligatoria la controversia; excecutio a la potestad que ostentan los jueces de hacer cumplir sus decisiones,
es decir, de imponer el cumplimiento del mandato jurisdiccional.
Respecto a la responsabilidad del juez, se puede distinguir:
-frente al estado: que tiene por finalidad única y exclusiva la de destituir al juez e inhabilitarle para el ejercicio de la
potestad jurisdiccional, según los casos por medio del juicio político o juri de enjuiciamiento.
-frente a la Administración de Justicia, la cual somete al juez normas éticas administrativas de comportamiento cuya
infracción es prevista y sancionada según la distinta gravedad de las faltas que el juez cometa en el ejercicio de la
función.
-frente a la Sociedad cuando la función judicial ha sido utilizada dolosamente para la comisión de hechos delictivos.
-frente a terceros cuando dolosa o culposamente ha realizado actos de ejercicio de sus funciones que producen a los
justiciables o terceros.
b.- Las partes. El proceso es una relación jurídica entre dos partes: una que pretende (acciona) y otra que contradice (se
defiende). Por el principio del contradictorio esencial para la búsqueda de la solución en un método dialéctico, las dos
partes se enfrentan delante de un tercero imparcial: el juez o tribunal que es el otro sujeto esencial del proceso.
Parte es todo sujeto esencial o necesario que requiere por sí, o en cuyo nombre se requiere, la satisfacción de una
pretensión; y aquél contra quien dicha satisfacción es requerida.
Si el proceso tiene por objeto final el de imponer el derecho, y como más inmediato el de componer un litigio o
satisfacer pretensiones, siempre nos encontramos con esta oposición. Lo que da la condición de parte (procesalmente
hablando) es, entonces, la posición en el proceso. Las partes lo son el que demanda y el que es demandado o a nombre
de quien se ejercen dichos actos.
Por principio de contradicción o contradictorio esencial entendemos a “aquél que prohíbe a los jueces dictar alguna
resolución sin que previamente haya tenido oportunidad de ser oídos quienes pudieran verse directamente afectados
por ella”.
El principio contradictorio garantiza el principio de igualdad procesal es la posibilidad que tienen las partes de
cuestionar preventivamente todo aquello que pueda luego influir en la decisión final y como tal presupone la paridad de
aquéllas en el proceso. Es la posibilidad de refutación de la contraprueba. Representa a su vez el derecho a la igualdad
ante la ley procesal, de contar con las mismas armas para formar, con las mismas posibilidades, convencimiento del
juzgador.
2) Elemento objetivo del proceso (los actos procesales). Las formalidades (condiciones de tiempo, lugar y modo de
expresión) de los actos procesales son necesarios por una mera cuestión de seguridad jurídica y protección del derecho
de defensa.

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Un acto jurídico procesal es un hecho voluntario y lícito que tiene por fin inmediato crear, modificar o extingue una
relación jurídica procesal, es decir, un proceso (interponer una demanda, desistir de ella, reconvenir, producir una
prueba, dictar una sentencia, etc.).
a.-Los actos del Juez o Tribunal se dividen en: actos de decisión, resoluciones judiciales destinadas a resolver el proceso,
sus incidencias y a asegurar el impulso procesal; actos de comunicación destinados a notificar a las partes o a otras
autoridades los actos de resolución o a sustanciar entre aquellas los actos de impulso procesal; actos de documentación
dirigidos a representar mediante documentos escritos, los actos procesales de las partes, del Tribunal o de los terceros.
b.- Los actos de las partes se dividen en: actos de obtención todos aquellos actos en los que la parte, por medio de
influjo psicológico, intenta obtener del juez algo que este puede concederle o no según se convenza del mérito de la
postulación (actos de petición, afirmación y prueba); actos de petición tienen por objeto determinar el contenido de
una pretensión, la cual puede referirse a lo principal o a cuestiones accesorias o de procedimientos; actos de afirmación
que son proposiciones formuladas en el proceso dirigidas a deparar en el tribunal de conocimiento de los hechos en que
se funda la pretensión; actos de prueba tienen por fin hacer ingresar al proceso material de conocimiento para
convencer al juez de la verdad de nuestras afirmaciones; actos de disposición en los cuales las partes no intentan
obtener algo del juez sino que, directamente, disponen de la relación procesal y el tribunal solo es comunicado de ello
(son los actos de allanamiento, desistimiento y transacción)
c.- Los actos de terceros se dividen en: actos de prueba que son los más importantes y se pueden ejemplificar con la
declaración de testigos y el dictamen pericial; actos de cooperación que son una gama muy variada de actos que
realizan los terceros por orden de los tribunales; actos de decisión.
Todos estos actos quedan debidamente asentados en un legajo escrito que se denomina expediente: el legajo de
actuaciones o piezas escritas que registran los actos procesales realizados en un juicio, ordenadas cronológicamente y
foliadas en formas de libro, provistas de una carátula destinada a su individualización.
Elemento tecnológico del proceso. El objeto o fin del proceso. Históricamente predominaron dos corrientes de
pensamiento. Para algunos, el proceso cumple fines públicos tales como la vigencia del derecho objetivo o el
mantenimiento de la paz social. Para otro, el fin del proceso es la satisfacción del derecho subjetivo. A la primera se la
denomina corriente publicística, y a la segunda corriente privatística del proceso.
Esos dos tipos de enfoques generan dos concepciones totalmente diferentes del proceso. Según el contenido de orden
público que ostentan, predomina una concepción o la otra y la doctrina ha encontrado una fórmula conciliadora
sosteniendo que, desde el punto de vista de la parte:
-el fin inmediato del proceso es la satisfacción del derecho subjetivo y mediante la vigencia del derecho objetivo;
-el fin inmediato del proceso es la vigencia del derecho objetivo y la satisfacción del derecho subjetivo o interés
individual.
El proceso judicial tiene una serie de etapas:
-afirmación: es la presentación que hace la pretendiente para dar inicio al proceso. Es el actor del proceso quien expone
la existencia de un conflicto que se da en el plano de la realidad y pide una solución conforme a la norma jurídica que ha
sido desconocida en lo fáctico. Proceso civil: demanda; proceso penal: acusación.
-negación: es realizado por el resistente siendo el ámbito civil el demandado y en el penal el imputado. Proceso civil:
contestación de la demanda; proceso penal: defensa.
-conformación o prueba: se producen las pruebas ofrecidas por las partes, se fijan y recepcionan audiencias, se libran
oficios, en fin, se aporta el proceso todas las medidas probatorias que avalan el derecho de las partes, y pueden servir
para fundar o contradecir el derecho de ellas, pues se adquieren para el proceso. El juez admite acreditar las posiciones
para evaluar y conocer acerca de los hechos, es el momento de la prueba. En el ámbito penal se invierte la carga de la
prueba debido a que toda persona es inocente hasta tanto se logra demostrar lo contrario, tarea ésta a cargo del
estado.
-alegación: cada una de las partes intervinientes deben formular conclusiones respecto de lo probado. Con estos
alegatos se persigue el fin de convencer de cada posición al tribunal. Se cierra la agregación de pruebas, y a la vez les
brinda oportunidad a las partes para que aleguen.
-sentencia: solo hay actividad del juez que anteriormente tenía una postura de sujeto receptor de ahora en adelante se
convierte en emisor de sentencia, que es el acto judicial que resuelve el conflicto. Esto se realiza mediante la aceptación
por parte del tribunal de alguna de las posiciones más la aplicación de una norma jurídica que preexiste en abstracto
con carácter general.
El objetivo final del proceso judicial es la sentencia.

