Cristo Coronado Rey
Cristo Coronado Rey
Cristo Coronado Rey
INVITACIÓN
PARA
CONQUISTAR EL
REINO DE DIOS
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Oremos
Dios todopoderoso y eterno, concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina
le enseñe a cumplir, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Revelación Divina de Nuestro Señor Jesucristo
San Juan 3 : 13 – 15
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el
cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también
es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en
él tengan Vida eterna.
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Colegio Apologético Conciencia de Dios
San Lucas 23 : 34
«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
1 de Corintios 2 : 7 – 8
“Enseñamos el misterio de la sabiduría divina, el plan secreto que estableció Dios desde el
principio para llevarnos a la gloria. Esta sabiduría no fue conocida por ninguna de las
cabezas de este mundo, pues de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la
Gloria.”
Primera exhortación de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo nos exhorta a perdonarnos uno a otros, para encontrarnos en el
amor que nos da la vida. Y ya que has aprendido con estas palabras a sanar tus heridas,
decídete a usar de estas medicinas, y así, recuperada ya tu salud, podrás acercarte
confiado a la mesa santa y salir con gran gloria al encuentro del Señor, Rey de la Gloria, y
alcanzar los bienes eternos por la gracia, la misericordia y la benignidad de nuestro Señor
Jesucristo.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al
mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
En nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo el Amor de Dios Nuestro Padre Celestial
y la Comunión del Espíritu Santo. Descienda sobre vosotros
Te alabamos y te bendecimos Padre, porque asi tú los has querido.
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Jerusalén, extiende a todos la acusación conversión (cf. Rom 2, 4). Con la dureza
de "ignorancia" (Act 3, 17; cf. Lc 23, 34) y de su corazón impenitente acumularía
la oferta del perdón (Act 3, 19). Para todos cólera sobre sí para el día de la ira y de la
nosotros es consolador saber que, según revelación del justo juicio de Dios (cf. Rom
la Carta a los Hebreos, Cristo crucificado, 2, 5). No obstante, también Cristo al morir
Sacerdote eterno, permanece siempre pidió por él perdón al Padre, aunque fuera
como el que intercede en favor de los necesario un milagro para su conversión.
pecadores que se acercan a Dios a través ¡Tampoco él, en efecto, sabe lo que hace!
de Él (cf. Heb 7, 25).
6. Es interesante constatar que ya en el
Él es el Intercesor, y también el Abogado, ámbito de las primeras comunidades
el "Paráclito" (cf. 1 Jn 2, 1), que, en la cruz, cristianas, el mensaje del perdón fue
en lugar de denunciar la culpabilidad de acogido y seguido por los primeros
los que lo crucifican, la atenúa diciendo mártires de la fe que repitieron la oración
que no se dan cuenta de lo que hacen. Es de Jesús al Padre casi con sus mismas
benevolencia de juicio; pero también la palabras. Así lo hizo San Esteban
conformidad con la verdad real, la que protomártir, quién, según los Hechos de
sólo Él puede ver en aquellos adversarios los Apóstoles, en el momento de su
suyos y en todos los pecadores: muchos muerte pidió: "Señor, no les tengas en
pueden ser menos culpables de lo que cuenta este pecado" (Act 7, 60). También
parezca o se piense, y precisamente por Santiago durante su martirio, según dice
esto Jesús enseñó a "no juzgar" (cf. Mt 7, Eusebio de Cesarea, tomó los términos
1): ahora, en el Calvario se hace de Jesús en demanda de perdón
intercesor y defensor de los pecadores (Eusebio, Historia Ecles. II, 23, 16). Por lo
ante el Padre. demás, ello constituía la aplicación de la
enseñanza del Maestro que les había
5. Este perdón desde la cruz es la imagen recomendado: "Rezad por los que os
y el principio de aquel perdón que Cristo persigan" (Mt 5, 44). A la enseñanza,
quiso traer a toda la humanidad mediante Jesús añadió el ejemplo en el momento
su sacrificio. Para merecer este perdón y supremo de su vida, y sus primeros
positivamente, la gracia que purifica y da seguidores siguieron este ejemplo
la vida divina, Jesús hizo la ofrenda perdonando y pidiendo el perdón divino
heroica de Sí mismo por toda la para sus perseguidores.
humanidad. Todos los hombres, cada uno
en la concreción de su propio yo, de su 7. Pero tenían presente también otro
bien y mal, están, pues, comprendidos hecho concreto sucedido en el Calvario y
potencialmente e incluso se diría que que se integra en el mensaje de la cruz
intencionalmente en la oración de Jesús como mensaje de perdón. Dice Jesús a un
al Padre: "perdónalos". También vale para malhechor crucificado con Él: "En verdad
nosotros aquella petición de clemencia y te digo, hoy estarás conmigo en el
como de comprensión celestial: "Porque paraíso" (Lc 23, 43). Es un hecho
no saben lo que hacen". Quizá ningún impresionante, en el que vemos en acción
pecador escapa a esa ausencia de todas las dimensiones de la obra salvífica,
conocimiento y, por tanto, al alcance de que se concreta en el perdón. Aquel
aquella impetración de perdón que brota malhechor había reconocido su
del corazón tiernísimo de Cristo que culpabilidad, amonestando a su cómplice
muere en la cruz. Sin embargo, esto no y compañero de suplicio, que se mofaba
debe empujar a nadie a no tomar en serio de Jesús: "Nosotros con razón, porque
la riqueza de la bondad, de la tolerancia y nos lo hemos merecido con nuestros
de la paciencia de Dios hasta no hechos"; y había pedido a Jesús poder
reconocer que tal bondad le invita a la participar en el reino que Él había
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San Lucas 23 : 43
«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Apocalipsis 19 : 9
«Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero». Y
agregó: «Estas son verdaderas palabras de Dios».