Segunda parte. La pericia psicológica.

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Consiste en una serie de encuentros entre el psicólogo (perito) y la persona de la que se requiere la pericia (peritado),
cuya finalidad es responder una serie de preguntas (puntos periciales). El perito puede hacer uso de los recursos que
considere necesarios (entrevistas, baterías de tests, etc.). Culmina en un informe escrito que se denomina dictamen
pericial.
La pericia psicológica obedece a reglas generales de la producción de la prueba pericial, las cuales se establecen en los
códigos de procedimientos respectivos, según el fuero. Lo mismo rige para las regulaciones vigentes en torno al
desempeño como perito.
La prueba pericial en general. La peritación es una actividad procesal desarrollada en virtud de encargo judicial,
realizada por personas distintas de las parte del juicio, especialmente calificadas por sus conocimientos técnicos,
artísticos o científicos.
Tiene por función u objeto proporcionar al juez argumentos y/o razones para facilitar la formación de su
convencimiento respecto de ciertos hechos cuya percepción o cuyo entendimiento escapa a las aptitudes del común de
las gentes. Por lo general se solicita en el período probatorio.
La pericia es un instrumento probatorio entendiendo por tal, todo medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho.
Hay que tomar en cuenta nociones fundamentales:
1) Órgano de la prueba: al elemento personal o material: el testigo, el perito, el documento, etc., son personas que
suministran al juez el conocimiento de los hechos; serán los elementos materiales y personales de la prueba.
2) Medios de prueba: a la actividad desarrollada por el órgano: el testimonio, el dictamen pericial, lo que contiene el
documento.
3) Fuentes de la prueba: son los hechos narrados o explicados, dados por los órganos a través de los medios.
Dentro de los medios regulados por nuestra ley procesal nacional, se encuentran en orden legal: la prueba documental,
la prueba informativa, la prueba confesional, la prueba testimonial, la prueba pericial o de peritos, y el reconocimiento
Judicial. A estos le han adicionado otros denominados “nuevos medios de prueba”, ante los avances científicos y
tecnológicos. Estos pueden ser admitidos siempre que no violen las reglas procesales.
La pericia se solicita cuando el juez necesita apreciar o conocer algún hecho o circunstancia pertinente a la causa, que
requiera de conocimiento especial en alguna ciencia, arte o técnica.
El órgano de la prueba: el perito. Hay diferentes tipos:
-Perito oficial: es el oficial que trabaja en relación de dependencia con la justicia. Puede desempeñar su labor en la
asesoría pericial perteneciente al Cuerpo de Psicólogos Forense o en un juzgado. El perito oficial no debe aceptar el
cargo en cada proceso que partícipe, puesto que presta juramento en el momento en que asume como funcionamiento
del poder judicial.
-Perito de oficio: el psicólogo debe inscribirse en las listas respectivas. Su relación con la justicia es un contrato para
actuar en determinado juicio, para lo cual es convocado por el juez.
-Perito de parte: la función del delgado o consultor técnico tiene por objetivo la mejor preservación de los intereses de
la parte litigante que lo contrata, asesorando a la parte y controlando las diligencias periciales llevadas a cabo por el
perito de oficio y/o perito oficial, según el caso. Se trata de un profesional independiente que es auxiliar de la parte que
lo contrata. La parte no está obligada a exponer las conclusiones que el perito le informa cuando le son desfavorables.
El cargo de perito es obligatorio, salvo el establecimiento de una causa atendible que fundamentalmente el
rehusamiento a ejercer el desempeño del cargo.
Para ser perito, deben cumplir con criterios de capacidad, competencia e idoneidad.
En los códigos procesales se establece una serie de situaciones en que el perito tiene la obligación de excusarse de
participar en el juicio, o puede ser recusado por una de las partes. Las causales de excusación/recusación son las mismas
que para los jueces. “Llámese recusación al remedio legal de que los litigantes pueden valerse para excluir al juez del
conocimiento de la causa, en el supuesto de que las relaciones o actitudes de aquél con alguna de las partes, o con la
materia del proceso, sean susceptibles de poner en duda la imparcialidad sus decisiones. La excusación tiene lugar
cuando concurriendo las mencionadas circunstancias, el juez se inhibe espontáneamente de conocer en el juicio”.
Los puntos periciales enuncian la perspectiva cobra el hecho que genera controversia. Consisten en una serie de
preguntas que las partes realizan el perito oficial o de oficio. Su labor consiste entonces en dar respuesta a estas
cuestiones, teniendo en cuenta los alcances y los límites que imponen tanto el estatuto epistemológico de la disciplina
como los principios éticos y legales a los que los profesionales psicólogos estamos obligados. Su contenido y perspectiva
varían según el fuero en el que se actúa; quienes los redactan, usualmente los abogados de las partes o peritos de parte;
quienes los proponen, por regla general, los partes; quien los designa o fija (juez, fiscal, juez de garantía).
Trayectoria judicial usual del perito de oficio. Aquellos profesionales que estén interesados en desempeñar prácticas en
el campo jurídico forense como perito de oficio deben inscribirse, anualmente, en una lista a disposición de la Corte

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Suprema de la Provincia de Santa Fe. De esta manera, serán incorporados a las nóminas oficiales de peritos disponibles
para el año siguiente. Se debe presentar:
-formulario de inscripción para lista de Noviembre de Oficio
-fotocopia certificada del título
-constancia de matriculación
-certificado de conducta
Recepción de la cedula de notificación: una vez inscripto, los peritos son nombrados por sorteo, para cada causa.
Cuando el profesional ha salido sorteado, se anoticia mediante una cédula de notificación.
Aceptación del cargo: los peritos de oficio deben aceptar el cargo bajo juramento. El mismo se expresa en un acta.
Fijar fecha y lugar: una vez que se ha tomado contacto con el expediente, y habiendo verificado quién o quienes son los
sujetos de la pericia y cuáles son los puntos periciales a los que se debe responder, el perito debe establecer la cantidad
de entrevistas que considera necesarias para realizar la labor encomendada.
Se elabora y presenta un acta en la que se fija ficha, hora y lugar de realización de pericia. Se debe tener en cuenta que
es conveniente pautar las entrevistas entre 10 y 15 días después de la fecha de presentación del Acta, a los fines de
otorgar los tiempos necesarios para que las partes sean notificadas.
Entrevistas periciales: durante los encuentros pautados, el perito puede utilizar los recursos propios de su disciplina que
considere necesarios a los fines de recabar la información necesaria para contestar los puntos periciales. Es pertinente
aclarar que el perito tiene la potestad de recurrir a los recursos metodológicos que proporcione su disciplina, siendo de
su exclusiva responsabilidad la selección de aquellos que considere más adecuados para realizar su labor.
En la primera entrevista se debe:
-solicitar DNI al peritado, a los fines de acreditar la identidad del mismo;
-recabar el consentimiento informado;
-informar sobre los alcances del secreto profesional;
-solicitar matrícula profesional a los delegados de parte.
En todas las entrevistas:
-confeccionar un acta para cada encuentro;
-garantizar un encuadre adecuado.
El consentimiento protege el derecho de la persona a su autonomía y el secreto a la privacidad o confidencialidad. El
Código de Ética establece: “los psicólogos se comprometen a hacer propios los principios establecidos por la Declaración
Universal de los DDHH. Guardarán el debido respeto a los derechos fundamentales, la dignidad y el valor de todas las
personas, y no participarán en prácticas discriminatorias. Respetarán el derecho de los individuos a la privacidad,
confidencialidad, autodeterminación y autonomía”.
Sin embargo, en la práctica pericial el profesional psicólogo se enfrentará con situaciones problemáticas que involucran
derechos contradictorios, ambos de obligado cumplimiento.
La normativa básica que debemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones respecto de las acciones a realizar es:
-Código Penal de la Nación (art. 156 y 157);
-Código Civil de la Nación (derechos personalísimos);
-Ley de Salud Mental N° 26657;
-Ley de Derechos del Paciente N° 26529;
-Código de Ética Fepra;
-Ley de Protección Integral de Niños y Niñas y Adolescentes N° 26061.
El consentimiento informado es la manifestación expresa de la conformidad para realizar el procedimiento. En ningún
caso el consentimiento se debe dar por supuesto. Se debe informar al peritado acerca de: el objeto de la pericia y
participantes del acto pericial, y el alcance del secreto profesional para este acto específico.
El secreto profesional hace a la esencia de la labor profesional del psicólogo: el respeto a las personas exige el respeto a
la intimidad. El término privacidad puede tomarse como sinónimo de intimidad y se refiere al derecho de los ciudadanos
a limitar el acceso de otros a ciertos aspectos que pertenecen a la esfera personal. La confidencialidad hace referencia
tanto al derecho del paciente a que no sean reveladas las informaciones confiadas a otras personas, como el deber del
sigilo que compromete a quien o quienes reciben la confidencia. Por ello, el derecho a la privacidad del consultante está
protegido por nuestra legislación y su violación es considerada un delito.
Para cada entrevista es conveniente realizar un acta que deje constancia de que se ha celebrado el encuentro, así como
de quienes han participado del mismo. El objetivo de hacer constar en un documento la efectiva realización del
encuentro pericial, sus participantes y los medios o instrumentos utilizados protege a todos los interesados de posibles
objeciones o puesta en duda de la existencia del encuentro o de la presencia de uno u otro participante.

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Dictamen pericial. Una vez recabada la información necesaria, nos encontramos en condiciones de elaborar el dictamen,
el cual se trata de un informe escrito, que debe presentarse con copias para las partes.
Las partes o el juez pueden solicitar ampliación o realizar objeciones al dictamen, que el perito puede responder en
audiencia o por escrito. Las solicitudes de impugnación apuntan a cuestionar la validez del dictamen pericial. La nulidad
solo se puede solicitar por vicios procesales, en general, que no dañen gravemente a la parte afectada y que no sean
reparables oportunamente.
El dictamen pericial no es vinculante, lo cual implica que el juez puede apartarse de las conclusiones emitidas por el
perito. Para ello, debe fundar las razones por las cuales desestima la opinión del experto. Se expide la jurisprudencia
sobre el tema.
Modelo de dictamen pericial psicológico:

PUNTUACIONES SOBRE LA PERICIA PSICOLÓGICA (Olcese, 2017)


Resulta oportuno establecer una compilación en la que se recuperen algunas consideraciones dispersas en los textos,
haciendo pie en cuestiones que resultan relevantes en el ejercicio profesional y que son de consulta permanente por
parte de los profesionales que comienzan a establecer una práctica en este ámbito laboral.
Con frecuencia, las operaciones judiciales pretenden que el perito se pronuncie en función de conceptos que
pertenecen al campo jurídico. Esos conceptos y categorías tienen la particularidad de tener una pregnancia jurídico-
psicológica y esa condición no debe llamar a confusión ya que, en efecto, pertenecen exclusivamente a la ciencia del
derecho, a su lógica; esta situación requiere de los psicólogos, a nuestro juicio, establecer un límite que se puede
denominar de restricción.
Todo esto es relevante en la medida que, a los fines de llevar adelante una práctica profesional correctamente fundada,
es menester poder situar no solo cuál es la escuela psicológica a la que pertenecen las categorías empleadas en la
praxis, sino que también es requisito que tengan vigencia académica, estar formulados conforme al estado actual de la
cuestión y deben estar definidos en el universo discursivo de la disciplina en la cual el perito se ha formado.
El ámbito que nos ocupa debe ser abordado como campo problemático; un perito psicológico debe estar advertido de
que en el ámbito jurídico y forense pueden llevarse adelante prácticas profesionales que atenten contra los
instrumentos o normativas relativas a los Derechos Humanos, llegando a poder inducir cuestiones iatrogénicas. Esta
advertencia se establece a partir de una praxis que cuenta con el psicoanálisis en extensión.
La nominación “psicología en el ámbito jurídico y forense” implica que no se trata de “psicología jurídica y/o forense”.
Ámbito (o campo) remite a la ley 9538 del Ejercicio profesional de los psicólogos (1985) que considera la existencia de