Segunda exhortación de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo, nos exhorta a compartir el mensaje Divino de Dios, Nuestro
Padre Celestial: que todos estamos invitados a las Bodas del Cordero.
San Mateo 22 : 8 – 10
Luego dijo el Rey a sus servidores: “El banquete nupcial está preparado, pero los invitados
no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que
encuentren”. Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron,
buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
En nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo el Amor de Dios Nuestro Padre Celestial
y la Comunión del Espíritu Santo. Descienda sobre vosotros
Te alabamos y te bendecimos Padre porque asi tú los has querido
San Juan 19 : 26
«Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre».
San Lucas 9 : 57 – 58
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!». Jesús le
respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del
hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Tercera exhortación de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo nos hereda el único tesoro terrenal, que es su Santa Madre y
como discípulos amados del Señor, nos invita a recibirla en nuestros hogares y en nuestros
corazones, para que seamos guiados por ella ante su presencia.
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San Juan 19 : 27
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
En nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo el Amor de Dios Nuestro Padre Celestial
y la Comunión del Espíritu Santo. Descienda sobre vosotros
Te alabamos y te bendecimos Padre porque asi tú los has querido
San Mateo 47 : 46
«Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?».
Filipenses 2 : 6 – 8
Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía
guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de servidor
y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló
hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
Cuarta exhortación de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo, en su condición humana, despojado de toda divinidad, nos
exhorta a mantener nuestra comunicación con Nuestro Padre Celestial, a través de la
Oración y nunca desfallecer.
Efesios 6 : 18 – 20
Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu.
Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, y también
por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio
del Evangelio, del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar
libremente de él, como debo hacerlo!
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
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San Juan 19 : 28
« Tengo Sed. »
Salmo 42 : 2 – 3
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de mi Dios?
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Colegio Apologético Conciencia de Dios
San Juan 19 : 30
« Todo se ha cumplido. »
San Juan 6 : 37 – 40
“Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque
yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado,
sino que lo resucite en el último día. Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que
al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»”
Sexta exhortación de Nuestro señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo, nos exhorta a mantenernos despiertos en la Obra Divina, y así
podemos concluir con las palabras del apóstol Pablo: Imítenme a mí como yo imito a Cristo
Jesus Nuestro Señor.
2 de Timoteo 4 : 6 – 8
Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se
aproxima: he mantenido hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y
ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en
ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que han aguardado con amor su
Manifestación.
«Señor todo se ha cumplido según tu Palabra».
En nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo el Amor de Dios Nuestro Padre Celestial
y la Comunión del Espíritu Santo. Descienda sobre vosotros
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Te alabamos y te bendecimos Padre porque asi tú los has querido.
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San Lucas 23 : 46
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
Romanos 8 : 28 – 30
Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman, de
aquellos que él llamó según su designio. En efecto, a los que Dios conoció de antemano,
los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre
muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los
justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
Séptima exhortación de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro señor Jesucristo, nos exhorta que, en el momento de nuestro tránsito a la Ciudad
Celestial, nuestro hombre Exterior entregue nuestro hombre Interior a Nuestro Padre
Celestial, por el bien recibido de nuestro noble huésped.
Padre Celestial, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, encomendamos nuestro
espíritu, Para que sea recibido en su santa gloria.
En nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo el Amor de Dios Nuestro Padre Celestial
y la Comunión del Espíritu Santo. Descienda sobre vosotros
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu sacrifico has redimido al mundo.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Te alabamos y te bendecimos Padre, porque asi tú los has querido.
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La solemnidad de Jesucristo, Rey del manos están traspasadas por los clavos;
Universo corona el año litúrgico y este no posee un tesoro, pero es vendido por
Año santo de la misericordia. El Evangelio treinta monedas.
presenta la realeza de Jesús al culmen de
Verdaderamente el reino de Jesús no es
su obra de salvación, y lo hace de una
de este mundo (cf. Jn 18,36); pero
manera sorprendente. «El Mesías de
justamente es aquí —nos dice el Apóstol
Dios, el Elegido, el Rey» (Lc 23,35.37) se
Pablo en la segunda lectura—, donde
muestra sin poder y sin gloria: está en la
encontramos la redención y el perdón (cf.
cruz, donde parece más un vencido que
Col 1,13-14). Porque la grandeza de su
un vencedor. Su realeza es paradójica: su
reino no es el poder según el mundo, sino
trono es la cruz; su corona es de espinas;
el amor de Dios, un amor capaz de
no tiene cetro, pero le ponen una caña en
alcanzar y restaurar todas las cosas. Por
la mano; no viste suntuosamente, pero es
este amor, Cristo se abajó hasta nosotros,
privado de la túnica; no tiene anillos
vivió nuestra miseria humana, probó
deslumbrantes en los dedos, pero sus
nuestra condición más ínfima: la injusticia,
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Compartir y transmitir las maravillas de Dios; despertar el hombre interior que hay en
nosotros, y continuar con nuestro ministerio Real al servicio de Nuestro Señor Jesucristo;
para la Gloria de Dios Padre Celestial; conquistando el Reino de Dios, en fidelidad y
comunión con el Cuerpo de Cristo, que es la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
AMÉN
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