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incumbencias profesionales. Es decir, no se trata de una asignatura o extensión disciplinar de la ciencia del derecho. Por
tal motivo se debe situar la existencia de un corte entre los discursos psicológicos y jurídicos. Dicho de otro modo, a
partir de una particular formación académica en una carrera de psicología, el psicólogo es interrogado desde la ciencia
jurídica para que exprese conclusiones en virtud de su formación.
Pericia. Aspectos generales. En un litigio las partes intervinientes administran un conflicto de intereses. El Dr. Omar
Benaventos examina los tres tipos de conflictos jurídicamente trascendentes que le interesan al Derecho Procesal: la
pretensión y la resistencia, el estado de incertidumbre y la violación de la conducta prescrita por la norma.
Dice que el tipo de conflicto pretensión-resistencia se origina en la existencia, en el plano de la realidad social, de una
pretensión por parte de un pretendiente y, frente a ella, la coexistencia de una resistencia de aquél frente a quién se
pretende un bien de la vida de trascendencia jurídica. El requerimiento jurídico no es satisfecho por aquél contra quién
va encaminado. El “pretendido” lo opone al “pretendiente” una resistencia de cumplimiento. El conflicto, que se ubica
en el plano de la realidad social, puede desembocar en una “pretensión procesal” por la que se perseguirá el dictado de
una sentencia “favorable” que sea “declarativa de condena”, “constitutiva de estado” o “de ejecución”. Ahora bien, si el
contenido jurídico de “lo pretendido” y “resistido” se remite a intereses transigibles, podrá ser procesado y sentenciado
por jueces o árbitros, y también auto-compuesto por las propias partes.
El conflicto de estado de incertidumbre consiste en un estado de incertidumbre jurídica. La función jurisdiccional pasa
por hacer cesar ese estado de duda que, en sí, constituye la situación conflictiva.
El último tipo de conflicto, la conducta que viola una prescripción normativa es aquel que puede asumir aquí otro cariz:
el mismo se produce al verificarse que una conducta humana entra en colisión con el “molde patrón” que el sistema
jurídico “previsionó” para ese supuesto.
Una vez que la parte actora ha presentado una demanda, corresponde que la parte demandada procesa a contestarla;
en alguno de esos dos acontecimientos puede plantearse la necesidad de consultar a profesionales de otras disciplinas
para que asesoren al juez a los efectos de poder emitir sentencia justa. Al abrirse el periodo de prueba se da lugar a la
realización de las pericias psicológicas que nos ocupan, consideradas un medio de prueba.
La prueba pericial es un medio para demostrar la existencia o no de hechos en cosas, lugares y personas dentro de los
procesos litigiosos y resulta ser una declaración de ciencia que no constituye un simple informe sobre lo ocurrido, sino
un juicio valorativo sobre lo que es objeto directo de verificación.
Al ser ofrecida la prueba pericial, se indicará la especialidad que ha de tener el perito y se propondrán los puntos de
pericia. Los puntos periciales deben ser claros y concretos. Empero, ¿qué ocurre cuando las preguntas se prestan a
confusión? Un perito psicológico puede solicitar aclaraciones o él mismo informar que se trata de un anacronismo, un
traslado automático impreciso, sin renunciar a la tarea en la medida que ha sido designado y tiene el derecho y la
obligación de llevar adelante lo encomendado.
Otra pregunta, en el fuero penal, que resulta una torpeza es la que refiere a si una persona ha sido víctima de violación.
Un psicólogo no puede expedirse acerca del concepto violación en la medida que éste implica un delito y resulta una
incumbencia de los operadores judiciales determinar la existencia de un ilícito. Un perito debe formular si existe o no
presencia de indicadores psicopatológicos compatibles con el padecimiento de agresión sexual, pero no puede avanzar
sobre categorías pertenecientes a una disciplina que no es la suya.
En todos los casos un perito psicólogo debe expedirse solo sobre lo que ha podido evaluar clínicamente y en ningún
caso podrá dar fe de los hechos denunciados; en virtud de esta circunstancia es que se ha expresado que un dictamen
es una declaración de ciencia y no una declaración testimonial.
Un profesional psicólogo no puede realizar futurología, siendo posible establecer solo lo que se denomina daño futuro
cierto, en el marco de una formulación cuidosa de esas conclusiones.
Por otra parte, los puntos de pericia no pueden ser respondidos por sí o por no, sino que deben contener de manera
fundada la opinión del profesional.
Siendo que las partes pueden asistir por sí o por delegado técnico a la realización de la pericia para hacer las
observaciones que consideren necesarias, es preciso aclarar que en modo alguno los peritos psicológicos pueden
plantear que la presencia de los delegados técnicos impiden el establecimiento de la transferencia en la labor pericial y
esto por las siguientes razones:
1) Una pericia no es un testimonio clínico, por tal motivo no requiere de la instalación de la transferencia. Sí debe
establecerse la empatía requerida.
2) El peritado no es un paciente. Las entrevistas no son sesiones.
3) No existe demanda de pericia. La tarea se desenvuelve a través de una designación.
4) Los honorarios que cobra el profesional que actúa como perito de oficio no son percibidos al finalizar las entrevistas,
sino que los regula el juez una vez que ha concluido el litigio y se perciben una vez que hay sentencia firme.
5) El perito no interpreta al peritado. Tampoco informa sus conclusiones al actor o imputado, sino al juez y a las partes.

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6) Lo que un psicólogo llega a saber por la intervención pericial no dispone del mismo nivel de secreto profesional que lo
que le es dado a conocer en la clínica. En la labor pericial debe dar a conocer exclusivamente lo que le es solicitado en
los puntos de pericia, ateniéndose con rigor a lo que éstos preguntan.
7) El perito debe hacer saber el peritado en qué consiste la tarea y que las conclusiones serán puestas en conocimiento
del juez y las partes a los efectos de producir la resolución del litigio (consentimiento informado).
El perito debe llevar adelante tres etapas fundamentales:
Etapa previa o preparatoria: tareas que abarcan la inscripción en la lista de peritos de oficio, cumplir con los requisitos
legales prescriptos, la designación, la aceptación del cargo y toma de posesión del mismo, la fijación de las fechas, hora
y lugar de realización de la pericia, el análisis de los puntos periciales, la lectura del expediente.
Etapa de ejecución del peritaje o de comprobación de los hechos: incluye la deliberación personal o en conjunto. El
perito de oficio no delibera con los delegados técnicos. Esta etapa es fundamental es la medida que la compulsa se
realiza sobre las cosas o personas para arribar a las conclusiones.
Etapa final: emisión del dictamen pericial en el que se arriba a las conclusiones. El dictamen de oficio se presenta por
escrito, con copias para las partes en litigio. Corresponde que el perito detalle las operaciones técnicas realizadas y los
principios científicos en que se funda para llegar a las conclusiones.
La labor pericial, una vez aceptado el cargo, es indelegable. El perito debe realizar él mismo todos los procedimientos en
las distintas etapas, aunque puede contar con colaboradores. Las operaciones técnicas y principios científicos
pertenecen a un ámbito del saber académico que es el cúmulo de conocimientos que el profesional psicólogo ha
adquirido en el cursado de las asignaturas de grado y postgrado.
Por lo general la pericia se realiza mediante entrevistas diagnósticas, de allí que la labor requiere conocimientos
pertenecientes al ámbito de la clínica. Cada profesional, según el marco teórico que ha elegido para llevar adelante la
prosecución de su abordaje profesionales, pone en juego el saber teórico y práctico. Por lo tanto, el perito procede en la
labor pericial desde la escuela psicológica que ha elegido como marco de referencia, a su cuenta y riesgo. El perito
establece las conclusiones en nombre propio, exponiendo su matrícula; o sea, tanto la exhibe como la pone en riesgo. El
perito puede llegar a ser interpelado, y de continuo lo es, por las partes en conflicto a fin de que de cuenta de los
fundamentos científicos en los que se soportan sus conclusiones.
El perito requiere tomar decisiones que hacen a la puesta en función de una lectura del caso, atenta a los
entrecruzamientos de los datos e indicios obtenidos del expediente, en el transcurso de las entrevistas y otras fuentes
que se establecen según cada circunstancia. La realización de una pericia implica el diseño de la intervención
atendiendo la singularidad, de la que dependerá, por ejemplo, la cantidad de entrevistas requeridas para producir el
dictamen. Las entrevistas debe establecerse en función del problema a resolver/responder y según el requerimiento de
resguardo tanto de las personas intervinientes como de las funciones que se ejercen en el trámite.
El dictamen pericial no es vinculante, es decir, el juez habrá de tomar las conclusiones emitidas por los peritos
intervinientes si éstas han logrado crear convicción en él. Dos son los destino del dictamen; si el juez no se atiende a sus
conclusiones debe expresar el motivo por el que se aparta de ellas. La otra posibilidad es que funde su sentencia
atendiendo los dichos periciales, a los que citará en mayor o menor medida, según considere oportuno.
Entonces, una pericia implica abordar el expediente en términos de caso. Un perito psicólogo no puede responder
aplicando consignas congeladas; no debe servirse de parámetros clínico que no sean lo de su disciplina; no puede
desconocer los aspectos jurídico-legales de la tarea; no puede pasar alto los aspectos deontológicos estipulados en el
ámbito de su colegiación.
Perito. Uno de los requisitos para actuar como perito es disponer de la idoneidad otorgada por el título habilitante en la
ciencia a la que pertenecen las cuestiones acerca de las cuales debe expedirse.
El perito es un auxiliar de la justicia y contribuye a esclarecer aquellos puntos que requieren conocimientos especiales,
sirviendo su dictamen como asesoramiento cuyo valor será apreciado según la profesionalidad y aptitudes de la persona
a quien se encomendó la tarea.
Las definiciones que se establecen a continuación valen tanto para un profesional psicólogo como para un médico o un
ingeniero ya que la condición de perito no dispone la especificidad disciplinaria desde el punto de vista de la definición
presente en los códigos. Implica que en la práctica cada profesional deberá atender a su particular formación para dar
contenido científico a los dictámenes e informes que realice.
Cuestiones generales:
1) El perito es un experto en alguna ciencia, arte u oficio. La condición de experto implica que un perito debe conocer
con solvencia el tema sobre el cual emite su opinión y debe conocer los modos en que se lleva adelante la procuración
de la tarea pericial.
2) El perito deberá proveer al juez y a las partes una opinión fundada académicamente. Se trata de llevar adelante el
análisis que cada caso requiere y éste debe ser especificado en su singularidad.

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3) En el dictamen deben expresarse los procedimientos llevados a cabo para su consumación, así como la aclaración del
marco conceptual desde el cual son emitidas las conclusiones; las conclusiones son enunciadas en nombre propio.
4) Es requisito crear convicción en el juez, ello implica que el magistrado debe disponer de argumentos que le permitan
tomar decisiones a la hora de dictar sentencia. Es decir, el juez tomará en cuenta la pericia en la medida que le haya
podido aclarar el asunto que se discute.
5) La pericia versa sobre determinadas circunstancias del litigio y el profesional es llamado en calidad de auxiliar.
6) Los operadores judiciales no pueden emitir sentencia sin apelar a conocimientos extrajudiciales. El saber de la ciencia
del derecho no alcanza a cubrir los distintos ámbitos del conocimiento sobre los cuales la sentencia debe expedirse.
7) Lo que se puede denominar hiancias del discurso del derecho, pone en juego la interdisciplina.
8) La decisión final corre por cuenta del juez de primera instancia, la que a su vez puede ser revisada en la alzada. La
sentencia implica una interpretación de la ley, que se hace en nombre propio, es decir, por cuenta y riesgo.
Un profesional, cuando emite un informe, un dictamen, una sentencia, etc., puede ser interpelado desde los distintos
lugares habilitados para tal fin.
En el ámbito del expediente judicial, la intervención puede no agotarse en el escrito que se presenta. El dictamen puede
ser declarado nulo, impugnado o requerir aclaraciones, ampliaciones, etc. El perito también puede ser convocado para
expresar y/o aclarar sus conclusiones en la audiencia de vista de causa o en el juicio oral.
Los peritos gozan de la libertad de establecer la metodología de investigación según su propio criterio e idoneidad.
Los peritos deben proceder de acuerdo con el estado actual del arte de la disciplina a partir de la cual emiten sus
dictámenes e informes (principio deontológico).
Perito de oficio. Un profesional puede ser convocado por la Justicia como perito de oficio. Este nombramiento está
reglamentado en los códigos de procedimiento, leyes especiales y acordadas de las distintas jurisdicciones judiciales que
especifican la idoneidad profesional que se acredita mediante el título habilitante.
Los objetivos fundamentales del perito de oficio son:
1) Generar un dictamen pericial basado en conocimientos científicos, técnicos o artísticos y habiendo actuado
objetivamente, conforme a derecho y en forma equidistante respecto de las partes.
2) Establecer un dictamen con la información suficiente para esclarecer al Juez en áreas ajenas al derecho, posibilitando
con este medio la prueba pericial que el juzgador pueda sustentar su sentencia. El perito debe aceptar formalmente el
cargo en sede judicial, previa recepción de la notificación judicial en el domicilio que constituyó al efecto cuando se
inscribió para actuar como tal.
Existe una circunstancia que afecta especialmente al perito de oficio. Zarco Pérez la aborda de la siguiente manera: “se
debe contemplar dos hipótesis: falta de colaboración que no impide practicar el dictamen, y la obstaculización que hizo
imposible practicarlo. Esa conducta se traduce en una de dos consecuencias: confesión ficta o indicio”.
En el ámbito de la clínica la expresión falta de colaboración no existe como tal; podría, en todo caso, aparecer como
falta de implicación o como resistencia al tratamiento, etc. Atendiendo a esta referencia es oportuno hacer algunas
consideraciones:
-la albor pericial implica el abordaje del caso en su singularidad;
-el peritado debe dar consentimiento informado respecto de qué trata la tarea y sus consecuencias judiciales;
-en todos los casos, la falta de colaboración debe ser interpretada contextualmente;
-el perito psicólogo pondrá en conocimiento del juez la circunstancia de la falta de colaboración en el marco de otras
consideraciones sobre el caso.
En relación al pedido de prórroga para rendir el dictamen, el perito de oficio puede pedirla solo una vez. Puede tener
asesores y colaboradores; permite articular la función de la supervisión de la tarea pericial sin hacer caer la calidad de
experto requerida (el supervisor debe guardar secreto profesional).
La presentación del dictamen al juez y su correspondiente traslado a las partes resulta a los efectos de que quede
controvertido; es decir, las partes involucradas en la Litis podrán solicitar las ampliaciones o aclaraciones y proponer
objeciones.
El dictamen no puede basarse en apreciaciones generales; los puntos de pericia no pueden responderse por sí o por no,
sino que requieren respuestas fundadas. Las conclusiones deben ser claras, exactas y sin vacilaciones, convincentes;
deben ser la consecuencia lógica de los fundamentos a los fines de que disponga de eficacia probatoria. El perito solo
dará a conocer exclusivamente aquello que le es preguntado. Cuando alguna de las partes aclara que el perito puede
comunicar todo aquello que haya podido aprehender del caso en el transcurso de la labor y lo considere oportuno a los
fines de informar al juez y a las partes, solo en ese caso el profesional podrá agregar contenidos que no se encuentran
expresamente referenciados en los puntos de pericia.
Esta categoría de perito dispone de las mismas causales de excusación o recusación que los jueces, en la medida que es
de rigor el principio de imparcialidad al realizar la tarea.

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El dictamen debe reunir los requerimientos formales exigidos para todos los escritos judiciales; debe manifestar de
forma detallada las metodologías de trabajo y los principios que fundan las conclusiones; deben presentarse tantas
copias como partes interesadas haya en el juicio; el original se agregará al expediente y el perito requerirá en mesa de
entrada copia sellada como acuse de recibo.
Perito oficial. Al igual que el perito de oficio, el perito oficial es un experto, auxiliar de la justicia, que colabora con el
juez en aspectos científicos, técnicos o artísticos requeridos para dilucidar cuestiones litigiosas que no pertenecen a la
competencia académica de un abogado pero que son requeridas en el quehacer del juzgador.
La diferencia es que el perito oficial está en una relación de dependencia con el Poder Judicial, es un asalariado que
procede a requerimiento de los jueces. En tanto funcionario del poder judicial tiene restricciones que a los peritos de
oficio no los alcanzan, según lo que expresa el art. 168 de la Ley Orgánica N° 10160:
1) No puede ejercer la profesión de manera privada, excepción hecha de la actividad académica;
2) No puede percibir honorarios;
3) No puede intervenir como perito a propuesta de parte;
4) No puede integrar los directorios de los respectivos colegios profesionales;
5) No puede integrar sociedades de personas o por acciones que tengan por objeto la prestación de servicios;
6) No puede integrar las listas de oficio en las causas que se sustancien en el territorio de la provincia, salvo casos de
juicios en los cuales la parte actúa con beneficio de litigar sin gastos.
El perito oficial no debe aceptar cargo ante el actuario para intervenir en las causas que se sustancian ya que ha
prestado juramento al asumir su función.
Esta categoría de perito dispone de las mismas causales de excusación o recusación que los jueces y debe respetar el
principio de imparcialidad al realizar la tarea.
Causales de recusación y excusación de los peritos de oficio y de los peritos oficiales. En el Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Santa Fe, debemos buscar: art. 189, art. 216, art. 190, art. 10.
La recusación del perito debe ser formulada dentro de los tres días, más uno de gracia, de notificado del decreto de
designación e imprimírsele trámite incidental. Planteada ante el juez, debe darse traslado al perito que podrá aceptarla
o rechazarla, debiendo en su caso el Tribunal ordenar la producción de la correspondiente prueba y resolver previa vista
de causa. La resolución que se dicte es inapelable.
La excusación del perito corresponde cuando este tiene conocimiento de la causal que le impide desempeñarse como
tal. Deberá presentarse en sede judicial el escrito correspondiente y, por ende, no podrá aceptar el cargo ni tomar
posesión del mismo.
El consultor técnico (perito de parte). La función del delegado o consultor técnico tiene por objetivo la mejor
preservación de los intereses de la parte litigante que la contrata, asesorando a la parte y controlando las diligencias
periciales llevadas a cabo por el perito de oficio y/o perito oficial, según el caso. Se trata de un profesional
independiente que es auxiliar de la parte que lo contrata (actora o demandada). La parte no está obligada a exponer las
conclusiones que el perito le informa cuando le son desfavorables. Se caracteriza por:
a.- No tiene que aceptar el cargo como el perito de oficio. Empero, sí debe constar en el expediente sus datos cuando
tiene por función controlar el desempeño del perito de oficio u oficial en el transcurso de las entrevistas periciales u
otras actividades procesales.
b.- Es una figura extra-procesal, por lo cual no puede ser recusado; sí puede ser reemplazado si la parte que lo contrató
así lo decide.
c.- Su naturaleza jurídica es análoga a la del abogado que defiende los intereses de la parte que lo contrató. Sin
embargo, atender los intereses de la parte no implica producir afirmaciones que impliquen, por ejemplo, enunciar
diagnósticos falsos o establecer diagnósticos cuali-cuantitativos que vulneren la subjetividad del actor o imputado, etc.
d.-Sus honorarios no están previstos expresamente en nuestro código para que integre la condena en costas; el
profesional debe fijarlos libremente en el momento de la locación de servicios.
e.- Al no ser auxiliar del órgano judicial, no está legitimado para presentar dictamen alguno. Solamente establece
informes para quien lo contrató.
f.- Su actuación es limitada. No puede participar en la emisión del dictamen pericial, porque es una función que le
compete solamente al perito de oficio u oficial. El informe técnico confeccionado por un consultor no es una pericia ya
que éste no presta juramento; las partes no tienen la posibilidad de recusarlo.
Breve reseña histórica sobre la labor pericial en nuestro medio. La actividad pericial es una práctica profesional cuyo
quehacer permaneció prácticamente elidido de la formación de grado en el ámbito de la Facultad de Psicología de la
UNR hasta el 2015 en que se consolidó como asignatura. Hasta ese momento la transmisión académica se limitaba a la
existencia de Seminarios Optativos de Pregrado con modalidad cuatrimestral. Apenas refrendada académicamente, la
inserción del psicólogo en esta área estuvo hasta hace algunas décadas ubicada en los márgenes tanto del discurso del

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derecho como de la psicología. En la actualidad, la designación de oficio de peritos psicólogos y la convocatoria a
delegados técnicos ha revertido esa situación dando lugar al reconocimiento de un espacio teórico-práctico muy
complejo en el que ambas disciplinas abordan problemáticas que requieren de la interrogación y la tarea conjunta. La
función del psicólogo en este ámbito conlleva atender la subjetividad de aquellos que se encuentran implicados en
específicas causas judiciales, entendiendo por resguardo que las conclusiones periciales no deben producir
consecuencias iatrogénicas. Dicho de otra manera: la intervención pericial pera no ser iatrogénica deberá no
deshumanizar ni desubjetivizar al actor/imputado.
Según nuestro criterio, fueron los textos e intervenciones de Pierre Legendre los que a partir de la década del 70 en
Francia y en la del 80 compusieron el llamado diálogo entre el derecho y el psicoanálisis. Legendre impulsó y ayudó a
diseñar numerosas intervenciones en el campo psi-jurídico. También desde nuestro punto de vista, Chaumon fue quien
cuestionó el punto de vista legendreano; sin embargo, el ámbito quedó abierto para las prácticas y disputas. Que el
devenir político de las instituciones académicas y las modas que están presentes también en este ámbito, desalojaron
autores de la talla de D. Winnicott, por ejemplo, y otorgaron exclusividad a otros.
Un segundo término consideramos que el campo de las pericias psi en nuestro país ha contado con la participación
crítica del Dr. Mariano N. Castex.

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LA ÉTICA EN LA PSICOLOGÍA Y SU RELACIÓN CON LOS DERECHOS HUMANOS (Ferrero, 2000)
Se analizará el tratamiento de la dimensión ética en psicología, la cual ha ido cobrando en nuestro país un perfil
claramente deontológico. Este hecho se encuentra vinculado a la creciente formalización de la psicología como
profesión a partir de la creación de las carreras de psicología en la década del 50.
Desde esta perspectiva, se plantean tres niveles diferentes de compromiso del profesional psicólogo: el referido a su
condición de ciudadano, a su condición de profesional de la salud, y a su condición de psicólogo.
El tratamiento de la dimensión ética en psicología, ha ido sufriendo un lento deslizamiento desde la reflexión
epistemológica en juego, hacia una vertiente deontológica. Se cree que este deslizamiento se halla vinculado a una
creciente formalización de la psicología como profesión, especialmente a partir del surgimiento de las carreras de
psicología, a mediados de la década del 50.
Dichas carreras aparecen en el cruce de dos órdenes de ideas diferentes. Por un lado, luego de la 2da Guerra Mundial,
se intensifica a nivel internacional, la consideración de la psicología como una profesión al servicio del bienestar
humano; se enfatizaría el papel de la psicología como una disciplina aplicada, destinada a resolver los problemas del
campo de la salud, educación, trabajo, etc. Por otro lado, como segundo órdenes de ideas, la aparición de las carreras
de psicología se inserta en un contexto de incipiente industrialización del país, el cual renovaría las prácticas
relacionadas con el trabajo y la educación; en este contexto, adquirió relevancia la psicotecnia y orientación profesional,
destinada a indagar las aptitudes de los sujetos a efectos de una correcta selección y orientación en el trabajo y la
educación.
A partir de ese momento la necesidad de regular el ejercicio de la profesión, condujo, en el caso argentino, a un fuerte
conflicto de intereses profesionales, y a la sanción de la ley del ejercicio profesional de la medicina, la cual consideraría
al psicólogo como auxiliar del médico. Ello generaría también, en 1980, la Resolución sobre Incumbencias del Título de
Psicólogo por parte del Ministerio de Educación, que expresamente prohibía para el psicólogo el ejercicio de la
psicoterapia, del psicoanálisis y la administración de psicotrópicos. Cinco años después, dicha Resolución sería
modificada, al incluir entre las incumbencias del psicólogo aquellas directamente relacionadas con la práctica
psicoterapéutica. Al mismo tiempo, luego de Malvinas, y desde la recuperación de la democracia, el ejercicio profesional
de la psicología sería reconocido de manera autónoma en todas las jurisdicciones del país.
En cualquier caso, lo que interesa para la problemática es que un primer análisis de lo que implica la dimensión ética
para la psicología nos exige centrar las responsabilidades del profesional en un marco mucho más amplio que el
estrictamente circunscripto al ejercicio de la profesión, ya que los supuestos éticos con los que debe manejase no deben
quedar exclusivamente circunscripto a dicho marco.
Desde esta perspectiva podríamos plantear que el psicólogo se halla inmerso en lo que se podría considerarse como tres
niveles de compromiso diferentes:
1) El primero de ellos es aquél en el cual el psicólogo es un ciudadano. Desde este punto, deberá atenderse a todas las
obligaciones que como tal le atañen. Podríamos señalar la Declaración Universal de los Derechos Humanos (se la incluye
en la problemática porque su contenido fue incorporado a la CN de 1994, por su propio contenido que incluye artículos
de interés general especialmente relacionados con el derecho a la salud, porque las Incumbencias han completado el rol
del profesional del psicólogo como promotor de los derechos humanos, y porque declaraciones regulatorias del
ejercicio profesional se han inspirado en la Declaración y la han instituido como principio ineludible que debe guiar el
conjunto de actividades profesionales); la Convención Americana sobre Derechos Humanos (también fue incorporada a
la CN, y algunos derechos y garantías protegidos se encuentran directamente relacionados con la profesión del
psicólogo); entre otros. Todos los documentos, al mismo tiempo que constituyen derechos ineludibles de los
ciudadanos, implican deberes y obligaciones, no solo por parte de los poderes públicos, sino también por parte de cada
uno de los ciudadanos, en el nivel de compromiso y de responsabilidad que les corresponda.
En síntesis, el compromiso con los derechos humanos y la dignidad de las personas, adquieren el valor de una
obligación ética para todo ciudadano, y por tanto forma parte de las regulaciones específicas del ejercicio de la
psicología.
2) En un segundo nivel, el profesional psicólogo debe regirse por las reglamentaciones atinentes a la comunidad de
pares en sentido amplio, es decir, los profesionales de la salud. Esto está justificado en lo que habitualmente se
entiende como la doble vertiente de la psicología, tanto como disciplina científica y como profesión. El psicólogo no
puede eludir su compromiso con determinadas normas que han venido a garantizar derechos fundamentales que
comprometen el ejercicio del psicólogo, aun en ámbitos de la práctica profesional distanciados del campo clínico.
Cabe consignar el Código de Nuremberg, el Código Internacional de Ética Médica, las Recomendaciones para la guía de
los médicos en investigaciones biomédicas que involucran sujetos humanos, y la Declaración Hawai (Implicancias éticas
específicas de la psiquiatría).

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Más allá de algunas diferencias específicas, todas estas reglamentaciones que regulan el ejercicio del profesional de la
salud en sentido amplio cuentan con una serie de elementos en común, entre ellos:
-los profesionales de la salud deben respetar los derechos individuales de los pacientes;
-un profesional de la salud está obligado a prestar asistencia en caso de ser necesario;
-tanto el tratamiento como la investigación en salud, deben hacerse con el consentimiento y conocimiento del paciente,
y siempre que implique un beneficio para el mismo;
-el paciente tiene el derecho a negarse a participar como objeto de una investigación, y aún de un tratamiento, salvo en
casos excepcionales;
-debe respetarse la confidencialidad de los datos obtenidos.
Podemos concluir que según las regulaciones abordadas, el ejercicio profesional en el campo de la salud deberá
sustentarse no solo en un desarrollo científico y técnico de la mayor calificación posible, sino también en un ineludible
compromiso ético, cuyo alcance y temáticas, tales declaraciones han profundizado.
3) El tercer nivel es que el psicólogo es miembro de una comunidad de pares en sentido estricto, o sea está referido
específicamente al ejercicio de la psicología. Las regulaciones éticas al ejercicio profesional de la psicología emanadas
del propio campo profesional y científico de la misma, los llamados habitualmente códigos de ética profesional, han
tenido una larga impronta en comunidades científicas y profesionales más establecidas que la nuestra. En nuestro país,
los estudios actuales se centran en diversas clases de análisis en relación a los códigos deontológicos en general, o a la
particularidad de alguno o algunos de ellos.
Dentro de este tercer nivel encontramos los códigos deontológicos específicos con los que contamos para la regulación
del ejercicio de la profesión, como así también consensos más generales a nivel nacional o regional.
Por otro lado, los Códigos de Ética sancionados por distintos Colegios Profesionales en varias provincias del país, siguen
mantenimiento su vigencia, por constituir la norma a la cual deben ajustar su cometido, tanto los profesionales
colegiados en dichas instituciones, como los Tribunales de Disciplina o de Ética, establecidos en dichas jurisdicciones. En
todo caso, debe señalarse que la situación no es homogénea en todo el país, ya que existen varias jurisdicciones, en las
cuales no existe colegiación obligatoria para el ejercicio de la profesión, y el control de la matrícula está reservado a la
Secretaría o Dirección de Salud Pública que carece de Códigos de Ética específicos para el control del ejercicio de la
psicología.
Hay que destacar la diferencia entre una Asociación Profesional, entendida como una asociación civil, y un Colegio
Profesional como Colegio de Ley. La primera está conformada voluntariamente y no otorga la matrícula profesional, no
cuenta con un Tribunal de Disciplina o Tribunal Ético; el segundo exige la colegiación obligatoria para el otorgamiento de
la matrícula, y por ende para el ejercicio de la Profesión, contando además con el Tribunal de Disciplina o Tribunal Ético,
que constituye el organismo encargado de fiscalizar el ejercicio de la profesión, pudiendo establecer sanciones como
suspensiones o cancelación de la matrícula.
Si bien esta tercera instancia es la que más compete al desempeño profesional del psicólogo, es de suma importancia
poder contextualizar dicho campo en un marco más amplio, desde donde poder dar cuenta de una dimensión ética que
no se circunscriba exclusivamente a una serie de artículos con directivas prácticas. Dicho articulado, en todo caso,
deberá ser pensado como la consecuencia de un compromiso ético abarcativo, empezando por el respeto irrestricto de
los derechos humanos.

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